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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 23 de noviembre de 2010

Especial

“Luz del mundo”: Benedicto XVI responde al hombre de hoy

El libro "Luz del mundo” en cápsulas

Santa Sede

Monseñor Fisichela: el libro de Seewald ilumina el tiempo actual

Benedicto XVI, incomprendido por muchos periodistas; según Seewald

El Papa recibe al autor del libro “Luz del mundo”

Un Dios y tres religiones monoteístas; la Comisión Teológica responderá

Ars Christiana

El auténtico arte sacro

Mundo

China: Ordenación del obispo de Chengde a pesar de la oposición de Roma

América: Crear canales de esperanza ante el VIH/sida

Doscientos millones de cristianos perseguidos en el mundo

Obispos nicaragüenses dialogan en Costa Rica sobre el diferendo fronterizo

Entrevistas

Cardenal Damasceno Assis: “la Providencia siempre nos sorprende” (I)

Documentación

Las palabras del Papa sobre el preservativo en el libro “Luz del mundo”


Especial


“Luz del mundo”: Benedicto XVI responde al hombre de hoy
Publicado un libro-entrevista sobre el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos
CIUDAD DEL VATICANO, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “¿Qué estás haciendo conmigo? Ahora, la responsabilidad la tienes Tú. ¡Tú tienes que conducirme! Yo no puedo. Si Tú me has querido a mí, entonces también tienes que ayudarme”.

Eso es lo que Benedicto XVI pudo decirle al Señor con sencillez en el momento en que fue elegido papa, según explica él mismo en el libro-entrevista Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, presentado este martes en el Vaticano.

Al responder a unas 220 preguntas del periodista alemán a lo largo de 176 páginas, Benedicto XVI aclara numerosas cuestiones en torno a los retos de la sociedad actual, la fe y la crisis de la Iglesia.

No faltan sus explicaciones sencillas y pedagógicas sobre cuestiones controvertidas como el caso Williamson, su discurso en Ratisbona, los Legionarios de Cristo y su fundador, el uso del preservativo, la indisolubilidad del matrimonio, los homosexuales, sus modificaciones en la liturgia, su opinión sobre Pío XII, el celibato, el sacerdocio femenino, los nacionalismos,...

¿Cómo ora un papa?

El relato detallado de sus experiencias más humanas como pontífice es una de las novedades del libro, fruto de la tercera sesión de conversaciones concedidas al periodista alemán Peter Seewald, después de las dos anteriores antes de ser elegido papa, que se tradujeron en los libros superventas La sal de la tierra y Dios y el mundo.

Benedicto XVI explica en primera persona, por ejemplo, cómo es su relación personal con Dios. “La oración y el contacto con Dios son ahora más necesarios y también más naturales y evidentes que antes”, reconoce, y asegura que, en medio de su intensa actividad, “se da sin duda la experiencia y la gracia del oficio”.

“También él es un simple mendigo frente a Dios, y más que todas las demás personas -revela-. Por supuesto que rezo siempre en primerísimo lugar a nuestro Señor, con el que tengo una relación de tantos años. Pero también invoco al Espíritu Santo”.

“Me interno en la comunión de los santos -añade-. Con ellos, fortalecido por ellos hablo entonces también con Dios, sobre todo mendigando, pero también dando gracias, o simplemente con alegría”.

Sobre su elección a suceder a Juan Pablo II, recuerda: “Yo había estado totalmente seguro de que ese ministerio no era mi destino, sino que entonces, después de años de gran esfuerzo, Dios me iba a conceder algo de paz y tranquilidad”.

“En ese momento sólo pude decirme y ponerme en claro: al parecer, la voluntad de Dios es otra, y comienza algo totalmente distinto, nuevo para mí. Él estará conmigo”, explica, con humildad.

Benedicto XVI constata que la responsabilidad de un papa “es realmente gigantesca”. Reconoce que nota que las fuerzas decaen, que “todo esto sobreexige a una persona de 83 años”, pero destaca que “gracias a Dios hay muchos buenos colaboradores”.

Al mismo tiempo, es consciente de que, para responder a todos los requerimientos, “hay que atenerse con disciplina al ritmo del día y saber para cuándo se necesita la energía”.


En su vida cotidiana, Benedicto XVI no hace deporte; sigue diariamente las noticias, y a veces también ve algún DVD con sus dos secretarios. “Nos gusta ver a Don Camilo y Peppone”, explica. También revela que en los días festivos, escuchan música y conversan.

Asegura que no tiene miedo a un atentado y reconoce: “Pocas son las personas que tienen tantos encuentros como yo. Sobre todo son importantes para mí los encuentros con los obispos del mundo entero”.

Afirma sentirse reconfortado con las muchas cartas que recibe de gente sencilla que le dan aliento, así como obsequios y alguna visita y “siento también el consuelo 'de lo alto', experimento al orar la cercanía del Señor en la oración, o en la lectura de los Padres de la Iglesia veo el resplandor de la belleza de la fe”.

Respecto a su predecesor, Benedicto XVI afirma que se sabe “realmente un deudor suyo que, con su modesta figura, procura continuar lo que Juan Pablo II hizo como gigante”. “Junto a los grandes, tiene que haber también pequeños papas que den lo suyo”, indica.

Renuncia al papado

En las conversaciones con Seewald, que tuvieron lugar en Castelgandolfo del lunes al sábado del pasado mes de julio -una hora diaria-, Benedicto XVI no cerró la puerta a la posibilidad de renuncia al papado.

“Se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más -dijo-. Si el papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar”.

De sus cinco años de pontificado, destaca los viajes a diversos países, la celebración del Año Paulino y el Año Sacerdotal y los dos sínodos, sobre todo el de la palabra de Dios.

“Por otro lado están esos grandes periodos de escándalo y las heridas que se han infligido a la Iglesia”, indica, pero que “tienen para nosotros una fuerza purificadora y, al final, pueden ser elementos positivos”.

Con transparencia, el papa también reconoce estar decepcionado por algunas realidades: “Decepcionado sobre todo de que en el mundo occidental exista ese disgusto con la Iglesia, de que la secularidad siga haciéndose autónoma, de que desarrolle formas en las que los hombres son apartados cada vez más de la fe, de que la tendencia general de nuestro tiempo siga siendo opuesta a la Iglesia”.

Sincero y cercano

Otra de las novedades de Luz del mundo es el estilo directo, lleno de libertad, sinceridad y cercanía. “Nunca antes en la historia de la Iglesia un papa había respondido con tanta franqueza a las preguntas de un periodista en una entrevista directa y personal”, indica la editorial Herder, responsable de la edición española.

En referencia al título del libro-entrevista, Peter Seewald indica que “cuando se le escucha de ese modo y se está sentado frente a él, se percibe no sólo la precisión de su pensamiento y la esperanza que proviene de la fe, sino que se hace visible de forma especial un resplandor de la Luz del mundo, del rostro de Jesucristo, que quiere salir al encuentro de cada ser humano y no excluye a nadie”.

Poner a Dios en el centro

Luz del mundo incluye también algunos de los habituales análisis de Benedicto XVI claros y concisos sobre la situación actual de la Iglesia y del mundo, con la identificación de numerosos problemas y la propuesta de no menos respuestas y soluciones.

“Se podrían enumerar muchos problemas que existen en la actualidad y que es preciso resolver, pero todos ellos sólo se pueden resolver si se pone a Dios en el centro, si Dios resulta de nuevo visible en el mundo”, destaca el Papa en un momento de la entrevista.

Respecto a la Iglesia, asegura que “vive”. “Contemplada sólo desde Europa pareciera que se encuentra en decadencia”, indica, “pero ésta es sólo una parte del conjunto. En otros continentes crece y vive, está llena de dinamismo”.

España y América Latina

El Papa ofrece numerosas referencias concretas de varios países. Respecto a España, por ejemplo, destaca en la página 127 que “es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que, además, ha marcado a América Central y del Sur”.

“Es un país de contrastes dramáticos -opina-. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida. Es un país que, hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico, que cuenta además con una pluralidad de culturas, que se encuentran, por ejemplo, los vascos y los catalanes”.

Por otra parte, indica que “en definitiva, dos son las figuras que han hecho creer a los hombres en América Latina: por un lado, la Madre, y , por el otro, el Dios que sufre”.

Finalmente, remite a la sencillez del cristianismo y señala que “en nuestro racionalismo y frente al poder de las dictaduras emergentes, Él nos muestra la humildad de la Madre, que se aparece a niños pequeños y les dice lo esencial: fe, esperanza, amor, penitencia”.

Por Patricia Navas

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El libro "Luz del mundo” en cápsulas
La voz sincera y cercana de un papa ante un mundo en transformación


 

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El libro-entrevista Luz del mundo, presentado este martes en el Vaticano, recoge respuestas francas de Benedicto XVI al periodista Peter Seewald sobre el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos.

La conversación ofrece claves sobre los retos de la sociedad actual y la fe y la crisis de la Iglesia. También aclara numerosas cuestiones en torno a cuestiones concretas como el caso Williamson, su discurso en Ratisbona, la polémica en torno al preservativo, los homosexuales, sus modificaciones en la liturgia,...

