Boletín Zenit

ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 14 de enero de 2011

Santa Sede

Juan Pablo II, beato el próximo 1 de mayo

El milagro que permitirá la beatificación de Juan Pablo II

Los restos de Juan Pablo II serán trasladados

Así ha sido el proceso de beatificación de Juan Pablo II

Juan Pablo II es amigo e intercesor, explica el portavoz vaticano

El Papa aprueba siete beatificaciones aparte de la de Juan Pablo II

Semana de oración por la unidad de los cristianos: El Papa en San Pablo

El Papa destaca la necesidad de apoyar la maternidad de manera concreta

Mundo

Cardenal Koch a los coptos: Los cristianos deben buscar juntos la paz

Indonesia: Ataque a las iglesias cristianas

Una agenda de la Comisión Europea elimina las fiestas cristianas

Análisis

Se moviliza el frente para la defensa de los cristianos en el mundo

Espiritualidad

Evangelio del domingo: Un Cordero de mansedumbre y fortaleza

Documentación

Comunicado final de la reunión de la Coordinadora para Tierra Santa de 2011

Discurso del Papa a los administradores locales de Roma y del Lazio

Decreto de beatificación de Juan Pablo II


Santa Sede


Juan Pablo II, beato el próximo 1 de mayo
En el domingo de la Divina Misericordia
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El papa Juan Pablo II será beatificado el próximo 1 de mayo, que este año coincide con la fiesta de la Divina Misericordia, segundo domingo de Pascua.

Lo anunció este viernes el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, tras hacerse pública la aprobación del decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión de Karol Wojtyla.

Una nota informativa de la Congregación para las Causas de los Santos publicada este viernes por la Oficina de Información de la Santa Sede detalla el Iter de la causa de beatificación de Juan Pablo II.

La fecha de la beatificación del papa polaco se hace pública después de que el pasado 11 de enero, los cardenales y obispos de esta Congregación consideraran “milagrosa” la curación de la religiosa Marie Pierre Simon por intercesión de Juan Pablo II.

La causa de beatificación de Juan Pablo II “por Dispensa Pontificia empezó antes de que transcurrieran los cinco años de la muerte del Siervo de Dios, requeridos por la normativa vigente”, recuerda la nota publicada hoy.

“Ese procedimiento fue solicitado por la imponente fama de santidad” de Juan Pablo II “en vida, en muerte y después de la muerte”, continúa el texto.

“Por lo demás, fueron observadas íntegramente las comunes disposiciones canónicas referentes a las Causas de beatificación y de canonización”, aclara la Congregación.

La nota continúa explicando el proceso seguido para la beatificación del antecesor de Benedicto XVI: entre junio de 2005 y abril de 2007 tuvo lugar la investigación diocesana principal romana y las rogatorias en diversas diócesis sobre la vida y las virtudes, y sobre la fama de santidad y de milagros de Juan Pablo II.

“La validez jurídica de los procesos canónicos fue reconocida por la Congregación para las Causas de los Santos con el Decreto del 4 de mayo de 2007”, explica la nota.

“En junio de 2009, examinada la respectiva Positio, nueve consultores teólogos del dicasterio dieron su parecer positivo sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios”, señala el texto.

“En el noviembre siguiente, siguiendo el usual procedimiento, la misma Positio fue después sometida al juicio de los padres cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que se expresaron con sentencia afirmativa”.

“El 19 de diciembre de 2009 el Sumo Pontífice Benedicto XVI autorizó la promulgación del Decreto sobre la heroicidad de las virtudes”, recuerda la nota.

“De cara a la Beatificación del Venerable Siervo de Dios, la Postulación de la Causa presentó al examen de la Congregación de las Causas de los Santos la curación de la 'enfermedad de Parkinson' de la hermana Marie Simon Pierre Normand, religiosa del Institut des Petites Soeurs des Maternités Catholiques.

“Como es habitual, las abundantes Actas de la Investigación canónica, y regularmente instruida, junto a los detallados exámenes médico-legales, fueron sometidos al examen científico de la Consulta Médica del Dicasterio de las Causas de los Santos el 21 de octubre de 2010”.

“Sus peritos, tras haber estudiado con la habitual escrupulosidad los testimonios del proceso y toda la documentación, se expresaron a favor del carácter científicamente inexplicable de la curación”.

“Los consultores teólogos, tras haber examinado las conclusiones médicas, el 14 de diciembre de 2010 procedieron a la valoración teológica del caso y, por unanimidad, reconocieron la singularidad, antecedencia y la coralidad de la invocación dirigida al Siervo de Dios Juan Pablo II, cuya intercesión había sido eficaz para los fines de la prodigiosa curación”.

“Finalmente, el 11 de enero de 2001, se celebró la sesión ordinaria de los cardenales y de los obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que emitieron una unánime sentencia afirmativa”.

Esa sentencia, concluye la nota, considera “milagrosa la curación de la Hna. Marie Pierre Simon, en cuanto realizada por Dios de manera científicamente inexplicable, tras la intercesión del Sumo Pontífice Juan Pablo II, invocado con confianza tanto por la misma sanada como por muchos otros fieles”.

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El milagro que permitirá la beatificación de Juan Pablo II
Una religiosa francesa curada de Parkinson
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha confirmado este viernes que el milagro reconocido por Benedicto XVI como atribuido a la intercesión de Juan Pablo II es la curación de Parkinson de una religiosa francesa.

Es el caso de sor Marie Simon Pierre (su nombre de bautismo es Marie-Pierre), de la Congregación de las Hermanitas de las Maternidades Católicas, nacida en 1961 en Rumilly-en-Cambrésis.

Según ha aclarado el cardenal Amato, "la enfermedad fue diagnosticada en el año 2001 por el médico que la atendía y por otros especialistas. La religiosa recibió los tratamientos paliativos que, obviamente, más que curarla, atenuaban parcialmente los dolores".

"Ante la noticia del fallecimiento del Papa Karol Woityla, que sufrió la misma enfermedad, sor Marie y sus hermanas de la congregación comenzaron a invocar al difunto pontífice para pedir la curación", ha añadido el cardenal Amato.

"El 2 de junio de 2005, cansada y oprimida por los dolores, la religiosa manifiesta a la superiora la intención de renunciar al trabajo profeional" en una maternidad de París.

"Sin embargo, la superiora le invita a confiar en la intercesión de Juan Pablo II. Al retirarse, la religiosa pasa una noche tranquila. Al despertarse, se siente curada. Desaparecen los dolores y deja de sentir la rigidez en las articulaciones".

"Era el 3 de junio de 2005, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús --recuerda el purpurado salesiano--. Interrumpe inmediatamente el tratamiento y se va a ver al médico que la atendía, quien no tuvo otra posibildiad que constatar la curación".

Si bien Benedicto XVI había concedido la licencia para no esperar los cinco años exigidos para comenzar la causa de beatificación de Juan Pablo II, el proceso ha sido sometido a todas las exigencias requeridas para cualquier otro caso.

El cardenal Amato aclara que "para honrar dignamente la memoria de este gran pontífice, la causa ha sido sometida a un escrutinio particularmente detallado, para evitar toda duda y superar toda dificultad".

La investigación diocesana sobre la curación inexplicable de la hermana Marie Simon Pierre, había sido realizada en el año 2007 por la arquidiócesis de Aix-en-Provence, donde se encuentra la maternidad en la que entonces ejercía su labor.

El postulador de la causa de beatificación de Karol Wojtyla, el sacerdote polaco monseñor Slawomir Oder, ha explicado que el caso de la hermana Marie Simon Pierre fue escogido, entre otros muchos recibidos, por dos motivos: quedó curada de la enfermedad que padeció el mismo Papa y, tras su restablecimiento, ha podido seguir entregando su vida en las maternidades a "la batalla por la dignidad de la vida", que también libro el pontífice con su magisterio y ministerio.

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Los restos de Juan Pablo II serán trasladados
A la basílica de San Pedro del Vaticano
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Serán trasladados de las Grutas Vaticanas a la Basílica de San Pedro los restos de Juan Pablo II, según ha informado la Oficina de Información de la Santa Sede este viernes, en el día en que se ha anunciado su beatificación para el 1 de mayo.

El lugar escogido para el traslado de los restos mortales es la capilla de San Sebastián, bajo el altar del papa beato Inocencio XI, situada a la derecha de la basílica, entre la capilla de la Piedad de Miguel Ángel y la del Santísimo Sacramento.

El traslado del ataúd tendrá lugar sin exhumación: por tanto el cuerpo del Papa Karol Wojtyla no será expuesto, sino que se mantendrá cerrado por una lápida de mármol, en la que se puede leer "Beatus Ioannes Paulus II".

La tumba de Juan Pablo II en las Grutas Vaticanas atrae muchos días más de veinte mil peregrinos, muchos de los cuales dejan flores, cartas o recuerdos sobre la lápida blanca de mármol de Carrara.
 

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Así ha sido el proceso de beatificación de Juan Pablo II
Los pasos que han permitido el anuncio
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- La causa de beatificación de Juan Pablo II comenzó antes de lo normal, pero su proceso ha seguido los pasos ordinarios previstos para cualquier causa, ha confirmado este viernes la Santa Sede.

Una nota informativa de la Congregación para las Causas de los Santos explica cuáles han sido los pasos que permitirán elevar a Karol Wojtyla a la gloria de los altares el 1 de mayo, domingo de la Divina Misericordia.

El anuncio tiene lugar después de que Benedicto XVI autorizara  a promulgar el decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del venerable siervo de Dios). Este acto pone fin al proceso que precede al rito de beatificación.

El dicasterio vaticano aclara que "la causa, por dispensa pontificia, comenzó antes de que transcurrieran los cinco años desde la muerte del siervo de Dios, exigidos por la normativa vigente".

"Esta medida fue solicitada por la imponente fama de santidad de la que gozó Juan Pablo II en su vida, en la muerte y después de la muerte. Por lo demás, se observaron en su totalidad las disposiciones canónicas comunes acerca de las causas de beatificación y canonización".

"De junio de 2005 a abril de 2007 tuvieron lugar la investigación diocesana principal romana y las rogatoriales en diferentes diócesis, sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad y de milagros".

"La validez jurídica de los procesos canónicos fue reconocida por la Congregación para las Causas de los Santos con el Decreto del 4 de mayo de 2007".

"En junio de 2009, examinada la Positio, nueve consultores teólogos de la Congregación dieron su parecer positivo sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios. En noviembre, siguiendo el procedimiento habitual, la misma Positio fue sometida al juicio de los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que se expresaron con sentencia afirmativa".

  "El 19 de diciembre de 2009, el Sumo Pontífice Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto sobre la heroicidad de las virtudes".

  "En vista de la beatificación del Venerable Siervo de Dios, la postulación de la causa presentó al examen de la Congregación para las Causas de los Santos la curación de la "enfermedad de Parkinson" de la hermana Marie Simon Pierre, religiosa de las Hermanitas de las Maternidades Católicas (Cf. ZENIT, El milagro que permitirá la beatificación de Juan Pablo II).

