ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 11 de noviembre de 2010

Santa Sede

La hoja de ruta del Papa para revalorizar la Palabra en la Iglesia

“Verbum Domini”, en píldoras

"Verbum Domini", una exhortación apostólica en sintonía con la "Dei Verbum"

El Papa auspicia la institución de una Comisión bilateral Santa Sede-Irán

Los congresos eucarísticos, una contribución a la nueva evangelización

La universidad católica, “llamada también a decir verdades incómodas”

Mundo

Estudiantes lanzan una operación de ayuda a cristianos de Irak

Pakistán: una mujer cristiana, condenada a muerte por blasfemia

Documentación

Exhortación apostólica postsinodal “Verbum Domini”

Carta del Papa al presidente de Irán

Discurso del Papa al Comité para los Congresos Eucarísticos


Santa Sede


La hoja de ruta del Papa para revalorizar la Palabra en la Iglesia
Publicada la exhortación apostólica del Sínodo de los obispos sobre el tema
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha publicado este jueves la exhortación apostólica postsinodal "Verbum Domini", que recoge las conclusiones del Sínodo de los Obispos del mundo, celebrado en el Vaticano, en octubre de 2008, con el objetivo de "revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia".

Así lo confiesa él mismo en este documento que la Tipografía Vaticana ha publicado en español, en un manejable volumen de 200 páginas, en el que se presentan y explican las 55 "propuestas" que surgieron de aquella cumbre eclesial, centrada en "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia". 

En la introducción el Papa deja muy claro su objetivo: "deseo indicar algunas líneas fundamentales para revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constante renovación, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez más el corazón de toda actividad eclesial".

Y aclara los motivos: "En un mundo que considera con frecuencia a Dios como algo superfluo o extraño", "no hay prioridad más grande que esta: abrir de nuevo al hombre de hoy el acceso a Dios, al Dios que habla y nos comunica su amor para que tengamos vida abundante" (n. 2).

Cuestiones de fondo

La exhortación apostólica constituye una ayuda decisiva para superar muchos malentendidos entre términos como Biblia, Escritura o Palabra de Dios. Con claridad, como lo hicieron los participantes en el Sínodo, subraya que "la fe cristiana no es una 'religión del Libro': el cristianismo es la 'religión de la Palabra de Dios', no de 'una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo" (n. 7),

De hecho, aclara, "es la Tradición viva de la Iglesia la que nos hace comprender de modo adecuado la Sagrada Escritura como Palabra de Dios (n. 17).

Quienes buscan respuestas sobre el valor de la Biblia para la Iglesia descubrirán en la lectura del documento que "la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. De ese modo, se reconoce toda la importancia del autor humano, que ha escrito los textos inspirados y, al mismo tiempo, a Dios como el verdadero autor (n. 19).

Uno de los argumentos que más interés suscitó en el Sínodo fue la interpretación o exégesis de la Biblia entre los académicos.

El documento recuerda a los exegetas creyentes que "no deben olvidar nunca que lo que interpretan es la Palabra de Dios. Su tarea no termina con la distinción de las fuentes, la definición de formas o la explicación de los procedimientos literarios. La meta de su trabajo se alcanza cuando aclaran el significado del texto bíblico como Palabra actual de Dios (n. 33).

Propuestas

Aclaradas cuestiones de fondo, que en ocasiones han suscitado debates acalorados entre teólogos y biblistas en las últimas décadas, el Papa pasa a presentar propuestas concretas y sobre todo actuales, surgidas del Sínodo de la Palabra.

Por ejemplo, subraya "el puesto central de los estudios bíblicos en el diálogo ecuménico, con vistas a la plena expresión de la unidad de todos los creyentes en Cristo". Asimismo impulsa "la promoción de las traducciones comunes de la Biblia" como "parte del trabajo ecuménico" (n. 46).

Toca también la debatida cuestión de las homilías --el Sínodo constató la falta de calidad de muchas de ellas--, y pide que "los predicadores tengan familiaridad y trato asiduo con el texto sagrado; que se preparen para la homilía con la meditación y la oración, para que prediquen con convicción y pasión" (n. 59).

Estas propuestas del Papa llegan a tocar incluso cuestiones como la acústica de las iglesias, para poder escuchar con "mayor atención" la Palabra, así como el canto litúrgico, que debe tener "una clara inspiración bíblica" y expresar "la belleza de la palabra divina", recomendando en particular "el canto gregoriano" (n. 70).

El pontífice insiste en la necesidad de "prestar una atención especial a los que, por su condición particular, tienen problemas para participar activamente en la liturgia, como, por ejemplo, los discapacitados en la vista y el oído" (n. 71).

Considera que la animación bíblica no es un apéndice en la vida de la Iglesia, sino que es necesario volver a dar el "puesto central de la Palabra de Dios", a través una "animación bíblica de toda la pastoral" (n. 73), en particular, en la catequesis, para que se convierta en "un acercamiento a las Escrituras en la fe y en la Tradición de la Iglesia, de modo que se perciban esas palabras como vivas" (n. 74).

Como era de esperar, propone en varias ocasiones la lectura orante de la Biblia, conocida como "Lectio Divina", pues el Sínodo insistió repetidamente en esta práctica, que "es verdaderamente capaz de abrir al fiel no sólo el tesoro de la Palabra de Dios sino también de crear el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente" (n. 87).

Una sugerencia del Papa es la de acudir en peregrinación a Tierra Santa, a la que califica como el Sínodo, "quinto Evangelio" y señala que para que los santos lugares no se queden en piedras muertas "es muy importante que, no obstante las dificultades, haya en aquellos lugares comunidades cristianas" (n. 89).