Presentamos algunas de las frases más destacadas del libro.

* * *


 

--Sorpresa ante su elección: "El hecho de que me viera de pronto frente a esa formidable tarea fue, como todos saben un shock para mí. La responsabilidad es realmente gigantesca”.

--El poder del papa: “El papa no tiene divisiones ni puede comandar. Tampoco posee una gran empresa en la que todos los fieles de la Iglesia fuesen sus empleados o subordinados. En tal ese sentido, el papa es, por un lado, un hombre totalmente impotente. Por otro lado, tiene una gran responsabilidad. En cierta medida es el jefe, el representante, y al mismo tiempo el responsable de que la fe que mantiene unidos a los hombres sea creída, que siga estando viva y que permanezca intacta en su identidad. Pero sólo el mismo Señor tiene el poder de mantener a los hombres también en la fe”.

--Renuncia al papado: “Si el papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar”.

--Persecución: “La Iglesia, el cristiano, y sobre todo el papa, debe contar con que el testimonio que tiene que dar se convierta en escándalo, no sea aceptado, y que, entonces, sea puesto en la situación de testigo, en la situación de Cristo sufriente”.

--Las masas y el papa: “No se trata tanto del contacto con la persona, sino del contacto físico con ese ministerio, con el representante de lo sagrado, con el misterio de que hay un sucesor de Pedro, uno que debe representar a Cristo. En este sentido hay que aceptarlo y no tomar como un agasajo personal el júbilo dirigido a uno mismo”.

--Escoger colaboradores: “Lo decisivo es que tenga las cualidades, que sea una persona espiritual, un hombre realmente creyente y, sobre todo, valiente. Eso implica no dejarse doblegar por el dictado de las opiniones sino actuar a partir de lo que se reconoce interiormente, aun cuando ello traiga consigo enojos. Y, como es natural, han de ser hombres que posean cualidades intelectuales, profesionales y humanas de modo que sean capaces de conducir e integrar también a otros en una comunidad familiar”.

--Juan Pablo II: “Yo me sé realmente un deudor suyo que, con su modesta figura, procura continuar lo que Juan Pablo II hizo como gigante”.

­--Crisis de los abusos: “Todo esto ha sido para nosotros un shock y a mí sigue conmoviéndome hoy como ayer hasta lo más hondo”.

--Soluciones a los abusos: “Lo importante es, en primer lugar, cuidar de las víctimas y hacer todo lo posible por ayudarles y por estar a su lado con ánimo de contribuir a su sanación; en segundo lugar, evitar lo más que se pueda estos hechos por medio de una correcta selección de los candidatos al sacerdocio; y, en tercer lugar, que los autores de los hechos sean castigados y que se les excluya toda posibilidad de reincidir”.

--Afrontar los abusos: “Lo que nunca debe suceder es escabullirse y pretender no haber visto, dejando así que los autores de los crímenes sigan cometiendo sus acciones. Por tanto, es necesaria la vigilancia de la Iglesia, el castigo para quien ha faltado, y sobre todo la exclusión de todo ulterior acceso a niños”.

--Situación actual de la Iglesia: “La Iglesia vive. Contemplada sólo desde Europa pareciera que se encuentra en decadencia Pero ésta es sólo una parte del conjunto. En otros continentes crece y vive, está llena de dinamismo (···). Si la Iglesia dejara de estar presente, significaría un colapso de espacios vitales enteros”.

--Año Sacerdotal: “Se podría decir que el diablo no podía tolerar el Año Sacerdotal y, por eso, nos echó en cara la inmundicia. Por otra parte, podría decirse que el Señor quería probarnos y llamarnos a una purificación más profunda”.

--Libro Jesús de Nazaret: “No es un libro del magisterio, un libro que yo haya escrito en mi potestad papal, sino un libro que me he propuesto desde hace largo tiempo como mi última gran obra”.

--Legionarios de Cristo (LC): “Naturalmente, hay que hacer correcciones, pero en términos generales, es una comunidad sana. Hay en ella muchas personas jóvenes que quieren servir con entusiasmo a la fe. No se debe destruir ese entusiasmo. Muchos de ellos partieron de una figura falsa, pero al final se han visto llamados a adherir a una correcta. Éste es el hecho notable, la contradicción: que, por así decirlo, un falso profeta haya podido tener un efecto positivo. A esos jóvenes hay que darles un nuevo aliento. Hace falta una estructura nueva para que no caigan en el vacío sino que, rectamente conducidos, puedan prestar un servicio a la Iglesia y a los hombres”.

--Fundador de los LC: “Para mí, Marcial Maciel sigue siendo una figura enigmática. Por una parte, una vida que, como ahora sabemos, se encuentra fuera de la moralidad, una vida de aventuras, disipada, extraviada. Por otra parte, vemos el dinamismo y la fuerza con al que construyó la comunidad de los Legionarios”.

--Sacerdotes que cohabitan con una mujer: “El problema fundamental es la honradez. El segundo problema es el respeto por la verdad de esas dos personas y de los niños a fin de encontrar la solución correcta. Y el tercero es: ¿cómo podemos educar de nuevo a los jóvenes en el celibato?”.

--Progreso: “Lo que se puede hacer, hay que poder hacerlo. Todo lo demás iría contra la libertad. ¿Es verdad eso? Yo pienso que no”.

--Deuda: “Vivimos a costa de las generaciones futuras. En tal sentido se advierte que vivimos en la falsedad. Vivimos orientados hacia las apariencias, y las grandes deudas se tratan como algo de nuestra propiedad, sin más. (···) Haría falta una reflexión, reconocer de nuevo lo que realmente es posible, lo que se puede, lo que se debe”.

­--Relativismo: “Nadie discutirá que es preciso ser cuidadoso y cauteloso al reivindicar la verdad. Pero descartarla sin más como inalcanzable ejerce directamente una acción destructiva”.

--Nueva intolerancia: “Hay parámetros acostumbrados del pensamiento que se quieren imponer a todos. Así, pues, se los anuncia en la llamada “tolerancia negativa”, por ejemplo, cuando se dice que, en virtud de la tolerancia negativa, no debe haber cruz alguna en los edificios públicos. En el fondo, lo que experimentamos con eso es la supresión de la tolerancia, pues significa que la religión, que la fe cristiana, no puede manifestarse más de forma visible.

--Burka: “No veo razón alguna para una prohibición general. Se afirma que algunas mujeres no llevan el burka de forma libre y voluntaria, y que se trata propiamente de una violación de la mujer. Por supuesto, con eso no se puede estar de acuerdo. Pero si libre y voluntariamente quieren llevarlo, no sé por qué hay que prohibírselo”.

­--Drogas: “Esa serpiente del tráfico y consumo de drogas abarca toda la tierra, es un poder que no nos imaginamos como se debe”.

­--Sed de eternidad: “Hemos de poner de manifiesto -y vivir también- que la infinitud que el hombre necesita sólo puede provenir de Dios. Que Dios es de primera necesidad para que sea posible resistir las tribulaciones de este tiempo”.

--Comunicar el Evangelio: “Debemos procurar decir realmente la sustancia en cuanto tal, pero decirla de forma nueva. El proceso interior de traducción de las grandes palabras a la imagen verbal y conceptual de nuestro tiempo está avanzando, pero aún no se ha logrado realmente. Y esto sólo puede conseguirse si los hombres viven el cristianismo desde Aquel que vendrá”.

--¿Un nuevo concilio?: “Creo que en este momento el instrumento correcto son los sínodos, en los que el episcopado entero está representado y, por así decirlo, se encuentra en un movimiento de búsqueda, mantiene en unión a la Iglesia y entera y, al mismo tiempo, la lleva hacia adelante”.

--Nueva generación eclesial: “Es distinta, es más positiva que la generación de la ruptura de los años setenta”.

--Judíos: “Una nueva unión de amor y comprensión entre Israel y la Iglesia, en el respeto mutuo por el ser del otro y por su propia misión, tiene que ser esencial para mi anuncio de la fe cristiana”.

­--Ortodoxos: “El lugar donde, por así decirlo, nos sentimos más inmediatamente en casa y donde más podemos esperar también alcanzar la unidad es la Ortodoxia”.

--Protestantismo: “Ha dado pasos que más bien lo alejan de nosotros: con la ordenación de mujeres, la aceptación de uniones homosexuales y cosas semejantes”.

--Ecumenismo: “El mundo necesita un potencial de testimonio a favor del Dios uno que nos habla en Cristo”.

--Diálogo interreligioso: “Tenemos un mensaje ético que da orientación a los hombres. Y llevar juntos ese mensaje es de suma importancia en la crisis de los pueblos”.

--China: “Hay una gran esperanza de que pronto podamos superar definitivamente la división. Es una meta por la que tengo un interés especial y que presento diariamente al Señor en la oración”.

