ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 3 de febrero de 2011

Santa Sede

Europa necesita reconocer sus raíces cristianas, reconoce el Papa

Benedicto XVI alienta la obra evangelizadora de la Comunidad del Emmanuel

El Papa pide una actitud nueva ante el sufrimiento

Mundo

Patriarca copto católico de Egipto clama por el final de la violencia

Cuba: La Iglesia anuncia la liberación de otros cuatro presos

Costa Rica: Los obispos advierten sobre el proyecto de ley FIV

El maracucho Edgar Peña, primer nuncio venezolano

Eutanasia y libertad religiosa, temas abordados en las “Red Masses”

EE.UU.: Los hospitales católicos llegan a un acuerdo con los obispos

Entrevistas

La colaboración entre católicos y no creyentes

Documentación

Discurso de Benedicto XVI a los miembros de la Comunidad del Emmanuel

Discurso del Papa al nuevo embajador de Austria ante la Santa Sede

Cardenal Piacenza: El celibato sacerdotal, conclusiones (VII)

La nueva evangelización, por monseñor Fisichella


Santa Sede


Europa necesita reconocer sus raíces cristianas, reconoce el Papa
Recibió hoy al nuevo embajador de Austria ante la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- “La edificación de la casa común europea puede llegar a buen puerto sólo si este continente es consciente de sus propias raíces cristianas y si los valores del Evangelio además de la imagen cristiana del hombre son, también en el futuro, el fermento de la civilización europea”.

Así lo afirmó hoy el Papa Benedetto XVI, al recibir en audiencia a Alfons M. Kloss, nuevo embajador de Austria ante la Santa Sede, con ocasión de la presentación de sus cartas credenciales.

“La fe vivida en Cristo y el amor activo por el prójimo, reflejando la palabra y la vida de Cristo y el ejemplo de los santos, deben pesar más en la cultura occidental cristiana”, observó el Papa.

Estado y libertad religiosa

En muchos países de Europa, afirmó el Pontífice, “la relación entre el Estado y la religión está afrontando una tensión particular”.

“Por una parte las autoridades políticas se cuidan de no conceder espacios públicos a las religiones, entendiéndolas como ideas de fe meramente individuales de los ciudadanos. Por la otra, se busca aplicar los criterios de una opinión pública secular a las comunidades religiosas”.

“Parece que se quiera adaptar el Evangelio a la cultura y, sin embargo, se busca impedir, de un modo casi vergonzante, que la cultura sea plasmada por la dimensión religiosa”, lamentó.

En este sentido, quiso reconocer “la actitud de algunos Estados de la Europa Central y Oriental, que, buscan dar espacios a las cuestiones fundamentales del hombre, la fe en Dios y la fe en la salvación por medio de Dios”.

La Santa Sede, añadió, “ha podido observar con satisfacción algunas actividades del gobierno austriaco en este sentido”, entre ellas “la importante posición asumida con relación a la llamada 'sentencia del crucifijo', o la propuesta del ministro de Asuntos Exteriores de que se elabore un informe sobre la situación de la libertad religiosa en el mundo.

No solo una ONG

Benedicto XVI quiso también poner de relieve el esfuerzo de la Iglesia por los necesitados, que “hace evidente” la forma en que ésta “resulta portavoz de las personas desfavorecidas”.

“Este esfuerzo eclesial, que en la sociedad recibe amplio reconocimiento, no se puede reducir a mera beneficencia.”, advirtió el Papa.

“Sus raíces más profundas están en Dios, en el Dios que es amor. Por esto es necesario respetar plenamente la acción propia de la Iglesia, sin convertirla en uno de los muchos servicios de prestación social”.

Politica familiar

Otro tema sobre el que el Papa quiso mostrar la preocupación de la Santa Sede es la necesidad de una “política equilibrada hacia la familia”.

Dado que el orden social “encuentra un apoyo esencial en la unión esponsal del hombre y de la mujer, que está dirigida también a la procreación”, el matrimonio y la familia “exigen una tutela especial por parte del Estado”.

“Son para todos sus miembros una escuela de humanidad con efectos positivos para los individuos además de para la sociedad”, explicó, subrayando que la familia está llamada a “vivir y a tutelar el amor recíproco y la verdad, el respeto y la justicia, la fidelidad y la colaboración, el servicio y la disponibilidad hacia los demás, en particular hacia los más débiles”.

A propósito de esto, lamentó que la vida de los no nacidos no reciba “una tutela suficiente” sino, al contrario, “a menudo se les reconoce un derecho de existencia secundario respecto a la libertad de decisión de sus padres”.

Derechos fundamentales

En su discurso al Papa, recogido en la edición diaria de L'Osservatore Romano”, el nuevo embajador expresó el convencimiento de su país, en el ámbito de los derechos humanos, de la “necesidad de llamar una mayor atención sobre las libertades de religión y de conciencia como elementos básicos de estos derechos”.

“Austria, por tanto, está entre los países que intervienen con énfasis para que, en el futuro, se atribuya un valor mayor al compromiso por la libertad de religión en las relaciones exteriores de la Unión Europea”.

Kloss señaló también que en 2013 su país organizará el quinto foro anual de la Alianza de las Civilizaciones y que el “tradicional papel” de Austria como lugar de encuentro cultural “lo confirma la elección de Viena como sede del Centro Rey Abdullah parr el Diálogo Interreligioso”.

En este sentido, afirmó que Austria “aprecia mucho la actitud positiva de la Santa Sede hacia este Centro y su disponibilidad a enviar un representante al comité directivo”.

El embajador concluyó agradeciendo al Papa por sus intervenciones “sobre el significado del diálogo entre las religiones”, que son para su país “un aliento a prestar particular atención a esta instancia en su actividad política”.

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Benedicto XVI alienta la obra evangelizadora de la Comunidad del Emmanuel
Nueva realidad que pronto celebrará cuarenta años
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.-org).- Benedicto XVI alentó este jueves la obra de evangelización que realiza la Comunidad del Emmanuel, una de las nuevas realidades eclesiales surgidas en Francia, de mayor crecimiento en todo el mundo.

El pontífice acogió a los miembros de esta asociación pública internacional de fieles de derecho pontificio, fundada en 1972 a partir de corrientes de la renovación carismática, cuya espiritualidad se centra en la adoración eucarística, la compasión y la evangelización, para recordar los veinte años del fallecimiento de su fundador Pierre Goursat (1914-1991), cuya causa de beatificación está en curso.

Un nuevo carisma

"¡Que el ejemplo de su vida de fe y el de su compromiso misionero os estimulen y sean para vosotros un llamamiento constante a caminar hacia la santidad!", dijo el pontífice a los miembros de la Comunidad, entre los que se encontraban además de los laicos y sacerdotes que la conforman, junto a varios obispos que han encontrado en este carisma su propia vocación.

Veinte años después del reconocimiento de los estatutos de la Comunidad por parte del Consejo Pontificio para los Laicos, el Papa aseguró: "¡Con vosotros doy gracias a Dios por esta obra!"

Recordando que "la gracia profunda de vuestra Comunidad procede de la adoración eucarística", aclaró que "de esta adoración nace la compasión por todos los hombres y de esta compasión nace la sed de evangelizar".

"No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento" de la Eucaristía, subrayó. "Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él".

"En un mundo con frecuencia desorientado y en búsqueda de nuevas razones para vivir, hay que llevar a todos la luz de Cristo --insistió Benedicto XVI--. ¡Sed en medio de los hombres y mujeres de hoy ardientes misioneros del Evangelio, apoyados por una vida radicalmente anclada en Cristo!".

 



 

Dos consejos

El Papa dejó dos consejos a los miembros de la Comunidad. Ante todo, les alentó a vivir la comunión entre ellos, cada uno según su estado de vida. "La comunión fraterna es ya un anuncio del mundo nuevo que Cristo vino a instaurar", aclaró.

En segundo lugar, recordó que "cada carisma está en relación con el crecimiento de todo el Cuerpo de Cristo", motivo por el cual les invitó a vivir una "preocupación permanente de acuerdo y de colaboración con los pastores, bajo la autoridad del obispo".

Según el Papa, "el reconocimiento mutuo de la diversidad de vocaciones en la Iglesia y de su contribución indispensable a la evangelización es un signo elocuente de la unidad de los discípulos de Cristo y de la credibilidad de su testimonio".

La Comunidad cuenta con unos nueve mil miembros en 57 países, la mitad en Francia. Comprende diferentes estados de vida (célibes, matrimonios, 220 sacerdotes, 115 seminaristas, 180 consagrados en el celibato).

Entre los pastores que han encontrado su vocación en este carisma se encuentran Albert-Marie de Monléon, dominico, obispo de Meaux, Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, Guy de Kérimel, obispo de Grenoble, Yves Le Saux, obispo de Le Mans, Jean Laffitte, obispo, secretario del Consejo Pontificio para la Familia, y Jacques Benoit-Gonnin, obispo de Beauvais.

