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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 15 de octubre de 2010

Santa Sede

Liberar a la familia humana del hambre, objetivo prioritario según el Papa

La Santa Sede exhorta a un mayor respeto a la mujer

Filipinas: El Papa nombra a monseñor Palma arzobispo de Cebu

Sínodo de los Obispos

“La emigración cristiana también preocupa a los musulmanes”

Cristianos de otras confesiones ven en el Sínodo un destello de unidad

Mundo

Pakistán: Violación y asesinato de mujeres y niñas cristianas

Reportaje

Iglesias orientales: La Iglesia de tradición bizantina (I)

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La Sede Apostólica y la adscripción a una Iglesia “sui iuris”

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Intervenciones ante el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio

Documentación

Mensaje del Papa a la FAO por el Día Mundial de la Alimentación 2010


Santa Sede


Liberar a la familia humana del hambre, objetivo prioritario según el Papa
Benedicto XVI envía un mensaje a la FAO con motivo del Día Mundial de la Alimentación
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó la necesidad de valorar adecuadamente el sector agrícola y dar prioridad al objetivo de liberar a la familia humana del hambre, en su mensaje a la FAO con motivo del Día Mundial de la Alimentación 2010, que se celebra este viernes.

Este mensaje que el Papa envió al director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, Jacques Diouf, fue publicado hoy por la Oficina de Información de la Santa Sede.

“El tema del Día Mundial de la Alimentación de este año, Unidos contra el hambre, es un oportuno recordatorio de que todos tienen que realizar un compromiso para dar al sector de la agricultura su importancia adecuada”, señala el Pontífice.

“Es necesario que todos -desde los individuos a las organizaciones de la sociedad civil, Estados e instituciones internacionales- den prioridad a uno de los objetivos más urgentes de la familia humana: la liberación del hambre”, añade.

Profundizando en ello, Benedicto XVI indica que “para lograr la liberación del hambre es necesario garantizar no sólo que se dispone de suficiente comida, sino también que todo el mundo tiene acceso diario a ella”.

“Esto significa promover todos los recursos e infraestructuras necesarios para sostener la producción y la distribución a escala suficiente para garantizar plenamente el derecho a la alimentación”, explica.

En la línea de su encíclica social Caritas in veritate, el Papa afirma que “se necesitan iniciativas concretas, conformadas por la caridad, e inspiradas por la verdad, iniciativas que sean capaces de superar los obstáculos naturales relacionados con los ciclos de las estaciones o las condiciones ambientales, así como los obstáculos provocados por el hombre”.

Iniciativas como “la reciente decisión de la comunidad internacional de proteger el derecho al agua”, que supuso “un importante paso adelante”.

Según el Papa, el Día Mundial de la Alimentación ofrece la oportunidad de hacer “balance de todo lo que se ha logrado a través del compromiso de la FAO para garantizar la alimentación diaria a millones de hermanos y hermanas nuestros en todo el mundo”, así como “para destacar las dificultades que surgen cuando faltan las necesarias actitudes de solidaridad”.

En este sentido, lamenta que “demasiado a menudo, la atención se desvía de las necesidades de las poblaciones, no se da suficiente énfasis al trabajo del campo, y los productos de la tierra no reciben la protección adecuada”.

“Como resultado -constata-, se produce el desequilibrio económico, y se ignoran los inalienables derechos y la dignidad de toda persona humana”.

Recogiendo el tema del Día Mundial de la Alimentación de este año, el Obispo de Roma advierte que “si la comunidad internacional va a estar verdaderamente 'unida' contra el hambre, entonces la pobreza debe superarse a través de un auténtico desarrollo humano, basado en la idea de la persona como una unidad de cuerpo, alma y espíritu”.

Y esto lo indica porque “hoy, sin embargo, hay una tendencia a limitar la visión del desarrollo a una que satisfaga las necesidades materiales de la persona, especialmente a través del acceso a la tecnología”.

Fraternidad

En su Mensaje, también hace una referencia a la crisis: “En medio de las presiones de la globalización, bajo la influencia de intereses que a menudo permanecen fragmentados, es sabio proponer un modelo de desarrollo basado en la fraternidad -subraya-: si está inspirado en la solidaridad y dirigido al bien común, será capaz de proporcionar correctivos a la actual crisis global”.

También advierte que “para sostener niveles de seguridad alimentaria a corto plazo, debe proporcionarse la financiación adecuada para hacer posible a la agricultura reactivar los ciclos de producción, a pesar del deterioro de las condiciones climáticas y ambientales”.

El Papa señala que “los países desarrollados tienen que ser conscientes de que las crecientes necesidades del mundo requieren de ellos niveles consistentes de ayuda”.

Sobre esta cuestión, afirma que “la reciente loable campaña 1 Billón de hambrientos, con la que la FAO busca sensibilizar de la urgencia de la lucha contra el hambre, ha puesto de relieve la necesidad de una respuesta adecuada tanto de cada país como de la comunidad internacional, incluso cuando la respuesta se limite a ayuda de asistencia o de emergencia”.

“Por eso es fundamental una reforma de las instituciones internacionales según el principio de subsidiariedad, ya que las instituciones por sí solas no bastan”, añade.

Gratuidad y justicia

“Para eliminar el hambre y la malnutrición, deben superarse los obstáculos del propio interés a fin de dejar espacio a una fructífera gratuidad, manifestada en la cooperación internacional como una expresión de fraternidad genuina”, continúa.

“Esto -advierte- no exime de la necesidad de justicia, sin embargo, y es importante que las normas existentes se respeten y apliquen, además de todos los planes de intervención y los programas de acción que sean necesarios”.

Sobre la aplicación de las ayudas, el Papa indica que “los individuos, las poblaciones y los países deben poder dar forma a su propio desarrollo, beneficiándose de asistencia externa según las prioridades y conceptos arraigados en sus técnicas tradicionales, en su cultura, en su patrimonio religioso y en la sabiduría transmitida de generación en generación en la familia”.

Finalmente, en su Mensaje, Benedicto XVI recuerda que “la Iglesia siempre está dispuesta a trabajar por la derrota del hambre. De hecho, está constantemente trabajando, a través de sus propias estructuras, para aliviar de la pobreza y las privaciones que afligen a gran parte de la población mundial”.

Y añade que “es plenamente consciente de que su propio compromiso en este campo forma parte de un esfuerzo común internacional para promover la unidad y la paz entre la comunidad de poblaciones”.

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La Santa Sede exhorta a un mayor respeto a la mujer
Pide en la ONU leyes contra la prostitución y la pornografía
NUEVA YORK, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha destacado la inherente dignidad de las mujeres como afirmación necesaria que conducirá a su progreso.

La cónsul de la misión vaticana Cathy Murphy intervino este martes, en nombre del observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el arzobispo Francis Chullikatt, ante el Tercer Comité de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en un debate general sobre el progreso de las mujeres.

La delegada declaró que “el auténtico desarrollo de las mujeres implica el respeto a su inherente dignidad, incluyendo su identidad étnica y religiosa”.

“El bienestar del futuro de la comunidad humana depende en gran medida de la habilidad de los Gobiernos y de la sociedad civil para respetar verdaderamente a las mujeres, su dignidad y su valor”.

La delegación de la Santa Sede se refirió a “la reciente institución de UN Women” y expresó la esperanza de “que esta nueva entidad sepa proporcionar una asistencia real a todos los Estados cuando colaboran para mejorar la vida de las mujeres y de las madres en todo lugar”.

“Un desarrollo significativo es que un número creciente de países esté aplicando una legislación comprensiva que prevé tanto sanciones justas para la violencia como la garantía de apoyo y protección a las víctimas”, afirmó Murphy.

