Boletín Zenit

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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 17 de enero de 2011

Santa Sede

El Papa ratifica la aprobación de la Iglesia al Camino Neocatecumenal

El Papa recibe a la directora general de la UNESCO

Benedicto XVI: La Iglesia necesita sacerdotes “bien preparados”

El Papa envía bendiciones a los nuevos sacerdotes de ordinariato

El p. Keith Newton dirigirá el ordinariato personal de Inglaterra y Gales

El Papa erige una nueva diócesis en Sierra Leona

Dios llora en la tierra

Cardenal Rodríguez Maradiaga: El cáncer latinoamericano, la corrupción

Mundo

“Una idea buena para dar renovado aliento a una vida cristiana exigente”

Actualidad

El Camino Neocatecumenal en misión por el mundo

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Roma lejos de casa; Obra maestra en Pennsylvania

Espiritualidad

 Meditación para el primer día de la Semana por la Unidad de los Cristianos 

La Iglesia de Jerusalén, ayer, hoy y mañana

Documentación

Audiencia del Papa a los miembros del Camino Neocatecumenal

Audiencia a los miembros del Pontificio Instituto Polaco


Santa Sede


El Papa ratifica la aprobación de la Iglesia al Camino Neocatecumenal
Exhortándoles a la comunión con los obispos
ROMA, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI recibió hoy en audiencia a siete mil miembros del Camino Neocatecumenal, entre ellos cerca de 2.000 seminaristas, junto con sus iniciadores Kiko Argüello y Carmen Hernández, en el Aula Pablo VI, para el envío de 230 nuevas familias a la 46 países del mundo.

Este envío de familias se añade, según informó el Camino Neocatecumenal en un comunicado, a la apertura de trece nuevos destinos para la “misión ad gentes”, una forma particular de presencia misionera en lugares donde la Iglesia no está presentes.

Durante el encuentro, el Papa quiso subrayar la aprobación eclesial que ha recibido en los últimos años el Camino Neocatecumenal, a la que se suma la reciente aprobación definitiva de sus directorios catequéticos.

En los últimos años, afirmó el Papa, “se ha realizado con éxito el proceso de redacción de Los Estatutos del Camino Neocatecumenal que, después de un periodo razonable de validación “ad experimentum” tuvo su aprobación definitiva en junio de 2008”.

“Otro paso significativo se ha cumplido durante estos días, con la aprobación, obra de los competentes Dicasterios de la Santa Sede, del Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal”, añadió.

“Con estos sellos eclesiales, el Señor confirma hoy y os fía nuevamente este instrumento precioso que es el Camino, de modo que podáis, en filial obediencia a la Santa Sede y a los Pastores de la Iglesia, contribuir con un nuevo celo y ardor, al redescubrimiento radical y gozoso del Bautismo y ofrecer vuestra propia contribución a la causa de la Nueva Evangelización”.

Buscar la comunión

Por otro lado, el Papa exhortó a los miembros del Camino Neocatecumenal la importancia de “buscar la comunión” con los obispos y con el resto de la Iglesia.

La Iglesia “ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un don particular suscitado por el Espíritu Santo: como tal, tiende naturalmente a la inserción en la gran armonía del Cuerpo eclesial”, afirmó.

El Papa reconoció en el carisma neocatecumenal un “don de Dios para su Iglesia”, destacando su contribución a “reavivar y consolidar en las diócesis y parroquias la Iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y radical redescubrimiento de la riqueza del Bautismo”.

Por ello, recordando los propios Estatutos del Camino, les recordó que éste se pone “al servicio del obispo como una modalidad de actuación diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente en la fe”.

Les exhortó en este sentido a “buscar siempre una profunda comunión con los Pastores y con todos los componentes de la Iglesia particular y de los contextos eclesiales, tan diversos, entre los cuales estáis llamados a actuar”.

“La comunión fraterna entre los discípulos de Jesús es, de hecho, el primer y más grande testimonio del nombre de Jesús”, afirmó el Pontífice.

A las familias que envió posteriormente a la misión, les axhortó a que “la fe que habéis recibido en don, sea esta luz encima del candelero, capaz de indicar a los hombres el camino hacia el Cielo”.

Dirigiéndose de forma particular a las familias que irán en misión ad gentes, les renovó su llamada “a realizar una nueva presencia eclesial en ambientes muy secularizados de varios países, o en lugares en los cuales el mensaje de Cristo no ha llegado todavía”.

“Podéis sentir a vuestro lado la presencia viva del Señor Resucitado y la compañía de tantos hermanos, ¡así como la oración del Papa!”, afirmó.

A los seminaristas y sacerdotes presentes, miembros de los seminarios diocesanos “Redemptoris Mater” de Europa, los consideró un “signo especial y elocuente de los frutos de bien que pueden nacer del redescubrimiento de la Gracia del propio Bautismo”.

“A vosotros os miramos con particular esperanza , sed sacerdotes enamorados de Cristo y de su Iglesia, capaces de transmitir al mundo la alegría de haber encontrado al Señor y de poder estar a su servicio”, añadió.

Por último, saludó a las communitates in missionem, comunidades enteras que dejan su parroquia para ayudar en otras parroquias: “habéis abandonado, por decir así, la seguridad de vuestras comunidades de origen para ir a lugares más lejanos e incómodos, aceptando el ser enviados para ayudar a parroquias en dificultad y para buscar a la oveja perdida y devolverla al redil de Cristo”.

“En el sufrimiento o aridez que podéis experimentar, sentíos unidos al sufrimiento de Cristo en la cruz, y a su deseo de reunir a los hermanos que están lejos de la fe y de la verdad, para devolverlos a la casa del Padre”, les dijo el Papa.



 

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El Papa recibe a la directora general de la UNESCO
 
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI recibió hoy por la mañana a la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, según corroboró hoy la Santa Sede en un comunicado.

Bokova mantuvo posteriormente un encuentro con el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y con el secretario para las Relacioens con los Estados, monseñor Dominique Mamberti.

Durante el coloquio, calificado de “cordial”, se trató sobre el “compromiso de la UNESCO en el área de la educación, de la ciencia y de la cultura, de particular interés también para la Santa Sede, que participa activamente en los trabajos de la Organización”.

En este sentido, afirma el comunicado, “se subrayó la necesidad de asegurar un desarrollo integral de la persona humana, además de la importancia de garantizar una educación de calidad para todos”.

Se trató también sobre “algunos aspectos de la tutela del patrimonio cultural mundial y de protección del medio ambiente, como también sobre el valor del diálogo entre las culturas”.


 

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Benedicto XVI: La Iglesia necesita sacerdotes “bien preparados”
Audiencia a los miembros del Pontificio Instituto Polaco de Roma
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “La Iglesia necesita sacerdotes bien preparados”, que “busquen la Verdad” y que estén “ligados a Pedro”, afirmó hoy el Papa Benedicto XVI, al recibir en audiencia a los sacerdotes que estudian en el Pontificio Instituto Polaco de Roma, institución que celebra estos días su centenario.

El Pontífice aludió a la importancia de este Instituto en la vida de la Iglesia y de Polonia. A él están ligados figuras históricas de la talla del cardenal Adam Sapieha, primado polaco durante la difícil ocupación alemana, o la del cardenal Wyszyński, figura destacada del Concilio Vaticano II.

Precisamente este último, tuvo la oportunidad, durante su estancia en el Instituto, de preparar la celebración del Milenario del Bautismo de Polonia y el histórico Mensaje de reconciliación que los obispos polacos dirigieron a los prelados alemanes, dos acontecimientos históricos para el siglo XX.

Benedicto XVI quiso recordar también la visita a este Instituto del papa Juan Pablo II, en 1980, que “subrayó su gran significado para la Iglesia y para el pueblo polaco”, y también el afecto de Pablo VI hacia esta institución.

El Papa invitó a los sacerdotes polacos que hoy residen en el Instituto, a sentirse “parte importante de esta historia que hoy requiere también vuestra respuesta personal e incisiva, ofreciendo vuestra contribución generosa”.

“La Iglesia necesita sacerdotes bien preparados, ricos de esa sabiduría que se adquiere en la amistad con el Señor Jesús, acudiendo constantemente a la Mesa eucarística y a la fuente inagotable de su Evangelio”, subrayó el Papa.

Así, invitó a los presentes a apoyarse en la Eucaristía y en la Escritura para “tomar el apoyo continuo y la inspiración necesaria para vuestra vida y vuestro ministerio, para un sincero amor a la Verdad, que hoy estáis llamados a profundizar también a través del estudio y la investigación científica”.

“La búsqueda de la Verdad, para vosotros que como sacerdotes vivís esta peculiar experiencia romana, viene estimulada y enriquecida por la cercanía a la Sede Apostólica, a la que compete un servicio específico y universal a la comunión católica en la verdad y en la caridad”.

Por ello, “permanecer ligados a Pedro, en el corazón de la Iglesia, significa reconocer, llenos de gratitud, que estáis dentro de una historia de salvación plurisecular y fecunda”, en la que “sois llamados a participar activamente para que, como árbol exuberante, ofrezca siempre sus preciosos frutos”.

El Papa exhortó a los estudiantes del Pontificio Instituto Polaco al amor y a la devoción “a la figura de Pedro”, para “servir generosamente a la comunión de toda la Iglesia católica y de vuestras Iglesias particulares”.


 

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El Papa envía bendiciones a los nuevos sacerdotes de ordinariato
El arzobispo Nichols considera crucial la función del Pontífice en la unidad
LONDRES, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha enviado sus bendiciones a los tres ex-obispos anglicanos que fueron ordenados como los primeros sacerdotes católicos del nuevo ordinariato personal de Nuestra Señora de Walsingham.

