28.11.10

biblia

Mt 24, 37-44. Estad en vela para estar preparados.

37 «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, 39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. 40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; 41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
42 «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
C

COMENTARIO

Primer Domingo de Adviento: prepararse

El que viene. Tiempo de preparación para la llegada del Mesías que, año tras año, nos recuerda que, por toda la eternidad, estará con nosotros.

En cuatro domingos preparamos el nacimiento del Hijo de Dios. En cada uno de ellos vamos comprendiendo que, ciertamente, la Verdad nos hace libres y que, sin ella, nada de lo demás vale la pena.

Estemos muy atentos al texto que, como Primer Domingo de Adviento, procura alentarnos por lo que somos y, también, ante lo que viene. Mateo, sin duda alguna, da en la diana de un comportamiento que no suele ser el más adecuado ante Dios y en cumplimiento de su voluntad.

Nos preparamos, así, sabiendo lo que no podemos olvidar.

Cómo estamos

Ante Dios sólo se puede permanecer de una forma: obediente. Así, si cumplimos lo que nos corresponde como hijos del Padre acordaremos con lo que decimos es nuestra fe. En eso nada hay de extraordinario.

Hoy también, como en tiempos de Noé, la vida nos proporciona posibilidades de vivirla de forma tal que nos apartemos de Dios. El hombre, así, con su exclusiva humanidad y llevado por la mundanidad, se limita a mantener la relación horizontal que lo hace compañero del compañero. No mira, sin embargo, hacia arriba (o hacia dentro en su corazón), y en justa relación vertical con Dios ora y convierte su vida en una imagen del Hijo, Jesucristo, Padre hecho hombre.

No podemos decir, sin embargo, que no se nos avise de lo que nos puede pasar. Las Sagradas Escrituras, más que de sobra, son una guía de nuestro padecer pero, sobre todo, de nuestro gozo en Dios. Seguirlas no debería ser algo fuera de lo normal sino, en todo caso, lo más ordinario para nosotros.

Nos separamos, de tal forma, de Dios que sólo una salvación in extremis de nuestro corazón y nuestra alma a través del Agua Viva que Cristo trajo, puede hacer que nos volvamos hacia Quién nos creó. Y por eso estos también son tiempos como los de Noé.

Necesitamos estar preparados

Prepararse. Es tiempo, éste, de necesidad especial de preparación.

Velad. Se nos pide que permanezcamos a la escucha por si viene el Señor de repente (no sabemos cuándo será). En la noche, pues, debemos no dejarnos vencer por el Mal porque sabemos que prometió su regreso.

Y es noche cualquier momento en el que abandonemos nuestra relación con Dios. Velad, entonces.

Es noche, también, cuando creemos que Dios nos ha abandonado y no sabemos cómo encarar el paso de nuestra vida. Velad, prepararse, saberse siempre unidos a Dios, entonces.

Y también es noche si no oramos y se nos pide, por eso, oración porque orar no es sólo mantener una relación directa con Dios sino, sobre todo, sabernos hijos porque nos espera nuestro Padre.

Prepararse. Es momento de no cejar en nuestro empeño de sabernos hijos para cumplir como debemos con el Creador.

Es muy posible que se nos diga, porque es cierto, que no necesita de nosotros para existir. Sin embargo, tampoco es poco cierto que Dios sólo puede entender que su voluntad sea cumplida y eso espera de nosotros.

Es instante, éste, de preparación. Dios entre nosotros llega, como siempre y por siempre.


PRECES

Por todos aquellos que prefieren el mundo a Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que prefieren no velar a la espera del Señor.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a no ser inconscientes sino conscientes de lo que supone el regreso de Tu hijo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán