11.01.11

Estamos locos de atar

A las 12:16 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
 

Está bien que, de vez en cuando, alguna persona cuerda y con dos dedos de frente saque, nos saque, a los católicos, de los errores en los que solemos caer.

Está bien que cuando una persona especialmente ilustrada dedica su tiempo a analizar lo que en la Iglesia católica se dice y encuentra alguna grieta en el pensamiento de la Esposa de Cristo y en la doctrina que transmite… está bien, digo, que la tal persona utilice su tiempo para hacer que nos lavemos la cara del espíritu y nos demos cuenta de la realidad.

Está bien, también, que cuando personas de la más alta calidad moral y cuyo comportamiento sólo puede considerarse como éticamente presentable y son espejo para la sociedad… está bien, digo, que tales personas sean faros a los que mirar en un momento de pérdida del horizonte de la vida.

Todo esto está muy bien y hemos de agradecer, en tal caso, que se nos pongan las cartas sobre la mesa.

Sin embargo, y por todo lo dicho arriba, a mí me parece que estamos locos de atar. Los católicos estamos para que nos encierren y, luego, tiren la llave muy lejos.

Según se ha leído, el Obispo de Córdoba, don Demetrio Fernández dijo algo así como que la UNESCO tenía la intención de, a través de sus planes de actuación, difundir la homosexualidad por todo el orbe. Y eso no es nada raro porque la misma defiende, a machamartillo, la llamada “ideología de género” que tiene su forma de ser, precisamente, en tener como esencial que el sexo con el que se nace no tiene importancia y que cualquiera puede cambiarlo como quien se cambia de calcetines o de pantalones.

Pues ante esto, digo, los católicos tenemos que estar locos perdidos para mantener la calma cuando se dice, del Obispo de Córdoba y, por extensión de todo católico que pueda estar de acuerdo con lo dicho por el mismo, que estamos “trastornados, completamente alejados de la realidad, alienados en un mundo imaginario que solo ven ellos pero del que siguen hablando como si fuera real.”

También tenemos que estar locos perdidos por mantener la calma cuando se dice que cuando alguien escucha lo que podemos decir al respecto, en realidad se escucha “a unos trastornados”.

Y, para remate, también me parece que los católicos tenemos que estar locos perdidos cuando mantenemos la calma cuando se dice que la Iglesia católica es una “institución formada en su mayor parte por hombres incultos, soberbios, groseros, misóginos, supersticiosos, intolerantes, llenos de odio, frustraciones, amargura y, sobre todo, mucho miedo; miedo a que todo el mundo se de cuenta de su terrible inanidad.

Por eso digo que los católicos estamos, en efecto, locos de atar. Pero nuestra locura, a diferencia de lo que personas entienden que sea, es de la especie que pone por delante del odio la comprensión hacia las deficiencias intelectuales de determinadas personas que tienen por bueno lo antinatural y lo aberrante y han escondido los talentos que Dios les dio porque no quieren que rindan para su Reino.

Y es que esto, lo causante de cierta locura católica, lo ha escrito, en “El Plural”, Beatriz Gimeno que es escritora y, sobre todo, fue presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y es, por lo tanto, un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones aborregadas por el poder establecido.

Es la misma que allí ha escrito que, ante lo dicho por el Obispo de Córdoba, echó “la cuenta de las lesbianas que seríamos para cuando la mitad de las mujeres del mundo lo fueran y me recorrió un escalofrío: más de mil millones”. Y se emociona con tal dato y lo llama “noticia excitante”.

Dice que la locura abunda en el catolicismo cuando se dicen cosas como las aquí traídas. Es, eso, bien cierto, porque, hay una locura que está muy lejos de una persona que dice que no “cree en dios” (en minúscula lo pone) y la que nunca, al parecer, alcanzará: la locura del amor por Cristo.

Y así, claro, se escriben ciertas cosas.

Eleuterio Fernández Guzmán