Nueva evangelización

El documento, por tanto, se sitúa en el surco de la nueva evangelización, prioridad de este pontificado, pues "tantos hermanos están bautizados, pero no suficientemente evangelizados. Con frecuencia, naciones un tiempo ricas en fe y vocaciones van perdiendo su propia identidad, bajo la influencia de una cultura secularizada" (n. 96).

Esta nueva evangelización, aclara, pasa en buena parte por el testimonio, pues "la Palabra de Dios llega a los hombres por el encuentro con testigos que la hacen presente y viva" (n. 97).

Este testimonio debe tocar todas las dimensiones de la vida, incluyendo el compromiso por la justicia (n. 100), la defensa de los derechos humanos (n. 101), la promoción de la paz (n. 102), la salvaguarda de la Creación --ecología bíblica-- (n. 108), la presencia en Internet para que en la red aparezca "el rostro de Cristo" (n. 113), y el diálogo interreligioso (n. 117).

--Exhortación apostólica postsinodal "Verbum Domini"

Por Jesús Colina

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


“Verbum Domini”, en píldoras
Pasajes representativos de la exhortación apostólica de Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos algunos de los pasajes representativos de la exhortación apostólica postsinodal "Verbum Domini", de Benedicto XVI, en la que recoge las conclusiones del Sínodo de los Obispos del mundo, celebrado en el Vaticano en octubre de 2008, sobre "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia". 

* * *

Objetivo: "Deseo indicar algunas líneas fundamentales para revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constante renovación, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez más el corazón de toda actividad eclesial" (n. 1)

Religión de la Palabra, no del libro: "La fe cristiana no es una 'religión del Libro': el cristianismo es la 'religión de la Palabra de Dios', no de 'una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo" (n. 7):

Tradición y Escritura: "Es la Tradición viva de la Iglesia la que nos hace comprender de modo adecuado la Sagrada Escritura como Palabra de Dios. (n. 17)

Sagrada Escritura, inspiración y verdad: "La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. De ese modo, se reconoce toda la importancia del autor humano, que ha escrito los textos inspirados y, al mismo tiempo, a Dios como el verdadero autor (n. 19).

Dios escucha al hombre: "Es decisivo desde el punto de vista pastoral mostrar la capacidad que tiene la Palabra de Dios para dialogar con los problemas que el hombre ha de afrontar en la vida cotidiana [...] La pastoral de la Iglesia debe saber mostrar que Dios escucha la necesidad del hombre y su clamor (n. 23).

Exégesis: "En el trabajo de interpretación, los exegetas católicos no deben olvidar nunca que lo que interpretan es la Palabra de Dios. Su tarea no termina con la distinción de las fuentes, la definición de formas o la explicación de los procedimientos literarios. La meta de su trabajo se alcanza cuando aclaran el significado del texto bíblico como Palabra actual de Dios (n. 33)

Antiguo Testamento y judaísmo: "La comprensión judía de la Biblia puede ayudar al conocimiento y al estudio de las Escrituras por los cristianos. El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo y el Antiguo es manifiesto en el Nuevo [...] Deseo reiterar una vez más lo importante que es para la Iglesia el diálogo con los judíos ( n. 43).

Biblia y ecumenismo: "Consciente de que la Iglesia tiene su fundamento en Cristo, Verbo de Dios hecho carne, el Sínodo ha querido subrayar el puesto central de los estudios bíblicos en el diálogo ecuménico, con vistas a la plena expresión de la unidad de todos los creyentes en Cristo" (46).

Traducciones, servicio al ecumenismo: "La promoción de las traducciones comunes de la Biblia es parte del trabajo ecuménico. Deseo agradecer aquí a todos los que están comprometidos en esta importante tarea y animarlos a continuar en su obra" (46).

Escritura y Liturgia: "Exhorto a los Pastores de la Iglesia y a los agentes de pastoral a esforzarse en educar a todos los fieles a gustar el sentido profundo de la Palabra de Dios que se despliega en la liturgia a lo largo del año, mostrando los misterios fundamentales de nuestra fe" (52).

La homilía: "Se requiere que los predicadores tengan familiaridad y trato asiduo con el texto sagrado; que se preparen para la homilía con la meditación y la oración, para que prediquen con convicción y pasión" (n. 59).

Celebraciones de la Palabra de Dios: "Los Padres sinodales han exhortado a todos los pastores a promover momentos de celebración de la Palabra [...] Dicha práctica comportará grandes beneficios para los fieles, y se ha de considerar un elemento relevante de la pastoral litúrgica (n. 65).

Acústica: "Para favorecer la escucha de la Palabra de Dios no se han de descuidar aquellos medios que pueden ayudar a los fieles a una mayor atención. En este sentido, es necesario que en los edificios sagrados se tenga siempre en cuenta la acústica, respetando las normas litúrgicas y arquitectónicas (n. 68)

Canto litúrgico: "Para ensalzar la Palabra de Dios durante la celebración litúrgica, se tenga también en cuenta el canto en los momentos previstos por el rito mismo, favoreciendo aquel que tenga una clara inspiración bíblica y que sepa expresar, mediante una concordancia armónica entre las palabras y la música, la belleza de la palabra divina. En este sentido, conviene valorar los cantos que nos ha legado la tradición de la Iglesia y que respetan este criterio. Pienso, en particular, en la importancia del canto gregoriano (n. 70).

Atención a los discapacitados: "El Sínodo ha recomendado prestar una atención especial a los que, por su condición particular, tienen problemas para participar activamente en la liturgia, como, por ejemplo, los discapacitados en la vista y el oído (n. 71).

La animación bíblica de la pastoral: "El Sínodo ha invitado a un particular esfuerzo pastoral para resaltar el puesto central de la Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando incrementar la "pastoral bíblica", no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral" (n. 73)

Dimensión bíblica de la catequesis: "La actividad catequética comporta un acercamiento a las Escrituras en la fe y en la Tradición de la Iglesia, de modo que se perciban esas palabras como vivas, al igual que Cristo está vivo hoy donde dos o tres se reúnen en su nombre (n. 74).

Lectio Divina: "En los documentos que han preparado y acompañado el Sínodo, se ha hablado de muchos métodos para acercarse a las Sagradas Escrituras con fruto y en la fe. Sin embargo, se ha prestado una mayor atención a la lectio divina, que es verdaderamente capaz de abrir al fiel no sólo el tesoro de la Palabra de Dios sino también de crear el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente" (n. 87).

Palabra de Dios y Tierra Santa: "Los Padres sinodales han recordado la feliz expresión en la que se llama a Tierra Santa 'el quinto Evangelio'. Es muy importante que, no obstante las dificultades, haya en aquellos lugares comunidades cristianas. El Sínodo de los Obispos expresa su profunda cercanía a todos los cristianos que viven en la Tierra de Jesús, testimoniando la fe en el Resucitado" (n. 89).

Anuncio y nueva evangelización: "Tantos hermanos están bautizados, pero no suficientemente evangelizados. Con frecuencia, naciones un tiempo ricas en fe y vocaciones van perdiendo su propia identidad, bajo la influencia de una cultura secularizada. La exigencia de una nueva evangelización, tan fuertemente sentida por mi venerado Predecesor, ha de ser confirmada sin temor, con la certeza de la eficacia de la Palabra divina" (n. 96).

Testimonio: "La Palabra de Dios llega a los hombres por el encuentro con testigos que la hacen presente y viva" (n. 97).

Compromiso por la justicia: "La Palabra de Dios impulsa al hombre a entablar relaciones animadas por la rectitud y la justicia; da fe del valor precioso ante Dios de todos los esfuerzos del hombre por construir un mundo más justo y más habitable" (n. 100).

Derechos humanos: "Deseo llamar la atención de todos sobre la importancia de defender y promover los derechos humanos de cada persona[...] La difusión de la Palabra de Dios refuerza la afirmación y el respeto de estos derechos (n. 101).

Palabra de Dios y paz: "En el contexto actual, es necesario más que nunca redescubrir la Palabra de Dios como fuente de reconciliación y paz, porque en ella Dios reconcilia en sí todas las cosas: Cristo 'es nuestra paz', que derriba los muros de división (n. 102).

Palabra de Dios y salvaguardia de la Creación: "El compromiso en el mundo requerido por la divina Palabra nos impulsa a mirar con ojos nuevos el cosmos que, creado por Dios, lleva en sí la huella del Verbo, por quien todo fue hecho [...] La arrogancia del hombre que vive 'como si Dios no existiera', lleva a explotar y deteriorar la naturaleza, sin reconocer en ella la obra de la Palabra creadora" (n. 108).

Internet: "En el mundo de internet, que permite que millones y millones de imágenes aparezcan en un número incontable de pantallas de todo el mundo, deberá aparecer el rostro de Cristo y oírse su voz, porque 'si no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar para el hombre'" (n. 113)

Diálogo interreligioso: "La Iglesia reconoce como parte esencial del anuncio de la Palabra el encuentro y la colaboración con todos los hombres de buena voluntad, en particular con las personas pertenecientes a las diferentes tradiciones religiosas, evitando formas de sincretismo y relativismo (n. 117).

Diálogo y libertad religiosa: "El respeto y el diálogo requieren, consiguientemente, la reciprocidad en todos los terrenos, sobre todo en lo que concierne a las libertades fundamentales, y en particular, a la libertad religiosa. Favorecen la paz y el entendimiento entre los pueblos » (n. 120).

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


"Verbum Domini", una exhortación apostólica en sintonía con la "Dei Verbum"
Según el prefecto para la congregación de los obispos cardenal Marc Ouellet

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La exhortación apostólica post sinodal Verbum Domini, publicada este mediodía, “retoma el mismo mensaje a cuarenta y cinco años de distancia” de la constitución Dei Verbum, del Concilio Vaticano II.

Lo afirmó el prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet PSS, este jueves durante la presentación del documento pontificio en la Sala de Prensa de la Santa Sede.

En la rueda de prensa intervinieron también monseñor Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos; su subsecretario, monseñor Fortunato Frezza, y monseñor Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura.

La Verbum Domini, escrita por Benedicto XVI, es fruto de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, celebrada del 5 al 26 de octubre de 2008.

Reflexión sobre la Biblia 

El cardenal Ouellet señaló que la Verbum Domini responde a las necesidades que tiene la Iglesia en este naciente tercer milenio.

Dijo que si en el siglo XX hubo un renacer de conciencia de la necesidad de la Palabra de Dios en temas como la reforma litúrgica, la catequesis y los estudios bíblicos, “permanece todavía un déficit que debe ser colmado en lo que tiene que ver con la vida espiritual del pueblo de Dios”.

“Éste tiene el derecho de ser mayormente inspirado y nutrido por una aproximación más orante y más eclesial a las Sagradas Escrituras”, aseguró el purpurado.

En varios puntos de la exhortación apostólica, Benedicto XVI insiste en que el cristianismo “no es el fruto de una sabiduría humana o de una idea genial”, destacó el cardenal Ouellet, sino más bien “de un encuentro y de una alianza con una Persona que da a la existencia humana su orientación y forma decisivas”.

