ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 14 de octubre de 2010

Santa Sede

El Papa aboga por una nueva generación de políticos católicos “sin complejos”

Benedicto XVI pide denunciar las injusticias que provocan la emigración

Un religioso mexicano, arzobispo de San Antonio (Estados Unidos)

Sínodo de los Obispos

Las Iglesias de Oriente Medio, invitadas a abrirse a las nuevas comunidades

Irán ve el sínodo de Oriente Medio con esperanza

Mundo

Posible intento de asesinato del cardenal Rodríguez Maradiaga

Haití: Asesinado un miembro de Caritas Suiza

Reportaje

Iglesias orientales: la Iglesia de tradición alejandrina

Chile vivió una jornada de Pascua

Entrevistas

Sobre la objeción de conciencia, victoria provida en Estrasburgo

Informe Especial

El primado del Romano Pontífice en la Codificación oriental

Mensaje a nuestros lectores

Intervenciones ante el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio

Documentación

Mensaje del Papa a las Semana Social Italiana


Santa Sede


El Papa aboga por una nueva generación de políticos católicos “sin complejos”
Mensaje a la Semana Social de Italia

REGGIO CALABRIA, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha abogado por una nueva generación de políticos católicos "sin complejos de inferioridad", en un mensaje enviado este jueves a la 46ª Semana Social de los Católicos Italianos.

En la misiva que fue leída ante los congresistas, en la localidad sureña de Reggio Calabria, el Papa considera que la actual crisis no es sólo económica, es también cultural, como lo demuestra la crisis demográfica que vive en particular Italia, la falta de respeto de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, de la dignidad de la persona, o la falta de salvaguarda del medio ambiente.

En este contexto, el obispo de Roma lanza "el llamamiento para que surja una nueva generación de católicos, personas interiormente renovadas que se comprometan en la actividad política sin complejos de inferioridad".

"Esta presencia, ciertamente, no se improvisa --aclara el Santo Padre--; es, más bien, el objetivo al que debe tender un camino de formación intelectual y moral que, partiendo de las grandes verdades en torno a Dios, al hombre y al mundo, ofrezca criterios de juicio y principios éticos para interpretar el bien de todos y de cada uno".

Por su parte, el pontífice alienta a la Iglesia en Italia a "empeñarse en la formación de conciencias cristianas maduras, es decir, ajenas al egoísmo, a la codicia de los bienes y al ansia de carrera y, en cambio, coherentes con la fe profesada, conocedoras de las dinámicas culturales y sociales de este tiempo y capaces de asumir responsabilidades públicas con competencia profesional y espíritu de servicio".

"El compromiso socio político, con los recursos espirituales y las actitudes que requiere, es una vocación alta, a la que la Iglesia invita a responder con humildad y determinación", concluye, encomendando a la Semana Social la tarea de proponer "una agenda de esperanza para el futuro del país".


 


 

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Benedicto XVI pide denunciar las injusticias que provocan la emigración
Así como ofrecer condiciones para que los inmigrantes se integren en la sociedad de acogida

REGGIO CALABRIA, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a denunciar las situaciones de injusticia, conflicto o miseria que obligan a hombres y mujeres a emprender el camino de la emigración para encontrar un futuro en otras tierras.

El pontífice ha analizado los nuevos desafíos que plantea el fenómeno de la emigración en un mensaje que ha sido leído este jueves durante la 46ª Semana Social de los Católicos Italianos, que en esta ocasión se celebra en Reggio Calabria.

Comienza la misiva constatando que este fenómeno "ha asumido proporciones imponentes". En Italia, al igual que la mayoría de los países de Europa, se han vivido desde hace algo más de dos décadas oleadas de inmigrantes procedentes de los países los países del Este de Europa, del Norte de África, de América Latina y de Asia.

"Superada la fase de la emergencia, en la que la Iglesia se ha empeñado con generosidad para la primera acogida, es necesario pasar a una segunda fase, que muestre, en el pleno respeto de la legalidad, los términos de la integración", asegura el Santo Padre.

"A los creyentes, como también a todos los hombres de buena voluntad", el Papa les pide "hacer todo lo posible para denunciar esas situaciones de injusticia, de miseria y de conflicto que obligan a tantos hombres a emprender el camino del éxodo".

Asimismo, les exhorta a promover "las condiciones de una inserción en nuestras tierras de cuantos quieren, con su trabajo y el patrimonio de su tradición, contribuir a la construcción de una sociedad mejor que la que dejaron".

Por otro lado, pide no olvidar que, "al reconocer el protagonismo de los inmigrantes, nos sentimos llamados a presentarles el Evangelio, anuncio de salvación y de vida plena para cada hombre y cada mujer".



 


 

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Un religioso mexicano, arzobispo de San Antonio (Estados Unidos)
Monseñor Gustavo Garcia-Siller era auxiliar de Chicago
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI nombró al hasta ahora obispo auxiliar de Chicago, monseñor Gustavo Garcia-Siller, MSpS, nuevo arzobispo metropolitano de la diócesis estadounidense de San Antonio, informó este jueves la Oficina de Información de la Santa Sede.

Al recibir la noticia de su nombramiento, el nuevo arzobispo de San Antonio mostró su “sentimiento de gratitud por la oportunidad de servir a las personas de la arquidiócesis”, informa la web del arzobispado estadounidense.

“Sentí una verdadera felicidad y una alegría moderada por una profunda conciencia de la gran responsabilidad que se me ha pedido abrazar”, confesó.

“Desde el momento en que dije 'sí', sentí, en la fe, un afecto profundo por la gente de la arquidiócesis de San Antonio”, añadió monseñor Garcia-Siller, que prevé instalarse en su nueva arquidiócesis el próximo 23 de noviembre.

En una rueda de prensa celebrada hoy en el Centro Pastoral de la arquidiócesis para presentar al arzobispo nombrado, el administrador apostólico, monseñor Oscar Cantú se mostró “encantado de que el Santo Padre nos envíe un pastor que conoce profundamente al Buen Pastor”.

Y calificó a monseñor Garcia-Siller como una persona “apasionada en su amor a Jesucristo, en su amor a la Iglesia y en su amor a sus ovejas”.

Nacido en San Luis Potosí (México) el 21 de diciembre de 1956, monseñor Garcia-Siller entró en la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo en 1973 y dos años después emitió su primera profesión.

De 1975 a 1984 estudió en el Instituto de Filosofía de Guadalajara, en México, y de 1980 a 1984 reali-zó sus estudios teológicos en el Saint John Seminary en Camarillo (California).

Allí obtuvo el Master of Divinity y el Master of Arts, después, en la Universidad Jesuita de Guadalajara estudió el Master of Psychology.

Fue ordenado sacerdote en Guadalajara el 22 de junio de 1984 para la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo.

Ejerció su ministerio en la parroquia de San José en Selma, en California, y fue rector de diversas casas de estudios de su congregación en California y en Oregón.

Entre 1999 y 2003 fue superior del vicariato Cristo Sacerdote de los Misioneros del Espíritu Santo en California, que incluye el territorio de los Estados Unidos y Canadá.

El 24 de enero de 2003 fue nombrado obispo auxiliar de Chicago y titular de Esco, y recibió la consagración episcopal el 19 de marzo de ese año. Además del inglés y el español, conoce el francés.

En la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos es presidente de la Región VII y miembro de la Subcomisión de Asuntos Hispánicos y de la Subcomisión de Asuntos Africanos Americanos.

Monseñor Garcia-Siller es el sexto arzobispo de la arquidiócesis de San Antonio y sucede al también mexicano arzobispo José Horacio Gomez, quien fue nombrado en abril de 2010 obispo coadjutor de Los Ángeles, para suceder al cardenal Roger Mahony, que tiene previsto retirarse a principios de 2011.

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Sínodo de los Obispos


Las Iglesias de Oriente Medio, invitadas a abrirse a las nuevas comunidades
“No debemos tener miedo”, afirma el cardenal Rylko
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, el cardenal Stanislaw Rylko, invitó a las Iglesias orientales a abrirse a los movimientos eclesiales y a las nuevas comunidades, en un mundo marcado por una “secularización generalizada”.

Durante los trabajos del Sínodo para Oriente Medio, el pasado 12 de octubre, el purpurado destacó la necesidad de “formar identidades cristianas firmes y convencidas, de despertar la audacia de una presencia visible e incisiva de fieles laicos en la vida pública”.

En referencia al nacimiento, tras el Concilio Vaticano II, de numerosos movimientos eclesiales y nuevas comunidades -“¡un verdadero don del Espíritu Santo!- consideró deseable que las “Iglesias de Oriente Medio se abran con una confianza creciente a estas nuevas realidades aglutinadoras”.

“No debemos tener miedo de esta novedad en lo que se refiere a método y estilo del anuncio que éstas llevan: se trata de una 'provocación' saludable que ayuda a salir de la rutina pastoral que siempre está al acecho y puede poner en peligro nuestra misión”, dijo durante la tercera congregación general.

“El futuro de la Iglesia en esta región del mundo depende precisamente de nuestra capacidad de estar dócilmente a la escucha de lo que el Espíritu dice a la Iglesia hoy, también a través de estas nuevas realidades aglutinadoras”.

Movimientos llamados a la misión

Durante las intervenciones conciliares de las diversas congregaciones, varios padres conciliares han reconocido el papel que los nuevos movimientos están teniendo en la vida de las comunidades locales.

En referencia a estos movimientos de Iglesia, el arzobispo de Tiro de los Greco-Melkitas (Líbano), monseñor Georges Bacouni, consideró que no son sólo “una nueva vitalidad para la oración y la vida evangélica”.

Son todavía más, añadió: “una capacidad inspiradora para numerosos hombres y mujeres, jóvenes y mayores, para permanecer en sus países como misioneros y servir a sus Iglesias locales con celo y obediencia”.

Invitando a alentar estas iniciativas, afirmó que es “crucial -incluso vital- para los obispos y el clero darse cuenta de que estos nuevos movimientos trabajan en y para la Iglesia y que su contribución no es una amenaza, sino un enriquecimiento a los esfuerzos de la Iglesia para catequizar a los fieles y preservar una presencia cristiana en Oriente Medio”.

Por su parte, el arzobispo titular de Damiette de los Greco-Melkitas (Jerusalén), monseñor Joseph Jules Zerey, destacó la importancia de “re-evangelizar” a las familias cristianas en Oriente Medio.

Mostró su aprecio por una cierta “renovación” en la Iglesia que ha permitido el nacimiento de movimientos y nuevas comunidades “que viven una dinámica misionera”.

“Me he encontrado estos últimos años en nuestros países árabes y en otros países, muchas familias que viven fuertemente su fe cristiana a pesar de las enormes dificultades de la vida cotidiana”, dijo.

Familias, añadió, que serán misioneras “por un vínculo personal, un amor profundo a Cristo fortalecido por la oración cotidiana, así como por el apoyo de pequeñas fraternidades o comunidades parroquiales, y se reúnen cada semana en torno a la Palabra de Dios”.

[Por Marine Soreau, traducción del francés por Patricia Navas]

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Irán ve el sínodo de Oriente Medio con esperanza
Afirma monseñor Thomas Meram, arzobispo de Urmya
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- ¿Cuál es el provecho de este sínodo y qué hará por los Cristianos de Oriente Medio?, fue la pregunta que se hizo esta mañana monseñor Thomas Meram, arzobispo de Urmya de Caldea y obispo de Salmas, Shapour de Caldea (Irán).

“Es cierto que no podemos hacer milagros rápidamente”, admitió el prelado, “pero al menos el sínodo nos da esperanza” aseguró.

Monseñor Meram hizo su intervención en árabe esta mañana durante el sínodo del Oriente Medio. Dijo a los padres sinodales, que con este evento los cristianos en esta región del planeta podrán ver que no están solos “porque verán que todas las Iglesias del mundo se preocupan por ellos, ya que son miembros activos y santos del cuerpo de la Iglesia”.

Aprovechó para recordar a los primeros cristianos de Caldea quienes “también fueron perseguidos y la historia da fe de ello”.

“A pesar de los desastres y persecuciones, los cristianos conservaron su fe con absoluta fidelidad y sinceridad”, recordó el arzobispo. Una iglesia que ha ofrecido “miles y miles de sus hijos en el altar de la fidelidad y del amor por Cristo”.