La Comunidad del Emmanuel es dirigida por un Consejo Internacional que escoge al moderador, responsable de la comunidad, que siempre ha sido un laico.

Más información en http://www.emmanuel.info


 



 

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El Papa pide una actitud nueva ante el sufrimiento
Presentado el mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo
ROMA, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pide una actitud nueva ante el sufrimiento en el  mensaje para la XIX Jornada Mundial del Enfermo, presentado este jueves en la sala de prensa de la Santa Sede.

Durante la presentación del texto intervinieron por parte del Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios su presidente, el arzobispo Zygmunt Zimowski, el secretario, el obispo José Luis Redrado, el subsecretario, monseñor Jean-Marie Mpendawatu, y la doctora Rosa Merola, consultora del dicasterio y psicóloga en el Instituto penitenciario romano de Rebibbia.

Con el lema "Por sus heridas fuisteis curados" el Papa invita a reflexionar sobre el misterio del sufrimiento, invita a la sociedad a aceptar el sufrimiento, a los jóvenes a entenderlo y a las autoridades a invertir más en estructuras sanitarias.

En él, afirma que en la Jornada Mundial del Enfermo querida por Juan Pablo II es  necesario sensibilizar “a nuestras comunidades y la sociedad civil hacia los enfermos” a quienes invita a ver “con ojos de esperanza todos los males que afligen a la humanidad”, recordando con San Bernardo que "Dios no puede sufrir pero sí compartir" con el hombre el sufrimiento.

Benedicto XVI repropone su pensamiento expresado en la Spe Salvi: “Una humanidad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión (…) es una sociedad cruel e inhumana”.

El Papa comparte su emoción al rezar ante la Sábana Santa en Turín y su meditación “delante de aquel rostro sufriente” que es “una invitación a reflexionar sobre lo escrito por san Pedro “por sus heridas fuisteis curados” y cómo para los apóstoles y para nosotros “el sufrimiento permanece siempre cargado de misterio, difícil de aceptar y llevar”.

Recuerda también la cita de agosto en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud e invitó a los jóvenes que viven la experiencia de la enfermedad a recordar que "la cruz es el sí de Dios al hombre, la expresión más alta e intensa de su amor.

El Papa en su mensaje desea que "Cristo resucitado dé la paz y curación del corazón" e invita en concreto a las autoridades para que "inviertan energías en estructuras sanitarias que sean de apoyo a los que sufren en particular para los más pobres y necesitados".

Sida y preservativo

Respondiendo a una pregunta sobre el preservativo, monseñor Redrado recordó que la doctrina de la Iglesia está muy clara en la nota difundida hace pocas semanas atrás por la Congregación para la Doctrina de la Fe “y que en cuanto Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios no tenemos nada que agregar” explicó.

Por su parte monseñor Mpendawatu recordó que después que se realice un convenio previsto para mayo, se está pensando en la publicación de un ‘subsidio’ pastoral para los operadores sanitarios y comunidades cristianas que enfrente globalmente el tema del Sida, desafío en el que  “la Iglesia se está empeñando fuertemente”.

Recordó también que la Carta a los operadores sanitarios, publicada en el 2005 es un código deontológico enteramente válido para quienes trabajan en el sector.

Monseñor Zimowski precisó además que la ciencia avanza y pone nuevos problemas, lo que obliga a actualizarse constantemente, así como el esfuerzo que se realiza en las 171.000 estructuras sanitarias relacionadas con la Iglesia para cumplir su labor.

Células madre y familia

Monseñor Mpendawatu por su parte quiso recordar que la Iglesia tiene muchos médicos “empeñados en la investigación sobre las células madre adultas y con buenos resultados”, mientas los experimentos sobre las células madre embrionarias no han llevado a nada.

Monseñor Zimowski, delante del auditorio no ocultó su preocupación por las legislaciones de muchos países que “aplican ideologías invasivas en el sector sanitario” como diversos proyectos de ley en discusión sobre salud reproductiva, lo que crearía dificultades directas en las familias.

“Por su parte la Iglesia realiza una labor no filosófica pero práctica” añadió monseñor Redrado que recordó por ejemplo como “solamente en el hospital Fate Bene Fratelli con sus 300 estructuras se atendieron en un año a 20 millones de personas”, para no hablar de países de África y del trabajo que la Iglesia realiza allí.

La doctora Rosa Merola, en contacto directo con los reclusos, entre los cuales muchos jóvenes, recordó cómo influye negativamente en los detenidos la falta de afecto, de figuras de referencia, y de la importancia de la familia y educación sobe valores auténticos para hacer crecer a los propios hijos para evitar males irreparables.

En la sala de prensa fue presentado también el seminario sobre el “ Asociacionismo sanitario católico y la cultura de la vida” que se realizará el 5 de febrero en el auditorio San Pío X en Vía de la Conciliación, junto al Vaticano, con motivo de los 25 años de la institución del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios (para la Pastoral de la Salud).

En el mismo estarán representadas 70 asociaciones que cuentan en total con más de 50 mil inscritos. Entre ellas la Federación Internacional de Médicos Católicos (FIAMC), el Comité Internacional Católico de las Enfermeras y Asistentes Médico Sanitarias (CICIAM);  la Federación Internacional de los Farmacéuticos Católicos (FIPC).

Por Sergio Mora

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Mundo


Patriarca copto católico de Egipto clama por el final de la violencia
Pide regresar a las casas y puestos de trabajo
EL CAIRO, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.-org).- El cardenal Antonios Naguib, patriarca de Alejandría de los Coptos, en Egipto, ha lanzado un llamamiento a la paz y ha apoyado el papel de las autoridades y fuerzas del orden para evitar la violencia y los saqueos.

El patriarca asegura a los egipcios que ha llegado la hora "de regresar a sus casas y a sus puestos de trabajo en paz, siguiendo la invitación dirigida por las autoridades para poder recuperar lo que ha perdido el país".

 

"La Iglesia católica en Egipto lleva en su corazón lo que está acaeciendo en el país en esta fase delicada de su historia. Reza a Dios para que done la paz y la estabilidad a Egipto y pide a Dios para que dé sabiduría e inteligencia a los responsables del país y a todos los que trabajan por él", afirma el patriarca.

Sin entrar en cuestiones políticas, como ha aclarado a ZENIT el padre Rafiq Greish, director de la Oficina de Información de la Iglesia Católica en Egipto, el cardenal ha apreciado la labor de las autoridades para evitar la violencia, incluida la posición que ha mantenido el presidente Hosni Mubarak.

El patriarca asegura que la Iglesia "da gracias a todos los fieles en las fuerzas armadas y en la policía y a los jóvenes y a todas las personas de este país que defienden la seguridad de Egipto, y protegen con responsabilidad a todos los ciudadanos y las propiedades públicas y privadas de la amenaza de los saqueos y robos, perpetrados por proscritos".

"La Iglesia, además, pide a todos los hijos del pueblo egipcio en todo el mundo que se unan en la solidaridad para proteger a este país. Recomienda a todos que adhieran a los valores éticos y humanos, que son característica del pueblo egipcio, y especialmente en el temor de Dios y en el amor a la patria y a los vecinos", concluye el patriarca.

El portavoz eclesial, el padre Greish, ha explicado que "la Iglesia católica no interviene en la acción política, y cree en la libertad de cada persona, sin tener en cuenta sus puntos de vista políticos. Enarbola la bandera de la no violencia y del diálogo nacional".

El sacerdote ha explicado que ésta es también la posición que en general están asumiendo las comunidades evangélicas, mientras que el Papa Shenouda III, patriarca de la Iglesia Copta Ortodoxa, ha declarado su pleno apoyo al presidente Mubarak.

Con información de Tony Assaf y Marie Assameen

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Cuba: La Iglesia anuncia la liberación de otros cuatro presos
También han aceptado trasladarse a España
LA HABANA, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.-org).- El arzobispado de La Habana ha informado este jueves que el gobierno del país excarcelará a otros cuatro presos que aceptaron viajar a España como parte de un proceso iniciado en julio pasado de liberación de encarcelados políticos o de conciencia.

"De esta forma suman sesenta los prisioneros que han aceptado la propuesta de salir de la prisión y trasladarse a España", indica un comunicado firmado por el portavoz de la arquidiócesis, Orlando Márquez Hidalgo.

Los presos que serán liberados son Víctor Jesús Hechavarría Cruz, Osmel Arévalos Núñez, Alexis Borges Silva y Rodrigo Gelacio Santos Velázquez. No formaban parte del Grupo de los 75, que fueron arrestados en la primavera de 2003, considerados como prisioneros de conciencia.

Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), ah explicado a medios de comunicación que los casos de los cuatro "no están completamente documentados" por su grupo opositor.

"El común denominador es que son acusados de supuestos delitos contra el Estado", por haber empleado "alguna forma de fuerza o violencia en las cosas o con las personas", indicó Sánchez.