La Verbum Domini “plantea así la contemplación personal y eclesial de la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, en la Divina Liturgia y en la vida personal y comunitaria de los creyentes”, dijo el prefecto.

Al mismo tiempo, “plantea también la actividad misionera y la evangelización” y a la vez “renueva la conciencia de la Iglesia de ser amada y su misión de anunciar la Palabra de Dios con audacia y la confianza en la fuerza del Espíritu Santo”.

Interpretación de las Escrituras

El purpurado se refirió también a las casi cuarenta páginas en las que Benedicto XVI destaca la necesidad de presentar una hermenéutica de modo “claro, constructivo, situando la ciencia bíblica, exegética y teológica en el interior y al servicio de la fe de la Iglesia”.

Una interpretación de las Sagradas Escrituras que debe complementarse con una lectura teológica y científica, que además reclama “el valor de la exégesis patrística” y que invita “a los exégetas, los teólogos y los pastores a un diálogo constructivo para la vida y la misión de la Iglesia”.

Igualmente, concluyó el purpurado, la meditación de la Biblia “plantea también la actividad misionera y la evangelización” y por ello “renueva la conciencia de la Iglesia de ser amada y su misión de anunciar la Palabra de Dios con audacia y con confianza en la fuerza del Espíritu Santo”.

Por Carmen Elena Villa

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El Papa auspicia la institución de una Comisión bilateral Santa Sede-Irán
En una carta enviada al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI auspicia la institución de una Comisión bilateral Santa Sede-Irán, en la carta que ha enviado al presidente de la República Islámica de Irán, Mahmoud Ahmadinejad.

El texto, difundido este jueves por la Oficina de Información de la Santa Sede, fue entregado al presidente iraní por el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran, durante un encuentro que tuvo lugar este martes 9 de noviembre en Teherán.

“Estoy convencido de que la puesta en marcha de una Comisión bilateral será especialmente útil en el tratamiento de cuestiones de interés común, incluida la del estatus jurídico de la Iglesia católica en el país”, declara el Pontífice en la misiva.

“Los católicos presentes en Irán y los que están por todo el mundo realizan esfuerzos para colaborar con sus conciudadanos para contribuir leal y honestamente al bien común de las respectivas sociedades en las que viven, convirtiéndose en constructores de paz y reconciliación”, recuerda.

En este espíritu, expresa “la esperanza de que las relaciones cordiales ya felizmente existentes entre la Santa Sede e Irán continúen progresando, así como las de la Iglesia local con las autoridades civiles”.

En la carta al presidente de Irán, Benedicto XVI se muestra profundamente convencido de que “el respeto a la dimensión trascendente de la persona humana es una condición indispensable para la construcción de un orden social justo y una paz estable”.

“De hecho, la relación con Dios es el fundamento último de la inalienable dignidad y el carácter sagrado de toda vida humana”, añade.

“Cuando la promoción de la dignidad de la persona humana es la principal inspiración de la actividad política y social que está comprometida en la búsqueda del bien común, se crean fundamentos sólidos y duraderos para construir la paz y la armonía entre los pueblos”.

La paz, recuerda el Obispo de Roma, “es, ante todo, un don de Dios, que se solicita en la oración, pero también es el resultado de los esfuerzos de las personas de buena voluntad”.

“Desde esta perspectiva -destaca-, los creyentes de todas las religiones tienen una responsabilidad especial y pueden desempeñar una función decisiva, cooperando en iniciativas comunes”.

Y añade: “El diálogo interreligioso e intercultural es un camino fundamental para la paz”.

En ese contexto, el Papa recuerda la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, celebrada en el Vaticano del 10 al 24 de octubre.

Y la califica como “un momento significativo de reflexión e intercambio sobre la situación en Oriente Medio y sobre los grandes desafíos colocados ante las comunidades católicas allí presentes”.

“En algunos países -constata-, esas comunidades se enfrentan a circunstancias difíciles, discriminación e incluso violencia y carecen de la libertad para vivir y profesar públicamente su fe”.

Y señala: “Estoy seguro de que el trabajo del Sínodo traerá buenos frutos a la Iglesia y al conjunto de la sociedad”.

La carta responde a un mensaje que le había dirigido el presidente de Irán. Como explica el Papa al inicio, tiene como objeto “reconocer las corteses palabras de saludo y las reflexiones” que el presidente le envió al Pontífice por los “buenos oficios” del vicepresidente de Irán, Hojjat ol Eslam Haj Sayyed Mohammad Reza Mir Tajjadini.

El cardenal Tauran ha participado en el séptimo coloquio del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso con el Centro para el Dialogo Interreligioso del Islamic Culture and Relations Organisation.

Este encuentro se ha celebrado en la capital de Irán del 9 al 11 de octubre con el tema Religión y sociedad: perspectivas cristianas y musulmanas.

Durante la recepción del presidente Ahmadinejad al cardenal Tauran, en la que el purpurado le entregó la carta del Papa, este martes, se destacó la necesidad de promover la colaboración entre cristianos y musulmanes al servicio de la paz en el mundo.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Los congresos eucarísticos, una contribución a la nueva evangelización
Audiencia del Papa a los miembros del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Los congresos eucarísticos internacionales están llamados a ofrecer una contribución esencial a la nueva evangelización apuntando a la Eucaristía como “centro difusor del fermento del Evangelio” y “fuerza propulsora para la construcción de la sociedad humana”.

Lo afirmó Benedicto XVI al recibir este jueves por la mañana a los participantes de la plenaria del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos, presidido por el arzobispo Piero Marini.

El Pontífice explicó que “mediante la comunión en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia se convierte cada vez más en sí misma: misterio de unidad 'vertical' y 'horizontal' para todo el género humano”.

