ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de octubre de 2010

Santa Sede

Benedicto XVI: Consolidar la paz en el bicentenario de Colombia

La Santa Sede alerta sobre las muertes por accidente de tráfico

Desarrollo sostenible y no malaria pide la Santa Sede para África

Sínodo de los Obispos

La caridad, el arma del cristianismo en la violencia de Oriente Medio

En Oriente Medio, una “Iglesia de mártires”

Al Sínodo de Oriente Medio le preocupa la crisis de la familia

Ars Christiana

¿Necesidad de relación entre belleza y arte?

Mundo

Jornada internacional de oración por la paz en Mexico

La tutela del domingo y la defensa de los derechos humanos

Reportaje

“Pero no te olvides de Haití”

Entrevistas

Justicia distributiva y crisis económica

Informe Especial

La Santa Sede y la elección del obispo eparquial


Santa Sede


Benedicto XVI: Consolidar la paz en el bicentenario de Colombia
Recibió en audiencia al nuevo embajador de Colombia ante la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI espera que el bicentenario de la República de Colombia sea una oportunidad para aprender del pasado, consolidar la seguridad y la paz y mirar con ilusión el futuro.

Así lo manifestó este lunes al recibir en el Vaticano al nuevo embajador de Colombia ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez Ossa, con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.

En su discurso al nuevo embajador, Benedicto XVI recordó que este año tiene lugar la conmemoración del bicentenario del inicio del proceso que llevó a la independencia y a la constitución de la República y afirmó que se trata de “un momento de particular trascendencia para Colombia”.

“Estoy seguro de que este significativo aniversario será una ocasión singular para acoger las lecciones que la historia proporciona, intensificar las iniciativas y medidas que consoliden la seguridad, la paz, la concordia y el desarrollo integral de todos sus ciudadanos y mirar con serenidad e ilusión el futuro que se avecina”, dijo.

“En este camino -añadió-, es de fundamental importancia el concurso de todos, de modo que los más profundos anhelos y proyectos del pueblo colombiano se vayan haciendo cada vez más una feliz y esperanzadora realidad”.

Benedicto XVI destacó la presencia de la Iglesia católica en Colombia “desde los albores de la llegada de los españoles a América”, así como su “papel primordial y decisivo” hasta hoy.

En este sentido, invitó a salvaguardar y potenciar el “patrimonio espiritual que ha germinado a lo largo de los años” con los “esfuerzos, no exentos de sacrificios y adversidades” de tantos obispos, presbíteros, religiosos y laicos.

“En esta apasionante tarea, la Iglesia en Colombia no exige privilegio alguno -afirmó-. Sólo anhela poder servir a los fieles y a todos aquellos que le abran las puertas de su corazón, con la mano tendida y siempre dispuesta a fortalecer todo lo que promueva la educación de las nuevas generaciones, el cuidado de los enfermos y ancianos, el respeto a los pueblos indígenas y sus legítimas tradiciones, la erradicación de la pobreza, el narcotráfico y la corrupción, la atención a los presos, desplazados, emigrantes y trabajadores, así como la asistencia a las familias necesitadas”.

“En este marco de mutua cooperación y cordiales relaciones entre la Santa Sede y la República de Colombia”, prosiguió, “deseo manifestar nuevamente el interés que la Iglesia tiene por tutelar y fomentar la inviolable dignidad de la persona humana”.

Para ello, declaró, “es esencial que el ordenamiento jurídico respete la ley natural en áreas tan esenciales como la salvaguarda de la vida humana, desde su concepción hasta su término natural; el derecho a nacer y a vivir en una familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer o el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación acorde con sus propios criterios morales o creencias”.

“Todos ellos son pilares insustituibles en la edificación de una sociedad verdaderamente digna del hombre y de los valores que le son consustanciales”, afirmó.

El Papa también manifestó su “cercanía espiritual” y aseguró sus “oraciones por quienes en Colombia han sido injusta y cruelmente privados de libertad”.

“Rezo también por sus familiares y, en general, por las víctimas de la violencia en todas sus formas, suplicando a Dios que se ponga de una vez fin a tanto sufrimiento, y que todos los colombianos puedan vivir reconciliados y en paz en esa bendita tierra”, añadió.

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La Santa Sede alerta sobre las muertes por accidente de tráfico
1.3 millones de personas mueren al año en la carretera
BANGKOK, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Alrededor de 700.000 de las 1,3 millones de muertes anuales por accidente de tráfico se producen en Asia y Oceanía. Es el trágico balance sobre el que llama la atención el congreso internacional de pastoral de la carretera que ha comenzado hoy en Bangkok (Tailandia).

El encuentro está organizado por el Consejo Pontificio para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, es el tercero de una serie de congresos continentales sobre pastoral de la carretera, y el primero que se celebra en Asia y Oceanía.

El primer congreso se celebró en Bogotá (Colombia) en 2008, sobre pastoral de la carretera en América Latina, y el segundo tuvo lugar en 2009 en Roma, centrado en Europa. El año que viene, está previsto un cuarto congreso sobre esta pastoral en África y Madagascar.

En esta reunión en Bangkok participan 55 responsables de 18 países, y está organizada en colaboración con la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC).

Uno de los objetivos fundamentales de este encuentro es afrontar el elevado número de muertes en accidente de tráfico, alrededor de 3.000 diarias.

Según un comunicado oficial del Consejo Pontificio, la muerte por accidentes de tráfico se ha convertido en “un fenómeno global muy preocupante”.

Los accidentes de tráfico provocan la muerte de 1,3 millones de personas al año, unas 3.000 diarias, de las que 500 son de menores de edad. El 90% de estos accidentes tienen lugar en países pobres o en vías de desarrollo.

El Consejo observa con preocupación que, en particular, en Asia y el Pacífico, las muertes anuales rondan las 700.000, y que la ONU prevé que en 2020, dos terceras partes de los accidentes de tráfico tengan lugar en esta región del mundo.

Conducción segura

Así, entre los objetivos del encuentro de Bangkok se encuentran “promover el entendimiento y la educación entre todos los motoristas sobre la ética en la carretera, una conducción segura y una caridad humana-cristiana en la calle-carretera” y alentar la atención pastoral a los camioneros u otras personas que trabajan muchas horas en la carretera.

El Consejo destacó que el apostolado de los que trabajan en la carretera o viven en la calle “cubre un amplio espectro de aquellos que se ven forzados de una manera u otra a vivir fuera de los límites de una vida normal en el hogar y una atención parroquial ordinaria”.

Los participantes del encuentro considerarán temas como “la atención pastoral a los usuarios de la carretera y el ferrocarril, la promoción de una ética de la carretera digna y cristiana, las mujeres y los niños de la calle y las personas sin hogar”.

Intentarán mejorar sus programas ministeriales y sumar esfuerzos para debatir nuevas estrategias de colaboración con otras organizaciones, con el objetivo de salvaguardar la dignidad de la persona humana y garantizar su bienestar.

El Consejo destacó que el encuentro de Bangkok también se ocupará de los problemas de la prostitución y el tráfico de personas, que ha “llegado a niveles sin precedentes, hasta el punto de que puede considerarse como una nueva forma de esclavitud”.


 

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Desarrollo sostenible y no malaria pide la Santa Sede para África
Intervención del observador permanente vaticano en la ONU
NUEVA YORK, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Erradicar de la pobreza, situar a los países en la senda del crecimiento y del desarrollo sostenible, acabar con la marginación del continente en el proceso de globalización y una lucha sin cuartel contra la malaria.

Estos son los objetivos indicados para África por el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, monseñor Francis Chullikatt.

El prelado intervino el viernes pasado en Nueva York y destacó que “afrontar las necesidades especiales de África requiere la asociación de todos los segmentos de la sociedad”, una asociación que “ayude a promover una mayor solidaridad y al mismo tiempo un desarrollo más sostenible en el continente”.

En este sentido, destacó que el reciente descenso en la economía global ha lanzado nuevos desafíos para áfrica, ya que “las inversiones directas extranjeras en la zona han disminuido un 36% desde el 2008”.

“La carga de la deuda creciente amenaza la sostenibilidad futura y mina las mejoras que se han logrado en los últimos años”, advirtió. 

El prelado también se refirió a la Nueva Asociación Económica para el Desarrollo de África (NEPAD), un programa de la Unión Africana instituido en 2001 que cuenta con el apoyo coordinado de las Naciones Unidas.

El arzobispo coincidió con la posición de la NEPAD, para la cual “la salud y el bienestar del pueblo africano ayudarán a conseguir la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible en África”.

Lucha contra la malaria

La delegación de la Santa Sede expresó una particular gratitud por el informe sobre la malaria, que ha descrito los notables progresos logrados en la lucha contra esta enfermedad en la última década.

El arzobispo recordó la “reciente iniciativa de la African Leaders Malaria Alliance (ALMA), en la que los jefes de Estado y de Gobierno africanos se reunieron para promover la garantía universal de las intervenciones para el control de la malaria”.

En concreto, el prelado pidió asistencia para las mujeres embarazadas, los concebidos y los niños pequeños.

Los efectos más devastadores de la enfermedad son de hecho los que afectan a los niños menores de cinco años: muchos de los que sobreviven a casos graves de malaria pueden sufrir daños cerebrales o tener dificultades de aprendizaje.

Respecto a las mujeres embarazadas, la malaria provoca mortalidad de los concebidos, anemia de la madre o bajo peso del niño en el nacimiento.

“Los enfermos deben tener acceso a un tratamiento adecuado y los individuos deben poder recibir pruebas y medicinas accesibles, seguras y, cuando sea necesario, gratuitas”, afirmó monseñor Chullikatt.

El observador permanente recordó que el 90% del millón de muertes anuales por malaria tiene lugar en África. Los países más afectados son la República Democrática del Congo, Etiopía, Kenia, Nigeria y Tanzania.

En el mundo hay unos 3,3 mil millones de personas en riesgo de malaria y cada año se verifican 250 millones de casos, de los cuales el 1,86%, en el continente africano.

“Nuestro objetivo debe seguir basándose en el tratamiento, la prevención y la investigación”, prosiguió el arzobispo, y remarcó la necesidad de continuar dedicando recursos a vacunas y medicinas.

Monseñor Chullikatt se refirió después a la Declaración de Abuya, cuyos firmantes están comprometidos, entre otras otras, en “desarrollar mecanismos para favorecer la difusión de informaciones fiables sobre la malaria a los que toman las decisiones en el ámbito doméstico, comunitario, de barrio y nacional, para permitirles emprender acciones apropiadas”.

El prelado concluyó su intervención expresando el aprecio de la Santa Sede por los muchos agentes del sistema sanitario, católicos y no católicos, que trabajan incansablemente para asistir a los que sufren en África.

En la lucha contra la malaria, de hecho, “no sólo proporcionan los recursos y capacidad técnica necesaria para asistir a los enfermos, sino que también trabajan para promover un mayor desarrollo en África”, destacó.

El constató que “con instrucción, infraestructuras y programas de asistencia sanitaria, a menudo en las comunidades más pobres y vulnerables, estas organizaciones son socias fundamentales para el desarrollo de África a largo plazo”.



 

[Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Patricia Navas]

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Sínodo de los Obispos


La caridad, el arma del cristianismo en la violencia de Oriente Medio
Intervención de monseñor Coussa, obispo de Alejandría de los Armenios

CIUDAD DEL VATICANO, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Monseñor Krikor-Okosdinos Coussa, obispo de Alejandría de los Armenios (Egipto) considera que "el arma del cristianismo" es la caridad en medio de la violencia que con demasiada frecuencia ensangrienta Oriente Medio.

Por este motivo, el prelado invitó al Sínodo de los Obispos de Oriente Medio que se celebra en el Vaticano, y que este martes se dedicó a preparar por grupos sus propuestas a Benedicto XVI, a tender la mano "a los musulmanes y a los judíos, con una esperanza cristiana".

