12.11.10

Cuando el diálogo es (casi) imposible

A las 1:33 AM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

Dialogar no es fácil. El diálogo es una “discusión o trato en busca de avenencia”. Pero a veces la avenencia no se consigue. Puede tratarse de un diálogo de besugos o hasta de sordos. De besugos, cuando falta la coherencia lógica, y de sordos, cuando los interlocutores no se prestan atención.

De ambos modelos de diálogo no logrado tenemos ejemplos más que de sobra. Se debe dialogar, sí, pero con quien esté dispuesto a ello. Lo demás, es perder el tiempo. Con un fanático el diálogo es imposible. Da igual lo que se diga o cómo se diga. El fanático – religioso o político – va a lo suyo. Sólo a lo suyo.

Yo creo que, visto lo visto, cuando el diálogo es imposible, no hay que retroceder. Hay que esforzarse por mantener las propias posiciones, con respeto y con firmeza. ¿Por qué una persona, sin llegar a demostrar nada, logra imponerse por encima del parecer de muchas otras personas? ¿Por qué unos padres a quienes el Crucifijo les molesta – no se sabe por qué motivo – han de obligar a los demás padres – que son mayoría – a retirarlo de un aula?

No vale el diálogo. A la minoría muy minoritaria – uno o dos – no le van a convencer las razones. Da igual lo que se les diga. No quieren el Crucifijo y basta. Se les podría decir que la imagen del Crucificado es un símbolo de nuestra civilización, un símbolo de paz, una imagen de la alianza de Dios con los hombres. Les da lo mismo. Ellos, a lo suyo.

Hoy es el Crucifijo en el aula. Mañana, el Crucifijo en la calle. Y, pasado mañana, el Crucifijo presidiendo un altar. La furia no se atenúa con concesiones. No se atenúa porque la furia, la ira exaltada, la demencia colérica, no atiende a razones. La furia es furiosa. Pretende arrasar como arrasa un ciclón o una tempestad. O todo o nada. Y la furia apuesta por el todo; es decir, por la nada.

Ha llegado el momento de resistir, de oponerse, de no ceder a los caprichos de unos pocos. Si hoy cedemos, mañana no tendremos ni siquiera la opción de no ceder. Habrán conquistado, apenas sin resistencia, nuestra capacidad de reacción.

Posiblemente cuando nos demos cuenta será demasiado tarde.

Guillermo Juan Morado.