En este sentido, añadió, “es importante llegar sobre todo a esas mujeres que a veces son las más necesitadas de asistencia, principalmente las madres, las inmigrantes, las mujeres de las zonas rurales e indígenas, mujeres de minorías étnicas y religiosas y las que sufren discapacidades físicas y psicológicas”.

La delegada también denunció “la tragedia del tráfico de personas”.

“Es importante que los Estados destaquen cada vez más la necesidad de afrontar las condiciones que hacen a las mujeres y a los niños vulnerables a la trata -como la pobreza y la falta de empleo y de oportunidades educativas- como parte de las estrategias de prevención”.

Protección

El tráfico transnacional de mujeres y niños para la explotación sexual, declaró Murphy, se apoya en una realidad “que facilita el suministro de víctimas de los países que las envían y la demanda en los países de llegada”.

“Por esta razón, las leyes contra la prostitución, la pedopornografía y la explotación sexual deben reforzarse para proteger mejor a mujeres y niños”, afirmó.

“¡La persona humana no puede ser objeto de comercio para ningún objetivo!”.

La delegada observó que “también las familias de las personas objeto de trata necesitan protección”.

“Muy a menudo, el principal obstáculo para la colaboración entre una víctima de tráfico humano y el refuerzo de las leyes es la intimidación de las víctimas y de sus familias por parte de los traficantes, que prometen amenazar a los familiares de sus víctimas”, explicó.

Murphy también recordó la importancia de proporcionar a las madres “asistencia prenatal de base, personal preparado en todos los partos y expertos en las complicaciones que puedan poner en peligro la vida, tanto de la madre como del niño que debe nacer”.

“Sostener la ayuda a los países en vías de desarrollo sobre la base de la aceptación de los métodos de planificación familiar no respetuosos con la persona humana no hace nada para hacer progresar la salud y el bienestar de las mujeres de hoy y de mañana”, reconoció.

“Lo que en cambio es necesario es una aproximación centrada en la persona, una aproximación que sea plenamente respetuosa con la dignidad intrínseca y el valor de toda persona -desde la concepción hasta la muerte natural-, una aproximación que vea al individuo no como un peso, sino como una contribución a la familia humana”.

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Filipinas: El Papa nombra a monseñor Palma arzobispo de Cebu
Gran defensor de los derechos humanos, sustituye al cardenal Ricardo J. Vidal
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis metropolitana filipina de Cebú, presentada por el cardenal Ricardo J. Vidal por razones de edad.

Al mismo tiempo, nombró para sustituirle en el cargo a monseñor José Serofia Palma, hasta ahora arzobispo metropolitano de Palo, informó este viernes la Oficina de Información de la Santa Sede.

Monseñor Palma se mostró agradecido por su nombramiento, así como “abrumado por el amor de Dios” y la confianza del Papa, según un comunicado de la Conferencia de Obispos de Filipinas.

“Indigno como soy, acepté el nombramiento por obediencia”, declaró el prelado, conocido por su firme defensa de los derechos humanos.

Cuando era obispo de Calbayog, monseñor Palma se mostró como un destacado opositor de las ejecuciones extra-judiciales en la Isla de Samar.

Responsabilizó públicamente a los militares que estaban bajo el mando del general Jovito Palparan de numerosas violaciones de los derechos humanos en Samar y presionó al Gobierno para que sometiera a un proceso penal al oficial militar ya retirado.

También se unió a otros obispos de Samar en la lucha por la preservación del medio ambiente y la protección de la isla.

El nuevo arzobispo de Cebú nació en Dingle, en la arquidiócesis de Jaro, el 19 de marzo de 1950. Realizó sus estudios filosóficos en el St. Vincent Ferrer Seminary y los teológicos en el St. Joseph Regional Seminary.

Más tarde se licenció en Teología en la Universidad Santo Tomás de Manila y se doctoró en la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino, de Roma.

Fue ordenado sacerdote para la arquidiócesis de Jaro el 21 de agosto de 1976 y nombrado obispo auxiliar de Cebu el 28 de noviembre de 1997.

En 1999 fue transferido a la sede de Calbayog y el 18 de marzo de 2006 fue nombrado arzobispo metropolitano de Palo. Desde el 1 de diciembre de 2009 es vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas.

Por su parte, el cardenal Vidal había presentado su renuncia al Papa en el año 2006, al cumplir los 75 años de edad, después de poco más de 28 años al frente de la arquidiócesis de Cebu.

A lo largo de los años, el purpurado ha hablado a menudo de cuestiones importantes, no sólo relacionadas con la Iglesia y la religión, sino también de temas que preocupaban a la sociedad y la nación.

Sin embargo, siempre se ha opuesto a las acciones de protesta y al uso de la fuerza que, en su opinión, es peligroso y poco útil para impulsar el cambio y el progreso en el país.

Entre los años 1986 y 1987 sirvió como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas y, entre 1985 y 1994, presidió el comité permanente de la Federación de Conferencias de Obispos de Asia.

El cardenal Vidal ha recibido varios premios por su dedicación al pueblo filipino, entre ellos el Premio al Mejor Filipino 1998 otorgado por el Centro Cultural de Filipinas, y el Premio de la Paz Rizal 2002, concedido por la Universidad del Sur de Filipinas.

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Sínodo de los Obispos


“La emigración cristiana también preocupa a los musulmanes”
Los invitados musulmanes al Sínodo afirman que es posible la convivencia
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La emigración de los cristianos de Oriente Medio supone una gran pérdida para los musulmanes, que también están sufriendo por la situación política y social actual.

Así lo afirmaron ayer los dos representantes religiosos sunní y chií invitados al Sínodo de los Obispos, Muhammad al-Sammak, consejero político del Mufti de la República del Líbano, y del ayatollah Seyed Mostafa Mohaghegh Ahmadabadi, profesor de Derecho de la Universidad Shadid Beheshti de Teherán.

Ambos fueron recibidos en audiencia por el proprio Papa Benedicto XVI, ayer por la tarde, después de la séptima Congregación General.

En sus distintas intervenciones en el Aula, ambos se apoyaron en varias suras del Corán, entre ellas la 82 y la 45, subrayando que los cristianos son “amigos de los creyentes”.

Grito común

Durante su ponencia, el representante sunní Muhammad al-Sammak, afirmó que para los musulmanes árabes los problemas de los cristianos de Oriente son también los suyos, subrayando de que se trata de una única cuestión.

“Nuestro sufrimiento como orientales es uno solo. Nosotros compartimos nuestros sufrimientos. Los vivimos en nuestro retraso social y político, en nuestra recesión económica y de desarrollo, en nuestra tensión religiosa y confesional”, afirmó.

La reciente intolerancia contra los cristianos es, añadió, “un fenómeno extraño a Oriente y que está en contradicción con nuestras culturas religiosas y constituciones nacionales”, que “intenta desgarrar el tejido de nuestras sociedades nacionales, demolerlas y disolver los lazos de su complejo tejido, trenzado hace muchos siglos”.

“La emigración del cristiano es un empobrecimiento de la identidad árabe, de su cultura y autenticidad”, afirmó, insistiendo en que “mantener la presencia cristiana es un deber islámico común, tal y como es un deber cristiano común”.

Para al-Sammak, este fenómeno está mostrando una “imagen distorsionada del islam”, a causa de “la incomprensión del espíritu de las enseñanzas islámicas específicas relativas a las relaciones con los cristianos que el Santo Corán ha calificado como 'los más amigos de los creyentes'”.

Otra cuestión es “la falta de respeto de los derechos de los ciudadanos con plena igualdad ante la ley de algunos países”.

Ante ello, el representante musulmán subrayó la necesidad de inculcar en el mundo oriental “el respeto de los fundamentos y reglas de la ciudadanía que aplica la igualdad en los derechos y luego en los deberes”.