"El arma del cristianismo no se construye en las fábricas", afirmó hablando en árabe ante la asamblea episcopal. "El arma del cristianismo es la caridad. Consiste en construir puentes entre el hombre y su hermano para que no haya ni cercano ni lejano".

"Y si el hombre es capaz de descubrir esta arma, se descubre a sí mismo y conoce, entonces, su posición. Y cuando la conoce la ama, y cuando la ama, se entrega y cuando se entrega, se afianza y cuando se afianza, se estabiliza y cuando se estabiliza, está exento de todo vicio y de toda calamidad".

 

"Nuestra esperanza es vivir en paz", aseguró monseñor Coussa. "Tendamos entonces nuestras manos a los musulmanes y a los judíos con una esperanza cristiana y una vida nueva. Digamos a los judíos: dejen de matar a los inocentes y no olviden lo que dice el Talmud: en cada hombre veo a Dios".

 

"Tendamos la mano a nuestros hermanos musulmanes en la esperanza de una convivialidad que permita construir una sola nación, una sola sociedad regida por la caridad, la fraternidad, la comprensión y el diálogo", indicó.

 

"La Iglesia anuncia la caridad y combate la iniquidad y el fanatismo --afirmó--. Propaga la educación y no trabaja para ella misma, sino para la Gloria de Dios, el Supremo y confirma en la esperanza".

 

El prelado concluyó afirmando: "Mi intervención es un mensaje de esperanza dirigido a los cristianos, para que vean en Oriente la fuente de la esperanza de Cristo que ha nacido, ha sido crucificado y ha resucitado".


 

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En Oriente Medio, una “Iglesia de mártires”
Denuncian los participantes en el Sínodo

CIUDAD DEL VATICANO, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Los participantes en el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio, que han dedicado este martes a preparar por equipos las propuestas que entregarán a Benedicto XVI, han reconocido que esa región es hoy tierra de mártires.

Según monseñor Edmond Farhat, arzobispo titular de Biblos (Líbano) y antiguo nuncio apostólico en Austria, "gran parte del Oriente Medio musulmán está en crisis. No puede hacerse justicia a sí mismo. No encuentra aliados ni a nivel humano, ni a nivel político, ni mucho menos a nivel científico. Se siente frustrado. Lucha".

"Su frustración ha tenido como consecuencia las revoluciones, el radicalismo, las guerras, el terror, el llamado (da'wat) a volver a las enseñanzas radicales (salafismo). El radicalismo, que sólo busca venganza, recurre a la violencia".

"Cree tener una mayor repercusión si ataca a los cuerpos constituidos, siendo la Iglesia el más frágil y accesible. Al no conocer la noción de gratuidad, acusa a la Iglesia de tener segundas intenciones, de proselitismo, de ser cómplice de las potencias imperialistas".

De este modo, constata, "de Irakq a Turquía, de Pakistán hasta la India, se han multiplicado las víctimas, que no son mas que inocentes y benévolos servidores (monseñor Luigi Padovese y el padre Andrea Santoro en Turquía; el abogado asesinado junto a su familia en Pakistán; el obispo Pierre Claverie y los religiosos y religiosas de Argelia; los sacerdotes, religiosos y fieles inocentes, asesinados durante la guerra del Líbano). Todos ellos blancos fáciles".

El arzobispo constata que el Sínodo "nos recomienda no tener miedo. Esto no quiere decir que seamos indiferentes; pero es el momento de la purificación y de los dolores del parto, también en la sociedad musulmana".

"Depende de nosotros continuar nuestro camino en dichas condiciones. Es nuestra misión. Es un papel que nadie puede desempeñar por nosotros. Es hablar, no sólo de Dios todo poderoso, sino de Jesucristo, su hijo, en árabe".

"No solamente no debemos tener miedo, sino que debemos transmitir el mensaje a las generaciones futuras. La Iglesia en Oriente Medio, bañada por la sangre de sus mártires, animada por los maestros, santos y bienaventurados, florecerá como la Viña del Señor y dará muchos frutos", explica el prelado.

"Hoy, la Iglesia es víctima de injusticias y calumnias. Como en el Evangelio, muchos parten, otros se cansan o escapan. Los frustrados y los desesperados se vengan sobre los inocentes. Detrás de los asesinatos físicos y de los fracasos más desgarradores, está el pecado".

"La acción de Dios continúa en la historia --concluyó--. La Iglesia en Oriente Medio vive ahora su camino de cruz y de purificación, que lleva a la renovación y a la resurrección. Los sufrimientos y las angustias del presente son el llanto del recién nacido. Si duran es porque este tipo de demonios que atormentan nuestra sociedad sólo se alejan con la oración. ¡Quizás no hemos rezado lo suficiente!"

Por Marine Soreau

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Al Sínodo de Oriente Medio le preocupa la crisis de la familia
Varios obispos se hacen portavoces de la crisis

CIUDAD DEL VATICANO, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Varios obispos han alzado la voz en el Sínodo contra el nuevo rostro que está asumiendo la familia en Oriente Medio: las familias numerosas están siendo sustituidas por familias rotas por el divorcio, y el recurso al aborto. Y la visión islámica, que acepta la poligamia, es una realidad social.

Como consecuencia, se está experimentando una caída de las vocaciones religiosas y un alejamiento de los jóvenes de la fe, según han reconocido los padres sinodales, que invitan a poner a la familia en "primer lugar".

"El ataque que procede de Occidente y de la influencia musulmana contra la familia, la posibilidad de divorciar y emigrar, la difusión de los medios anticonceptivos, la legalización del aborto, la planificación familiar o el control de los nacimientos, la difusión y el negocio de la pornografía, todo esto ha generado una nueva visión de la familia", estima monseñor Rabban Al-Qas, obispo de Ammadia de los Caldeos en Irak.

"Aquí disminuyen también las familias numerosas y predomina la visión laicista donde el hombre es quien planifica todo", afirmó, deplorando que la práctica dominical ha descendido a un 20% entre los católicos y que "muchos jóvenes ya no participan, o participan ocasionalmente en los sacramentos".