 

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Costa Rica: Los obispos advierten sobre el proyecto de ley FIV
Piden al Gobierno que no legitime esta práctica pese a las presiones
SAN JOSÉ DE COSTA RICA, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La Iglesia en Costa Rica ha llamado la atención sobre el nuevo proyecto de ley de Fecundación in Vitro (FIV) y Transferencia Embrionaria. Para ello presentó una aportación ante la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Asamblea Legislativa.

Según informa a ZENIT Laura Ávila, del departamento de comunicación de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CEC), los obispos del país centroamericano presentaron ante la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Asamblea Legislativa su posición en la discusión del  Proyecto de Ley Nº 17900 sobre Fecundación in Vitro y Transferencia Embrionaria.

Con esta intervención, realizaron una significativa aportación a la discusión legislativa desde la antropología cristiana, la ética y el magisterio eclesial.

Los prelados expresan su certeza de que “estos valores y principios, compartidos por la inmensa mayoría de los ciudadanos costarricenses, deben ser atendidos y considerados en este delicado proyecto con el cual, el poder ejecutivo pretende responder a  la petición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para suprimir la prohibición de la Fecundación in Vitro y Transferencia Embrionaria vigente en el país desde el año 2000 en razón de la Jurisprudencia constitucional”.

Como se sabe (ver: http://www.zenit.org/article-37740?l=spanish; http://www.zenit.org/article-37499?l=spanish; ) el gobierno de Costa Rica viene recibiendo constantes presiones internacionales para que cambie su constitución y admita la supresión en la misma de los artículos que impiden la legalización de leyes que atentan contra la vida humana desde su concepción.

Ya el Papa advertía al nuevo embajador del país centroamericano ante la Santa Sede, el pasado 3 de diciembre: “Es deseable que Costa Rica no viole los derechos del nasciturus con leyes que legitimen la fecundación in vitro y el aborto”.

El Magisterio de la Iglesia –recuerdan los prelados costarricenses en su nota- no interviene en nombre de una particular competencia en el ámbito de las ciencias experimentales. “Al contrario, después de haber considerado los datos adquiridos por la investigación y la técnica, desea proponer, en virtud de la propia misión evangélica y de su deber apostólico, la doctrina moral conforme a la dignidad de la persona y a su vocación integral, exponiendo los criterios para la valoración moral de las aplicaciones de la investigación científica y de la técnica a la vida humana, en particular en sus inicios”, subraya la CEC.

Estos criterios son el respeto, la defensa y la promoción del hombre, su “derecho primario y fundamental” a la vida  y su dignidad de persona, dotada de alma espiritual, de responsabilidad moral y llamada a la comunión beatífica con Dios.

Aunque, la FIV es frecuentemente presentada a la opinión pública como la “última oportunidad” para las mujeres que sufren esterilidad; quienes la promueven ocultan –señala el comunicado- que, dicha técnica, “consiente que seres humanos, en el estado más débil y más indefenso de su existencia, sean seleccionados, abandonados, asesinados o utilizados como material biológico”.

Para abordar el tema, la Iglesia presenta como criterio básico que el fruto de la generación humana desde el primer momento de su existencia, es decir, desde la constitución del cigoto, exige “el respeto incondicionado que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual”.  

El ser humano –insiste la nota de la CEC- “debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida”.

“En este tema no existen soluciones a medias”, añade. Con esto, los obispos salen al paso de ciertas opiniones que pretenden legitimar “males menores” en detrimento de la dignidad de la persona humana, no nacida.

En este sentido, recuerdan que “la Iglesia es contraria desde el punto de vista moral a la fecundación homóloga ‘in vitro’; ésta es en sí misma ilícita y contraria a la dignidad de la procreación y de la unión conyugal, aun cuando se pusieran todos los medios para evitar la muerte del embrión humano”.

Sobre este punto, la misma Sala Constitucional indicó que la técnica FIV y Transferencia de Embriones implica la manipulación de embriones, los cuales, previamente fecundados en un laboratorio, son transferidos al útero a sabiendas de que, la mayor parte de ellos están destinados a morir.

Es decir, primero se procura darle vida a los embriones, pero luego, deliberadamente y con intervención humana, su vida se frustra. Así, dicha técnica acarrea una elevadísima pérdida de embriones (mucho más que en un proceso natural) y la “deliberada manipulación de células”, subraya la nota.

En su sentencia, la Sala sopesó las diversas posiciones y concluyó que la vida humana debe ser protegida desde la propia concepción, como puntualmente estatuye la Convención Americana de Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

Con esta tesis, se demuestra que la defensa del derecho a la vida desde la concepción, no es un tema exclusivamente religioso aunque se quiera llevar el debate sólo a este terreno. Por lo demás, sigue la nota, “es claro que no existe resolución jurisdiccional alguna que condene a Costa Rica”.

Los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos son “simples recomendaciones que pueden ser acogidas o no”.

Igualmente, los obispos consideran oportuno subrayar que el tema de la defensa de la vida humana trasciende las consideraciones sobre eventuales cargas económicas contra el Estado costarricense; tesis acogida por algunas personas interesadas en la discusión.

“Doblegarnos ante tal consideración, equivale a poner precio a la vida de los costarricenses”, señalan los obispos.

Los obispos reconocen que la enseñanza de la Iglesia es descalificada por algunos sectores y que, incluso, se le acusa de resistirse al progreso de las ciencias e ignorar los derechos de los esposos.

Nada más lejos de la realidad. “El verdadero sentido de la ciencia es el servicio a la vida humana: Es preciso decir con fuerza que el ser humano no puede ni debe ser sacrificado jamás a los éxitos de la ciencia o de la técnica”, concluye la nota.

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El maracucho Edgar Peña, primer nuncio venezolano
Será representante de Benedicto XVI en Pakistán
CARACAS, miércoles, 2 febrero 2011 (ZENIT.org).- El marabino Edgar Peña Parra será el primer nuncio nacido aquí en la historia de Venezuela. Acaba de ser nombrado embajador vaticano en Pakistán.

Este país ha dado a la Iglesia personas de relieve, como entre otros el cardenal Rosalio Castillo Lara, que desempeñó importantes puestos de confianza en el anterior papado.

El país vive con emoción este nuevo hito y desplazará a la consagración de Peña como arzobispo en Roma, el próximo sábado, autoridades eclesiales y civiles.

La Nunciatura en Pakistán estaba vacante desde que el pasado noviembre el nuncio  Adolfo Tito Yllana fue trasladado desde el país asiático a la República Democrática del Congo. Sin embargo, la actividad diplomática de la Santa Sede en Pakistán siguió su actividad que se intensificó con el caso de la cristiana condenada a muerte por blasfemia Asia Bibi.

Edgar Peña Parra tiene 49 años y procede de la archidiócesis de Maracaibo, estado Zulia, al noroeste del país. El nuevo nuncio en Pakistán será arzobispo titular de Telepte. Hasta su nombramiento por Benedicto XVI  era consejero de la Nunciatura en México.

El 8 de enero la buena noticia de su nombramiento y ordenación llegó a la Iglesia venezolana. Al saber la noticia, el presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), monseñor Ubaldo Santana, hizo público su agradecimiento: “Este es un regalo que le acaba de hacer el Santo Padre a la Iglesia Católica en Venezuela. Nos enorgullece que sea un compatriota nuestro, porque es el primer obispo venezolano que es designado nuncio apostólico”, dijo.

“Nacido en el barrio El Saladillo, hijo de un matrimonio chiquinquireño, y criado en la calle Los Andes de la parroquia Chiquinquirá es el nuevo arzobispo de la Iglesia universal. Su fe se formó en la Legión de María de la basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá. La iglesia de la Chinita- lo recibió desde temprana edad como servidor del altar, y el insigne monseñor Roberto Luckert León quien era el cura párroco lo condujo hacia el ministerio sacerdotal”, relata su amigo sacerdote José Palmar.

“En lo personal, monseñor Peña –añade- es mi hermano del alma y compañero de toda la vida, desde la infancia caminamos juntos en el apostolado con nuestra amada Iglesia católica”, relata.

Eran del mismo barrio del casco urbano de Maracaibo y coincidían en “un amor entrañable por la Virgen de Chiquinquirá” y en el mismo párroco como promotor vocacional. Se formaron en el mismo Seminario: Santa Rosa de Lima, en Caracas.

Considera una providencia que la primera parroquia de monseñor Peña es la suya hoy desde hace más de veinte años: Nuestra Señora de Guadalupe, en Maracaibo. 

Monseñor Édgar Peña será ordenado nuncio apostólico este sábado 5 de febrero y le acompañarán, como es habitual, familiares y amigos. Setenta personas volaron este miércoles a Roma para acompañarle. En entrevista con el diario local La Verdad, manifestó su alegría por el nombramiento.

Quienes acompañarán al único latinoamericano en la ceremonia en San Pedro son, entre otros, el presidente de la CEV y arzobispo de Maracaibo Ubaldo Santana; el arzobispo Roberto Luckert de Coro; el obispo Wílliam Delgado de Cabimas y Edi Peña, hermano del nuevo nuncio.

Monseñor Peña ha prestado servicios a la Iglesia desde hace más de 25 años. Comentó al mismo medio que viajará a su tierra el próximo 25 de febrero y, al día siguiente,  celebrará una eucaristía de acción de gracias ante su patrona: La Chinita [Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona del estado Zulia].

Llegará a la capital zuliana tras viajar a México y Honduras para celebrar dos misas de acción de gracias en honor a la Virgen de Guadalupe y la Virgen de Suyapa, respectivamente.

“Es motivo de orgullo acompañar a este saladillero, a quien se le reconoce su desempeño sacerdotal en países como Kenia, Yugoslavia, Honduras y México.

Monseñor Peña es el primer sacerdote venezolano en el servicio diplomático del Vaticano”, dijo Pablo Pérez, gobernador del estado Zulia, invitado a la ceremonia por la Santa Sede.

Edgar Peña Parra nació en Maracaibo el 6 de marzo de 1960. Fue ordenado sacerdote el 23 de agosto de 1985. Benedicto XVI lo nombró nuncio apostólico el 8 de enero de 2011. Es diplomado en Derecho Canónico y domina otros cuatro idiomas, además del español: italiano, inglés, francés y ruso. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de abril de 1993. 

Por Nieves San Martín

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Eutanasia y libertad religiosa, temas abordados en las “Red Masses”
Los obispos australianos hablan de “batalla moral” en la nación
 

MELBOURNE, jueves, 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Australia atraviesa en estos momentos una “batalla moral”, advierten los obispos de este país a los juristas y magistrados, ante el anuncio de un proyecto de ley que legalizaría la eutanasia en todos los estados australianos.

Esto, junto a la cuestión de la libertad religiosa, ha sido el tema “estrella” de la predicación en las Red Masses, advirtiendo sobre el “poder de la ley y la debilidad de nuestra naturaleza”.

Las Red Masses (traducido literalmente, “Misas Rojas”) son celebraciones eucarísticas con las que se da inicio al año jurídico, una tradición procedente de la Alta Edad Media europea, y que actualmente sigue vigente en los países de cultura anglosajona.

En ellas, se pedía al Espíritu Santo que bajase sobre los juristas y magistrados para que pudiesen juzgar con justicia. El apelativo “Rojas” se debe a la casulla que llevan los sacerdotes, en referencia a Pentecostés.

La archidiócesis de Sidney transmitió la misa celebrada el pasado lunes por el obispo Anhotny Fisher en la catedral de Santa María.

El obispo Fisher se dirigió a los más de 1.000 jueces, abogados, procuradores, catedráticos y profesores de Derecho así como a lo estudiantes de leyes, que están a la espera del proyecto de ley que legalizaría la eutanasia en los diferentes Parlamentos australianos.

“Podríamos estar al borde de la legalización, en algún lugar de este país, del asesinato de las personas que sufren por parte de los que viven cómodamente, de los vulnerables por parte de los poderosos, y de los enfermos por parte de aquellos que deberían sanarlos,” advirtió.

El mismo monseñor Fisher fue abogado en prácticas antes de irse al seminario.

En su homilía, el destacó el caso de Salomón, “reconocido y respetado por su sabiduría y considerado el juez más sabio de todos”, pero después fue víctima de la lujuria de una mujer, poderosa y rica que le hizo caer en desgracia y dejar de hablar con la sabiduría divina.

“El es un ejemplo para todos nosotros, ya que hemos experimentado el poder de la ley y también la debilidad de nuestra propia naturaleza”, dijo el obispo.

Gratitud y vigilancia

El arzobispo Denis Hart de Melbourne celebró una “Misa Roja” el pasado lunes en la catedral de San Patricio, y la homilía fue pronunciada por el obispo auxiliar, monseñor Timothy Costelloe.

Monseñor Costelloe centró su discurso en la libertad religiosa, poniendo el ejemplo de san Juan Bosco y haciendo referencia al mensaje del Papa Benedicto XVI el en Día Mundial de la Paz.

Citando al mensaje del Santo Padre, el prelado explicó: “lo que el Papa dice es que, por supuesto que el reconocimiento y protección del derecho de la práctica libre de la fe religiosa es una condición previa necesaria al mantenimiento de la justicia y de una sociedad pacífica”.

El obispo admitió que el mensaje del Pontífice se refiere especialmente a la violencia contra los cristianos, particularmente en Oriente Medio. Pero, dijo “Deberíamos preguntarnos a nosotros mismos si en nuestro propio país existen posibles peligros contra la libertad religiosa”.

“Del mismo modo que muchos de nosotros nos reunimos en las iglesias de toda la ciudad en la pasada Nochebuena y día de Navidad para celebrar el nacimiento de Cristo, pocos de nosotros habríamos pensado en dar un sólo paso si existiese la posibilidad de un ataque a nuestras iglesias”, dijo el prelado. Además dijo a los que le escuchaban que dieran gracias por esta “maravillosa libertad” que “no todos los países pueden disfrutar”.

“Sintiendo gratitud pero a la vez nos debemos mostrar vigilantes”, afirmó monseñor Costelloe. “Las libertades que damos por hechas podrían convertirse fácilmente en libertades amenazadas”.

En este contexto, se refirió a la “batalla sin fin” del aborto.

“¿Cuántos de nosotros podrían imaginar que, en esta situación, incluso la libertad de los doctores y otros profesionales médicos de ejercer su derecho de objeción de conciencia y no cooperar de ninguna manera en los procedimientos del aborto ha sido denegada por la ley?” reflexionó el obispo.

“Somos conscientes de la presión constante que hay para permitir la legalización de la eutanasia. ¿Debemos buscar un punto de vista alternativo o nos debemos preparar para un resultado similar?”

Buscadores de la verdad

Monseñor Costelloe destacó la declaración del Santo Padre que dijo que en el corazón de la libertad religiosa “está el derecho de todo ser humano a buscar la verdad”.

El obispo continuó diciendo que: “la razón verdadera por la cual la libertad religiosa debe ser protegida y asegurada tiene que ver con la verdad más profunda de los seres humanos, que están hechos por Dios y para Dios. Denegar a la gente el derecho de responder a este Dios plenamente, libremente y abiertamente es una traición al verdadero significado de lo que el servicio público, en todas sus formas, debería ser”.

“Estando otro año al servicio de nuestra sociedad, el Papa Benedicto nos invita a mantener nuestros ojos firmes en esta verdad fundamental. Los seres humanas están hechos por Dios. Cuando olvidamos esto y excluimos a Dios del ámbito privado y público, entonces nuestras vidas individuales y en sociedad, comienzan a desmoronarse. No nos entendemos a nosotros mismos ni a los demás, y no entendemos la verdadera naturaleza del mundo en que vivimos”.

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EE.UU.: Los hospitales católicos llegan a un acuerdo con los obispos
Ambos confirman la autoridad episcopal en las cuestiones morales
WASHINGTON, D.C., jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La hermana Carol Keehan, foco de la atención pública por su apoyo a la reforma del sistema sanitario propuesta por Barack Obama y ante el rechazo de los obispos de Estados Unidos, admitió la autoridad del obispo local en la resolución de problemas morales y éticos que puedan acaecer en los hospitales católicos.

En una declaración realizada el pasado lunes, la hermana Keehan, que es la presidenta de la Catholic Health Association (CHA), mostró su adhesión al frente dirigido por el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos (USCCB), el arzobispo de Nueva York, monseñor Timothy Dolan, afirmando la autoridad del obispo local para interpretar las Directrices Éticas y Religiosas para los Servicios de Cuidados Sanitarios Católicos.

Estas Directrices, ahora en su cuarta edición, fueron publicadas por los obispos en 2001 como una guía de comportamiento para los que trabajan en hospitales católicos.

Una comunicación de la USCCB declaró que habían existido conversaciones entre la hermana Keehan y el arzobispo Dolan para encontrar una solución a los problemas surgidos sobre la autoridad del obispo local en la interpretación y aplicación de estas directrices (ERDs). La Conferencia publicó un intercambio de cartas entre los dos donde se reflejan las conclusiones que comparten.

“Estoy feliz de tener la oportunidad para poder asegurar que tanto en público como en privado, la CHA siempre ha dicho a sus patrocinadores, miembros del consejo, gerentes y médicos, que un obispo en su diócesis tiene la autoridad para interpretar las ERDs”, escribió la hermana Keehan el pasado 18 de enero en una carta. “Queremos decir que un obispo tiene el derecho de interpretar las ERDs y de desarrollar sus propias directrices éticas y religiosas si así lo desea”.

La respuesta del arzobispo Dolan del pasado miércoles explicó el contexto de esta autoridad.

Afirmó que “en cualquier caso médico, y especialmente en alguno con complicaciones especiales, se requiere ciertamente de un apropiada consulta a los médicos profesionales y a los expertos en ética especializados en la enseñanza de la Iglesia. Incluso, como se ha afirmado, al final es el obispo de la diócesis el que decide la interpretación y la aplicación de las ERDs.

