14.01.11

Juan Pablo II, beato de la Divina Misericordia

A las 5:46 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Papas, El Vaticano
 

Benedicto XVI ya lo decidió. Juan Pablo II será beato el 1 de mayo durante una ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Como lo habíamos anticipado en este espacio días atrás, finalmente el Papa estampó este día su firma sobre el decreto de aprobación del “milagro” que aseguró la elevación al honor de los altares de Karol Wojtyla.

Mucho ya fue escrito sobre este tema en días pasados y ríos de tinta correrán en las próximas semanas. No es para menos. La figura del “Papa peregrino” aún forma parte del imaginario colectivo. Para muestra basta un botón: cada día pasan frente a su tumba en el subsuelo de la Basílica de San Pedro unas 20 mil personas, una devoción que está destinada a crecer y multiplicarse.

Los medios no se encuentran al margen de este fenómeno. La mañana de este viernes, antes del anuncio oficial, periodistas de todas partes del mundo comían ansias en la sala de prensa del Vaticano. Por eso el vocero papal, Federico Lombardi, bien pensó en dar una mini conferencia de prensa para dar mayores detalles.

Más allá de lo publicado y conocido, las novedades son las siguientes: ante todo la fecha, 1 de mayo de 2011. Fue decidida personalmente por Benedicto XVI por tratarse del domingo de la Divina Misericordia, efeméride de enorme valor simbólico en el pontificado Wojtyla (él la instituyó como fiesta de la Iglesia universal, canonizó a sor Faustina Kowalska y falleció en la víspera de esa festividad en 2005).

Segunda novedad: antes del 1 de mayo los restos de Juan Pablo II serán trasladados al interior de la Basílica de San Pedro desde las Grutas Vaticanas, en el subsuelo de ese templo, donde se encuentran actualmente. No se tiene contemplado abrir el féretro y por tanto no se sabrá el grado de conservación del cuerpo. Su lugar será en la capilla de San Sebastián, a la derecha de la nave central, entre La Piedad de Miguel Ángel y la Capilla del Santísimo Sacramento. Allí podrá ser venerado por miles de personas.

El Vaticano aún no decidió el día del calendario litúrgico que será elegido para celebrar su fiesta. Eso compete a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que, de todas maneras, deberá tener lista la fecha antes de la beatificación. Abajo compartimos con los lectores de este blog un comentario sobre el tema de Lombardi en la Radio Vaticana:

JUAN PABLO II BEATO
Por Federico Lombardi / 14 de enero de 2011

Con la aprobación de parte del Papa del decreto sobre un milagro ocurrido por la intercesión del siervo de Dios Juan Pablo II se abre el camino para su beatificación. La Iglesia reconoce entonces que Karol Wojtyla ha dado un testimonio eminente y ejemplar de vida cristiana, es un amigo y un intercesor que ayuda el pueblo en camino a dirigirse a Dios y a encontrarlo.

Por cuanto extraordinarias, no son tanto las obras de Juan Pablo II a llamar hoy nuestra atención, como su fuente espiritual, su fe, su esperanza, su caridad.

Las obras se deben admirar justamente porque son expresión de la profundidad y de la autenticidad de su relación con Dios, de su amor por Cristo y para todas las personas humanas, iniciando por los pobres y los débiles, de su tierno vínculo filial con la madre de Cristo.

Lo recordamos entonces en su profundo y largo recogimiento en oración, en su deseo de celebrar y anunciar a Jesús redentor y salvador del hombre, de hacerlo conocer y amar por los jóvenes de todo el mundo, en su afecto con los enfermos y los sufrientes, en el visitar los pueblos más necesitados de comida y de justicia, finalmente en su paciente y verdadera experiencia de sufrimiento personal, de enfermedad vivida en la fe, ante Dios y ante todos nosotros.

Su vida y su pontificado fueron recorridos de la pasión de hacer conocer al mundo entero en el cual él vivió - el mundo de nuestra dramática historia al traspaso de los milenios- la consoladora y entusiasmante grandeza de la misericordia de Dios: de ésta el mundo tiene necesidad. Por ello, justamente, tendremos el gozo de celebrar la beatificación solemne en el día en el cual él mismo quiso que toda la Iglesia dirija su mirada y su oración a esta Divina Misericordia.