19.11.10

Benedicto XVI vuelve a hablar sobre las sectas

A las 12:03 PM, por Luis Santamaría
Categorías : General

 

No ha pasado un mes, y nos encontramos con otro pronunciamiento público del papa Benedicto XVI sobre el fenómeno de las sectas. Si en octubre, tal como informábamos en Info-RIES, el sucesor de Pedro se refería a la ofensiva de las sectas en su discurso al embajador de El Salvador en la Santa Sede, ahora la cita la encontramos en la exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini.

Concretamente, el documento dice lo siguiente (y tomamos todo el número, para entender la referencia en su contexto):

73. En este sentido, el Sínodo ha invitado a un particular esfuerzo pastoral para resaltar el puesto central de la Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando «incrementar la “pastoral bíblica”, no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral» [Propositio 30; Cf. DV 24]. No se trata, pues, de añadir algún encuentro en la parroquia o la diócesis, sino de lograr que las actividades habituales de las comunidades cristianas, las parroquias, las asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra. Así, puesto que «la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo» [S. JERÓNIMO, Commentariorum in Isaiam libri, Prol], la animación bíblica de toda la pastoral ordinaria y extraordinaria llevará a un mayor conocimiento de la persona de Cristo, revelador del Padre y plenitud de la revelación divina.

Por tanto, exhorto a los pastores y fieles a tener en cuenta la importancia de esta animación: será también el mejor modo para afrontar algunos problemas pastorales puestos de relieve durante la Asamblea sinodal, y vinculados, por ejemplo, a la proliferación de sectas que difunden una lectura distorsionada e instrumental de la Sagrada Escritura. Allí donde no se forma a los fieles en un conocimiento de la Biblia según la fe de la Iglesia, en el marco de su Tradición viva, se deja de hecho un vacío pastoral, en el que realidades como las sectas pueden encontrar terreno donde echar raíces. Por eso, es también necesario dotar de una preparación adecuada a los sacerdotes y laicos para que puedan instruir al Pueblo de Dios en el conocimiento
auténtico de las Escrituras.

Además, como se ha subrayado durante los trabajos sinodales, conviene que en la actividad pastoral se favorezca también la difusión de pequeñas comunidades, «formadas por familias o radicadas en las parroquias o vinculadas a diversos movimientos eclesiales y nuevas comunidades» [Propositio 21], en las cuales se promueva la formación, la oración y el conocimiento de la Biblia según la fe de la Iglesia.

Las sectas, en el Sínodo sobre la Palabra de Dios

Para comprender el tratamiento del tema de las sectas en el documento que ha sido publicado como fruto del Sínodo, veamos la historia anterior. El Sínodo de los Obispos, en su XII Asamblea General Ordinaria, trató el tema monográfico de la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. El sínodo, según el Código de Derecho Canónico, es “una asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos”.

El tema elegido por Benedicto XVI, Presidente del Sínodo de los Obispos, fue dado a conocer el 6 de octubre de 2006. Luego, el Consejo Ordinario de la Secretaría General se dedicó a preparar los Lineamenta, documento que tiene la finalidad de presentar brevemente el estado de la cuestión sobre el importante argumento de la Palabra de Dios, indicar aspectos positivos en la vida y en la misión de la Iglesia, sin callar tampoco algunos aspectos problemáticos o por lo menos tales de ser objeto de profunda reflexión para el bien de la Iglesia y de su vida en el mundo.

Para facilitar la reflexión y la discusión sobre el tema a nivel de toda la Iglesia, el Documento fue acompañado por un detallado Cuestionario relacionado con los argumentos tratados en los capítulos. El Consejo Ordinario, con la ayuda de algunos válidos expertos, estudió las respuestas recibidas al cuestionario y ordenó sus temas en un segundo documento tradicionalmente llamado Instrumentum laboris, que fue usado como orden del día de la asamblea sinodal, que tuvo lugar del 5 al 26 de octubre de 2008. A continuación seleccionamos los textos de los Lineamenta que tienen relación con el fenómeno sectario.

Según este documento de trabajo, “no han faltado ni faltan dificultades que obstaculizan el camino del pueblo de Dios en la escucha de su Señor. También por motivos económicos, en tantas regiones se sufre incluso por la falta material del Texto bíblico, de su traducción y difusión. En particular, se perciben, además, en vista de una correcta interpretación, los obstáculos de las sectas. Llevar la Palabra es una misión fuerte, que implica un profundo y convencido sentir cum Ecclesia”. Las sectas suponen, pues, un problema para la correcta interpretación de la Sagrada Escritura.

