Boletín Zenit

ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de enero de 2011

Santa Sede

El Papa a todos los cristianos: el mundo necesita nuestro testimonio fuerte

Benedicto XVI alienta a los padres que han perdido a un hijo

La Iglesia pide más atención pastoral al mundo del circo y ferias

El Papa nombra los miembros de la nueva Autoridad de Información Financiera

Mundo

España: publicada una guía para no discriminar al pueblo rom en la prensa

El acercamiento católico-ortodoxo a 20 años del fin de la URSS

El arzobispo de Czestochowa habla sobre la beatificación de Juan Pablo II

Brasil: La Iglesia movilizada en las poblaciones inundadas

El Salvador: La Iglesia conmemora el aniversario de los Acuerdos de Paz

Análisis

¿Vuelve la Europa de los muros?

Audiencia del miércoles

Benedicto XVI: La unidad en la primera comunidad cristiana

Espiritualidad

Meditación para el tercer día de la Semana por la Unidad de los Cristianos

Documentación

Mensaje final del Congreso sobre Circos y Ferias


Santa Sede


El Papa a todos los cristianos: el mundo necesita nuestro testimonio fuerte
Focaliza la Audiencia General en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Los cristianos tienen hoy una responsabilidad común hacia el mundo, señaló este miércoles Benedicto XVI: ofrecer un testimonio fuerte para llevar un mensaje que ilumine el camino del hombre actual.

El Papa dedicó a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos la catequesis que pronunció hoy durante la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI con peregrinos procedentes de todo el mundo.

“Como discípulos del Señor tenemos una responsabilidad común hacia el mundo, debemos hacer un servicio común”, exhortó.

Haciéndose eco del tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se está celebrando del 18 al 25 de enero, destacó el modelo de los primeros cristianos según se refleja en los Hechos de los Apóstoles.

“Como la primera comunidad cristiana de Jerusalén, partiendo de lo que ya compartimos, debemos ofrecer un testimonio fuerte, fundado espiritualmente y apoyado por la razón, del único Dios que se ha revelado y que nos habla en Cristo, para ser portadores de un mensaje que oriente e ilumine el camino del hombre de nuestro tiempo, a menudo privado de puntos de referencia claros y válidos”, afirmó.

Para ello, indicó la importancia de “crecer cada día en el amor mutuo, empeñándonos en superar esas barreras que aún existen entre los cristianos; sentir que existe una verdadera unidad interior entre todos aquellos que siguen al Señor; colaborar lo más posible, trabajando juntos sobre las cuestiones aún abiertas; y sobre todo ser conscientes de que en este itinerario el Señor debe asistirnos”.

E invitó a perseverar en la oración “implorando de Dios el don de la unidad, para que se cumpla para el mundo entero su designio de salvación y de reconciliación”.

Los primeros cristianos

El Papa se detuvo a explicar las cuatro características que definen a la primera comunidad cristiana de Jerusalén como “lugar de unidad y de amor” y extrajo lecciones para la actualidad.

Esa comunidad se caracterizaba por la “escucha de la enseñanza de los apóstoles” y la “comunión fraterna”, y en ella “era esencial también el momento de la fracción del pan” y “la oración” como actitud constante que acompaña la vida cotidiana, dijo.

Sobre la escucha del testimonio que los apóstoles dan de la misión, la muerte y la resurrección de Cristo, el Papa destacó que “todavía hoy, la comunidad de los creyentes reconoce en la referencia a la enseñanza de los Apóstoles la propia norma de fe”.

Cada esfuerzo realizado para la construcción de la unidad entre los cristianos pasa a través de la profundización de la fidelidad al depositum fidei que nos transmitieron los Apóstoles -explicó-.La firmeza en la fe es la base de nuestra comunión, es la base de la unidad cristiana”.

En segundo lugar, calificó la comunión fraterna como “la expresión más tangible, sobre todo para el mundo exterior, de la unidad entre los discípulos del Señor” y recordó que los primeros cristianos “tenían todo en común”.

En este sentido, destacó que “la historia del movimiento ecuménico está marcada por dificultades e incertidumbres, pero es también una historia de fraternidad, de cooperación y de intercambio humano y espiritual”.

En cuanto a la fracción del pan, indicó que “la comunión en el sacrificio de Cristo es el culmen de nuestra unión con Dios y representa por tanto también la plenitud de la unidad de los discípulos de Cristo”.

En este sentido, destacó que “durante esta semana de oración por la unidad es particularmente vivo el lamento por la imposibilidad de compartir la misma mesa eucarística, signo de que estamos aún lejos de la realización de esa unidad por la que Cristo oró”.

Finalmente, destacó que “la oración es desde siempre la actitud constante de los discípulos de Cristo, lo que acompaña su vida cotidiana en obediencia a la voluntad de Dios”.

Único cuerpo

Benedicto XVI recordó que “la Iglesia abraza desde el principio a gente de diversa procedencia y, sin embargo, precisamente a partir de esas diferencias, el Espíritu crea un único cuerpo”.

Señaló que “Pentecostés como inicio de la Iglesia marca la ampliación de la Alianza de Dios a todas las criaturas, a todos los pueblos y a todos los tiempos, para que toda la creación camine hacia su verdadero objetivo: ser lugar de unidad y de amor.”.

Y concluyó con una invitación: “Abrámonos a la fraternidad que deriva de ser hijos del único Padre celeste, y por tanto a estar dispuestos al perdón y a la reconciliación”.



 



 

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Benedicto XVI alienta a los padres que han perdido a un hijo
Al saludar a los miembros de la Asociación “Hijos en el paraíso”
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa dirigió palabras de ánimo y esperanza a los padres que han perdido uno o varios hijos, a menudo de una manera trágica.

Lo hizo este miércoles al saludar a los miembros de la Asociación Hijos en el paraíso: alas entre cielo y tierra, de Galatone, difundida en algunas regiones de Italia, durante la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano.

“Vosotros, padres, afectados profundamente por la muerte, a menudo trágica, de vuestros hijos, no os dejéis vencer por la desesperación o el abatimiento, sino transformad vuestro sufrimiento en esperanza, como María al pie de la cruz”, dijo.

También aconsejó a los jóvenes que “en la exhuberancia de vuestros años juveniles, no dejéis de calcular los riesgos y actuad en todo momento con prudencia y sentido de responsabilidad, especialmente cuando estáis al volante de un vehículo, para proteger vuestra vida y la de los demás”.

Alentó “a los sacerdotes que acompañan espiritualmente a las familias afectadas por el luto por la pérdida de uno o más hijos, para que prosigan generosamente en este importante servicio”.

Y finalmente, aseguró “una oración especial de sufragio por vuestros hijos y por todos los jóvenes que han perdido la vida”.

“Sentid junto a vosotros su presencia espiritual -concluyó-: ellos, como decís, son 'alas entre cielo y tierra'”.



 

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La Iglesia pide más atención pastoral al mundo del circo y ferias
Publicado el Documento final del VIII Congreso sobre este tema
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Una mayor atención al mundo de los trabajadores itinerantes, es la petición que llega del documento final, hecho público hoy, del octavo Congreso Internacional de Pastoral para los Circenses y Feriantes, que tuvo lugar en Roma del 12 al 16 de diciembre.

El encuentro tuvo por tema “Circos y parques de atracciones: ‘catedrales’ de fe y tradición, signos de esperanza en un mundo globalizado”, fue organizado por el Consejo Pontificio para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, y reunió a 70 delegados procedentes de 22 países, en representación de América, Asia y Europa.

Entre los objetivos del Congreso, recuerda el documento final, fue prioritario el de “hacer conocer mejor a las Iglesias locales la pastoral para los circenses y feriantes, con la finalidad de favorecer una mayor atención ante las problemáticas actuales que conciernen a las personas que se dedican al espectáculo itinerante”.

“ Se intentó, además, considerar tal solicitud en el contexto más amplio de la pastoral ordinaria de la Iglesia, con la convicción de que en ella nadie es extranjero, porque ella no es extranjera para ningún hombre”.