--Iglesia-comunidad eclesial: “Hay Iglesia en sentido auténtico allí donde está dado el ministerio episcopal en la sucesión sacramental de los apóstoles y, con ello, está presenta la eucaristía como sacramento que administran el obispo y el sacerdote”

--Ordinariatos: “La iniciativa no partió de nosotros, sino de obispos anglicanos que se pusieron en diálogo con la Congregación para la Doctrina de la Fe. Deseamos ofrecer posibilidades para que tradiciones de Iglesias particulares, tradiciones que han crecido fuera de la Iglesia romana, entren en comunión con el papa y, de ese modo, en la comunidad católica”.

--Ratisbona: “Yo había concebido el discurso como una conferencia estrictamente académica, y así lo pronuncié, sin ser consciente de que un discurso papal no es interpretado en clave académica, sino política”.

--Islam: “Lo reconozco como una gran realidad religiosas con la que debemos estar en diálogo”.

--Sexualidad: “Lo importante es que el hombre es alma en cuerpo, que él es él mismo en cuanto cuerpo y que, por eso, se puede concebir el cuerpo de forma positiva y la sexualidad como un don positivo. A través de ella, el hombre participa de la condición creadora de Dios. Encontrar esta concepción positiva y cuidar de ese tesoro que se nos ha dado es una gran tarea”.

--Preservativos: “Es obvio que ella [la Iglesia] no los ve como una solución real y moral. No obstante, en uno u otro caso pueden ser, en la intención de reducir el peligro de contagio, un primer paso ene l camino hacia una sexualidad vivida de forma diferente, hacia una sexualidad más humana”.

--Lefebrianos: “Su excomunión no tenía nada que ver con el Vaticano II, sino que había sido pronunciada con motivo de una falta contra el primado. En ese momento habían declarado en una carta su reconocimiento del primado, y en tal sentido la consecuencia jurídica era muy clara. (···). Lamentablemente, de nuestra parte se realizó un mal trabajo de comunicación ante la opinión pública, de modo que el verdadero contenido jurídico y los límites de este procedimiento no quedaron claros en absoluto". 

--Ideales: “Es preciso percibir nuevamente que, como seres humanos, hemos de plantear exigencias mayores a la condición humana; más aún: que justamente sólo a través de eso se accede a la felicidad mayor”.

--Pío XII: “Fue uno de los grandes justos, que salvó a muchos judíos, a tantos como ningún otro”.

--Posesiones de la Iglesia: “No es que arrojemos fuera con liviandad los bienes mientras conservan su carácter de servicio. La pregunta es por cuánto tiempo sirve una cosa realmente al conjunto. Nunca debería suceder que estemos sometidos a ella, de modo que los bienes dominen el Bien, sino siempre a la inversa”.

--Nueva evangelización: “El único evangelio debe ser anunciado en su inmensa, permanente racionalidad y, al mismo tiempo, en su poder, que sobrepasa la racionalidad, para llegar nuevamente a nuestro pensamiento y nuestra comprensión”.

--Concepción eclesial: “Si cada uno recibe al mismo Cristo, todos estamos reunidos realmente en ese cuerpo nuevo, resucitado, como el gran ámbito de una nueva humanidad”.

--Enseñanza de la religión: “Los obispos deben reflexionar de hecho seriamente sobre cómo puede darse a la catequesis un corazón nuevo, un rostro nuevo”.

--Indisolubilidad del matrimonio: “Nosotros no podemos manipular esa palabra. Debemos dejarla así, aun cuando contradiga las formas de vida hoy dominantes”.

--Eucaristía: “Si es verdad -como creemos- que en la eucaristía está Cristo realmente presente, éste es el acontecimiento central sin más”.

--Celibato: “Es siempre, por así decirlo, un ataque a lo que el hombre piensa normalmente, algo que sólo es realizable y creíble si Dios existe”.

--Ordenación de mujeres: “La Iglesia no tiene 'en modo alguno la facultad' de ordenar a mujeres. No es que, digamos, no nos guste, sino que no podemos. El Señor dio a la Iglesia una figura con los Doce, y después, en sucesión de ellos, con los obispos y los presbíteros (los sacerdotes). Esta figura de la Iglesia no la hemos hecho nosotros, sino que es constitutiva desde Él. Seguirla es un acto de obediencia”.

--La mujer en la Iglesia: “Hay tantas funciones destacadas, importantes de las mujeres en la Iglesia que no puede hablarse de discriminación. Si se contempla la historia de la Iglesia, la importancia de las mujeres -desde María, pasando por Mónica y hasta llegar a la Madre Teresa- es tan eminente que, en muchos sentidos, las mujeres plasman la imagen de la Iglesia más que los hombres”.

--Homosexualidad: “Si alguien tiene inclinaciones homosexuales profundamente arraigadas -no se sabe hasta ahora si son realmente innatas o si surgen en la temprana infancia-, y en cualquier caso si ellas tienen poder en esa persona, tales inclinaciones son para ella una gran prueba".

--Fin del mundo: “El Apocalipsis no da ningún esquema de una posibilidad de cálculo cronológico. Justamente lo llamativo en él es que, cuando se cree que ha llegado propiamente el final, todo empieza de nuevo desde el comienzo. Lo importante es que cada tiempo se disponga para la cercanía del Señor. Que justamente nosotros, aquí y ahora, estamos bajo el juicio del Señor y nos dejamos juzgar desde su juicio”.

--Ecología: “Que el hombre está amenazado, que se amenaza a sí mismo y amenaza el mundo, se hace hoy de algún modo visible a través de las pruebas científicas. Sólo puede ser salvado si en su corazón crecen las fuerzas morales; fuerzas que sólo pueden provenir del encuentro con Dios”.

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Santa Sede


Monseñor Fisichela: el libro de Seewald ilumina el tiempo actual
Una reflexión del presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización
CIUDAD DEL VATICANO, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org) El nuevo libro – entrevista Luz del mundo permitirá “entrar hasta los pliegues de la vida personal del Papa”, así como “en las grandes cuestiones que marcan la teología del momento, los diferentes debates políticos que acompañan siempre las relaciones entre los diferentes paíseses” y también “los cuestionamientos que a menudo ocupan gran parte del debate público”.

Así lo dijo hoy el presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización monseñor Rino Fisichella durante la presentación del libro Luz del Mundo que se realizó esta mañana en rueda de prensa en la Santa Sede y que contó con la presencia de su autor, el periodista alemán Peter Seewald.

El presidente del recién creado dicasterio dijo que el Papa en el libro “desea clarificar un lenguaje sencillo”, pero no por ello “menos profundo”.

Manipulaciones

Monseñor Fisichella, respondió a las diversas preguntas que hicieron los periodistas sobre el párrafo en el que el Papa admite el uso preservativo en casos “fundados de carácter aislado” como el de “un prostituido” que “utiliza un preservativo, pudiendo ser esto un primer acto de moralización”, como dice textualmente el libro.

Aclaró en primer lugar, que no se puede reducir el libro a una sola frase extraída de Benedicto XVI “sería una ofensa a la inteligencia del Papa y una instrumentalización gratuita de sus palabras”.

Monseñor Fisichella aseguró que, cuando el Papa se refiere en este libro a la conocida respuesta que dio durante el viaje en África en marzo de 2009 con respecto al uso del preservativo, se refería al tema de la humanización de la sexualidad.

Una respuesta que "era necesaria insertarla dentro de la Iglesia, en la cual a menudo se pierde el objetivo”.

“El tema de la sexualidad en la enseñanza de la Iglesia está orientado al amor conyugal”, dijo el ex presidente de la Pontificia Academia para la vida, quien recordó que sobre el tema “el Catecismo es muy claro”.

Cualidades del libro

De otro lado, monseñor Fisichella destacó también la “familiaridad, confidencia, ironía, en algunos momentos el sarcasmo” que presenta el autor del libro, pero especialmente resaltó la “sencillez y verdad” de Benedicto XVI para responder a las preguntas presentadas por Seewald.

“Una empresa no fácil en el período de la comunicación que tiende a menudo a subrayar sólo algunos aspectos y deja en la sombra la globalidad”, dijo.

“La impresión que uno se lleva es la de un Papa optimista sobre la vida de la Iglesia a pesar de las dificultades que lo acompañan desde siempre”, asegura el prelado.

Señaló que el Papa aprovecha en este libro para abrir “el corazón de su vida cotidiana” y poder también” “expresar con la debida confianza – parresía – los problemas que están en el tapete de la historia de estos años”.

Aclaró que no se trata de un volumen escrito por Benedicto XVI sin embargo “aquí se condensa su pensamiento, sus preocupaciones, los sufrimientos de estos años, su programa pastoral y las expectativas para el futuro”.

Por un lado “parece que nos invitara a entrar en su apartamento, compartiendo con el lector los ritmos de su trabajo”. Por otro “evoca imágenes que bien describen el estado de ánimo de los meses pasados”.

Benedicto XVI responde en un tono sencillo, hecho que permite “plasticidad de las imágenes que a menudo recorren, permitiendo comprender plenamente el drama de algunos hechos”.

