26.01.11

Gregorio Peces Barba, genio y figura

A las 12:18 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe
 

El padrastro de la Constitución Gregorio Peces Barba, perseguidor de las víctimas del terrorismo y zascandil de Educación para la Ciudadanía, da la impresión que no gana nada con la edad sino que, al contrario, el vino se le está volviendo vinagre.

Como no hay mejor que darle un palito para que se suba y se ponga a piar, magisnet.net le hizo una entrevista ya muy comentada pero sobre la que vale la pena volver.

Dice que Educación para la Ciudadanía se apoya, para su existencia en el apartado 2 del artículo 27 de la Constitución Española que dice que “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

Debe ser que lo que entiende por personalidad humana es adoctrinar según el punto de vista progre y por eso introducen en EpC contenidos claramente ideológicos como, por ejemplo, la ideología de género o el uso del preservativo, dicen, para evitar embarazos no deseados.

Para Peces Barba sólo vale actuar de forma borreguil o en masa porque dice que, “la desobediencia civil no tiene ninguna relevancia si no es masiva, y en este caso no ha sido masiva”. Es decir que cuando el poder establecido hace algo de aplicación obligatoria no se puede protestar, siquiera, acudiendo a los tribunales. Don “Ángel sí señor” quiere que seamos todos… cuando gobiernen los suyos, claro. En caso contrario, toda desobediencia civil será bienvenida y, siempre, escasa. Agitprop lo llaman a eso.

Pero cuando, verdaderamente se luce es cuando habla de una asignatura como Religión católica. Se le ve el plumero, vaya.

Por una parte, entiende la libertad ajena de forma un poco rara: “Y la libertad de los padres para elegir no significa que la Religión se tenga que incluir como asignatura.¡Qué forma tan rara de ser libre!

Por otra parte, fluye de su corazón relativismo progre: “Las religiones son todas iguales”. Claro, y los totalitarios, también, como es su ejemplo.

Y por otra parte más, el máximo de expresión de su verdad, de lo que le gusta, de lo que quiere. “La sociedad española merecería tener un poquito de anticlericalismo por todo lo que hemos soportado, que ha sido muchísimo”. Su horizonte no pasado de los años que van desde 1931 a 1939 porque es su sueño: desmemoria para vencer cuanto perdieron, incluidos los muertos que inmerecidamente lo fueron a manos de su misma ideología. Por eso impone lo que puede y lo que sabe que es bien poco pero nigérrimo.

Y, para terminar, Peces Barba mirándose en un espejo porque refiriéndose a Religión católica va y dice que “Lo único que quieren es adoctrinar, adoctrinar y adoctrinar.” Tal cual, él mismo por tres veces repetido.

Pues, al parecer, hay que recordarle a Peces Barba lo que dice el apartado 3 del artículo 16 de la misma Constitución en la que él mismo se apoya para defender lo indefendible. Dice que “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Por eso Religión católica es una asignatura, aunque venida a menos por incitación gubernamental, que los padres escogen para que les sea impartida a sus hijos en los centros públicos pagados con los impuestos, entre otros, de tales padres. Los mismos impuestos que le han pagado el sueldo al mismo Peces Barba durante muchos años y no sé si ahora también.

El Sr. Barba es un empleado de la ciudadanía que tanto dice defender que es la misma que pide, año tras año, que Religión católica es lo que tiene que ser. Y lo demás, Educaciones para las ciudadanías y demás intentos manipuladores son, precisamente, eso, intentos de llevar el agua al molino izquierdoso y, por tanto, ruin y echado a perder. También lo podemos llamar ingeniería social, podrida ingeniería.

Y sigue, erre que erre, genio y figura, evadiendo la verdad. Y le ha ido bien, todo hay que decirlo. Ahí está, peceando.

Eleuterio Fernández Guzmán