La Santa Sede y la autoridad islámica de Irán acuerdan reclamar a los estados "libertad religiosa, como derecho inherente a la dignidad humana"
Mundo
Miércoles, 17 de Noviembre de 2010 01:00
Los esfuerzos de diálogo de la Santa Sede con los principales religiones no cesan. Este martes, se hicieron públicas las conclusiones del último encuentro entre el cardenal Jean-Louis Tauran y Mohammad Baqer Khorramshad, su homólogo en las Relaciones Islámicas de Teherán (Irán). Entre otras reclamaron que "la libertad religiosa, como derecho inherente a la dignidad humana, debe ser siempre respetada por los individuos, los agentes sociales y el Estado".


El cardenal Jean Louis Tauran, presidente del Concilio Pontificio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano, entregó al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, un mensaje del papa Benedicto XVI, misiva en la que alude a la necesidad de que el cristianismo y el Islam cooperen y coordinen sus esfuerzos en favor del entendimiento, la paz y la justicia en el mundo.

    
Tras manifestarle que "el diálogo interreligioso e intercultural es una vía fundamental hacia la paz", consideró necesario cooperar en "iniciativas comunes" y constituir una comisión bilateral entre Teherán y el Vaticano.

    
Benedicto XVI sostuvo que "la paz es, ante todo, un don de Dios, que es buscado con la plegaria, pero es también el resultado de los esfuerzos de las personas de buena voluntad".


La declaración conjunta de las delegaciones católica y musulmana afirma que:


1. Los creyentes y comunidades religiosas, sobre la base de su fe en Dios, tienen un papel específico que desempeñar en la sociedad, en un plano de igualdad con los otros ciudadanos;
 

2. La religión posee una dimensión social inherente que el Estado tiene la obligación de respetar, por lo tanto, también en el interés de la sociedad, no puede ser relegada a la esfera privada;
 

3. Los creyentes están llamados a cooperar en la búsqueda del bien común, sobre la base de una relación sólida entre fe y razón;
 

4. Es necesario que los cristianos y musulmanes, así como todos los creyentes y personas de buena voluntad, cooperen en responder a los desafíos actuales, promoviendo los valores morales, la justicia y la paz y protegiendo la familia, el medio ambiente y los recursos naturales;
 

5. La fe, por su propia naturaleza, exige la libertad. Por lo tanto, la libertad religiosa, como derecho inherente a la dignidad humana, debe ser siempre respetada por los individuos, los agentes sociales y el Estado. En la aplicación de este principio fundamental, tendrán que tenerse en cuenta las raíces culturales e históricas de cada sociedad que no esté en contradicción con la dignidad humana;
 

6. La educación de las jóvenes generaciones debe fundarse en la búsqueda de la verdad, en los valores espirituales y en la promoción del conocimiento".