“Un volumen que debe leerse y meditarse para entender una vez más en qué manera la Iglesia puede estar en el mundo para anunciar una bella noticia que trae alegría y serenidad”, aseguró el prelado.

También se tiene en cuenta “la perspectiva a través de la cual es posible entrar en la profundidad de su pensamiento y en la interpretación de algunos de sus actos”.

Una entrevista que por muchos motivos invita a hacer “un serio examen de conciencia dentro y fuera de la Iglesia” para alcanzar “una verdadera conversión del corazón y de la mente”.

Y concluyó diciendo que son páginas que “dejan transpirar con claridad el pensamiento del Papa”. Según el prelado “algunos deberían replantearse las descripciones que han explotado en el pasado y que lo han hecho ver como un hombre oscurantista y enemigo de la modernidad”.

Por Carmen Elena Villa


 

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Benedicto XVI, incomprendido por muchos periodistas; según Seewald
El autor del libro revela su experiencia de entrevistador del Papa
ROMA, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org) - El autor del libro "Luz del mundo", Peter Seewald, está visiblemente decepcionado de que la recepción del libro se haya reducido a artículos sobre el preservativo, cuando de lo que habla es del "futuro del planeta", como lo indica el subtítulo: "El Papa La Iglesia y los signos de los tiempos".

Durante la presentación en el Vaticano, el martes 23 de noviembre, el periodista y escritor bávaro respondió a las preguntas de los periodistas, en alemán, y deploró ante ellos la "crisis del periodismo", como lo demuestra la acogida ofrecida al volumen.

"Nuestro libro --afirma-- evoca la supervivencia del planeta que está amenazado, el Papa lanza un llamamiento a la humanidad, nuestro mundo está en trance del colapso, y la mitad de los periodistas sólo se interesa por la cuestión del preservativo" (Cf. Las palabras del Papa sobre el preservativo en el libro "Luz del mundo").

Seewald insiste en que el Papa busca "la humanización de la sexualidad" y plantea la cuestión de fondo: "La sexualidad, ¿tiene algo que ver con el amor?". Se trata de "la responsabilidad de la sexualidad".

Para el escritor bávaro, el exceso de concentración en el tema del preservativo es "ridículo", mientras que se olvida la cuestión de transformar el mundo que propone el papa, pues "no podemos continuar así", como insiste el libro.

Peter Seewald reconoce que el Papa ha presentado un amplio "panorama" en seis horas de entrevista celebradas en julio pasado en Castel Gandolfo, la residencia de verano de los pontífices.

Subraya que lo importante es descubrir lo que "hace" y "dice" el Papa verdaderamente: es el "regalo" de este libro que permite "escuchar su voz", la manera en que "interpreta" su pontificado, "vivir" con él de manera muy personal.

El Papa se coloca en la categoría de los papas "pequeños" ante los "grandes" papas, como Juan Pablo II. Sin embargo, Seewald, quien descubrió la fe católica que había perdido en la juventud en diálogos con el cardenal Jospeh Ratzinger en los años noventa, no duda en hablar de él como un "gigante", por su pensamiento, su "autenticidad" y su capacidad de diálogo.

Reconoce que ha trabajado sin "censura" del Papa, quien le ha dejado escribir, y sólo ha aportado "precisiones".

El periodista admira en el Papa sus "elevadas miras" de intelectual "brillante", y su "fuerza espiritual", así como su "sencillez".

En definitiva, permite descubrir un Ratzinger que no tiene nada que ver con lo que con frecuencia se dice de él: ni el "Panzer Kardinal", de ayer, ni el "Panzer Papst" de hoy. Sino un Benedicto XVI que resplandece "luz".

Por Anita S. Bourdin

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El Papa recibe al autor del libro “Luz del mundo”
Tras la presentación oficial de la obra en el Vaticano
CIUDAD DEL VATICANO, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “Espero que este libro sea útil para la fe de muchas personas”, es el comentario del propio Papa Benedicto XVI, tras la rueda de prensa del libro-entrevista sobre él, que ha sido presentado hoy por la Santa Sede.

El libro “Luz del mundo” fue presentado oficialmente hoy en rueda de prensa a los periodistas acreditados ante la Santa Sede, por parte del autor, el periodista alemán Peter Seewald, junto con monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, y el vaticanista italiano Luigi Accatoli.

Después, los tres se dirigieron a la Biblioteca privada del Palacio Apostólico, donde fueron recibidos por el Papa, acompañados por la esposa de Peter Seewald y por los directores de la librería Editrice Vaticana.

Entre ellos se encontraban monseñor Giuseppe Antonio Scotti, Giuseppe Costa, el carmelita Edmondo Caruana. También estuvo presente el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi.

En una entrevista concedida a Radio Vaticano, Peter Seewald, anterior redactor de Der Spiegel, Die Stern y del Süddeutschen Zeitung, dijo que el libro – que cierra una trilogía de libros que el periodista ha realizado en estos años en contacto con Joseph Ratzinger – es fruto de seis horas completas de coloquio-entrevista con Benedicto XVI.

Esta trilogía ha marcado también la propia vida del autor, quien tras la primera entrega, “La sal de la tierra. Cristianismo e Iglesia católica en el cambio hacia el Tercer Milenio”, volvió a la Iglesia católica, de la que llevaba varios años apartado.

Seewald confesó que, si por una parte es imposible no advertir el “nimbo imponente” ligado a su autoridad de Pontífice, por otra es verdad también que “la esencia de Ratzinger no ha cambiado”, así como “su cordialidad y mucho menos su gran humildad, y mucho menor su fuerza intelectual, su increíble capacidad de formular los pensamientos”.

“¿Cómo decirlo? En realidad se ha hecho aún más humilde, aún más sencillo y esto me ha fascinado”, afirmó.

En este libro, subrayó Seewald, “tenemos la posibilidad de experimentar al Santo Padre de forma directa: no están los medios de comunicación que lo desmembran o lo interpretan para su propio uso y consumo. El lector tendrá, a través de este libro, la posibilidad de echar una mirada 'limpia' sobre su Pontificado y sobre el hombre qye caracteriza este Pontificado”.

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Un Dios y tres religiones monoteístas; la Comisión Teológica responderá
Se discutirá en el Vaticano del 29 de noviembre al 3 de diciembre
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Si sólo hay un Dios, ¿cómo se explican las tres religiones monoteístas? ¿Qué relaciones se derivan de este origen entre judíos, musulmanes y cristianos? A estas dos preguntas responderá la Comisión Teológica Internacional.

La Comisión, cuya función consiste en ayudar a la Santa Sede y especialmente a la Congregación para la Doctrina de la Fe a examinar cuestiones doctrinales de mayor importancia, afrontará éste y otros dos argumentos en su próxima sesión plenaria que se celebrará del 29 de noviembre al 3 de diciembre en el Vaticano.

Además afrontará otros dos temas de vital importancia. En primer lugar, la cuestión de los principios de la teología, su sentido y su método. En este sentido, la Comisión ya elaboró un estudio entre los años 2004 y 2008, según explica un comunicado vaticano.

El otro tema es la integración de la doctrina social de la Iglesia en el contexto más amplio de la doctrina cristiana.

La sesión será presidida por el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la dirección de las sesiones de trabajo correrá a cargo del padre Charles Morerod, O.P., secretario de la Comisión.

Los resultados de los estudios de la Comisión son presentados al Santo Padre y entregados para su oportuna utilización a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En general, suelen ser publicados posteriormente para conocimiento de la opinión pública.

La Comisión se compone de teólogos de diversas escuelas y naciones, eminentes por ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Los miembros --en número no superior a 30-- son nombrados por el Papa por cinco años a propuesta del prefecto de la Congregación y tras consulta con las conferencias episcopales.

En estos momentos, como representantes de países de lengua española, forman parte de la Comisión los sacerdotes Antonio Castellano, S.D.B. (Chile), profesor de teología sistemática en la Universidad Pontificia Salesiana, Roma; Mario Ángel Flores, profesor de teología sistemática en la Facultad Teológica Mexicana (Mexico), Javier Prades López, profesor de teología sistemática en la Facultad de Teología de Madrid (España) y  Guillermo Zuleta, profesor de teología sistemática y de derecho canónico en la Universidad de Medellín (Colombia).

La Comisión surgió cuando Pablo VI acogió la propuesta de la primera asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, el 11 de abril de 1969.

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Ars Christiana


El auténtico arte sacro
 

Por Rodolfo Papa*

ROMA, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El arte sacro tiene la tarea de servir con la belleza a la sagrada liturgia. En la Sacrosanctum Concilium está escrito: “La Iglesia nunca consideró como propio ningún estilo artístico, sino que acomodándose al carácter y condiciones de los pueblos y a las necesidades de los diversos ritos, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artístico digno de ser conservado cuidadosamente” (n. 123).

