23.12.10

Hoy es el día de la salud... ¿Para la Iglesia católica?

A las 1:12 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
 

Como suele ser habitual, el que esto escribe no ha pillado ni un mísero maravedí de la lotería de ayer, 22 de diciembre. Nada de nada, vamos.

Se suele decir, por eso mismo, que el día siguiente al del “gordo”, bien se le puede tener como el gran día de la salud porque, a falta de monedas, billetes o depósitos de papeletas premiadas en los bancos y cajas de ahorro, lo único que nos queda es, precisamente, el bienestar físico. Al menos eso.

Pero, además, y aprovechando que este río pasa por Valladolid (como el famoso Pisuerga) o por donde sea que pase el que sea y que podemos arrimar el ascua a nuestra sardina eclesiástica, a mí me gustaría que hoy mismo, primero después del 22 de diciembre y uno antes de que nazca el Hijo de Dios (es decir, en el justo medio donde, dicen, está la virtud), sea, también, el día de la salud de la Iglesia católica.

Esto lo digo porque podemos pedir, por ejemplo, que para que se cumpla deseo tan benéfico para la Esposa de Cristo, a partir de ahora mismo se produzca lo que sigue:

-Que los fieles católicos tengan como base de su comportamiento lo dicho en la Iglesia católica y no presten oído a cantos de sirena.

Esto sería muy bueno para la salud de la Iglesia católica.

-Que las personas que forman parte del clero sepan dar rienda suelta a su fe y no actúen de forma políticamente correcta o, lo que es peor, con respetos humanos.

Esto le vendría de perlas a la salud de la Iglesia católica.

-Que las personas que, por sus cargos eclesiásticos, asumieron la labor de ser pastores de sus ovejas (digamos, por ejemplo, los obispos) cumplan con sus deberes de corrección y puesta en práctica efectiva del derecho penal eclesiástico o, al menos, de la corrección fraterna.

Esto vivificaría mucho el diario existir de la Iglesia católica.

-Que aquellos que tienen especial encargo de evangelizar no cejen en su empeño de llevar a cabo la misión que Cristo ya nos encomendó en Pentecostés.

Esto sería algo muy provechoso para la Iglesia católica.

-Que las personas que desempeñan labores teológicas desde sus cátedras o desde las diversas tribunas que los medios de comunicación modernos ofrecen sepan regir sus vidas, escritos y palabras por lo que se dicta desde el Magisterio de la Iglesia católica.

Esto agradaría mucho a Dios al que no se puede engañar con artificios o desvaríos espirituales.

Así, fieles del común, sacerdotes, obispos y teólogos harán lo posible para que la salud de la Iglesia católica no devenga enfermiza y termine por parecer algo insulso cuando no ajeno a la sociedad en la que está incardinada.

¿Sería, eso, mucho pedir?

Absténganse de contestar aquellos que, de una manera o de otra, se encuentran mirando por encima de su particular hombro a la gran mayoría de piedras vivas que conformamos la Iglesia católica y que, de vez en cuando, rumian sus perturbadoras ideas para volver a deglutir unos pensamientos que los definen como falsos profetas.

Y es que por sus hechos los conocemos.

Eleuterio Fernández Guzmán