También las Iglesias de Oriente están afectadas por "el espíritu del mundo", añadió monseñor Denys Antoine Chahda, arzobispo de Aleppo de los Sirios.

"La sociedad en la que vivimos, en este siglo de la globalización total, es una sociedad, en su mayoría, materialista, que pasa por alto a Dios y a todo lo que es espiritual, inculcando en los hombres que pueden hallar la felicidad en el dinero, el poder y el placer de todo tipo".

En esta sociedad, la familia sufre "muchos derrumbamientos", añadió monseñor Clément-Joseph Hannouche, obispo de Cairo de los Sirios (Egipto). A los niños "no se les oriente a una vida de oración, ni a la participación asidua en la Iglesia, ni a las actividades eclesiales".

"Por el contrario --añadió--, las familias siembran en ellos, cada vez más, el deseo de obtener ganancias rápidamente- sin importar a través de que medio- y la búsqueda de una vida lujosa acompañada de la pérdida de los valores morales cristianos".

Estos ataques contra la familia constituyen el origen gran parte de los males que hoy sufre Oriente Medio, añadió monseñor Mikaël Mouradian,  vicario patriarcal para el Instituto del Clero Patriarcal de Bzommar (el Líbano).

Entre esos problemas mencionó "el descenso de la natalidad en las familias cristianas; los problemas materiales y morales a los que se enfrenta la familia; la crisis de los valores; la dificultad para asumir un compromiso a largo plazo", así como "la crisis de la fe".

Entre las "soluciones posibles", el prelado pidió dar prioridad al "apoyo a la familia" para "educar en los valores verdaderos"

Por Marine Soreau


 


 

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Ars Christiana


¿Necesidad de relación entre belleza y arte?
Columna semanal sobre arte cristiano
Por Rodolfo Papa*

Las teorías estéticas contemporáneas proponen definiciones del arte extremadamente fluidas, incluso líquidas, aparentemente elásticas y navegables, sin embargo a menudo se revelan después extremadamente rígidas, con límites infranqueables. Uno de estos límites, subrepticiamente elevado, hace referencia a la perentoria separación de arte y belleza, otro relega fuera del arte toda referencia a la trascendencia. Este enfoque plantea muchos problemas teóricos para encontrar una definición del concepto de arte.

Queremos afrontar la cuestión de la relación entre arte y belleza, entre arte y transcendencia, desde un punto de vista particular, o reflexionando sobre el Magisterio de la Iglesia. En él encontramos no sólo indicaciones que tienen valor para los creyentes, sino también la fundamentación seria y rigurosa de un discurso que se propone como verdadero para todo hombre.

En la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, Benedicto XVI reflexionando sobre el espíritu de la liturgia, da lugar a una reflexión sobre el arte al servicio de la celebración, basada en el vínculo profundo entre “belleza y liturgia”; en concreto leemos: “El mismo principio vale para todo el arte sacro, especialmente la pintura y la escultura, en los que la iconografía religiosa se ha de orientar a la mistagogía sacramental. Un conocimiento profundo de las formas que el arte sacro ha producido a lo largo de los siglos puede ser de gran ayuda para los que tienen la responsabilidad de encomendar a arquitectos y artistas obras relacionadas con la acción litúrgica. Por tanto, es indispensable que en la formación de los seminaristas y de los sacerdotes se incluya la historia del arte como materia importante, con especial referencia a los edificios de culto, según las normas litúrgicas. Es necesario que en todo lo que concierne a la Eucaristía haya gusto por la belleza. Se deben también respetar y cuidar los ornamentos, la decoración, los vasos sagrados, para que, dispuestos de modo orgánico y ordenado entre sí, fomenten el asombro ante el misterio de Dios, manifiesten la unidad de la fe y refuercen la devoción”. (n. 41, cursivas añadidas).

El arte sacro, al servicio de la liturgia, está orientado a la “mistagogía sacramental” y debe estar impregnado de “gusto por la belleza”. Aplacemos por ahora, posponiendo el análisis a otro artículo, la afirmación de que es “indispensable” que los seminaristas y sacerdotes conozcan la historia del arte, para formar el gusto por la belleza.

Detengámonos, en cambio, en la relación íntima e inseparable entre arte sacro y belleza, basada en el mismo corazón de la liturgia; en el mismo documento leemos también: “La belleza de la liturgia es parte de este misterio; es expresión eminente de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra. El memorial del sacrificio redentor lleva en sí mismo los rasgos de aquella belleza de Jesús del cual nos han dado testimonio Pedro, Santiago y Juan cuando el Maestro, de camino hacia Jerusalén, quiso transfigurarse ante ellos (cf. Mc 9,2). La belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción litúrgica resplandezca según su propia naturaleza” (n. 35, cursivas añadidas).

 

La belleza, en cuanto atributo de Dios, es elemento constitutivo de la liturgia y por tanto del arte sacro. Se trata de una implicación preciosa, que ancla la belleza del arte sacro en Dios.

Incluso en una reflexión externa al ámbito litúrgico y sacramental, una consideración seria de lo que es el arte muestra cómo la belleza es, en todo caso, un atributo constitutivo del mismo, porque todo artista trabaja a imagen de Dios creador, y porque lo bello es una propiedad trascendental del ser, es decir, un atributo que posee todo lo que es, precisamente porque participa del ser de Dios, en cuanto creado.

 

Este recorrido es trazado por Juan Pablo II en la Carta a los artistas del 1999, dirigida universalmente a todos los artistas, definidos como “geniales constructores de belleza”. De este modo, Juan Pablo II indica al artista su propio campo de acción, destaca el corazón de su identidad misma. No se trata de una consideración puramente descriptiva o de la constatación de un dato de hecho, sino que es casi la enunciación de un principio, la exhortación a una alianza renovada entre arte y belleza.

La definición “geniales constructores de belleza” es compleja y profunda en todos sus términos. El sustantivo “constructores” se refiere a la clásica definición de ars como recta ratio factibilium, es decir, a un ámbito de producción: el artista es un artífice. Así es reclamado un ámbito que a menudo es discutido en muchas teorías del arte, despreciado de la producción artística actual. El adjetivo “genial” dialoga con toda la historia de la reflexión estética, destacando en la posesión del “genio” la peculiaridad del arte respecto a la artesanía y a las demás producciones técnicas. Pero es el complemento de la “belleza” el verdadero corazón de la definición: la belleza es el objeto y la finalidad del arte mismo. Este énfasis, que se sitúa en continuidad con una tradición milenaria, contrasta de manera audaz con las numerosas estéticas contemporáneas de lo feo que teorizan sobre la fealdad como verdadero campo artístico o, todavía peor, proponen una absoluta indiferencia frente a lo bello y lo feo. Juan Pablo II vuelve a situar el arte en el territorio de la belleza, sometida a las normas del hacer, en el reconocimiento de ese don particular que normalmente se llama “genio” y que, en el contexto de la misma Carta a los artistas, se revela como un talento natural y un don del Espíritu Santo.

El carácter imprescindible de la belleza en todas las artes -pintura, escultura, arquitectura, etcétera- implica necesariamente un replanteamiento de la misma noción de belleza, que, como mostraremos en próximos artículos, encuentra la mejor aclaración en la tradición aristotélico-tomista medieval y renacentista.


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* Rodolfo Papa es historiador de arte, profesor de historia de las teorías estéticas en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma; presidente de la Accademia Urbana delle Arti. Pintor, miembro ordinario de la Pontificia Insigne Accademia di Belle Arti e Lettere dei Virtuosi al Pantheon. Autor de ciclos pictóricos de arte sacro en diversas basílicas y catedrales. Se interesa en cuestiones iconológicas relativas al arte del Renacimiento y el Barroco, sobre el que ha escrito monografías y ensayos; especialista en Leonardo y Caravaggio, colabora con numerosas revistas; tiene desde el año 2000 un espacio semanal de historia del arte cristiano en Radio Vaticano. 

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Mundo


Jornada internacional de oración por la paz en Mexico
El próximo jueves en Guadalupe
CIUDAD DE MÉXICO, lunes 18 de octubre de 2010 (ZENIT.org - El Observador).- El próximo jueves 21 de octubre se realizará una jornada de oración multinacional por la paz en México en la que habrán de participar organizaciones religiosas de América Latina, Estados Unidos y Europa, convocadas por la Iglesia católica mexicana.

La jornada será encabezada por el Abad de la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, monseñor Diego Monroy y habrá de lleva el nombre de "Unidos por un México de Paz".  Se celebrará teniendo como base este templo mariano, el más visitado por los peregrinos en el mundo.

La inestabilidad y la guerra del narcotráfico han sumido a México en una peligrosa espiral de violencia y crímenes.  Desde el inicio de la presente administración encabezada por Felipe Calderón Hinojosa, fuentes de la lucha contra el narcotráfico calculan en 30 mil muertos los que se han producido tras que el gobierno federal ha decidido enfrentar con el ejército a los cárteles de la droga.

Según el anuncio dado este fin de semana, la celebración se enlazará a través de la cadena de televisión "El Sembrador", con base en Los Ángeles, California.  A través de este enlace se pretende impactar a cerca de 30 millones de personas, unidas en oración por la paz en México.

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La tutela del domingo y la defensa de los derechos humanos
Encuentro en el Parlamento Europeo
BRUSELAS, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La tutela del domingo, la naturaleza específica del domingo en Europa y en la Unión Europea, y la defensa del domingo en relación a la defensa de los derechos humanos en Asia, África y en otros lugares donde hay persecución de los cristianos, han sido los temas principales de una rueda de prensa celebrada el 13 de octubre en la sede del Parlamento Europeo de Bruselas.

“Durante varios años, no ha habido ni rastro del carácter específico del domingo en los documentos de la Unión Europea”, constató el secretario de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), Piotr Mazurkiewicz.

“En estos meses se está trabajando en un proyecto de directiva sobre la restauración del registro de 1983 sobre un carácter especial del día de fiesta para los cristianos”, informó.

“Una persona necesita al menos un día de descanso a la semana para recuperarse, por exigencias espirituales y para tener tiempo para estar con la familia”, explicó Mazurkiewicz.

Por esos motivos, “es muy importante garantizar y proteger el día del domingo, como día libre, como están pidiendo asociaciones culturales, movimientos religiosos y sindicatos”, continuó.

“Esta iniciativa de los ciudadanos de la Unión Europea es un instrumento importante para el futuro, y tiene la naturaleza de la movilización -añadió el secretario de la COMECE-. Para la realización de esta iniciativa es necesario recoger un millón de firmas en nueve países de la Unión Europea”.

Por su parte, el obispo de Tarnów, monseñor Wiktor Skworc, explicó que “no se puede imaginar la Europa de hoy sin el domingo como un día para la familia” y que “la humanidad debe tener la posibilidad de satisfacer sus necesidades religiosas”.

Respecto a la defensa de los derechos, Piotr Mazurkiewicz destacó que “desde hace diez años, el grupo más perseguido en el mundo es el de los cristianos”.

“Los medios de comunicación en Europa no han señalado ni revelado este problema suficientemente -lamentó-. Para la defensa de los cristianos, es necesario también el trabajo de los periodistas”.

Para promover la iniciativa para la tutela del domingo, viajaron a Bruselas un grupo de sacerdotes, periodistas y miembros de movimientos y asociaciones polacas, por invitación del eurodiputado polaco Paweł Kowal.

Entre ellos se encuentraban monseñor Skworc; sacerdotes representantes de las diócesis de Tarnów, Rzeszów, Czestochowa, Cracovia y Bielsko Biała; representantes de los movimientos Asociación Iglesia Doméstica, Asociación Católica de la Juventud y Acción Católica, y representantes de medios de comunicación católicos, de los semanarios Niedziela y Gość Niedzielny.