El texto final recuerda que el mundo de los circos y parques de atracciones “refleja una sociedad y una cultura muy amplia” y que está “sujeto a una constante movilidad”.

“La acción evangelizadora exige un fuerte compromiso espiritual y el secreto de su éxito, en el mundo circense y feriante, está en parte en la cualificada formación de los agentes pastorales, en su generosidad y dedicación al servicio, pero también en la apertura, en la disponibilidad y en la plena implicación de los mismos circenses y feriantes, como protagonistas y no sólo como destinatarios de la acción pastoral”.

Para los feriantes y sobre todo para la gente del circo, subraya, “es prácticamente imposible pertenecer a una comunidad eclesial tradicional” como la parroquia.

“A eso hay que añadir el hecho de que todo el núcleo familiar está absorbido por la fatiga de los preparativos y de la realización de los espectáculos, especialmente en los días festivos y en los que inmediatamente los preceden”.

En este contexto, la familia – y sobre todo el papel de la mujer – asume una importancia cada vez mayor. “En el mundo de la feria y de los circos se mantienen todavía, aunque con dificultad, el valor de la familia, el amor por los ancianos y la solidaridad. Aún existe un fuerte sentido de religiosidad”.

El arte de los feriantes y las habilidades profesionales de los circenses, prosigue el documento, “pueden convertirse en canales de transmisión del Evangelio y de testimonio de la belleza y de la bondad de Dios”.

Por esto, los participantes en el encuentro formularon una serie de recomendaciones, comenzando con pedir a los responsables eclesiales que se esfuercen “por garantizar a las comunidades creyentes del espectáculo itinerante mayores oportunidades de recibir a Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía, facilitando el acceso a la celebración de la Santa Misa y, más en general, la participación en todos los sacramentos”.

Igualmente, exhorta a los agentes pastorales a “visitar circos y ferias”, para que “se creen ocasiones de conocimiento recíproco y de comunión, también mediante la celebración de la Misa y la administración de los sacramentos”.

Por su parte, las personas que trabajan en circos y ferias deben ser “sensibilizados y estimulados a buscar y, si es posible, reforzar el enganche con la comunidad eclesial que vive en el territorio en el que temporalmente se asientan, en una dinámica mutua de dar y recibir, aprovechando los momentos en los que los compromisos laborales son menos apremiantes”.

El Congreso recomendó también “sinergia entre los Estados, los organismos internacionales y las Iglesias locales, para ofrecer la ayuda necesaria para preservar la identidad circense y feriante”, y la realización de “iniciativas a favor de la educación escolar de los itinerantes”.

“Las administraciones públicas y las autoridades locales deben reconocer el valor socio-cultural del espectáculo itinerante y contrarresten cualquier eventual forma de marginación y de prejuicio”, concluye el Mensaje.



 

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El Papa nombra los miembros de la nueva Autoridad de Información Financiera
Acepta la renuncia del obispo de Pécs monseñor Mihály Mayer
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI nombró al presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, el cardenal Attilio Nicora, presidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), instituida el pasado 30 de diciembre para la prevención y el contraste de las actividades ilegales en el ámbito financiero y monetario.

Al mismo tiempo, nombró miembros del consejo directivo de esta nueva entidad a Claudio Bianchi, Marcello Condemi, Giuseppe Dalla Torre del Tempio di Sanguinetto y Cesare Testa, comunicó este miércoles la Oficina de Información de la Santa Sede.

A través de una carta apostólica en forma de motu proprio, el Papa instituyó hace veinte días la AIF, que tiene como cometido emanar disposiciones complejas y delicadas de desarrollo para garantizar que los sujetos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad Vaticano respeten las nuevas obligaciones anti-reciclaje y anti-terrorismo.

Por otra parte, Benedicto XVI aceptó este miércoles la renuncia al gobierno de la diócesis húngara de Pécs, presentada por monseñor Mihály Mayer según el canon 401.2 del Código de Derecho Canónico, que prevé que un obispo la presente en caso de enfermedad u otra causa grave.

Para esa circunscripción de Hungría, el Papa nombró administrador apostólico al obispo de Szombathely, monseñor András Veres.

Finalmente, el Pontífice también nombró hoy obispo auxiliar de la archidiócesis brasileña de Belo Horizonte al sacerdote de la diócesis de San Carlos Luiz Gonzaga Féchio, asignándole la sede titular de Puzia de Bizacena.

Nacido en 1965 en Matao, en la diócesis de San Carlos, el obispo electo fue ordenado sacerdote en 1990 para la diócesis de San Carlos.

En ella ha ejercido su ministerio en varias parroquias y ha sido rector del Seminario Propedéutico Nuestra Señora del Patrocinio de Jaú y rector del Seminario Mayor Juan Pablo II.

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Mundo


España: publicada una guía para no discriminar al pueblo rom en la prensa
Guía de estilo publicada por la Fundación Secretariado Gitano
MADRID, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- No es infrecuente ver titulares ofensivos para minorías secularmente discriminadas en la sociedad europea, como es el caso del pueblo rom. La Fundación Secretariado General Gitano (FSGG), heredera de la primera organización institucional de la Iglesia católica en España, exclusivamente dedicada a servir de puente entre la sociedad y la comunidad rom, ha editado una guía para profesionales de la información.

El libro de estilo, titulado “Guía práctica para periodistas. Igualdad de trato, medios de comunicación y comunidad gitana”, es una publicación a disposición de medios de comunicación y organizaciones que deseen dar un trato igualitario en sus escritos al pueblo gitano.

“Los estudios realizados demuestran –dice la guía en su presentación- que la imagen social que se transmite a través de los medios sobre la comunidad gitana está basada en estereotipos negativos que impiden el conocimiento real de la diversidad de los gitanos y de las gitanas, lo que dificulta su acceso a los Derechos Fundamentales”.

El libro publicado por la FSGG tiene como objetivos: la creación de un instrumento de sensibilización y formación para los medios de comunicación en materia de igualdad de trato; apoyar el trabajo de los periodistas para alcanzar los principios de la deontología profesional, mejorar la imagen social de la comunidad gitana y sus procesos de inclusión; proporcionar información sobre la comunidad gitana y analizar la discriminación que padece; ofrecer orientaciones y claves de actuación para combatir los prejuicios y estereotipos que inspiran prácticas discriminatorias; proporcionar estrategias y buenas prácticas en el trato informativo.

Han colaborado en la elaboración de esta guía los periodistas Lucía Petisco, independiente; Isabel Vega, Europa Press; Ángel Gonzalo, Amnistía Internacional España; Susana Hidalgo, diario Público; Sara Blanco, independiente; Rosario Maseda García, consejera técnica de la Dirección General contra la discriminación del antiguo Ministerio de Igualdad; Chema Castiello, profesor, especialista en educación intercultural; y Jonás Candalija, Comunicación. European Anti Poverty Network-España (EAPN-es).

La Fundación Secretariado Gitano edita, desde 2005 (con datos de 2004), el informe anual Discriminación y comunidad gitana. De 2004 a 2009 se recogieron un total de 668 casos de discriminación, de los cuales 188 señalan como agente discriminador a los medios de comunicación. En su mayor parte, son casos en los que se cita la etnia de personas implicadas sin que esto sea necesario para la comprensión de la noticia.

Partiendo del análisis de los casos recogidos en el informe Discriminación y Comunidad Gitana 2009 relativos a medios de comunicación e internet, la guía propone recomendaciones a tener en cuenta por los profesionales y responsables de los medios de comunicación a la hora de informar o difundir contenidos sobre la comunidad gitana.

Ofrece también ejemplos de medios de comunicación que han tratado de modo inclusivo y modélico la información relativa al pueblo gitano, así como la misma noticia tratada positiva o negativamente por distintos medios.

Este libro de estilo y buenas prácticas periodísticas dedica un capítulo a cuestiones relativas a la configuración de la imagen social de los grupos y, en concreto, de la comunidad gitana, con el fin de detectar las causas. Reproduce estudios sobre la imagen de la comunidad gitana en la población y expone la responsabilidad de los medios de comunicación en la configuración de una imagen negativa o positiva. Añade una serie de recomendaciones a los medios de comunicación.

Dedica un capítulo a la situación de la comunidad gitana en España y Europa.

La población gitana o rom es la minoría étnica más numerosa de la Unión Europea (UE), sumando casi doce millones de ciudadanos. Está presente en todo el continente europeo, pero se concentra especialmente en Europa Central y Oriental (República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria).

Estos datos demográficos, junto a la necesidad de conseguir la cohesión social justifican la creciente preocupación y el interés por la comunidad gitana de Europa.

De hecho, los estándares de vida de una gran proporción de la minoría gitana siguen caracterizándose por una pobreza extrema, exclusión social y un rechazo general por parte de la población mayoritaria lo que hace que sea el grupo social más rechazado.

Actualmente no existe un censo ni estudio completamente fiable sobre el tamaño de la población gitana en España, por lo que la FSGG maneja intervalos aproximativos. El primer porcentaje del intervalo citado arriba (1,6%) es el que se ha manejado en los estudios del sector realizados en las últimas décadas, mientras que el otro extremo del intervalo (2,1%) procede de la encuesta de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) de 2008.

Otros capítulos, como un glosario y legislación referente al argumento, convierten a esta guía en algo mucho más allá de un libro de estilo, elemento imprescindible y guía de conculta para informadores.

Para saber más: www.gitanos.org.

Por Nieves San Martín

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El acercamiento católico-ortodoxo a 20 años del fin de la URSS
El cardenal Koch y el metropolitano Hilarión Alfejew lo abordarán juntos en Alemania
WÜRZBURGO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch, y el responsable de Asuntos Exteriores del patriarcado de Moscú, el metropolitano Hilarión Alfejew, debatirán sobre el acercamiento católico-ortodoxo a veinte años de la desintegración de la Unión Soviética.

Lo harán el próximo 19 de marzo en el centro de congresos de Würzburgo, en una mesa redonda que forma parte del IV Congreso Internacional Punto de Encuentro: Iglesia universal, organizado por la asociación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

También participarán en el debate la presidenta de AIN Alemania, Antonia Willemsen, y el jefe de la Sección de Rusia de AIN Internacional, Peter Humeniuk. El moderador será el redactor del diario católico de Würzburgo Die Tagespost Stefan Baier, informó AIN.

Como preparación del encuentro, Willemsen y Humeniuk viajaron el pasado 10 de enero a Roma para informar al cardenal Koch acerca de la labor que realiza actualmente AIN en Rusia.

El cardenal Koch aplaudió la iniciativa de la asociación de promover un acercamiento religioso entre las Iglesias católica y ruso-ortodoxa.

El purpurado recalcó que tenía mucho interés en encontrarse con el metropolitano Hilarión Alfejew en Würzburgo, al que conoce y estima desde hace años, y manifestó que confiaba en que el diálogo seguirá prosperando.

Antonia Willemsen subrayó que AIN, a petición del papa Juan Pablo II, siempre se ha esforzado en colaborar con la “Iglesia hermana ortodoxa rusa” desde la caída del comunismo, sin por ello dejar de lado la ayuda a la Iglesia católica rusa.

El diálogo hoy

Actualmente, la Iglesia católica y la ortodoxa están debatiendo la cuestión del primado del obispo de Roma.

Según explicó el cardenal Koch el pasado mes de noviembre en una asamblea plenaria del dicasterio que preside, “una eclesiología ligada a la cultura nacional y una eclesiología católica orientada hacia el concepto de universalidad se encuentran una frente a otra, hasta ahora en desacuerdo”.

Mientras que para Pablo VI esta cuestión representaba el “mayor obstáculo” para la recomposición de la comunión plena, sin embargo, “a los ojos del actual pontífice, constituye también la mayor oportunidad para la unión”, continuó explicando el purpurado.

Según el pensamiento del Papa actual, “sin primado, también la Iglesia católica se habría disgregado desde hace tiempo en iglesias nacionales ysui iuris, que habrían hecho confuso y complicado el paisaje ecuménico”.

Ahora, según el presidente del dicasterio para el ecumenismo, sería necesario que “por una parte, la Iglesia católica profundizase más en la idea de que el primado del obispo de Roma no es un simple apéndice jurídico externo a la eclesiología eucarística, sino un elemento que se funda precisamente en ella”.

Por otra parte, “la Iglesia ortodoxa debería afrontar con determinación el problema de la autocefalia, porque es de importancia fundamental para su futuro y para el ecumenismo, y así buscar soluciones adecuadas, con el fin de recuperar su propia unidad interna y su capacidad de actuar de forma concertada”.

En el dialogo ecuménico entre católicos y ortodoxos, se han dado pasos alentadores en las últimas décadas sobre la eclesiología en general y sobre el primado del obispo de Roma en particular.

En este sentido, el cardenal Koch destacó, por ejemplo, la importancia del trabajo de la Comisión teológica mixta católica y ortodoxa en los últimos años.

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El arzobispo de Czestochowa habla sobre la beatificación de Juan Pablo II
 
CZESTOCHOWA, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “La noticia de la beatificación de Juan Pablo II me colma de alegría. Es una gran cosa que la beatificación tenga lugar justo en ocasión de la fiesta de la Divina Misericordia”. Así ha dicho a ZENIT, monseñor Stanislaw Nowak, arzobispo de Czestochowa, antiguo alumno y colaborador de Juan Pablo II.

Según monseñor Nowak, Juan Pablo II junto a la santa Faustina Kowalska y al beato don Michal Sopocko, es un gran testigo de la Divina Misericordia.

“Juan Pablo II – reveló – amaba la Divina Misericordia. Hizo mucho para que esta fiesta fuese popular en la Iglesia. Lo recuerdo cuando todavía como obispo de Cracovia, hizo los primeros pasos para difundir la fiesta de la Divina Misericordia en Cracovia”.

A la pregunta del por qué la beatificación de Juan Pablo II, el arzobispo Nowak contestó que: “Benedicto XVI ha respondido con sabiduría a la llamada de la humanidad 'Santo ya'.”

El arzobispo de Czestochowa subrayó que “Juan Pablo II amaba a todos, con un afecto especial a los jóvenes. Era un hombre de una fe grande. Cada célula de su ser respiraba fe”.

Monseñor Nowak sostuvo que la elección del mes de mayo “tiene un significado especial”. De hecho viene llamado como el “mes de Juan Pablo II porque el Pontífice polaco ofreció a María su confianza total 'Totus tuus'. Y tantos sucesos de su vida personal están asociados al mes de mayo”.

Monseñor Stanislaw Nowak es obispo de Czestochowa desde 1984, y arzobispo del mismo lugar desde 1992, con la erección de la archidiócesis por parte de Juan Pablo II. Antes fue alumno y colaborador del cardenal Karol Wojtyla.

Juan Pablo II visitó Czestochowa y Jasna Góra durante sus viajes apostólicos en 1979, 1983,1987,1991,1997,1999.

Por Mariusz Frukacz, traducido del italiano por Carmen Álvarez

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Brasil: La Iglesia movilizada en las poblaciones inundadas
Más de 10.000 personas sin hogar en el Estado de Río de Janeiro

RÍO DE JANEIRO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El estado de Río de Janeiro vive en estos momentos la peor tragedia climática registrada nunca en el país, según las últimas informaciones de la agencia Fides.

El balance de fallecidos por las lluvias torrenciales de los últimos días señalado por la archidiócesis de Río supera los 540.

Las personas sin hogar se cuentan por miles y el número de desaparecidos no para de aumentar en Serrana, Nueva Friburgo, Petrópolis, San José del Vale do Rio Preto, Teresópolis y Sumidouro.

Todo el personal eclesiástico se ha movilizado: los obispos de Petrópolis y de Nueva Friburgo, monseñores Filippo Santoro y Edney Gouvea Mattoso, han visitado las zonas siniestradas.

Los sacerdotes, seminaristas y religiosos siguen asistiendo a las familias que se han quedado sin hogar.

Parroquias y casas religiosas acogen ahora a los que lo han perdido todo y no saben dónde dormir ni comer.