“A los gérmenes de disgregación, que la experiencia cotidiana muestra tan arraigados en la humanidad a causa del pecado, se contrapone la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo -indicó-. La Eucaristía, formando continuamente la Iglesia, crea también comunión entre los hombres”.

Por eso, explicó, “es tarea de los congresos eucarísticos, sobre todo en el contexto actual, también dar una peculiar contribución a la nueva evangelización, promoviendo la evangelización mistagógica (cf. Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis, 64), que se realiza en la escuela de la Iglesia en oración, a partir de la liturgia y a través de la liturgia”.

“Pero cada congreso lleva en sí también un soplo evangelizador en el sentido más misionero, hasta el punto de que el binomio Eucaristía-misión ha entrado a formar parte de las directrices propuestas por la Santa Sede”.

Es importante, sin embargo, continuó el Papa, “que cada congreso eucarístico sepa implicar e integrar, según el espíritu de la reforma conciliar, todas las expresiones del culto eucarístico extra missam que hunden sus raíces en la devoción popular, así como a las asociaciones de fieles que se inspiran en la Eucaristía de distintas maneras”.

Al principio de la audiencia, el arzobispo Marini saludó al Pontífice en nombre de los miembros del Comité Pontificio, de los delegados nacionales designados por las distintas conferencias episcopales y de la delegación del Comité local irlandés guiada por el arzobispo de Dublín, sede de la próxima cita mundial, del 10 al 17 de junio de 2012.

El congreso de Dublín, el quincuagésimo, es la continuación de una larga serie que, iniciada en 1881 en Lille en Francia, ha recorrido todo el mundo.

Respecto a esto, el arzobispo Marini explicó que los congresos eucarísticos se han “convertido en expresión del 'magisterio itinerante' de la Iglesia, recogiendo en torno a la Eucaristía extraordinarias multitudes de fieles para revitalizar su fe en la presencia del Señor y alimentarlos con el 'Pan de vida'”.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


La universidad católica, “llamada también a decir verdades incómodas”
Monseñor Filoni inaugura el curso en la Universidad del Sagrado Corazón de Roma

 

ROMA, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- La Universidad Católica “es un lugar privilegiado para un fructífero diálogo entre Evangelio y cultura, entre Evangelio y ciencia” y si es necesario está llamada también a decir verdades incómodas.

Lo afirmó el Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, el arzobispo Fernando Filoni, al inaugurar este jueves el año académico 2010-2011 en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma.

El prelado explicó que la misión específica de una universidad “es aportar saber y conocimiento, es esencialmente 'misión de caridad', y compartir la propia capa a favor del hombre y de su calidad de vida”.

Afirmó que la Universidad Católica del Sagrado Corazón participa en esta misión “con las específicas características y finalidades dadas por su ser 'católica', inspirándose “en los principios del Evangelio y en la tradición de la Iglesia”, “con una especial sensibilidad hacia las dimensiones ética y religiosa”.

Y advirtió que, “si es necesario, está llamada también a decir verdades incómodas, que no agradan a la opinión pública, pero que sin embargo son necesarias para salvaguardar el bien auténtico de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, y así el bien auténtico de la sociedad”.

Destacó que la Universidad Católica del Sagrado Corazón, cuyo campus de Roma acoge el Policlínico Agostino Gemelli, “es un lugar privilegiado para un fructífero diálogo entre Evangelio y cultura, entre Evangelio y ciencia”.

Y “será tanto más fiel al ideal de su fundador, el padre Agostino Gemelli, cuanto más sepa conjugar seriedad y rigor científico e identidad católica, viviendo su actividad como un claro servicio a la Iglesia y al hombre”.

El Policlínico, declaró, “es una preciosa escuela de humanidad”, en que se puede recibir mucho y dar la propia competencia y la propia dedicación “teniendo presente la imagen del mismo Cristo, el verdadero Maestro que, en la Última Cena, se inclina para lavar los pies a los apóstoles para indicar que la actitud hacia el hombre es y debe ser siempre la del servicio”.

“Adquirir una profunda competencia, incluso lo más profunda posible”, sobre todo para quien a través de la ciencia médica está “en contacto directo con las problemáticas referentes a la vida de las personas en momentos de dificultad y de sufrimiento”, “no sólo es un compromiso, sino un deber”, añadió.

Compartir la capa

El prelado también se refirió a la figura de san Martín, obispo de Tours, cuya memoria se celebra precisamente este jueves.

Recordó que, “en una época en la que el testimonio evangélico había superado la fase de la persecución y del martirio, este santo encarna el modelo de confesor de la fe, que ejercita la ascesis monástica en medio del pueblo”.

“El gesto de Martín en el camino hacia Amiens, el de compartir su propia capa con un mendigo, acompañado de la posterior visión de Cristo que se le aparece envuelto precisamente en esa pieza de capa que él dio al pobre, se convierte en una catequesis incisiva y sintética para aprender a descubrir el rostro de Cristo en cada hermano, especialmente en el más pequeño y necesitado”.

San Martín, “asceta, hombre de oración y de caridad”, “es un modelo actual en el que inspirarse” también para quien trabaja “en una institución científica de investigación, de estudio y de servicio”, indicó.

Así como el santo compartió su capa con el pobre que se encontró a lo largo del camino, “también el hombre de nuestra sociedad desarrollada necesita de alguien que lo envuelva con su propia capa, de quien sepa compartirla con él”.