Cuando señala la relación de la Biblia con el diálogo interreligioso, el documento recuerda que “el cristianismo no es una religión del libro, sino de la Palabra de Dios encarnada en el Señor Jesús. Al comparar la Biblia con los Textos sagrados de las otras religiones se exige atención para no caer en sincretismos, confrontaciones superficiales y deformaciones de la verdad. Todavía mayor atención se debe prestar a la pureza de la Palabra de Dios, auténticamente interpretada por el Magisterio, frente a las numerosas sectas que usan la Biblia para otras finalidades con métodos ajenos a la Iglesia”.

Finalmente, en el cuestionario insertan la siguiente pregunta: “¿Qué procedimientos pueden ser usados para sostener a la comunidad cristiana frente a las sectas?”.

El Instrumentum laboris

En este documento, entre los temas que suscitan más preocupación figura la presencia de “numerosas sectas, que actúan en diferentes continentes y se sirven de la Biblia para alcanzar objetivos desviados con métodos distintos a los de la Iglesia”. Igualmente se señala “el riesgo del fundamentalismo, fenómeno que tiene amplios matices antropológicos, sociológicos y psicológicos, pero que se aplica en modo particular a la lectura bíblica y a la consiguiente interpretación del mundo”.

Pueden leerse las siguientes alusiones a este tema: “En verdad no faltan las dificultades que impiden el camino en el anuncio del Evangelio y en la escucha del Señor. Varios son los motivos: la cultura actual, llevada por diversas razones al relativismo y al secularismo; las múltiples solicitaciones del mundo y el activismo de la vida que sofocan el espíritu, por lo cual se nota una cierta dificultad para vivir interiormente el mensaje evangélico; la falta de subsidios bíblicos que no permite en tantas regiones el uso del Texto bíblico, su traducción y su difusión. Se encuentran además, en particular, obstáculos, como las sectas y el fundamentalismo, que impiden una correcta interpretación de la Biblia. Anunciar la Palabra de Dios es una misión importante que implica un sentir cum Ecclesia, profundo y convencido” (n. 43).

Además, el documento señala, al hablar del diálogo interreligioso, que “una especial atención ha de prestarse a las numerosas sectas, que actúan en diferentes continentes y se sirven de la Biblia para alcanzar objetivos desviados con métodos extraños a la Iglesia” (n. 56). Sobre el fundamentalismo afirma que “no faltan tampoco los riesgos de una interpretación arbitraria y reductiva, debidos especialmente al fundamentalismo, de tal modo que, por una parte se manifiesta el deseo de permanecer fiel al Texto, y por otra parte se desconoce la naturaleza misma de los textos, incurriendo en graves errores y generando también inútiles conflictos. Existen además las llamadas lecturas ideológicas de la Biblia, según precomprensiones rígidas de orden espiritual o social y político, o simplemente humanas, sin el soporte de la fe (cf. 2 Pt 1, 19-20; 3, 16), hasta formas de contraposición y de separación entre la forma escrita, atestiguada sobre todo en la Biblia, la forma viva del anuncio y la experiencia de vida de los creyentes. En general, se nota un escaso o impreciso conocimiento de las reglas hermenéuticas de la Palabra” (n. 20).

Más adelante explica la necesaria lectura eclesial de la Biblia, pues “existe una correlación entre el uso de la Biblia, la concepción de la Iglesia y la praxis pastoral. La adecuada relación se realiza cuando el Espíritu Santo crea armonía entre Escritura y Comunidad. Por lo tanto será importante respetar la necesidad interior que estimula la comunidad al encuentro con la Palabra de Dios, pero se cuidará también de controlar aquella sensibilidad que exalta la espontaneidad, la experiencia estrictamente subjetiva y la sed de lo prodigioso. Así también se prestará atención a lo que dice el texto de la Escritura, tratando de meditarlo para comprender el sentido literal, antes de aplicarlo a la vida. No es una cosa siempre fácil. Se señala el riesgo del fundamentalismo, fenómeno que tiene amplios matices antropológicos, sociológicos y psicológicos, pero que se aplica en modo particular a la lectura bíblica y a la consiguiente interpretación del mundo. A nivel de lectura bíblica, el fundamentalismo se refugia en el literalismo y rechaza tener cuenta de la dimensión histórica de la revelación bíblica y así no logra aceptar plenamente la misma Encarnación. «Este género de lectura encuentra cada vez más adeptos […] también entre los católicos […] el fundamentalismo […] exige una adhesión incondicionada a actitudes doctrinarias rígidas e impone, como fuente única de enseñanza sobre la vida cristiana y la salvación, una lectura de la Biblia que rehúsa todo cuestionamiento y toda investigación crítica» [Pontificia Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 1993]. La forma extrema de este tipo de tendencia es la secta. Aquí la Escritura ya no cuenta con la acción dinámica y vivificadora del Espíritu y la comunidad se atrofia, como un cuerpo inerte, transformándose en un grupo cerrado, que no admite diferencias ni pluralidad en el propio seno y muestra una actitud agresiva hacia otros modos de pensar” (n. 29).