La Iglesia, por tanto, no elige un estilo; esto quiere decir que no privilegia el barroco o el neoclásico o el gótico, sino que todos los estilos son capaces de servir al rito. Esto no significa, evidentemente, que cualquier forma de arte pueda o deba ser aceptada acríticamente, de hecho en el mismo documento, se afirma con claridad: “la Iglesia se consideró siempre, con razón, como árbitro de las mismas, discerniendo entre las obras de los artistas aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado” (n. 122). Resulta útil, por tanto, preguntarse “qué” forma artística puede responder mejor a las necesidades de un arte sacro católico, o lo que es lo mismo, “cómo” el arte puede servir mejor “con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia”.

Los documentos conciliares no derrochan palabras, y sin embargo dan directivas precisas: el arte sacro auténtico debe buscar “noble belleza” y no “mera suntuosidad”, no debe contrariar a la fe, las costumbres, la piedad cristiana, u ofender el “genuino sentido religioso”. Este último punto viene explicitado en dos direcciones: las obras de arte sacro pueden ofender el sentido religioso genuino bien “por la depravación de las formas”, es decir, formalmente inoportunas, o “por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte” (n. 124). Se requiere al arte sacro la propiedad de una forma bella, “no depravada”, y la capacidad de expresar de forma apropiada y sublime el mensaje. Un claro ejemplo está presente también en la Mediator Dei, en la que Pío XII pide un arte que evite “el realismo excesivo por una parte, y por otra, el exagerado simbolismo” (n. 190).

Estas dos expresiones se refieren a expresiones históricas concretas. Encontramos de hecho “excesivo realismo” en la compleja corriente cultural del Realismo, nacido como reacción al sentimentalismo tardorromántico de la pintura de moda, y que podemos encontrar también en la nueva función social asignada al papel del artista, con peculiar referencia a temas tomados directamente de la realidad contemporánea, y también además la podemos relacionar con la concepción propiamente marxista del arte, que conducirán a las reflexiones estéticas de la II Internacional, hasta las teorías expuestas por G. Lukacs. Además, hay “excesivo realismo” también en algunas posturas propiamente internas a la cuestión del arte sacro, e sea, en la corriente estética que entre finales del siglo XIX y principios del XX propuso pinturas que tratan temas sagrados sin afrontar correctamente la cuestión, con excesivo verismo, como por ejemplo una Crucifixión pintada por Max Klinger, que ha sido definida como una composición “mixta de elementos de un verismo brutal y de principios puramente idealistas” (C. Costantini, Il Crocifisso nell’arte, Florencia 1911, p. 164).

Encontramos en cambio “exagerado simbolismo” en otra corriente artística que se contrapone a la realista. Entre los precursores del pensamiento simbolista se pueden encontrar G. Moureau, Puvis de Chavannes, O. Redon, y más tarde se adhirieron a esta corriente artistas como F. Rops, F. Khnopff, M. J. Whistler. En los mismos años, el crítico C. Morice elaboró una verdadera y propia teoría simbolista, definiéndola como una síntesis entre espíritu y sentidos. Hasta llegar luego, después de 1890, a una auténtica doctrina llevada adelante por el grupo de los Nabis, con P. Sérusier, que fue su teórico, por el grupo de los Rosacruces que unía tendencias místicas y teosóficas, y finalmente por el movimiento del convento benedictino de Beuron.

La cuestión se aclara más, por tanto, si se encuadra inmediatamente en los términos histórico-artísticos correctos; en el arte sacro es necesario evitar los excesos del inmanentismo por una parte y del esoterismo por la otra. Es necesario emprender el camino de un “realismo moderado” junto a un simbolismo motivado, capaces de captar el desafío metafísico, y de realizar, como afirma Juan Pablo II en la Carta a los Artistas un medio metafórico lleno de sentido. Por tanto, no un hiperrealismo obsesionado por un detalle que siempre se escapa, sino un sano realismo que en el cuerpo de las cosas y en el rostro de los hombres sabe leer y aludir, y reconocer la presencia de Dios.

En el mensaje a los artistas se dice: “Vosotros [los artistas] la habéis ayudado [a la Iglesia] a traducir su divino mensaje en el lenguaje de las formas y de las figuras, a hacer perceptible el mundo invisible”. Me parece que en este pasaje se toca el corazón del arte sacro. Si el arte, todo arte, da forma a la materia, expresa lo universal mediante lo particular, el arte sacro, el arte al servicio de la Iglesia, lleva a cabo también la sublime mediación entre lo invisible y lo visible, entre el divino mensaje y el lenguaje artístico. Al artista se le pide que de forma a la materia re-creando incluso ese mundo invisible pero real que es la suprema esperanza del hombre.

Todo esto me parece que conduce hacia una afirmación del arte figurativo – o sea, un arte que se empeña en “figurar” la realidad – como máximo instrumento de servicio, como mejor posibilidad de un arte sacro. El arte realista figurativo, de hecho, logra servir adecuadamente al culto católico, porque se funda en la realidad creada y redimida y, precisamente comparándose con la realidad, consigue evitar los escollos opuestos de los excesos. Precisamente por esto se puede afirmar que lo más propio del arte cristiano de todos los tiempos es un horizonte de “realismo moderado”, o si queremos, de “realismo antropológico”, dentro del cual se han desarrollado, en el tiempo, todos los estilos propios del arte cristiano (dada la complejidad del tema, remito a artículos posteriores).

El artista que quiera servir a Dios en la Iglesia, no puede sino medirse con la “imagen”, la cual hace perceptible el mundo invisible. Al artista cristiano se le pide, por tanto, un compromiso particular: el de representar la realidad creada y, a través de ella, ese “más allá” que la explica, la funda, la redime. El arte figurativo no debe tampoco temer como inactual la “narración”, el arte es siempre narrativo, tanto más cuando se pone al servicio de una historia que ha sucedido, en un tiempo y en un espacio. Por la particularidad de esta tarea, al artista se le pide también que sepa “qué narrar”: conocimiento evangélico, competencia teológica, preparación histórico-artística y amplio conocimiento de toda la tradición iconográfica de la Iglesia. Por otra parte, la teología misma tiende a hacerse cada vez más narrativa.

La obra de arte sacro, por tanto, constituye un instrumento de catequesis, de meditación, de oración, siendo destinada “al culto católico, a la edificación, a la piedad y a la instrucción religiosa de los fieles”; los artistas, como recuerda el ya muchas veces citado mensaje de la Iglesia a los artistas, han “edificado y decorado sus templos, celebrado sus dogmas, enriquecido su liturgia” y deben seguir haciéndolo.

Así también hoy nosotros somos llamados a realizar en nuestro tiempo obras y trabajos dirigidos a edificar al hombre y a dar Gloria a Dios, como recita la Sacrosanctum Concilium: “También el arte de nuestro tiempo, y el de todos los pueblos y regiones, ha de ejercerse libremente en la Iglesia, con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia; para que pueda juntar su voz a aquel admirable concierto que los grandes hombres entonaron a la fe católica en los siglos pasados” (n. 123).


 

[Traducción del italiano por Inma Álvarez]


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* Rodolfo Papa es historiador de arte, profesor de historia de las teorías estéticas en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma; presidente de la Accademia Urbana delle Arti. Pintor, miembro ordinario de la Pontificia Insigne Accademia di Belle Arti e Lettere dei Virtuosi al Pantheon. Autor de ciclos pictóricos de arte sacro en diversas basílicas y catedrales. Se interesa en cuestiones iconológicas relativas al arte del Renacimiento y el Barroco, sobre el que ha escrito monografías y ensayos; especialista en Leonardo y Caravaggio, colabora con numerosas revistas; tiene desde el año 2000 un espacio semanal de historia del arte cristiano en Radio Vaticano. 


 

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Mundo


China: Ordenación del obispo de Chengde a pesar de la oposición de Roma
En medio de un gran dispositivo policial
PINGQUAN, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Este sábado 20 de noviembre, a las nueve de la mañana, el padre Joseph Guo Jincai fue consagrado obispo de la diócesis de Chengde, en la provincia de Hebei.

La ordenación, desaprobada públicamente por la Santa Sede el 18 de noviembre, congregó a una escasa asamblea de fieles en la iglesia rural de Pingquan, informó Eglises d'Asie, la agencia de las misiones extranjeras de París.

Participaron en el acto alrededor de un centenar de personas, rodeadas dentro del edificio religioso por decenas de funcionarios del Gobierno. El entorno de la iglesia estaba cercado por un centenar de policías vestidos de paisano y en uniforme.

Según los testimonios recogidos por los feligreses de Pingquan, se prohibieron los aparatos de toma de imágenes en la iglesia y se desactivó la cobertura de telefonía móvil.

Ese despliegue de fuerzas policiales se explica por el carácter sensible de la ordenación episcopal del padre Guo Jincai.

Desde el inicio de este año, han tenido lugar dos ordenaciones episcopales en la China continental, ambas de un obispo “oficial” a la vez reconocido por Roma y aprobado por las autoridades chinas.

En el caso del padre Guo, que es el secretario general adjunto de la Asociación Patriótica de los Católicos y que Pequín tenía mucho interés en que se convirtiera en obispo, la Santa Sede había indicado claramente que el joven sacerdote “no ha recibido la aprobación del Santo Padre para ser ordenado obispo de la Iglesia católica”. (Cf. ZENIT 18 de noviembre de 2010).


