Abdula Hermiz, director de la oficina de Bienes Cristianos en Irak

"Occidente quiere que el cristiano iraquí viva humillado"

"Que nos ayuden a abandonar este infierno"

Redacción, 27 de diciembre de 2010 a las 18:02
 

El antiguo ministerio de Bienes Religiosos de Irak se dividió en tres después de la caída del régimen de Sadám. Musulmanes suníes y chiíes fundaron sus propias oficinas autónomas, la tercera fue para el resto de minorías y quedó liderada por los cristianos, que forman el grupo minoritario principal del país. Abdula Hermiz Jajo Al Noufali ocupa la dirección de este organismo con rango de ministerio cuya misión es «velar por la seguridad de las posiciones no islámicas del país». Lo cuenta Mikel Ayestarán en ABC.

Junto a cristianos, yezidis y mandeos son las otras minoría bajo el control de Al Noufali que recuerda que «también hay un puñado de judíos, pero ellos están bajo supervisión directa de Interior».

Las fotografías de los distintos encuentros con el Papa Benedicto XVI presiden el salón principal. Al Noufali las descuelga y lamenta la hipocresía de los gobiernos occidentales porque «somos auténticas víctimas políticas de occidente. Ante la opinión pública se dice una cosa, pero luego se actúa de manera distinta. Parece que quieren que el cristiano iraquí viva humillado, no hay ninguna facilidad para que podamos tener visados que nos ayuden a abandonar este infierno». Separado desde hace trece años de parte de su familia, actualmente en Australia, este ingeniero retirado sueña con dejar también pronto su cargo al frente de la oficina de bienes cristianos para «emigrar y poder vivir con tranquilidad».

En su mesa se acumulan periódicos y papeles, informes y más informes enviados por las distintas parroquias de Bagdad con el número de fieles que piden sus certificados de bautismo para abandonar la capital, «si seguimos a este ritmo vamos a acabar como los judíos, que no son más de cincuenta». Su larga experiencia en el cargo le permite analizar las causas de esta salida de los cristianos del país iniciada en 2003 y acentuada tras el ataque del pasado 31 de octubre contra la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación en pleno centro de Bagdad.

«El primer ataque llegó en 2004 y luego todo fue sucediendo de forma progresiva. Secuestros de sacerdotes, asesinato de un obispo, cierre de iglesias, ataques contra casa particulares... un goteo de violencia e intimidación que ha obligado a la gente a salir de Irak».

El deterioro de la situación les llevó a formar su propia guardia cristiana para templos y escuelas, pero debido a la emigración precisan de forma urgente el alistamiento de cuatrocientos jóvenes, de momento sólo cuentan con veinte voluntarios. Al Noujafi no es optimista y duda de la practicidad de algunas medidas propuestas como la creación de una provincia cristiana al norte del país porque «lo que necesita este país de verdad es el fin del extremismo religioso en los consejos locales, un extremismo que coarta las libertades individuales y amenaza la convivencia histórica entre religiones».