“Cuando los conflictos aparecen, es de nuevo el obispo quien tiene la decisión basando su autoridad en su magisterio. Una vez se ha tomado la decisión en un dilema, su aplicación ya no es competencia de las teorías morales o de las interpretaciones éticas u opiniones de los médicos que pueden ser legítimas. El asunto pasa a ser competencia de la autoridad del obispo”.

Una voz

El presidente de la USCCB afirmó que el futuro muestra “muchos momentos en el horizonte que pueden suponer un reto para la Catholic Health Care y para la USCCB. “Estos momentos serán oportunidades para reafirmar el compromiso de la Iglesia con los pobres y con el respeto al derecho a la vida”.

“Será muy importante que en esas ocasiones la Iglesia se pronuncie con una sola voz, y quisiera agradecer al CHA su continuado apoyo en estas cuestiones”, dijo el arzobispo.

Él mencionó dos áreas: El proyecto de ley Pitts-Lipinski de sufragar el aborto con fondos públicos y la cuestión de los derechos de consciencia.

Con respecto al proyecto de ley, el arzobispo Dolan agradeció el apoyo de la CHA, que en ese momento ya se había manifestado.

Respecto a la libertad de conciencia, afirmó: “Están aumentando las presiones políticas y sociales que pretenden forzar a la Iglesia a comprometer sus principios. La Iglesia siempre ha tenido estas presiones, pero actualmente me preocupa muchísimo la intrusión ilegítima del gobierno en nuestros hospitales. Por ejemplo, existe una preocupación grande por las amenazas a la libertad de conciencia, que ya han sido identificadas, mientras el Acta de Atención al Paciente estaba siendo considerado. Esto quedó sin resolver con la última ley”

El arzobispo afirmó que los prelados tienen “ideas concretas sobre cómo encauzar el problema”, y aseguró a la hermana Keehan que sus sugerencias serían bien acogidas.

“Por el bien común y para asegurar la integridad moral y doctrinal en el ejercicio de este apostolado”, declaró el arzobispo, “deberíamos trabajar juntos para enfrentar a esta y a similares amenazas a la conciencia”. 

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En la red: 

Declaraciones íntegras, textos y cartas: www.usccb.org/comm/archives/2011/11-024.shtml


 

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Entrevistas


La colaboración entre católicos y no creyentes
Conversación con monseñor Giampaolo Crepaldi, arzobispo de Trieste
TRIESTE, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.-org).-En el mundo de hoy hay una gran discusión entre laicos y creyentes, Estado e Iglesia, religión y secularización. Y no se trata solamente de las intervenciones eclesiásticas en lo referente a las políticas que regulan el Estado y la sociedad civil.

El tema de la relación entre el laicismo y la religión se ha vuelto más peliagudo, sobre todo cuando se habla de la amenaza del fundamentalismo islámico que no reconoce ninguna diferencia entre ambas.

Para profundizar en el tema, ZENIT entrevistó a monseñor Giampaolo Crepaldi, arzobispo de Trieste, presidente de la Comisión “Caritas in Veritate”, del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y Presidente del Observatorio Internacional “Cardenal Van Thuan” sobre la Doctrina Social de la Iglesia.

- Excelencia, antes que nada, ¿qué quiere decir para usted el término “laico”?

Monseñor Crepaldi: Me parece que hoy en día esta palabra tiene cuatro significados. El primero es “no sacerdote” y “no religioso”. Quien no es sacerdote ni pertenece a una congregación de monjes, frailes o religiosas es laico. Mi madre y mi padre eran laicos.

En segundo lugar, se puede llamar laico a quien piensa que el ámbito político es autónomo de la religión, pero que al mismo tiempo pueda valerse de los recursos espirituales y morales de la religión, incluso que sienta necesidad de ellos, de otro modo la misma política se transformaría en una absoluto religioso.

Un tercer significado de laico se refiere a quien vive y razona sin tener en cuenta la religión, expresado con otras palabras sería indiferencia hacia la religión.

Y por último, hoy laico también puede significar anti-religioso, es decir que combate la religión, no la deja expresarse, no le da cabida en el espacio público.

- ¿Podría establecer una jerarquía entre estos significados? Según su opinión ¿cuál es el verdadero laicismo?

Monseñor Crepaldi: La primera definición no es un problema para nadie. Entre las otras tres quisiera decir que la más correcta es la primera (lo que equivale a la segunda del elenco mencionado), mientras que la segunda y la tercera son incorrectas, antes que nada desde el punto del laicismo. O sea que son formas de laicismo poco laicas.

- Entiendo que usted diga que quien combate la religión es poco laico, pero quien no la tiene en cuenta y es indiferente ¿no sería un auténtico laico?

Monseñor Crepaldi: Ya hay una exclusión de Dios en el ámbito público. Aunque si no la combato abiertamente , si afirmo que la organización de la sociedad no debe tener en cuenta mínimamente la dimensión religiosa sino que debe serle indiferente y por ejemplo, que es necesario quitar los símbolos religiosos, apostar por una instrucción escolástica que prescinda totalmente de la religión, que el obispo no puede manifestarse públicamente y que los católicos no pueden ejercer su presencia explícita en la sociedad o cosas de este tipo... digo que soy indiferente pero en realidad he hecho una elección basada en la exclusión.

- Por tanto, ¿no es posible no tomar una posición concreta respecto al problema de Dios?

Monseñor Crepaldi: No es posible. Y el laicismo que dice hacerlo posible es un engaño. El laicismo es el ejercicio de la razón y no del engaño. Se puede construir un mundo basado en Dios o no basado en Dios. No hay posibilidad para una tercera posibilidad. Basar un mundo en Dios, no quiere decir ser un integralista, significa reconocer la autonomía de las cosas humanas, pero verlas dentro de sus límites, y por tanto en su necesidad estructural de un suplemento de recursos para poder ser ellas mismas. Por este motivo un mundo sin Dios no significa crear un mundo neutral.

- Además hoy se dice que la cuestión de Dios viene después para quien se lo quiere plantear. Usted sin embargo dice está en primer lugar, en cuanto que es una cuestión que nadie puede eludir.

Monseñor Crepaldi: La cuestión de Dios es anterior a todas las demás y no existe nadie que no se la plantee. Esto sucede porque cuando conocemos la realidad, la encontramos enseguida necesitada de un fundamento, o sea que es incapaz de explicarse completamente por sí misma.

En esta percepción ya existe la idea, aunque muy general, de Dios, que nos acompaña para siempre. La idea de Dios no se une, por tanto, cuando ya hemos elaborado todas las demás.

El laico es aquel que usa la razón para organizar la propia vida, pero no para absolutizar la razón y que constituya su prisión, sino que mantiene abierta la pregunta, permanece disponible a un suplemento de sentido que la razón por sí misma no puede dar, pero al que nos remite, ya que en ella percibe una necesidad de estar completa que por sí misma no se puede dar.

- En este sentido entonces sólo es laico el que se mantiene abierto a Dios.

Monseñor Crepaldi: Creo que es exactamente así, y le daré dos ejemplos: El presidente francés Sarcozy, en su famosa intervención en San Juan de Letrán hace algún año, usó la expresión “laicismo positivo”. Quería expresar con este término una actitud positiva de apertura con respecto a la religión. El Papa Benedicto XVI demostró que apreciaba esta expresión y la empleó en su viaje a Francia hace dos años.

El segundo ejemplo es el siguiente: Joseph Ratzinger, en un discurso famoso que realizó cuando todavía era cardenal, invitó a los laicos a “vivir como si Dios existiese”. He aquí de nuevo el tema del laicismo positivo. Sería verdaderamente poco laico eliminar la duda: ¿y si Dios existe? El creyente, cuya fe no está exenta de cierta incredulidad , pide al laico la misma honestidad intelectual, que también viva él con la duda laica: ¿estamos seguros de que Dios no existe?

- ¿Y si el laico no lo hace?

Monseñor Crepaldi: Creo que entonces no es laico. Se convertiría en un dogmático y se dejaría llevar por un disgusto intolerante hacia la religión que lo haría incapaz de ver con objetividad su significado, la cambiaría por una superstición cialtronesca. De hecho la combatiría, naturalmente en nombre del laicismo, que se convertiría en la nueva religión de la antirreligión. Hoy hay muchos de ellos, son los laicos intolerantes.

- En una carta a los niños de su diócesis para la fiesta de San Nicolás, usted había afirmado, entre otras cosas, que los niños que viven en una familia en la que los padres están casados son afortunados. Por esto ha sido criticado por discriminar sea a los niños o a las familias. ¿Lo considera un ejemplo de laicismo intolerante?

Monseñor Crepaldi: El laicismo tolerante es aquel que permite a la Iglesia expresarse según su lógica y no decir cosas que corresponden a otras formas de pensar. La fe cristiana dice que el matrimonio no es sólo un contrato explícito o implícito, sino que es la construcción sacramental de una realidad nueva, que vivirá en la medida en que acepte ser vivificada por el Señor.

