12.01.11

¿Basta con ser buen científico para pertenecer a la Academia Pontificia de las Ciencias?

A las 10:08 AM, por Luis Fernando
Categorías : Cultura de la vida, Cultura de la muerte, Actualidad
 

El neurocirujano brasileño Miguel Nicolelis ha sido recientemente designado como miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias (APC). Este señor es conocido en el ámbito científico por sus experimentos realizados con robots neurológicamente controlados. El problema es que resulta igualmente conocido por manifestarse a favor del aborto y de los matrimonios homosexuales. Y es ahí donde surge el problema, el conflicto: ¿puede alguien perteneciente a una Academia Pontificia ser pro-abortista y pro-lobby gay?

Es obvio que a Nicolelis no le han hecho miembro de la APC por su capacidad de recitar el credo ni de dar clase de catequesis en su parroquia. Evidentemente no se hace un examen de doctrina y moral católica a todos los candidatos a ser miembros de la institución vaticana. Como bien dice el interesado, “hay otro colega en la Academia, el físico Stephen Hawking, que tiene las mismas opiniones que yo. La Academia de Ciencias deja claro en sus estatutos que ninguno de sus miembros ha de creer en Dios o pertenecer a la religión católica“. Hasta ahí, todo bien, más o menos. Ahora, una cosa es no ser católico y otra muy diferente ser un personaje que públicamente arremete contra todo aquello que la Iglesia está defendiendo en el ámbito de la defensa de la vida y de la familia.

Puedo entender que la APC no esté cerrado a los no católicos. Pero no puedo aceptar que se permita ser miembro de la misma a personajes que son instrumentos de la cultura de la muerte. Es decir, no creo que baste con ser un buen científico para pertenecer a esa Academia Pontificia. Debe de establecerse que los candidatos tengan un mínimo de concordancia ética y moral con la Iglesia. No creo que la misma deba prestarse a que en el currículum de proabortistas aparezca la condición de miembros de la APC. Es una cuestión de sentido común e incluso de decencia institucional.

Luis Fernando Pérez Bustamante