28.09.10

Huelgas, obreros y católicos

A las 12:46 AM, por Eleuterio
Categorías : General
 

Mañana miércoles, 29 de septiembre del Año de Nuestro Señor de 2010, se va a montar la marimorena a cuenta de las intenciones malsanas de una serie de personas aupadas al poder por no se sabe quién y no se sabe cómo. Me refiero a determinados sindicatos que se arrogan la representatividad de los trabajadores cuando es más que sabido que ni por cifras ni por ganas, la tienen.

Esto, aunque pueda parecer increíble a más de una persona desavisada tiene que ver, mucho, con lo católico porque el católico es una persona que vive en una sociedad determinada, el catolicismo una religión que no es de otro planeta sino del éste y en el que camina hacia el definitivo Reino de Dios y, por último, el comportamiento de uno y de otra ha de ser como ha de ser y no de otra forma manipulada o alterada.

Cuando Gila, el humorista ya fallecido, hacía una parodia de la Guerra Civil, había un momento en el que decía tal que así: “alguien me está disparando, alguien me quiere matar”… como queriéndose hacer el desentendido y haciendo ver que no supiera quien la ponía en su punto de mira.

Pues algo parecido está pasando, ha pasado, en los últimos días con el asunto de la huelga general y la posición que algunos pretenden defender al respecto de la que es de la Iglesia católica.

Alguien ha querido decir, alguien ha querido difundir la idea según la cual una parte de la Iglesia católica se apuntaba a la huelga general; alguien, con nombre y apellidos y cabeza sólo regular ha tratado de mover el árbol para que otros recojan las nueces (en expresión, digamos, mejorable, de Javier Arzallus; perdón Xavier).

Y, como Gila no decía más datos de quien se sabía que le disparaba, tampoco voy a decir quien es la persona que ha pretendido sembrar un poco de cizaña, labor particularmente de su gusto, en el seno de la Iglesia católica española. No diré, siquiera qué portal religioso dirige ni, siquiera, las siglas que le dan nombre. Tampoco diré en qué diario del mundo escribe, porque supongo, del buen saber de los lectores de este blog, que a esta hora ya lo habrán identificado.

Pues bueno, como es fácil suponer de lo dicho ná. Es decir, que el Consejo de Laicos de Madrid dijo lo que dijo porque debió estar mal aconsejado y luego, claro, viendo la manipulación que se había obrado con lo dicho, han tenido, no que dar marcha atrás sino dejar las cosas en su sitio y que no se pensara que el Presidente de la Conferencia Episcopal Española y, también, Arzobispo de Madrid, apoyaba una tan inicua huelga general.

Y es que cada cual, en materia religiosa y social, ha de saber dónde está y dónde se encuentra la labor que tiene que hacer. Sin embargo, lo que nunca se debe hacer, desde la Iglesia católica, es aparentar, siquiera, que se está con una posición que no va en defensa de los trabajadores sino, en todo caso, a favor de los espurios intereses de unos cuantos vividores de la vida social y que responden a la categoría de sindicatos.

Por otra parte o, mejor, para abundar en el tema, el blog de Tomás de la Torre, colega de InfoCatólica, para que nadie se lleve a engaño, manifestó una posición a la que me adhiero en su totalidad. Dijo, y dice, lo que sigue:

La huelga general es un puro teatro para aparentar que el sindicalismo vertical y obsoleto actual parece que se acuerda, ya demasiado tarde, de la cantidad de personas que no tienen trabajo. Al día siguiente de la huelga vendrá la selva de cifras de seguimiento. Y al tercer día todo seguirá igual, ¿hasta cuando?”.

Y los demás, aquellos que no saben si son católicos porque cada día demuestran que están más alejados del comportamiento de un católico; aquellos que pretenden hacer de su capa un sayo en cuanto a doctrina católica; aquellos que, sabiéndolo, deshacen cuanto pueden lo hecho a lo largo de los siglos; aquellos que tratan de manipular lo que está bien claro que está dicho; aquellos que, en fin, son como son, sería mejor que dejasen de enredar y se dedicaran a lo que, verdaderamente, saben: refocilarse en el fango de su engañoso sentido de lo religioso.

¡Ah!, por cierto, les pido a aquellas personas que forman parte de determinadas Pastorales Obreras que no hagan de su anécdota una categoría. Aquí nos conocemos todos.

Eleuterio Fernández Guzmán