Los padres Keith Newton, Andrew Burnham y John Broadhurst fueron ordenados sacerdotes católicos este sábado en la catedral de Westminster para el recientemente erigido ordinariato de Inglaterra y Gales. El padre Newton fue nombrado por el Papa primer ordinario para dirigir la comunidad.

Este ordinariato, erigido por la Santa Sede el sábado, se estipuló en la Anglicanorum coetibus para aquellos grupos de clérigos y fieles anglicanos que han expresado su deseo de entrar en la plena comunión con la Iglesia católica.

En un mensaje leído el sábado durante la ceremonia de ordenación, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal William Levada, comunicó que el Pontífice “me pidió que os transmita que imparte cordialmente su bendición apostólica a los ordenandi Andrew Burnham, John Broadhurst y Keith Newton, así como a sus esposas y miembros de su familia y a todos los demás participantes en este solemne rito”.

El cardenal afirmó que era “una ocasión de gran alegría tanto para ellos como para la Iglesia en general”. Los tres nuevos sacerdotes ordenados están casados y tienen hijos.

En un comunicado sobre la creación del nuevo ordinariato, la Santa Sede explicó que “por razones doctrinales la Iglesia no permite, bajo ninguna circunstancia, la ordenación de hombres casados como obispos”.

“Sin embargo -añade-, la constitución apostólica [Anglicanorum coetibus] prevé, bajo ciertas condiciones, la ordenación como sacerdotes católicos de clérigos ex-anglicanos casados”

Grupos de anglicanos

El comunicado señala que esos tres clérigos “se encargarán de la preparación catequética de los primeros grupos de anglicanos de Inglaterra y Gales que sean recibidos en la Iglesia católica junto a sus pastores en Pascua”.

También “acompañan la preparación del clero para la ordenación al sacerdocio católico en torno a Pentecostés”.

El cardenal Levada afirmó: “Rezo para que Dios les bendiga en abundancia, y también por los demás clérigos y fieles que se están preparando para unirse a ellos en plena comunión con la Iglesia católica”.

“En medio de la incertidumbre que todo periodo de transición conlleva inevitablemente, quiero aseguraros toda nuestra admiración por vosotros y nuestra oración solidaria”.

Indicó que el establecimiento del nuevo ordinariato “marca un momento único e histórico en la vida de la comunidad católica de este país”.

Y expresó su esperanza en que “traiga grandes bendiciones no sólo a los directamente implicados en él, sino a toda la Iglesia”.

Un nuevo paso

En su homilía durante la misa de ordenación, el arzobispo Vincent Nichols de Westminster destacó: “Hoy es una oportunidad única que marca un nuevo paso en la vida e historia de la Iglesia católica”

“Agradezco mucho a la Iglesia de Inglaterra que ha reconocido vuestra sinceridad e integridad al realizar este viaje y os ha asegurado sus oraciones y buenos deseos” dijo el prelado.

“El primero de ellos -afirmó- es Rowan, arzobispo de Canterbury, con su visión característica y su generosidad de corazón y de espíritu”.

“Hoy damos las gracias por el valiente liderazgo del Santo Padre al establecer el primer ordinariato personal”, declaró el arzobispo.

“Sus intenciones son claras -continuó-. Es, como él dijo, un 'gesto profético'”.

“Se trata de contribuir al objetivo más amplio de la unidad visible entre nuestras dos Iglesias ayudándonos a conocer en la práctica cómo nuestros patrimonios de fe y vida pueden fortalecernos mutuamente en nuestra misión actual”.

“La búsqueda de la unidad visible de la Iglesia permanece como un imperativo”, dijo el prelado. “En ella, la función del sucesor de san Pedro es crucial”, indicó.

Y continuó: “El ministerio del Papa con la unidad visible de la Iglesia es fundamental para la fe de la Iglesia católica”.

“Es fundamental para la fe de los que entran en la plena comunión en este ordinariato -añadió-. Es fundamental para la bienvenida, aliento y apoyo que la comunidad católica de Inglaterra y Gales proporciona a su desarrollo y a todos los que buscan formar parte de ella”.

El arzobispo Nichols destacó “la tarea del sacerdote ordenado: pronunciar con confianza el perdón de Dios y llevar la paz a un alma agitada y a un mundo agitado”.

“Nuestra misión está caracterizada por la herida: una misión para un mundo herido; una misión confiada a una Iglesia herida, cargada por discípulos heridos”.

“Las heridas del pecado son nuestra tarea -concluyó el arzobispo-. Las heridas de Cristo, incluso las que le hemos causado nosotros, son también nuestro consuelo y fortaleza”.

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El p. Keith Newton dirigirá el ordinariato personal de Inglaterra y Gales
El sacerdote destaca las oraciones por la unidad con la Iglesia católica
LONDRES, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI nombró al padre Keith Newton, ex-obispo anglicano, como primer ordinario para el nuevo Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham, comunicó la Oficina de Información de la Santa Sede este sábado.

El padre Newton, de 58 años de edad, fue escogido por el Papa para dirigir el recientemente erigido ordinariato de Inglaterra y Gales para los grupos de clérigos y fieles anglicanos que han expresado su deseo de entrar a la plena comunión con la Iglesia católica.

El sacerdote es uno de los tres ex-obispos anglicanos que fueron ordenados para el sacerdocio católico el sábado en la catedral de Westminster. Los otros dos son los padres Andrew Burnham y John Broadhurst.

Al conocer su nombramiento, el padre Newton declaró: “Puedo volver la mirada sobre 35 años de ministerio ordenado con gran gratitud”.

“La Iglesia de Inglaterra me alimentó en la fe cristiana y fue en ella donde descubrí, como adolescente, mi vocación al ministerio ordenado que implicaba el servicio en Inglaterra y en África”.

“No veo mi recepción en la Iglesia católica como una ruptura radical sino como parte de una peregrinación de fe que está en marcha y que empezó en mi bautismo”, explicó.

“Desde mis años de adolescencia, he anhelado y rezado por la unidad colectiva con la Iglesia católica y la publicación de la constitución apostólica ha ofrecido la posibilidad de realizar este sueño”.

El sacerdote expresó una especial gratitud al arzobispo anglicano de Canterbury, Rowan Williams, “por su paciencia y amabilidad con los que hemos estado explorando el camino a seguir en los últimos meses”.

Y concluyó: “Espero que el ordinariato sea un regalo para la Iglesia católica y que yo, y los sacerdotes y personas que se unan al ordinariato, seamos útiles al conjunto de la Iglesia”.

Biografía

Nacido en Liverpool, Keith Newton se casó con Gill Donnison en 1973. Tienen tres hijos y un nieto.

En un comunicado sobre la creación del nuevo ordinariato, la Santa Sede explicó que “por razones doctrinales, no permite, en ninguna circunstancia, la ordenación episcopal de hombres casados”.

“Sin embargo -añadió- la constitución apostólica [Anglicanorum coetibus] prevé, bajo ciertas condiciones, la ordenación como sacerdotes católicos de ex-clérigos anglicanos casados”.

Keith Newton fue recibido en la Iglesia católica junto a su mujer el 1 de enero. Fue ordenado diácono católico el jueves, dos días antes de convertirse en sacerdote.

Anteriormente, había servido como sacerdote anglicano desde 1976 y como obispo de la Iglesia de Inglaterra desde 2002.

Colegialidad episcopal

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, el arzobispo Vincent Nichols, acogió la noticia del nombramiento del padre Newton como ordinario destacando que “demostrará ser un valioso miembro” de la conferencia.

En un comunicado publicado el jueves, el secretario general de la conferencia, el padre Marcus Stock, explicó: “Como ordinario del ordinariato tiene una autoridad y responsabilidades similares, según el derecho canónico, a las de un obispo diocesano por lo que será un miembro ex officio de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.

“Como miembro de la conferencia, el ordinario participará plenamente, como un obispo diocesano, en sus debates y decisiones”, destacó.

“El ordinario ejercerá la responsabilidad colegiada para aplicar las resoluciones tomadas por la conferencia en la vida del ordinariato, igual que un obispo diocesano lo hace en su diócesis”, añadió.

El arzobispo Nichols aseguró a los tres sacerdotes “las oraciones continuas y el apoyo de la conferencia de obispos, al empezar ahora su nuevo ministerio en la Iglesia católica en el ordinariato personal”.

El comunicado de la Santa Sede destaca que esos tres sacerdotes “se encargarán de la preparación catequética de los primeros grupos de anglicanos de Inglaterra y Gales que sean recibidos en la Iglesia católica junto a sus pastores en Pascua”.

También “acompañan la preparación del clero para la ordenación al sacerdocio católico en torno a Pentecostés”.

En un mensaje publicado para la ordenación del sábado, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal William Levada, afirmó: “Os insto a todos vosotros a ayudar al nuevo ordinario en la misión única que le ha sido confiada no sólo con vuestras oraciones sino también con todo apoyo práctico”.
 

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El Papa erige una nueva diócesis en Sierra Leona
Últimos nombramientos de Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI erigió la nueva diócesis de Bo, en Sierra Leona, desmembrada de la archidiócesis de Freetown y Bo, haciéndola sufragánea de la misma sede metropolitana.

Para la nueva diócesis de Bo, el Papa nombró como primer obispo al hasta ahora director espiritual del Seminario Mayor de San Pablo, de Freetown, comunicó este sábado la Oficina de Información de la Santa Sede.

El obispo electo nació en una familia musulmana el 25 de enero de 1961 en Njala, Kori Chiefdom, en el distrito de Moyamba, en la archidiócesis de Freetown y Bo.

