Una nueva modalidad de autoritarismo condena a la marginalidad todo intento de madurez

La trituradora televisiva: del alboroto sectario a la liquidación de la disidencia

El disidente que cuestione la sagrada ley de la histrionada, el morbo y la trivialidad corre el riesgo de acabar en la picota del cotilleo

Redacción, 30 de diciembre de 2010 a las 07:37

 

Por una de esas inquietantes paradojas de la libertad, cuya propia esencia tiende a propiciar su abuso irresponsable, la época de mayor pluralidad nominal ha convertido a la televisión en una máquina de devastación autoritaria.

La fragmentación de las audiencias ha desembocado en una enloquecida carrera de envilecimiento, un frenesí de amarillismo y crispación que atropella cualquier indicio de racionalidad, un alboroto sectario y cotilla que condena a la marginalidad todo intento de madurez o de equilibrio.

Eccribe Ignacio Camacho en ABC, en una columna que dedica a Alfonso Ussía:

"La moderación, la brillantez intelectual o el simple buen gusto están siendo arrasados por un tornado de fanatismo, banalidad y grosería, cuyo mayor peligro no es tanto la extensión de un clima viciado de frívolo chismorreo y zafia superficialidad sino la imposición de una voluntad de liquidación de la disidencia".

"Todo el inmenso poder prescriptivo del medio audiovisual ha devenido en una atmósfera intimidatoria en la que la independencia crítica sufre una ofensiva de avasallamiento. Con la excusa del entretenimiento el prime timese ha transformado en una trituradora de reputaciones que aniquila la autonomía de pensamiento bajo la amenaza de quebranto de la fama".

Se trata de una nueva modalidad de autoritarismo. El disidente que cuestione la sagrada ley de la histrionada, el morbo y la trivialidad corre el riesgo de acabar en la picota del cotilleo o de resultar ejecutado sin contemplaciones en un expeditivo juicio de maniqueísmo ideológico.