8.01.11

Virgen del Carmen de Maipú

 

El 24 de octubre de 1923 el Papa Pío XI elevó al honor de “Patrona de Chile” a Nuestra Señora del Carmen de Maipú, pues hasta entonces lo era del Ejército y de la Armada de aquella nación hermana.

Entonces declaró el Santo Padre, en el Breve apostólico, “a la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, Patrona Principal de toda la República Chilena, concediéndole todos los privilegios y honores que a los principales Patronos de los lugares por derecho competen”.

La Virgen María, en la advocación del Carmen de Maipú también fue requerida para que interviniera en la guerra independentista que Chile llevó a cabo. Y, como no puede ser de otra forma, también intervino a favor de los desfavorecidos que, sin duda alguna, eran los chilenos de entonces que se acogieron a la Madre de Dios, como suele suceder en los malos tiempos, para que les echara una mano.

Pero la devoción por María en la advocación de Virgen del Carmen había empezado, seguramente, con el mismo descubrimiento de aquellas tierras.

La Marina española, que tiene como patrona a la Virgen del Carmen (En 1515 el navío del señor y maestre Gaspar Rodríguez tenía como Patrona a la Virgen del Carmen o en 1602 iba como Patrona de la Armada en la expedición exploradora de California, por ejemplo), al llegar a aquellas tierras tuvo que llevar, consigo, imágenes de la misma y la devoción se extendió por aquellos territorios recién descubiertos.

Sin embargo, fueron los Agustinos de Concepción los encargados de fundar en Chile una Cofradía denominada del Carmen. Así se dice que “la devoción de los fieles fundó en este convento una hermandad de N. M. Stma. Del Carmen, siendo los fundadores nueve sujetos los más principales de la ciudad; haciendo cabeza el Sr. Marqués de Baides, Gobernador y Capitán General de este Reyno de Chile”. Se firmaron las constituciones el 15 de abril de 1643.

Posteriormente, en 1785 don Martín de Lecuna encargó, a un escultor afincado en Quito (Ecuador) que hiciera una imagen de Nuestra Señora del Carmen atendiendo, así, la especial devoción que se le tenía.

Y fue, volviendo a lo dicho arriba, durante la guerra de la independencia de Chile de España momento en el cual los independentistas tomaron a la Virgen del Carmen como patrona de su ejército.

Así, en 1818 cuando más fuerte era el avance de los españoles, los fieles chilenos acudieron en oración a la catedral par pedir a la Virgen del Carmen que interviniera en su favor. Por eso prometieron que En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulen este voto, en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria“.

Y así se hizo porque el 5 de abril de aquel año, cuando la batalla era más encarnizada, el General San Martín arengó a sus tropas al grito de Nuestra Patrona, la Santísima Virgen del Carmen nos dará la victoria y aquí mismo le levantaremos la iglesia prometida para conmemorar ese triunfo“.

Y, en efecto, empezaron a levantarla antes de que acabar aquel año y se construyó el santuario que se terminó decenios después, en 1892.

Por otra parte, y ya volviendo a nuestros días el 3 de abril de 1987 Juan Pablo II Magno, en su viaje a Chile, llevó a cabo, en la explanada del Santuario Nacional de Maipú, la Consagración de Chile a María. Y lo hizo con la siguiente oración:

Bendito seas Tú, Señor Dios del cielo y de la tierra, que en tu justicia y tu misericordia exaltas a los humildes y humillas a los soberanos, este maravilloso designio salvador nos ha ofrecido el modelo más Perfecto en el Verbo hecho carne en la Virgen, su Madre.

Mira con bondad a tu pueblo, Señor, que al poner una corona real sobre esta imagen de la Virgen María y de su Hijo, reconoce al Señor Jesús como Rey del Universo y aclama a la Virgen Madre como su Reina.

Te rogamos, Padre, nos concedas que siguiendo el ejemplo que nos dan, también nosotros podamos consagrarnos a tu servicio en el amor, en la mutua donación, para alcanzar un día la gloria del Cielo, donde tú mismo darás la Corona de la Vida a quienes te hayan servido con toda fidelidad, por Jesucristo Nuestro Señor.

Y es que a María no suele ganarle nadie en intercesión.

Señora del Carmen de Maipú, ruega por nosotros.

Para el Evangelio de cada día.

Eleuterio Fernández Guzmán