Aseguró que el cristiano en este país es “tratado como ciudadano de segunda clase”, pero que aún así “la suya es una postura firme y sólida; no es su fe la que cambia sino que se siente más valiente y orgulloso de ella”.

La Iglesia en Irán

El arzobispo de Urmya admitió que la iglesia en irán enfrenta “muchas tribulaciones”, entre ellas  la “ocasional falta de respeto” pero aún así “vemos la Iglesia crecer y prosperar”.

Dijo que, aunque hay una considerable disminución en el número de católicos, las vocaciones sacerdotales y religiosas están aumentando en este país.

Hizo alusión a un informe escrito en 1979 por monseñor Banana, el último Nuncio apostólico en Irán, donde indicaba que antes había una sola casa para ancianos y minusválidos “pero ahora tenemos cuatro, que prestan servicios gratis a personas de toda denominación cristiana, sin discriminación alguna por motivos eclesiales o de identidad nacional”.

“En 1979 había solamente 51 sacerdotes de los cuales uno era iraní y dos nacionalizados iraníes”, recordó el arzobispo. “Había 73 monjas, de las cuales dos eran iraníes y la mayoría de sacerdotes y monjas; trabajaban en el ámbito educativo”.

Y dijo que hoy después de la revolución islámica “el Espíritu Santo no dejó sola a la Iglesia esta prueba”, antes bien “inspiró, en los corazones de los hijos e hijas de la Iglesia, un sentimiento de mayor responsabilidad hacia su fe y su propia Iglesia”.

Actualmente tienen 14 sacerdotes, 6 de los cuales son iraníes y dos más están prestando un servicio a la Iglesia fuera del país, según indicó monseñor Meram.

Tienen 4 obispos que no son iraníes y 21 religiosas de las cuales 15 son iraníes. Dos de ellas trabajan fuera del país y tres están terminando sus estudios universitarios; 10 de ellas le sirven a la Iglesia y al país, de acuerdo a su vocación.

“Y a pesar de la emigración continua, y del pequeño número de católicos vemos las vocaciones aumentar y a la Iglesia en Irán como un árbol con nuevas hojas y nuevos frutos”, concluyó el prelado.




 

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Mundo


Posible intento de asesinato del cardenal Rodríguez Maradiaga
La archidiócesis revela el hallazgo de un disparo en su despacho
TEGUCIGALPA, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org - El Observador). El despacho del arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga fue impactado por un disparo de bala calibre 38 la tarde-noche del pasado domingo 10 de octubre, pero hasta anteayer, martes 12 de octubre, la cancillería del Arzobispado dio a conocer la información a la prensa.

El casquillo de la bala fue encontrado el lunes por el personal de limpieza de las oficinas del Arzobispado de Tegucigalpa, la capital de Honduras.  Se encontraba, justamente, a un costado de donde despacha el cardenal Rodríguez Maradiaga.  Unos de los vidrios de una ventana estaba quebrado por el impacto hecho desde la calle contigua.

El canciller del Arzobispado, el sacerdote Carlosmagno Núñez fue el encargado de detallar la información a los medios de comunicación hondureños, quien agregó que se está contemplando buscar un lugar alternativo para que el cardenal Rodríguez Maradiaga pueda trabajar, dado que ha recibido, últimamente, manifestaciones de violencia en su contra.

El canciller del Arzobispado señaló que, al menos en dos ocasiones en los últimos meses han intentado agredir al cardenal Rodríguez Maradiaga.  Éste se encuentra protegido constantemente por la Policía Nacional hondureña, pues existen sospechas fundadas de que algunos grupos políticos o de delincuentes podrían atentar contra su integridad.

Ni la Iglesia católica ni la policía quisieron confirmar que se trató de un atentado contra el cardenal quien se encontraba fuera del país en el momento del disparo a su oficina.  Sin embargo, de acuerdo con la versión del padre Núñez, ya se presentó la denuncia ante las autoridades competentes.

"La Iglesia tratará de mantener su postura, siempre a favor del orden social justo. Creo que la voz de la Iglesia no la pueden callar de ninguna manera", aseguró el canciller del Arzobispado.

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Haití: Asesinado un miembro de Caritas Suiza
Le dispararon y le robaron
PUERTO PRÍNCIPE, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Un colaborador local de Caritas Suiza en Haití fue asesinado el viernes 8 de octubre en el centro de Puerto Príncipe.

La víctima, Julien Kénord, tenía sólo 26 años. “El viernes, fue a cobrar un dinero de Caritas por un valor de 2.000 dólares (1.350 euros) en uno de los bancos de Puerto Príncipe”, informa un comunicado de Caritas Suiza.

Un desconocido le disparó con un arma de fuego, y le robaron cuando regresaba a su coche. Gravemente herido, falleció a causa de sus heridas poco después de ingresar en el hospital. La policía abrió inmediatamente una investigación.

Todos los agentes de la red Caritas “están profundamente conmocionados” por la pérdida de uno de sus miembros, prosigue el comunicado, pero “a pesar de este trágico incidente, vamos a continuar nuestro trabajo, persiguiendo el objetivo de un Haití justo y pacífico”.

Caritas Suiza está presente en Haití para apoyar a los niños y a las familias en dificultad, como la mayoría de los que se benefician de la red Caritas.

La organización ha comenzado, en Bressier, al oeste de Puerto Príncipe, la reconstrucción de 1.700 casas en la región del epicentro del terremoto del pasado 12 de enero.

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Reportaje


Iglesias orientales: la Iglesia de tradición alejandrina
Coptos y etíopes, el rostro africano de Oriente
ROMA, jueves 13 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La cuarta tradición que veremos hoy es la alejandrina, de la que proceden las iglesias copta y etíope. Se llama así por proceder de Alejandría (Egipto), otro de los grandes centros históricos del cristianismo desde la antigüedad.

Alejandría fue evangelizada, según la tradición, por san Marcos, y se convirtió rápidamente en un foco de expansión del cristianismo en el norte de África, sufriendo persecuciones y martirio, especialmente bajo Diocleciano.

Con la libertad del cristianismo, y hasta la invasión musulmana, Alejandría vivió una etapa gloriosa como centro teológico (la famosa escuela de Alejandría, que dio autores como Cirilo, Orígenes o Atanasio) y monástico (san Pacomio).