Durante su estancia en Bruselas, del 12 al 14 de octubre, la delegación observó el trabajo de las principales instituciones de la Unión Europea, entre ellas el Parlamento Europeo, la OTAN y la COMECE.

La delegación también se reunió con los diputados polacos, entre ellos Konrad Szymański y Paweł Kowal y con los embajadores Jan Tombińskim, representante permanente de Polonia en la Unión Europea, y Boguslaw Winid, representante permanente de Polonia en la OTAN.

Para más información: http://www.travail-dimanche.com/expertises-etudes-reflexions/etude-dimpact-du-travail-du-dimanche-sur-la-sante-des-salaries.html

Aquí está disponible el texto de la petición sobre el domingo.



 

[Por Mariusz Frukacz, traducción del italiano por Patricia Navas]

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Reportaje


“Pero no te olvides de Haití”
El país devastado en enero, celebra elecciones en noviembre
MADRID, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- “Pero no te olvides de Haití” es la frase que el humorista español Forges incluye en sus viñetas desde hace nueve meses. Mientras entidades humanitarias siguen trabajando en silencio, ahora, la parte occidental de la isla caribeña “La Española”, que Haití comparte con la República Dominicana--, salta de nuevo a la actualidad. Por varios motivos: el asesinato de un agente de Caritas Suiza y las próximas elecciones. Dos síntomas de tesión social en aumento.

La red internacional de Caritas está profundamente consternada ante la noticia del asesinato en Haití, el pasado 8 de octubre, de uno de sus agentes locales en Puerto Príncipe. Julien Kénord, de 27 años de edad, acababa de cobrar un cheque en un banco local cuando recibió un disparo de desconocidos. Este cooperante de Cáritas Suiza murió a consecuencia de las heridas poco después. Aunque se inició una investigación policial, hasta el momento no se conocen más detalles de este trágico suceso.

De las elecciones legislativas y presidenciales –que se celebrarán el próximo 28 de noviembre y en las que participan, como poco, 60 partidos políticos y 19 candidatos presidenciales--, se espera que puedan resultar señales de estabilidad que permitan gestionar en modo eficaz los procesos de reconstrucción.

En estos momentos, Haití es un país sumamente inseguro para los cooperantes que de todo el mundo se volcaron en el momento de la catástrofe.

Un informe de Caritas Italia de septiembre de 2010 revela que “los problemas políticos y logísticos son enormes, pero Haití y la comunidad internacional creen que es necesario celebrar las elecciones para consolidar la estabilidad política”.

Así lo declaró recientemente el nuncio apostólico Bernardito Auza, pasados más de nueve meses del terremoto del 12 de enero, que provocó la muerte de al menos 230.000 personas.

“La situación humanitaria –dijo el nuncio en agosto- es todavía de emergencia, con más de un millón de desplazados que viven todavía en campos provisionales”, con más de dos millones de metros cúbicos de toneladas de escombros en las calles de la capital, Puerto Príncipe.

Se espera que de las urnas salga un Gobierno capaz de armonizar la reconstrucción de una identidad nacional y estimular la sensibilidad de cada ciudadano haitiano hacia el bien común, al mismo tiempo que entabla una colaboración constructiva con los organismos internacionales. Algunos de los que ayudan en la reconstrucción, hablan de “reinvención” de este polvorín social en que, desde hace décadas, se ha convertido el país caribeño.

En una situación de lucha por la supervivencia, permanece el alto el riesgo de tensiones  y manifestaciones que ya se han dado en la capital y alrededores.

Todas las intervenciones de las diferentes entidades humanitarias y especialmente Caritas tienen el objeto de reducir la vulnerabilidad de los afectados. A este fin, se ha dado gran importancia a mantener el sistema de iluminación de los campos, reducir la distancia entre puntos de servicio y campos, construcción de servicios higiénicos, etc. 

La directora del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SRJ), en la República Dominicana, Sonia Adames, ha visitado distintas ciudades españolas, para transmitir la labor que realizan sus socios en Haití: el SRJ en Haití, Entreculturas y Fe y Alegría, todas ellas entidades inspiradas por la Compañía de Jesús.

En su gira por distintas ciudades de España --Santiago de Compostela, Málaga, Logroño, Santander, Valladolid y León--, Sonia Adames pronunció la conferencia “Haití. La tierra se mueve, las personas se mueven”, en la que subrayó la necesidad de “reinventar Haití”, a la vez que señaló la importancia de la formación de líderes.

La época de los ciclones, ya iniciada, impulsa a los desplazados a exigir su derecho a una vivienda digna y segura, como reacción a las expulsiones violentas por parte de los propietarios de los terrenos donde se instalaron a raíz del terremoto. Las protestas han aumentado en los últimos meses.

“Pero no te olvides de Haití” es un lema que permanece vigente y necesario para la ingente labor que tienen por delante las entidades humanitarias y caritativas que trabajan en el país caribeño.

Por Nieves San Martín

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Entrevistas


Justicia distributiva y crisis económica
Entrevista con John Medaille sobre cómo crear un verdadero mercado libre
IRVING, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- En el actual momento de desconcierto y crisis económica, que no muestra signos de disminuir, se buscan alternativas a los conocimientos económicos tradicionales. Una de las nuevas teorías ha dado en llamarse distributismo, basada en la tradicional doctrina social de la Iglesia sobre justicia distributiva.

La reciente encíclica de Benedicto XVI Caritas in Veritate supuso la aparición de economías alternativas, y al menos una de tales filosofías económicas emanada de las encíclicas sociales papales resurge, el distributismo. Una filosofía que suscita escepticismo, al ser considerada simplemente bucólica o todavía peor una sensibilidad estética sin auténticas soluciones prácticas.

John Medaille, un destacado neo-distributista, ha salido al paso de las críticas con un libro en el que expone su teoría (Toward a Truly Free Market:  A Distributist Perspective on the Role of Government, Taxes, Health Care, Deficits, and More).

