17.11.10

Ya sé que no debería decir nada

A las 1:04 AM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

Pero creo que debo decir algo, quizá equivocadamente, porque yo no gozo del carisma de la infalibilidad, pero el riesgo de equivocarse es inevitable si uno escribe en un blog. Me refiero al asunto del Valle de los Caídos.

Que en ese tema haya más de lo que aparece, yo, sinceramente, no lo dudo. Son muchas “casualidades” para pensar que todo sea “casual”. ¿Que puede haber un riesgo para los que asistan a la Misa, por razones de seguridad? Sí, quizá. O no. Probablemente no.

Las cosas se enmarañan tanto que, llegado el momento, uno no sabe bien qué pensar. Me alegro del respaldo que muchos católicos han dado, con su asistencia a la Santa Misa el pasado domingo, a la comunidad benedictina y, sobre todo, a la libertad de culto y a la libertad religiosa.

Es hora de testimonio, de “martirio”, de defender con uñas y dientes, dentro de lo que permita la moral católica, nuestros derechos. En este sentido, nada en contra, sino todo a favor.

Pero también comprendo que, ante un problema, se deben agotar todas las vías “civilizadas” para llegar a resolverlo. No he llegado a comprender las desconfianzas con respecto al Arzobispado de Madrid. En el comunicado que ha hecho público, la postura del Arzobispado me parece muy razonable:

“Ante los últimos hechos acaecidos en la Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, las diversas valoraciones al respecto difundidas en los medios de comunicación y las numerosas consultas dirigidas al Arzobispado de Madrid, resulta necesario aclarar lo siguiente:

1. Por Convenio suscrito en 1958 entre la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y la Abadía Benedictina de Santo Domingo de Silos, la Orden Benedictina tiene encomendada la libre organización del culto en la Basílica del Valle de los Caídos, sin injerencia de la autoridad civil, que sólo puede intervenir cuando así lo requiera el orden público.

2. Tal disposición es totalmente conforme con la garantía del libre y público ejercicio del culto, que el Acuerdo suscrito en 1979 con el Estado Español reconoce a la Iglesia Católica, y con la ley de Memoria Histórica que reconoce el carácter exclusivo de culto y enterramiento de ese lugar sagrado.

3. El Arzobispado de Madrid ha seguido con atención las conversaciones entre los representantes de la Abadía y del Patrimonio Nacional y, por su parte, ha mantenido contactos con estas instituciones y últimamente también, de forma cercana, con la Delegación del Gobierno en Madrid, con el fin de que el culto pueda seguir celebrándose sin riesgo para los fieles que accedan a la Basílica. Así, el interés primordial de este Arzobispado ha sido en todo momento ayudar a la Comunidad Benedictina a llevar adelante su misión, de modo que los fieles que desean acudir a ese lugar sagrado para celebrar el culto divino puedan hacerlo libremente y de manera segura.

4. El Arzobispado de Madrid continuará colaborando para que se solucionen cuanto antes los problemas de seguridad en el acceso a la Basílica, de modo que los fieles puedan volver a participar del culto que se celebre en el interior ya desde las próximas fiestas de Navidad”.

Recuerda, de modo escueto, este comunicado, verdades bien sabidas: No caben injerencias de la autoridad civil, salvo que lo requiera el orden público; la ley vigente así lo contempla; la autoridad eclesiástica se ha esforzado en que las disposiciones legales se cumplan y, por último, se señala un plazo bien concreto: “desde las próximas fiestas de Navidad”.

Esperemos a que pasen las Navidades. Se verá, entonces, si las reticencias de la autoridad están motivadas por la -presunta - legítima preocupación por la seguridad del templo o, por el contrario, por otras causas.

Cuando pase todo esto, quizá la Comunidad Benedictina deba pensar si merece la pena seguir ahí, en ese lugar. Hoy deben seguir. ¿Mañana? No lo sé. Lo esencial para los monjes es Dios y, si la primacía de Dios se oscurece, quizá toque sacudirse el polvo de las sandalias – no ahora, sino cuando sea - .

Que no se me entienda mal. ¿Firmeza? Toda. Pero morir, dar la vida, sólo merece la pena por Cristo.

Ya me veo cerrando comentarios. Pero como lo pienso, lo digo.

Guillermo Juan Morado.