La ruptura con la comunión de Roma se produjo también a raíz del Concilio de Calcedonia, como señala el experto Pier Giorgio Gianazza, por enfrentamientos con los bizantinos. La mayor parte de los cristianos egipcios rechazó Calcedonia, y se constituyó en una Iglesia autocéfala, conocida como “copta” (que viene de aigyptos, egipcio), mientras que una minoría pasó a la Iglesia greco-melquita.

Posteriormente, en el siglo XIII, gracias a la presencia de misioneros franciscanos latinos, se intentó una reunificación con Roma, que como en el caso de las demás iglesias orientales, fue ratificada por el Concilio de Florencia, pero que nunca entró en vigor.

Debido a la presencia musulmana, esta Iglesia ha vivido durante siglos aislada del resto de la cristiandad, en periodos alternados de calma y de persecución. Su liturgia, según Juan Nadal Cañellas, es la que más influencia ha conservado del judaísmo.

Entre sus características, cabe señalar que entre los coptos aún se practica la circuncisión, aunque no es obligatoria, y que los fieles entran descalzos en el templo. En los tiempos litúrgicos fuertes practican un ayuno muy riguroso.

En general, explica Nadal Cañellas, debido a haber nacido en una sociedad de monjes y eremitas, este rito se caracteriza por ser muy solemne, profundo y monótono, y por celebraciones muy largas.

Por su parte, el origen de la Iglesia etíope se confunde con la leyenda: ya antes de Cristo, existía entre los etíopes la convicción de que su reino fue el fruto de la unión entre Salomón y la reina de Saba, cuyos hijos robaron el arca de Jerusalén y se la llevaron a Axum.

En cualquier caso, existieron influencias semíticas evidentes desde la antigüedad, como la lengua litúrgica, el ge'ez, y la existencia de comunidades judías.

También la historia del nacimiento del cristianismo es legendaria: los relatos protocristianos etíopes hablan del eunuco de la reina Candace, evangelizado y bautizado por san Felipe, quien al volver a su país habría propagado el cristianismo.

La primera noticia histórica viene del siglo IV, cuando el Patriarca de Alejandría consagró como primer obispo etíope a san Frumencio. Por tanto, la iglesia etíope nació como jerarquía vinvulada a la copta. Su patriarca lleva el título de Abuna.

De hecho, la liturgia etíope es muy semejante a la copta, pero adaptada al ritmo, la imaginación y la musicalidad africanas. También practican la circuncisión.

Iglesia copta católica

La presencia de los cruzados entre los coptos no fue del todo grata. A pesar de ello, y gracias a las distintas misiones franciscanas, que perduraron, y entre los siglos XVII y XVIII hubo un pequeño pero significativo número de conversiones, que llevaron a Benedicto XIV a crear un vicariato para ellos en 1741.

El Patriarcado católico se creó en 1899 con Cirilo II, quien a los pocos años rompió con Roma y se volvió a la Iglesia ortodoxa. El Patriarcado quedó vacante hasta 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Pío XII nombró a Marcos Khouzam.

Su actual Patriarca es Antonios Naguib, y tiene la sede en El Cairo. Agrupa a unos 210.000 fieles, la mitad de ellos fuera de Egipto, según el Anuario Pontificio de 2008.

La relación entre las Iglesias coptas ortodoxa y católica, según el experto Pier Giorgio Gianazza, no es demasiado fluída, pues aparte de diferencias eclesiológicas, existen divergencias de vario tipo, como la cuestión del purgatorio o la inmaculada concepción, entre otras. Sí ha habido contactos de los patriarcas ortodoxos con Roma, especialmente en los años 70 entre Pablo VI y Shenouda III.

Iglesia etíope católica

También existe una iglesia católica de rito etíope, aunque su historia es muy distinta. Algunos franciscanos lograron llegar al país en el siglo XIII, en busca del legendario “Preste Juan”. Sin embargo, no se estableció un contacto estable hasta la llegaba de misioneros jesuítas, encabezados por el padre Pedro Páez, ya en el siglo XVII.

Este misionero, apoyado por los portugueses, logró convencer al emperador abisinio Susenyos de que se pasase a la obediencia de Roma. Sin embargo, los sucesores del padre Páez, llevados por un celo excesivo, quisieron latinizar a los etíopes, y fueron expulsados.

El contacto con los misioneros lazaristas franceses, durante el siglo XIX, especialmente san Justino de Jacobis, permitió la supervivencia de una pequeña comunidad etíope unida a Roma, que en 1930 recibió el rango de archieparquía y que tiene su sede en Addis Adeba. Tiene unos 150.000 fieles.

[Por Inma Álvarez]

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Chile vivió una jornada de Pascua
Tras el último “resucitado”, un repique de campanas alegró al país
SANTIAGO DE CHILE, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Durante el rescate de los 33, a boca de mina, no hubo una palabra más pronunciada que esta: Dios. Hasta el presidente Piñera la invocó varias veces. La Iglesia se mantuvo en vigilia, en un segundo plano, en muchas iglesias del país, orando por el buen éxito de la operación San Lorenzo. La Conferencia Episcopal chilena calificó este día como “una jornada de Pascua”.

La palabra “Dios” se pronunciaba con fuerza en el campamento Esperanza cuando los mineros salían a la superficie. La señal de la cruz en la frente y la oración agradecida marcaron el miércoles 13 de octubre, en una operación San Lorenzo, que duró la mitad de lo programado.

Al ver, el éxito del feliz viaje de ida y vuelta de la cápsula Fénix 2 y el buen comportamiento del ducto abierto por la tuneladora en roca viva, cada rescate acortaba minutos.

“Mientras en distintos puntos del país se realizan vigilias de oración que concluirán con el rescate del último minero, un pueblo agradecido y emocionado ha seguido al detalle la operación San Lorenzo, como se ha bautizado este rescate en homenaje al diácono y mártir, patrono de los mineros”, señalaban los obispos de Chile en una nota.

En medio del rescate, los obispos invitaban a las comunidades “a mantenerse en oración y a dar gracias al Dios de la vida por este momento pascual del que somos testigos”.

En Santiago, el cardenal Francisco Javier Errázuriz iniciaba la vigilia por el éxito del rescate con una eucaristía concelebrada que se prolongó hasta que el último minero, Luis Urzúa, salió a la luz.