En las diócesis vecinas también se han organizado colectas de donativos, ropa, colchones, agua y alimentos.

La conferencia episcopal brasileña publicó la semana pasada una nota oficial expresando su solidaridad con las víctimas de la tragedia.

Además, ha impulsado con Caritas de Brasil una campaña de recogida de dinero en todo el país que se destinará a las zonas afectadas por las lluvias.

El presidente de Caritas Brasil, el obispo de Jales, monseñor Demetrio Valentini, ha propuesto organizar una gran colecta en todas las diócesis del país el próximo 30 de enero para las víctimas de las inundaciones.

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El Salvador: La Iglesia conmemora el aniversario de los Acuerdos de Paz
Arzobispo de San Salvador: “son un ejemplo para el mundo entero”
SAN SALVADOR, miércoles 19 de enero de 2010 (ZENIT.org El Observador).- Al cumplirse 19 años de la firma de los Acuerdos de Paz (signados el 16 de enero de 1992 en Chapultepec, Ciudad de México) entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)  y las Fuerzas Armadas de El Salvador (FAES), el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, afirmó que estos Acuerdos “son un ejemplo para el mundo entero, no sólo porque pusieron fin a tantos años de lucha armada, sino también por su perdurabilidad y la capacidad de unir a pensamientos tan dispares bajo el único objetivo de lograr un mejor país”.

“Los Acuerdos alcanzados son un ejemplo para el mundo, es encomiable y plausible que se hayan mantenido durante mucho tiempo sin que se volviera a las anteriores situaciones de violencia(…) hemos visto un esfuerzo de todos los sectores para darle continuidad a la conciliación lograda”, manifestó monseñor Escobar Alas

El arzobispo de San Salvador, al comentar el desarrollo posterior a los Acuerdos, indicó lo importante que ha sido  el que las partes involucradas en el conflicto armado, una vez terminado, se unieron en las distintas instituciones del Estado para luchar por democratizar el país. 

“En la lucha por la democratización, dijo monseñor Escobar Alas, se puede tomar el ejemplo de la Asamblea Legislativa, la que está integrada por personas con distintas formas de pensar, nunca se ha visto en esta institución amenazas de violencia, golpes ni agresiones verbales que atenten contra la vida de sus integrantes”.

Los Acuerdos de Paz de los cuales México fue intermediario, pusieron fin a una cruel guerra intestina que se extendió por doce años (1980-1992) y en los que hubo 75 mil personas entre muertas y desaparecidas, aunque la guerra nunca se hubiese declarado como “oficial”.  Aunque prevalezcan los factores positivos, aún hay heridas que no cicatrizan.

En ese sentido, monseñor Escobar Alas dijo que “todavía persiste la falta de la convivencia pacífica, falta de democracia, de espacios para ejercitar todos los derechos que tenemos, pobreza, hambre y miseria. 19 años no han sido suficientes para cumplir todos los objetivos para que vivamos en completa paz y armonía”.

La firma de los Acuerdos de Paz fue el resultado de un largo proceso de negociación iniciado en la década de los 80. Los primeros encuentros se desarrollaron en La palma; Chalatenango, Ayagualo; en la Libertad, y en la Nunciatura Apostólica de San Salvador.   


 

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Análisis


¿Vuelve la Europa de los muros?
Grecia anuncia la creación de un muro anti-inmigrantes en su frontera con Turquía
ROMA, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org) .- También Europa pronto podría tener su muro “de la vergüenza”. Grecia, gobernada por el primer ministro socialista Giorgios Papandreou, está proyectando la construcción de un muro de 12,5 km de largo (en un primer momento se hablaba incluso de 206 km) para frenar el continuo flujo de inmigrantes asiáticos y africanos ilegales, a través del tramo más sensible y permeable de su frontera con Turquía, en los alrededores de la cuidad de Orestiada, que es el único punto donde no existen obstáculos naturales que les puedan frenar. Lo confirmó el pasado 4 de enero, el ministro griego para la Protección de los ciudadanos, Christos Papoutsis.

Como refiere el Spiegel Online (del pasado 1 de enero), durante el periodo que va de enero a noviembre del año pasado fueron detenidos 32.500 clandestinos en el paso situado en los alrededores de Orestiada, que se ha transformado para los ilegales en el punto principal de ingreso al país. Para detener este fenómeno, Atenas pidió el pasado octubre, la ayuda a la Agencia Europea para el control de las fronteras externas de la Unión Europea, Frontex.

Fundada en 2004, esta agencia, con sede en Varsovia (Polonia), envió a principios de noviembre de 2007, por primera vez desde su creación, un grupo de más de 200 expertos del RABIT (Rapid Border Intervention Teams) a Orestiada. Aunque su misión ha sido prorrogada hasta marzo de 2011, se puede decir que el resultado ha sido insuficiente, no obstante un descenso del número de ilegales detenidos cada día, de 250 a 140. Esta constatación de los hechos ha sido la que ha empujado a Grecia a la propuesta de este plan, que toma como modelo la larguísima barrera de separación construida por los Estados Unidos a lo largo de la frontera con México, que va de California a Texas.

La iniciativa de Atenas ha sido criticada por organizaciones no gubernamentales y grupos pro derechos humanos. Como escribe Laura Boldrini, portavoz en Italia del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en su blog en La Repubblica.it, el plan refleja la tentación europea de “convertirse en una fortaleza inexpugnable para los emigrantes y para los que piden asilo”. “Erigir muros, levantar alambradas, rechazar en el mar, son medidas basadas en la presión migratoria que rara vez resuelven los problemas, incluso los problemas de quien busca protección”, escribió el pasado 7 de enero.

Según Bill Frelick, de Human Rights Watch (HRW), el proyecto “es un tentativo para resolver con prisas un problema que es, en realidad, mucho más amplio”(BBC, el pasado 4 de enero). También Michele Cercone, portavoz de la Comisaria Europeo encargada de la seguridad, Cecilia Mälstrom, usó palabras similares. “Los muros o cercas -afirmó- son medidas a corto plazo que no permiten afrontar de manera estructural la cuestión de la inmigración clandestina”, (Le Monde, 4 de enero).

Para el gobernador de la provincia turca de Edirne, Gökhan Sözer, el muro servirá para poco. “Hay un río de 200 km (el río Maritsa o Evros), que se puede atravesar en barca durante el invierno y a pie en verano, cuando el nivel del agua es bajo”, declaró a la emisora televisiva turca NTV.

Muy dura ha sido la analista turca Beril Dedeoğlu, directora del departamento de Relaciones Internacionales en la Universidad Galatasaray de Estambul. “Es casi como si algún país de la UE que no quiera la adhesión de Turquía, se encuentre en dificultades, porque parece que estén buscando desesperadamente nuevas medidas de exclusión”, afirmó el 5 de enero en la web Zaman News, observando la posibilidad de que la idea del muro hubiese venido de los israelitas “que ahora son buenos amigos de los griegos”. Para Dedeoğlu, que habla de “una vergüenza para el siglo XXI”, “este muro simboliza una única cosa- declara materialmente que Turquía está fuera de Europa”.

Por su parte, el ministro Papoutsis denunció “la hipocresía de los que critican”, “el plan – así dijo – responde al deber del gobierno de proteger los derechos de los ciudadanos griegos y de los que residen legalmente en el país”. Incluso con respecto al muro dijo “no es un modo directo contra Turquía” (Le monde, 4 de enero).

Papoutsis recibió un apoyo inesperado por parte del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. Después de una visita de su homólogo griego Papandreou, Erdogan expresó, el pasado viernes, su comprensión por la situación del país vecino. “Comprendemos la gravedad del problema que la inmigración ilegal constituye para Grecia”, declaró el premier turco, citado por el periódico español ABC, el pasado 16 de enero.

Para el político del partido filo-islámico AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), es un error ver en el plan griego un intento anti-turco y además no es un muro sino “sólo una barrera”.

La cuestión del muro ilustra nuevamente como el fenómeno de la inmigración constituye un rompecabezas para la política europea, especialmente para gobiernos como por ejemplo Grecia, que es quizá, el que tiene peor situación económica y financiera de toda la Unión Europea. Atenas está desarrollando un severísimo plan de austeridad y sufre un creciente descontento popular.