Fue ordenado sacerdote en 1986 en la iglesia parroquial del Corazón Inmaculado de María, en Bo, que se convierte en catedral de la nueva diócesis.

Ha ejercido su ministerio en varias parroquias, ha sido director de vocaciones y rector del Seminario Menor de San Agustín.

También profesor del Seminario Mayor San Pablo de Makeni y director espiritual del seminario mayor en Freetown.

La nueva diócesis de Bo incluye los cuatro distritos de la provincia del sur: Bo, Bonthe, Moyamba y Pujehune.

Tiene una superficie de 16.208 kilómetros cuadrados y una población de 1.092.657 habitantes, 50.000 de ellos católicos.

Los fieles disponen de catorce parroquias y están asistidos por 27 sacerdotes diocesanos, siete sacerdotes religiosos, seis seminaristas, 18 hermanos, 31 religiosas y 91 catequistas.

También el sábado, el Pontífice aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis italiana de Aversa presentada por monseñor el arzobispo-obispo de la misma diócesis, monseñor Mario Milano, en conformidad al canon 401.2 del Código de Derecho Canónico.

Este artículo prevé que el obispo presente la renuncia a su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo.

Para sustituirle en el cargo, el Papa nombró al hasta ahora obispo de Teggiano-Policastro, monseñor Angelo Spinillo, nacido en Sant' Arsenio, en la provincia de italiana Salerno en 1951.

Fue ordenado sacerdote en 1978 para la diócesis de Teggiano-Policastro. Ejerció su ministerio en varias parroquias y como asistente unitario de Acción Católica entre 1995 y 2000.

También ha sido director de la Oficina de Bienes Culturales de la diócesis de Teggiano-Policastro y profesor de Teología en el Instituto diocesano de Ciencias Religiosas.

Fue ordenado obispo en mayo de 2000 y actualmente es miembro de la Comisión Episcopal de la Conferencia Episcopal Italiana para la familia y la vida.

Por otra parte, el Papa nombró obispo auxiliar de la diócesis de Chipata, en Zambia, al hasta ahora rector del Seminario Nacional Mayor Teológico St. Dominic de Lusaka.

El obispo electo auxiliar nació el 14 de junio de 1959 en la localidad de Chongololo, en la diócesis de Chipata.

Fue ordenado sacerdote en 1986 para la diócesis de Chipata, donde ejerció su ministerio en varias parroquias, fue director de pastoral vocacional de la diócesis, director del Centro Pastoral y Catequético de Chikungu y secretario personal del obispo, monseñor Medardo Mazombwe.

Después realizó estudios de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma. Al volver a su país, fue director nacional de la Oficina Pastoral de la Conferencia Episcopal de Zambia.

El viernes 14 de enero, el Papa aceptó la renuncia al gobierno pastoral del a diócesis de Rotterdam, en los Países Bajos, presentada por monseñor Adrianus Herman van Luyn, SDB, por razones de edad.

También aceptó la renuncia del obispo de la diócesis estadounidense de Altoona-Johnstown, presentada, por razones de edad, por monseñor Joseph V. Adamec, y nombró para sustituirle en el cargo al vicario judicial de la diócesis de Erie, monseñor Mark L. Bartchak.

Monseñor Bartchak nació en 1955 en Cleveland (Ohio) y fue ordenado sacerdote en 1981 para la diócesis de Erie.

Ha ejercido su ministerio en varias parroquias, ha sido defensor del vínculo en el Tribunal Eclesiástico, vicario judicial adjunto, vicario para los asuntos canónicos y desde 2002 era vicario judicial.

Desde el año 2005 es miembro del Executive Committee and Administrative Board de la Pennsylvania Catholic Conference.

El mismo día, Benedicto XVI nombró obispo auxiliar de la archidiócesis estadounidense de Indianápolis al sacerdote de la archidiócesis de Boston Christopher J. Coyne.

Nacido en 1958 en Woburn (Massachussetts), fue ordenado sacerdote en 1986 para la archidiócesis de Boston.

Ha ejercido su ministerio en varias parroquias, ha sido profesor del Seminario de San José, director diocesano de la Oficina Litúrgica y portavoz de la archidiócesis de Boston. 

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Dios llora en la tierra


Cardenal Rodríguez Maradiaga: El cáncer latinoamericano, la corrupción
Entrevista con el prelado hondureño, presidente de Caritas (II parte)
ROMA, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El cáncer más grave que aqueja a América Latina, según el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, es la corrupción de los políticos. Aún así, afirma, los jóvenes latinoamericanos, y los mismos pobres, son una razón para la esperanza y el optimismo.

El cardenal ofrece su análisis en esta entrevista de la que ZENIT publicó su primera parte el 16 de de enero.

-Recientemente hemos visto en América Latina un cambio hacia gobiernos más socialistas, como el de Chávez en Venezuela y Morales en Bolivia. ¿Se puede decir que estos gobiernos han llegado al poder por la frustración, más concretamente la frustración con la falta de justicia social y la pobreza? ¿Es eso lo que ha llevado a este cambio?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Sí, pero la principal razón, desde mi perspectiva, es la corrupción de los políticos. La enfermedad más grave de nuestros países en América Latina es que la mayoría de los políticos han perdido el verdadero concepto de la política y así ven el estado como un “botín para piratas”. Así que van a la política y, tras un periodo en el gobierno, pueden hacerse ricos para vivir el resto de sus vidas sin trabajar y sin miedo a consecuencias de la justicia. Este concepto de la nación como un negocio y de la política como negocio está mal, y por eso somos tan corruptos.

- Querría mencionarle una contradicción – que evidente también para usted: Vemos estos gobiernos socialistas que han sido elegidos basándose en su opción por los pobres. La Iglesia siempre ha tenido esta opción por los pobres y, aún así, estos gobiernos socialistas han comenzado a atacar cada vez más a la Iglesia en estos países. ¿Cómo se explica esto?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: La contradicción es que, cuando comienzan este tipo de gobiernos, lo primero que desaparece es la libertad, la libertad de expresión, la libertad de información. Por ejemplo, en Venezuela todos los medios que no están con el gobierno han sido confiscados o se les ha hecho la vida imposible. Porque el gobierno sólo tiene una meta y no hay lugar para disentir. No hay lugar para libertad de movimiento y organización. Por eso, cuando la Iglesia ve estas cosas, tiene que denunciarlas. Así que esta clase de gobierno ve en la Iglesia a una enemiga porque la Iglesia no obedece a sus propósitos.

- ¿Se puede decir que hay una persecución contra la Iglesia católica en estos países?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Sí, y lo digo porque nos encontramos con frecuencia con estos obispos de diversas partes del mundo. Visité Ecuador para un congreso misionero y fui testigo de esta clase de persecuciones. Estuve en Perú y me encontré con algunos obispos de Bolivia que hablaban de ello. Incluso me encontré aquí, en Roma, con obispos de Venezuela y vimos que se da de hecho esta persecución.

- ¿Qué puede hacer la Iglesia como respuesta a esta situación actual, especialmente en un país en que la Iglesia es perseguida?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Lo que podemos hacer es ser solidarios con ellos y también denunciar a estos políticos. Yo lo he hecho a veces, y el presidente Chávez me ha atacado, pero no me importa porque es necesario decir la verdad. Y, por supuesto, este es otro aspecto de esta clase de gobiernos: no toleran la idea de que alguien pueda pensar de modo diferente a ellos. Creen que son los únicos que tienen el concepto exclusivo de la verdad, pero es todo mentira. Vea esa nación que es tan rica pero la pobreza y el hambre aumentan. Es una contradicción y es verdaderamente ridículo. Esto es una consecuencia de la falta de educación política de la mayoría de nuestro pueblo. En algunos sitios se compran los votos. En mi país, la gente, durante la mayor parte del año, no ve ni un penique hasta después de la cosecha. Algunos políticos vienen y les ofrecen digamos 50 dólares. Y ellos les votan y, desgraciadamente, esta es la situación.

- Usted ha dicho que no vamos a tener paz mientras aumente la pobreza. ¿Tenemos delante un futuro difícil puesto que, como estamos hablando, la pobreza está aumentando en América Latina?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Cuando no tienes trabajo y no tienes para alimentar a tu familia, ¿qué haces? Emigrar. ¿Ir a la tierra prometida del norte para aumentar tu pobreza? Ahora tienen todos esos muros, barreras y toda esa legislación contra los emigrantes. Se ocultan y no pueden trabajar y quienes les emplean son multados con dureza si emplean a estos emigrantes. Así que no son capaces de enviar de vuelta remesas a sus países de origen. Una vez nuestra economía dependía de estas remeses, pero ya no. Han disminuido muy rápido. Así que la gente recurre a la violencia, entra en las bandas, el tráfico de drogas – que, desgraciadamente, está floreciendo en América Latina – y el secuestro es ahora una industria. No hay paz social. Esto es trágico, y hemos perdido esta paz debido a la injusticia, porque no hay modo de ganarse la vida honestamente.

- Algunos países latinoamericanos han centrado sus estrategias de reducción de la pobreza a través del control de la natalidad. ¿Puede hablarnos hasta qué punto esta es una postura equivocada y de dónde viene?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Esto ha estado ocurriendo durante mucho tiempo – quizás 50 años – en el departamento de población de la ONU. Decidieron que crecíamos demasiado rápido. Así ocurrió en Honduras. En 1959 sólo había 1,5 millones de hondureños y ahora hay 7 millones, pero había despoblación debido a las guerras civiles. Hemos tenido un siglo de guerras civiles y enfermedades. Cuando mejoraron las condiciones sanitarias comenzamos a crecer, pero todavía hay despoblación en cuanto a país. Necesitamos trabajar para desarrollarnos. Hay una nación en América del Sur que comenzó con el control de nacimientos a principios de los cincuenta. ¿Cuál es el resultado? Nunca creció. Y no hay industria que tenga éxito sin consumidores. Son muy dependientes de los países grandes que los rodean. Esto es un error. Lo que necesitamos no es reducir los huéspedes que se sientan a la mesa sino aumentar las sillas para que la gente pueda sentarse a comer.

