13.11.10

N. S. Cruz del Sur

 

En 1606, el explorador portugués Pedro Ferdinandez de Quirós llegó a lo que hoy es Vanuatu, isla situada el oeste de Australia.

Era la víspera de Pentecostés y, como era de esperar en un creyente católico procedió a cambiar lo que el consideraba que era la “Terra Australis Incognita” por el nombre de “Tierra Austral del Espíritu Santo”.

No sólo hizo eso sino que, en justa correspondencia con el amor que sentía por María, la Madre de Dios, dedicó el descubrimiento y, así, aquellas tierras, a quien es Auxilio de los cristianos.

Pasados más de dos siglos, fue proclamada Patrona de Australia a quien se denomina Nuestra Señora de la Cruz del Sur. Corría el año 1844 cuando se tomó tal determinación, siendo la razón de tal advocación la constelación de estrellas que se ve sólo desde el hemisferio sur y que se recoge en la imagen de María con el niño.

No tiene, por decirlo así, esta advocación de la Virgen María, ningún tipo de apariciones como, por ejemplo, sucedió en Fátima, Lourdes o en otros lugares del mundo; tampoco, por ejemplo, especiales intervenciones para llevar a cabo sanaciones de enfermedades.

Sin embargo, como auxilio de los cristianos, María Auxiliadora, sí que, podemos decir, ha de interceder por aquellos católicos australianos que invoquen su intercesión como, con toda seguridad, hacen miles de creyentes de aquellas tierras.

Como no estaría nada mal que cada uno de los creyentes consagráramos nuestra vida a María, en este caso en la advocación de Nuestra Señora Cruz del Sur, valga el siguiente

Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María

Nuestra Señora Cruz del Sur

Oh, María Auxilio de los Cristianos, Patrona de Australia, Madre de Misericordia, Reina del Cielo y la tierra, el refugio de los pecadores, nos consagramos a tu Corazón Inmaculado.

A ti te consagramos nuestro país, nuestras familias, nuestros corazones, nuestras almas y todo lo que tenemos.

Y para que esta consagración sea verdaderamente eficaz y duradera, renovamos hoy las promesas de nuestro Bautismo y Confirmación, nos comprometemos a vivir como buenos cristianos, fieles a Dios, la Iglesia y al Santo Padre. Deseamos rezar el Rosario, participar en la Santa Eucaristía, conceder especial importancia a los primeros sábados de cada mes y trabajar por la conversión de los pecadores.

Además nos comprometemos, Oh Virgen santísima, a difundir celosamente la devoción a ti para que a través de nuestra consagración a tu Corazón Inmaculado y por intercesión de ti misma, la venida del Reino de Cristo en el mundo pueda ser acelerado. Amén.

Olvidémonos, pues, de las fronteras y de las distancias. Hagamos esto no sólo porque la Iglesia es católica por universal sino, sobre todo, porque María es Madre nuestra, de todos los que nos consideramos hijos de Dios.

Nuestra Señora de la Cruz del Sur, Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán