Se disparan los casos en los últimos meses

La crisis convierte las iglesias en un blanco para los ladrones

"Los 'cacos' espabilan y aprovechan lo que sea"

Redacción, 10 de enero de 2011 a las 12:08
 

El viernes pasado detuvieron en Puebla de la Calzada a un hombre de 43 años por robo. En su coche llevaba los objetos que había sustraído horas antes: aparatos informáticos, electrodomésticos y una Biblia. Parece insólito encontrar las Sagradas Escrituras entre los objetos robados, pero es que este 'caco' había elegido como botín la iglesia de la localidad. Este incidente puede parecer anecdótico, pero la realidad es que los edificios religiosos se han convertido en un blanco para los ladrones. Lo cuenta Natalia Reigadas en Hoy.

Sólo en los tres últimos meses se han producido seis detenciones en Extremadura por robos en iglesias y en todo 2010 la cifra de hurtos se dispara. Lo de meter la mano en el cepillo, por ejemplo, ha pasado de ser una expresión a una realidad. En Calamonte, el Día de los Inocentes y no es una broma, un varón de 33 años fue pillado 'in fraganti' cuando forzaba los lamparios tras haber accedido a la parroquia rompiendo una ventana.

Sólo una semana antes se produjo una escena similar en la iglesia de Villanueva del Fresno. Un individuo de 24 años fue detenido tras apoderarse de 760 euros de los donativos de los fieles. El autor allanó dos veces la misma parroquia donde, tras forzar con un gato hidráulico las rejas de una de las ventanas, entró en la sacristía para robar los lampadarios.
No es el único templo que ha sido atacado más de una vez. El ejemplo más llamativo es la parroquia de Santiago, en Cáceres, que sufrió cinco robos en menos de cuatro meses. Aquí los autores no se conformaron con llevarse dinero, la cofradía de la Sagrada Cena, que guarda allí sus pasos de Semana Santa, perdió numerosas joyas de la hermandad. Una semana después desapareció el broche de oro de la Virgen del Sagrario. Lo sustituyeron por el de plata y este fue robado 12 días después. Al poco tiempo vaciaron el cepillo de la parroquia y el mismo 'modus operandi' se repitió un mes después.

«Siempre ha habido este tipo de problemas, pero si parece que hay más. Es más sensible porque se trata de lugares públicos donde entran todos», explica José Antonio Fuentes, vicario general de la Diócesis de Cáceres y delegado de Patrimonio.

Por su parte, Sebastián González, vicario general del Arzobispado de Mérida-Badajoz cree que se trata de una mala racha. Él mismo fue párroco durante siete años en San Juan de Rivera y recuerda haberse enfrentado a este tipo de hechos. Lamenta los sucesos a los que se enfrenta parroquias como la de Calamonte, Puebla de la Calzada y Villanueva de la Serena no sólo por lo robos en sí, sino por la realidad que hay detrás de ellos.

«Es doloroso porque nos encontramos, en la mayoría de los casos, con personas desestructuradas a las que muchas veces hay que ayudar y a las que ayudamos», añade.

En ocasiones lo peor de estos robos no es la sustracción de dinero, sino los daños que causan los ladrones. Este fue el caso, por ejemplo, del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, en Fregenal de la Sierra, donde los delincuentes, que finalmente no pudieron acceder al interior de la iglesia, destrozaron una de las puertas laterales.

En Navalmoral de la Mata también saben lo que es este problema. En abril, unos ladrones robaron en San Andrés, pero lo peor no fueron los 200 euros sustraídos, sino los daños. Los autores se llevaron el corazón de las siete espadas de la Virgen de los Dolores y rompieron la custodia de plata para robar la parte superior.

Los peores casos, sin embargo, se han dado en Badajoz. En octubre y aprovechando el puente del Pilar, unos ladrones usaron un martillo y un cincel para apropiarse la talla de Santa Ana que adornaba el pórtico de esta iglesia. A pesar de ser una réplica tiene un alto valor patrimonial y puede alcanzar un alto coste en el mercado negro de obras de arte.

La Iglesia de la Concepción de Badajoz, en pleno Casco Antiguo de la capital pacense, ha tenido más suerte. Esta misma semana la Policía Nacional ha recuperado diversos candelabros y ánforas que habían sido sustraídos de este templo por un ladrón que se introdujo supuestamente a través de una ventana que da a la vía pública. El 'caco' fue detenido mientras trataba de robar en un establecimiento de hostelería y posteriormente se le relacionó con el suceso en la iglesia.

Según apuntan los afectados, la crisis puede ser la causante de esta oleada de delitos en las propiedades eclesiásticas. «La situación económica trae consigo estas cosas. Los 'cacos' espabilan y aprovechan lo que sea», explica el vicario general de la Diócesis de Cáceres.

«En muchos casos son personas con problemas graves que roban en un descuido o entran después y a la vez son atendidas por los servicios de la iglesia y por supuesto, les seguiremos atendiendo», añade Sebastián González, vicario general del Arzobispado de Mérida-Badajoz.

Eso sí, la situación ha provocado que las víctimas respondan y muchas parroquias e iglesias se están planteando aumentar sus medidas de seguridad. En algunos casos, como explica González, las mejoras se limitarán a reforzar las puertas o tener especial cuidado hasta que pase la mala racha.

En otros casos, sin embargo, los templos se blindarán por completo. Por ejemplo, antes de febrero, se instalarán cámaras de seguridad en la Concatedral de Santa María y en la Preciosa Sangre, ambas en Cáceres. Según José Antonio Fuentes, es una medida necesaria a pesar de que estos lugares ya cuentan con alarmas y otros sistemas de seguridad.

Está probado que adoptar este tipo de medidas funciona. Por ejemplo, la iglesia de San Juan, también en Cáceres, era hace tiempo uno de los templos más afectados por los robos. Hace dos años decidieron incrementar los sistemas de seguridad y el problema ha desaparecido.