Esto no contradice al hecho de que, por desgracia, tantos matrimonios celebrados por la Iglesia humanamente fracasan; ni obliga a equiparar a todos los tipos de “familia”. No creo que sea tolerante criticar al obispo que dice que el verdadero modelo de familia es el cristiano, propuesto por Dios mismo en la Sagrada Familia de Nazareth vivido y enseñado por el Señor Jesús. Ni se puede impedir la afirmación de que nacer en una familia así, en la que el amor de los cónyuges tiene la impronta del amor de Dios por nosotros y de nosotros hacia Dios, sea una gran fortuna. Añado a este tema algo más, que esto debería ser considerado un derecho para todos los niños. Quien lo ha experimentado sabe que es una gran suerte. Decir que en este sentido el obispo hace una discriminación es ridículo: el amor de la Iglesia es para todos, pero no la exime de decir como están las cosas.

- Trieste está orgullosa de su tradición laica. ¿Hace bien?

Monseñor Crepaldi: Hace bien porque su laicismo es apertura a la convivencia, aceptación recíproca, diálogo amistoso y sin prejuicios, con ausencia de formas fundamentalistas. Pero se equivoca cuando alguna persona da a este laicismo otro significado: que la Verdad no existe, que la Iglesia no debe anunciar a Jesucristo como Verdad y Vida, que la Iglesia no debe evangelizar ni rezar para que las conversiones aumenten, cuando critica al anuncio llamándolo proselitismo. O también se equivoca cuando se le quiere poner al obispo una mordaza, o peor cuando le obliga a decir algo que todo el mundo quisiera oír , es decir lo que a todo el mundo le parece bien. No todo está bien: en la actualidad se han establecido formas de familia que no son un verdadero bien para los niños y que les hace sufrir, llevándoles de un lado a otro y cargando sus pobres espaldas con las irresponsabilidades de los adultos. No es verdadero laicismo el que prohíbe al obispo decir estas cosas.

La Iglesia pide obediencia a sus propios fieles, no a todos los hombres. A los demás la Iglesia pide respeto, considerando que desempeña un servicio para la humanidad, y que recupera valores morales y espirituales para el bien de la sociedad. Pedir respeto no es pedir privilegios. Por que nada ni nadie puede quitarle a la Iglesia su “pretensión”.

- ¿Qué pretensión?

Monseñor Crepaldi: La pretensión de tener la respuesta a las verdaderas necesidades del hombre. El laicismo debe respetar sobre todo esto: que la Iglesia tenga la posibilidad de proclamar totalmente su mensaje de salvación, que se refiere a la vida humana entera, pensando que de esta manera, se realiza un servicio a la persona humana. Por eso no se acepta mi crítica de que vivir en una familia cristiana vivificada por Cristo mismo y por su Espíritu es una gran fortuna, no se acepta que la Iglesia con su mensaje pueda hacer la vida más humana. La Iglesia nunca podrá aceptar esta intolerancia hacia ella.

Por Stefano Fontana. Traducido del italiano por Carmen Álvarez

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Documentación


Discurso de Benedicto XVI a los miembros de la Comunidad del Emmanuel
“¡Con vosotros doy gracias a Dios por esta obra!”
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.-org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este jueves al recibir en audiencia a los miembros de la Comunidad del Emmanuel con motivo del vigésimo aniversario de la muerte de su fundador, el siervo de Dios Pierre Goursat.



 

* * *



 

Queridos hermanos en el episcopado,

queridos amigos:



 

Con mucha alegría os doy la bienvenida en estos momentos en los que la Comunidad del Emmanuel se prepara para celebrar el vigésimo aniversario de la muerte de su fundador, Pierre Goursat, cuya causa de beatificación fue introducida el año pasado. ¡Que el ejemplo de su vida de fe y el de su compromiso misionero os estimulen y sean para vosotros un llamamiento constante a caminar hacia la santidad! En los próximos meses celebraréis también los treinta años de servicio de Fidesco en los países más desfavorecidos, y después los cuarenta años de fundación de la Comunidad y los veinte del reconocimiento de sus estatutos por parte del Consejo Pontificio para los Laicos. ¡Con vosotros doy gracias a Dios por esta obra! A cada uno y cada una de vosotros, sacerdotes y laicos, os dirijo mi saludo cordial. Saludo en particular al moderador de la Comunidad, a quien le doy las gracias por las amables palabras que me ha dirigido, a los miembros del Consejo internacional, a los responsables de los grandes servicios, así como a los obispos que han salido de la Comunidad. ¡Que vuestra peregrinación a Roma a inicios del año jubilar sea la ocasión para renovar vuestro compromiso a seguir siendo ardientes discípulos de Cristo en la fidelidad a la Iglesia y a sus pastores!

Queridos amigos: la gracia profunda de vuestra Comunidad procede de la adoración eucarística. De esta adoración nace la compasión por todos los hombres y de esta compasión nace la sed de evangelizar (cf. Estatutos, Preámbulo I). Según el espíritu de vuestro carisma propio, os aliento por tanto a profundizar vuestra vida espiritual dando un lugar esencial al encuentro personal con Cristo, el Emmanuel, Dios-con-nosotros, para que os dejéis transformar por él y hacer que madure en vosotros el deseo apasionado de la misión. En la Eucaristía, encontráis la fuente de todos vuestros compromisos en el seguimiento de Cristo y en su adoración purificáis vuestra mirada sobre la vida del mundo. "No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento. Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él" (exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis, n. 84). Una vida auténticamente eucarística es una vida misionera. En un mundo con frecuencia desorientado y en búsqueda de nuevas razones para vivir, hay que llevar a todos la luz de Cristo. ¡Sed en medio de los hombres y mujeres de hoy ardientes misioneros del Evangelio, apoyados por una vida radicalmente anclada en Cristo! ¡Tened sed de anunciar la Palabra de Dios!

Hoy día la urgencia de este anuncio se siente particularmente en las familias, con tanta frecuencia rotas, en los jóvenes o en los ambientes intelectuales. ¡Ofreced vuestra contribución a la renovación desde el interior del dinamismo apostólico de las parroquias desarrollando sus orientaciones espirituales y misioneras! Os aliento además a prestar atención a las personas que regresan a la Iglesia y que no han recibido una catequesis profunda. ¡Ayudadles a arraigar su fe en una vida auténticamente teologal, sacramental y eclesial! El trabajo realizado en particular por Fidesco es testimonio también de vuestro compromiso a favor de las poblaciones de los países desfavorecidos. ¡Que por doquier vuestra caridad refleje el amor de Cristo y se convierta de este modo en una fuerza para la edificación de un mundo más justo y fraterno!

Invito en particular a vuestra comunidad a vivir una auténtica comunión entre sus miembros. Esta comunión, que no es simple solidaridad humana entre miembros de una misma familia espiritual, se basa en vuestra relación con Cristo y en un compromiso común para servirle. La vida comunitaria que queréis desarrollar, en el respeto del estado de vida de cada quien, será entonces un testimonio vivo para la sociedad del amor fraterno que debe alentar todas las relaciones humanas. La comunión fraterna es ya un anuncio del mundo nuevo que Cristo vino a instaurar.

Que esta misma comunión, que no significa replegarse sobre uno mismo, sea también efectiva con las Iglesias locales. Cada carisma está en relación con el crecimiento de todo el Cuerpo de Cristo. La acción misionera debe por tanto adaptarse sin cesar a las realidades de la Iglesia local, con una preocupación permanente de acuerdo y de colaboración con los pastores, bajo la autoridad del obispo. De hecho, el reconocimiento mutuo de la diversidad de vocaciones en la Iglesia y de su contribución indispensable a la evangelización es un signo elocuente de la unidad de los discípulos de Cristo y de la credibilidad de su testimonio.

La Virgen María, madre del Emmanuel, tiene un gran espacio en la espiritualidad de vuestra Comunidad. Llevadla "a vuestra casa", como lo hizo el discípulo amado, para que sea verdaderamente la madre que os guía hacia su Hijo divino y os ayude a permanecer fieles a él. Encomendándoos a su intercesión maternal, de todo corazón os imparto a cada uno y a cada una de vosotros, así como a todos los miembros de la Comunidad del Emmanuel, la bendición apostólica.

[Traducción del original francés realizada por Jesús Colina

©Libreria Editrice Vaticana]

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Discurso del Papa al nuevo embajador de Austria ante la Santa Sede
Al presentarle sus Cartas Credenciales
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy al nuevo embajador de Austria ante la Santa Sede, Alfons M.Kloss, en la audiencia celebrada con motivo de la presentación de sus Cartas Credenciales.

* * * * *

Queridísimo embajador,

Con placer acepto las Cartas mediante las cuales el presidente de la República de Austria lo ha acreditado como embajador extraordinario y plenipotenciario en la Santa Sede. Al mismo tiempo la agradezco sus cordiales palabras con las cuales ha expresado también la cercanía del presidente y del gobierno al Sucesor de Pedro. Quiero mandar al presidente, al canciller y a los miembros del gobierno así como a todos los ciudadanos de Austria, mis afectuosos saludos y quiero expresar la esperanza que tengo en que las relaciones entre la Santa Sede y Austria continúen dando frutos en el futuro.

