20.01.11

 

Dada la polémica que ha suscitado el post anterior publicado en este blog, y para ilustrar con hechos reales lo que está suponiendo esta práctica por parte de los testigos de Jehová actuales, publicamos una noticia reciente que da idea de lo que pasa en la actualidad. Esta noticia, en su traducción española, ha sido difundida por el boletín Info-RIES, de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

Juez irlandés ordena la transfusión a un niño testigo de Jehová

A un niño pequeño se le administra una transfusión de sangre vital por orden judicial después que sus padres, testigos de Jehová, se opusieran a ello por convicciones religiosas. Lo ha contado recientemente el diario irlandés RTE, y proporcionamos la traducción al español del blog citado en el post anterior. Según se lee, la orden partió de un juzgado de guardia situado en el domicilio de un juez del Tribunal Supremo el pasado 27 de diciembre. La decisión judicial fue publicada el pasado 12 de enero.

El Juez, Gerard Hogan, dijo que los tribunales tienen la jurisdicción y el deber de pasar por alto la convicciones religiosas de los padres cuando estas atentan contra la vida y el bienestar del niño. El niño enfermó el día de Navidad, se le administró una transfusión sanguínea rápidamente después de que el Juez Gerard Hogan tomara la decisión en la madrugada del 27 de diciembre. La salud del niño mejoró rápidamente y salió del peligro, dijo el tribunal.

El Juez, Gerard Hogan, explicó la razones por las cuales autorizó al hospital Children’s University Hospital, ubicado en la calle Temple Street (Dublín) a administrar la transfusión sanguínea. También tomó las medidas para proteger la identidad del niño. El juez dijo estar consciente de la obligatoriedad constitucional de que las decisiones judiciales se tomen en público, pero reconoció que tal audiencia pública no era posible en estas circunstancias, pero mencionó que dictaría una sentencia judicial en audiencia pública.

El bebé nació en el otoño de 2010, falleciendo su hermana melliza. Su estado de salud se agravó por un ataque agudo de bronquitis en la noche de Navidad. Empeoró tanto ese día que dejó de respirar y tuvo que ser reanimado. También padeció un episodio de hipoxia -la persona se ve privada un suministro adecuado de oxígeno-, lo cual “presagia malas consecuencias”. El niño había sido traslado desde otro hospital al de la calle Temple Street el 26 de diciembre, y su estado era crítico esa noche. Sufría de una bajada en la hemoglobina, afectando su capacidad para aportar oxígeno a los órganos vitales y mantener las funciones cerebrales.

El juez dijo que lo que determina la necesidad de una transfusión de sangre es cuando la hemoglobina baja de ciertos niveles. A las 21,00 horas el 26 de diciembre la transfusión sanguínea era “absolutamente necesaria”. Hogan dijo que los padres estaban ansiosos por el bienestar del niño y buscaron el mejor cuidado médico, pero como testigos de Jehová están totalmente opuestos a las transfusiones sanguíneas. Los padres habían dado su consentimiento a que los médicos utilizaran ciertos componentes sanguíneos ese día por la mañana.

El hospital buscó una orden judicial para administrarle una transfusión sanguínea. Tuvieron que ir a la 1 de la madrugada al domicilio del juez a buscarla, el 27 de diciembre, y el juez les estuvo escuchando por una hora y cuarto. Los médicos le dijeron al juez que la vida del niño corría peligro y que no había ningún tratamiento alternativo a una transfusión. Los padres le dijeron al juez que ellos querían lo mejor para su hijo pero que, debido a sus creencias religiosas no podían permitir una transfusión sanguínea.

El tribunal previamente ya había autorizado una transfusión a otro hijo de la pareja y los padres parecían resignados a la orden judicial, explicó el juez. Los padres le parecían gente “saludable y honrada” y preocupadísimos por el bienestar de su hijo, pero inamovibles en sus convicciones religiosas, dijo el juez.

Una repugnancia a la administración de productos sanguíneos es parte integral de sus creencias religiosas. El juez añadió que la constitución garantiza la libertad de conciencia y la libertad de religión. Y esto otorga a los padres el derecho de educar a sus hijos en sus creencias religiosas y sus puntos de vista filosóficos, pero este no es un derecho absoluto. El Estado tiene un interés primordial en asegurarse que los niños están protegidos y que este interés esté por encima de cualquier otro derecho constitucional, afirmó el juez.

No existe absolutamente ninguna duda que un tribunal puede intervenir en los casos que la vida de un niño, su bienestar general u otros intereses vitales de él puedan estar en juego, dijo el juez. Añadió que es “incontestable” el que un tribunal tenga jurisdicción o esté legitimado en estos casos, “de hecho, es una obligación”, pasar por alto las objeciones religiosas de los padres cuando la adherencia a estas creencias pueda suponer una amenaza a la vida del niño o su bienestar en general, sentenció el juez. Con esto como base, fue legítimo el que el hospital administrase una transfusión de sangre u otros componentes sanguíneos a este bebé.