 "Como es habitual, las numerosas actas de la investigación canónica, regularmente instruida, junto con los detallados exámenes médico-legales, se sometieron al examen científico de la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos, el 21 de octubre de 2010. Sus expertos, tras haber estudiado con la habitual minuciosidad los testimonios procesales y toda la documentación, se expresaron a favor de que la curación era científicamente inexplicable".

"Los consultores teólogos, tras haber revisado las conclusiones médicas, el 14 de diciembre de 2010 procedieron a la valoración teológica del caso y reconocieron por unanimidad la unicidad, la antecedencia y la invocación coral dirigida al Siervo de Dios Juan Pablo II, cuya intercesión había sido eficaz para la curación milagrosa".

"Por último, el 11 de enero de 2011, se celebró la Sesión Ordinaria de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que emitió un fallo unánime y afirmativo, considerando milagrosa la curación de la hermana Marie Simon Pierre, en cuanto realizada por Dios de modo científicamente inexplicable, después de interceder al Papa Juan Pablo II, invocado con confianza tanto por la misma persona curada como por muchos otros fieles".

 

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Juan Pablo II es amigo e intercesor, explica el portavoz vaticano
El amor y la fe explican sus obras, explica el padre Lombardi
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El secreto de la santidad de Juan Pablo II, no está tanto en sus obras, sino en la fe y amor que las hicieron posibles, explica el portavoz vaticano. Ahora es amigo e intercesor del pueblo, añade.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha explicado este viernes el anuncio de la aprobación por parte de Benedicto XVI de un decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión de Karol Wojtyla.

El reconocimiento de este milagro abre las puertas a la beatificación del papa polaco, fallecido el 2 de abril de 2005, cuando litúrgicamente la Iglesia había entrado en el domingo de la Divina Misericordia, y que será elevado a la gloria de los altares el 1 de mayo de 2011, también domingo de la Divina Misericordia.

"La Iglesia reconoce que Karol Wojtyla dio un testimonio eminente y ejemplar de vida cristiana, es un amigo y un intercesor que ayuda al pueblo en camino a dirigirse a Dios y a encontrarse con Él", reconoce el padre Lombardi en el editorial del último número de "Octava Dies", semanario del Centro Televisivo Vatiano.

"Por más extraordinarias que sean, no estamos concentrando la atención en las obras de Juan Pablo II, sino en su manantal espiritual, su fe, su esperanza, su caridad", afirma.

"Las obras hay que admirarlas precisamente porque son expresión de la profundidad y de la autenticidad de su relación con Dios, de su amor por Cristo y por todas las personas humanas, comenzando por los pobres y débiles;  de su tierno amor filial con la Madre de Jesús", asegura el portavoz.

El padre Lombardi considera que Juan Pablo II es recordado, de este modo, "en su profundo y prolongado recogimiento en oración; en su deseo por celebrar y anunciar a Jesús redentor y salvador del hombre, por darlo a conocer y a amar a los jóvenes y a todo el mundo; por su atención afectuosa a los enfermos y los que sufren, por sus visitas a los pueblos más necesitados de comida y justicia; por último, en su paciente y auténtica experiencia de sufrimiento personal, de enfermedad vivida en la fe, ante Dios y ante todos nosotros".

"Su vida y su pontificado han quedado caracterizados por la pasión de dar a conocer a todo el mundo en el que vivió, el mundo de nuestra dramática historia en el paso de dos milenios, la consoladora y entusiasmante grandeza de la misericordia de Dios. Es lo que necesita el mundo".

"Por ello, tendremos la alegrá de celebrar la beatificación solemne en el día en el que él mismo quiso que toda la Iglesia dirija su mirada y su oración a esta Divina Misericordia", concluye.

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El Papa aprueba siete beatificaciones aparte de la de Juan Pablo II
Entre ellas el martirio de cuatro religiosas bosnias
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI ha aprobado hoy, junto con el milagro atribuido a su predecesor, el papa Juan Pablo II, los decretos de reconocimiento de milagro, martirio y virtudes heroicas de beato y siervos de Dios, tras la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato.

Entre ellos hay un español, el joven Faustino Pérez-Manglano, además de cuatro religiosas bosnias, martirizadas durante la segunda guerra mundial, un padre de familia italiano y un sacerdote norteamericano.

Milagros:

- Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyła), polaco, nacido en Wadowice (1920) y muerto en (2005), Sumo Pontefice.

- Sierva de Dios Antonia Maria Verna, italiana, nacida (1773) y muerta (1838) en Rivarolo Canavese, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción de Ivrea.

- Siervo de Dios Giuseppe Toniolo, italiano, nacido en Treviso (1845) y muerto en Pisa (1918), laico y padre de familia.

Martirio:

- Siervas de Dios Maria Giulia (Kata Ivanišević), Maria Bernadetta (Teresia Banja), Maria Krizina (Giuseppa Bojanc), Maria Antonia (Giuseppa Fabjan) y Maria Berchmana (Carolina Anna Leidenix), bosnias, asesinadas por odio a la fe en Bosnia-Herzegovina entre el 15 y el 23 de diciembre de 1941, hermanas profesas del Instituto de las Hijas de la Divina Caridad.

Virtudes heroicas:

- Siervo de Dios Antonio Franco, italiano, nacido en Nápoles (1585) y muerto en Santa Lucia del Mela (1626), prelato ordinario de Santa Lucia del Mela.

- Siervo de Dios Francesco Maria della Croce (Johann Baptist Jordan), alemán, nacido en Gurtweil (1848) y muerto en Tafers (Suiza, 1918), sacerdote, fundador de la Sociedad del Divino Salvador y de la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador.

- Siervo de Dios Nelson Baker, estadounidense, nacido en Buffalo (1842) y muerto en Limestone Hill (1936), sacerdote diocesano.

- Siervo de Dios Faustino Pérez-Manglano Magro, español, nacido (1946) y muerto (1963) en Valencia, alumno y postulante de los padres Marianistas.

- Sierva de Dios Francesca de Paula de Jesús, llamada "Nhá Chica", brasileña, nacida en São João del Rei (1810) y muerta en Baependi (1895), laica.

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Semana de oración por la unidad de los cristianos: El Papa en San Pablo
Con meditaciones de cristianos de Tierra Santa

 

 

ROMA, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI clausurará la semana anual de oración por la unidad de los cristianos el 25 de enero, como es tradición, en la fiesta de la conversión de san Pablo, presidiendo las vísperas ecuménicas en San Pablo Extramuros de Roma a las 17,30 horas.

La semana de oración por la unidad, que se celebrará del martes 18 al martes 25 de enero de 2011, propone este año meditar sobre la primera comunidad cristiana de Jerusalén tal como es presentada en los Hechos de los Apóstoles.

Los textos para los ocho días se encuentran en la web del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Las meditaciones se encuentran en la página titulada El ecumenismo espiritual en el ámbito internacional. También diversas conferencias episcopales han publicado libritos con los textos.

La redacción de las meditaciones propuestas ha sido confiada este año a cristianos de Tierra Santa, con el tema Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración (cf. Hch 2,42).

El material ha sido preparado para su difusión internacional por una comisión mixta nombrada por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, en base a una propuesta de un grupo ecuménico de Jerusalén.

Las Comisiones ecuménicas de las conferencias episcopales y de los Sínodos de las Iglesias católicas de rito oriental han sido invitadas a adaptar el texto de acuerdo a la situación ecuménica local y a las distintas tradiciones litúrgicas presentes en el territorio.

Los textos ponen el acento, día tras día, en la valentía del testimonio, el Pentecostés y la unidad de las diversas culturas, la Palabra de Dios, el compartir, la fracción del pan, la oración y el Padrenuestro, la resurrección y la esperanza y la reconciliación.

El consejo pontificio para la unidad de los cristianos insiste en el hecho de que la semana de oración es una invitación a vivir este deseo de unidad del mismo Cristo cada día del año.

El año pasado, el 25 de enero, en la Basílica de San Pablo Extramuros, el Papa destacó que el compromiso por la unidad de los cristianos es una llamada a todos los bautizados.

Anunciando el próximo encuentro de las religiones por la paz en Asís, para octubre de 2011, con motivo de los 25 años del encuentro promovido por Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986, Benedicto XVI invitó recientemente a los responsables de las demás confesiones cristianas a participar en él y pidió a los fieles que oraran por esta intención.

Durante el rezo del Ángelus del 1 de enero de 2011, el Papa declaró que “las grandes religiones pueden constituir un factor importante de unidad y de paz para la familia humana”.

“Por eso -continuó-, el próximo octubre, iré en peregrinación a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse en este camino a nuestros hermanos cristianos de distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo y, de manera ideal, a todos los hombres de buena voluntad”.

Quiso “hacer memoria de este gesto histórico” deseado por su predecesor y “renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de toda religión a vivir su fe religiosa como un servicio a la causa de la paz”.

Para enero de 2011, Benedicto XVI ha escogido como intención de oración misionera justamente la unidad de los cristianos, que, desde su elección en 2005, ya anunció que sería una prioridad de su pontificado.

El Papa pide a los católicos que recen “para que los cristianos puedan llegar a la plena unidad, dando testimonio a todo el género humano de la paternidad universal de Dios”.

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El Papa destaca la necesidad de apoyar la maternidad de manera concreta
En la audiencia de principios de año a los administradores locales de Roma y del Lazio
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó la necesidad de apoyar la maternidad de una manera concreta, así como de políticas que tengan como objetivo la consolidación y el desarrollo de las familias y estén acompañadas de una adecuada obra educativa.

Lo hizo este viernes al recibir en audiencia en el Vaticano a los administradores de la Región Lazio, del Ayuntamiento y de la Provincia de Roma, con ocasión del tradicional intercambio de felicitaciones por el nuevo año.

“Es necesario apoyar de manera concreta la maternidad, como también garantizar a las mujeres que desarrollan una profesión la posibilidad de conciliar familia y trabajo -declaró-. Demasiadas veces, de hecho, éstas son obligadas necesariamente a elegir entre ambas”.

El Papa indicó que “el desarrollo de políticas adecuadas de ayuda, como también de estructuras destinadas a la infancia, como las guarderías, también los gestionados por familias, puede ayudar a hacer que el hijo no sea visto como un problema, sino como un don y una alegría grande”.

En un sentido más general, el Pontífice afirmó que la familia “debe ser apoyada por políticas orgánicas que no se limiten a proponer soluciones a los problemas contingentes, sino que tengan como objetivo su consolidación y desarrollo y sean acompañadas por una adecuada obra educativa”.

En su discurso, constató que “a veces, por desgracia, suceden graves hechos de violencia y se amplifican algunos aspectos de crisis de la familia, causados por los rápidos cambios sociales y culturales”.

“También el aprobar formas de unión que desnaturalizan la esencia y el fin de la familia, acaba por penalizar a cuantos, no sin esfuerzo, se empeñan en vivir vínculos afectivos estables, jurídicamente garantizados y públicamente reconocidos”, añadió.

“En esta perspectiva -continuó-, la Iglesia mira con favor a todas las iniciativas que buscan educar a los jóvenes a vivir el amor en la lógica del don de sí mismos, con una visión alta y oblativa de la sexualidad”.

Para lograr esta visión, Benedicto XVI señaló la necesidad de “una convergencia educativa entre los diversos componentes de la sociedad, para que el amor humano no se reduzca a un objeto de consumo, sino que pueda ser percibido y vivido como experiencia fundamental que da sentido y finalidad a la existencia”.

Colaboración urgente

El Papa recibió en concreto a la presidenta de la Junta Regional del Lazio, Renata Polverini; al alcalde de Roma, Giovanni Alemanno, y al presidente de la provincia de Roma, Nicola Zingaretti.

En su discurso, señaló la “vocación singular de Roma” como “ejemplo de colaboración fecunda y provechosa entre las instituciones públicas y la comunidad eclesial” y consideró esta colaboración como “particularmente urgente” hoy.

Auspició “que las instituciones públicas sepan ofrecer su apoyo para que los consultores familiares estén en condición de ayudar a las mujeres a superar las causas que pueden llevar a interrumpir el embarazo”.

Apreció “la ley vigente en la Región Lazio que prevé el llamado “cociente familiar" y considera el hijo concebido como un componente de la familia” y auguró “que esta normativa encuentre plena realización”.



 

Retos

Respecto al envejecimiento de la población, se refirió a los ancianos como a “una gran riqueza para la sociedad”, alertó que “crece el número de quienes están solos y necesitan asistencia médico-sanitaria” e invitó a “promover una cultura que respete la vida hasta su término natural”.

El Papa también se refirió a la “grave y persistente crisis económica” que amenaza “la serenidad de nuestras familias” en los últimos tiempos.

Destacó el trabajo que realizan las parroquias a través de Caritas “para salir al encuentro de estos núcleos familiares aliviando, en cuanto pueden, los malestares y haciendo frente a las exigencias primarias” y mostró su confianza en “que puedan adoptarse procedimientos adecuados, dirigidos a sostener a las familias de renta baja, particularmente las numerosas, penalizadas demasiado a menudo”.

Finalmente, habló de la “grave cuestión del trabajo” y del problema que encuentran numerosos jóvenes que “después de años de preparación no ven salidas laborales y posibilidades de inserción social, y de proyección de futuro”.

“La prolongación de situaciones semejantes causa tensiones sociales, que son aprovechadas por las organizaciones criminales para proponer actividades ilícitas -advirtió-. Es por tanto urgente que, aun en este momento difícil, se hagan todos los esfuerzos por promover políticas ocupacionales, que puedan garantizar un trabajo y una sustentación digna”.

Finalmente, invitó a las autoridades a “encontrar en la Palabra de Dios la fuente de inspiración para vuestra acción política y social, en la “búsqueda del verdadero bien de todos, en el respeto y en la promoción de la dignidad de toda persona".

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Mundo


Cardenal Koch a los coptos: Los cristianos deben buscar juntos la paz
El presidente del dicasterio por la unidad de los cristianos con las víctimas de Alejandría

ROMA, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “Todos los cristianos deben estar unidos frente a la opresión y deben buscar juntos la paz que sólo Jesús puede dar”: éste es el mensaje del cardenal Koch con motivo de la celebración de la Navidad de la comunidad copta de Roma.

El presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos ha dirigido un mensaje al obispo de la Iglesia copto ortodoxa en Italia, monseñor Barnaba El Soryany, con motivo de la Navidad de los cristianos de Oriente, celebrada la noche del 6 al 7 de enero (fecha del calendario juliano) por la comunidad copta de Roma.

El mensaje fue leído en nombre del cardenal Koch por su representante, el padre Gabriel Quick, responsable para las Iglesias orientales en ese mismo dicasterio.

Recordando la masacre del 31 de diciembre, el cardenal Koch expresa su “profundo dolor” por la “trágica noticia del atentado que causó numerosos muertos y heridos entre los cristianos coptos cuando un coche bomba explotó ante la iglesia de Todos los Santos de Alejandría, después de la misa de medianoche para la celebración del Año Nuevo”.

“En este momento de dolor, estoy unido por la oración a vosotros y a la comunidad cristiana copta -añade el purpurado-. Juntos compartimos este dolor, juntos rezamos por la curación, por la paz y por la justicia”.

El cardenal Koch recuerda el mensaje de Benedicto XVI, indicando que “el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos hace suyas las palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI cuando se enteró de la noticia del atentado.

En aquel momento, el Pontífice dijo: “Rezo por las víctimas y sus familias y aliento a las comunidades eclesiales a perseverar en la fe y en el testimonio de no violencia que nos viene del Evangelio”.


 

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Indonesia: Ataque a las iglesias cristianas
Funcionarios de las Naciones Unidas condenan el creciente fanatismo religioso
JAKARTA, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org) .- Las comunidades cristianas en Indonesia informan múltiples ataques a iglesias y lugares de culto en 2010, mientras que los funcionarios de las Naciones Unidas piden el cese de la violencia sectaria y de las leyes discriminatorias que conducen a un conflicto entre religiones.

Theophilus Bela, secretario general del Indonesian Committee on Religion and Peace y presidente del Jakarta Christian Communication Forum, formó parte de una delegación de los Estados Unidos, el pasado mes, para dar a conocer la persecución contra los cristianos en su país.

La delegación se encontró con líderes religiosos, miembros del gobierno de la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado, y funcionarios de Naciones Unidas.

Bela destacó que Navanathem Pillay, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, confirmó que los ataques a las religiones minoritarias en lugares como Egipto, Nigeria, Pakistán e Indonesia deberían servir para despertar a las autoridades de cualquier lugar, para combatir el creciente fanatismo. Ella subrayó que la tarea de todos los países es proteger la libertad religiosa erradicando la violencia sectaria y las leyes discriminatorias que puedan provocar conflictos.

Agresiones

Entre los ataques a los lugares cristianos de culto, Bela informó que la capilla católica de Cristo Rey en Desa Blimbing fue alcanzada por una bomba casera el pasado 7 de diciembre.

Se encontró también, una bomba casera en un santuario mariano en Prambanan a finales de noviembre.

La capilla católica de San José en Pare fue incendiada el pasado 12 de octubre.

El 11 de septiembre, un grupo atacó la parroquia católica “Alleluya” en Tanah Grogot y rompió todas las ventanas.

Igualmente, rompieron las ventanas de la escuela St. Bellarminus Catholic School en Jatibening por un grupo de radicales musulmanes el 7 de mayo. Al día siguiente volvieron, pero la policía fue capaz de evitar otra agresión.

El hospital católico Brayat Minula en Banjarsari fue apedreado y rompieron una ventana el mismo día que el cardenal monseñor Julius Darmaatmadja, ex arzobispo de Jakarta, realizaba una visita con motivo de la inauguración de un nuevo edificio para la institución.

Una capilla católica en Capar fue amenazada el 18 de febrero por miembros del Movimiento Reformista Musulmán.

A la iglesia católica de San Juan Bautista de Parung se le prohibió celebrar la Misa en la fiesta de la Ascensión debido a que un clérigo radical del Consejo Ulama musulmán a menudo hablaba contra la iglesia.


 

Otro clérigo musulmán radical cerró el acceso a la zona de construcción de la iglesia católica de Santa María Inmaculada en Kali Deras, deteniendo el proceso de construcción.

Las autoridades locales cerraron un lugar de peregrinación de los católicos dedicado a María en Desa Jati Mulya debido a protestas de musulmanes del lugar.

Otras organizaciones musulmanas radicales presionaron a las autoridades locales para que prohibiesen la Misa en el lugar de retiro católico “Wisma Semadi Klender” en Jakarta, sin embargo la prohibición se retiró gracias a la intercesión de Bela.

Musulmanes radicales protestaron también en la rectoría de la parroquia católica Sagrado Corazón de María Inmaculada en Cicurug, y el pastor fue obligado a firmar una carta prometiendo que la casa sería usada como su residencia y no como lugar de culto.

La capilla católica de Rancaekek de la parroquia de Santa Odilia en Cicadas fue cerrada por las autoridades locales.

Autoridades locales frenaron la construcción de Santa María, iglesia católica de Purwakarta, por temor a grupos musulmanes radicales.

Iglesias protestantes

El informe de Bela incluye ataques a iglesias cristianas protestantes durante el pasado año.

Por ejemplo la violencia ejercida contra la congregación protestante Huria Kristen Batak en Pondok Timur, que fue forzada a celebrar el servicio al aire libre después de que las autoridades cerraron y sellaron la iglesia en julio. La congregación sufrió varios agresiones durante los servicios del domingo, y el 12 de septiembre, un grupo de agresores montados en motocicletas apuñalaron a un hombre de 50 años y golpearon al pastor en la cabeza.

Bela informó que cinco iglesias protestantes fueron quemadas y demolidas, incluyendo en algunos casos, las casas de los pastores y trabajadores. Otras diez iglesias sufrieron ataques con piedras, armas y amenazas de grupos musulmanes radicales. Otras 14 iglesias fueron clausuradas por las autoridades locales.

El informe concluye con la afirmación de que ha habido aún mas ataques, pero no hay suficientes datos.

Traducido del inglés por Carmen Álvarez

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Una agenda de la Comisión Europea elimina las fiestas cristianas
Radio Vaticano se hace eco de las protestas

BRUSELAS, viernes 14 de enero de 2011(ZENIT.org).- “Gritos de ira contra una Europa que niega sus raíces cristianas”, titula Radio Vaticano al hacerse eco de las protestas de diversas personalidades que denuncian “la desaparición de las fiestas cristianas de la agenda realizada por la Comisión Europea destinada a los alumnos de la Unión Europea”.

Radio Vaticano precisa que se han difundido más de tres millones de ejemplares de la agenda, que menciona las fiestas musulmanas, hindúes, sikhs y judías, pero ninguna fiesta cristiana, ni siquiera el 25 de diciembre.

Entre las cartas de queja enviadas al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barrosso, se encuentra la que la parlamentaria francesa Christine Boutin, presidente del Partido cristiano demócrata, le dirigió el 23 de diciembre de 2010.

La ex-ministra se pregunta “cómo se puede pretender instruir a los jóvenes sobre la Unión Europea negando una religión que ha contribuido tanto a su construcción y a su unidad”. “¿Cómo es posible una discriminación así?”, se interroga.

Según Boutin, “esta pequeña agenda es reveladora del nuevo pensamiento que nos mina desde el interior: para ingresar, habría que borrar nuestra historia común y nuestros valores fundacionales”.