La cultura, la historia y la vida cotidiana de Austria, “tierra de catedrales” (Himno Nacional), están marcadas profundamente por la fe católica. Lo he podido constatar también durante mi visita pastoral a ese país y durante la peregrinación a Mariazell hace cuatro años. Los fieles, que he podido encontrar, representan a los millares de hombres y mujeres de todo el país, que con su vida de fe en la cotidianeidad y la disponibilidad a los demás, muestran los rasgos más nobles del hombre y difunden el amor de Cristo. Al mismo tiempo Austria es un país en el cual la coexistencia pacífica de varias religiones y culturas tiene una larga tradición. “En el amor reside la fuerza”, decía ya el viejo himno popular en tiempos de la monarquía. Esto también vale para la dimensión religiosa que tiene sus raíces en lo más profundo de la conciencia del hombre y por eso pertenece a la vida de cada individuo y a la convivencia de la comunidad. La patria espiritual, como punto de apoyo, de la que tienen necesidad muchas personas que viven una situación laboral de mayor movilidad y en constante movimiento, debería poder existir públicamente y en un clima de convivencia pacífica con el resto de confesiones de fe.

En muchos países europeos, la relación entre el estado y la religión está afrontando una tensión particular. Por una parte las autoridades políticas se cuidan de no conceder espacios públicos a las religiones, entendiéndolas como ideas de fe meramente individuales de los ciudadanos. Por la otra, se busca aplicar los criterios de una opinión pública secular a las comunidades religiosas. Parece que se quiera adaptar el Evangelio a la cultura y, sin embargo, se busca impedir, de un modo casi vergonzante, que la cultura sea plasmada por la dimensión religiosa.

A pesar de lo dicho, se debe tener en cuenta la actitud de algunos estados de la Europa Central y Oriental, que, buscan dar espacios a las cuestiones fundamentales del hombre, la fe en Dios y la fe en la salvación por medio de Dios, La Santa Sede ha podido observar con satisfacción algunas actividades del gobierno austriaco en este sentido, la importante posición asumida con relación a la llamada “sentencia del crucifijo” (Kreuzurteil) del Tribunal Europeo de los derechos del hombre, o la propuesta del ministro de Asuntos Exteriores “que no sólo el nuevo servicio europeo para la Acción externa, observe la situación de la libertad religiosa en el mundo, sino que también redacte regularmente un informe y lo presente al ministro de asuntos exteriores de la Unión Europea” (Austria Press Agentur, 10 de diciembre de 2010).

El reconocimiento de la libertad religiosa permite a la comunidad eclesial desarrollar sus múltiples actividades, que benefician a toda la sociedad. Se hace referencia a los varios institutos de formación y servicios caritativos gestionados por la Iglesia, que usted, señor embajador, ha citado.

El esfuerzo de la Iglesia por los necesitados hace evidente el modo en el que resulta portavoz de las personas desfavorecidas. Este esfuerzo eclesial, que en la sociedad recibe amplio reconocimiento, no se puede reducir a mera beneficencia.

Sus raíces más profundas están en Dios, en el Dios que es amor. Por esto es necesario respetar plenamente la acción propia de la Iglesia, sin convertirla en uno de los muchos servicios de prestación social. Es necesario considerarla en la totalidad de su dimensión religiosa. Por tanto siempre es combatir el aislamiento egoísta del hombre. Todas las fuerzas sociales tienen la tarea urgente y constante de garantizar la dimensión moral de la cultura, la dimensión de una cultura que sea digna del hombre y de su vida en comunidad. Por esto la Iglesia católica trabajará con todas sus fuerzas por el bien de la sociedad.

Otra intención importante de la Santa Sede es una política equilibrada destinada a la familia. Esta ocupa un espacio en la sociedad que supone los cimientos de la vida humana. El orden social encuentra un apoyo esencial en la unión esponsal del hombre y de la mujer, que está dirigida también a la procreación. Por esto el matrimonio y la familia exigen una tutela especial por parte del estado. Son para todos sus miembros una escuela de humanidad con efectos positivos para los individuos además de para la sociedad. De hecho la familia está llamada a vivir y a tutelar el amor recíproco y la verdad, el respeto y la justicia, la fidelidad y la colaboración, el servicio y la disponibilidad hacia los demás, en particular hacia los más débiles.

Sin embargo, la familia con muchos hijos es a menudo, perjudicada. Los problemas en este tipo de familias, como por ejemplo un potencial alto de conflictividad, bajo nivel de vida, difícil acceso a la formación , endeudamiento y aumento de los divorcios, hacen pensar que deberían ser eliminadas de la sociedad. Además, es necesario lamentar que la vida de los neonatos no recibe una tutela suficiente, y además a menudo se les reconoce un derecho de existencia secundario respecto a la libertad de decisión de sus padres.

La edificación de la casa común europea puede llegar a buen puerto sólo si este continente es consciente de sus propias raíces cristianas y si los valores del Evangelio además de la imagen cristiana del hombre son, también en el futuro, el fermento de la civilización europea. La fe vivida en Cristo y el amor activo por el prójimo, reflejando la palabra y la vida de Cristo y el ejemplo de los santos, deben pesar más en la cultura occidental cristiana. Sus compatriotas, proclamados santos recientemente como Franz Jägerstätter, sor Restituta Kafka, Lasdislaus Batthyány-Strattman y Carlos de Austria, nos pueden ofrecer perspectivas más amplias. Estos santos, a través de distintos caminos de vida, se ofrecieron con la misma dedicación al servicio de Dios y de su mensaje de amor hacia el prójimo. Así nos dejan un ejemplo de guía en la fe y de su testimonio de comprensión entre los pueblos.

Finalmente, señor embajador, deseo asegurarle que en el desarrollo de la importante misión que le ha sido confiada puede contar con mi apoyo y el de mis colaboradores. Le encomiendo a usted, a su familia y a todos los miembros de la embajada de Austria en la Santa Sede a la beata Virgen María, la Magna Mater Austriae, y le doy de corazón a usted y todo el amado pueblo austriaco la Bendición Apostólica.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Copyright 2011 Libreria Editrice Vaticana]

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Cardenal Piacenza: El celibato sacerdotal, conclusiones (VII)
Intervención en un Encuentro sacerdotal en Ars

 ARS, jueves 3 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos la séptima y última entrega de la intervención del cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, pronunciada el pasado lunes 24 de enero en las Jornadas Sacerdotales celebradas en Ars (Francia) sobre el celibato sacerdotal. La anterior se publicó en el servicio del miércoles 2 de febrero.

La intervención del cardenal Piacenza, realizada desde Roma en conexión en directo con el encuentro, lleva por título: “El celibato sacerdotal: fundamentos, alegrías, desafíos... Las enseñanzas del Papa sobre el tema: de Pío XI a Benedicto XVI”.

* * * * *

Conclusiones (en 7 puntos)

Al final de este recorrido, que nos ha visto poner en evidencia algunos de los pasajes más significativos del Magisterio pontificio sobre el celibato, desde Pío XI al Santo Padre Benedicto XVI, intentaremos trazar un balance conclusivo inicial, que pueda representar una primera plataforma de trabajo para la formación de los sacerdotes de cara a acoger y vivir plenamente este don del Señor.

1. Surge ante todo la radical continuidad entre el Magisterio que precedió al Concilio Ecuménico Vaticano II y el sucesivo al mismo. Aun con acentos a veces sensiblemente diferentes, más litúrgico-sacrales o más cristológico-pastorales, el Magisterio ininterrumpido de los Pontífices mencionados es concorde en fundar el celibato sobre la realidad teológica del Sacerdocio ministerial, sobre la configuración ontológico-sacramental a Cristo Señor, sobre la participación en Su único Sacerdocio y sobre la imitatio Christi, que éste implica. Solo una hermenéutica incorrecta de los textos del Concilio, podría llevar a ver en el celibato un residuo del pasado, del que liberarse cuanto antes. Esta postura, además de errada histórica, doctrinal y teológicamente, es también muy dañina desde el punto de vista espiritual, pastoral, misionero y vocacional.

2. Hay que superar, a la luz del Magisterio pontificio examinado, la reducción, en algunos ambientes muy difundida, del celibato a una mera ley eclesiástica. Este es una ley solo porque es una exigencia intrínseca del Sacerdocio y de la configuración a Cristo que el Sacramento determina.

En este sentido la formación al celibato, además de cualquier otro aspecto humano y espiritual, debe incluir una sólida dimensión doctrinal, ¡ya que no se puede vivir aquello cuya razón no se entiende!

