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Eppur si muove - Vayamos a lo básico: ¿La religión es importante?

A las 12:25 AM, por Eleuterio
Categorías : General
 

Cuando allá por el 14 de agosto de 2009 empecé a publicar en esta categoría denominada “Eppur si muove” decía que “A partir de hoy viernes comienzo a escribir una serie de artículos que bajo el título “Eppur si muove” tratarán de la fe, de la Iglesia católica y de todo lo relacionado con una y otra”.

Entonces, en realidad, tenía que haber empezado por lo básico, elemental o esencial que no es otra cosa que preguntarse si la religión es importante o no lo es para el ser humano. De ahí a tratar de dilucidar si la que lo es católica tiene importancia va, sólo, un paso de especialización.

Muy conocida es aquella frase que dice que “la religión es el opio del pueblo” que viene a querer decir que adormece y entontece a quien cree y que, claro, hay que despreciarla.

Tal no es una visión ni real ni adecuada ni nada de nada sino, en todo caso, la expresión de alguien que del opio debía saber bastante.

Pero bueno, la religión, lo religioso y, en último término, lo católico, es apreciado y visto de muchas maneras.

Por ejemplo, cuando alguien dice que prefiere que la “religión esté, tan lejos como sea posible, relegada a lo privado y no en la arena pública“, no puede decirse que tenga una visión muy positiva de lo que supone la religión, lo religioso y, aquí, lo católico.

A esto le opone Benedicto XVI, en su reciente viaje a Inglaterra, que “Para los legisladores la religión no debe ser un problema que resolver sino un contribuyente vital a la conversación nacional” porque, en realidad, querer apartar a la religión, a lo religioso, de la realidad cotidiana es desconocer, en primer lugar, que la misma o el mismo son parte de la sociedad de la que no se les puede separar y en segundo lugar porque es negar la realidad de las cosas.

Por ejemplo, cuando alguien, Richard Dawkins dixit, que “Si sólo hay un Creador que hizo al tigre y al cordero, al guepardo y a la gacela, ¿a qué está jugando? ¿Es un sádico que disfruta siendo espectador de deportes sangrientos?” es que, en verdad, ni entiende nada de lo que es la fe ni sabe nada de lo que es creer ni, sobre todo, quiere ir más allá de su visión cientifista y alicorta.

A esto le opone Benedicto XVI que “Por consiguiente, la salvaguardia de la creación no responde primariamente a una exigencia estética, sino más bien a una exigencia moral, puesto que la naturaleza manifiesta un designio de amor y de verdad que nos precede y que viene de Dios” porque resulta necesario afirmar que la Verdad no deja de serlo porque se le opongan pensamientos alejados de la misma.

Así podríamos seguir un buen rato porque la religión y lo religioso son vistos según quien los ve y quien los mira. Pero, ciertamente, tanto una como otro no dejan de ser importante para la sociedad.

Es importante la religión, lo religioso y, aquí, lo católico porque frente a quien sostiene que son alienantes lo que, en verdad, provoca es esperanza en la persona que cree y le facilita llevar una vida, a veces, dura y, a veces, triste.

Es importante la religión, lo religioso y, aquí, lo católico, porque frente a quien sostiene que no aportan nada a la vida, quien cree sabe, a la perfección, que le proporciona consuelo en los momentos difíciles y apoyo en las tribulaciones.

Es importante la religión, lo religioso y, aquí, lo católico, porque frente a quien entiende que son algo aburrido, las personas que son fieles a sus creencias tienen a la misma como lo que aporta sentido a sus vidas y les ofrece la posibilidad de sentirse libres en un mundo, a veces, esclavizante y hedonista.

Es importante la religión, lo religioso y, aquí, lo católico, porque frente a quien sostiene que su forma de proceder no están de acuerdo con el que lo es del mundo, quien se considera hijo de Dios sabe que la ley del Creador está por sobre la que lo es humana y no, precisamente, al revés.

Es importante la religión, pues, porque, se pretenda decir lo que se quiera decir, creer, tener fe y ser fiel, no deja de ser una opción que, por cierto, han tomado, a lo largo de los siglos, millones, miles de millones, de personas que tienen como bueno y benéfico para sus vidas creer, tener fe y ser fieles.

Por eso no se entiende, y resulta difícil defender, el empecinamiento que, en muchas ocasiones, manifiestan aquellas personas que ni creen, ni tienen fe ni son fieles a unas creencias o a Dios.

Y es que saber, en cada momento, de Quién venimos y hacia dónde vamos, no nos hace peores sino, en todo caso, menos ciegos.

Eleuterio Fernández Guzmán