También apela “a una gran movilización a través de una petición europea que permita llegar al Parlamento Europeo”.

En Francia, precisa la misma fuente, el ministro encargado de los Asuntos europeos, Laurent Wauquiez, quiso elevar “un grito de ira”.

Esta iniciativa, dijo, “es representativa de una Europa que ya no ama ni se ama”: “Esta Europa niega sus raíces cristianas y coloca un pañuelo púdico sobre lo que ella es -añadió-. Una identidad rechazada es una identidad que se venga”.

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Análisis


Se moviliza el frente para la defensa de los cristianos en el mundo
El ministro de Exteriores Franco Frattini pide “medidas concretas urgentes”
ROMA, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones por motivo de su propia fe” escribió el Papa Benedicto XVI en el tradicional mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, celebrada el pasado 1 de enero. Y por desgracia los últimos sucesos confirman las palabras y la preocupación del Papa. De hecho casi cada día llegan noticias de graves episodios de intolerancia, de ataques, de atentados contra los cristianos o contra quien los defiende.

Todavía no había transcurrido la primera hora del nuevo año 2011, cuando en Egipto se perpetró un atentado contra la iglesia copta de Los Santos, en el barrio de Sidi Bishr, en Alejandría, causando 23 víctimas. Algunos días después, martes 4 de enero, fue asesinado por su propio escolta, el gobernador de la provincia del Punjab en Pakistán, Salman Taseer, “culpable” de haber visitado en la cárcel a la mujer cristiana condenada a la horca por el presunto ultraje al profeta Mahoma, Asia Bibi, y de haberse decantado publicamente favorable a la revisión de la discutida ley de la blasfemia.

Después, siempre en Egipto, fue asesinado un cristiano el pasado martes 11 de enero, quedando heridos otros cuatro, cuando por motivos, no esclarecidos todavía, un suboficial de policía ha disparado con el arma de servicio contra los pasajeros de un tren detenido en la estación de Samalut, localidad de mayoría copta de la provincia o gobernación de Minya (según la Agence France-Press).

También en Nigeria continúa el derramamiento de sangre. Como informa la AFF, en el estado de Plateau, el ejército se desplegó con el fin de devolver la paz después de los últimos enfrentamientos entre cristianos y musulmanes, que provocaron, en la madrugada del martes, 13 víctimas en Wareng, pueblo de mayoría cristiana.

En general, las reacciones de los medios y de los políticos europeos, a éstos y otros sucesos de “cristianofobia” son, en su mayoría, blandos. Como máximo, este tipo de noticia suscita algún grito, pero a menudo reina un silencio embarazoso así como “ensordecedor”. Esta vez, la situación parece un poco distinta, como sugirió l'Osservatore Romano (los días 3 y 4 de enero).

En su mensaje enviado al Papa en ocasión de la Jornada Mundial de la Paz, el presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, compartió las preocupaciones del Pontífice y aseguró el esfuerzo de Italia. “No nos podemos quedar quietos ante la dramática y sistemática violación de las libertades individuales y la persecución de los cristianos en el mundo- subrayó- Italia es una defensora convencida de los profundos valores consagrados en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948; no faltará nuestra propia voz en el ámbito internacional, de manera que la libertad religiosa venga custodiada, en toda posible circunstancia”, escribió Napolitano.

En una nota difundida el 3 de enero, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi condenó a su vez el atentado de nochevieja contra “una pacífica asamblea de cristianos”. “La imagen del rostro de Cristo manchado de sangre inocente, en las paredes de la iglesia copta de Alejandría de Egipto, no puede dejar indiferente a quien tiene responsabilidades de gobierno -dijo- todos han de cumplir con su parte para combatir estas inaceptables manifestaciones de intolerancia.”

Italia se está moviendo. El ministro de exteriores, Franco Frattini, mandó la semana pasada, junto a sus colegas de Francia, Polonia y Hungría (ésta última asumió, por primera vez, el 1 de enero, la presidencia del Consejo de la Unión Europea), -respectivamente Michèle Alliot-Marie, Radoslaw Sikorski y János Martonyi- una carta conjunta a la Alta Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Aston, pidiendo que añadiera la cuestión de la persecución y de la defensa de los cristianos en la agenda del Consejo de ministros de exteriores de la UE, programado para el próximo 31 de enero en Bruselas.

Como se lee en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores, el objetivo de la iniciativa es discutir “medidas concretas que poner en práctica para promover el respeto a la libertad religiosa y de expresión”.

Ya el día posterior al atentado en Egipto, Frattini declaró que había llegado “el momento de una respuesta política fuerte y única por parte de todos los gobiernos que se toman en serio los derechos del individuo, entre los cuales la libertad de fe es un componente fundamental”.

En una entrevista concedida a Le Figaro Magazine (el 7 de enero), por uno de los firmantes de la carta, el ministra francesa Michèle Alliot-Marie, dijo a su vez, basta. “Desde hace tiempo, asistimos al desarrollo de una estrategia del terror que parece que quiera expulsar a los cristianos de Oriente, de países en los cuales viven desde siempre”, observó Alliot-Marie. “Para nosotros el anticristianismo es intolerable, al igual que el antisemitismo o el antislamismo” continuó MAM (como se la llama). “Es hora de ir más allá de las emociones y de acciones puntuales y definir una verdadera estrategia y una respuesta global” comentó la misma que en ocasión del Forum per l'Avvenire, que comenzó este miércoles en Doha (Qatar), pretende lanzar “un llamamiento para la tolerancia y el respeto recíproco entre las religiones monoteístas”.

Fuertes palabras usó también el presidente francés, Nicolás Sarkozy. Con ocasión de la ceremonia felicitación del año nuevo a las autoridades religiosas, el inquilino del Elíseo habló de “un plan particularmente perverso de limpieza religiosa en el Medio Oriente”.

“Si pudiese usar aquí la palabra mártir, diría entonces que los mártires de Alejandría o de Baghdad no son sólo los mártires coptos, sirios o maronitas. Son colectivamente nuestros mártires”, afirmó Sarkozy, que añadió, “Francia no aceptará nunca que se pueda impunemente fijar a inocentes en oración como objetivo para una demostración de un terrorismo delirante y bárbaro” (Le Figaro, 7 de enero).

En Alemania, el jefe del grupo de CDU en el Bundestag (Cámara Baja Federal), Volker Kaude, fue, junto a otros diputados, a Egipto, donde fue recibido en audiencia por el jefe de la Iglesia Copta, papa Shenouda III. En una entrevista con la agencia católica KNA, Kauder criticó la discriminación de los cristianos en Egipto. Para el político democristiano, que se reunió también con el gran imán de Al-Azhar, el jeque Ahmed El Tayeb y el ministro egipcio de Asuntos religiosos, Mahmoud Zaqzouq, en el país no sólo hay una persecución sino que también hay un “clima que consiente la discriminación” de la minoría cristiana. En su tradicional mensaje semanal en video-podcast, la canciller Ángela Merkel (CDU) ha hecho un llamamiento a favor de la defensa de la libertad religiosa en el mundo, definiéndola como “uno de las grandes derechos humanos”.

Al final es de esperar que la iniciativa de Frattini y sus colegas llegará a buen puerto y traerá frutos concretos, en vez de resultar una carta muerta (en todos los sentidos).

Por Paul de Maeyer, traducido del italiano por Carmen Álvarez

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Espiritualidad


Evangelio del domingo: Un Cordero de mansedumbre y fortaleza
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo
OVIEDO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, segundo del tiempo ordinario (Juan 1, 29-34), 16 de enero, redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo.


 

* * *



Retomamos el tiempo ordinario y volvemos a la trayectoria de Jesús en su vida pública que a lo largo del año litúrgico se nos propondrá. La primera escena tiene lugar a orillas del Jordán, continuando lo que vimos el domingo pasado en el Bautismo de Jesús. Juan, el precursor del Maestro, utiliza una expresión muy querida para cualquier hebreo religioso: «Al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29).

         Los ojos del evangelista que relata este momento quedarán prendados, como quien encuentra finalmente a Aquél que esperaba. De hecho, tanto Juan como Andrés seguirán a ese Cordero, y preguntándole dónde vivía se quedarían con Él aquel día y para siempre. Era el encuentro que sigilará todas sus búsquedas y  que dará cumplimiento a todas sus esperas. Por ello, con una extraña anotación cargada de fidelidad, anotará muchos años después cuando escriba su evan­gelio, que este encuentro tan decisivo sucedió a las cuatro de la tarde (Jn 1,37-39). Como siempre sucede con todo verdadero amor, hace memoria emocionada del primer instante de una historia que permanece y que ha marcado el resto de la existencia.

         El Evangelio de Juan, desarrollará este momento inicial a través de los diferentes encuentros entre el Cordero Jesús y las personas que se cruzarán en su camino. Todos ellos recibirán la liberación de su des-gracia sea cual sea su nombre (oscuridad, sed, enfermedad, confusión... pecado), con tal que la confiesen, con tal que no la maquillen ni la disfracen, y reconozcan en Jesús a quien trae la Gracia eficaz para todas sus des-gracias impotentes. Por esta razón, en aquel momento no estaban los que des­pués a lo largo del Evangelio de Juan van a aparecer como los difidentes de Jesús, los prejuiciosos de sus signos y palabras, los enemigos de su vida.

           Hay una llamada a reconocernos ante el Cordero que quita los pecados, que nos señala y nos denuncia los pecados de nuestra época y los traspiés de nuestra genera­ción: la mentira, la injusticia, el hedonismo en todas sus formas, el egoísmo disfrazado de cultura de bienestar, las corrupciones oficiales y oficiosas, la matanza de la belleza y de la vida... Y todo esto no para apabullarnos y hacernos pesimistas o reaccionarios, sino para señalarnos y anunciarnos que hay otro modo de vivir y convivir, otra ma­nera de hacer un mundo habitable, otro camino para responder a nuestras preguntas de felicidad: el que nace del reconocimiento de este Cordero y de la adhesión a su vida y su palabra. Este es el Cordero, el que quita nuestros pecados. Por eso hay esperanza.

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Documentación


Comunicado final de la reunión de la Coordinadora para Tierra Santa de 2011
Promesa de oración, llamada a la peregrinación y compromiso por una paz justa

 

JERUSALÉN, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el comunicado final de la undécima reunión de la Coordinadora de conferencias episcopales de Europa y América a favor de la Iglesia en Tierra Santa, celebrada en Tierra Santa del 10 al 13 de enero.

Bajo el título Una promesa de oración, una llamada a la peregrinación y un compromiso para perseguir una paz justa, el comunicado fue publicado en lengua francesa este viernes en la web del patriarcado latino de Jerusalén.



 

***



 

Una promesa de oración, una llamada a la peregrinación y un compromiso para perseguir una paz justa
Coordinadora Tierra Santa, del 10 al 13 de enero , 13-1-2011
Comunicado final



 

Nos hemos reunidos por undécima vez en Tierra Santa para mostrar, compartiendo e intercambiando nuestras experiencias y nuestras esperanzas, el amor y la solidaridad de los católicos de nuestros países por la tierra de nuestro Salvador, por los santos lugares y, especialmente, por las personas que constituyen aquí la comunidad de creyentes.