 

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América: Crear canales de esperanza ante el VIH/sida
Taller del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM
BOGOTÁ, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Una respuesta desde la fe a la pandemia del vih/sida es el Taller Latinoamericano: “Canales de esperanza, respondiendo efectivamente al VIH y sida”, del departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), celebrado entre el 3 y el 5 de noviembre en la capital colombiana.

Convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad-CELAM para el taller “Canales de esperanza”, una respuesta desde la fe ante la pandemia del VIH y sida, en alianza con Visión Mundial, responsables de las comisiones episcopales de Pastoral de la Salud y otras personas involucradas en esta pastoral, se han dirigido a los pastores y fieles y a todas las personas de buena voluntad, para compartir sus reflexiones, informa a ZENIT el presbítero Enrique Quiroga, en nombre de los organizadores.

En un documento, titulado “Ve y haz tú lo mismo” (Lc. 10, 37), los agentes de pastoral constatan  “la gran sensibilidad de la Iglesia latinoamericana ante el desafío que representa la pandemia del sida en nuestro tiempo”, patente en este taller.

Advierten de que “los índices de la pandemia siguen en aumento, poniendo en riesgo la vida de las personas, sobre todo de las poblaciones vulnerables que viven en situaciones de pobreza y exclusión”. En este sentido, constatan la escasez de programas de formación integral que acompañen procesos de maduración de la persona.

A pesar de los grandes esfuerzos realizados, han descubierto que sólo hay trabajos aislados para prevenir la pandemia. Afirman ser conscientes de que la solución “no está solo en manos de la Iglesia católica” por lo que se sienten llamados “a establecer alianzas estratégicas de trabajo con otros organismos gubernamentales y no gubernamentales, asumir un trabajo ecuménico con otras Iglesias, y de diálogo con otros credos para enfrentar este mal que azota a tantas personas”.

Un desafío tan grande, indican, “exige responder con grandes compromisos, involucrando a todos los creyentes y a personas de buena voluntad que están a favor de la vida de quienes sufren este flagelo”.

En la II parte del documento, titulada “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?” (Lc. 10, 25), los asistentes al taller indican sensirse inspirados por “el ejemplo de Jesús, el Buen Samaritano, quien compadeciéndose de nuestras debilidades, viene hasta nosotros, comparte nuestra condición humana, sana nuestras heridas y nos devuelve la dignidad”.

Señalan sentirse llamados a hacer de la Iglesia “lugar de acogida, espacio de cuidado y atención a los hermanos heridos por el VIH y sida” y desean “asumir el desafío de poner en práctica las actitudes que tiene el buen samaritano con el caído al borde del camino, expresado en los siete verbos: ver, compadecer, acercarse, curar, montarlo en su cabalgadura, llevarlo a la posada y cuidarlo”. Estas actitudes, recuerdan, “identifican el compromiso del cristiano que se siente urgido a amar hasta las últimas consecuencias”.

Los participantes en taller del CELAM se dicen seguros de que, como discípulos misioneros de Jesucristo en este continente, no están solos. Cuentan con el amor de Dios derramado en sus corazones.

Su gracia, afirman, les ha sido dada como el “aceite y el vino” que “permite curar las heridas, fortalecer y restablecer la vida de quienes se encuentran enfermos y pasan necesidad”. Esta misión pastoral, subrayan, “tiene como centro a toda la persona y está orientada a restablecer la dignidad que Jesucristo nos ha conseguido con su pasión, muerte y resurrección”.

Con el título “Ve y haz tú lo mismo” (Lc. 10, 37), la III parte del documento afirman su sintonía con el documento de Aparecida, en el que se considera “de gran prioridad fomentar una pastoral con personas que viven con el VIH sida, en su amplio contexto y en sus significaciones pastorales: que promueva el acompañamiento comprensivo, misericordioso y la defensa de los derechos de las personas infectadas; que implemente la información, promuevan la educación y la prevención, con criterios éticos, principalmente entre las nuevas generaciones, para que despierte la conciencia de todos a contener esta pandemia” (DA 421).

Ante estos desafíos, teniendo en cuenta las orientaciones anteriores, proponen: “Vivir la experiencia de la conversión personal que nos lleve a un cambio de mentalidad, superando los prejuicios sociales y culturales que todavía persisten” en relación a esta pandemia, a fin de “manifestar el amor misericordioso de Dios, expresado de modo sensible en las palabras, gestos y acciones de Jesucristo”.

También motivar a las conferencias episcopales y diócesis para que tengan una organización específica de pastoral de acompañamiento a personas infectadas y a las que viven con vih”; abordar esta pastoral especifica desde el CELAM y las conferencias episcopales de una manera más articulada y orgánica; sensibilizar, formar y fortalecer las capacidades de todos los agentes de pastoral en vih/sida: laicos, religiosos/a, diáconos, seminaristas, presbíteros y obispos.

Por último, involucrar en esta pastoral a las personas que viven con vih; dar mayor importancia litúrgica y pastoral al Día Mundial del Sida; y crear espacios para compartir experiencias y materiales elaborados en las diferentes Iglesias en toda Latinoamérica y en El Caribe.

Concluyen pidiendo que “la Virgen María, quien con su presencia, silencio y compasión, acompañó a su Hijo hasta al pie de la Cruz (Cf. Salvifici doloris 26), y está al lado de los enfermos que sufren el dolor, sea nuestra inspiración y auxilio para que, con nuestra presencia, oración y compromiso, acompañemos de cerca a las personas afectadas por el VIH y sida, rostros sufrientes de Cristo en nuestro tiempo”.

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Doscientos millones de cristianos perseguidos en el mundo
Presentado el Informe sobre Libertad Religiosa de AIN
MADRID, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2010, que presenta cada dos años la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), revela que el número de cristianos perseguidos en el globo es de doscientos millones, y el de discriminados por su religión, ciento cincuenta millones.

El informe de AIN indica que en Europa, los católicos no son perseguidos aunque son objeto de mofa y burla. La versión española de la organización católica internacional fue presentada este martes en Madrid.

Desde el anterior informe, la situación no ha mejorado, según esta organización que presta ayuda a cristianos de todo el mundo, en proyectos de apoyo a Iglesias locales, tales como becas para sacerdotes, apoyo a la construcción de iglesias, traducción de libros, etc.

Indica AIN que la tendencia creciente a la persecución y discriminación por la religión que se profesa se debe tanto a la radicalización del mundo islámico, como a la ‘cristianofobia’, y a la facilidad con que se ridiculica a Iglesia en algunos países desarrollados.

En la presentación del informe, Javier Menéndez Ros, director de AIN en España, y el misionero salesiano en Pakistán Miguel Ángel Ruiz, citaron lo que dijo Benedicto XVI en la víspera de la beatificación de John Newman: “En nuestro tiempo, el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado, sino que frecuentemente implica ser excluido, ridiculizado y objeto de burla”.

La fe cristiana es la más extendida y también la más perseguida. Según explicó Javier Menéndez, el número total es similar al del informe de hace dos años, aunque los investigadores y expertos que participaron en el de este año aseguran que la situación para los cristianos ha empeorado.

El informe analiza 194 países, con problemas en unos noventa, entre ellos varios de los más poblados del mundo: China, India, Indonesia, Rusia y Pakistán. El empeoramiento de la situación, según subrayó Menéndez, se debe especialmente a una mayor radicalización en el ámbito musulmán, con mayor fanatismo, intoleracia y vejaciones a practicantes de otras religiones.

Los países donde mayores violaciones a la libertad religiosa se producen son Arabia Saudita, Bangladesh, Egipto, India, China, Uzbekistán, Eritrea, Nigeria, Vietnam, Yemen y Corea del Norte.

Menéndez subrayó que “donde no existe la libertad religiosa no existe la libertad democrática”, y recalcó “la obligación de cualquier ser humano de respetar el derecho al culto, a evangelizar y a vivir de acuerdo con su fe”. En Egipto, vige una ley de libertad religiosa pero los cristianos sufren todo discriminaciones y ataques, permitidos, según AIN, por el gobierno de Hosni Mubarak.

El misionero salesiano Miguel Ángel Ruiz describió la situación en Pakistán. Manifestó que el terrorismo islámico no afecta sólo a los cristianos, sino a “todos los que no piensan como los fundamentalistas”. “Si el terrorismo se centrase sólo en los cristianos, lo pasaríamos mucho peor que ahora”, afirmó.

Por su experiencia en el trato con musulmanes, el misionero subrayó que “hay que poner límites muy claros siempre que se trabaja con el islam”.

También llamó la atención sobre la desobediencia civil pacífica. Cuando el Estado paquistaní trató de aprobar leyes injustas o discriminatorias, como la que pretendía incluir en el carné de identidad la religión, los cristianos salieron a la calle para bloquearla, y lo consiguieron. “Somos pocos, pero sabemos hacer ruido”, afirmó.

El padre Ruiz indicó que si la persecución no es mayor se debe a que los medios de comunicación prestan mucha atención a los ataques a los cristianos.