Como justamente observa el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la XCVII Jornada Mundial del emigrante y el refugiado, que se celebró el pasado domingo 16 de enero, el fenómeno de la emigración es “un signo elocuente de nuestro tiempo”. En el texto, el Papa Ratzinger recuerda las palabras escritas por su amado predecesor Juan Pablo II, que habló de un “derecho a emigrar”. “La Iglesia lo reconoce a cada hombre, en el doble aspecto, la posibilidad de salir del propio país y la posibilidad de entrar en otro en búsqueda de mejores condiciones de vida”, así escribió el Papa Wojtyla en ocasión de la 87 edición de la Jornada, aunque si después añadió que “el ejercicio de este derecho va regulado, porque un aplicación indiscriminada comportaría daños y perjuicios al bien común de las comunidades que acogen al emigrante” (nº3).

Este es, en resumen, el reto actual que no sólo afronta la Grecia de Papandreou o la Italia de los desembarcos, sino toda Europa. De hecho, la emigración es un fenómeno global: según el último informe de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), con sede en Ginebra (Suiza), publicado el pasado 29 de noviembre, el mundo cuenta actualmente con 214 millones de emigrantes internacionales y en el 2050 podrían ser incluso 405 millones.

Por Paul de Maeyer, traducido del italiano por Carmen Álvarez

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Audiencia del miércoles


Benedicto XVI: La unidad en la primera comunidad cristiana
Hoy en la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis pronunciada hoy por el Papa Benedicto XVI durante la Audiencia General, celebrada en el Aula Pablo VI, con peregrinos procedentes de todo el mundo.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas,

estamos celebrando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que todos los creyentes en Cristo están invitados a unirse en oración para dar testimonio del profundo vínculo que existe entre ellos y para invocar el don de la comunión plena. Es providencial el hecho de que, en el camino para construir la unidad, se ponga en el centro la oración: esto nos recuerda, una vez más, que la unidad no puede ser un simple producto del actuar humano; es ante todo un don de Dios, que conlleva un crecimiento en la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Concilio Vaticano II dice “Estas oraciones en comunión son, sin duda, un medio muy eficaz para impetrar la gracia de la unidad y constituyen una manifestación auténtica de los vínculos con los cuales los católicos permanecen unidos con los hermanos separados: ' Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos' (Mt 18,20)” (Decr. Unitatis Redintegratio, 8). El camino hacia la unidad visible entre todos los cristianos habita en la oración, porque fundamentalmente la unidad no la “construimos” nosotros, sino que la “construye” Dios, viene de Él, del Misterio trinitario, de la unidad del Padre con el Hijo en el diálogo de amor que es el Espíritu Santo y nuestro esfuerzo ecuménico debe abrirse a la acción divina, debe ser invocación cotidiana de la ayuda de Dios. La Iglesia es suya y no nuestra.

El tema elegido este año para la Semana de Oración hace referencia a la experiencia de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, tal como es descrita por los Hechos de los Apóstoles (hemos escuchado el texto): “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2,42). Debemos considerar que ya en el momento de Pentecostés el Espíritu Santo desciende sobre personas de diversa lengua y cultura: esto significa que la Iglesia abraza desde el principio a gente de diversa procedencia y, sin embargo, precisamente a partir de esas diferencias, el Espíritu crea un único cuerpo. Pentecostés como inicio de la Iglesia marca la ampliación de la Alianza de Dios a todas las criaturas, a todos los pueblos y a todos los tiempos, para que toda la creación camine hacia su verdadero objetivo: ser lugar de unidad y de amor.

En el pasaje citado de los Hechos de los Apóstoles, cuatro características definen a la primera comunidad cristiana de Jerusalén como lugar de unidad y de amor, y san Lucas no sólo quiere describir una evento del pasado. Nos lo ofrece como modelo, como norma para la Iglesia presente, porque estas cuatro características deben constituir siempre la vida de la Iglesia. La primera característica es estar unida en la escucha de las enseñanzas de los Apóstoles, en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en la oración. Como ya he mencionado estos cuatro elementos son todavía hoy, los pilares de la vida de toda comunidad cristiana y constituyen un único y sólido cimiento sobre el cual basar nuestra búsqueda de la unidad visible de la Iglesia.

Ante todo tenemos la escucha de la enseñanza de los Apóstoles, o sea, la escucha del testimonio que estos dan de la misión, la vida, la muerte y la resurrección del Señor Jesús. Es lo que Pablo llama sencillamente el “Evangelio”. Los primeros cristianos recibían el Evangelio de la boca de los Apóstoles, estaban unidos para su escucha y para su proclamación, pues el Evangelio, como afirma san Pablo, “es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen” (Rm 1,16). Todavía hoy, la comunidad de los creyentes reconoce en la referencia a la enseñanza de los Apóstoles la propia norma de fe: cada esfuerzo realizado para la construcción de la unidad entre los cristianos pasa a través de la profundización de la fidelidad al depositum fidei que nos transmitieron los Apóstoles. La firmeza en la fe es la base de nuestra comunión, es la base de la unidad cristiana.

El segundo elemento es la comunión fraterna. En los tiempos de la primera comunidad cristiana, como también en nuestros días, ésta es la expresión más tangible, sobre todo para el mundo exterior, de la unidad entre los discípulos del Señor. Leemos en los Hechos de los Apóstoles – lo hemos escuchado – que los primeros cristianos tenían todo en común, y que quien tenía propiedades y bienes los vendía para distribuirlos a los necesitados (cfr Hch 2,44-45). Esta comunión de los propios bienes ha encontrado, en la historia de la Iglesia, nuevas formas de expresión. Una de estas, en particular, es la de la relación fraternal y de amistad construida entre cristianos de distintas confesiones. La historia del movimiento ecuménico está marcada por dificultades e incertidumbres, pero es también una historia de fraternidad, de cooperación y de comunión humana y espiritual, que ha cambiado de manera significativa las relaciones entre los creyentes en el Señor Jesús: todos estamos comprometidos a continuar en este camino. El segundo elemento es, por tanto, la comunión, que ante todo es comunión con Dios a través de la fe, pero la comunión con Dios crea comunión entre nosotros y se traduce necesariamente en la comunión concreta de la que hablan los Hechos de los Apóstoles, o sea la comunión plena. Nadie en la comunidad cristiana debe pasar hambre, nadie debe ser pobre: es una obligación fundamental. La comunión con Dios, hecha carne en la comunión fraterna, se traduce, en concreto, en el esfuerzo social, en la caridad cristiana, en la justicia.

Tercer elemento. En la vida de la primera comunidad de Jerusalén era esencial también el momento de la fracción del pan, en el que el Señor mismo se hace presente con el único sacrificio de la Cruz en su entregarse completamente por la vida de sus amigos: “Éste es mi cuerpo ofrecido en sacrificio por vosotros… éste es el cáliz de mi Sangre... derramada por vosotros”. “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia” (Enc. Ecclesia de Eucharistia, 1). La comunión en el sacrificio de Cristo es el culmen de nuestra unión con Dios y representa por tanto también la plenitud de la unidad de los discípulos de Cristo, la comunión plena. Durante esta semana de oración por la unidad está particularmente vivo el lamento por la imposibilidad de compartir la misma mesa eucarística, signo de que estamos aún lejos de la realización de esa unidad por la que Cristo oró. Esta experiencia dolorosa, que confiere una dimensión penitencial a nuestra oración, debe convertirse en motivo de un esfuerzo más generoso todavía, por parte de todos; con el fin de que, eliminados todos los obstáculos para la plena comunión, llegue el día en que sea posible reunirse en torno a la mesa del Señor, partir juntos el pan eucarístico y beber todos del mismo cáliz.