“Con nuestra oración queremos estar unidos a estos 33 mineros y a sus familias, precisamente unidos en la oración, implorándole al Señor que los pueda traer a la superficie a todos ellos, que no tengan ningún contratiempo con su salud una vez que salgan y que esta vida, que para ellos será una vida nueva que comienza, cuente en todo momento con toda la bendición de Dios. Que sea una vida de familia, muy feliz. Queremos rezar por este rescate y al mismo tiempo por la vida que comienza en ellos”, señaló el cardenal Errázuriz al inicio de la celebración.

En la homilía, monseñor Cristián Contreras reflexionó, desde Juan 3, 1-8,  sobre la experiencia. Recordó todo lo vivido por el pueblo chileno hasta este día y afirmó, que al saber que estaban con vida: “Se difundió incluso más rápido que las desgracias y los escándalos que suelen copar las portadas”.

Las buenas noticias son Noticia: “No sólo estaban vivos, sino que en un primer contacto, preguntaron por la suerte de otros trabajadores que estaban en la mina al momento del colapso: una lección de solidaridad y de auténtica chilenidad”, añadió.

“Hombres y mujeres, niños y ancianos, familias enteras salieron a celebrar a las calles, se juntaron en plazas públicas, y desde las alturas de los edificios se escuchaba a personas clamando: “¡Están vivos, están vivos!, ¡Milagro! ¡Gracias a Dios!”, recordó.

“Todos querían proclamarla [la Buena Nueva], todos querían comentarla, todos se alegraron y se conmovieron con el anuncio de que la vida había triunfado sobre los peores pronósticos de muerte y tragedia”, subrayó.

Identificó la imposibilidad de contener el gozo como un ejemplo de lo que los obispos latinoamericanos identificaron en Aparecida (nº 14) como un desborde de gratitud y alegría: “Aquella actitud natural y fundamental a partir de la cual los cristianos estamos llamados a comunicar por doquier el don de nuestro encuentro con Jesucristo”.

La eucaristía culminó pasada la medianoche, cuando el primer minero, Florencio Ávalos, llegaba a la superficie. El cardenal Errázuriz pudo ver ese emotivo instante desde un equipo móvil ubicado en la Plaza de Armas de la capital, en compañía de los obispos, vicarios y sacerdotes que concelebraron la misa, además de numerosos transeúntes que se encontraban en el lugar.

El grupo daba gracias a Dios por el milagro. Fue entonces cuando el rezo del Padre Nuestro se mezcló con sonoros vítores a Chile, y las campanas de la parroquia El Sagrario repicaron anunciando la buena noticia a la ciudad.

La vigilia de oración siguió hasta que el último izado del fondo de la roca subió a la superficie. Monseñor Cristián Precht, vicario general de Pastoral del Arzobispado de Santiago, invitó a los fieles de la capital a ir a orar a la parroquia El Sagrario por el éxito final del rescate.

Por su parte, el obispo de Copiapó, desde el inicio de la operación San José invitó a todas las comunidades a acompañar con la oración a los familiares en el campamento Esperanza. “En estos cruciales momentos, debemos mantener la esperanza y seguir acompañando en la oración y la fe” señaló monseñor Gaspar Quintana CMF.

El obispo local señaló que toda esta operación “no nos debe hacer olvidar las lecciones de este accidente, que son básicamente construir una sociedad donde el derecho a trabajar en condiciones de seguridad sea respetado, y donde cada uno asuma la responsabilidad que le corresponde para que hechos como este no vuelvan a ocurrir”.

Algo que el líder del grupo de los 33, que era jefe de turno en la mina, el último en salir, dijo también al presidente Piñera, con solemnidad y entereza: “Le entrego el turno y que no se vuelva a repetir”.

Monseñor Quintana estuvo estos 70 días cerca de los familiares y acudió a celebrar la eucaristía cada domingo por la tarde. El día del rescate conversó con algunos familiares, instándoles a tener fortaleza y esperanza, y a compartir la alegría de las familias que ya habían recuperado a sus seres queridos. Luego retornó a Copiapó, para presidir una eucaristía de Acción de Gracias en el Santuario de la Candelaria.

La imagen de la Candelaria presidió a pie de mina, todas las etapas de la odisea de los trabajadores enterrados en vida y, una vez cumplido el rescate, regresó a su santuario en Copiapó.

En el campamento Esperanza, horas antes del inicio de la operación, el obispo de Copiapó celebró la eucaristía en una carpa, a la que asistieron los familiares de los mineros, y las autoridades, encabezadas por el presidente Sebastián Piñera, su esposa, Cecilia Morel y la intendenta regional, Ximena Matas.

Chile y el mundo entero siguen viviendo esta jornada pascual, dando gracias, por los “resucitados” que volvieron a la Vida

Por Nieves San Martín

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Entrevistas


Sobre la objeción de conciencia, victoria provida en Estrasburgo
Entrevista al presidente del “PPE-Cristiano Democratici”, Luca Volontè
ESTRASBURGO, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa rechazó el 7 de octubre el Informe de la diputada británica Christine McCafferty, en el que se pedía limitar los derechos fundamentales de los ciudadanos a la objeción de conciencia, sobre todo los de los que trabajan en el sector sanitario y no quieren participar en prácticas como el aborto y la eutanasia.

La Asamblea Parlamentaria no sólo rechazó el Informe McCafferty, sino que lo sustituyó por un nuevo texto en el que el derecho del personal médico a la objeción de conciencia se consagra de manera explícita.

Se trata de una victoria importante para el derecho a la vida, un acontecimiento que nadie había previsto. Todos los temores ante la eventual aprobación del Informe McCafferty se desvanecieron y fueron sustituidos por manifestaciones de júbilo.

Para comprender cómo ha sido posible transformar una resolución anti-vida en una favorable al derecho a nacer, ZENIT ha entrevistado al presidente del Grupo PPE-Cristiano Democratici en la Asamblea Del Consejo de Europa.

- ¿Cuál es la buena noticia? ¿Qué ha sucedido en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa?
 

Luca Volontè: La buena noticia es que, tras 60 años de su firma, los solemnes compromisos de la Convención de los Derechos Humanos del Consejo de Europa todavía están vivos y bien.

La acción guiada por nuestro grupo parlamentario, que ha recibido el apoyo de muchísimas ONG europeas, diversas Iglesias cristianas y muchos exponentes laicos, no sólo ha “volteado” el Informe McCafferty, que quería restringir y abolir la objeción de conciencia en todos los países del Consejo, sino que ha reafirmado la inalienabilidad de los derechos humanos y de la libertad de conciencia en Europa.

- ¿Cómo se desarrolló el debate y cómo se llegó a un éxito tan favorable a la cultura de la vida?

Luca Volontè: Un debate intenso y polémico, donde por un lado desde el PPE habíamos querido aclarar rápidamente que nos opondríamos firmemente a la destrucción de los derechos humanos, y por otro, una repetición de consignas falsas y gastadas.

Falsas, porque se partía de la negación de la realidad; de hecho, todos los países del Consejo poseen previsiones sanitarias directas o indirectas que valoran la objeción de conciencia y permiten las prestaciones sanitarias para todos.

Gastadas porque apareció desde el debate sobre la primera enmienda la firme afirmación de la centralidad de la libertad de conciencia en el ámbito médico para todos los individuos e instituciones.

Nosotros oponíamos razones y defendíamos los derechos humanos y los socialistas repetían constantemente sólo consignas del periodo de la “revolución sexual”.

Así, voto tras voto, con una táctica prevista hasta el último detalle, desmontamos el Informe McCafferty y lo sustituimos con afirmaciones firmes y emblemáticas sobre la libertad y el derecho a la objeción de conciencia.

- ¿Cuáles eran las amenazas? ¿Qué proponía el Informe McCafferty?

Luca Volontè: Las amenazas eran claras, lo han sido desde el principio del debate en 2009: reducir el derecho a la objeción de conciencia para los médicos y ajustarlo para el personal paramédico y las estructuras hospitalarias públicas y privadas.

Al mismo tiempo, en el Informe había propuestas peligrosa de introducción del “derecho humano al aborto” y balanceos desquiciados, jurídicamente nulos, entre derechos humanos reconocidos por centenares de Acuerdos y Declaraciones universales e imaginarios (ideológicos) derechos a la salud reproductiva (aborto) y a la eutanasia.

La aprobación del Informe era esperada muy esperada por los Gobiernos socialistas (Zapatero el primero) y, según la señora McCafferty, también por el Tribunal de Estrasburgo para interpretar y promover sentencias y legislaciones que abolieran la objeción de conciencia para los médicos, paramédicos y hospitales.

- ¿Cómo pueden influir los resultados de este debate en concreto en la práctica médica?

Luca Volontè: Ahora, a pesar de que la Resolución no tenga un carácter “obligatorio” para Parlamentos y Gobiernos, será mucho más fácil en los tribunales internos e internacionales la defensa del derecho a la objeción de conciencia en todos los países del Consejo de Europa.

Partidos y movimientos provida podrán desafiar leyes injustas y aportar más fuerza en los tribunales. Los españoles ya se están moviendo en esta dirección.

De nuestro trabajo puede nacer una verdadera revolución positiva para Europa. Ha sido una victoria tan concreta como simbólica.

- Muchos consideran el éxito de este debate un signo de los tiempos, la punta del iceberg de un modelo cultural favorable a la vida que está emergiendo, después de tantos años de cultura de la muerte. ¿Qué opina al respecto?

Luca Volontè: No sé si es un signo de los tiempos, muchos movimientos provida europeos deben trabajar de manera distinta, algunos ya lo están haciendo y los resultados están a la vista.

Sin embargo, la cultura de la vida es la única esperanza razonable de vida futura del continente europeo que vive una crisis demográfica suicida.

Hay por tanto buenas razones de esperanza y mucho trabajo por hacer, estamos sólo al principio pero como nos enseñan los peregrinos de todos los tiempos, el camino empieza con un paso. Sursum Corda!

[Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Patricia Navas]

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Informe Especial


El primado del Romano Pontífice en la Codificación oriental
Para conocer mejor las iglesias orientales

Por Hani Bakhoum Kiroulos

ROMA, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Durante la celebración de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Tierra Santa, seguimos ofreciendo a nuestros lectores un nuevo artículo de fondo para contribuir a un mejor conocimiento de las iglesias de Oriente, sus ritos, su liturgia y su vida eclesial. Escrito por el padre Hani Bakhoum Kiroulos, doctor en derecho canónico, fue publicado originalmente por la edición de ZENIT en árabe.

* * * * *

El Código de los Cánones de las Iglesias Orientales define la Iglesia particular y la Iglesia oriental sui iuris, pero no presenta ninguna definición para la Iglesia universal.

Las definiciones para la Iglesia particular y la Iglesia sui iuris “presentan implícitamente a la Iglesia Universal como una comunión jerárquica y orgánica de las Iglesias particulares y de las Iglesias orientales sui iuris entre sí y con el Romano Pontífice” [1], el cual goza personalmente de la Potestad y de la Autoridad Suprema sobre toda la Iglesia Universal.

De la misma forma el Colegio de los Obispos unido a su cabeza ejerce de modo solemne la Autoridad Suprema sobre toda la Iglesia en el Concilio Ecuménico.

Se entiende, por tanto, con “la Doctrina del Primado”, el Poder y la Autoridad de la que goza el Romano Pontífice no sólo respecto a la Iglesia universal, sino a todas las eparquías y sus agrupaciones.

El Código de los Cánones de las Iglesias Orientales define la esencia y la naturaleza de este Primado, del que goza el Obispo de Roma, en el can. 43, de la siguiente forma:

“El Obispo de la Iglesia de Roma, en el cual permanece la función concedida por el Señor singularmente a Pedro, primero de los Apóstoles, y que se transmite a sus sucesores, es cabeza del Colegio de los Obispos, el Vicario de Cristo y el Pastor aquí en la tierra de la Iglesia universal; él por ello, en razón de su función, tiene la potestad ordinaria suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, que puede siempre ejercer libremente”.

El Romano Pontífice que es el Obispo de Roma, la sede de Pedro, goza de la potestad ordinaria, suprema, plena, inmediata y universal. Es decir [2]:

- Potestad ordinaria: la potestad del Romano Pontífice es ordinaria, en cuanto que está ligada a su misión primaria por ley divina. De hecho, con la legítima elección del Papa, aceptada por él y con la ordenación episcopal, en el caso de que no haya sido aún ordenado obispo, obtiene la suprema y plena potestad en la Iglesia (can. 44 § 1). Esta potestad es habitual y continua y no se reduce a ciertos casos ordinarios o extraordinarios.