En su opinión, tanto Estados Unidos como Europa han fallado mucho: “Si Europa y particularmente España no despiertan, mal vamos”, dijo. Y recomendó que los europeos den el siguiente mensaje a los inmigrantes de otras religiones y culturas: Ustedes son bienvenidos aquí, pero respeténnos”.

El misionero --que dirige un centro de formación profesional para jóvenes en Lahore--, reconoció que ha descubierto “una fe profunda” entre los cristianos paquistaníes, ya que “al final del día, uno se pregunta por qué esta gente no se hace musulmana para evitar una vida de presión y discriminación”.

Pilar Gutiérrez, presidenta de AIN en España, insistió en que los misioneros con que  tiene contacto esta organización les piden --aparte de dinero y apoyo--, oraciones por sus feligreses y por ellos mismos.

El Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo 2010 de AIN está disponible en Red: http://www.libertadreligiosaenelmundo.com/.

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Obispos nicaragüenses dialogan en Costa Rica sobre el diferendo fronterizo
Sugieren a la presidenta Chinchilla “trabajar en la demarcación limítrofe”
ALAJUELA, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Con motivo de la Asamblea Anual del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), que se reúne en Alajuela, Costa Rica, del 22 al 26 de noviembre, llegó a esta una representación de los obispos nicaragüenses. Antes de entrar en temas de la Asamblea del SEDOC, se trató sobre la actual crisis en la frontera del río San Juan.

En relación a las recientes declaraciones de los obispos de los dos países, los obispos visitantes propusieron a la Presidenta de Costa Rica “trabajar en la demarcación limítrofe”, reavivando la comisión bipartita, mientras que Costa Rica demandó desmilitarizar la zona, asegurando que no tiene aspiraciones sobre el río San Juan.

Los prelados del país vecino, que aludieron al asunto recientemente (ver ZENIT: http://www.zenit.org/article-37324?l=spanish; http://www.zenit.org/article-37323?l=spanish), participaron en una rueda de prensa en la que estuvo presente la presidenta de Costa Rica Laura Chinchilla.

Monseñor Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua y presidente del SEDAC --informa este martes a ZENIT la Conferencia Episcopal de Nicaragua- agradeció el gesto de la señora Presidenta al aceptar darles la bienvenida a todos los obispos centroamericanos.

El arzobispo nicaragüense insistió en la necesidad de “trabajar en la demarcación limítrofe, reavivando la comisión bipartita que hace algunos años existía entre Nicaragua y Costa Rica y quienes trabajaban en ese tema” y que, indicó, Costa Rica unilateralmente suspendió.

Por su parte, la presidenta Chinchilla dijo: “Quiero agradecer a los obispos nicaragüenses su visita”, e hizo referencia a la homilía de monseñor Brenes, el pasado domingo en la catedral de Managua.

También señaló que “Costa Rica considera que se puede poner fin a este conflicto con la negociación y el diálogo, despejando la zona de militares”.

Y afirmó claramente que Costa Rica no tiene aspiraciones sobre el río san Juan. “Siempre hemos dicho que es nicaragüense”, puntualizó.

Así mismo la Presidenta recordó a los nicaragüenses que están en Costa Rica que “pueden seguir viviendo y trabajando tranquilamente en nuestro país”.

La delegación de obispos nicaragüenses, está presidida por el citado monseñor Brenes, e integrada además por los obispos: de Granada Jorge Solórzano, secretario del SEDAC; auxiliar de Managua Silvio Báez; de Juigalpa Sócrates René Sándigo; del Vicariato Apostólico de Bluefields Pablo Smith; auxiliar del anterior Vicariato David Zywiec; y de Jinotega Carlos Enrique Herrera.

Para saber más: http://cen-nicaragua.org/.


 

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Entrevistas


Cardenal Damasceno Assis: “la Providencia siempre nos sorprende” (I)
El arzobispo de Aparecida cuenta su experiencia
APARECIDA, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org) – La biografía de monseñor Raymundo Damasceno Assis sorprende. Cardenal nombrado por Benedicto XVI para el consistorio del 20 de noviembre, el arzobispo de Aparecida, que hoy tiene 73 años, ha visto su vida entrelazarse con momentos importantes en la vida de la Iglesia y de la sociedad en las últimas décadas.

Único latino-americano en actividad nombrado cardenal por Benedicto XVI en esta ocasión, el actual presidente del CELAM (Consejo Episcopal Latino-Americano) cursó teología en Roma en los años del Concilio Vaticano II, fue joven sacerdote en Brasilia en el periodo más represivo d la dictadura militar, ayudó a coordinar los trabajos de la Conferencia de Santo Domingo y hospedó la Conferencia de Aparecida.

El cardenal Damasceno recibió a ZENIT en su residencia, en Aparecida, la mañana del 8 de noviembre, para hablar un poco sobre su vida, antes de viajar a Roma para el Consistorio.

La segunda parte de esta entrevista se publicará en el servicio de mañana miércoles 24 de noviembre.

-Acaba de ser nombrado cardenal. Pero todo comenzó en Capela Nova, en Minas Gerais. ¿Cómo fue su infancia y el despertar de su vocación sacerdotal?

Cardenal Damasceno: Capela Nova es una pequeña ciudad de 5.000 habitantes, que ya ha dado casi 30 sacerdotes. Una ciudad pequeña, en una región de pequeños propietarios rurales. Es muy religiosa y sus tradiciones religiosas son muy fuertes. Yo nací en una chácara, una pequeña propriedad a 2 km de la ciudad, donde mi padre crió a toda la familia. Éramos diez hijos. Él tenía su pequeño ganado y cultivaba lo suficiente para mantenernos. Vivíamos muy modestamente, pero sin pasar necesidad. Desde pequeño, comencé a asistir al catecismo, a ayudar como acólito. A partir de ahí, de ese ambiente religioso en la familia y en la ciudad, y muy cercano a la Iglesia, a través de la ayuda en las misas, tuve ese gusto de ayudar en la Iglesia.

Fue cuando pasó por allí, en 1948, un hermano marista, cuya función era reclutar vocaciones. Él pasó por nuestra escuela dando un poco de clase de catequesis, haciendo preguntas a los niños. Yo estaba muy interesado en lo que él preguntaba, respondía y me manifestaba. En un determinado momento preguntó que quien quería ir con él. Inmediatamente yo levanté la mano, sin saber exactamente lo que eso significaba, o sus consecuencias. Yo tenía entre 10 y 11 años. Creo que el hermano no me creyó mucho cuando levanté la mano. Me dijo que iría a una ciudad vecina a buscar a un candidato y que a la vuelta pasaría por la estación de tren, en Carandaí. Si yo estaba allí, me llevaría. Pero sin ningún compromiso en el caso de que no apareciese. Pienso que él creía que yo desistiría de la idea, que había sido solo un momento de entusiasmo. Yo hablé con mis padres de que quería ir. En realidad, en el día y la hora que fijó, yo estaba allí.

Llegamos al Juvenato São José, en la ciudad de Mendes, en el Estado de Rio de Janeiro, una granja en el bosque atlántico, que hoy se ha convertido en un hotel rural. Los primeros dos días estuve llorando por volver a casa. Así que llegaban los amigos, me llamaban para jugar al balón. Tras algunos días uno se acostumbre, y el deporte, los estudios y la vida de comunidad van ocupando el tiempo y la nostalgia va pasando.

Allí terminé la enseñanza primaria básica [15 años de edad] y fui discerniendo que mi vocación no era la de ser hermano. Me parecía de una forma más clara que mi camino sería el sacerdocio ordenado. Conversé con mi director y salí de los Hermanos Maristas. Volví a casa en Conselheiro Lafaiete, a donde mi familia se había mudado, en la misma archidiócesis de Mariana. En esa cuidad hablé con el obispo auxiliar de Mariana, pidiéndole que me encaminase hacia el seminario, pues mi deseo era ser sacerdote. Él facilitó mi entrada en el seminario de Mariana, donde completé la enseñanza media [18 años de edad]. Después pasé al seminario mayor, donde hice el curso de filosofía.

Al final de esa etapa, el arzobispo de Mariana, monseñor Oscar de Oliveira, había prometido a monseñor José Newton, arzobispo de Brasilia, capital que acababa de ser inaugurada, en abril de 1960, mandar a un seminarista mayor para colaborar en la nueva archidiócesis. Mis superiores en el seminario me dijeron que el candidato sería yo. Yo acepté. A partir de mayo de 1960, pasé a pertenecer oficialmente a la archidiócesis de Brasilia. Terminado el curso de filosofía en ese año, aún en Mariana, monseñor Newton me llamó a Brasilia.

- De Brasilia pasó usted a Roma, justamente en los años del Concilio Vaticano II. ¿Cómo fue esa etapa?

Cardenal Damasceno: Monseñor Newton me preguntó si quería hacer el curso de teología en Roma, pues Brasilia aún no tenía seminario mayor. Yo acepté. Hice todo el curso de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, viviendo en el Colegio Pío Brasileño. Ese curso mío de teología coincidió exactamente con la apertura del Concilio Vaticano II, por el papa Juan XXIII, y también su clausura, en 1965, por el papa Pablo VI.