Finalmente, la oración, o como dice san Lucas, “las oraciones”, es la cuarta característica de la Iglesia primitiva de Jerusalén descrita en el libro de los Hechos de los Apóstoles. La oración es desde siempre la actitud constante de los discípulos de Cristo, lo que acompaña sus vidas cotidianas en obediencia a la voluntad de Dios, como nos lo atestiguan también las palabras del apóstol Pablo, que escribe a los Tesalonicenses en su primera carta ”Estad siempre alegres. Orad sin cesar. Dad gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos vosotros, en Cristo Jesús” (1 Tes 5, 16-18; cfr. Ef 6,18). La oración cristiana, participación en la oración de Jesús, es por excelencia una experiencia filial, como nos lo atestiguan las palabras del Padre Nuestro, oración de la familia -el “nosotros” de los Hijos de Dios, de los hermanos y hermanas- que habla a un Padre común. Estar en actitud de oración implica por tanto abrirse a la fraternidad. Sólo en el “nosotros” podemos decir Padre Nuestro. Abrámonos a la fraternidad que deriva de ser hijos del único Padre celeste, y por tanto a estar dispuestos al perdón y a la reconciliación.

Queridos hermanos y hermanas, como discípulos del Señor tenemos una responsabilidad común hacia el mundo, debemos hacer un servicio común: como la primera comunidad cristiana de Jerusalén, partiendo de lo que ya compartimos, debemos ofrecer un testimonio fuerte, fundado espiritualmente y apoyado por la razón, del único Dios que se ha revelado y que nos habla en Cristo, para ser portadores de un mensaje que oriente e ilumine el camino del hombre de nuestro tiempo, a menudo privado de puntos de referencia claros y válidos. Es importante, entonces, crecer cada día en el amor mutuo, empeñándonos en superar esas barreras que aún existen entre los cristianos; sentir que existe una verdadera unidad interior entre todos aquellos que siguen al Señor; colaborar lo más posible, trabajando juntos sobre las cuestiones aún abiertas; y sobre todo ser conscientes de que en este itinerario el Señor debe asistirnos, tiene que ayudarnos aún mucho, porque sin Él, solos, sin “permanecer en Él” no podemos hacer nada (cfr Jn 15,5).

Queridos amigos, una vez más es en la oración donde nos encontramos reunidos – particularmente en esta semana – junto a todos aquellos que confiesan su fe en Jesucristo, Hijo de Dios: perseveremos en ella, seamos hombres de oración, implorando de Dios el don de la unidad, para que se cumpla en el mundo entero su designio de salvación y de reconciliación. ¡Gracias!



 

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Copyright 2011 Libreria Editrice Vaticana]



 

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Espiritualidad


Meditación para el tercer día de la Semana por la Unidad de los Cristianos
La asiduidad a la enseñanza de los apóstoles nos reúne
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 enero 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario a los textos bíblicos y de oración escogidos para el tercer día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el 20 de enero.

El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos. La base del texto ha sido redactada por un equipo de representantes ecuménicos de Jerusalén.

* * *

 

Día tercero - La asiduidad a la enseñanza de los apóstoles nos reúne

Lecturas

Isaías 51,4-8

Prestadme atención, gente mía

Salmo 119, 105-112

Tu palabra es antorcha para mis pasos

Romanos 1, 15-17

Dispuesto a proclamar la buena noticia

Juan 17,6-19

He dado a conocer tu nombre

Comentario

La Iglesia de Jerusalén en los Hechos de los Apóstoles se unía en la asiduidad a la enseñanza de los apóstoles, a pesar de la gran diversidad de lenguas y culturas entre sus miembros. La enseñanza de los apóstoles consiste en dar testimonio de la vida, de la enseñanza, del ministerio, de la muerte y de la resurrección del Señor Jesús. Su enseñanza se resume en lo que San Pablo llama simplemente “el Evangelio”. Se encuentra un ejemplo de la enseñanza de los apóstoles en la predicación de San Pedro en Jerusalén, el día de Pentecostés. A partir del profeta Joel, la Iglesia se vincula a la historia bíblica del pueblo de Dios, llevándonos al relato que comienza con la creación.

A pesar de nuestras divisiones, la Palabra de Dios nos reúne y nos une. La enseñanza de los apóstoles, la buena noticia para todos en su plenitud, estaba en el centro de la unidad en la diversidad de la primera Iglesia de Jerusalén. Los cristianos de Jerusalén nos recuerdan hoy que no era solamente “la enseñanza de los apóstoles” lo que unía a la Iglesia primitiva, sino su asiduidad a esta enseñanza. Es también la asiduidad que refleja San Pablo cuando califica el Evangelio como “poder de Dios para la salvación”.

El profeta Isaías nos recuerda que la enseñanza de Dios es inseparable del “juicio, luz de los pueblos”. Y el salmista ora así: “Tu palabra es antorcha para mis pasos; es la luz en mi sendero. Mi herencia perpetua son tus mandamientos, alegría de mi corazón”.

Oración

Dios de luz, te damos gracias por revelar tu verdad en Jesucristo, tu Palabra de Vida, que recibimos a través de la enseñanza de los apóstoles, transmitida en primer lugar en Jerusalén. Que tu Espíritu Santo siga santificándonos en la verdad de tu Hijo, para que por nuestra unidad en él crezcamos en la asiduidad a tu Palabra y sirvamos juntos tu Reino en la humildad y en el amor. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo. Amén.

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Documentación


Mensaje final del Congreso sobre Circos y Ferias
 
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[1] Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 1996, n. 5.

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el Mensaje final del VIII Congreso Internacional de la Pastoral para los Circenses y Feriantes, celebrado en Roma del 12 al 16 de diciembre de 2010, y que ha hecho público hoy el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.

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VIII Congreso Internacional de la Pastoral para los Circenses y Feriantes

(Roma, 12 – 16 diciembre 2010)

 

DOCUMENTO FINAL

1. El evento

El VIII Congreso Internacional de la Pastoral para los Circenses y Feriantes se ha desarrollado en Roma, en la “Casa La Salle” de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, del 12 al 16 de diciembre de 2010, bajo el tema “Circos y parques de atracciones: ‘catedrales’ de fe y tradición, signos de esperanza en un mundo globalizado”. El evento, organizado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, ha contado con la participación de su Presidente, Su Excia. Mons. Antonio Maria Vegliò, y la del Subsecretario del mismo Dicasterio, P. Gabriele Bentoglio. Ha reunido 70 delegados provenientes de 22 países, representando tres continentes: América (Estados Unidos, Brasil, Chile, Bolivia y Nicaragua), Asia (India) y Europa (Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Rumanía, España y Suiza). Estaban presentes obispos y presbíteros, religiosos y laicos, directores o coordinadores nacionales, secretarios o miembros del equipo para la pastoral de la movilidad humana de las Conferencias episcopales nacionales o sus correspondientes a nivel diocesano.

Entre los objetivos del Encuentro era prioritario el de hacer conocer mejor a las Iglesias locales la pastoral para los circenses y feriantes, con la finalidad de favorecer una mayor atención ante las problemáticas actuales que conciernen a las personas que se dedican al espectáculo itinerante. Se ha intentado, además, considerar tal solicitud en el contexto más amplio de la pastoral ordinaria de la Iglesia, con la convicción de que en ella “nadie es extranjero” porque ella “no es extranjera para ningún hombre[1]. A tal fin se ha revelado singularmente fructuoso el análisis de la realidad socio-cultural y religiosa del mundo del espectáculo itinerante, de las condiciones de vida, de los problemas y de los desafíos a los que se enfrenta.

Los trabajos fueron introducidos por Su Excia. Mons. Antonio Maria Vegliò, Presidente del Pontificio Consejo, con una intervención sobre “La Iglesia al servicio de los circenses y feriantes”. Siguieron breves discursos de saludo por parte del representante del Arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede, el Rvdo. Can. David Richardson, del Secretario General del Forum de las Organizaciones Cristianas para la Pastoral de Circos y Ferias, Don Bernard Van Welzenes SDB, y del Director de la Federación Mundial del Circo y de la Asociación Europea de Circos, Sr. Arie Oudenes. El Rvdo. P. Gabriele Bentoglio, Subsecretario del Dicasterio, ha posteriormente ilustrado la temática de estudio.

El Encuentro se ha articulado en cuatro jornadas, durante las cuales intervinieron el Emmo. cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, que habló sobre “Arte y transmisión de la fe al servicio del crecimiento espiritual de los circenses y feriantes”; la Hna. Charlotte Hobelman, ex Coordinadora Nacional de la Pastoral para los Circenses y Feriantes en Estados Unidos de América, que se detuvo en “Circos y parques de atracciones: catedrales de fe y de tradición”, y el Dr. Alessandro Serena, profesor de historia del espectáculo circense y de calle en la “Università degli Studi” de Milán, que ofreció una contribución sobre “Circos y parques de atracciones: signos de esperanza en un mundo globalizado”.

Gracias a las mesas redondas, a las reflexiones y a los testimonios de los participantes se conocieron mejor sus actividades laborales, las condiciones de vida, las dificultades y las expectativas para el futuro de mujeres y hombres que se dedican al espectáculo itinerante. Además se trataron temas referidos a su dignidad y a sus derechos/deberes, la integración, el racismo, la discriminación, el diálogo y el bien común. Se compartieron experiencias concretas en el intento de ofrecer respuestas pastorales adecuadas a las diversas situaciones. Dada la importancia de la colaboración en la atención pastoral a los feriantes y circenses, se examinaron las formas de cooperación entre el Pontificio Consejo y los organismos internacionales y nacionales que se dedican a dicho sector, y entre las Conferencias episcopales, las diócesis y las parroquias territoriales que interactúan con personas del espectáculo itinerante.

Momento de especial importancia para los congresistas fue la participación, el miércoles 15 de diciembre, en la Audiencia general del Papa Benedicto XVI, en el Aula Pablo VI, donde, para la ocasión, se presentó al Santo Padre una exhibición de equilibrismo a cargo de cuatro artistas italianos.

Los análisis, las profundizaciones y las propuestas han emergido a la luz del Magisterio de la Iglesia, de la Instrucción Erga migrantes caritas Christi (2004) y de los documentos finales de los precedentes Congresos de la pastoral para los Circenses y Feriantes[2].

En el transcurso del Congreso se evidenciaron algunas necesidades, propuestas y recomendaciones de singular importancia para hacer la atención pastoral de los circenses y feriantes más incisiva y eficaz. Por ello, el Pontificio Consejo y los congresistas confían las presentes consideraciones a todos aquellos que se prodigan en favor de las personas del espectáculo itinerante, con la esperanza de que las acojan especialmente los ordinarios diocesanos, los sacerdotes y los religiosos de las comunidades parroquiales, los agentes pastorales y todos los laicos comprometidos, con el deseo de que sepan sacar provecho a favor de un nuevo impulso misionero entre los feriantes y circenses.

2. Consideraciones generales

1)      El mandato de Jesús, “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15), mueve a la Iglesia hacia el mundo de los feriantes y de los circenses para proclamarles también a ellos, según las circunstancias, una “primera” o una “nueva” evangelización y para seguir ofreciendo el anuncio evangélico a cuantos ya lo han recibido. Por tanto, es necesaria la creatividad pastoral, alimentada de la “imaginación de la caridad[3], de modo que se garantice la continuidad de la transmisión del “depósito de la fe” (2Tm 1,12.14), en fidelidad a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia.

2)      El mundo de los circos y parques de atracciones refleja una sociedad y una cultura muy amplia. Caracterizado por constantes desplazamientos y dirigido a crear ocasiones de fiesta y diversión, está sujeto a una constante movilidad. Su configuración es compleja, no constituye una realidad homogénea y los grupos itinerantes son identificados en base a la actividad profesional, que se concreta en los circos grandes, en los pequeños y familiares, en los parques de diversión temporales y fijos, en los carruseles y similares, con variados componentes étnicos, sociales y religiosos.

3)      Tradicionalmente, el espectáculo itinerante está vinculado a las fiestas locales, a las periódicas ocasiones festivas y a las celebraciones religiosas, especialmente las de devoción popular, desempeñando normalmente una importante función social y educativa.

4)      La evangelización de la gente del espectáculo itinerante, entendida en su acepción más amplia de anuncio de la Palabra de Dios, acompañada de la administración de los sacramentos y del testimonio, constituye el objetivo prioritario de la pastoral específica para los circenses y feriantes. La acción evangelizadora exige un fuerte compromiso espiritual y el secreto de su éxito, en el mundo circense y feriante, está en parte en la cualificada formación de los agentes pastorales, en su generosidad y dedicación al servicio, pero también en la apertura, en la disponibilidad y en la plena implicación de los mismos circenses y feriantes, como protagonistas y no sólo como destinatarios de la acción pastoral.

5)      La vida cristiana se alimenta de la escucha de la Palabra de Dios y de la Eucaristía. Para muchos circenses y feriantes la Biblia constituye el fundamento de la fe y la custodian en sus viviendas móviles. La Sagrada Escritura, de hecho, para ser leída y transmitida cuenta sobre todo con las madres en la familia y, además, con la disponibilidad de catequistas. Esta última es una de las áreas de mayor preocupación, ya que es una tarea que no es fácil, el material didáctico es escaso y, sobre todo, faltan personas que se dediquen a la catequesis de feriantes y circenses.

6)      Mientras que la parroquia, con sus estructuras pastorales, sale al encuentro de las necesidades de la población cristiana que vive en su territorio, ayudándola a reconocerse en la comunidad local, para la gente de la feria y, sobre todo, para la del circo es prácticamente imposible pertenecer a una comunidad eclesial tradicional. Las condiciones de vida, los compromisos de trabajo y la ubicación logística en las periferias urbanas no favorecen frecuentemente ni la participación en la vida de la comunidad cristiana local ni la práctica y la consolidación de la fe. A eso hay que añadir el hecho de que todo el núcleo familiar está absorbido por la fatiga de los preparativos y de la realización de los espectáculos, especialmente en los días festivos y en los que inmediatamente los preceden. Esto hace problemático y, a menudo, hasta imposible asistir a la parroquia local y aún menos tener un sentido de pertenencia. Con frecuencia su fe, transmitida por los familiares, encuentra apoyo en sacerdotes y laicos amigos, capaces de entender sus valores y disponibles a la acogida, a la escucha y al respeto.

7)      El rol de la familia asume una importancia cada vez mayor, especialmente el papel de la mujer en la educación escolar, moral y religiosa de los adolescentes y de los jóvenes.

8)      En la sociedad moderna, la indiferencia religiosa y la relajación moral causan, sobre todo entre los jóvenes, la alteración de la jerarquía de valores, provocando también la pérdida del sentido de la vida. El fenómeno de la globalización, además, con el influjo de sofisticados sistemas de comunicación, la proliferación de nuevos movimientos religiosos y la difusión del pluralismo cultural y religioso, ponen también en dificultad la fe de los feriantes y circenses. Si bien el fenómeno afecta a toda la sociedad, en el mundo de la feria y de los circos se mantienen todavía, aunque con dificultad, el valor de la familia, el amor por los ancianos y la solidaridad. Aún existe un fuerte sentido de religiosidad. Aunque los circenses y feriantes se declaran poco practicantes, raramente renuncian a celebrar el Bautismo y la Primera Comunión, si bien tienen cierta dificultad para acercarse a los sacramentos de la Eucaristía y de la Confesión. En todo ello es grande la responsabilidad de la Iglesia: por una parte, renueva su deseo de comprometerse en la pastoral para los feriantes y circenses, mientras que por otra reconoce con disgusto que a menudo ha abandonado este mundo a su suerte.

9)      El arte de los feriantes y las habilidades profesionales de los circenses pueden convertirse en canales de transmisión del Evangelio y de testimonio de la belleza y de la bondad de Dios. Al tiempo que acompaña a las personas del espectáculo itinerante, la Iglesia admira y aprecia las cualidades peculiares, como el amor a la familia, el sentido de la amistad, el coraje, la generosidad, la entrega al trabajo y el compromiso constante incluso en la fatiga. La presencia en la Iglesia de circenses y feriantes es con frecuencia testimonio de esperanza humana y cristiana.

