7.11.10

biblia

Lucas 20, 27-38: No es Dios de muertos, sino de vivos
27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos.
32 Finalmente, también murió la mujer.
33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
34 Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor = el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. =
38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»


COMENTARIO

Eternidad y mundo

Como muchos de sus contemporáneos querían tender una trampa a Jesús para cogerlo en un renuncio el tema de la resurrección era uno de los preferidos por aquellos que pretendían tal cosa.

Los saduceos no creían en la resurrección. Y le plantearon al Maestro la pregunta más que conocida acerca de la mujer que se casó, sucesivamente, con varios hombres, hermanos entre sí.

Pero Jesús les sorprende con algo que, seguramente, no esperaban y que les planteaba la disyuntiva entre el mundo y la eternidad, entre comportarse, en exclusiva, como seres mundanos.

Lo que, en general, quería hacerles comprenderles Jesús (y también a nosotros) es que Dios lo es de vivos y no de muertos y así se lo dice.

¿Qué les quería hacer ver Jesús diciéndoles tal realidad espiritual?

En realidad al no creer los saduceos en la resurrección no podían comprender ni en lo que es la vida eterna y, por supuesto, tenían un sentido muy distinto a lo que Jesús les planteaba. Pensaban como hombres, mundanos, y así le presentaban a Jesús su pregunta.

Algo parecido puede sucederle a las personas que, no creyendo en Dios y, luego, en la vida eterna, gastan su vida en la tierra no esperando nada luego y, escatológicamente están vacías. Sólo viven el hoy sin darse cuenta de que están perdiendo el más allá y el mañana que nunca termina.

Por eso Dios lo es de vivos porque para Él nadie muere sino que, en todo caso, pasamos a tener una existencia, si bien distinta a la que nos hace peregrinar por este valle de lágrimas no menos viva sino, al contrario, eternamente vivificada.

Que Dios lo es de vivos ya quedó demostrado cuando le dijo a Moisés que era “el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob” en el tan conocido episodio de la zarza ardiendo.

Y es cuando Jesús les comunica algo que ellos desconocían o no querían entender (Dios es uno que lo es de vivos y no de muertos) no hacía más que alejarlos de la visión mundana que tenían de la realidad y acercarlos a la verdadera voluntad de Dios que no quería, ni quiere, para sus creaturas nada distinto a la vida eterna y a la eternidad.

Es más, para que se den cuentan que la eternidad es, eso, eterna, les dice que tras la resurrección no se puede morir porque los resucitados son “hijos de la resurrección” y a la misma deben la vida eterna.

PRECES

Por todos aquellos que no creen en la vida eterna.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que se aferran a esta vida sin tener en cuenta la que les espera.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser conscientes de la eternidad que nos regalas y, entonces, a no olvidar que el camino ha de ser recto hasta llegar a tu definitivo reino.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalem.

Eleuterio Fernández Guzmán