También invocó una “cultura de la moderación, del amor y del perdón, entendido como el respeto de la diferencia de religión y credo, de lengua, de cultura, de color y de raza y luego, como nos enseña el Santo Corán, sometiéndonos al juicio de Dios según nuestras diferencias”.

Muhammad al-Sammak, quien afirmó haber llevado también esta preocupación en una intervención suya en la Meca, puso de relieve una reciente iniciativa del rey de Arabia Saudí Abdallah Ben Abdel Aziz “a favor del diálogo interreligioso e intercultural”.

Globalización

Para el representante chií, Seyed Mostafa Mohaghegh Ahmadabadi, la necesidad del diálogo entre las religiones es hoy mucho más acuciante a causa de la globalización, que ha cambiado también el mismo concepto de “sociedad multicultural”.

“La experiencia de los Balcanes demuestra que la dominación cultural y étnica de un grupo sobre otros no puede ser defendida”, sino que “es necesario, por el bien de la estabilidad social y de la 'salud étnica', respetar su presencia y sus derechos”.

En opinión de Ahmadabadi, el pensamiento “lleno de prejuicios, expansionista y de supremacía política y cultural” está “disminuyendo y está destinado a desaparecer”.

“El mundo ideal sería un estado donde los creyentes de cualquier credo puedan, de manera libre y sin ninguna aprensión, temor u obligación, vivir según los principios y usanzas, sus propias tradiciones y costumbres. Este derecho, que ha sido reconocido universalmente, debe ser de hecho puesto en práctica por estados y comunidades”, afirmó.

“Es bueno para la esencia de cada religión y para sus fieles que los discípulos de cada credo puedan practicar sus derechos sin ningún temor o vergüenza, y vivir según su propio legado y cultura. La estabilidad del mundo depende de la estabilidad que tengan los pequeños y grandes grupos y sociedades para subsistir”.

En este sentido, el ayatollah afirmó que la relación entre el islam y el cristianismo tal y como se plantea en el Corán “se ha basado en la amistad, el respeto y entendimiento mutuo”.

En su opinión, “en los últimos 1400 años, a veces debido a consideraciones políticas, ha habido momentos oscuros en esta relación. Pero no debemos relacionar estos actos ilegítimos de ciertos individuos y grupos ni con el Islam ni con el Cristianismo”.


 

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Cristianos de otras confesiones ven en el Sínodo un destello de unidad
“Delegados fraternos” toman la palabra

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 15 octubre 2010 (ZENIT.org).- Representantes de diferentes Iglesias cristianas no católicas que participan en el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio como "delegados fraternos" han tomado la palabra este viernes para reconocer que esta asamblea es un signo de unidad ecuménica.

El obispo Shahan Srkissian, primado de los armenios en Siria, del Catholicosado armenio de Cilicia, afirmó que esta asamblea episcopal es considerada por la máxima autoridad de esa Iglesia, Su Santidad Aram I, "como el Sínodo de todas las Iglesias de Oriente Medio, pues vivimos en las mismas condiciones, compartimos los mismos problemas, y nos encontramos ante los mismos desafíos".

"Por tanto, tenemos que concentrarnos conjuntamente en la presencia y el testimonio cristianos en Oriente Medio y en consagrarnos juntos a reorganizar y renovar nuestro compromiso y nuestra misión".

El representante armenio consideró como prioridad "manifestar más concreta y claramente la unidad de la Iglesias, que constituye hoy más que nunca un imperativo para Oriente Medio. En el respeto de las diferencias eclesiológicas, las Iglesias deben estar siempre juntas, deben hacer juntas su planificación y deben actuar juntas".

Propuestas

El metropolitano de Aleppo (Siria), Mar Gregoios Yohanna Ibrahim, del Patriarcado Sirio Ortodoxo de Antioquía y de todo Oriente, también centró su intervención en el ecumenismo y presentó una nueva sugerencia al Papa: separar "la comunión de la autoridad".

De este modo, toda la Iglesia entra en una comunión única y la unidad en la fe vuelve a convertirse en lo que era antes de la época de las divisiones, dijo el metropolitano ortodoxo.


Pidió un compromiso por parte del Sínodo para encontrar unificar la fecha de la fiesta de Pascua que los católicos viven según un calendario diferente a los de los cristianos orientales.

"Los cristianos esperan con impaciencia ver su propia unidad representada por este símbolo". Y preguntó: "¿tomará este Sínodo venerable la decisión de unificar la fiesta de Pascua?".

"Este puede ser el primer paso hacia la tan anhelada unidad cristiana", añadió.

Constatando los numerosos mártires cristianos de las diferentes confesiones cristianas en Oriente que derramaron su sangre en los siglos XIX y XX, sugirió que el Papa "adopte la idea de una fiesta única para los mártires cristianos a nivel universal y para ello sólo necesita el consenso de todas las Iglesias cristianas para que se establezca un día para la celebración de la Fiesta de los Mártires por doquier".

"Daríamos de este modo un nuevo paso hacia la unidad cristiana y, al mismo tiempo, perpetuaremos la memoria de nuestros santos mártires cada año", concluyó

Nuevos caminos de diálogo ecuménico

El obispo Armash Nalbandian de Damasco, primado de Siria del Patriarcado Supremo y Catholicosado de todos los Armenios, confesó: "tenemos la profunda esperanza de que esta asamblea especial del Sínodo de los Obispos de Oriente Medio nos ofrezca nuevas oportunidad para encontrar nuevos caminos de diálogo ecuménico, cooperación y testimonio del mensaje del Evangelio".

"Esperamos de esta asamblea especial de los Obispos de Oriente Medio una reorganización de las Iglesias católicas y una renovación del testimonio de fe. Pero la misión, así como la existencia de las Iglesias católicas puede ser o debe ser entendida sólo en comunión ecuménica y unidad con las demás Iglesias de la región", indicó.

El primero en tomar la palabra fue el metropolitano ortodoxo Makarios Tillyridis de Kenia, para subrayar la urgencia del amor "por la unidad y de trabajar juntas todas las Iglesias cristianas en Oriente Medio".

Primado del Papa

El metropolitano greco-ortodoxo Georges Khodre di Byblos, de Botrys y Monte Líbano, pidió a la Iglesia católica aclarar la relación entre la Eucaristía y la comunión con el Papa.

"La mención del obispo de Roma en la liturgia, fuera de su propia diócesis, introduce la idea de una Iglesia universal", afirmó. "Este término introduce una noción numérica, espacial, sociológica, mientras que la Iglesia católica se constituye ella misma localmente ante todo por el Señor como su Cuerpo".

Por eso consideró que "con la mención del Papa de Roma en las liturgias orientales se está invitando a las Iglesias a una práctica que Oriente nunca conoció".

El obispo anglicano Michael Langrish de Exeter (Reino Unido) transmitió al Sínodo el saludo del arzobispo de Canterbury, Su Gracia Rowan Williams, y recordó que los problemas de los cristianos en Oriente Medio fueron afrontados por el primado anglicano y el Papa en la visita de Benedicto XVI al Reino Unido.

Un solo cuerpo

"Mediante el estudio, la oración, la peregrinación y la orientación de las Iglesias Orientales Católicas de forma plena hacia nuestro diálogo ecuménico, así como de nuestros hermanos y hermanas ortodoxos, intentaremos crecer con la gracia de Dios en nuestra capacidad para vincularnos, como un solo cuerpo, al único Señor por el cual somos llamados y santificados", indicó.