Este año hemos buscado de manera específica encontrarnos todas las confesiones cristianas. Nuestra llamada como cristianos es a construir puentes y nuestra esperanza compartida es llevar a todos los cristianos unidos a la búsqueda de una paz justa para todos en esta tierra. También nos complace estar con los Ordinarios de Tierra Santa.

Las líneas escritas por el Papa Benedicto XVI sobre Tierra Santa han sido para nosotros un aliento:

"Por tanto, cuanto más vemos la universalidad y la unicidad de la persona de Cristo, tanto más miramos con gratitud aquella Tierra, en la que Jesús ha nacido, ha vivido y se ha entregado a sí mismo por todos nosotros. Las piedras sobre las que ha caminado nuestro Redentor están cargadas de memoria para nosotros y siguen “gritando” la Buena Nueva. Por eso, los Padres sinodales han recordado la feliz expresión en la que se llama a Tierra Santa «el quinto Evangelio». Es muy importante que, no obstante las dificultades, haya en aquellos lugares comunidades cristianas. El Sí-nodo de los Obispos expresa su profunda cercanía a todos los cristianos que viven en la Tierra de Jesús, testimoniando la fe en el Resucitado”.

Exhortación apostólica post-sinodal Verbum Domini, 89

Venid y veréis

Creemos que cada visita a Tierra Santa beneficia tanto a los peregrinos como a la gente que vive aquí, y especialmente a la comunidad cristiana. Cuando los discípulos de Juan Bautista le preguntaron a Jesús dónde vivía, él no les respondió directamente , sino que les exhortó a “venir y a ver”. Ellos lo hicieron y eso cambió sus vidas. Igualmente, nuestra estancia en Tierra Santa ha cambiado la nuestra. Nos vamos con un compromiso renovado de rezar con y por nuestros hermanos obispos, la comunidad cristiana y todos los habitantes de Tierra Santa. Nos comprometemos a rezar por una paz justa y para que se den los pasos necesarios para proteger la vida, la dignidad, los derechos y la libertad religiosa de todos en Oriente Medio. También animamos las peregrinaciones que visitan la tierra en la que Jesús caminó y a las personas que continúan viviendo aquí su fe.

Apoyamos a los que quieren desesperadamente encontrar las maneras de contribuir a una mayor justicia allí donde ven tanto miedo y desconfianza, incluso odio y destrucción. A pesar de algunas mejoras tangibles en la asignación de visados, hemos vuelto a constatar con dolor la frustración que sienten algunos clérigos y religiosos católicos que ven sus tareas cotidianas obstaculizadas por las restricciones de movimientos. Nuestros hermanos obispos nos han explicado con tristeza que las palabras del Papa durante su visita el 2009 para permitir la facilidad de movimientos para el clero católico y los religiosos parece que no han sido escuchadas. Instamos enérgicamente a la conclusión de las largas negociaciones entre la Santa Sede y el Estado de Israel. Hemos tomado conciencia también del sufrimiento de aquellas personas cuyos matrimonios son sometidos a enormes dificultades por las exigencias de “seguridad” y las diferencias religiosas, así como del de aquellas personas y comunidades cuyas tierras y propiedades han sido dañadas o confiscadas, entre otras causas por el trazado del muro de separación, y del de las personas cuya vida se hace difícil a causa de la situación en la que viven en Gaza.

Sabemos que hay mejoras en algunos lugares, y el Primer ministro Fayyad nos ha hablado de noticias alentadoras: las cifras más recientes muestran que son más numerosos los palestinos que vuelven que los que se van de su país. Pero estamos profundamente preocupados por todas las situaciones en las que la dignidad humana es ignorada o insultada. Nos comprometemos a estar junto a los artífices de justicia y de paz aquí en Tierra Santa, y a intentar alentar y persuadir a los líderes y a los habitantes de nuestras propias naciones a unirse a ellos.

Continuaremos trabajando por una paz duradera apoyando una auténtica solución de dos Estados con seguridad y reconocimiento para el Estado y el pueblo de Israel y un Estado viable e independiente para los palestinos. Trabajaremos por un futuro en el que la vida, la dignidad y los derechos de los palestinos y de los israelíes sean protegidos y respetados.

¿Qué debemos hacer?

Debemos continuar pidiendo a los católicos que recen por nuestros hermanos y nuestras hermanas en esta tierra y también informaremos a otras personas interesadas sobre lo que hemos aprendido.

Debemos continuar las conversaciones con los diplomáticos y los políticos de nuestros países para compartir las preocupaciones de las comunidades cristianas con las que nos hemos encontrado.

Apelamos también a las personas a unirse a nosotros en estos compromisos. Los líderes religiosos tienen una función que desempeñar en la manera como sus hermanos de religión ven a las personas que tienen otras creencias y, como nosotros, deben manifestar más coraje y responsabilidad en el liderazgo. Los que tienen una función educativa con los niños tienen una responsabilidad particular para ayudar a los espíritus jóvenes a crecer en el respeto a los derechos y a la dignidad de toda persona creada por Dios, sin distinción de creencias, de cultura o de nacionalidad. Nosotros hemos sido muy alentados por el testimonio de estos religiosos que trabajan en las escuelas contribuyendo a edificar un futuro mejor.

Los que gobiernan las distintas partes de Tierra Santa necesitan unir la voluntad y los medios para dar pasos valientes por la justicia y la paz. Los líderes de nuestras naciones, cuyas políticas tienen importantes efectos aquí, tienen responsabilidades ineludibles para ayudar a favorecer una paz justa y proteger los derechos de los creyentes y de todas las personas en estas tierras. Los periodistas también saben cuán poderosas pueden ser sus palabras y les exhortamos a informar sobre las dificultades, pero también sobre los signos de esperanza.

Rezamos para que el Señor dé la fuerza a su pueblo y lo bendiga, a todo su pueblo, con el don la paz, especialmente en esta tierra que todos califican como santa.



 

Firmantes del Comunicado



 

Monseñor Patrick Kelly 

arzobispo de Liverpool, Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales

Monseñor Rock Mirdita
arzobispo de Tirana Durazzo, Conferencia Episcopal de Albania



 

Monseñor William Kenney
Obispo de Asuntos Europeos
Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales



 

Monseñor Pierre Morissette
Obispo de St Jerome
Conferencia Episcopal de Canadá



 

Monseñor Michel Dubost
Obispo de Evry
Conferencia Episcopal Francesa



 

Monseñor Peter Bürcher
Obispo de Reykjavik y representante de la Conferencia de Obispos Nórdica



 

Monseñor Stephan Ackermann
Obispo de Trier y presidente de la Comisión Alemana Justicia y Paz
Conferencia Episcopal Alemana



 

Los siguientes obispos forman parte de la Coordinadora por Tierra Santa, pero tuvieron que abandonar el encuentro antes.



 

Monseñor Gerald Kicanas
Obispo de Tucson
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos



 

Monseñor Joan-Enric Vives
Obispo de Urgell y copríncipe de Andorra
Conferencia Episcopal Española



 

[Traducción del original francés por Patricia Navas]

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Discurso del Papa a los administradores locales de Roma y del Lazio
Intercambio de felicitaciones por el nuevo año
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos a continuación el discurso pronunciado este viernes por el Papa Benedicto XVI al recibir en audiencia a los administradores de la Región Lazio, del Ayuntamiento y de la Provincia de Roma, con ocasión del tradicional intercambio de felicitaciones por el nuevo año.

* * *

Ilustres señores y señoras

Siguiendo una feliz costumbre, también este año tengo la grata ocasión de encontrar a los representantes de las Instituciones de la Región Lazio, del Ayuntamiento y de la Provincia de Roma. Doy las gracias a la honorable Renata Polverini, presidenta de la Junta Regional del Lazio, al honorable Giovanni Alemanno, Alcalde de Roma, y al honorable Nicola Zingaretti, presidente de la Provincia de Roma, por las corteses palabras que me han dirigido en nombre de todos. Os devuelvo los cordiales votos augurales por el nuevo año a vosotros, a los ciudadanos de Roma y de la Provincia y a los habitantes del Lazio, a quienes me siendo particularmente ligado como obispo de esta Ciudad, Sucesor de Pedro.

La vocación singular de Roma, centro del catolicismo y capital del Estado italiano, requiere a nuestra ciudad ser un ejemplo de colaboración fecunda y provechosa entre las Instituciones públicas y la Comunidad eclesial. Esta colaboración, en el respeto de las recíprocas competencias, es hoy particularmente urgente ante los nuevos retos que se asoman en el horizonte. La Iglesia, en particular mediante la obra de los fieles laicos y de las asociaciones de inspiración católica, desea continuamente ofrecer su propia contribución a la promoción del bien común y de un progreso auténticamente humano.

La célula originaria de la sociedad es la familia, fundada en el matrimonio entre el hombre y la mujer. Es en la familia donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. Es en la familia donde se aprenden la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las normas, el perdón y la acogida al otro. Es en la propia casa donde los jóvenes, experimentando el afecto de los padres, descubren qué es el amor y aprenden a amar. La familia, por tanto, debe ser apoyada por políticas orgánicas que no se limiten a proponer soluciones a los problemas contingentes, sino que tengan como objetivo su consolidación y desarrollo y sean acompañadas por una adecuada obra educativa. A veces, por desgracia, suceden graves hechos de violencia y se amplifican algunos aspecto de crisis de la familia, causados por los rápidos cambios sociales y culturales. También el aprobar formas de unión que desnaturalizan la esencia y el fin de la familia, acaba por penalizar a cuantos, no sin esfuerzo, se empeñan en vivir vínculos afectivos estables, jurídicamente garantizados y públicamente reconocidos. En esta perspectiva, la Iglesia mira con favor a todas las iniciativas que buscan educar a los jóvenes a vivir el amor en la lógica del don de sí mismos, con una visión alta y oblativa de la sexualidad. Es necesaria con este objetivo una convergencia educativa entre los diversos componentes de la sociedad, para que el amor humano no se reduzca a un objeto de consumo, sino que pueda ser percibido y vivido como experiencia fundamental que da sentido y finalidad a la existencia.

La entrega recíproca de los cónyuges trae consigo la apertura a la generación: el deseo de la paternidad y de la maternidad está de hecho inscrito en el corazón humano. Muchas parejas desearían acoger el don de nuevos hijos, pero son empujadas a esperar. Por esto es necesario apoyar concretamente la maternidad, como también garantizar a las mujeres que desarrollan una profesión la posibilidad de conciliar familia y trabajo. Demasiadas veces, de hecho, estas son obligadas necesariamente a elegir entre ambas. El desarrollo de políticas adecuadas de ayuda, como también de estructuras destinadas a la infancia, como las guarderías, también los gestionados por familias, puede ayudar a hacer que el hijo no sea visto como un problema, sino como un don y una alegría grande. Además, dado que “la apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo" (Caritas in veritate, 28), el elevado número de abortos que son practicados en nuestra Región no puede dejarnos indiferentes. La comunidad cristiana, a través de numerosas "Casas familia", los "Centros de Ayuda a la Vida" y otras iniciativas parecidas, está comprometida en acompañar y dar apoyo a las mujeres que se encuentran en grave dificultad al acoger una nueva vida. Que las Instituciones públicas sepan ofrecer su apoyo para que los Consultores familiares estén en condición de ayudar a las mujeres a superar las causas que pueden llevar a interrumpir el embarazo. A propósito de esto, expreso mi aprecio por la ley vigente en la Región Lazio que prevé el llamado “cociente familiar" y considera el hijo concebido como un componente de la familia, y auguro que esta normativa encuentre plena realización. Estoy contento de que la ciudad de Roma haya puesto ya en marcha su compromiso en esta dirección.

En el otro lado de la vida, el envejecimiento de la población plantea nuevos problemas. Los ancianos son una gran riqueza para la sociedad. Sus conocimientos, su experiencia, su sabiduría son un patrimonio para los jóvenes, que necesitan maestros de vida. Si bien muchos ancianos pueden contar con el apoyo y la cercanía de su propia familia, crece el número de quienes están solos y necesitan asistencia médico-sanitaria. La Iglesia, también en nuestra Región, está siempre cerca de aquellos se se encuentran en condiciones frágiles por motivo de la edad o de la salud precaria. Mientras me alegro por la sinergia existente con las grandes realidades sanitarias católicas – como, por ejemplo, en el campo de la infancia, entre el hospital Bambin Gesù y las Instituciones públicas – auguro que estas estructuras puedan seguir colaborando con las entidades locales para asegurarles su servicio a cuantos se dirigen a ellas, renuevo la invitación a promover una cultura que respete la vida hasta su término natural, en la conciencia de que “la medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con el sufrimiento y con el que sufre" (Enc.Spe salvi, 38).

En estos últimos tiempos, la serenidad de nuestras familias está amenazada por la grave y persistente crisis económica, y muchas familias ya no consiguen garantizar un nivel suficiente de vida a sus propios hijos. Nuestras parroquias, a través de Cáritas, se prodigan para salir al encuentro de estos núcleos familiares aliviando, en cuanto pueden, los malestares y haciendo frente a las exigencias primarias. Confío en que puedan adoptarse procedimientos adecuados, dirigidos a sostener a las familias de renta baja, particularmente las numerosas, penalizadas demasiado a menudo. A ello se añade un problema cada día más dramático. Me refiero a la grave cuestión del trabajo. Los jóvenes, en particular, que después de años de preparación no ven salidas laborales y posibilidades de inserción social, y de proyección de futuro, se sienten a menudo desilusionados y se ven tentados de rechazar a la propia sociedad. La prolongación de situaciones semejantes causa tensiones sociales, que son aprovechadas por las organizaciones criminales para proponer actividades ilícitas. Es por tanto urgente que, aun en este momento difícil, se hagan todos los esfuerzos por promover políticas ocupacionales, que puedan garantizar un trabajo y una sustentación digna, condición indispensable para dar vida a nuevas familias.

Gentiles Autoridades, son múltiples los problemas que requieren una solución. Que vuestro compromiso de Administradores, que se esfuerzan en colaborar juntos por el bien de la comunidad, sepa siempre considerar al hombre como un fin, para que pueda vivir de manera autenticamente humana. Como obispo de esta ciudad quisiera, por tanto, invitaros a encontrar en la Palabra de Dios la fuente de inspiración para vuestra acción política y social, en la “búsqueda del verdadero bien de todos, en el respeto y en la promoción de la dignidad de toda persona" (Ex. ap. postsinodall Verbum Domini, 101). Os aseguro mi recuerdo en la oración, sobre todo por aquellos que comienzan su servicio al bien común, y mientras invoco sobre vuestro trabajo la protección maternal de la Virgen María, Salus Populi Romani, os imparto de corazón mi Bendición, que de buen grado extiendo a los habitantes de Roma, de su Provincia y de todo el Lazio.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

© Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana]


 

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Decreto de beatificación de Juan Pablo II
De la Congregación para las Causas de los Santos
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación, por su indudable interés, el texto completo del Decreto de beatificación del papa Juan Pablo II de la Congregación para las Causas de los Santos, que ha sido publicado por Radio Vaticano.

* * * * *

Beatificación: Señal de hondura de fe e invitación a una vida cristiana plena

La proclamación por la Iglesia de un santo o un beato es fruto de la unión de varios aspectos relativos a una persona concreta. Primero, es un acto que dice algo importante en la vida de la misma Iglesia. Está ligado a un “culto”, por ejemplo, a la memoria de la persona, a su pleno reconocimiento en la conciencia de la comunidad eclesial, del país, o de la Iglesia universal en distintos países, continentes y culturas. Otro aspecto es la conciencia de que la “elevación a los altares” será un importante signo de la hondura de la fe, de la difusión de la fe en el itinerario vital de esta persona, y que este signo se convertirá en una invitación, un estímulo para todos nosotros hacia una vida cristiana incluso más profunda y plena. Finalmente, la condición sine qua non es la santidad de la vida de la persona, verificada en los precisos y formales procedimientos canónicos. Todo ello proporciona el material para la decisión del sucesor de Pedro, del Papa, con vistas a la proclamación de un beato o un santo, del culto en el contexto de la comunidad eclesial y de su liturgia.

El pontificado de Juan Pablo II fue un elocuente y claro signo, no sólo para los católicos, sino para la opinión pública mundial, para personas de todos los colores y credos. La reacción mundial a su estilo de vida, al desarrollo de misión apostólica, al modo como soportó su sufrimiento, la decisión de continuar su misión petrina hasta el final como querida por la divida Providencia, y finalmente, la reacción a su muerte, la popularidad de la aclamación “¡Santo, ya!”, que algunos hicieron el día de su funeral, todo ello es base sólida en la experiencia de haberse encontrado con la persona que era el Papa. Los fieles sintieron, experimentaron que era un “hombre de Dios”, que realmente ve los pasos concretos y los mecanismos del mundo contemporáneo “en Dios”, en la perspectiva de Dios, con los ojos de un místico que alza los ojos sólo a Dios. Fue claramente un hombre de oración: tanto es así que, sólo en la dinámica de unión personal con Dios, de la escucha permanente a los que Dios quiere decir en una situación concreta, fluía la entera actividad del papa Juan Pablo II. Quienes estuvieron más cercanos a él pudieron ver que, antes de sus entrevistas con sus visitantes, ya fueran jefes de Estado, altos dignatarios de la Iglesia o sencillos ciudadanos, Juan Pablo II se recogía en oración por las intenciones de los visitantes y de la reunión a celebrar.

1.- Aportación de Karol Wojtyla al Concilio Vaticano II

Tras el Vaticano II, durante los pontificados de Pablo VI y Juan Pablo II, el modo de presentación, y entonces de autopresentación del papado, ha sido completamente expresiva. Con motivo del 25 aniversario del pontificado de Juan Pablo II, el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano publicó en 2004 un libro titulado “Id por todo el mundo”. Giancarlo Zizola, vaticanista reconocido, subrayó que “el papado ha conquistado su ciudadanía en el reino de la visibilidad pública, saliendo del lugar de marginación del culto a donde había sido relegado por decreto de la sociedad secular, en nombre de una visión militante del principio liberal de separación de Iglesia y Estado (p. 17). Un historiador alemán, el jesuita Klaus Schatz, hablando de Pablo VI y de Juan Pablo II, subrayó el significado de “papado itinerante” –por tanto en conformidad con el Vaticano II- más en modo de un movimiento misionero que como un polo estático de unidad. Schatz se refiere a la manera de interpretar la misión papal como una llamada a “confirmar en la fe a los hermanos” (Lucas 22, 32), en un modo ligado a la autoridad estructural pero con un fuerte toque espiritual y carismático, en relación con la credibilidad personal y arraigada en el mismo Dios.

Detengámonos un momento a considerar el Vaticano II. El joven arzobispo de Cracovia fue uno de los padres conciliares más activos. Hizo una aportación significativa al “Esquema XIII”, que luego devendría en la constitución pastoral del Concilio Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el Mundo Contemporáneo, y la constitución dogmática Lumen Gentium. Gracias a sus estudios en el extranjero, el obispo Wojtyla tenía una experiencia concreta de evangelización y de la misión de la Iglesia, en Europa occidental o en otros continentes, pero sobre todo del ateísmo totalitario en Polonia y en otros países del bloque soviético. Llevó toda esta experiencia a los debates conciliares, ciertamente no como conversaciones de salón, muy corteses pero vacías de contenido. Aquí había un esfuerzo sustancial y decisivo por insertar el dinamismo del Evangelio en el entusiasmo conciliar arraigado en la convicción de que el cristianismo es capaz de dar un “alma” al desarrollo de la modernidad y a la realidad del mundo social y cultural.

Todo esto sería utilizado en preparar las futuras responsabilidades del sucesor de Pedro. Como Juan Pablo II dijo, el ya tenía en mente su primera encíclica, Redemptor Hominis, y la trajo a Roma desde Cracovia. Todo lo que tenía que hacer en Roma era redactar todas estas ideas. En su encíclica, hay una amplia invitación a la humanidad a redescubrir la realidad de la redención en Cristo: El hombre (...) permanece como un ser incomprensible para sí mismo, su vida no tiene sentido, si no se le revela el amor, si no encuentra el amor, si no lo experimenta y lo hace suyo, si no participa íntimamente en él. Esto, como ya se ha dicho, se debe a que Cristo el Redentor “revela plenamente al hombre su mismo ser”. (...) el hombre reencuentra la grandeza, dignidad y valor de su propia humanidad. En el misterio de la Redención, el hombre es nuevamente “expresado” y, en cierta manera, es nuevamente creado. (...) El hombre que desea comprenderse a sí mismo a fondo --y no sólo de acuerdo a los inmediatos, parciales, a menudo superficiales, e incluso ilusorios estándares y medidas de su ser- debe con su inquietud, incertidumbre e incluso debilidad y pecaminosidad, con su vida y muerte, acercarse a Cristo. Debe, en cierto modo, entrar en él con todo su propio ser, debe “apropiarse” y asimilar la totalidad de la realidad de la Encarnación y la Redención para encontrarse a sí mismo (n° 10).