“La obra cultural, científica -así como la de asistencia cualificada y competente al enfermo, que, en un espíritu de auténtico servicio, la Universidad Católica del Sagrado Corazón está llamada a realizar- se convierte en el intercambio concreto de la 'capa' de un auténtico humanismo, abierto a la trascendencia y animado por los valores de la solidaridad, la fraternidad y el amor”.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Mundo


Estudiantes lanzan una operación de ayuda a cristianos de Irak
Invitan a enviar cartas de apoyo al arzobispado latino de Bagdad

ROMA, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Tres estudiantes franceses acaban de lanzar una iniciativa titulada Operación 1000 cartas para nuestros hermanos de Oriente, para responder al llamamiento de los obispos de Irak “a sus hermanos de Francia”.

“Lo que necesitamos es vuestra oración y vuestro apoyo fraternal y moral”, escribieron los obispos en su llamamiento del 2 de noviembre.

Los estudiantes invitan a responder al llamamiento de los obispos “enviándoles cartas de ánimo y de apoyo” y “que cada carta escrita sea una promesa de oración por su intención”.

Para ello, proponen copiar a mano una carta que aparece en su web, o, todavía mejor, escribir una nueva y enviarla, firmada, a la dirección del arzobispado de Bagdad: Arzobispado latino - P.O. Box 35130 - Hay Al-Wahda, Mahallat 904, calle 8, Edificio 44 - 12906 Baghdad, IRAK.

“Lo repetimos: los cristianos (y musulmanes) de Oriente necesitan nuestro apoyo, necesitan saber que estamos cerca de ellos, saber que se reza por ellos, ¡que les queremos!”, indican.

“Si no se puede actuar de una manera material, tenemos el deber de mostrarles un signo. ¡Escribámosles! ¡Con vuestros bolígrafos!”, exhortan.

Los organizadores explicaron a ZENIT que esta iniciativa ya “ha sido seguida de forma masiva porque se han enviado más de 700 mensajes en un día, sin contar los derivados de correos personales”, que no se pueden contar.

También destacaron que su web “recibe ya más de mil visitas diarias y el número no deja de aumentar”.

Y añadieron que “varias escuelas católicas, parroquias y movimientos de jóvenes están organizando el envío de las cartas”.

Más información: http://1000lettres.wordpress.com

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Pakistán: una mujer cristiana, condenada a muerte por blasfemia
Primer caso de condena a la pena capital de una mujer por este delito
ISLAMABAD, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Asia Bibi, obrera agrícola de 37 años y madre de dos niños, es la primera mujer que ha sido condenada a muerte en Pakistán bajo la acusación de blasfemia.

La mujer ha sido acusada de haber ofendido al islam durante una discusión en el lugar de trabajo, en la que algunas mujeres musulmanas habían intentado convertirla, informó la agencia AsiaNews.

La sentencia, emitida por un tribunal del Punjab este domingo por la tarde, se refiere a una discusión que tuvo lugar en 2009 en la localidad de Ittanwali.

En el transcurso de la misma, frente a la insistencia de las compañeras a que renunciara al cristianismo, Asia Bibi habló de cómo Jesús murió en la cruz por los pecados de la humanidad, preguntando a las demás mujeres lo que Mahoma había hecho por ellas.

La norma del código penal pakistaní castiga con la cárcel a quien ofende el Corán y con la condena a muerte a quien insulta al profeta Mahoma.

Las compañeras musulmanas pegaron a Asia Bibi y la encerraron en una habitación. Según explica la organización caritativa Release International, una multitud se reunió en el lugar de los hechos y empezó a insultarla a ella y a los niños.

El director de Release International, Andy Dipper, afirmó que condenando a muerte a una mujer por blasfemia, “Pakistán ha traspasado una línea”.

A Asia Bibi también se le impuso una multa equiparable a dos años y medio de su sueldo.

Respecto a esta sentencia, el secretario ejecutivo de la Comisión nacional Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Pakistán, Peter Jacob, declaró a la agencia Fides que “los cristianos están bajo ataque por el uso instrumental de la ley anti-blasfemia”.

“Los casos de falsas acusaciones se suceden y estamos muy preocupados: son al menos cinco en los últimos dos meses”, explicó.

“Por desgracia, no hay cambios a la vista: el Gobierno no considera en absoluto una revisión o una abolición de la ley -lamentó-. Y esto es muy grave”.

La condena de Asia Bibi es “un auténtico ultraje a la dignidad humana y a la verdad”, denunció. “Haremos todo lo posible para que el veredicto sea desmentido y revocado en apelación”.

Las normas sobre la blasfemia, recuerda L'Osservatore Romano en su edición de este jueves, fueron introducidas entre el 1980 y el 1986 para garantizar el respeto a la religión musulmana. En base a esta normativa, se han censurado también algunos sitios en internet.

Según los datos publicados por la Comisión nacional Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, de 1986 a 2009, 964 personas fueron arrestadas por haber profanado el Corán o a Mahoma. De éstas, 479 son musulmanas, 119 cristianas, 340 ahmadi, 14 hindúes y diez de otras religiones.

La ley sobre la blasfemia es utilizada a menudo como pretexto por los fundamentalistas para atacar a las minorías religiosas, que en Pakistán constituyen el 4% de la población.

El Pakistan Christian Congress (PCC), que ha promovido varias conferencias tanto en el ámbito nacional como internacional para pedir la derogación de las normas sobre la blasfemia, expresó su preocupación por la sentencia de condena de muerte a Asia Bibi y lanzó un llamamiento al presidente del Pakistán para asegurar justicia para la mujer.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Documentación


Exhortación apostólica postsinodal “Verbum Domini”
Del Santo Padre Benedicto XVI

ROMA, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la exhortación apostólica postsinodal "Verubum Domini" de Benedicto XVI "sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia", en la que recoge las conclusiones de la asamblea especial de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebró en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008.