3. ·El “debate” sobre el celibato, que se ha vuelto a encender periódicamente durante los siglos, no favorece la serenidad de las jóvenes generaciones para comprender un dato tan determinante de la vida sacerdotal. Valga para todos cuanto se expresa de modo autorizado en la Pastores dabo vobis, que, en el n. 29, recogiendo íntegramente el voto de toda la Asamblea Sinodal, afirma: “El Sínodo no quiere dejar ninguna duda en la mente de nadie sobre la firme voluntad de la Iglesia de mantener la ley que exige el celibato libremente escogido y perpetuo para los candidatos a la ordenación sacerdotal en el rito latino. El Sínodo solicita que el celibato sea presentado y explicado en su plena riqueza bíblica, teológica y espiritual, como precioso don dado por Dios a su Iglesia y como signo del Reino que no es de este mundo, signo también del amor de Dios a este mundo, y del amor indiviso del sacerdote a Dios y al Pueblo de Dios”.

4. ¡El celibato es cuestión de radicalismo evangélico! Pobreza, castidad y obediencia no son consejos reservados de modo exclusivo a los religiosos, son virtudes que vivir con intensa pasión misionera. ¡No podemos traicionar a nuestros jóvenes! ¡No podemos bajar el nivel de la formación y, de hecho, de la propuesta de fe! ¡No podemos traicionar al pueblo santo de Dios, que espera pastores santos, como el Cura de Ars! ¡Debemos ser radicales en la sequela Christi! Y no temamos el descenso del número de clérigos. ¡El número disminuye cuando baja la temperatura de la fe, porque las vocaciones son “asunto” divino y no humano, y siguen la lógica divina que es necedad humana! ¡Hace falta fe!

5. En un mundo gravemente secularizado, es cada vez más difícil comprender las razones del celibato. Con todo, debemos tener el valor, como Iglesia, de preguntarnos si pretendemos resignarnos a semejante situación, aceptando como hecho ineluctable la progresiva secularización de las sociedades y de las culturas, o si estamos dispuestos a una obra de profunda y real nueva evangelización, al servicio del Evangelio, y por ello, de la verdad del hombre.

Considero, en este sentido, que el motivado apoyo al celibato y su adecuada valoración en la vida de la Iglesia y del mundo, pueden representar algunas de las vías más eficaces para superar la secularización. ¿Que pretendería si no, el Santo Padre Benedicto XVI, cuando afirma que el celibato “muestra precisamente que Dios es considerado y vivido como realidad”?

6. La raíz teológica del celibato debe buscarse en la nueva identidad, que es dada a aquel que está investido del Orden sacerdotal. La centralidad de la misión ontológico-sacramental y la consiguiente dimensión eucarística estructural del Sacerdocio representan los ámbitos de comprensión natural, desarrollo y fidelidad existencial al celibato. La cuestión esencial, entonces, no hay que referirla tanto al debate sobre el celibato, como a la calidad de la fe de nuestras comunidades. Una comunidad que no tuviese en gran estima el celibato, ¿qué esperanza del Reino o qué tensión eucarística podría vivir?

7. Vuestro Coloquio tiene como subtítulo: “Fundamentos, alegrías, desafíos”. Estoy persuadido de que los dos primeros, el conocimiento de los fundamentos y la experiencia gozosa de un celibato plenamente vivido y, por tanto, profundamente humanizador, permiten no sólo responder a todos los retos que el mundo, desde siempre, plantea al celibato, sino también transformar el celibato en un desafío para el mundo. Como señalaba en el primer punto de estas conclusiones, no debemos dejarnos condicionar o intimidar por un mundo sin Dios, que no comprende el celibato y quisiera eliminarlo, sino al contrario, ¡debemos recuperar la conciencia motivada de que nuestro celibato desafía al mundo, poniendo en profunda crisis su secularismo y su agnosticismo, y gritando, a través de los siglos, que Dios existe y que está Presente!

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez]

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La nueva evangelización, por monseñor Fisichella
“Por doquier y siempre”
ROMA, jueves 3 de febrero 2011 (ZENIT.org) – “Ubicumque et semper. La nueva evangelización”, titulaba L'Osservatore Romano, el jueves 27 de enero de 2011. En esta reflexión del presidente del nuevo dicasterio ad hoc, monseñor Rino Fisichella evoca especialmente la “Sagrada Familia” de Antonio Gaudí como símbolo de la nueva evangelización.

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La Iglesia existe para llevar en todo tiempo el Evangelio a todos, allí donde se encuentre. El mandato de Jesús es tan claro que no permite absolutamente ningún equívoco, ni ninguna coartada. Quienes creen en su palabra son enviados por los caminos del mundo a anunciar que la salud prometida se ha convertido en realidad. El anuncio debe conjugarse con un estilo de vida que permita reconocer a los discípulos del Señor allí donde se encuentren. Se podría decir que la evangelización se resume en este estilo que caracteriza a quienes se sitúan en el seguimiento de Cristo. La caridad como regla de vida no es otra cosa sino el descubrimiento de lo que da sentido a la existencia, porque lleva hasta sus más íntimos meandros lo que el Hijo de Dios hecho hombre vivió personalmente.

Se podría debatir largo y tendido sobre el sentido de la expresión “nueva evangelización”, preguntarse si el adjetivo que determina al sustantivo tiene verdaderamente sentido, pero esto no oculta la realidad. Llamándola “nueva” no se pretende calificar los contenidos de la evangelización sino la condición y las modalidades con las que esta se realiza. Benedicto XVI, en la carta apostólica Ubicumque et semper subraya con razón que estima oportuno “ofrecer respuestas adecuadas con el fin de que toda la Iglesia, dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente al mundo contemporáneo con un impulso misionero capaz de promover una nueva evangelización”.

Algunos podrían insinuar que ponerse a favor de una nueva evangelización equivale a juzgar la acción pastoral llevada a cabo con anterioridad por la Iglesia, como un fracaso por negligencia o por la poca credibilidad ofrecida por sus hombres. Esta consideración tampoco está exenta de plausibilidad, pero se detiene en el fenómeno sociológico, tomado en su dimensión fragmentaria, sin considerar que la Iglesia en el mundo presenta signos de santidad constante, y testimonios creíbles que aún hoy están marcados por el don de la vida. El martirio de muchos cristianos no es diferente del ofrecido a lo largo de los siglos de nuestra historia, y por tanto es verdaderamente nuevo debido a que lleva a los hombres de nuestro tiempo, a menudo indiferentes, a reflexionar sobre el sentido de la vida y el don de la fe.

Cuando se pierde la búsqueda del auténtico sentido de la existencia, adentrándose en senderos que llevan a una jungla de propuestas efímeras, sin que se comprenda su peligro, es correcto hablar de nueva evangelización. Se quiere que ésta sea una auténtica provocación a tomar en serio la vida para orientarla en un sentido completo y definitivo que encuentra su única confirmación en la persona de Jesús de Nazaret. Es Él, quien revela al Padre y su revelación histórica, el Evangelio que aún hoy anunciamos como respuesta al interrogante que inquieta a los hombres desde siempre. Ponerse al servicio del hombre para comprender la angustia que le mueve y proponer una escapatoria que le ofrezca serenidad y alegría es necesario en la hermosa noticia que anuncia la Iglesia.

Una nueva evangelización, pues, porque es nuevo el contexto en el que viven nuestros contemporáneos sacudidos a menudo de aquí para allá por teorías e ideologías pasadas. Por paradójico que pueda parecer, se prefiere imponer una opinión en lugar de orientar hacia la búsqueda de la verdad.

La exigencia de un nuevo lenguaje, que permita hacerse comprender por los hombres de hoy, es una exigencia que no se puede ignorar, sobre todo en lo que se refiere al lenguaje religioso marcado por tal especificidad que a veces resulta incomprensible. Abrir la “cárcel del lenguaje” para favorecer una comunicación más eficaz y fecunda es un empeño concreto necesario para que la evangelización sea realmente nueva.

La Sagrada Familia de Gaudí es un icono de aquello a lo que el nuevo dicasterio propone dedicarse. Quien la observa en su potente arquitectura encuentra la voz de ayer y la de hoy. No escapa a nadie que es una iglesia, un espacio sagrado que no puede confundirse con ninguna otra construcción. Sus agujas se lanzan hacia el cielo, obligando a mirar a lo alto. Sus pilares no tienen capiteles jónicos o corintios y, sin embargo, hacen pensar cuando permiten ir más allá para seguir un entrelazado de arcos que evoca un bosque, en el que el misterio invade al observador y, sin anularlo, le ofrece la serenidad.

La belleza de la Sagrada Familia sabe hablar al hombre de hoy conservando los rasgos fundamentales del arte antiguo. Su presencia parece oponerse a la ciudad hecha de edificios y vías que se pierden en el horizonte, mostrando la modernidad a la que estamos invitados. Las dos realidades coexisten, y no desdicen la una al lado de la otra, parecen incluso por el contrario hechas la una para la otra; la iglesia para la ciudad y a la inversa. Se hace evidente, donde quiera que sea, que la ciudad sin la iglesia se vería privada de algo sustancial, haría evidente un vacío que no puede llenarse con más hormigón, sino con algo más vital que lleva a mirar hacia lo alto sin prisa y en el silencio de la contemplación.

L'Osservatore Romano - 27 enero 2011)

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