Esta unión de Cristo con el hombre es en sí misma un misterio. Del misterio ha nacido “el hombre nuevo”, llamado a ser copartícipe de la vida de Dios, y nuevamente creado en Cristo por la plenitud de la gracia y la verdad. (...) El hombre es transformado interiormente por este poder como fuente de una nueva vida que no desaparece y no pasa sino que dura hasta la vida eterna. (...) Esta vida, que el Padre prometió y ofreció a cada hombre en Jesucristo (...) es en cierto modo la plenitud del “destino” que Dios ha preparado para él desde la eternidad. Este “destino divino” progresa, a pesar de todos los enigmas, los enigmas sin resolver, giros, vueltas del “destino humano” en el mundo temporal. En efecto, mientras tanto, mientras todo esto, a pesar de todas las riquezas de la vida temporal, necesaria e inevitablemente lleva a la frontera de la muerte y al fin de la destrucción del cuerpo humano, más allá de este fin vemos a Cristo. “Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí... nunca morirá” (n° 18).

2.- Totus Tuus, confianza en María Madre de Dios

La vida de Juan Pablo II se dedicó totalmente al servicio del Señor, por intercesión de su Madre. Su lema era Totus Tuus, ya fuera para el bien de la Iglesia o para el del hombre que es el camino para la Iglesia (Redemptor Hominis, n° 14). Esta es la “razón de ser” de los viajes apostólicos internacionales, los encuentros diarios con la gente, con los responsables de comunidades eclesiales, con cardenales y obispos, con los cabezas de otras Iglesias y comunidades cristianas, los líderes de otras religiones y con los laicos. Esto es también verdad en los documentos escritos por el papa, las relaciones diplomáticas de la Sante Sede con los estados y organizaciones internacionales. La profunda convicción del valor del Vaticano II –no sólo sobre la necesidad sino también sobre la posibilidad, para la Iglesia, de ofrecer el Evangelio de Cristo y construir sobre él la experiencia de la Iglesia como una inspiración vibrante y energética de la visión y mecanismos del mundo moderno- fue siempre convicción del papa.

En 1989, cayó el Muro de Berlín pero, a nivel internacional, se podía sentir la fuerza destructiva de los mecanismos comerciales y de los intereses privados económicos e ideológicos, incluso muchos de ellos anónimos, que traían injusticia y marginación a todos los pueblos –incluso a ciertos grupos sociales en los países desarrollados--, y en especial se podía percibir que la vida humana había sido devaluada. En muchos viajes apostólicos internacionales a los varios continentes, el Papa proclamó el Evangelio de Cristo y la preocupación de la Iglesia. Escribió de modo más sistemático las encíclicas Laborem Exercens, Sollicitudo Rei Socialis, Centesimus Annus; y también Evangelium Vitae, Veritatis Splendor, Fides et Ratio; y las encíclicas que tenían que ver directamente con la vida y el apostolado de la Iglesia, como Dominum et Vivificantem, Redemptoris Missio, Ut Unum Sint, Ecclesia de Eucharistia.

3 – La guerra de Iraq y la “paz ofensiva”

A menudo, como en el caso de los esfuerzos realizados para evitar la guerra entre los Estados unidos e Iraq, existe una auténtica “paz ofensiva”, no sólo para salvar la vida de las personas, también para frenar el crecimiento del odio y las dementes ideas sobre el enfrentamientos entre las civilizaciones, o sobre el nuevo fenómeno de terrorismo a gran escala. De ahí el discurso de Año Nuevo ante los cuerpos diplomáticos acreditados en la Santa Sede, también el inolvidable febrero de 2002 en el que el Papa mantuvo encuentros con diplomáticos de “primera categoría”, J.Fischer (el 7 de febrero); Tarek Aziz (el 14 de febrero), Kofi Anan (18 de febrero), Tony Blair (22 de febrero, Jose Mª Aznar y el enviado de Seyyed Mohammed Khatami, presidente de la República Islámica de Irán (27 de febrero); y finalmente, debido a la insostenible situación humana, la deciisión de mandar al cardenal Echegaray en misión especial a Bagdad (15 de febrero) y al cardenal Pío Laghi a Washington (del 3 al 9 de marzo). El “febrero del Papa” concluyó con el encuentro del cardenal J.L. Tauran con los 74 embajadores y diplomáticos del mundo entero; el secretario por las Relaciones con los Estados, el “ministro de Asuntos Exteriores” del Papa, el cardenal Tauran hizo un llamamiento para evitar la guerra, y les recordó todo lo que el Papa había dicho en su “paz ofensiva”.

4 – Año 2000 Jubileo: una realidad histórica para recordar la venida de Jesús de Nazaret

La entonces actual tarea de Juan Pablo II se centró en la pastoral y vida de la Iglesia: las visitas ad Limina de los obispos de todo el mundo, las audiencias de los miércoles y los encuentros de los domingos con los fieles, para el Ángelus, las visitas pastorales a las parroquias de Roma. Todo fue hecho y recordado para promover la proclamación de Cristo, para acercar a nuestros conocimientos Su Persona, y “las palabras que Cristo había dicho cuando estaba a punto de dejar a los Apóstoles nos habla del misterio de la vida del hombre, de uno y de todos, el misterio de la historia de la humanidad. Bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo es una inmersión en el Dios viviente, 'en uno que es, que fue y que será'. El Bautismo es el principio del encuentro , de la unión, de la comunión, y de esta vida terrenal no es más que un prólogo y una introducción; cumplimiento y plenitud pertenecen a la eternidad. La imagen de este mundo se desvanece. Debemos encontrarnos a nosotros mismos, en el 'mundo de Dios', con el fin de llegar a la meta, ir hacia la plenitud de la vida y de la vocación del hombre” (Cracovia, 10 de junio de 1979).

“Esta es precisamente una de las cosas que Juan Pablo II quiso más: explicar claramente que nosotros miramos a Cristo que viene; por supuesto El que vino, pero aún más el que vendrá, y ésto, desde este punto de vista, mantiene nuestra fe, orientándonos hacia el futuro. En este camino, somos realmente capaces de presentar un mensaje de fe, en una nueva manera, desde la perspectiva de Cristo que viene. (Benedicto XVI, Luz del Mundo).

El Gran Jubileo de la Redención, en el año 2000, no fue para Juan Pablo II, un “pretexto” para la acción pastoral, sino que ante todo fue una realidad histórica que recuerda la venida de Jesús de Nazaret y todo lo que este acontecimiento histórico ha traído consigo, a saber, la Redención, el Testimonio del Amor de Dios en la Cruz y en la Resurrección, la vida de la Iglesia primitiva, el camino de salvación realizado por el Salvador por el que ha introducido a su Iglesia como un signo e instrumento de unidad interna con Dios, así como de la familia humana. El año Jubileo del Año 2000 nos trae de la Tierra Santa, tierra de Jesús, y de Roma, sitio del apostolados del Sucesor de Pedro, el vínculo de autenticidad del mensaje y de la unidad de la comunidad eclesial. El mensaje ha sido reformulado en las Cartas Tertio Millenio Adveniente y Novo Millennio Ineunte. Pero para el Papa lo que más importaba era el agradecimiento personal y de la Iglesia entera a nuestro Señor Jesús y el encuentro en la fe con el que Él nos ha amado hasta el final, que nos ha salvado y sigue siendo un signo tan necesario en un mundo que se está volviendo cada vez más sordo, mientras trata de organizar su vida como si Dios no existiese, errando sin identidad y sin sentido.

5 – Atención a la Juventud y el significado de las JMJ

Juan Pablo II acostumbraba a analizar los resultados de sus Viajes Apostólicos al extranjero con sus colaboradores, para identificar lo que se había hecho bien, y prever cambios para los viajes sucesivos. Tras el viaje a Polonia en 1991, el papa se dio cuenta que, durante la Misa en Varsovia, en las zonas más alejadas, los jóvenes iban y venían, bebían cerveza o coca-cola, y volvían. “No era como en los viajes anteriores, dijo, ha habido un cambio en la mentalidad de la sociedad. No vale la pena fijarnos en los 'primeros puestos'. Los VIP están siempre sentados de la misma manera, pero los 'márgenes' son importantes y merecen nuestra atención”. Es importante fijarnos en que el Papa no usaba la palabra “multitud”: él siempre veía y prestaba atención a "la gente". Era muy atento al papel de los laicos en la vida y misión de la Iglesia. Es muy significativo que, cuando todavía era capellán de la Universidad de Cracovia, aprovechara un breve periodo de "deshielo político" en 1957 para organizar – en colaboración con el arzobispo de Wroclaw, Boleslaw Kominek - un simposio en la ciudad para más de 100 estudiantes universitarios de toda Polonia (¡por primera vez desde hacía décadas!) precisamente sobre el tema "El papel de los laicos en la Iglesia" (¡y esto fue años antes del Concilio Vaticano II!). Más tarde, durante las vacaciones de verano, organizaba ejercicios espirituales en la sede de las Hermanas Ursulinas de la Unión Romana de Bado Slaskie para un grupo un poco más pequeño de participantes del simposio de Wroclaw, precisamente para promover la "formación de los laicos".

Con la creación de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Papa dio su apoyo a diversas formas de actividad de los laicos en la vida y misión de la Iglesia, allanando así el camino a iniciativas muy significativas, algunos años más tarde, durante el pontificado de Benedicto XVI: la celebración, en septiembre de 2010 en Corea, de un importante Congreso de laicos católicos de Asia, las reuniones de los obispos africanos que cada vez alientan más a los laicos a ocupar cargos de responsabilidad en los sectores de la evangelización, la actividad social y en ámbito educativo de la Iglesia, la significativa presencia de laicos católicos en la Misión Continental de América Latina.

Al revisar su pontificado, Benedicto XVI hace una observación de los cambios generacionales a escala mundial, y llega a la misma conclusión que su predecesor, a saber, que "los tiempos han cambiado". Mientras tanto, una nueva generación ha llegado, con nuevos problemas. La generación de finales de los sesenta, con sus propias peculiaridades, vino y se fue. Incluso la siguiente generación, más pragmática, ha envejecido. Hoy en día, hay que preguntarse: "¿Cómo podemos hacer frente a un mundo que se pone en peligro, y en el que el progreso se convierte en un peligro? ¿No deberíamos empezar todo de nuevo desde Dios?"(Luz del Mundo). Así que Benedicto XVI hace un llamamiento "a que pueda surgir una nueva generación de católicos, personas renovadas interiormente, que se comprometan en la política sin ningún complejo de inferioridad" (una idea muchas veces repetida por el Papa, por ejemplo, en el Mensaje para la 46 ª Semana Social de los católicos italianos, 12 de octubre de 2010). Él sigue pidiendo una nueva generación de buenos intelectuales y científicos, atentos al hecho de que "un punto de vista científico que ignora la dimensión ética y religiosa de la vida se vuelve peligrosamente estrecho, justo como sucedería a una religión, si se negara a una legítima contribución de la ciencia a nuestra comprensión del mundo" (Londres, St. Mary's College, 17 de septiembre de 2010); el Papa pide una"nueva generación de laicos cristianos comprometidos, capaces de buscar, con rigor y competencia moral, soluciones de desarrollo sostenible" (7 de septiembre de 2008).