En la asamblea se leyó un mensaje del reverendo Olav Fykse Tveit, secretario general del Consejo Mundial de las Iglesias, quien se dirigió a todas las confesiones cristianas para asegurar: "Ha llegado el momento de emprender acciones juntos. Para nosotros, cristianos, estas acciones se basan en tres imperativos fundamentales: un imperativo ético y teológico para una paz justa; un imperativo ecuménico para la unidad en la acción; y el imperativo Evangélico para una valiosa solidaridad y amor por todos nuestros cercanos".

El metropolitano Mar Gewargis Sliwa, di Bagdad e Irak, del patriarcado de la Iglesia asiria de Oriente, se convirtió en portavoz de los inauditos sufrimientos de los cristianos de su país, y pidió una acción concertada de los cristianos "para instar a las organizaciones internacionales humanitarias y políticas a salvar al pueblo iraquí de esta destrucción y crear las condiciones pacíficas que permitirán la existencia de los cristianos en este país".

Por Jesús Colina

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Mundo


Pakistán: Violación y asesinato de mujeres y niñas cristianas
La Iglesia, en primera línea junto a las víctimas
ISLAMABAD, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- De nuevo la violencia contra mujeres y niñas aflige a la comunidad cristiana de Pakistán, que se encuentra conmocionada tras dos nuevos casos de violencia brutal en Rawalpindi y en Faisalabad, en la provincia de Punjab.

La agencia Fides informó de los casos de las niñas de 12 y 13 años Lubna Masih y Kiran Nayyaz, la primera violada y asesinada por un grupo de musulmanes y la segunda, violada por un joven musulmán, que ha quedado embarazada y ahora está bajo la protección de la Iglesia católica local.

La primera había salido de casa a primera hora de la mañana para comprar leche; la otra, trabajaba como sirvienta en la casa de un rico latifundista musulmán y fue agredida por un chófer de la casa.

Lubna Masih era la única hija de Saleem y Guddi Masih, un matrimonio cristiano que vive en Dhoke Ellahi Buksh, un barrio de Rawalpindi.

Saleem Masih es taxista. Su hija fue agredida el 27 de septiembre por un grupo de cinco jóvenes musulmanes que la detuvieron en plena calle y la obligaron a subir a un automóvil que se alejó rápidamente.

La chica gritó, pero no la ayudó nadie. La llevaron al cementerio de Dhoka Ellahi Buksh, donde la violaron y asesinaron, abandonando allí el cuerpo. Algunas horas más tarde, algunos transeúntes llamaron a la policía, que constató la muerte.

Los padres de Luba están en estado de shock y aterrorizados, por lo que todavía no han querido presentar denuncia ni hacer ninguna declaración oficial.

Incrédulos y consternados por el dolor, piensan solamente en abandonar la ciudad y reconstruir sus vidas en otro lugar.

Algunas organizaciones no gubernamentales y la asociación de abogados cristianos Christian Lawyers Foundation han condenado lo sucedido, y garantizan su apoyo material y legal a la familia, con la esperanza de convencer a los padres para que presenten denuncia e inicien un proceso judicial.

Faisalabad. Kiran Nayyaz, católica de 13 años, fue violada el pasado mes de abril en el pueblo de Chak Jhumra por el joven Muhammad Javed y ahora está embarazada.

El 2 de octubre se presentó a las autoridades una denuncia formal contra el violador, gracias a la intervención de la Comisión Justicia y Paz y de la Comisión de la Mujer de la diócesis de Faisalabad.

“La situación es dramática: la Iglesia católica local ha asumido la defensa de la familia y ha denunciado el caso a la policía que está investigando”, explicó a Fides el vicario general de Faisalabad, el padre Khalid Rashid.

“La familia está traumatizada y todo la comunidad católica teme las represalias. Pero casos de violencia como estos son frecuentes, por desgracia” señaló el vicario.

“Se añade, además, el drama de una adolescente que dará a luz a un niño, fruto de la violencia -destacó-. Como católicos, también en esta tragedia, estamos a favor de la vida”.

Según fuentes de Fides, episodios de violencia y abuso sobre las chicas cristianas están al orden del día. Los más clamorosos son sólo la punta del iceberg.

Detrás del homicidio pueden ocultarse intentos de intimidación, la negación de una propuesta de matrimonio procedente de un musulmán, el deseo de meter a la chica en el camino de la esclavitud o la prostitución,...

Las familias cristianas, muy débiles a nivel social, son las principales víctimas de esta violencia.

El Centre for Legal Aid Assistance and Settlement (CLAAS) declaró que los secuestros y la violencia sexual contra chicas hindúes y cristianas están aumentando en el país, a menudo con la finalidad de obtener conversiones o matrimonios forzados.

El CLAAS, que ofrece asistencia legal gratuita a las víctimas, recordó otros casos recientes que todavía siguen en la impunidad total.

En julio de 2010, en Farooqabad, Punjab, una chica cristiana de 16 años fue secuestrada, violada y torturada por tres musulmanes, mientras que otra cristiana de 12 años fue violada por un grupo de estudiantes musulmanes en Gujar Khan, en el distrito de Rawalpindi.

Hoy, una familia cristiana cerca de Lahore llora la desaparición de Samina Ayub, también ella empleada en la casa de un rico musulmán. La policía sospecha que se trata de un caso de conversión o matrimonio forzado.

En Lyari, una hindú de 13 años llamada Poonam ha sido secuestrada y convertida al Islam. El sufrimiento de las niñas cristianas ha adquirido importancia recientemente también por los casos de Shazia Bashir, Sumera Pervaiz y Magdalene Ashraf.

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Reportaje


Iglesias orientales: La Iglesia de tradición bizantina (I)
Ecumenismo y cisma, persecución y martirio
ROMA, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El rito o tradición bizantina es la mayoritaria en el oriente cristiano, y a él pertenecen unos 300 millones de personas, en su inmensa mayoría de obediencia ortodoxa.

Históricamente están vinculadas al antiguo Imperio bizantino, y por tanto al Patriarcado de Constantinopla, aunque a lo largo de los siglos, se han ido constituyendo iglesias autocéfalas en los distintos países, destacando en número de fieles el Patriarcado de Moscú.

Sería muy largo y ajeno al propósito de esta serie de artículos profundizar en las causas que llevaron al Gran Cisma de 1054, y que actualmente están siendo objeto de discusión en el Comité de Diálogo Ecuménico entre Católicos y Ortodoxos.

Lo que subrayan todos los expertos es que el acto formal del cisma, la excomunión entre el papa y Miguel Cerulario, fue la culminación de un largo camino de distanciamiento entre Oriente y Occidente, no sólo en cuestiones canónicas y disciplinares, sino también litúrgicas, culturales e históricas.

En cualquier caso, ya desde el primer momento hubo intentos de reconstruir la unidad perdida, sin éxito. Después, Occidente viviría otro doloroso Cisma, el de Lutero, que volcaría su atención lejos de la cuestión oriental durante siglos.

De las tensiones entre ambas Iglesias y de las vicisitudes de los siglos, fueron surgiendo trece Iglesias católicas de rito bizantino, especialmente en Europa Oriental, también conocidas como “uniatas”, que explicaremos a continuación.

La liturgia bizantina o griega, la mayoritaria y más seguida de todos los ritos orientales, es llamada también Divina Liturgia, de una gran belleza visual, pues de ella participan también los iconos, la música, los ornamentos sagrados y la propia arquitectura, de forma que el fiel está “dentro” de la liturgia.

Procede de la liturgia que se celebraba en Antioquía, llamada “de Santiago”, y que fue reformada por san Basilio y san Juan Crisóstomo (siglos IV y V). Una de las importantes diferencias con el rito latino es el calendario festivo, el juliano, que va 14 días por detrás del gregoriano occidental.

La Sagrada Escritura está constantemente presente en la liturgia, mucho más que en Occidente. Se practica el ayuno más estrictamente, especialmente durante la Gran Cuaresma. Tienen una grandísima veneración a la Virgen María, bajo el título de Theotokos.

