1.12.10

Dedicación de la Catedral

A las 9:52 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

Hoy celebramos el 785 aniversario de la dedicación de la catedral de Tui. El obispo Esteban Egea consagró el templo el 30 de noviembre de 1225, festividad de San Andrés. Para respetar la fiesta de este apóstol, el aniversario de la dedicación se fijó, por orden del mismo obispo, el día 1 de diciembre.

Levantada en lo alto de una colina, la catedral tiene el aspecto externo de una fortaleza, flanqueada por torres. En la fachada norte se alza la torre de San Andrés, que en un principio era exenta y, posteriormente, fue unida al resto del edificio. Una de las estancias de esta torre fue, en tiempos, la cárcel del cabildo.

Merece la pena subir al triforio y descubrir la “otra” catedral, la que no se ve si uno se limita a visitar sus naves y capillas. Además de la mencionada torre de San Andrés, muy vinculada a la familia del obispo Juan Fernández de Sotomayor, se puede observar también, en la zona sur del edificio, lo que queda del palacio del obispo Diego de Muros; una buena muestra del gótico civil.

La liturgia del aniversario de la dedicación de la catedral, que en la propia iglesia tiene el rango de solemnidad, alude a la majestad de Dios que, desde el santuario, impone reverencia. Se le pide a Dios que en ese lugar santo se le ofrezca siempre “un servicio digno” para que así los fieles “obtengan los frutos de una plena redención”.

Torre de San Andrés

El edificio visible es signo de la comunión de Dios con nosotros: “En este lugar – dice el prefacio de la Misa – tú vas edificando aquel templo que somos nosotros, y así la Iglesia, extendida por toda la tierra, crece unida, como Cuerpo de Cristo, hasta llegar a ser la nueva Jerusalén, verdadera visión de paz”.

El templo visible – “sacramentum tantum” - remite al misterio de la Iglesia – “res et sacramentum” – y éste, a su vez, anticipa y se orienta a la Jerusalén del cielo – “res tantum” -.

En la catedral, iglesia madre de la diócesis, se hace actual, por la celebración de la Eucaristía, la ofrenda de Cristo en la Cruz y, a través de la enseñanza del obispo – ministro de la apostolicidad y de la catolicidad -, sigue resonando hoy en el mundo la voz viva del Evangelio.

Guillermo Juan Morado.