10)  En esta sociedad de cambios rápidos y radicales, también entre los feriantes y circenses emergen las inquietudes de las relaciones intergeneracionales y las incertidumbres del trabajo profesional, dudas y ansias espirituales y, en particular, los obstáculos a la educación y a la formación integral de los jóvenes, por lo que los padres están siempre en búsqueda de nuevas formas de diálogo con los hijos y, juntos, vivir la comunión eclesial, sirviéndose del aporte indispensable de los capellanes y de los agentes pastorales. Uno de los principales problemas es el de la escolarización. De hecho, son muchas las dificultades causadas por el vivir viajando, y los muchachos son continuamente obligados a cambiar de centro educativo, recibiendo una formación muy limitada y fragmentada.

11)  En algunos países, los circos tradicionales deben hacer frente a las políticas de las administraciones públicas que se oponen a la utilización de animales en el espectáculo, algo que sin embargo es muy apreciado por el público. Los números con animales son típicos del circo clásico, donde la exhibición artística demuestra que el hombre puede establecer relaciones de entendimiento y de colaboración con los animales, gracias a un adestramiento respetuoso y positivo. Para asegurar la continuidad de esta forma de arte, los propietarios de los circos controlan para que se dispense un trato adecuado a los animales, buscando su bienestar.

3. Recomendaciones

Todo ello ha llevado a los congresistas a formular las siguientes recomendaciones.

Los ordinarios diocesanos, los párrocos, los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, en cuanto a cada uno compete, esfuércense por garantizar a las comunidades creyentes del espectáculo itinerante mayores oportunidades de recibir a Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía, facilitando el acceso a la celebración de la Santa Misa y, más en general, la participación en todos los sacramentos. Al mismo tiempo, los agentes pastorales ofrezcan su ayuda a los feriantes y circenses en el encuentro con la Palabra de Dios y en el camino espiritual, haciendo de puente con las Iglesias locales y, a veces, convirtiéndose casi en una “parroquia itinerante”.

Las comunidades diocesanas y las parroquiales apoyen el trabajo de los agentes pastorales, favoreciendo una mentalidad de apertura y una cultura de acogida ante los circenses y feriantes. Los obispos, los párrocos y sus colaboradores no dejen de visitar los circos y las ferias que se detienen en sus territorios, de forma que se creen ocasiones de conocimiento recíproco y de comunión, también mediante la celebración de la Misa y la administración de los sacramentos.

Las capellanías que ya están bien constituidas refuercen sus contactos para hacer una verdadera red eclesial, capaz de garantizar oportunos itinerarios de catequesis especialmente a los adolescentes y a los jóvenes, teniendo en cuenta el contexto específico de su vida itinerante y el tipo de trabajo que continuamente los enfrenta al juicio del público.

El Promotor episcopal, según las modalidades propias de cada Conferencia episcopal, se empeñen de modo que toda actividad tienda a hacer responsables de su camino de fe a los circenses y feriantes, animándolos a pasar de objeto a sujeto de la pastoral de la Iglesia.

Teniendo en cuenta el carácter específico de la pastoral del espectáculo itinerante, las Conferencias episcopales de aquellos países en los que están presentes grupos circenses y feriantes sean solícitos a la hora de sensibilizar las comunidades cristianas del territorio y, a ser posible, donde aún no exista, nombren un delegado específico y/o un núcleo de agentes pastorales, en conexión con la Comisión de pastoral de la movilidad humana. Su tarea será la de coordinar la acción pastoral específica, de acuerdo con el párroco del lugar.

Las Conferencias episcopales y las instituciones académicas, de acuerdo con sus competencias y según las respectivas capacidades, promuevan sesiones periódicas de formación para los agentes pastorales, tanto religiosos como laicos, confiando al Pontificio Consejo la competencia de aprobar los contenidos y garantizar la validez a efectos de cualquier forma de reconocimiento, eclesiástico o civil.

Los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, según la diversidad de carismas y de las misiones que tienen confiadas, no dejen de tomar en consideración esta particular forma de apostolado en la formación de sus candidatos, incluso orientando algunos hacia tal misión.

Las personas del circo y de la feria sean sensibilizadas y estimulados a buscar y, si es posible, reforzar el enganche con la comunidad eclesial que vive en el territorio en el que temporalmente se asientan, en una dinámica mutua de dar y recibir, aprovechando los momentos en los que los compromisos laborales son menos apremiantes.

También se recomienda que los adultos del grupo familiar, sobre todo las madres, estén preparados para suplir la ausencia del catequista o bien a integrar y dar continuidad a la enseñanza de la catequesis con su contribución. Por tanto, será necesario que las viviendas móviles estén dotadas de subsidios didácticos y de audiovisuales para la catequesis, a ser posible redactados específicamente para este grupo de fieles, sirviéndose también de las modernas tecnologías, que permiten mantener los contactos mediante vía telemática y de interactuar con la ayuda de sitios adecuadas.

Como para cada cristiano, también para los feriantes y circenses la dimensión pastoral debe extenderse más allá del ámbito de la primera evangelización y de la catequesis. Ésta debe incluir también la vida sacramental, la liturgia y la experiencia de oración, personal y comunitaria. A la catequesis y al culto se une además el testimonio de la caridad, que es el rostro cristiano de la solidaridad y de la cohesión, elementos muy arraigados entre las personas del espectáculo itinerante.

Con motivo de nuevos desafíos y dificultades, los circos y parques de atracciones deben continuamente evolucionar para garantizarse la seguridad y la tutela que son necesarias para defender sus “intereses”, en un mundo en continua transformación. Con tal fin, el Congreso recomienda la sinergia entre los Estados, los organismos internacionales y las Iglesias locales, para ofrecer la ayuda necesaria para preservar la identidad circense y feriante. También el Pontificio Consejo puede desarrollar en ello un precioso trabajo de sensibilización, de control y de verificación.

Las instituciones públicas, en sinergia con las comunidades eclesiales y los organismos sensibles a las exigencias de los circenses y feriantes, desarrollen iniciativas a favor de la educación escolar de los itinerantes. Existen ya formas de acompañamiento escolar y “escuelas del circo” en algunos países, con proyectos interesantes, pero se trata de casos aislados, mientras que en muchas naciones los muchachos se encuentran en dificultad. La situación es mejor donde existen maestros o mediadores familiares escolares, que con frecuencia integran su enseñanza con la parte religiosa.

Ya que se hace cada vez más incisiva la presencia de las sectas y de los nuevos movimientos religiosos alternativos, el Congreso recomienda que se contrarreste el proselitismo religioso mediante el diálogo ecuménico e interreligioso, por una parte, y se refuerce la identidad cristiana y la adhesión a Jesucristo, por otra. Sobre todo las comunidades eclesiales se sientan llamadas a ofrecer acogida y calor humano, dando importancia a gestos y devociones populares amadas por las personas del espectáculo itinerante, ofreciendo atención y sentido a lo que ya existe.

Los congresistas reconocen la importancia, en el ámbito del ecumenismo, del “Forum de las organizaciones cristianas” para la animación pastoral de los circenses y feriantes. Dicho organismo sea animado a reforzar su misión, extendiendo su acción a las áreas en las que todavía no está activo.

Considerando que sólo en algunos países existen normativas para regularizar la situación jurídica de los circenses y feriantes, los Estados y los gobiernos sean animados a tutelar los derechos de las personas del espectáculo itinerante, con el fin de considerarlas a todos los efectos parte integrante de la sociedad.

Las administraciones públicas y las autoridades locales reconozcan el valor socio-cultural del espectáculo itinerante y contrarresten cualquier eventual forma de marginación y de prejuicio.

Es necesario, finalmente, alguna forma de reconocimiento de la profesionalidad, por parte de las instituciones públicas, para los artistas jóvenes y las personas del parque de atracciones.

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[1] Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 1996, n. 5.

[2] Dichos Encuentros han tenido lugar, respectivamente, en 1975 (París), 1976 (Roma), 1979 (Berlín), 1980 (Ciudad del Vaticano), 1985 (Ciudad del Vaticano), 1993 (Roma) y 2004 (Roma).

[3] Juan Pablo II, Novo millennio ineunte, n. 50.

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