18.12.10

La crisis y los católicos

A las 2:35 PM, por Luis Fernando
Categorías : Cristianos en la vida pública, Actualidad, Sociedad siglo XXI
 

La crisis económica-financiera-político-institucional que está sufriendo España lleva cierto tiempo ofreciéndonos unas imágenes que creíamos imposible de ver en este país. Por ejemplo, hace tres días La Vanguardia publicó una información que señalaba la existencia de turnos para recoger comida de los cubos de basura. Lo que hasta hace no mucho era una “actividad” propia de los mendigos y sin techo, que en muchos casos han llegado a esa realidad vital por sufrir problemas mentales, empieza ser la manera en que gente “normal” logra parte del pan nuestro de cada día.

Cáritas se ha cansado de repetir que la miseria está alcanzando cotas insoportables. Y el panorama que tenemos por delante no deja lugar para el optimismo. Cada vez son más los parados que se quedan sin la prestación por desempleo, de manera que se encuentran literalmente sin dinero con el cual poder comprar alimentos, por no hablar de pagar facturas de luz, agua, etc.

A todo ello se une el hecho de que el Estado español tiene un serio problema para colocar la deuda en los mercados. Los que tienen el dinero necesario para prestarnos dinero no se fían -¡cómo fiarse teniendo a Zapatero de presidente!- y piden a cambio un interés elevado, que no hace otra cosa que empeorar la situación, pues la deuda, conviene saberlo, hay que devolverla. La gestión económica de los recursos públicos en España es catastrófica. Mientras que una familia sensata intenta no gastar más de lo que cobra, nuestros políticos han jugado durante años y años a gastar lo que no tenemos en partidas innecesarias, de manera que ahora no podemos gastar el dinero en aquello que realmente hace falta. Y no creo que haga falta decir que cuando hay gente que empieza a pasar hambre, todos los esfuerzos de la nación han de encaminarse a solucionar ese drama.

Sin embargo, precisamente la necesidad de reducir la deuda implica, según la ortodoxia económica propuesta por los expertos, que los gastos sociales han de recortarse. Es obvio que se podría gastar mucho menos dinero en gastos corrientes. Es evidente, al menos para mí, que el estado de las autonomías es responsable en parte de la ruina de España. Es claro que el actual gobierno es parte del problema y no de la solución. Pero todo esto importa poco a quienes se ven ante la tesitura de no saber con qué van a poder alimentar a sus hijos la próxima semana.

Es decir, aunque Zapatero sufriera una mutación milagrosa y empezara a hacer ahora lo que tuvo que hacer hace cuatro años -y los expertos dicen que en parte lo está haciendo-, tenemos por delante una etapa larga en la que no saldremos del abismo en el que estamos metidos. La actividad social de la Iglesia es una locomotora que apenas da más de sí. El dar de comer al hambriento y de beber al sediento forma parte del ADN cristiano y católico, pero nuestros recursos son limitados. El milagro de la multiplicación de los panes y los peces tuvo lugar una vez en la historia y no parece que hoy podamos repetirlo para solucionar aquello que nuestros gobernantes no saben, no pueden o no quieren solucionar.

En todo caso, es hora de hacer un llamamiento a los católicos para que nos pongamos manos a la obra. Cáritas funcionará mucho mejor si le aportamos mucho más dinero del que hoy por hoy aportamos. Por tanto, cada vez que en las misas se pase el cepillo y se diga que la recaudación va para Cáritas, debemos ser mucho más “generosos". No es una opción. Es nuestro deber como hijos de Dios.

Luis Fernando Pérez Bustamante