Ángelus

 

Angelus del Papa del domingo 31 de octubre

 

00:00 (31-10-2010)

Dios no excluye a nadie, ni ricos ni pobres. Dios no permite que nuestros prejuicios afecten a los humanos, pero ve a cada alma que salvar y es especialmente atraído por los que se consideran perdidos y que se consideran tales.


ANTES DEL ÁNGELUS, BENEDICTO XVI DIJO

Dios no excluye a nadie, ni ricos ni pobres. Dios no permite que nuestros prejuicios afecten a los humanos, pero ve a cada alma que salvar y es especialmente atraído por los que se consideran perdidos y que se consideran tales. Jesucristo, la encarnación de Dios, ha puesto de manifiesto la inmensa misericordia, que no disminuye la gravedad del pecado, pero siempre trata de salvar al pecador, le ofrece la posibilidad de redimirse, para empezar de nuevo, para convertirse. En otro pasaje del Evangelio, Jesús dice que es muy difícil para un rico entrar en el reino de los cielos (cf. Mt 19,23). En el caso de Zaqueo, que vemos lo que parece imposible se haga realidad: "Él - dice San Jerónimo - le regaló su riqueza y de inmediato lo reemplazó con la riqueza del reino de los cielos" (Homilía sobre el Salmo 83, 3). Y San Máximo de Turín, agregó: "La riqueza, para los tontos, es un alimento que utilizan para la falta de honradez, para los sabios es más bien una ayuda a la virtud, se trata de una oportunidad para la "(Sermones, 95).

Queridos amigos, Zaqueo dio la bienvenida a Jesús y se convirtió, porque Jesús le había dado primero la bienvenida! No le había condenado, sino que había ido a encontrarse con su deseo de salvación. Pidamos a la Virgen María, modelo de perfecta comunión con Jesús, para que podamos experimentar la alegría de ser visitados por el Hijo de Dios, para ser renovados por su amor, y transmitir a otros su misericordia.

DESPUÉS DEL ÁNGELUS EN ESPAÑOL DIJO

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. Os animo a salir al encuentro de Jesús que, como nos ha enseñado el evangelio de este domingo con el ejemplo de Zaqueo, quiere llenarnos de alegría y darnos la salvación. Delante de Dios no hay nadie demasiado pequeño. Todos podemos acoger al Señor en nuestras vidas y dejarnos transformar por él. Que la Virgen María nos ayude a intensificar nuestro amor a Dios. Feliz domingo.