En cuestión de disciplina eclesiástica, los sacerdotes pueden ser hombres casados (aunque no pueden contraer matrimonio después de su ordenación, sólo antes). La lengua litúrgica utilizada es el griego o el eslavo antiguo, dependiendo de la influencia rusa o griega.

Otra característica importante de la Iglesia bizantina es la importancia del monaquismo, de las horas litúrgicas, y de la devoción particular, a través de la llamada “oración del corazón”.

Iglesia católica albanesa

La Iglesia bizantina de Albania pertenecía al patriarcado de Roma, a diferencia de las demás, que dependían de Constantinopla. En el año 731, en medio de las luchas iconoclastas, el emperador bizantino León III conquistó Albania y anexionó su Iglesia a Constantinopla, con lo que también participó en la ruptura de 1054.

Después, Albania cayó bajo el dominio musulmán, con lo que la Iglesia pasó a ser minoritaria. Entre 1895 y 1900, varios grupos de ortodoxos se hicieron católicos y solicitaron un obispo de su propio rito, lo que les fue concedido por Pío XII en 1939, en forma de Administración Apostólica.

Con la persecución comunista, y especialmente desde 1967, con la proclamación de Albania como Estado oficialmente ateo, la Iglesia católica albanesa pasó a la total clandestinidad hasta la caída del régimen. Hoy son 1.500 fieles, agrupados en una sola parroquia y dependen directamente de la Congregación para las Iglesias Orientales.

Iglesia greco-católica bielorrusa

Esta Iglesia católica data de la unión de Brest (1596), cuando los obispos ortodoxos de la provincia de Kiev decidieron en grupo volver a la comunión con Roma. De esta unión surgieron las Iglesias greco católicas de Bielorrusia y Ucrania.

Tras la invasión de Bielorrusia en el siglo XVIII por los rusos, muchos católicos se unieron, unos voluntariamente y otros de forma forzosa, a la Iglesia ortodoxa rusa. Aunque en 1905 se reconoció libertad de culto, muchos católicos optaron por pasar al rito latino, y la Iglesia bizantina católica quedó reducida a unos 30.000 fieles.

Bajo la dominación comunista, los greco-católicos fueron de nuevo unidos por la fuerza a la Iglesia ortodoxa, hasta 1991. Los que lograron salir del país establecieron comunidades en la diáspora, que aún hoy existen.

Esta Iglesia actualmente cuenta con unos 5.500 fieles, agrupados en unas veinte parroquias. Depende directamente de la Congregación para las Iglesias Orientales.

Iglesia greco-católica bulgara

La Iglesia ortodoxa búlgara ha estado tradicionalmente unida al Patriarcado de Constantinopla, a pesar de su independencia inicial. A lo largo de su historia, la reacción contra la helenización se confundió con los sentimientos nacionales, lo que afectó también a las relaciones con Roma.

A mitad del siglo XIX, el archimandrita Sokolsky pidió la unión con Roma, y fue consagrado como primer obispo católico bizantino, aunque el movimiento pro-Roma se disolvió tras conseguir de Constantinopla el reconocimiento de la independencia eclesiástica.

La pequeña comunidad greco-católica búlgara está formada hoy por unos 22.000 fieles, agrupados en el Exarcado de Sofía. La mayor parte de los católicos búlgaros siguen el rito latino.

Iglesia de los greco-católicos de ex Yugoslavia

También llamada Iglesia católica bizantina de la eparquía de Križevci, agrupa a los fieles católicos bizantinos de Bosnia, Croacia y Eslovelia (eparquía de Križevci), y el exarcado apostólico de Serbia y Montenegro.

Esta Iglesia se constituyó a lo largo de los siglos XVIII y XIX mayoritariamente con población emigrada desde Galitzia tras su conquista por parte de Rusia, así como de católicos rutenos procedentes de Transcarpatia y Eslovaquia. Actualmente son unos 53.000 fieles.

Iglesia greco-católica húngara

También tiene su origen en la emigración de católicos rutenos de rito bizantino. Lo más característico de esta Iglesia es que, debido a que un importante grupo protestante, en el siglo XVIII, se unió a ella adoptando el rito bizantino, se introdujo el uso del húngaro en la liturgia, en lugar del griego, aunque sin autorización.

En el año 1900, un grupo de greco-católicos húngaros peregrinaron a Roma para el Año Santo, y aprovecharon para pedir al papa León XIII que autorizara su situación y les proporcionara un obispo propio. En 1912, el papa Pío X erigió para ellos la Eparquía de Hajdúdorog. Actualmente son 302.000 fieles.

Iglesia bizantina eslovaca

En 1646, un importante grupo de jerarcas ortodoxos rutenos tomó la decisión de unirse de nuevo a Roma, en la llamada Unión de Uzhhorod, similar a la que habían protagonizado los ucranianos en Brest casi un siglo antes.

La Iglesia greco-católica eslovaca estuvo unida a la Iglesia rutena durante varios siglos. Durante la segunda Guerra Mundial, y tras la invasión comunista, el nuevo gobierno obligó a los greco-católicos a abandonar a Roma y unirse al Patriarcado de Moscú. El obispo greco-católico de Prešov, monseñor Gojdič, fue encarcelado y ejecutado.

Tras la caída del comunismo y la división del país, el papa Juan Pablo II creó el exarcado de Košice. El 30 de enero de 2008 el Papa Benedicto XVI elevó a la Iglesia a la categoría de metropolitana sui iuris, al mismo tiempo que elevaba Košice al rango de eparquía. Hoy cuenta con 258.000 fieles.

[Continúa...]

Por Inma Álvarez


 

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Iglesias orientales: La Iglesia de tradición bizantina (II)
Ecumenismo y cisma, persecución y martirio
ROMA, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- [Continúa] El rito o tradición bizantina es la mayoritaria en el oriente cristiano, y a él pertenecen unos 300 millones de personas, en su inmensa mayoría de obediencia ortodoxa. Los greco-católicos son 8,5 millones de fieles.

Iglesia greco-melquita

La Iglesia greco-católica melquita tiene su origen en Antioquía durante el Concilio de Calcedonia (451), proveniente de la palabra melek, con la que se identificaba a los que aceptaron Calcedonia (ver el artículo sobre la Iglesia antioquena, Zenit 12 de octubre). Los melquitas, originariamente de rito antioqueno, pasaron a la tradición bizantina.

Tras la conquista de Siria por los musulmanes, estos cristianos fueron gradualmente aceptando influencias culturales árabes, entre ellas, el idioma. Esta Iglesia siguió al Patriarcado de Constantinopla en el cisma de 1054.

Sin embargo, gracias a la predicación de misioneros dominicos (siglo XIV) y sobre todo jesuitas (siglo XVI), se fue creando paulatinamente entre los melquitas una simpatía hacia Roma, que fraguó con la elección de Cirilo VI, que fue excomulgado por el Patriarca de Constantinopla y confirmado por el papa Benedicto XIII, en 1724.

El cabeza de la Iglesia melquita, Gregorio III Laham, lleva el título de Patriarca católico greco-melquita de Antioquía y Todo el Oriente, Alejandría y Jerusalén. Cuenta con casi 1,2 millones de fieles, y tiene su sede en Damasco, se extiende por todo Oriente Medio y tiene una comunidad significativa en Estados Unidos.

Según el experto Pier Giorgio Gianazza, esta Iglesia es la más “árabe” de todas las Iglesias católicas orientales, y está empeñada en un importante diálogo ecuménico con el Patriarcado ortodoxo de Antioquía. Cuenta con varias instituciones asistenciales y educativas. Es muy activa también en el diálogo con los musulmanes.