Medaille, coeditor de la revista en internet The Distributist Review e instructor adjunto en la Universidad de Dallas, Estados Unidos, ha explicado a ZENIT su teoría.

--Su libro comienza examinando las bases de lo que se considera generalmente “económico”. Estos supuestos básicos son la causa de la actual crisis económica global?

Medaille:  Los dos supuestos básicos en economía hoy –ambos equivocados- son que la economía es más una ciencia física que humana, y que no tiene nada que ver con la ética.

Desde finales del siglo XIX, la economía se mantuvo lejos de la justicia, especialmente la justicia distributiva, pero al hacerlo perdió la capacidad de describir con exactitud la actual economía. Por lo tanto, nadie debería sorprenderse de que el 90% de los economistas no percibieran los signos de alarma de la actual crisis financiera. Y lo mismo sucedió con las anteriores crisis. No se puede predecir la marcha de un sistema si no se puede describir este con exactitud.

Por otra parte, el distributismo afirma que la justicia no sólo es un problema moral sino un problema económico práctico, y que sin la justicia económica no se puede lograr el equilibrio. Cuando la economía abandona la justicia, el gobierno se ve constantemente obligado a intervenir para asegurar la estabilidad, incluso aunque las intervenciones sólo puedan ser a corto plazo.

Hemos abandonado la justicia a escala global, lo que ha llevado a un comercio crónicamente desequilibrado. Y cuando esto sucede, deja de ser un intercambio de bienes. Más bien se trata de un sistema por el que productores extranjeros financian nuestro consumo de sus bienes, un sistema que empobrece a ambas partes.

--Mucha gente cree que la batalla por el alma del capitalismo se libra entre los seguidores de Keynes y los de Hayek. Pero usted cree que ambas teorías llevan a lo que Hilaire Belloc llamó el “estado servil”. ¿Por qué? Qué es lo que ellos y sus seguidores olvidaron?

Medaille: El capitalismo y el socialismo no son realmente realidades opuestas; una es la continuación de la otra, y el distributismo es lo opuesto a ambas: es el libre mercado.

El capitalismo tiende a concentrar la propiedad en manos de unos pocos, por medio del acaparamiento del mercado, y el socialismo sigue haciendo lo mismo concentrando la propiedad en manos del estado. En la práctica, ambos sistemas acaban controlando los más importantes recursos del país por medio de unos pocos burócratas, que representan los intereses de los propietarios nominales, ya sean accionistas o el público en general, pero que actualmente controlan estos recursos para su propio beneficio.

Además, al concentrar el poder económico, también concentran el poder político, y las grandes corporaciones logran obtener amplios beneficios y subsidios, como vimos en la reciente crisis. Por tanto entre el estado gigantesto y la corporación imponente, el individuo es reducido a una situación de servilismo.

De lo que tanto el capitalismo como el socialismo carecen es de la voluntad de admitir que el poder sigue a la propiedad. Ambos sistemas pretenden crear libertad concentrando el capital, pero dado que esto también concentra el poder, lo que queda para la masa es el empobrecimiento.

El distributismo en cambio busca contruir una sociedad de hombres y mujeres propietarios libres, conscientes de sus derechos y con los medios para defenderse contra las tendencias centralizadoras tanto del estado como de las corporaciones.

--¿Qué es distributismo? ¿Cómo puede tal filosofía, que reside en una cierta cuota de intervención gubernamental, crear un verdadero “libre” mercado?

Medaille: Actualmente no es tanto cuestión de lo que el gobierno debería hacer cuando de lo que debería dejar de hacer.

De hecho, la acumulación de propiedad normalmente depende del poder del gobierno; cuanto más alta es la acumulación de capital, más gruesas tendrán que ser las paredes del gobierno para protegerlo.

Hay, por supuesto, cosas positivas que puede hacer el gobierno, con una política impositiva, por ejemplo, o simplemente reforzando sus propias leyes contra el monopolio y el oligopolio.

Pero en general, una sociedad distributiva requiere un gobierno más pequeño con poderes adecuadadmente distribuídos a lo largo de todos los niveles de la sociedad.  

Contrariamente a un sistema de economía y poder político concentrados, los sistemas distributistas descansan en una variedad de formas, desde la pequeña propiedad al poder económico distribuído: dueños de propiedades para el uso y gestión de una sola persona o una familia, cooperativas para empresas más grandes, propiedad pública local de recursos como el agua o sistemas de alcantarillado, etcétera.

De esta manera, tanto el poder económico como el político se distribuye a todos los niveles de la sociedad. Realmente sólo hay dos opciones respecto a la propiedad y el poder: concentración o distribución. El primero lleva al servilismo y el segundo a la libertad.

--¿Cómo sería una sociedad distributista? ¿Hay algunos ejemplos en el mundo?

Medaille: ¡Buena pregunta! Cuando se trata de sistemas económicos, es mejor no quedarse totalmente en la teoría abstracta sino confiar sólo en sistemas que están sobre el terreno y que funcionan.

Por ejemplo, el capitalismo puro y el comunismo puro (al margen de los entornos monásticos) nunca han funcionado, y no hay ejemplos actuales que funcionen. El capitalismo ha sido siempre impuesto y sostenido por el poder gubernamental, mientras que el socialismo tuvo que permitir una cierta libertad de mercado para poder funcionar.

El distributismo, por otra parte, puede mostrar un cierto número de modelos que funcionan, tanto a gran como a pequeña escala. Está la Cooperativa Mondragón en España, propiedad de los trabajadores, que tiene cien mil trabajadores-propietarios y unas ventas de 25.000 millones de dólares. Está la economía cooperativa de Emilia-Romagna, Italia, en la que el 40% del producto interno bruto proviene de las cooperativas. Y hay miles de compañías que reservan un cierto número de acciones a los empleados, o les dan participación en la elección de los consejos de administración, cooperativas, mutuas de seguros y uniones de crédito.

La verdad es que el distributismo va de éxito en éxito, mientras que el capitalismo va tropezando de rescate en rescate de la bancarrota.