 


 


 


 

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA 

POSTSINODAL 


VERBUM DOMINI 


DEL SANTO PADRE 


BENEDICTO XVI 


AL EPISCOPADO, AL CLERO, 


A LAS PERSONAS CONSAGRADAS 


Y A LOS FIELES LAICOS 


SOBRE 


LA PALABRA DE DIOS 


EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA

 

LA PALABRA DEL SEÑOR permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos » (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Esta frase de la Primera carta de san Pedro, que retoma las palabras del profeta Isaías, nos pone frente al misterio de Dios que se comunica a sí mismo mediante el don de su palabra. Esta palabra, que permanece para siempre, ha entrado en el tiempo. Dios ha pronunciado su palabra eterna de un modo humano; su Verbo « se hizo carne » ( Jn 1,14). Ésta es la buena noticia. Éste es el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros. La XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebró en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008, tuvo como tema "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia". Fue una experiencia profunda de encuentro con Cristo, Verbo del Padre, que está presente donde dos o tres están reunidos en su nombre (cf. Mt 18,20). Con esta Exhortación, cumplo con agrado la petición de los Padres de dar a conocer a todo el Pueblo de Dios la riqueza surgida en la reunión vaticana y las indicaciones propuestas, como fruto del trabajo en común. En esta perspectiva, pretendo retomar todo lo que el Sínodo ha elaborado, teniendo en cuenta los documentos presentados: los Lineamenta, el Instrumentum laboris, las Relaciones ante y post disceptationem y los textos de las intervenciones, tanto leídas en el aula como las presentadas in scriptis, las Relaciones de los círculos menores y sus debates, el Mensaje final al Pueblo de Dios y, sobre todo, algunas propuestas específicas (Propositiones), que los Padres han considerado de particular relieve. En este sentido, deseo indicar algunas líneas fundamentales para revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constante renovación, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez más el corazón de toda actividad eclesial.

Texto completo de la exhortación apostólica "Verbum Domini"

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Carta del Papa al presidente de Irán
“El diálogo interreligioso e intercultural es un camino fundamental para la paz”

 

 

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la carta que Benedicto XVI dirigió al presidente de la República Islámica de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, a quien fue entregada este martes 9 de noviembre por el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran, durante un encuentro en Teherán.



 

***



 

Señor Presidente,

Le escribo para reconocer las corteses palabras de saludo y las reflexiones que Su Excelencia me ha enviado amablemente por los buenos oficios de Su Excelencia el Sr. Hojjat ol Eslam Haj Sayyed Mohammad Reza Mir Tajjadini, Vicepresidente de la República Islámica de Irán.

Es mi profunda convicción que el respeto a la dimensión trascendente de la persona humana es una condición indispensable para la construcción de un orden social justo y una paz estable. De hecho, la relación con Dios es el fundamento último de la inalienable dignidad y el carácter sagrado de toda vida humana.

Cuando la promoción de la dignidad de la persona humana es la principal inspiración de la actividad política y social que está comprometida en la búsqueda del bien común, se crean fundamentos sólidos y duraderos para construir la paz y la armonía entre los pueblos.

La paz es, ante todo, un don de Dios, que se solicita en la oración, pero también es el resultado de los esfuerzos de las personas de buena voluntad. Desde esta perspectiva, los creyentes de todas las religiones tienen una responsabilidad especial y pueden desempeñar una función decisiva, cooperando en iniciativas comunes. El diálogo interreligioso e intercultural es un camino fundamental para la paz.

Firmemente convencida de esto, la reciente Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio, que tuvo lugar en el Vaticano del 10 al 24 de octubre de 2010, fue un momento significativo de reflexión e intercambio sobre la situación en Oriente Medio y sobre los grandes desafíos colocados ante las comunidades católicas allí presentes. En algunos países esas comunidades se enfrentan a circunstancias difíciles, discriminación e incluso violencia y carecen de la libertad para vivir y profesar públicamente su fe. Estoy seguro de que el trabajo del Sínodo traerá buenos frutos a la Iglesia y al conjunto de la sociedad.

Los católicos presentes en Irán y los que están por todo el mundo realizan esfuerzos para colaborar con sus conciudadanos para contribuir leal y honestamente al bien común de las respectivas sociedades en las que viven, convirtiéndose en constructores de paz y reconciliación.

En este espíritu, expreso la esperanza de que las relaciones cordiales ya felizmente existentes entre la Santa Sede e Irán continúen progresando, así como las de la Iglesia local con las autoridades civiles. También estoy convencido de que la puesta en marcha de una Comisión bilateral será especialmente útil en el tratamiento de cuestiones de interés común, incluida la del estatus jurídico de la Iglesia católica en el país.

Con estos sentimientos, aprovecho la ocasión para renovarle, Sr. Presidente, la garantía de mi más alta consideración.

En el Vaticano, 3 de noviembre de 2010

BENEDICTUS PP. XVI



 

[Traducción del original en inglés por Patricia Navas

©Libreria Editrice Vaticana]

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Discurso del Papa al Comité para los Congresos Eucarísticos
La Eucaristía, misterio de unidad entre Dios y los hombres
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los participantes en la asamblea plenaria del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales.

