23.11.10

Benedicto XVI no es un ingenuo

A las 9:48 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Papas
 

“Santidad, en el ambiente mediático actual ¿no cree que un libro como este es un riesgo enorme?”. Con esas palabras Federico Lombardi intentó persuadir a Benedicto XVI de no aceptar la propuesta de Peter Seewald de hacer un libro-entrevista sobre temas de candente actualidad. La respuesta que recibió el vocero vaticano: una sonrisa cómplice de un Papa que sabía lo que hacía.

“Benedicto XVI no es un ingenuo. Sabía que sus palabras podían ser malinterpretadas y que se iba a hablar de los condones”. El jesuita Lombardi no fue esquivo esta vez. Durante la conferencia de prensa de presentación de “Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos” dijo claramente que el pasaje donde el pontífice justificó el uso de los preservativos en casos extremos no fue un error o una “burrada”, como algunos católicos prefirieron creer de primera mano.

El portavoz aseguró que las palabras del líder católico pretendieron poner en marcha una discusión que involucra a toda la humanidad. Las definió como un “gesto de coraje comunicativo”. No sólo eso, reveló también que la nota aclaratoria que él mismo firmó y publicó el domingo (se encuentra aquí) fue revisada por Joseph Ratzinger en persona.

Como ya lo dijimos en este espacio: el Papa no es un improvisado. Por el contrario, es una persona realista. Así quedó en claro en otro párrafo de “Luz del mundo” en el cual se refirió a la encíclica de Pablo VI “Humanae Vitae” (1968), el documento del magisterio que plasmó la doctrina de la Iglesia sobre los anticonceptivos materiales. Al respecto apuntó:

“Las perspectivas de la Humanae Vitae siguen siendo correctas. Ahora bien, encontrar nuevamente los caminos para poder vivirlas es algo diferente. Somos pecadores. Pero no deberíamos tomar como instancia contra la verdad el que esa elevada moral no se viva. Deberíamos hacer todo el bien que podamos y sostenernos y soportarnos mutuamente” (página 156).

Frases como esa demuestran que el sucesor de Pedro no vive en la Luna. Es consciente que la alta exigencia de la enseñanza eclesiástica cuesta. No por eso baja la cima de la montaña, pero también pide ser comprensivos los unos con los otros, sobre todo con quien no logra subirla.

Ese rasgo de realismo, casi dramático, es el hilo conductor de toda la entrevista con Seewald. En las páginas del libro el lector encontrará un Papa “tierra-tierra” en un lenguaje simple y coloquial. Pensamiento Ratzinger para neófitos. Lo que para algunos acérrimos defensores del magisterio papal podría ser un grave peligro, es el valor más apreciable del texto.

Por ello los sinceros custodios de la ortodoxia pontificia podrán reposar en paz, la doctrina está a salvo. Porque quien recorra todos y cada uno de los capítulos descubrirá que, con este ejercicio, Benedicto XVI donó a la Iglesia de una herencia particular: la convicción de que los Papas tienen una opinión personal más allá del magisterio y que, en ella, incluso se pueden equivocar.

Duda y controversia. Con la anticipación de algunos extractos del libro por parte de L’Osservatore Romano el sábado se desató una controversia y surgieron múltiples dudas. La primera de ellas corresponde a un problema idiomático ya que, en la versión en alemán al justificar el uso de los preservativos el Papa habló de “prostituto” al masculino mientras en la traducción italiana se colocó genéricamente “prostituta”.

Lombardi acabó de un plumazo con la controversia hoy al revelar que preguntó directamente al Papa sobre el tema y este le respondió que su comentario valía tanto para uno como para otro. De hecho la versión en español que tengo en mis manos en este momento utiliza el genérico “prostituido” (si es que tal palabra existe).

A final de cuentas la frase estuvo inspirada en la teoría del mal menor porque la Iglesia siempre ha justificado el uso del condón antes que la muerte por Sida. Sólo que no va predicándolo por allí alegremente.

Los errores. De todas maneras el mencionado no fue el único error de traducción, existieron muchos más quizás por tratarse de un original en alemán, idioma no necesariamente amigable. Varias de estas fallas (responsabilidad directa de los traductores) estaban en la parte dedicada a los judíos, otro tema de alto voltaje. El descubridor y corrector de tales equívocos fue nada menos que Gian Maria Vian, el cuestionado director de L’Osservatore Romano.

La pésima estrategia de comunicación. Justamente Vian fue quien desencadenó el peor bochorno en materia comunicativa del Vaticano en los últimos años con su anticipación del sábado. Gracias a él muchos medios que tenían espacios dedicados al Consistorio los tiraron literalmente a la basura para dedicarse a la intervención del Papa sobre el profiláctico.

Hoy puedo afirmar con seguridad que no hubieron “movidas extrañas” ni “conspiraciones internas” en la publicación del Osservatore, simplemente el deseo -mal encauzado- de Vian por anticipar a todos los medios italianos que en sus ediciones del lunes saldrían con pasajes de “Luz del mundo”. Como el diario vaticano no se edita el domingo y además es vespertino, el director no quiso llegar tarde con sus extractos .

El periódico del Papa no tiene embargo, porque publica las cosas oficiales”, explicaron en la redacción de Via del Pellegrino sobre su entuerto. Sólo olvidaron que, por ser el diario vaticano, sus informaciones pueden generar desmedidas bombas mediáticas.

Pero el error de Vian fue empujado por la Librería Editorial Vaticana y su director, Giuseppe Costa, quien no supo tener una coordinada estrategia de lanzamiento y permitió que los bocetos del texto circularan por doquier. Resultado: un cóctel molotov de magnitudes planetarias, la peor gaf de la comunicación vaticana en mucho tiempo.