6 – La sencillez de la oración de Juan Pablo II

Cuando recordamos lo que Juan Pablo II llevó a cabo, los "grandes eventos" se mezclan con el recuerdo de momentos sencillos de oración, que fueron una fuente de asombro incluso para sus colaboradores. Voy a mencionar sólo dos, procedentes de dos diferentes períodos de su vida. En los años setenta, yo era capellán de los estudiantes de la Universidad Católica de Lublín. Al inicio del año académico, el entonces cardenal de Cracovia vino para participar en la Eucaristía en la iglesia de la universidad, en la inauguración oficial del gran salón, y en el almuerzo. Después de eso, el cardenal estaba listo para regresar a Cracovia. El rector de la Universidad, el padre Krapiec, lo acompañó hasta el coche, pero se detuvo a charlar con otro invitado, tanto que hicieron para llegar al coche. Pero he aquí que ¡el cardenal había "desaparecido"! Los diez segundos que esperaron les pareceron diez siglos. El rector, acostumbrado a tener todo bajo control, no sabía dónde podía haber ido el cardenal. Me preguntó: "¿Dónde está Wojtyla? ¡El cardenal ha desaparecido! ¿Dónde está?" Con una leve sonrisa burlona, me tomé un tiempo antes de responderle, sólo para tomarle el pelo un poco. Entonces le dije: "Probablemente ha ido a la iglesia". Allí fuimos, y efectivamente, encontramos al cardenal, arrodillado en oración delante del Vía Crucis.

El otro recuerdo fue en 1999, durante su séptimo viaje apostólico a Polonia. Duró 13 días, con 22 paradas en el programa, desde el Norte hacia el Sur del país. Un programa mucho más allá de las capacidades físicas del papa. Uno de esos días, tenía que celebrarse – según el programa – la bendición del Santuario de Lichen, la Eucaristía en Bydgoszcz, a continuación una reunión con la gente de la universidad, la liturgia del Sagrado Corazón, en relación con la beatificación del p. Frelichowski en otra ciudad, en Torun, y después volver a Lichen para la noche. ¡Un día de lo más ocupado! Así que, después de la cena, la comitiva papal se fue a la cama inmediatamente. Pero el Papa se encerró solo en la capilla por un largo, muy largo momento de oración. Quedabamos sólo tres de nosotros: monseñor Chrapek, encargado de la planificación de la visita para el episcopado, yo mismo, como "asistente", y el famoso Camillo Cibin, jefe de la seguridad del Vaticano. Por fin, el Papa salió de la capilla para ir a su dormitorio. Cibin me dijo: "Padre Andrea, tráigame una silla. Pero una que sea dura, de madera, no un sofá, dos tazas de café, café fuerte, y una manzana”. Todo ello para ayudarle a esperar toda la noche en la puerta de la habitación del Papa, que no se había cerrado del todo, para determinar si el Papa – no sólo cansado, sino también de edad avanzada – respiraba con normalidad o si tenía alguna necesidad de ayuda. La santidad personal del Papa era algo que estaba más allá y por encima de la estima de que gozaba entre sus colaboradores más cercanos, y esto era muy significativo.

7 – El testamento de Juan Pablo II

Juan Pablo II era consciente del hecho de que estamos viviendo momentos muy difíciles de la historia, que el Sucesor de Pedro tenía el deber de confirmar en la fe, pero era igualmente consciente de que el aspecto más importante fue el de confiar en Dios. El testamento que él escribió en 1979, y que modificaba todos los años,durante los ejercicios espirituales, nos da un poderoso testimonio de ello. Del 24 febrero al 1 de marzo, escribió:

“24.II – 1.III.1980. Durante estos ejercicios espirituales he reflexionado sobre la verdad del Sacerdocio de Cristo ante el paso que supone, para cada uno de nosotros, la hora de nuestra muerte. Para nosotros, partir de este mundo - para renacer en el siguiente, el mundo futuro, signo elocuente (añadía la palabra decisivo sobre ella), es la Resurrección de Cristo (...) Los tiempos que vivimos se han convertido en indeciblemente difíciles y preocupantes. La vida de la Iglesia también ha vuelto difícil y tenso, una prueba característica de estos tiempos – para los fieles y los pastores. En algunos países (como uno sobre el que leí durante los ejercicios espirituales), la Iglesia se encuentra en un momento de la persecución igual al de los primeros siglos, tal vez más, teniendo en cuenta el grado de crueldad y de odio. Sanguis martyrum - semen christianorum. Por otra parte, tantas personas inocentes han desaparecido, incluso en este país en el que vivimos …

Una vez más deseo confiarme totalmente a la gracia del Señor. Él decidirá cuándo y cómo debo terminar mi vida terrena y mi ministerio pastoral. En la vida y en la muerte Totus Tuus, mediante la Inmaculada. Aceptando ya esta muerte, espero que Cristo me dé la gracia de este último pasaje, es decir, (mi) Pascua. Yo también espero que la haga útil para esta causa más importante a la que trato de servir: la salvación de los seres humanos, la protección de la familia humana, en todas las naciones y entre todos los pueblos (entre ellos me refiero, en particular, a mi propio país natal), útil para aquellos que, de una manera especial, se me han confiado, en la Iglesia, para gloria del propio Dios".

El 5 de marzo de 1982, añadió: "El atentado contra mi vida, el 13.V.1981, ha confirmado, en cierto modo, la exactitud de las palabras escritas durante los ejercicios espirituales de 1980 (24.II – 1.III). Siento aún más profundamente que estoy totalmente en las Manos de Dios – y permanezco continuamente a disposición de mi Señor, encomendándome a Él en Su Inmaculada Madre (Totus Tuus)".

Posteriormente, el 17 de marzo del Año Jubilar 2000, número 3: "Como cada año, durante los ejercicios espirituales, leo mi testamento del 6.III.1979. Sigo manteniendo las disposiciones contenidas en él. Lo que se ha añadido, en ese momento y durante los siguientes ejercicios espirituales, constituye un reflejo de la situación general difícil y tensa que ha marcado los años ochenta. Desde el otoño de 1989, esta situación ha cambiado. La última década del siglo pasado estuvo libre de las tensiones anteriores; esto no significa que no hubiera nuevos problemas o dificultades. De manera especial, que la Divina Providencia sea alabada por ello, el periodo llamado "guerra fría" ha terminado sin un violento conflicto nuclear, una amenaza que pesaba sobre el mundo durante el período anterior" (palabras subrayadas por el propio Papa).

8 – Un aspecto esencial del nuevo Beato: “Dios es el fundamento de todos nuestros esfuerzos”

Este es de nuevo un aspecto esencial, si se quiere entender más profundamente la personalidad del nuevo Beato para la Iglesia, Karol Wojtyla – Juan Pablo II. El fundamento de todos los esfuerzos de nuestra vida está en Dios. Estamos rodeados por el amor divino, por los resultados de la Redención y la Salvación. Pero hay que ayudar a que se arraigue profundamente en Dios mismo, debemos hacer todo lo posible para que se creen actitudes personalesy sociales arraigadas en la realidad de Dios. Esto requiere paciencia, tiempo y la capacidad de verlo todo a través de los ojos de Dios.

La última y breve peregrinación del papa Juan Pablo II a Polonia, más concretamente a su “patria chica", a Cracovia, Wadovice y al Camino de la Cruz (de Kalwaria Zebrzydowska), mostró una determinación, pero también una agudeza espiritual "en el proceso de maduración en el tiempo" para que toda la humanidad, especialmente la comunidad eclesial y cristiana, pudiese comprender mejor algunos de los aspectos fundamentales de la fe. Desde el comienzo de su pontificado, en 1978, Juan Pablo II hablaba a menudo en sus homilías de la misericordia de Dios. Esta se convirtió en el tema de su segunda Encíclica Dives in Misericordia, en 1980. Era consciente de que la cultura moderna y su lenguaje no tienen un lugar para la misericordia, tratándola como algo extraño, sino que tratan de inscribirlo todo en las categorías de la justicia y la ley. Pero esto no es suficiente, porque no es en absoluto la realidad de Dios.

9 – Confiar al mundo a la Divina Misericordia

Más tarde, el Papa tomó algunas medidas para finalizar el proceso de beatificación de sor Faustina Kowalska, y la canonización (2000). Toda la comunidad eclesial fue llevada a sentir la cercanía de esa persona tan íntimamente vinculada con el mensaje de la Misericordia, lo que facilitó el desarrollo de este tema para Juan Pablo II, mostrando la realidad de la Divina Misericordia en los muchos contextos alrededor del mundo, en los diversos continentes de la humanidad hoy.

Por último, en agosto de 2002, en Lagiewniki, donde sor Faustina vivió y murió, Juan Pablo II confió el mundo a la Divina Misericordia, a la confianza ilimitada en Dios, el Misericordioso, a Aquel que ha sido no solo una fuente de inspiración, sino también de la fuerza de su servicio como Sucesor de Pedro. “Es el Espíritu Santo, Consolador y Espíritu de verdad, quien nos conduce por los caminos de la Misericordia divina. Él, convenciendo al mundo "en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio" (Jn 16, 8), al mismo tiempo revela la plenitud de la salvación en Cristo. Este convencer en lo referente al pecado tiene lugar en una doble relación con la cruz de Cristo. Por una parte, el Espíritu Santo nos permite reconocer, mediante la cruz de Cristo, el pecado, todo pecado, en toda la dimensión del mal, que encierra y esconde en sí. Por otra, el Espíritu Santo nos permite ver, siempre mediante la cruz de Cristo, el pecado a la luz del "mysterium pietatis", es decir, del amor misericordioso e indulgente de Dios (cf. Dominum et vivificantem, 32). Y así, el "convencer en lo referente al pecado", se transforma al mismo tiempo en un convencer de que el pecado puede ser perdonado y el hombre puede corresponder de nuevo a la dignidad de hijo predilecto de Dios. En efecto, la cruz "es la inclinación más profunda de la Divinidad hacia el hombre (...). La cruz es como un toque del amor eterno sobre las heridas más dolorosas de la existencia terrena del hombre" (Dives in misericordia, 8). La piedra angular de este santuario, tomada del monte Calvario, en cierto modo de la base de la cruz en la que Jesucristo venció el pecado y la muerte, recordará siempre esta verdad. (…) ¡Cuánta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo más profundo del sufrimiento humano parece elevarse la invocación de la misericordia. Donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor y la muerte de los inocentes se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz. Donde no se respeta la vida y la dignidad del hombre se necesita el amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el inexpresable valor de todo ser humano. Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad. Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor Jesús: de aquí debe salir "la chispa que preparará al mundo para su última venida" (Homilía en Lagiewniki, 17 de agosto de 2002).

Esto hizo los últimos meses en la vida del papa Juan Pablo II, marcados por el sufrimiento, llevando su Pontificado a su cumplimiento.

[Traducción del original en inglés realizada por ZENIT]



 

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