- Usted acaba de mencionar que la ONU tiene que ver con esto. ¿Diría usted que la influencia sobre la política del control de natalidad viene de dentro de los gobiernos locales o proviene de organizaciones como la International Planned Parenthood Federation (IPPF), que son externas pero imponen su política en el continente?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Esta es una de las peores organizaciones y no tengo ningún miedo al denunciarles porque están usando métodos muy sucios e incluso insultan a los que no están de acuerdo con ellos. Están apagando, a veces sobornando, y desinforman a la población. No necesitamos esto. Necesitamos ayuda para el desarrollo. No necesitamos sobornos que corrompan a la gente que está en el gobierno. Necesitamos recursos que se empleen a favor de la gente y que no destruyan a la gente.

- ¿Qué motivos tienen la IPPF y otras organizaciones? ¿Cuál puede ser su agenda en un continente como América Latina?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Han decidido que no somos buenos socios para sus negocios porque, como sabe, desde que nuestro continente es principalmente un continente católico, nunca aceptaremos su “filosofía”, que está contra la creación, contra Dios. No estamos a gusto con su forma de razonar, y por supuesto he dicho la verdad, y lo he dicho en las ONU. Por ejemplo, mi país decidió que el matrimonio es algo de acuerdo al derecho natural – la unión entre un hombre y una mujer. Como hay lobbies que no están de acuerdo con esto, presionarán a nuestro congreso, atacarán a la Iglesia diciendo que estamos equivocados, pero sabemos que no estamos equivocados y que queremos vivir en paz como seres humanos sin desviaciones.

- El aborto es actualmente un tema importante. Hay una gran presión sobre muchos de los países católicos de América Latina para parapetar el aborto tras las leyes. ¿Se puede decir que estamos perdiendo la batalla en este campo? ¿Considera que los gobiernos de los países de América Latina impondrán el aborto?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Están intentando hacerlo cada dos o tres años y tenemos que estar siempre alerta. He sido obispo durante 30 años y siempre me he opuesto y hablado de forma razonable con los representantes del congreso y, hasta ahora, podíamos parar esta clase de leyes, porque una vez que aceptas el aborto, el siguiente paso será aceptar la eutanasia. Este es su plan global. Así que, ¿cuál es su propósito? Destruir la vida. Esta es la cultura de la muerte contra la que Juan Pablo II siempre nos advertía.

- Usted ha dicho que ve y considera a América Latina como el renacimiento de la fe y el renacimiento de la Iglesia católica en el mundo. ¿Cómo puede ser tan optimista con tantos “problemas” como llegan hasta usted?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Porque somos gente de fe. Sobre todo los pobres. La Iglesia siempre ha hecho una opción por los pobres, desde Medellín en 1968 ha habido esta opción preferencial. Esta es la gente que viene a nuestras Iglesias. Apoyan la catequesis, los sacramentos y pedirán a la Iglesia que las dirija, no a la ONU.

- A la luz de este optimismo, usted cuenta una historia a sus seminaristas sobre el árbol caído en el bosque. ¿Puede hablarnos de esto?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Somos una nación joven. El cuarenta y dos por ciento de nuestra población tiene menos de 15 años. Y mucha gente dice que los jóvenes están perdidos. Hay demasiados en bandas. Yo dije “no”. Esto es lo que se publicó porque hace más ruido un árbol al caer en el bosque que la multitud de árboles que están creciendo. Por supuesto que oímos ese gran ruido pero no vemos que la mayoría de nuestros jóvenes son buenos y siguen a Cristo. Celebro el sacramento de la confirmación cada año y tenemos cerca de 10.000 – y esto es hermoso porque no son niños sino hombres y mujeres jóvenes que han decidido seguir a Cristo y vivir la vida cristiana. Así que nuestro principal desafío es cómo acompañarles tras la confirmación para que hagan una opción por la vida – por el matrimonio o la vida consagrada. Hay muchas, muchas razones para la esperanza y la mayoría de los jóvenes quieren seguir a Cristo.

­ En una ocasión usted dijo: “Tenemos que ser como vidrieras”.

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Sí, porque, sabe, somos sólo como vidrieras que reflejan la luz que viene de Cristo y tenemos que ser como esas hermosas vidrieras en las grandes catedrales; llenas de luz y llenas de color para presentar la belleza de la vida cristiana a los jóvenes.



 

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada. La traducción del original en inglés ha sido realizada por Justo Amado.


Más información en
 
www.ain-es.orgwww.aischile.cl   

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“Una idea buena para dar renovado aliento a una vida cristiana exigente”
Benedicto XVI en su mensaje a la Institución Teresiana en su Centenario
MADRID, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Tomó palabras muy queridas a la familia espiritual Institución Teresiana, Benedicto XVI en su mensaje a la misma en su Año Centenario.

Al recordar sus inicios, el Papa dice: “Ante la mirada amorosa de Nuestra Señora de Covadonga nació una idea, una idea buena para dar renovado aliento a una vida cristiana exigente y a una generosa misión de evangelizar y humanizar los diversos sectores sociales”.

El acto oficial de inauguración del Centenario tuvo lugar este sábado, 15 de enero, en la Colegiata de San Isidro de Madrid, España.

Benedicto XVI se refiere también a san Pedro Poveda, el fundador, de quien dice “puso en práctica [la Institución Teresiana] con determinación, dulzura y competencia, hasta llegar hoy a numerosos países en cuatro continentes”.

El Santo Padre se une a la acción de gracias a Dios “por tantos dones recibidos de su bondad durante estos años, por los frutos de santidad alcanzados, particularmente en su santo Fundador, la Beata Victoria  y Díez y la Venerable Josefa Segovia”.

E invita “a las Teresianas y asociados a renovar con  gozo su compromiso de cultivar con esmero en su corazón la presencia de Cristo, según la gran maestra en las cosas del espíritu, santa Teresa, de manera que su vida sea ejemplo en el mundo y sus actividades proyecten en cada ser humano la luz de Dios”.

Confía a María las iniciativas y celebraciones de la conmemoración “con el fin de que alcancen muchos frutos en esa apasionante tarea de despertar el alma cristiana y humana en el mundo de la educación, la cultura y la promoción integral de la persona” e imparte a todos los miembros de la Asociación su bendición apostólica.

Una tarde luminosa y de agradable temperatura dió marco, en el Madrid antiguo, a la solemne apertura del Año Centenario. El acceso a la Colegiata de San Isidro, estaba  colmado de amigos, familiares y miembros de la Institución Teresiana.

En el coro, más de ciento cincuenta niños y jóvenes del Instituto Véritas, junto a sus profesores, animó la liturgia. Universitarias del Colegio Mayor Padre Poveda y jóvenes del movimiento de la Institución Teresiana realizaron las ofrendas.

Un gran cuadro de san Pedro Poveda destacaba en un lateral del altar, junto a una imagen de la Virgen de La Almudena. Flores blancas ornaban el altar y rosas rojas, color litúrgico del martirio, debajo del retrato del fundador.

Con una larga procesión de sacerdotes concelebrantes, tres obispos --Fidel Herráez, auxiliar de Madrid, Faustino Sainz, anterior nuncio del Papa en Inglaterra, Ramón del Hoyo, obispo de Jaén- y el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco, comenzó la eucaristía con la que la Institución Teresiana dió gracias a Dios en el inicio del Primer Centenario de su historia.

Asistieron embajadores, alcaldes, diputados, representantes de congregaciones religiosas y movimientos laicales, profesores, catedráticos y decanos de diversas facultades de universidades, directores de colegios mayores; además de familias, amigos, colaboradores y miembros de las diversas asociaciones de la Institución Teresiana.

“Canta Jerusalén... Eres pueblo santo, escogido por la gracia del Señor...” entonó el coro. Unas mil doscientas personas acompañaban. El perfume del incienso anunció la solemnidad de la celebración.

Loreto Ballester, directora de la Institución, dijo en la monición de entrada: “Queremos que sea nueva la audacia de vivir y anunciar el Evangelio, convencidos de la capacidad sanadora y transformadora de la educación y la cultura cuando responden a la pretensión de san Pedro Poveda 'pretendo llenar de Dios a los que han de vivir una vida auténticamente humana'. Audacia que a Pedro Poveda le llevó hasta el martirio y de la que encontramos un modelo cercano en Josefa Segovia”. 
“Con todos, en la comunión de la Iglesia, renovamos hoy el compromiso, para que este árbol bueno, árbol centenario de sólidas raíces y repartido por el mundo, siga dando los buenos frutos que nuestro tiempo necesita”, añadió. Y concluyó confiando “estos frutos a la protección y cuidado de Nuestra Señora de la Almudena”.

En la homilía, el cardenal Rouco expresó su alegría por presidir la celebración y dio gracias por el Centenario de la Institución Teresiana, por la variedad de sus frutos y por “la múltiple y compleja realidad que es; una gran representación de la Iglesia en la sociedad”.

Señaló la fortaleza de “las raíces de la Institución Teresiana al estar arraigadas en Cristo a través de expresiones y personas santas, entre las que destaca su fundador san Pedro Poveda”. También mencionó a la beata Victoria Díez, maestra, miembro de la Institución y mártir como Poveda, y a Josefa Segovia, a quien deseó ver pronto beatificada.