Iglesia católica griega

Unos ochocientos años después del cisma de 1054, en 1856, empezó a formarse una pequeña comunidad de griegos católicos, fundamentalmente en Constantinopla, a raíz de la predicación de un sacerdote griego de rito latino.

El papa Pío X erigió en 1911 un ordinariato para estos católicos bizantinos, que llegaron a tener incluso su propio seminario. Sin embargo, con la derrota del Imperio otomano tras la primera Guerra Mundial, muchos de ellos emigraron a Atenas, y los que no, sufrieron persecución.

Esta comunidad católica de rito bizantino es hoy muy pequeña, unos 2.500 miembros, y se divide en dos exarcados, el de Atenas, cuyo jerarca es Dimitrios Salachas, y el de Constantinopla, que prácticamente ha desaparecido en número de fieles.

Iglesia rumana bizantina

La Iglesia católica rumana fue también producto de la emigración, especialmente de católicos alemanes y rutenos, a Transilvania, que entonces era territorio húngaro y mayoritariamente ortodoxo.

Tras el cisma de Lutero, se extendió el protestantismo calvinista en Rumanía, lo que llevó en 1697 al obispo ortodoxo de Transilvania en Alba Julia, Teofil Seremi, a plantearse la unión con Roma, en 1700. Sin embargo, una buena parte de los rumanos permanecieron ortodoxos.

Aunque al principio los católicos bizantinos dependían de la Iglesia húngara de rito latino, el papa Pío X creó una eparquía propia, Hajdúdorog en 1912. Durante el régimen comunista, esta Iglesia fue suprimida y sus fieles, obligados a unirse a los ortodoxos.

La clandestinidad duró hasta la revolución contra Ceaucescu de 1989.

Actualmente esta Iglesia cuenta con unos 550.000 fieles. Para diferenciarse de los ortodoxos, los greco-católicos rumanos utilizan el rumano en la liturgia. Su actual cabeza es el archieparca mayor Lucian Mureşan.

Iglesia rutena

Esta Iglesia está vinculada históricamente a Rutenia, cuyo territorio comprendía la actual Ucrania, Bielorrusia y una parte de la Rusia europea.

Como hemos visto al hablar de la Iglesia bizantina eslovaca, una parte de la Iglesia rutena participó en la llamada Unión de Uzhhorod. Hubo después otras dos uniones, en 1664 y 1713, tras lo cual prácticamente casi todos los rutenos pasaron a la obediencia de Roma.

Para los rutenos en concreto, el papa Clemente XIV creó la eparquía de Mukachevo (1778). Tras la primera guerra mundial, y con la disolución del Imperio austrohúngaro, Rutenia fue dividida entre Checoslovaquia, Ucrania y Bielorrusia.

La Iglesia rutena actual se encuentra en territorio de Ucrania. Durante el dominio comunista, también esta Iglesia fue forzada a pasar a la ortodoxa, y en muchos lugares, sus fieles fueron directamente deportados a la Unión Soviética. Otros muchos lograron emigrar a Estados Unidos.

Actualmente cuenta con unos 533.000 miembros, reunidos en torno a la Eparquía de Mukachevo.

Iglesia greco-católica ucraniana

Se trata de la Iglesia más numerosa de todas, con 5,5 millones de fieles. También es la más dispersa, pues sus fieles se encuentran repartidos, por la emigración, en más de 40 países distintos.

Su territorio está más o menos relacionado con la antigua rus de Kiev. Tras el cisma de 1054, la Iglesia vivió momentos difíciles, pasando con los siglos a acercarse paulatinamente a Polonia. El patriarca de Kiev asistió al Concilio de Florencia en 1440 y acordó volver a la obediencia de Roma. Esto fue interpretado por los rusos como signo de enemistad.

Los greco-católicos ucranianos acudieron en varias ocasiones a Roma para pedir protección, frente al expansionismo ruso por un lado y la influencia latinizadora de los polacos por otro. En 1596, como ya hemos visto, toda la jerarquía eclesiástica ucraniana pasó a Roma en el Sínodo de Brest.

Con la dominación rusa, los greco-católicos sufrieron una persecución sistemática, hasta el punto de que sólo sobrevivieron en el este de Ucrania, bajo dominio austrohúngaro (Galitzia). A finales del siglo XIX, prácticamente habían desaparecido.

En Galitzia, después de la segunda guerra mundial, los comunistas persiguieron aún con más saña a los greco católicos, encarcelando a toda su jerarquía, encabezada por el cardenal Slipyj. Tras la caída del Muro, ha habido en Ucrania una “resurrección” de los católicos. El papa Juan Pablo II visitó el país en 2001.

Iglesia italo-albanesa

Esta Iglesia procede de la inmigración, especialmente en Calabria y Tarento durante el siglo XV, a causa de la presión musulmana. Algunos de los inmigrantes eran ya bizantinos católicos, y otros se unieron a Roma después de su llegada a Italia.

En 1595, el papa Clemente VIII reconoció la presencia de estos fieles y dio instrucciones para que fuesen atendidos en sus necesidades, y en 1742, otro papa, Benedicto XIV, les dio un primer código canónico. En 1919 se fundó la eparquía de Lungro, y en 1937 la eparquía de Piana degli Albanesi.

Actualmente agrupa a unos 67.000 fieles. Allí está también el único monasterio italiano de rito bizantino, Santa Maria di Grottaferrata, que tiene más de mil años de antigüedad.

Iglesia rusa

La Iglesia greco-católica rusa surgió en 1905 de un cisma de la Iglesia ortodoxa rusa, alrededor del poeta Vladimir Sergeyevich Soloviev, quien afirmaba que se podía ser fiel ortodoxo y estar unido a Roma. Un seguidor suyo, el sacerdote Nicolás Tolstoi, se hizo católico y organizó una pequeña comunidad en Moscú.

A pesar de las persecuciones, primero por el régimen zarista y luego la brutal represión comunista, siguió existiendo un exarcado apostólico en la clandestinidad, y se creó otro para los católicos refugiados en China, con sede en Shangai.

Actualmente existe un “renacimiento” de esta comunidad, aunque aún no tiene formalmente un jerarca propio. Cuenta con unos 3.800 fieles y su liturgia no tiene diferencias con la ortodoxa rusa.

Por Inma Álvarez


 

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Informe Especial


La Sede Apostólica y la adscripción a una Iglesia “sui iuris”
Para conocer mejor las iglesias orientales

Por Hani Bakhoum Kiroulos

ROMA, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Durante la celebración de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Tierra Santa, seguimos ofreciendo a nuestros lectores un nuevo artículo de fondo para contribuir a un mejor conocimiento de las iglesias de Oriente, sus ritos, su liturgia y su vida eclesial. Escrito por el padre Hani Bakhoum Kiroulos, doctor en derecho canónico, fue publicado originalmente por la edición de ZENIT en árabe.

* * * * *

El Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, en los cánones 29 – 38, trata la adscripción a una Iglesia sui iuris. Estos cánones enuncian un nuevo principio para la adscripción. En la legislación precedente era el rito litúrgico del bautismo que establecía la adscripción del fiel a una iglesia sui iuris; por ejemplo, si uno ha sido bautizado con el rito latino se hace latino, o con el rito copto se hace copto. El código actual, independientemente del rito de la celebración, determina el rito del bautizado.

El can. 29 § 1 afirma que: “El hijo que aún no ha cumplido el decimocuarto año de edad, con el bautismo está adscrito a la Iglesia sui iuris a la que está adscrito el padre católico; si en cambio solo la madre es católica, o incluso si ambos padres lo pidieran con voluntad concorde, estará adscrito a la Iglesia sui iuris a la que pertenece la madre, quedando salvo el derecho particular establecido por la Sede Apostólica”.

