14.01.11

Cómplices de la serpiente

A las 12:40 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Obispos españoles
 

La actualidad informativa es tan volátil que determinados sucesos nefastos pasan más o menos desapercibidos sin que dé tiempo a que la ciudadanía sea consciente de su gravedad. Eso ocurre también a nivel eclesial. Tal o cual personaje puede ocupar durante unos días las portadas de los medios de comunicación religiosos pero el tiempo acaba sacándole de la vorágine de artículos, posts y comentarios de los fieles.

Sin ir más lejos, la noticia de que un juez de la Audiencia Nacional haya citado como testigo a un sacerdote, Félix Placer, por haber convocado una manifestación de apoyo a los terroristas etarras encarcelados, es lo suficientemente grave como para que los católicos de este país hiciéramos todo lo posible para que no quede como un jalón más en el espantoso camino que ha sido recorrido por una parte muy importante de la Iglesia en el País Vasco. Me refiero al grupo de sacerdotes vascos que han dedicado buena parte de su ministerio sacerdotal a apoyar a Eta de muchas maneras. Alguno, hasta el grado de colaborador necesario para cometer un crimen.

No hace falta entrar a discutir si es cierto o no que la banda terrorista naciera en un seminario, como diversos autores han afirmado. La realidad es que han habido, y siguen habiendo, curas abertzales que han jugado el papel de capellanes de los terroristas de la pistola y del mundillo batasuno. Todo ello con la complicidad, por cobardía o por complacencia, de los que fueron obispos de las diócesis vascas durante las últimas décadas. Desde Mons. Setién hasta Mons. Uriarte, pasando por Mons. Blázquez y Mons. Asurmendi. Mons. Setién fue quien dijo que como pastor amaba más a unas ovejas que a otras. Las ovejas a las que amaba más eran de ideología nacionalista-separatista, lo cual incluye al mundo etarra. Mons. Uriarte era más “fino", pero no dejó de ser más de lo mismo. En Bilbao, Mons. Blázquez, el mismo que firmó la infame carta pastoral contra la ley que ilegalizaba a Batasuna, no tuvo el coraje de poner en su sitio a sus propios curas etarras. Por ejemplo, al párroco de San Francisco de Paula, en la capital vizcaína, a quien pillaron afirmando que “Eta, cuantos más militantes, mejor”. Respecto a Mons. Asurmendi, baste decir que el P. Félix Placer pertenece a su diócesis y ha dado clase en su seminario.

Es cierto que todos esos obispos, incluso Setién, han dicho que está muy mal que ETA mate gente. Obviamente ninguno de ellos ha justificado los atentados terroritas. Faltaría más. Pero es igual de cierto que ninguno ha tenido el coraje de echar a patadas de sus iglesias a sus curas etarras. Y sabían perfectamente quiénes eran porque no se escondían. Y claro, cuando tú condenas el terrorismo pero mantienes como sacerdotes activos, incluso como párrocos, a sabandijas cuya existencia es una profanación constante del sacramento del orden, pues sólo puedes esperar que un gran número de fieles te considere como pastor cómplice de la serpiente etarra, que es hija de esa Serpiente de la que habla la Escritura.

Con Mons. Munilla y Mons. Iceta ha llegado savia nueva a las diócesis vascas. Es obvio que no les podemos pedir que hagan en un par de años lo que sus antecesores no hicieron en décadas. Pero tampoco pueden esperar que nos conformemos con que la biología haga el trabajo de limpiar de escoria las iglesias locales que el Señor les ha encomendado. No tienen la culpa de haber heredado un presbiterado con componentes etarras entre sus filas. Sí la tendrán si dentro de 5-10 años siguien quedando curas como Félix Placer entre el clero vasco. Y si eso les lleva al borde del martirio, que así sea. Es mejor ser mártir por defender la justicia y por ser fiel a Cristo, que ser cómplice de los que han sumido al pueblo vasco y al resto de España a una pesadilla de muerte, sangre y horror.

Que el Señor les ayude a obrar con sabiduría, determinación y coraje profético.

Luis Fernando Pérez