12.11.10

Los fieles van al Valle de los Caídos mientras su cardenal calla

 

Como todo el mundo sabe, el pasado sábado España asistió a la primera prohibición de la celebración de una Misa católica desde tiempos de la Guerra Civil. La delegación del gobierno en Madrid impidió a los fieles asistir a la Misa de los benedictinos en la Basílica del Valle de los Caídos. Al día siguiente, domingo, los monjes celebraron el sacrificio eucarístico en la cuneta de la carretera que pasa al lado del Valle. Y este domingo piensan hacer lo mismo. Con la particularidad de que está prevista una afluencia muy importante por parte de fieles que llegarán de Madrid y de otras provincias de España.

Si me fuera posible, yo estaría el domingo en el Valle de los Caídos, al lado de la majestuosa Cruz que fue levantada como símbolo de una reconciliación que los hijos actuales de los quema-iglesias y mata-curas del siglo pasado no desean. Y no descarto que si la situación se prolonga en el tiempo, busque la manera de acercarme a las misas que se celebren al aire libre por parte de los monjes benedictinos.

No hace falta que explique los motivos por los que me parece imprescindible que todo el que pueda asistir al Valle el próximo domingo lo haga. Están muy claros. Lo que no está nada claro, al menos para mí, y no hay manera de encontrar una explicación es el hecho de que el cardenal arzobispo de Madrid haya guardado un sepulcral silencio ante este ataque brutal contra la libertad religiosa en nuestro país. Un ataque que se produjo, no lo olvidemos, el mismo día en que el Papa llegaba de visita a España.

El silencio del Cardenal Arzobispo de Madrid, Su Excelencia Reverendísima D. Antonio María Rouco Varela, resuena con fuerza en el corazón de muchos fieles, que no entienden como la persona que debería de presidir la Misa del próximo domingo en el Valle de los Caídos parece que no se ha dado por enterado de nada. Que yo sepa, ni el cardenal ni sus obispos auxiliares han abierto la boca para decir algo al respecto. Si alguien puede dar una explicación razonable a semejante silencio, que la exponga respetuosamente, por favor. Las razones que a mí se me ocurren no son precisamente piadosas, así que me las reservo por una mera cuestión de prudencia “institucional"..

Quiera Dios que los católicos seamos conscientes de cuál es el momento histórico que nos está tocando vivir. Sin llegar a dramatismos estériles ni a histerismos vacuos, es hora de que se note que en este país existe todavía cierto nervio católico. De lo contrario, el enemigo instalado en el poder se envalentonará y acabará pisoteándonos con la fuerza de las leyes que prepare al efecto. Es posible que acabe haciéndolo de todas las maneras, pero lo verdaderamente importante es que entre el pueblo de Dios quede un remanente no dispuesto a arrodillarse ante el Baal zapaterista, que esté dispuesto a plantar cara, con las armas de la oración y la fe, a los profetas del socialismo laicista. Si los pastores están a nuestro lado, bien. Si no, allá ellos. Cristo lo estará siempre. Lo estuvo con los cristeros de México. Lo estuvo con nuestros mártires del siglo pasado. A Él sea la gloria.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Ruego comedimiento total en las opiniones sobre la actitud del Cardenal Rouco. Cualquier comentario que yo crea que se pasa de la raya, no será publicado.