7.11.10

Lo que ocurre en el Valle de los Caídos le da la razón al Papa

A las 2:03 PM, por Luis Fernando
Categorías : Cristianos en la vida pública, Actualidad, Benedicto XVI, Sociedad siglo XXI
 

España se ha convertido en el primer país de Europa donde, desde la caída del muro de Berlín y el comunismo, un gobierno prohíbe la celebración de una Misa en un templo católico. Ayer ocurrió semejante afrenta en el Valle de los Caídos. Los fieles que asistieron a la Misa de los monjes benedictinos vieron como la Guardia Civil se lo impedía. Y hoy los monjes han tenido que celebra la liturgia en plena calle, ante doscientas personas.

Todo esto ocurre al mismo tiempo que el Papa visita España. Si alguien piensa que esto es casual, yo no. Es evidente la provocación de un gobierno enemigo de la cruz, del evangelio y de la Iglesia. A Zapatero y Rubalcaba -éste, masón, es el responsable más directo de lo que ha pasado-, se les ve el tridente en la mano y el rabo rojo detrás de sus espaldas. Estoy convencido que cerca de ellos debe de oler a azufre.

Por tanto, el Papa tiene toda la razón del mundo al decir que el avance brutal del laicismo que tiene lugar hoy en España está relacionado con lo que pasó en este país en los años treinta del siglo pasado. Por el momento no queman iglesias. Se conforman con cerrar aquella sobre la que tienen cierto control institucional.

La Cruz del Valle de los Caídos pasa de ser un símbolo de reconciliación -para eso fue construida- a un símbolo de la dignidad del catolicismo en España. Lo queramos o no, estamos en guerra contra los enemigos de Cristo y su Iglesia. Las palabras del gobierno asegurando que van a seguir colaborando con la celebración de la próxima JMJ en Madrid, han de entenderse más como un aviso de que dicha celebración depende de ellos. Es el drama de una Iglesia que depende en exceso de unas instituciones al frente de las cuales están sus más directos enemigos.

Por supuesto, hay quienes se han rasgado las vestiduras por lo manifestado por el Papa en el avión que le traía a España. Alguno le ha dicho que está mal asesorado, como si el Santo Padre fuera un pobre hombre que no se entera de lo que ocurre en el mundo y en este país, y alguien le pudiera manipular. Pero no, lo cierto es que Benedicto XVI sabe muy bien lo que dice, cómo lo dice y a quién lo dice. Por tanto, ha sido el Santo Padre quien ha puesto en evidencia a todos aquellos que querrían ver a la Iglesia en España jugando el papel de la tibieza y de la cobardía disfrazada de diplomacia.

Las armas de la Iglesia en esta batalla son su fidelidad a Cristo, al evangelio y a sí misma. Nuestra munición es la oración. Nuestras provisiones, el tesoro de la Iglesia. Pero no estamos solos. En el cielo tenemos a miles de mártires que ya entregaron su sangre por Cristo. Una sangre derramada por los padres políticos y espirituales de Zapatero y los suyos. La Iglesia en España dio el siglo pasado un ejemplo de fidelidad. No hubo una sola apostasía ante los que quemaban iglesias y mataban a católicos por el mero hecho de serlo. Hoy, mucho me temo, la Iglesia cuenta en su seno con la quintacolumna del laicismo radical. Aun así, espero que todavía quede un buen remanente de fieles católicos dispuestos a ser luz en medio de la tiniebla. Que seamos una minoría no es excusa para que no hagamos lo que debemos hacer. Y si no lo hacemos nosotros, si no levantamos nuestra voz, lo harán las piedras o el Señor mismo.

Luis Fernando Pérez Bustamante