Resaltó, como “una coincidencia providencial”, el anuncio de la beatificación del papa Juan Pablo II para el 1 de mayo próximo, en el marco de este Centenario. “Es una bonita coincidencia ya que se trata del papa que beatificó [en Roma] y canonizó a san Pedro Poveda en Madrid, precedido de un encuentro de jóvenes en Cuatro Vientos”. Y recordó que en agosto tendrá lugar allí la Jornada Mundial de la Juventud.

También anunció que el 16 de marzo se pondrá la primera piedra de la Parroquia San Pedro Poveda de Madrid.

Al remontarse al año 1911, el arzobispo de Madrid destacó que ese era el inicio del tiempo moderno, pocos años antes de la primera guerra mundial. Y que en la sociedad había un ambiente poco consciente de lo que iba a ocurrir. La idea de Poveda sobresale en aquel momento como una respuesta que necesitaban la sociedad y la Iglesia. “Ayudó a la niñez y a la juventud desde la educación, y a comprender la verdad del hombre a través del misterio de Cristo”, valoró. 

El cardenal apreció la audacia implícita en el carisma de la Institución Teresiana al nacer, esta, inspirada en Santa Teresa de Jesús, quien supo como pocas personas lo que significa una vida interior que lleva al arraigo en Cristo.

Concluyó haciendo mención de Covadonga, donde nació la Institución Teresiana y la España contemporánea. Pidió a la Virgen y a san Pedro que acompañen a todos los que pertenecen o se sienten parte de la Institución en este año.

Un fuerte y sostenido aplauso estalló en el templo al concluir la ceremonia religiosa, como signo de fiesta y agradecimiento especial a la excelente actuación del coro del Instituto Véritas.

Para saber más sobre los actos de este Centenario: www.institucionteresiana.org.

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Actualidad


El Camino Neocatecumenal en misión por el mundo
 
Por Antonio Gaspari

ROMA, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- La aprobación del Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal por parte de las autoridades competentes de la Santa Sede es un acto histórico que confirma la validez de la liturgia, de la catequesis y de las obras de esta Fundación de bienes espirituales que cuenta con casi un millón de seguidores.

Así lo afirmó Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, durante una rueda de prensa que se celebró hoy a renglón seguido del encuentro con el Papa Benedicto XVI, y que tuvo lugar en los alrededores de la Puerta Angélica, que da acceso al Vaticano.

El fundador del Camino explicó el largo camino personal y de la Fundación para llegar a este reconocimiento.

Argüello habló de las “muchas dificultades, de los prejuicios de párrocos y obispos, de acusaciones y de historias extrañas por algunos que no conocen el Camino”, y habló también de “la disponibilidad, de la ayuda y de la solicitud con la que la Iglesia y los pontífices han ayudado al Camino Neocatecumenal”.

El primero en apoyar el Camino fue el papa Pablo VI. El papa Luciani lo quiso en las parroquias de Venecia cuando era aún Patriarca. Juan Pablo II lo reconoció “como un itinerario de formación católica, válido para la sociedad y los tiempos actuales”. Benedicto XVI conoció a los neocatecumenales cuando era aún profesor en Regensburg, y trabajó para introducirles en las parroquias de Alemania.

A pesar de las acusaciones que resultaron falsas, de dividir a las comunidades parroquiales, de entrar en conflicto con la pastoral de algunos párrocos y obispos, el Camino Neocatecumenal ha crecido de forma increíble llenando iglesias y seminarios, con familias numerosas que cada vez más se ofrecen para llevar la misión católica al mundo.

Los números son impresionantes. Presentes en 1320 diócesis de 110 países en los cinco continenes, con 20.000 comunidades activas en 6.000 parroquias. Sólo en Roma, el Camino está presente en 100 parroquias y 500 comunidades. En Madrid están presentes en 85 parroquias y 300 comunidades.

Además del encuentro mantenido con el Pontífice Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro, el 10 de enero de 2009, con ocasión de los 40 años del nacimiento de la primera comunidad neocatecumenal en Roma, en la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y de los Santos Mártires Canadienses, Kiko presentó al Papa las primeras 14 comunidades de Roma dispuestas a dejar su parroquia, donde habían concluido el itinerario neocatecumenal, para ir en misión, a invitación de los párrocos, a zonas marginales difíciles: barrios a menudo degradados, con mucha violencia, droga, familias destruidas, inmigrantes.... donde la Iglesia encuentra dificultades en hacerse presente y ayudar a las personas.

La eficacia y la fuerza de la catequesis del Camino la demuestra también la apertura de 78 seminarios diocesanos misioneros Redemptoris Mater, de los cuales 37 en Europa, 26 en América, 7 en Asia, 6 en África, y 2 en Australia.

Desde 1990, año de las primeras ordenaciones, hasta hoy, los presbíteros ordenados en los diversos seminarios Redemptoris Mater son más de 1600 y hay cerca de 2000 actualmente preparándose para recibir las Órdenes sagradas.

Confirmando una profunda vocación misionera, desde 1985 el Camino envía familias numerosas en los lugares donde la fe esta desapareciendo o no ha llegado nunca.

En 1985 Kiko, Carmen y el padre Mario, presentaron a Juan Pablo II un proyecto para reevangelizar el norte de Europa con el envío de familias misioneras, acompañadas por presbíteros. En 1986 el Papa envió las primeras tres familias: una al norte de Finlandia, otra en el barrio rojo de Hamburgo y la tercera a Estrasburgo.

Hoy, el número de las familias del Camino en misión para la nueva evangelización en 78 países es de más de 800, con 3.097 hijos, de las cuales 389 en Europa 189 en América, 113 en Asia, 56 en Australia, 46 en África y 15 en Oriente Medio.

Se trata de familias que, a través del anuncio del Evangelio y de un itinerario de iniciación cristiana de diversos años, han sido reconstruidas, han redescubierto el don de la comunión, y por ello se han abierto a la vida, y que por gratitud a Dios y a la Iglesia se ofrecen para ir allí donde un obispo vea la necesidad del testimonio de una familia cristiana.

Para comprender la eficacia del Camino, Kiko explicó su experiencia de vida, cuando siendo ateo, comunista radical, con la cabeza llena de prejuicios contra la Iglesia y el cristianismo, había llegado al punto de que quería suicidarse.

Después de una experiencia personal de conversión, pasó tres años junto a los más pobres entre los pobres en las chabolas de Palomeras Altas en Madrid, que le permitieron encontrar la fe e iniciar el Camino Neocatecumenal.

La pregunta a la que debemos responder todos, también los obispos y los cardenales, dijo Kiko, es “qué significa ser cristianos hoy”.

“No se trata de responder con filosofías o con citas de libros, sino con la convicción profunda de que el cristianismo es la religión del amor”.

“Amaos como yo os he amado, dijo Jesús, y sólo su grandísimo amor nos da la fuerza para superar los sufrimientos y la muerte”.

“La fe en Jesucristo nos da la vida eterna – subrayó Kiko – y podemos reconquistar a aquellos que han dejado la Iglesia o que nunca la han conocido, sólo con la belleza del amor que caracteriza a nuestras comunidades”.

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Foro


Roma lejos de casa; Obra maestra en Pennsylvania
Murales de iglesia usados como Magisterium; sucesos actuales como inspiración
PITTSBURGH, lunes 17 d enero de 2011 (ZENIT.org).- Esta semana encontré un pequeño tesoro romano a 4,500 millas de casa, en un sitio como Pittsburgh. Entre las muchas actividades que disfruté durante mi visita a la Universidad de Duquesne, para celebrar el décimo aniversario de nuestro campus italiano, realicé una visita a la asombrosa iglesia católica croata de San Nicolás en Millvale, Pennsylvania.

La iglesia de San Nicolás fue construida originalmente en una zona llena de fundiciones de hierro, fábricas, serrerías, y destilerías, como la primera iglesia católica croata de los Estados Unidos. A finales del siglo XIX, 50.000 inmigrantes croatas llegaron a Pittsburgh buscando trabajo en aquellas prósperas industrias.

La primera iglesia de San Nicolás se quemó en 1921, pero fue reconstruida tres años después. Se completó la estructura pero los muros estaban desnudos, un lamento lejano de las tradiciones decorativas de Europa. En 1929, se asignó a la parroquia un nuevo sacerdote franciscano esloveno, padre Albert Zagar, que venía de una orden famosa por usar el arte para predicar y las paredes de la iglesia como púlpito. El padre Zagar pensó enseguida en la decoración, pero le faltaban medios económicos y también un artista que valiera la pena.

La providencia decretó que el autor socialista Louis Adamic uniera al sacerdote y al pintor. En 1935, el padre Zagar fue presentado a Maxo Vanka, inmigrante croata y artista que vivía en Nueva York. Vanka nació en Zagreb en 1889 pero se mudó a Bélgica para estudiar arte, y después de servir en la Cruz Roja como conductor de ambulancias en el frente durante la Primera Guerra Mundial, se trasladó a América en 1934 y se casó con Margaret Stettan en Nueva York.

En 1937, Vanka estuvo de acuerdo en decorar la iglesia con pinturas murales realizadas con tempera. San Nicolás sería el único mural pintado por el artista, que realizó sobre todo retratos y pinturas en tabla. Después de las primeras 8 semanas de trabajo, el artista había cubierto los muros de la mitad de la iglesia, y en 1941 volvió para completar la obra. Cada muro fue pintado por su pincel, una especie de capilla Sixtina de este destacado artista.

Como Miguel Ángel, Vanko realizó diversos bocetos de sí mismo trabajando en los andamios, donde disponía de pocos ayudantes. El programa fue el fruto de las conversaciones entre el padre Zagar y Vanka, y de un profundo entendimiento de la cultura croata, del cristianismo y de los problemas de su época.