- Potestad suprema: es decir, la autoridad del Romano Pontífice está por encima de todas las demás potestades en la Iglesia; no está subordinada a ninguna otra potestad humana y jerárquica. Del mismo modo el Romano Pontífice no es juzgado por nadie. “Y contra sus sentencias o decretos no cabe apelación o recurso” [3].

- Potestad plena: El Papa posee la totalidad de la potestad conferida por Cristo a su Iglesia. De hecho, nada falta a la autoridad del Romano Pontífice de lo necesario al pueblo cristiano para la salvación de las almas. Es decir, tal autoridad contiene la entera potestad de regendi, docenti, y santificandi y también las funciones en las que se distingue la potestad de gobierno que son la legislativa, ejecutiva y judicial [4].

- Potestad inmediata: esta potestad se ejerce sin condicionamientos y sin ningún intermediario.

- Potestad universal: esta es una potestad sobre toda la Iglesia Universal y sobre todas las iglesias particulares, sobre las eparquías, sobre las agrupaciones de fieles y sobre las personas físicas y jurídicas en la Iglesia.

- Siempre de libre ejercicio: quiere decir que tal potestad goza de independencia en el origen y en el ejercicio. Esta no depende de los obispos ni del consenso o de la aprobación de los fieles. Todo ello no quiere decir arbitrariedad, porque tal autoridad debe respetar la voluntad de Cristo.

Respecto a la cesación de la potestad del Obispo de Roma, “se produce cesación del oficio por: 1) muerte; 2) locura cierta y perpetua; 3) notoria apostasía, herejía o cisma; 4) libre renuncia” [5].

Hasta ahora ha sido presentada la naturaleza de la potestad del Romano Pontífice sobre toda la Iglesia Universal, sobre las eparquías y sobre las iglesias particulares y sobre todas las agrupaciones en la Iglesia, es decir, también sobre las iglesias sui iuris. “Esta potestad suprema permite al Obispo de Roma llevar a cabo la función de ser principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y de la comunión” [6]. La potestad del Romano Pontífice es, por tanto, ministerio de servicio para toda la Iglesia.



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1) G. NEDUNGATT, Ecclesia Universalis, Particularis, Singularis, 44- 53.

2) Cfr. D. SALACHAS, Ecclesial Communion and The Exercise of Primacy in Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium, 151 y D. SALACHAS, De Ecclesiis sui iuris et de Ritibus, en Commento al Codice dei Canoni delle Chiese Orientali, 56.

3) G. GHIRLANDA, Il Diritto nella Chiesa Mistero di Comunione, 535.

4) Cfr. G. GHIRLANDA, Il Diritto nella Chiesa Mistero di Comunione, 535- 536.

5) Cfr. Idem. 538.

6) Idem. 534.

[Traducción de la versión italiana por Inma Álvarez] 

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Mensaje a nuestros lectores


Intervenciones ante el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio
Sexta congregación general
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- En la sección de documentos de la página web de ZENIT es posible leer las intervenciones ante la sexta congregación general del Sínodo de los Obispos de Oriente Medio que tuvieron lugar en la mañana de este jueves.

--Intervenciones de la Sexta Congregación General

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Documentación


Mensaje del Papa a las Semana Social Italiana
“El futuro debe basarse en el bien común”

REGGIO CALABRIA, jueves 14 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el mensaje que el Papa Benedicto XVI ha hecho llegar a la Semana Social Italiana, a través del cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal de este país, y que ha sido hecho público hoy.

* * * * *

MENSAJE DE SU SANTIDAD

BENEDICTO XVI

 

 

 

Al Venerado Hermano

Card. Angelo Bagnasco,

Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana

El primer pensamiento, al dirigirme a Usted y a los Congresistas reunidos en Reggio Calabria con ocasión de la celebración de la 46ª Semana Social de los Católicos Italianos, es de profunda gratitud por la contribución de reflexiones y de participación que, en nombre de la Iglesia en Italia, queréis ofrecer al país.

Dicha aportación es aún más preciosa gracias al amplio recorrido preparatorio, que en los últimos dos años ha implicado a diócesis, agregaciones eclesiales y centros académicos: las iniciativas realizadas de cara a esta cita ponen de manifiesto la difundida disponibilidad dentro de las comunidades cristianas a reconocerse “católicas en la Italia de hoy”, cultivando el objetivo de “una agenda de esperanza para el futuro del país”, como recita el tema de la presente Semana Social.

Todo esto asume una relevancia más significativa en la coyuntura socio-económica que estamos atravesando. A nivel nacional, la consecuencia más evidente de la reciente crisis financiera global esta en la propagación del paro y de la precariedad, que a menudo impide a los jóvenes – especialmente en las áreas del Mezzogiorno – arraigarse en su propio territorio, como protagonistas del desarrollo. Para todos, en cualquier caso, estas dificultades constituyen un obstáculo en el camino de la realización de los propios ideales de vida, favoreciendo la tentación del replegamiento y de la desorientación. Fácilmente la desconfianza se transforma en resignación, sospecha, desafecto y falta de compromiso, a costa de la inversión legítima en el futuro.

Bien mirado, el problema no es solamente económico, sino sobre todo cultural y se manifiesta en particular en la crisis demográfica, en la dificultad de valorar plenamente el rol de las mujeres, en la dificultad de tantos adultos de concebirse y ponerse como educadores. Con mayor razón, es necesario reconocer y sostener con fuerza y con los hechos la insustituible función social de la familia, corazón de la vida afectiva y relacional, además de lugar en el que mejor que ningún otro se asegura la ayuda, cuidado, solidaridad, capacidad de transmisión del patrimonio de valores a las nuevas generaciones. Es por ello necesario que todos los sujetos institucionales y sociales se comprometan a asegurar a la familia medidas eficaces de apoyo, dotándola de recursos adecuados y permitiendo una justa conciliación con los tiempos del trabajo.

