12.01.11

Juan Pablo II, a un paso de los altares

A las 6:58 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Sin categorías, Legionarios de Cristo, El Vaticano
 

Juan Pablo II está a un paso de los altares, sólo falta la firma de Benedicto XVI para que sea beato. Hace unos días un grupo de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos aprobaron el milagro atribuido a la intercesión de Karol Wojtyla: la curación inexplicable de una monja francesa del mal de Parkinson. Ahora únicamente resta que el episodio sea sometido a la atención de Joseph Ratzinger, cosa que podría ocurrir esta misma semana.

Todo el proceso se manejó con gran hermetismo. Aún así las espesas paredes del Vaticano no evitaron que se filtraran algunos particulares. Luego de un 2010 en el cual el proceso de beatificación del Papa polaco pareció estancado, a finales del año pasado se destrabó.

Es importante recordar que hace más de un año, el 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI firmó el decreto por el cual reconoció las “virtudes heroicas” de Karol Wojtyla. Con ese gesto concluyó la primera fase de su proceso de canonización y automáticamente lo elevó al rango de “venerable”. Lo que restaba por hacer era analizar el “milagro”, en este caso la curación de Marie Simon-Pierre, la religiosa de 44 años que en 2005 sanó del Parkinson, la misma enfermedad que padeció su benefactor.

En Roma se esperaba que, antes de terminar el 2010, el asunto estuviera cocinado. No fue así. Esto ocurrió porque la comisión médico-científica que analizó el caso no llegó inmediatamente a la unanimidad. Uno de sus miembros tenía dudas sobre el correcto diagnóstico hecho a la monja por los médicos franceses. Por eso El Vaticano debió ordenar una nueva pericia. Los resultados llegaron en diciembre y allanaron el camino.

Por eso los médicos pudieron dictaminar que el episodio fue una curación “espontánea, completa y duradera”, no explicable mediante la ciencia. Así el expediente fue turnado a una comisión de teólogos cuyo trabajo fue más sencillo. Ellos debieron comprobar que el “milagro” se debió a la intercesión de Juan Pablo II y no de otro santo. En este caso la prueba fue inequivocable porque todas las compañeras de la monja curada rezaron durante días al Papa polaco por la sanación de su hermana.

Una vez salvados esos dos escollos, hace unos días se reunieron en Roma los cardenales y obispos para certificar todo el proceso y así lo hicieron. Ahora sólo resta que el prefecto para las Causas de los Santos, Angelo Amato, someta el expediente a la atención de Benedicto XVI.

Según nos confirmaron fuentes vaticanas el cardenal será recibido por el Papa el próximo viernes por la mañana y, aunque nadie lo quiere afirmar públicamente, en esa reunión se estudiará el tema. De todas maneras existe una buena posibilidad que el decreto de aprobación del milagro no sea publicado ese mismo día y que sea el mismo Joseph Ratzinger el responsable de hacer el anuncio en los próximos días.

Una vez autorizado el milagro habrá que decidir la fecha de la ceremonia de beatificación. Algunas almas sacras esperan en abril, una jornada cercana al sexto aniversario de su muerte que caerá en sábado 2. Otros se inclinan por el domingo 16 de octubre, efeméride de su elección como sucesor de san Pedro en 1978.

Serafines susurran.- Que a esta altura del avance en el proceso de beatificación El Vaticano obviamente descartó cualquier posible impacto a la causa de Juan Pablo II del escándalo vinculado al fundador de los Legionarios de Cristo (aquí un amplio reportaje sobre el tema).

El tema fue manejado en México, sobre todo a nivel de la prensa, hace unos días cuando se anunció la inminente llegada a los altares del “Papa peregrino”. Para algunos resulta imposible que el pontífice desconociera la gravedad de las acusaciones contra el sacerdote y, por tanto, seguramente lo encubrió. Ergo no puede ser santo.

El tema, en realidad, es un poco más complicado. Una cosa es cierta: el affaire Maciel sí fue analizado durante las discusiones respecto a la vida y obra del futuro beato. Y no fue el único tema incómodo estudiado con detalle. De hecho el postulador de la causa de canonización, Slawomir Oder, debió redactar un volumen que incluyó todos los “temas explosivos” del pontificado Wojtyla. Cada uno fue aclarado.

Ese documento titulado “sub secreto” incluyó una carta (número de protocolo 147/05–14478) enviada el 17 de noviembre de 2007 por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, William Joseph Levada, en la cual respondió a una solicitud de la sección para los Santos sobre el caso Maciel y Juan Pablo II.

“Al respecto, la única respuesta que esta congregación está en grado de ofrecer es la siguiente: existen algunas cartas y súplicas dirigidas a Juan Pablo II de parte de los denunciantes. Empero, no resulta algún involucramiento personal del siervo de Dios en el procedimiento contra el padre Marcial Maciel”, indicó el purpurado.

Esto bastó para dejar en claro que el fundador de la Legión no será una mancha en la santidad personal de Karol Wojtyla. Finalmente la Iglesia, al beatificarlo, no suscribirá todas sus decisiones de gobierno (algunas de las cuales pudieron ser erradas). Lo importante, en este caso, es que haya tomado todas sus determinaciones siempre con recta intención. Nadie tiene dudas: Juan Pablo magno está en el cielo.

Tomando en cuenta la confiabilidad de los denunciantes y la gravedad de las acusaciones, no queda otra que pensar en quienes, en el primer círculo del Papa, fueron un agudo filtro. Ellos son culpables de la inacción del pontífice y deberían, en un acto de justicia, asumir su responsabilidad.