El padre Zagar ya estaba pensando en los murales en 1934, tres años después de la encíclica Quadragesimo anno del papa Pío XI, que reiteraba puntos de la Rerum Novarum del papa León XIII. Estas encíclicas son el fundamento de la enseñanza social católica, especialmente referido al trabajador y a la sociedad industrializada.

Estas enseñanzas papales parecen haber encontrado sus ilustraciones en los murales de Maxo Vanka. Las pinturas son como la Biblia, una encíclica y un periódico, todo en uno.

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Durante muchos años escuché hablar de Malcolm Miller, el cual conocía la catedral de Chartres con una familiaridad nacida de años y años de estudios diario. Siempre soñé en cómo sería conocerle antes de que se convirtiese en leyenda, sólo pasear en una iglesia y encontrar a alguien que conociese cada centímetro de su espacio.

En San Nicolás, encontré una persona así, Mary Petrich, quien según sus propias palabras “había estado estudiando estos murales durante 72 años”. Parroquiana de San Nicolás desde su infancia, Petrich ama el arte de su iglesia como los franciscanos aman los murales del Giotto en Asís. Utilizando unos focos potentes de iluminación, como en el cine, que nos permitió observar cada detalle, ella empezó enfocando el altar, donde a 36 pies de altura, María, Madre de Croacia, flota en un ábside debajo de la invocación “Ruega por nosotros”.

Petrich anima al visitante a observar cómo los murales se relacionan y se complementan uno al otro según la gran tradición de los ciclos de frescos europeos. Ella señala, en el ábside, un fresco con un tema basado en la campiña croata, vestidos campestres, campos sembrados y un sencillo picnic, al otro lado está la activa ciudad de Millvale, con nubes de vapor industrial ondulantes, que reflejan la promesa de prosperidad. Agricultores en un lado frente a mineros en el otro en una exaltación de la virtud del trabajo. Dos hombres que aparen en los campos croatas, reaparecen después entre los mineros, como tributo a los miles de croatas inmigrantes.

Pero ambos, Croacia y la industrializada América, han conocido dificultades, y los llamativos altares de la Crucifixión y la Piedad nos preparan para el sufrimiento de Cristo y de su Madre, la Iglesia. Las madres son un tema importante en el arte: no son nunca frágiles, sino todo lo contrario, siempre poderosas, robustas y firmes.

Mirando estos altares hay dos imágenes impactantes, la primera llamada “The Croatian Mother Raises her Son for War”, que muestra a un grupo de mujeres que lloran sobre el cuerpo de un hombre joven muerto en la batalla. El paisaje está lleno de tumbas con espacio para más. Al otro lado, Vanko pintó “The Croatian Mother Raises her Son for Industry”, conmemorando la explosión de una mina donde 72 mineros resultaron atrapados. Vanko dio voz a los que no la tenían, protestando por una situación en la que murieron 500.000 mineros en los Estados Unidos entre 1930 y 1940, 64.000 murieron en un año. La iglesia siempre organiza visitas especiales el 1 de mayo, con motivo de la festividad de San José Obrero.

En la segunda serie, pintada durante la Segunda Guerra Mundial, Vanko ilustró el horror de la guerra. En el techo bajo de la entrada de la iglesia, la imagen de María casi aplasta al visitante, situada de pie entre los soldados en guerra, y a su lado Cristo crucificado. Su pecho está lleno de balazos y un soldado está a punto de hundir su bayoneta en Su corazón ardiente. Tan to los ojos de María como los de Jesús, son extraordinariamente grandes, como recuerdo de la crueldad y barbarie vistos en el siglo pasado.

Poderosas imágenes de guerra y muerte, injusticia y sufrimiento que son matizadas con suaves toques de naturaleza. Flores que crecen en medio de un alambre de púas, que brotan en un campo de batalla, evocan la encíclica de Benedicto XVI del año 2007, Spes Salvi, “En la Esperanza somos salvados”.

Mary Petrich señaló algunos detalles adorables (un conejo asomándose desde una esquina), pero siempre se mantiene el gran mensaje central del arte, la intersección de Cristo, María, la Iglesia, y su rebaño, luchando a través de las diferentes épocas y retos y siguiendo el mensaje de Cristo.

Petrich cerró la visita con una observación y una pregunta, “Estos murales siempre me desafían, como dice el profeta Miqueas 6,8 '¿Qué quiere Dios de ti? nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios.”

Estos asombrosos murales de San Nicolás, provocan, inspiran y conmemoran. Son propios de su tiempo y a la vez atemporales, Son en definitiva la definición de obra maestra del arte cristiano.

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[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]


Elizabeth Lev enseña arte y arquitectura cristianos en el campus italiano de la Universidad Duquesne y el programa de Estudios Católicos de la Universidad de Santo Tomas. Se puede contactar con ella en lizlev@zenit.org

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Espiritualidad


 Meditación para el primer día de la Semana por la Unidad de los Cristianos 
La Iglesia de Jerusalén

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario a los textos bíblicos y de oración escogidos para el primer día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el 18 de enero.

El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos. La base del texto ha sido redactada por un equipo de representantes ecuménicos de Jerusalén.

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Día primero - La Iglesia de Jerusalén

Lecturas

Joel 2, 21-22.28-29

Derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano

Salmo 46

Dios está en medio de la ciudad

Hechos 2, 1-12

Al llegar el día de Pentecostés

Juan 14, 15-21

El Espíritu de la verdad

Comentario

El planteamiento de esta Semana de oración por la unidad de los cristianos parte de Jerusalén, el día de Pentecostés, es decir, en el momento en que la Iglesia inicia su propia marcha.

El tema del Octavario es: “Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración”. “Ellos” designa la Iglesia primitiva de Jerusalén, nacida el día de Pentecostés en que el Paráclito, el Espíritu de verdad, descendió sobre los primeros creyentes, como Dios lo había prometido a través del profeta Joel, y por el Señor Jesús en la noche anterior a su pasión y a su muerte. Todos los que viven en la continuidad del día de Pentecostés, viven en la continuidad de la Iglesia primitiva de Jerusalén y su responsable, Santiago. Esta Iglesia es nuestra Iglesia madre de todos. Nos da la imagen o el icono de la unidad de los cristianos por la cual rogamos esta semana.

Según una tradición oriental antigua, la sucesión eclesial se realiza en la continuidad con la primera comunidad cristiana de Jerusalén. La Iglesia apostólica de Jerusalén se realiza en la Iglesia de la Jerusalén celestial que, a su vez, se convierte en el icono de todas las Iglesias cristianas. En señal de su continuidad con la Iglesia de Jerusalén, todas las Iglesias deben conservar las “características” de la primera comunidad cristiana por su asiduidad “a la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración”.

La Iglesia actual de Jerusalén vive especialmente su continuidad con la Iglesia apostólica de Jerusalén a través del costoso testimonio que ella da de la verdad. Su testimonio dado por el Evangelio y su lucha contra las desigualdades e injusticias nos recuerdan que la oración por la unidad de los cristianos es inseparable de la oración por la paz y la justicia.

Oración

Dios todopoderoso y misericordioso, que con gran poder has reunido a los primeros cristianos de Jerusalén por el don del Espíritu Santo, desafiando así el poder humano del Imperio romano. Haz que, como la primera Iglesia de Jerusalén, podamos reunirnos en la dignidad de predicar y vivir la buena noticia de la reconciliación y de la paz, por todas partes donde existen desigualdades e injusticias. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo que nos libera de los vínculos del pecado y de la muerte. Amén.

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La Iglesia de Jerusalén, ayer, hoy y mañana
Introducción a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2011

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la presentación de los textos bíblicos y de oración escogidos para el primer día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el 18 de enero.

El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos. La base del documento ha sido redactada por un equipo de representantes ecuménicos de Jerusalén.

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Hace dos mil años, los primeros discípulos de Cristo reunidos en Jerusalén tuvieron la experiencia de la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés y han estado reunidos en la unidad que constituye el cuerpo del Cristo. Los cristianos de siempre y de todo lugar ven en este acontecimiento el origen de su comunidad de fieles, llamados a proclamar juntos a Jesucristo como Señor y Salvador. Aunque esta Iglesia primitiva de Jerusalén ha conocido dificultades, tanto exteriormente como en su seno, sus miembros han perseverado en la fidelidad y en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones.

No es difícil constatar que la situación de los primeros cristianos de la Ciudad Santa se vincula hoy a la Iglesia de Jerusalén. La comunidad actual conoce muchas alegrías y sufrimientos que fueron las de la Iglesia primitiva: sus injusticias y desigualdades, sus divisiones, y también su fiel perseverancia y su consideración de una unidad mayor entre los cristianos.

Las Iglesias de Jerusalén nos hacen actualmente entrever lo que significa luchar por la unidad, incluso en las grandes dificultades. Nos muestran que la llamada a la unidad puede ir bien más allá de las palabras y orientarnos de verdad hacia un futuro que nos haga anticipar la Jerusalén celestial y contribuir a su construcción.

Es necesario el realismo para que esta idea se convierta en realidad. La responsabilidad de nuestras divisiones nos incumbe; son fruto de nuestros propios actos. Debemos transformar nuestra oración, y pedir a Dios transformarnos nosotros mismos para que podamos trabajar activamente para la unidad. Tenemos buena voluntad para pedir por la unidad. Puede que el Espíritu Santo nos anime a nosotros mismos ante el obstáculo de la unidad; ¿nuestra propia soberbia impide la unidad?