No falta ciertamente a los católicos la conciencia del hecho de que tales expectativas deben ponerse hoy dentro de las complejas y delicadas transformaciones que interesan a toda la humanidad. Como escribí en la Encíclica Caritas in veritate, “El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto” (n. 9). Esto exige “una clara visión de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales” (ibidem, n. 31) del desarrollo.

Afrontar los problemas actuales, tutelando al mismo tiempo la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, defendiendo la dignidad de la persona, salvaguardando el medio ambiente y promoviendo la paz, no es tarea fácil, pero tampoco imposible, si permanece firme la confianza en las capacidades del hombre, se engrandece el concepto de razón y de su uso, y cada uno se asume sus propias responsabilidades. Sería, de hecho, ilusorio delegar la búsqueda de soluciones sólo a las autoridades públicas: los sujetos políticos, el mundo de la empresa, las organizaciones sindicales, los operadores sociales y todos los ciudadanos en cuanto individuos y de forma asociada, están llamados a madurar una fuerte capacidad de análisis, de amplitud de miras y de participación.

Moverse según una perspectiva de responsabilidad comporta la disponibilidad de salir de la búsqueda del propio interés exclusivo, para perseguir juntos el bien del país y de toda la familia humana. La Iglesia, cuando recuerda el horizonte del bien común – categoría fundamental de su doctrina social – pretende referirse al “bien de ese nosotros todos”, que “no se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social y que solo en ella pueden real y más eficazmente conseguir su bien” (ibidem, n. 7). En otras palabras, el bien común es lo que construye y califica a la ciudad de los hombres, el criterio fundamental de la vida social y política, el fin del actuar humano y del progreso; es “exigencia de justicia y de caridad” (ibidem), promoción del respeto de los derechos de los individuos y de los pueblos, además de relaciones caracterizadas por la lógica del don. Este encuentra en los valores del cristianismo el “elemento no solo útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y de un verdadero desarrollo humano integral” (ibidem, n. 4).

Por esta razón renuevo el llamamiento para que surja una nueva generación de católicos, personas interiormente renovadas que se comprometan en la actividad política sin complejos de inferioridad. Esta presencia, ciertamente, no se improvisa; es, más bien, el objetivo al que debe tender un camino de formación intelectual y moral que, partiendo de las grandes verdades en torno a Dios, al hombre y al mundo, ofrezca criterios de juicio y principios éticos para interpretar el bien de todos y de cada uno. Para la Iglesia en Italia, que oportunamente ha asumido el desafío educativo como prioritario en la presente década, se trata de empeñarse en la formación de conciencias cristianas maduras, es decir, ajenas al egoísmo, a la codicia de los bienes y al ansia de carrera y, en cambio, coherentes con la fe profesada, conocedoras de las dinámicas culturales y sociales de este tiempo y capaces de asumir responsabilidades públicas con competencia profesional y espíritu de servicio. El compromiso socio político, con los recursos espirituales y las actitudes que requiere, es una vocación alta, a la que la Iglesia invita a responder con humildad y determinación.

La Semana Social que estáis celebrando pretende proponer “una agenda de esperanza para el futuro del país”. Se trata, indudablemente, de un método de trabajo innovador, que asume como punto de partida las experiencias actuales, para reconocer y valorar las potencialidades culturales, espirituales y morales inscritas en nuestro tiempo, tan complejo. Uno de vuestros ámbitos de profundización se refiere al fenómeno migratorio y, en particular, a la búsqueda de estrategias y de reglas que favorezcan la inclusión de las nuevas presencias. Es significativo que, hace exactamente cincuenta años y en la misma ciudad, se dedicara una Semana Social enteramente al tema de las migraciones, especialmente a las que entonces tenían lugar dentro del país. En nuestros días el fenómeno ha asumido proporciones imponentes: superada la fase de la emergencia, en la que la Iglesia se ha empeñado con generosidad para la primera acogida, es necesario pasar a una segunda fase, que muestre, en el pleno respeto de la legalidad, los términos de la integración.

A los creyentes, como también a todos los hombres de buena voluntad, se les pide hacer todo lo posible para denunciar esas situaciones de injusticia, de miseria y de conflicto que obligan a tantos hombres a emprender el camino del éxodo, promoviendo al mismo tiempo las condiciones de una inserción en nuestras tierras de cuantos quieren, con su trabajo y el patrimonio de su tradición, contribuir a la construcción de una sociedad mejor que la que dejaron. Al reconocer el protagonismo de los inmigrantes, nos sentimos llamados a presentarles el Evangelio, anuncio de salvación y de vida plena para cada hombre y cada mujer.

Por lo demás, la esperanza con la que queréis construir el futuro del país no se resuelve en la aun legítima aspiración a un futuro mejor. Nace, más bien, de la convicción de que la historia está guiada por la Providencia divina y tiende a un alba que trasciende los horizontes del obrar humano, Esta “esperanza digna de confianza” tiene el rostro de Cristo: en el Verbo de Dios hecho hombre cada uno de nosotros encuentra el valor del testimonio y la abnegación en el servicio. No falta, ciertamente, en la maravillosa estela de luz que distingue la experiencia de fe del pueblo italiano, la huella gloriosa de tantos santos y santas – sacerdotes, consagrados y laicos – que se consumieron por el bien de los hermanos y que se comprometieron en el campo social para promover condiciones más justas y equitativas para todos, en primer lugar para los pobres.

En esta perspectiva, mientras auguro provechosos días de trabajo y de encuentro, os animo a sentiros a la altura del desafío que se os ha puesto delante: la Iglesia católica tiene una herencia de valores que no son cosa del pasado, sino que constituyen una realidad muy viva y actual, capaz de ofrecer una orientación creativa para el futuro de una Nación.

En la vigilia del 150° aniversario de la Unidad nacional, que desde Reggio Calabria pueda surgir un sentir común, fruto de una interpretación creyente de la situación del país; una sabiduría propositiva, que sea el resultado de un discernimiento cultural y ético, condición constitutiva, de las elecciones políticas y económicas. De ello depende el relanzamiento del dinamismo civil, para el futuro que sea – para todos – en línea con el bien común.

A los participantes en la 46ª Semana Social de los Católicos Italianos deseo asegurar mi recuerdo en la oración, que acompaño con una especial Bendición Apostólica.

En el Vaticano, 12 octubre 2010

 



 

Benedicto XVI

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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