La norma “conformemente con las costumbres vigentes aún en los países orientales y con los Estatutos personales vigentes en Oriente, sanciona el principio de la prevalencia del padre” [1]. Es decir, en la Iglesia sui iuris del padre, obviamente católico, deben ser adscritos los hijos bautizados que no hayan cumplido aún 14 años.

Esta norma admite dos excepciones a favor de la Iglesia sui iuris a la que pertenece la madre: cuando solo la madre es católica; y cuando ambos padres piden que el hijo sea adscrito a la Iglesia de la madre. La segunda excepción ha suscitado discusiones dentro de la Comisión de Redacción del Código. De hecho, muchos de los miembros pidieron quitar esta cláusula, afirmando que “semejante cláusula, a su parecer, causaría un debilitamiento de vitalidad y un empobrecimiento de las Iglesias orientales existentes, especialmente en las regiones occidentales” [2].

Para responder a estas objeciones, se previó una última cláusula, “quedando salvo el derecho particular establecido por la Sede Apostólica”. Con esta se podría “en ciertos lugares y en ciertas circunstancias establecer la prevalencia exclusiva del padre sin la alternativa de elegir de común acuerdo la Iglesia de la madre” [3]. De esta forma, la Sede Apostólica ayudaría a la Iglesia sui iuris a afrontar los peligros mencionados.

La persona que ha cumplido los 14 años es libre de elegir la Iglesia sui iuris a la que adscribirse.

De la misma forma, la norma precedente suscitó preocupaciones en algunos miembros de la Comisión. Sin embargo, la norma permaneció para defender la libertad de la persona, añadiendo la cláusula “quedando salvo el derecho particular establecido por la Sede Apostólica”.

La posible intervención de la Sede Apostólica, en los dos casos precedentes, es a favor de la Iglesia oriental sui iuris que se encuentra en situación de minoría y con el riesgo de debilitamiento de vitalidad.

Para la validez del paso a otra Iglesia sui iuris es necesario el consentimiento de la Sede Apostólica (can 32). Esta norma ayudaría a los fieles de las Iglesias sui iuris a mantener y observar su rito.

El consenso requerido para la validez del paso de una Iglesia sui iuris a otra, se presume en algunos casos, el can 32 § 2 establece:

“Sin embargo, si se trata de un fiel cristiano de la eparquía de cualquier Iglesia sui iuris que pide pasar a otra Iglesia sui iuris que tiene en el mismo territorio su propia eparquía, este consenso de la Sede Apostólica se presume, siempre que los obispos eparquiales de ambas eparquías consientan por escrito al paso”.

Otra posibilidad de intervención de la Sede Apostólica respecto a la adscripción a una Iglesia sui iuris, se encuentra en el can. 35, el cual para la adscripción de los bautizados no católicos a la Iglesia sui iuris establece que:

“Los bautizados católicos que lleguen a la comunión plena con la Iglesia católica conserven su propio rito, lo respeten y, en la medida de sus propias fuerzas, lo observen en todas partes; que se adscriban por ello a la Iglesia sui iuris del mismo rito, salvo el derecho de recurrir a la Sede Apostólica en casos especiales de personas, de comunidades o de regiones”

El canon retoma la enseñanza del Concilio Vaticano II [4] y modifica esencialmente el can. 11 del Cleri Sanctitati. La nueva norma establece que todos los bautizados no católicos que lleguen a la comunión plena con la Iglesia católica, sean adscritos a la Iglesia sui iuris del mismo rito, dejando la cláusula de que, en casos especiales, es posible recurrir a la Sede Apostólica.

Respecto al procedimiento para la adscripción, de por sí, todo paso a otra Iglesia sui iuris tiene valor desde el momento de la declaración hecha ante el Jerarca del lugar de la misma Iglesia, o al propio párroco, o también al sacerdote delegado de uno u otro y ante dos testigos, a menos que el rescripto de la Sede Apostólica no disponga diversamente.

Además nadie puede ser lícitamente admitido al noviciado de un monasterio sui iuris de otra Iglesia, sin la licencia de la Santa Sede, a menos que no se trate de un novicio que está destinado a un monasterio dependiente de la propia Iglesia.

Estas son las intervenciones posibles de la Santa Sede respecto a la adscripción a una Iglesia sui iuris. Cabe notar que estos derivan de la aplicación de la doctrina del Concilio Vaticano II y tienen el objetivo de proteger los ritos y de animar a los propios fieles a observarlos de forma más auténtica.


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1) Idem., 158.

2) D. SALACHAS – L. SABBARRESE, Codificazione Latina e Orientale e Canoni Preliminari, 158.

3) D. SALACHAS, Le Chiese “sui iuris” e I Riti, 43.

4) Cfr. OE 4.

[Traducción de la versión italiana por Inma Álvarez] 

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Espiritualidad


Evangelio del domingo: El horario de Dios
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
OVIEDO, viernes, 15 octubre 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, 10 de octubre, XXIX del tiempo ordinario (Lucas  18,1-8), redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y de Jaca. 



 

* * *




 

La enseñanza de Jesús sobre la oración no era una cuestión banal. Él quería enseñar a sus discípulos a orar de tal manera que permanentemente pudieran estar hablando-con y escuchando-a Quien permanentemente está dispuesto a acoger nuestras palabras y a dirigirnos las suyas.

El Maestro les propone una parábola con dos personajes curiosos: un juez y una viuda. La persona más desprotegida que demanda ayuda al juez menos indicado. Hasta aquí los personajes de la parábola de Jesús que podríamos llamar pintoresca, y adivinamos los ojos de los discípulos mirando a Jesús mientras les exponía la parábola. ¿En qué quedaría toda la escena? ¿Cómo se resolvería la importunidad de la pobre mujer ante la inmisericordia del injusto juez?

Dice Jesús que aquél juez de mucha ley y poco corazón, terminó por ceder ante la viuda y determinó hacer justicia ante el adversario de ésta. Pero no porque hubiera cambiado en sus adentros, sino simplemente por proteger sus afueras, es decir, por puro temor y para que le dejasen en paz: por si la viuda le pegaba en la cara y para que no lo siguiera fastidiando. Aquí se pararía el Señor y les diría a los discípulos: ¿os dais cuenta qué ha hecho este juez injusto? Al final ha hecho justicia ante una pobre mujer que suplicaba. Un hombre que no ha sido capaz de hacerlo por la verdadera razón: el servicio al otro, el derecho del otro, el amor al otro, lo hizo por egoísmo, por amor a sí mismo... pero lo hizo. ¿Y Dios? ¿Qué hará Dios? ¿Cómo se comportará ante sus elegidos que día y noche le gritan y suplican?

El cristiano es el que precisamente aprende a vivir desde la inagotable relación con su Dios y Señor, en un continuo cara a cara ante su bendito Rostro, con un constante saberse mirado por los ojos de Otro. Esta Presencia que es siempre compañía y jamás se escurre como fugitiva, no nos ahorra a los cristianos la fatiga apasionante del vivir de cada día con todas sus luces y sus sombras, pero sí que nos permite vivirlo de otro modo, desde otros Ojos que nos ven, desde otro Corazón que nos ama y por nosotros palpita y desde otra Vida que nos acoge regalándonos la dicha.

La oración, como certeza de una compañía de aquel que nos habla y nos mira, es una educación para la vida: también nosotros cristianos podemos sufrir todas las pruebas, pero nunca con tristeza y desesperanza. La circunstancia puede que no cambie, pero sí nuestro modo de mirarla y de vivirla, porque sabemos que Dios nos la acompaña sin interrupción, en horario abierto y sin declino.