La llamada a la unidad llega este año desde Jerusalén, la Iglesia madre, a las Iglesias del mundo entero. Conscientes de sus propias divisiones y de la necesidad de hacer ellas mismas mucho más por la unidad del Cuerpo de Cristo, las Iglesias de Jerusalén piden a todos los cristianos redescubrir los valores que constituyen la unidad de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, cuando era asidua a la enseñanza de los Apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones. He aquí el desafío que tenemos. Los cristianos de Jerusalén piden a sus hermanos y hermanas hacer de esta semana de oración la ocasión de renovar su compromiso para trabajar por un verdadero ecumenismo, arraigado en la experiencia de la Iglesia primitiva.

Cuatro elementos de unidad

Las oraciones de 2011 para la Semana de oración por la unidad de los cristianos han sido preparadas por los cristianos de Jerusalén, que eligieron el tema de los Hechos 2,42: “Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.” Este tema nos recuerda los orígenes de la primera Iglesia de Jerusalén; invita a la reflexión y a la renovación, a una vuelta a los fundamentos de la fe; invita a recordar el tiempo en que la Iglesia era aún indivisa. Cuatro elementos se presentan para meditar este tema; fueron características destacadas de la comunidad cristiana primitiva y son esenciales para la vida de toda comunidad cristiana. En primer lugar, los apóstoles transmitieron la Palabra. En segundo lugar, una de las características destacadas de la primera comunidad que creía cuando se reunía, era la comunión fraterna (koinonia). Una tercera característica de la Iglesia primitiva consistía en celebrar la Eucaristía (la “fracción del pan”), en memoria de la Nueva Alianza que Jesús realizó a través sus sufrimientos, su muerte y su resurrección. El cuarto aspecto era la ofrenda de una oración continua. Estos cuatro elementos son los pilares de la vida de la Iglesia y de su unidad.

La comunidad cristiana de Tierra Santa propone poner de relieve estos elementos fundamentales y ruega a Dios por la unidad y la vitalidad de la Iglesia extendida por el mundo. Los cristianos de Jerusalén invitan a sus hermanas y hermanos en todo el mundo a unirse a su oración en su lucha por la justicia, la paz y la prosperidad de todos los pueblos de esta tierra.

Los temas del Octavario

Un planteamiento de fe puede ser percibido a través de los temas del octavario. Desde su inicio en la habitación superior, la comunidad cristiana primitiva experimenta la efusión del Espíritu Santo, que la vuelve capaz de crecer en la fe y la unidad, en la oración y la acción, para convertirse realmente en la comunidad de la resurrección, unida a Cristo en su victoria sobre todo lo que nos separa unos de otros y de Él. La Iglesia de Jerusalén se transforma así en faro de esperanza, anticipo de la Jerusalén celestial, llamada a reconciliar no solamente nuestras Iglesias sino a todos los pueblos. Este camino es guiado por el Espíritu Santo que conduce a los primeros cristianos al conocimiento de la verdad sobre Jesucristo, y llena a la Iglesia primitiva de signos y maravillas. Prosiguiendo su planteamiento, los cristianos de Jerusalén se reúnen con fervor para escuchar la Palabra de Dios transmitida por la enseñanza de los apóstoles, y se reúnen en la comunión fraterna para celebrar su fe en el sacramento y la oración. Llena de poder y de esperanza en la resurrección, la propia comunidad celebra la certeza de su victoria sobre el pecado y la muerte, para tener el proyecto y el valor de ser ella misma instrumento de reconciliación, capaz de inspirar a todos los pueblos y de llamarles decididamente a superar las divisiones y las injusticias que sufren.

El día primero sitúa los orígenes de la Iglesia madre de Jerusalén y se muestra claramente la continuidad con la Iglesia extendida hoy a través del mundo. Nos recuerda el valor de la Iglesia primitiva que daba fielmente testimonio a la verdad, al igual que hoy nosotros tenemos que trabajar por la justicia tanto en Jerusalén como en el resto del mundo.

El día segundo recuerda que la primera comunidad reunida en Pentecostés se componía de orígenes muy distintos, y que, de la misma manera, se encuentran hoy en la Iglesia de Jerusalén una gran diversidad de tradiciones cristianas. Tenemos presente el desafío de realizar una unidad visible aún más extendida, por los medios que tienen en cuenta nuestras diferencias y nuestras tradiciones.

El día tercero presta atención al aspecto más fundamental de la unidad: la Palabra de Dios comunicada a partir de la enseñanza de los apóstoles. La Iglesia de Jerusalén nos recuerda que, cualesquiera que sean nuestras divisiones, esta enseñanza nos exhorta a que nos gastemos por amor los unos a los otros, y en la fidelidad al único cuerpo que es la Iglesia.

El día cuarto insiste sobre la participación como segunda expresión de la unidad. Sobre el método de los primeros cristianos que ponían todo en común, la Iglesia de Jerusalén pide a todos sus hermanos y hermanas de la Iglesia compartir sus bienes y sus preocupaciones en la alegría y la generosidad de corazón, para que nadie permanezca en la necesidad.

El día quinto se refiere al tercer aspecto de la unidad: la fracción de pan, que nos reúne en la esperanza. Nuestra unidad se extiende más allá de la santa comunión; debe implicar una actitud correcta en cuanto a la vida moral, a la persona humana y al conjunto de la comunidad. La Iglesia de Jerusalén pide a los cristianos unirse en “la fracción del pan”, ya que una Iglesia dividida no puede expresarse con autoridad sobre las cuestiones de justicia y paz.

El día sexto presenta la cuarta característica de la unidad; como la Iglesia de Jerusalén, sacamos nuestra fuerza del tiempo que pasamos orando. Nuestro Padre, muy especialmente, nos llama a todos, débiles o fuertes, tanto en Jerusalén como en el resto del mundo, a trabajar juntos por la justicia, la paz y la unidad para que venga el reino de Dios.

El día séptimo nos lleva más allá de estos cuatro elementos de unidad: la Iglesia de Jerusalén proclama alegremente la resurrección, incluso mientras aguanta el sufrimiento de la cruz. La resurrección de Jesús es para los cristianos de la Jerusalén actual una esperanza y una fuerza que les hace capaces de seguir siendo constantes en su testimonio, y de trabajar por la libertad y la paz en la Ciudad de la paz.

El día octavo concluye el planteamiento sobre una llamada hecha por las Iglesias de Jerusalén en favor de un servicio más extenso: el de la reconciliación. Aunque los cristianos llegasen a la unidad entre ellos, no habrán acabado su trabajo, ya que ellos mismos deben reconciliarse con otros. En el contexto de Jerusalén, se significa entre palestinos e israelíes; en otras comunidades, los cristianos deben buscar la justicia y la reconciliación en el contexto que les es propio.

El tema de cada día se ha elegido no solamente para recordarnos la historia de la Iglesia primitiva, sino también para que las experiencias de los cristianos de la Jerusalén actual estén presentes espiritualmente, y nos inviten a reflexionar a todos sobre la manera en que podemos aprovechar en nuestras comunidades cristianas locales este tipo de experiencia. Durante este planteamiento de ocho días, los cristianos de Jerusalén nos invitan a proclamar y a testimoniar que la unidad -en su pleno sentido de fidelidad a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones- nos hará capaces de triunfar juntos sobre el mal, no sólo en Jerusalén, sino por todas partes del mundo.

 

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Documentación


Audiencia del Papa a los miembros del Camino Neocatecumenal
Envío de familias misioneras en “mision ad gentes”
ROMA, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la audiencia a miembros del Camino Neocatecumenal, celebrada en el Aula Pablo VI.

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¡Queridos amigos!

Estoy contento de acogeros y de daros mi cordial bienvenida. Saludo en particular a Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal, y a don Mario Pezzi, agradeciéndoles las palabras de saludo y presentación que me han dirigido. Con mucho afecto os saludo a todos los aquí presentes: sacerdotes, seminaristas, familias y miembros del Camino. Doy gracias al Señor porque me ofrece la oportunidad de realizar este encuentro, en el cual vosotros renováis vuestro vínculo con el Sucesor de Pedro, acogiendo nuevamente el mandato que Cristo Resucitado dio a sus discípulos: “Id por todo el mundo, anunciando la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16,15).

Desde hace más de cuarenta años, el Camino Neocatecumenal contribuye a reavivar y consolidar en las diócesis y parroquias la Iniciación cristiana, favoreciendo un gradual y radical redescubrimiento de la riqueza del Bautismo, ayudando a saborear la vida divina, la vida celeste que el Señor ha inaugurado con su encarnación, viniendo a nosotros, naciendo como uno de nosotros.

Este don de Dios para su Iglesia, se pone “al servicio del obispo como una modalidad de actuación diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente en la fe” (Estatuto, art 1 y 2). Tal servicio, como recordaba mi predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, en su primer encuentro con vosotros el año 1974 “podrá renovar en las comunidades cristianas de hoy, aquellos efectos de madurez y profundidad, que en la Iglesia primitiva se realizaban durante el periodo de preparación al bautismo” (Insegnamenti di Paolo VI, XII [1974], 406).

En los últimos años se ha realizado con éxito el proceso de redacción de los Estatutos del Camino Neocatecumenal que, después de un periodo razonable de validación “ad experimentum” tuvo su aprobación definitiva en junio de 2008. Otro paso significativo se ha cumplido durante estos días, con la aprobación, obra de los competentes Dicasterios de la Santa Sede, del “Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal”.