Lo interesante es que una empresa distributista como Mondragón ha sido capaz construir sus propias redes de seguridad, sistemas escolares, institutos de formación, centros de investigación y desarrollo, y una universidad, todo de sus propios fondos y sin ayudas gubernamentales.

Está más cerca del ideal libertario que cualquier otro sistema que haya existido basado en el laissez-faire.

--¿Cuáles son los principios básicos o los fundamentos que usa el distributismo para comparar y construir políticas alternativas?

Medaille: Los principios más importantes del distributismo son la subsidiariedad y la solidaridad.

Entendemos por subsidiariedad que los primeros niveles de la sociedad, empezando por la familia, son los más importantes, y la mayor parte de las decisiones y la autoridad deberían residir allí. Los niveles superiores justifican su existencia sólo por la ayuda que pueden dar a los que están por debajo.

La solidaridad manda que toda decisión política tenga en cuenta a los miembros más pobres y más vulnerables de la sociedad.

Es difícil que se de la subsidiariedad en una situación en la que el poder está concentrado; sólo mediante la difusión del poder económico y político (que en realidad son dos aspectos del mismo poder) pueden las comunidades locales y las familias prosperar.

--¿Tiene el distributismo alguna base en la doctrina social de la Iglesia o las encíclicas papales, como la reciente Caritas in Veritate?

Medaille: La subsidiariedad y la solidaridad son principios, por supuesto, extraídos de las encíclicas sociales y el distributismo debe mucho a sus fundadores católicos: G. K. Chesterton e Hilaire Belloc.

Dicho esto, un orden social distributista no depende de que se establezca antes un orden social católico. Sin embargo, creemos que tal orden social prosperará en un sistema distributista.

--¿Puede resumir brevemente la solución distributista al que parece problema insoluble de proporcionar al mayor número de personas una atención sanitaria asequible?

Medaille: Nuestro país ha vivido ya un gran debate sobre este asunto en el que se omitió el punto principal: que se basa en una distinción espuria entre socialismo y economía de mercado.

La realidad es que en atención sanitaria no tenemos nada. El Gobierno ya paga el 45% de los costes sanitarios, el “mercado” privado está dominado por monopolios impuestos por el Estado mediante patentes, licencias y “certificados de necesidad” para los hospitales. De hecho un mercado monopolístico hace crecer los precios constantemente.

El distributismo no sería muy útil si no pudiera resolver problemas como éste y puede hacerlo. Propongo una expansión de las autoridades que otorgan licencias para incrementar los suministros del personal médico; un modo de extender la investigación y el desarrollo sin recurrir a las patentes monopolísticas; la formación de cooperativas de doctores y otro personal que pueden prestar servicios tanto a las mutuas como a los centros privados de salud, ofreciendo la capacidad de conservar la salud en lugar de tratar enfermedades. El distributismo ofrece un nuevo camino para la mayoría de los más acuciantes problemas.

Por Annamarie Adkins, traducido del inglés por Nieves San Martín

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Informe Especial


La Santa Sede y la elección del obispo eparquial
Para conocer mejor las iglesias orientales

Por Hani Bakhoum Kiroulos

ROMA, martes 19 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Durante la celebración de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Tierra Santa, seguimos ofreciendo a nuestros lectores un nuevo artículo de fondo para contribuir a un mejor conocimiento de las iglesias de Oriente, sus ritos, su liturgia y su vida eclesial. Escrito por el padre Hani Bakhoum Kiroulos, doctor en derecho canónico, fue publicado originalmente por la edición de ZENIT en árabe.

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Los cánones 180 - 189 del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales tratan sobre la elección de los obispos eparquiales dentro de los límites del territorio patriarcal.

Corresponde solamente a los obispos de la Iglesia patriarcal, con la presidencia del Patriarca, componer el elenco de los candidatos a la ordenación episcopal. Este elenco debe ser enviado a la Santa Sede para obtener el consentimiento. Una vez obtenido, se procede a la elección según el can. 183.

En el caso de que el elegido esté dentro del elenco de candidatos aprobado por la Sede Apostólica, el Patriarca debe interrogar en secreto, tras tener lugar la elección, al interesado. Si el elegido acepta la elección, se informa a la Santa Sede de la aceptación y de la fecha de la proclamación.

Si el elegido no está incluido en el elenco de candidatos aprobado por la Santa Sede, se informa la Santa Sede para obtener su consentimiento. Obtenido éste, el Patriarca pregunta al elegido sobre su elección y procede según el can. 148 § 2.

En el caso de que el Sínodo de los obispos no pueda reunirse, el Patriarca, tras haber consultado a la Santa Sede, puede pedir los votos por medio de carta.

El elegido, antes de la ordenación episcopal, emite la promesa de obediencia al Romano Pontífice.

Respecto al nombramiento de los obispos fuera del territorio patriarcal, la nueva legislación ha seguido la declaración Apostolicae Sedes de la Congregación para las Iglesias Orientales del 25 de marzo de 1970 [1]. El Sínodo de los Obispos de la Iglesia patriarcal presenta a la Sede Apostólica un elenco de al menos tres candidatos. El Romano Pontífice elige entre ellos al nuevo obispo.

Es necesario notar que la declaración Apostolicae Sedes subrayaba explícitamente que el Romano Pontífice es libre de elegir al obispo, aunque no estuviese comprendido en el elenco presentado por el Sínodo. Esta cláusula no se encuentra en la nueva legislación. Es necesario elegir, por tanto, al candidato del elenco presentado por el Sínodo de los obispos; quedando salva la potestad del Romano Pontífice de intervenir [2].

Esta es la intervención de la Sede Apostólica respecto a la elección de los obispos en la Iglesia patriarcal, dentro de los límites patriarcales, y el nombramiento de los mismos fuera del territorio patriarcal.


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1) Declaración de la Sagrada Congregación para las Iglesias Orientales, en AAS, 62 (1970), 179.

2) Cfr. J. KHOURY, La Scelta dei Vescovi nel Codice dei Canoni delle Chiese Orientali, 87.

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