 

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En la página web de Zenit


Intervenciones ante el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio
Séptima y octava congregación general
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 15 octubre 2010 (ZENIT.org).- En la sección de documentos de la página web de ZENIT es posible leer las intervenciones ante la séptima y octava congregación general del Sínodo de los Obispos de Oriente Medio que se han celebrado en la tarde del 14 de octubre y en la mañana del 15 de octubre.

--Intervenciones ante la Octava Congregación General del Sínodo

 

--Delegados fraternos ante el Sínodo (Octava Congregación General)

 

--Intervenciones de los invitados especiales musulmanes al Sínodo

 

--Intervenciones ante la Séptima Congregación General del Sínodo



 



 

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Documentación


Mensaje del Papa a la FAO por el Día Mundial de la Alimentación 2010
“Que todos den prioridad a la liberación del hambre”, pide Benedicto XVI
 CIUDAD DEL VATICANO, viernes 15 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el mensaje del Papa al director general de la FAO, Jacques Diouf, con motivo del Día Mundial de la Alimentación 2010, que se celebra hoy.



 

Al Sr. Jacques Diouf

Director General de la Organización para la Alimentación y la Agricultura

de las Naciones Unidas(FAO)

1. La celebración anual del Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad para hacer un balance de todo lo que se ha logrado a través del compromiso de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) para garantizar la alimentación diaria a millones de hermanos y hermanas nuestros en todo el mundo. También ofrece una oportunidad propicia para destacar las dificultades que surgen cuando faltan las necesarias actitudes de solidaridad.

Demasiado a menudo, la atención se desvía de las necesidades de las poblaciones, no se da suficiente énfasis al trabajo del campo, y los productos de la tierra no reciben la protección adecuada. Como resultado, se produce el desequilibrio económico, y se ignoran los inalienables derechos y la dignidad de toda persona humana.

El tema del Día Mundial de la Alimentación de este año, Unidos contra el hambre, es un oportuno recordatorio de que todos tienen que realizar un compromiso para dar al sector de la agricultura su importancia adecuada. Es necesario que todos -desde los individuos a las organizaciones de la sociedad civil, Estados e instituciones internacionales- den prioridad a uno de los objetivos más urgentes de la familia humana: la liberación del hambre. Para lograr la liberación del hambre es necesario garantizar no sólo que se disponga de suficiente comida, sino también que todo el mundo tenga acceso diario a ella: esto significa promover todos los recursos e infraestructuras necesarios para sostener la producción y la distribución a escala suficiente para garantizar plenamente el derecho a la alimentación.

Los esfuerzos para lograr este objetivo ayudarán sin duda a construir la unidad de la familia humana en el mundo. Se necesitan iniciativas concretas, conformadas por la caridad, e inspiradas por la verdad, iniciativas que sean capaces de superar los obstáculos naturales relacionados con los ciclos de las estaciones o las condiciones ambientales, así como los obstáculos provocados por el hombre. La caridad, practicada a la luz de la verdad, puede acabar con las divisiones y conflictos para lograr así que los bienes de la tierra pasen entre los pueblos en un intercambio vivo y continuo.

Un importante paso adelante fue la reciente decisión de la comunidad internacional de proteger el derecho al agua que, como siempre ha mantenido la FAO, es esencial para la nutrición humana, para las actividades rurales y para la conservación de la naturaleza. De hecho, como mi venerable predecesor el Papa Juan Pablo II observó en su Mensaje para el Día Mundial de la Alimentación de 2002, muchas diversas religiones y culturas reconocen un valor simbólico al agua, de la que “brota una invitación a ser plenamente conscientes de la importancia de este precioso bien básico, y en consecuencia a revisar los actuales patrones de comportamiento para garantizar, hoy y en el futuro, que todas las personas tengan el acceso al agua indispensable para sus necesidades, y que las actividades productivas, y la agricultura en particular, disfruten de los niveles adecuados de este recurso que no tiene precio” (Mensaje para el Día Mundial de la Alimentación de 2002, 13 de octubre de 2002).

2. Si la comunidad internacional va a estar verdaderamente “unida” contra el hambre, entonces la pobreza debe superarse a través de un auténtico desarrollo humano, basado en la idea de la persona como una unidad de cuerpo, alma y espíritu. Hoy, sin embargo, hay una tendencia a limitar la visión del desarrollo a una que satisfaga las necesidades materiales de la persona, especialmente a través del acceso a la tecnología; sin embargo el verdadero desarrollo no está simplemente en función de lo que una persona “tiene”, debe también abrazar los valores más altos de la fraternidad, la solidaridad y el bien común.

En medio de las presiones de la globalización, bajo la influencia de intereses que a menudo permanecen fragmentados, es sabio proponer un modelo de desarrollo basado en la fraternidad: si está inspirado en la solidaridad y dirigido al bien común, será capaz de proporcionar correctivos a la actual crisis global. Para sostener niveles de seguridad alimentaria a corto plazo, debe proporcionarse la financiación adecuada para hacer posible a la agricultura reactivar los ciclos de producción, a pesar del deterioro de las condiciones climáticas y ambientales. Debe decirse que esas condiciones tienen un marcado impacto negativo en las poblaciones rurales, los sistemas de cultivo y los modelos de trabajo, especialmente en países que ya sufren la escasez de alimentos. Los países desarrollados tienen que ser conscientes de que las crecientes necesidades del mundo requieren de ellos niveles consistentes de ayuda. No pueden simplemente permanecer cerrados a los demás: esas actitudes no ayudarían a resolver la crisis.

En este contexto, la FAO tuvo la tarea esencial de examinar la cuestión del hambre en el mundo en el ámbito institucional y proponer iniciativas particulares que implican a sus Estados miembros en la respuesta a la creciente demanda de alimentación. De hecho, las naciones del mundo están llamadas a dar y a recibir en proporción de sus necesidades reales, debido a la “urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados” (Caritas in Veritate, 49).

3. La reciente loable campaña 1 Billón de hambrientos, con la que la FAO busca sensibilizar de la urgencia de la lucha contra el hambre, ha puesto de relieve la necesidad de una respuesta adecuada tanto de cada país como de la comunidad internacional, incluso cuando la respuesta se limite a ayuda de asistencia o de emergencia. Por eso es fundamental una reforma de las instituciones internacionales según el principio de subsidiariedad, ya que “las instituciones por sí solas no bastan porque el desarrollo humano integral es ante todo una vocación, y por tanto comporta que se asuman libre y solidariamente responsabilidades por parte de todos” (ibid., 11).

Para eliminar el hambre y la malnutrición, deben superarse los obstáculos del propio interés a fin de dejar espacio a una fructífera gratuidad, manifestada en la cooperación internacional como una expresión de fraternidad genuina. Esto no exime de la necesidad de justicia, sin embargo, y es importante que las normas existentes se respeten y apliquen, además de todos los planes de intervención y los programas de acción que sean necesarios. Los individuos, las poblaciones y los países deben poder dar forma a su propio desarrollo, beneficiándose de asistencia externa según las prioridades y conceptos arraigados en sus técnicas tradicionales, en su cultura, en su patrimonio religioso y en la sabiduría transmitida de generación en generación en la familia.

Invocando la bendición del Todopoderoso sobre las actividades de la FAO, quiero asegurarle, Sr. Director General, que la Iglesia siempre está dispuesta a trabajar por la derrota del hambre. De hecho, está constantemente trabajando, a través de sus propias estructuras, para aliviar de la pobreza y las privaciones que afligen a gran parte de la población mundial, y es plenamente consciente de que su propio compromiso en este campo forma parte de un esfuerzo común internacional para promover la unidad y la paz entre la comunidad de poblaciones.

En el Vaticano, 15 de octubre de 2010



 

Benedicto XVI

[Traducción del original inglés por Patricia Navas

©Libreria Editrice Vaticana]

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