Fue un periodo muy rico. Tuvimos la experiencia de ver a los pastores de la Iglesia reunidos en Roma, alrededor de Pedro, tratando de temas importantísimos para toda la Iglesia. Todo eso tuvo una incidencia muy grande sobre nosotros, principalmente porque éramos jóvenes. Teníamos un idealismo como si fuésemos a renovar la Iglesia. Había esa ansiedad durante las clases, una inquietud, un cierto deseo de aguardar a lo que el Concilio iba a decidir, en vez de aceptar lo que estaba escrito en los libros o lo que exponía el profesor. “¿Será que lo que está diciendo hoy va a cambiar mañana?”, pensábamos. Fue un momento muy especial, de mucho contacto con los grandes teólogos de la época, el deseo de oírlos, de conocerlos. Eran nombres citados en los libros y en las aulas que estaban allí en Roma.

Terminada la teología en Roma fui a Alemania a hacer un curso superior de catequesis, en Munich. Era un curso abierto por la Conferencia Episcopal Alemana, destinado sobre todo a formar catequistas en los países en vías de desarrollo. Fue otro periodo muy rico.

-Cuando volvió a Brasil, llegó en el período más represivo de la dictadura militar, ¿cómo fue?

Cardenal Damasceno: Yo me ordené en 1968, en el período crítico del gobierno militar, cuando se promulgó el Acta Institucional número 5, que endurecía mucho más el régimen. Esto tuvo como consecuencia una censura muy rigurosa en los medios de comunicación y un combate duro a todo tipo de oposición. Yo llegué en ese contexto. Viniendo del exterior, como nuevo sacerdote, en la capital federal, percibí que estaba siendo vigilado. Había un intento de querer informar sobre quién es uno y cuáles sus posiciones teológicas, políticas. No tuve ningún problema directo, de confrontación, pero sentía que había un control, tanto de las predicaciones como de las actuaciones.

Había, por ejemplo, infiltración de elementos militares en organizaciones de la Iglesia, en movimientos juveniles, en cursos para laicos, para informar a los oficiales. En ese período había palabras tabús, que no se podían usar. Por ejemplo, la palabra “tortura”. Estaba prácticamente prohibido usar esa palabra. En la Universidad, cuando fui profesor en la UnB, durante los años 70 especialmente había control de las clases. Era un período en que había vigilancia, con los teléfonos pinchados, las predicaciones, dependiendo de la iglesia y del sacerdote, eran grabadas.

En Brasilia, fui coordinador de la catequesis, colaborador directo del arzobispo en la Curia, después párroco durante seis años, y finalmente fui encargado de enviado para fundar el Seminario Mayor de Brasilia, que no existió hasta 1976. Permanecí en el Seminario y en la Universidad durante 14 años, como profesor, administrador del Seminario, hasta ser elegido obispo auxiliar de Brasilia, en 1986. Un poco después, en 1991, fui elegido secretario general del CELAM (Consejo Episcopal Latino-Americano). A partir de ese año, fui a vivir en Bogotá. El cardenal monseñor Freire Falcão, de Brasilia, permitió que yo viviese en Bogotá, dispensándome de los servicios de obispo auxiliar de la archidiócesis.

- En ese momento usted asumió un difícil trabajo en vísperas de la Conferencia de Santo Domingo (1992), en torno al cual hubo mucha polémica, ¿no?

Cardenal Damasceno: Yo viví cuatro años en Bogotá. Casi los dos primeros fueron prácticamente dedicados a la preparación de la Cuarta Conferencia General del Episcopado Latino-Americano, la Conferencia de Santo Domingo. Fue una conferencia muy difícil. Primeramente porque, cuando yo llegué, la preparación ya iba por la mitad. Y al mismo tiempo, era una preparación que no estaba agradando mucho a las Conferencias Episcopales de América Latina y del Caribe.

Entonces no sólo tuvimos que continuar los trabajos, sino casi que reiniciarlos. Tuvimos que retomar los trabajos de una manera diferente. Tuvimos que hacer un informe histórico del proceso de preparación hasta aquel momento, publicar ese histórico, para que los obispos tomasen conciencia de lo que estaba sucediendo o de lo que había sucedido hasta aquel momento.

Tuvimos que retomar todos los informes de las 22 Conferencias Episcopales, recoger todo lo que había en esos informes, publicar una síntesis de ese material, para a partir de esos informes iniciar el proceso de preparación más inmediato de la Cuarta Conferencia.

Hecho esto, a partir de ahí elaborar el llamado Documento de Trabajo. Hicimos esto con un grupo de teólogos de diversas partes de América Latina. Estuvimos dos meses encerrados en el CELAM en Bogotá. Preparamos ese Documento de Trabajo, que fue muy bien acogido por las Conferencias Episcopales y despertó realmente un ánimo muy positivo. Además, publicamos los informes de todas las Conferencias Episcopales y los divulgamos. Pues había una desconfianza hacia la preparación en el sentido de que no se estaban siguiendo los informes de las Conferencias Episcopales.

Por Alexandre Ribeiro, traducción del portugués por Inma Álvarez

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Documentación


Las palabras del Papa sobre el preservativo en el libro “Luz del mundo”
 
CIUDAD DEL VATICANO, martes 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- A petición de nuestros lectores, ofrecemos a continuación el fragmento del libro-entrevista Luz del mundo en el que Benedicto XVI aborda la cuestión del uso del preservativo (páginas 130 a 132). El libro ha sido publicado en España por la Editorial Herder.

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Con su viaje a África en marzo de 2009 la política del Vaticano en relación con el sida quedó una vez más en el mira de los medios. El veinticinco por ciento de los enfermos de sida del mundo entero son tratados actualmente en instituciones católicas. En algunos países, como por ejemplo en Lesoto, son mucho más del cuarenta por ciento. Usted declaró en África que la doctrina tradicional de la Iglesia ha demostrado ser un camino seguro para detener la expansión del VIH. Los críticos, también de las filas de la Iglesia, oponen a eso que es una locura prohibir a una población amenazada por el sida la utilización de preservativos.

 

“El viaje a África fue totalmente desplazado en el ámbito de las publicaciones por una sola frase. Me habían preguntado por qué la Iglesia católica asume una posición irrealista e ineficaz en la cuestión del sida. En vista de ello me sentí realmente desafiado, pues la Iglesia hace más que todos los demás. Y sigo sosteniéndolo. Porque ella es la única institución que se encuentra de forma muy cercana y concreta junto a las personas, previniendo, educando, ayudando, aconsejando, acompañando. Porque trata a tantos enfermos de sida, especialmente a niños enfermos de sida, como nadie fuera de ella.

He podido visitar uno de esos servicios y conversar con los enfermos. Ésa fue la auténtica respuesta: la Iglesia hace más que los demás porque no habla sólo desde la tribuna periodística, sino que ayuda a las hermanas, a los hermanos que se encuentran en el lugar. En esa ocasión [vuelo a África en marzo de 2009] no tomé posición en general respecto del problema del preservativo, sino que, solamente, dije -y eso se convirtió después en un gran escándalo-: el problema no puede solucionarse con la distribución de preservativos. Deben darse muchas cosas más. Es preciso estar cerca de los hombres, conducirlos, ayudarles, y eso tanto antes como después de contraer la enfermedad.

Y la realidad es que, siempre que alguien lo requiere, se tienen preservativos a disposición. Pero eso solo no resuelve la cuestión. Deben darse más cosas. Entretanto se ha desarrollado, justamente en el ´ambito secular, la llamada teoría ABC, que significa: “Abstinence-Be faithful-Condom!” [Abstinencia-Fidelidad-Preservativo], en la que no se entiende el preservativo solamente como punto de escape cuando los otros dos puntos no resultan efectivos. Es decir, la mera fijación en el preservativo significa una banalización de la sexualidad, y tal banalización es precisamente el origen peligroso de que tantas personas no encuentren ya en la sexualidad la expresión del amor, sino sólo una suerte de droga que se administran a sí mismas. Por eso, la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte de la lucha por que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda desplegar su acción positiva en la totalidad de la condición humana.

Podrá haber casos fundados de carácter aislado, por ejemplo, cuando un prostituido utiliza un preservativo, pudiendo ser esto un primer acto de moralizacion, un primer tramo de responsabilidad a fin de desarrollar de nuevo una consciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Pero ésta no es la auténtica modalidad para abordar el mal de la infección con el VIH. Tal modalidad ha de consistir realmente en la humanización de la sexualidad.

¿Significa esto que la Iglesia católica no está por principio en contra de la utilización de preservativos?

Es obvio que ella no los ve como una solución real y moral. No obstante, en uno u otro caso pueden ser, en la intención de reducir el peligro de contagio, un primer paso en el camino hacia una sexualidad vivida de forma diferente, hacia una sexualidad más humana.

[©Libreria Editrice Vaticana – editorial Herder]

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