Con estos sellos eclesiales, el Señor confirma hoy y os fía nuevamente este instrumento precioso que es el Camino, de modo que podáis, en filial obediencia a la Santa Sede y a los Pastores de la Iglesia, contribuir con un nuevo celo y ardor, al redescubrimiento radical y gozoso del Bautismo y ofrecer vuestra propia contribución a la causa de la Nueva Evangelización. La Iglesia ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un don particular suscitado por el Espíritu Santo: como tal, tiende naturalmente a la inserción en la gran armonía del Cuerpo eclesial.

De esta manera, os exhortó a buscar siempre una profunda comunión con los Pastores y con todos los componentes de la Iglesia particular y de los contextos eclesiales, tan diversos, entre los cuales estáis llamados a actuar. La comunión fraterna entre los discípulos de Jesús es, de hecho, el primer y más grande testimonio del nombre de Jesús.

Estoy particularmente contento de poder enviaros hoy, a diversas partes del mundo, a más de 200 nuevas familias, que se han ofrecido voluntarias con gran generosidad y parten a la misión uniéndose a las casi 600 que ya actúan en los cinco continentes. Queridas familias, la fe que habéis recibido en don, sea esta luz encima del candelero, capaz de indicar a los hombres el camino hacia el Cielo.

Con el mismo sentimiento, enviaré 13 nuevas "missiones ad gentes", que serán llamadas a realizar una nueva presencia eclesial en ambientes muy secularizados de varios países, o en lugares en los cuales el mensaje de Cristo no ha llegado todavía. Podéis sentir a vuestro lado la presencia viva del Señor Resucitado y la compañía de tantos hermanos, ¡así como la oración del Papa!

Saludo con afecto a los presbíteros, provenientes de los Seminarios diocesanos “Redemptoris Mater” de Europa, y a otros dos mil seminaristas aquí presentes. Queridos, sois un signo especial y elocuente de los frutos de bien que pueden nacer del redescubrimiento de la Gracia del propio Bautismo. A vosotros os miramos con particular esperanza , sed sacerdotes enamorados de Cristo y de su Iglesia, capaces de transmitir al mundo la alegría de haber encontrado al Señor y de poder estar a su servicio.

Saludo con afecto también a los catequistas itinerantes y a aquellos de las Comunidades neocatecumenales de Roma y del Lazio, y con especial y afecto, las "communitates in missionem". Habéis abandonado, por decir así, la seguridad de vuestras comunidades de origen para ir a lugares más lejanos e incómodos, aceptando el ser enviados para ayudar a parroquias en dificultad y para buscar a la oveja perdida y devolverla al redil de Cristo. En el sufrimiento o aridez que podéis experimentar, sentíos unidos al sufrimiento de Cristo en la cruz, y a su deseo de reunir a los hermanos que están lejos de la fe y de la verdad, para devolverlos a la casa del Padre.

Como he escrito en la Exhortación Apostólica Verbum Domini, “la misión de la Iglesia no puede ser considerada como realidad facultativa o adicional a la vida eclesial. Se trata de dejar que el Espíritu Santo nos haga iguales al mismo Cristo […], de manera que se comunique la Palabra con toda la vida” (nº 93). Todo el Pueblo de Dios es un pueblo “enviado” y el anuncio del Evangelio es un empeño de todos los cristianos, como consecuencia del Bautismo (cfr ibid., 94). Os invito a deteneros en la Exhortación Verbum Domini, reflexionando en particular, donde, en la tercera parte del documento, se habla de “La misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo” (nº 90-98).

Queridos amigos, sintámonos partícipes del ansia de salvación del Señor Jesús, de la misión que Él encomienda a toda la Iglesia. La Beata Virgen María, que ha inspirado vuestro Camino y que os ha dado la familia de Nazareth, como modelo de vuestras comunidades, os conceda vivir vuestra fe en humildad, sencillez y alabanza, interceda por todos vosotros y os acompañe en vuestra misión. Os sostenga también mi Bendición, que de corazón os doy a vosotros y a todos los miembros del Camino Neocatecumenal diseminado por el mundo.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Copyright 2011 Libreria Editrice Vaticana]

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Audiencia a los miembros del Pontificio Instituto Polaco
Con motivo del Centenario de esta institución
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy al recibir en audiencia a los miembros del Pontificio Instituto Eclesiástico Polaco de Roma, con ocasión del centenario de su fundación.

* * * * *

[En polaco]

Señores cardenales,

venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,

queridos hermanos y hermanas,

Os acojo con gran alegría en el Palacio Apostólico y os doy mi más cordial bienvenida. Le saludo a usted, monseñor rector, y a toda la comunidad del Pontificio Instituto Eclesiástico Polaco, además de a sus huéspedes. Doy las gracias de modo particular al cardenal Zenon Grocholewski por las significativas palabras que me ha dirigido en nombre de todos los presentes.

[En italiano]

Lo que os ha traído aquí, a encontraros con el Sucesor de Pedro y a ser confirmados en la fe y en vuestra pertenencia a la Iglesia, es una feliz circunstancia a vosotros justamente muy querida: el centenario de la fundación de esta benemérita institución. Surgida por la iluminada y admirable iniciativa de san Józef Sebastian Pelczar, entonces obispo de Przemyśl, inició su historia ya durante el pontificado de san Pío X, al cual se presentó el proyecto de fundación. El 13 de mayo de 1909 el propio papa aprobó la petición de los obispos polacos y el 19 de marzo de 1910, con el decreto Religioso Polonae gentis, se erigió el Hospicio Polaco. Fue solemnemente inaugurado el 13 de noviembre de 1910 por monseñor Sapieha, convertido a continuación en cardenal arzobispo de Cracovia. El Instituto pudo gozar así, en el transcurso de los años, de la solicitud y el afecto de los diversos pontífices, entre los cuales recordamos, más cercanos a nosotros, al siervo de Dios Pablo VI y, naturalmente, al venerable Juan Pablo II, que lo visitó en 1980 y que subrayó su gran significado para la Iglesia y para el pueblo polaco.

Celebrar el primer centenario de esta importante institución constituye un recuerdo válido a la debida y reconociente memoria de aquellos que la comenzaron, con fe, con valor y con fatiga; una llamada, al mismo tiempo, a la responsabilidad de llevar adelante hoy sus fines originarios, adaptándolos oportunamente a las nuevas situaciones. Por encima de todo, hay que poner el compromiso de mantener viva el alma del Instituto: su alma religiosa y eclesial, que responde al providencial designio divino de ofrecer a los sacerdotes polacos un ambiente idóneo para el estudio y la fraternidad, durante su periodo de formación en Roma.

De este Pontificio Instituto, que ha sido testigo de tantos acontecimientos significativos para la Iglesia en Polonia, ahora formáis parte vosotros, queridos sacerdotes estudiantes, que, llegados al corazón de la cristiandad, deseáis profundizar seriamente vuestra preparación intelectual y espiritual, para hacer frente de la mejor forma a todas las tareas de responsabilidad que os vendrán poco a poco confiadas por vuestros obispos para el servicio del Pueblo de Dios. Sentíos “piedras vivas”, parte importante de esta historia que hoy requiere también vuestra respuesta personal e incisiva, ofreciendo vuestra contribución generosa, como la ofreció, durante el Concilio Vaticano II, el inolvidable Primado de Polonia, el cardenal Stefan Wyszyński, que precisamente en el Instituto Polaco tuvo la oportunidad de preparar la celebración del Milenario del Bautismo de Polonia y el histórico Mensaje de reconciliación que los obispos polacos dirigieron a los prelados alemanes, que contenían las famosas palabras: “Perdonamos y pedimos perdón”.

La Iglesia necesita sacerdotes bien preparados, ricos de esa sabiduría que se adquiere en la amistad con el Señor Jesús, acudiendo constantemente a la Mesa eucarística y a la fuente inagotable de su Evangelio. Que, de estas dos fuentes insustituibles, sepáis tomar el apoyo continuo y la inspiración necesaria para vuestra vida y vuestro ministerio, para un sincero amor a la Verdad, que hoy estáis llamados a profundizar también a través del estudio y la investigación científica y que podréis un mañana compartir con muchos. La búsqueda de la Verdad, para vosotros que como sacerdotes vivís esta peculiar experiencia romana, viene estimulada y enriquecida por la cercanía a la Sede Apostólica, a la que compete un servicio específico y universal a la comunión católica en la verdad y en la caridad. Permanecer ligados a Pedro, en el corazón de la Iglesia, significa reconocer, llenos de gratitud, que estáis dentro de una historia de salvación plurisecular y fecunda, que por una gracia multiforme os ha llegado y en la cual sois llamados a participar activamente para que, como árbol exuberante, ofrezca siempre sus preciosos frutos. Que el amor y la devoción a la figura de Pedro os empuje siempre a servir generosamente a la comunión de toda la Iglesia católica y de vuestras Iglesias particulares, para que, como una única y gran familia , todos puedan aprender a reconocer en Jesús, camino, verdad y vida, el rostro del Padre misericordioso, el cual quiere que ninguno de sus hijos se pierda.

Venerados y queridos hermanos, os confío a todos a la Virgen María, tan amada por el pueblo polaco, Invocadla siempre como Madre de vuestro sacerdocio, para que os acompañe en el camino de la vida y atraiga sobre vuestro ministerio presente y futuro la abundancia de los dones del Espíritu Santo. Que María os ayude a perseverar con fidelidad gozosa en la gracia y en el compromiso de seguir a Jesús y a nutrir constantemente una dedicación fructífera a vuestro trabajo cotidiano y a aquellos que el Señor pone a vuestro lado.

[En polaco]

Os imparto de corazón a todos vosotros, como también a vuestros familiares y a vuestros seres queridos, una especial Bendición Apostólica. Sea alabado Jesucristo.

[Traducción del original en italiano por Inma Álvarez

©Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana]



 

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