* * * * *

Señores cardenales,

venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,

queridos hermanos y hermanas,

Estoy contento de acogeros al concluir los trabajos de la Asamblea Plenaria del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. Os saludo cordialmente a cada uno de vosotros, en particular al presidente, el arzobispo monseñor Piero Marini, a quien doy las gracias por las corteses expresiones con las que ha introducido nuestro encuentro. Saludo a los Delegados Nacionales de las Conferencias Episcopales y, de modo especial, a la Delegación irlandesa, guiada por monseñor Diarmuid Martin, arzobispo de Dublín, ciudad en la que tendrá lugar el próximo Congreso Eucarístico Internacional, en junio de 2012. Vuestra Asamblea ha dedicado gran atención a este acontecimiento, que se inserta también en el programa de renovación de la Iglesia en Irlanda. El tema, "La Eucaristía, comunión con Cristo y entre nosotros”, recuerda la centralidad del Misterio eucarístico para el crecimiento de la vida de fe y para todo auténtico camino de renovación eclesial. La Iglesia, mientras va peregrinando por la tierra, es sacramento de unidad de los hombres con Dios y entre ellos (cfr Conc. Vat. II, Const. Dogm. Lumen gentium, 1). Para este fin, ha recibido al Palabra y los Sacramentos, sobre todo la Eucaristía, de la que "continuamente vive y crece" (ibid., 26) y en la que al mismo tiempo se expresa a sí misma.

El don de Cristo y de su Espíritu, que recibimos en la Eucaristía, cumple con plenitud sobreabundante los anhelos de unidad fraterna que se albergan el corazón humano, y al mismo tiempo los eleva muy por encima de la simple experiencia de la convivencia humana. Mediante la comunión con el Cuerpo de Cristo, la Iglesia va siendo cada vez más ella misma: misterio de unidad “vertical” y “horizontal” para todo el género humano. A los brotes de disgregación, que la experiencia cotidiana muestra tan arraigados en la humanidad a causa del pecado, se contrapone la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo. La Eucaristía, formando continuamente a la Iglesia, crea también comunión entre los hombres.

Queridísimos, algunas felices circunstancias hacen más significativos los trabajos llevados a cabo en estos días y los acontecimientos futuros. La presente Asamblea cae en el 50° aniversario del Congreso Eucarístico de Munich de Baviera, que marcó un cambio en la comprensión de estos acontecimientos eclesiales, elaborando la idea de la statio orbis, que será retomada más tarde por el Ritual romano De sacra Communione et de cultu Mysterii eucharistici extra Missam. En esta Cumbre, como ha recordado monseñor Marini, tuve la alegría de participar personalmente, como joven profesor de teología. Además, el Congreso de Dublín de 2012 tendrá un carácter jubilar, de hecho será el 50°, y se celebrará además 50 años después de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, al que el tema hace referencia explícita recordando el capítulo 7 de la Constitución dogmática Lumen gentium.

Los Congresos Eucarísticos Internacionales tienen ya una larga historia en la Iglesia. Mediante la forma característica de la "statio orbis", ponen de relieve la dimensión universal de la celebración: de hecho, se trata siempre de una fiesta de la fe en torno a Cristo Eucarístico, el Cristo del sacrificio supremo por la humanidad, en la que participan los fieles no sólo de una Iglesia particular o de una nación, sino, en cuanto sea posible, de varios lugares del Orbe. Es la Iglesia la que se reúne en torno a su Señor y su Dios. Al respecto, es importante el papel de los Delegados nacionales. Estos están llamados a sensibilizar a sus respectivas Iglesias al acontecimiento del Congreso, sobre todo en el periodo de su preparación, para que fluyan de él frutos de vida y de comunión.

Tarea de los Congresos Eucarísticos, sobre todo en el contexto actual, es también el de dar una contribución peculiar a la nueva evangelización, promoviendo la evangelización mistagógica (cfr Exhort. ap. postsinod. Sacramentum caritatis, 64), que se realiza en la escuela de la Iglesia en oración, a partir de la liturgia y a través de la liturgia. Pero cada Congreso lleva consigo también una inspiración evangelizadora en el sentido más estrictamente misionero, tanto que el binomio Eucaristía-misión ha entrado a formar parte de las líneas maestras propuestas por la Santa Sede. La Mesa eucarística, mesa del sacrificio y de la comunión, representa así el centro difusor del fermento del Evangelio, fuerza propulsora para la construcción de la sociedad humana y prenda del Reino que viene. La misión de la Iglesia está en continuidad con la de Cristo: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo" (Jn 20,21). Y la Eucaristía es el trámite principal de esta continuidad misionera entre Dios Padre, el Hijo encarnado, y la Iglesia que camina en la historia, guiada por el Espíritu Santo.

Finalmente, una indicación litúrgico-pastoral. Dado que la celebración eucarística es el centro y el culmen de todas las diversas manifestaciones y formas de piedad, es importante que todo Congreso eucarístico sepa implicar e integrar, según el espíritu de a reforma conciliar, todas las expresiones del culto eucarístico "extra missam" que hunden sus raíces en la devoción popular, como también las asociaciones de fieles que a diverso título toman inspiración de la Eucaristía. Todas las devociones eucarísticas, recomendadas y animadas también por la Encíclica Ecclesia de Eucharistia (nn. 10; 47-52) y por la Exhortación post-sinodal Sacramentum caritatis, son armonizadas según una eclesiología eucarística orientada hacia la comunión. También en este sentido los Congresos eucarísticos son una ayuda a la renovación permanente de la vida eucarística de la Iglesia.

Queridos hermanos y hermanas, el apostolado eucarístico al que dedicáis vuestros esfuerzos es muy precioso, Perseverad en él con empeño y pasión, animando y difundiendo la devoción eucarística en todas sus expresiones. En la Eucaristía está encerrado el tesoro de la Iglesia, es decir, el mismo Cristo, que en la Cruz se inmoló por la salvación de la humanidad. Acompaño vuestro apreciado servicio con la seguridad de mi oración, por intercesión de María Santísima, y con la Bendición Apostólica, que de corazón os imparto a vosotros, a vuestros seres queridos y a vuestros colaboradores.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba