Rino Fisichella, presidente del dicasterio de la Nueva Evangelización

“¿Por qué sólo los musulmanes pueden decir que su religión es la verdadera?”

“¡Basta ya de lo religiosamente correcto y del control del lenguaje!”

José Manuel Vidal, 14 de febrero de 2011 a las 21:13

 

(José Manuel Vidal).- Amigo del Papa y uno de los curiales con mayor proyección, Rino Fisichella lleva cuatro meses el frente de un dicasterio de nuevo cuño, el de la Nueva Evangelización. Y, como tal, pasó unas horas en Madrid, para intervenir en la asamblea de delegados de medios de comunicación de la CEE. Con una ponencia bien trabada en la que invitó a reevangelizar "con dulzura". Pero, al final, en el turno de preguntas, la dejó de lado, para lanzar un ardiente y apasionado "¡basta ya a lo religiosamente correcto y al control del lenguaje!".

A Fisichella, uno de los mejores intelectuales católicos, autor de un importante diccionario de Teología fundamental (publicado en España juntamente con Salvador Pié), le preguntó Agustín del Agua, secretario técnico de la comisión episcopal de Universidades, qué es lo imprescindible, lo que no puede faltar en la nueva evangelización. Y, primero, respondió lo clásico: el anuncio, la liturgia y el testimonio. Y, después, fue ahondando en la respuesta y, a medida que hablaba se iba "calentando".

"Tenemos que explicar con lenguaje de hoy nuestra fe. Tenemos que explicar claramente por qué somos creyentes. Tenemos que saber decir que el cristianismo es la verdadera religión. Sí, tenemos que decirlo. ¿Por qué sólo los musulmanes van a tener derecho a decir que el Islam es la única verdadera religión y nosotros, no?".

A su juicio, los cristianos "no podemos silenciar lo que creemos". Y, por eso, pidió valentía para poner fin a lo "religiosamente correcto". "¡Basta ya con el control insoportable del lenguaje, basta ya con eso! Nos jugamos nuestra identidad. Una identidad cristiana fuerte con un fuerte sentido de pertenencia a la Iglesia".

Y el curial vaticano puso varios ejemplos del hartazgo de lo religiosamente correcto. "Ya no se puede decir ni ‘Merry Christmas' en nueva York o en Londres; nos obligan a retirar de todas partes los crucifijos, y hasta en los calendarios de la Unión Europea suprimen las fiestas católicas".

Lenguaje claro y anuncio explícito. Ésas son las claves de Fisichella para reevangelizar al viejo continente. "Tenemos que preguntarnos -dijo- si la Europa empapada de civilización moderna puede creer todavía. Tenemos que preguntarnos si el hombre de hoy siente todavía la necesidad de salvación". Y, como la respuesta es sí, la Iglesia tiene que seguir anunciando a Cristo. "Jesús quiso que la Iglesia fuese su presencia viva en medio del mundo y la Iglesia, en 2.000 años, nunca abandonó su misión".

La intuición profética de Benedicto XVI

Para continuar con ella, surgió la "intuición profética" de Benedicto XVI de crear el nuevo dicasterio, para "dar respuesta a los grandes desafíos que tenemos por delante". El Papa "quiere dar fuerza al espíritu misionero de la Iglesia en los países occidentales, donde la fe parece debilitarse por la presión del secularismo".

Se trata, según Fisichella, de ser misioneros con la razón, que no se contrapone a la fe. Y con la siguiente metodología: "que el anuncio sea hecho con dulzura, con respeto y con recta conciencia".

La nueva evangelización pasa por los modernos medios de comunicación, que también "esconden sus peligros" y por la liturgia, especialmente por el "valor del silencio y del misterio en una sociedad caracterizada por el alboroto, el ruido y el bombardeo informativo".

"Hablamos demasiado. Hay demasiadas palabras. Creo mucho en el silencio", proclama Fisichella, al tiempo que pide a los expertos que "nos ayuden a hacer real la percepción de lo sagrado y del misterio entre la gente" y "provocar la pregunta por el sentido de la vida".

"Etsi Deus non daretur"

Una nueva evangelización para este contexto de secularización, que nació de la idea de vivir "etsi Deus non daretur", como si Dios no existiese. Una idea que, según el curial vaticano, "se infiltró en la cultura y en el comportamiento de las masas". Tanto que la secularización degeneró en secularismo, la tendencia que trata de recluir lo religioso estrictamente en la esfera privada.

De ahí que el secularismo no sea "un fenómeno neutro", porque uno de sus primeros proyectos es conseguir "la autonomía del hombre sin relación con la trascendencia", amén de generar una "explosión de libertades que van desde la esfera sexual, a la familiar, laboral, educativa o mediática".

Un secularismo que, por lo tanto, "sustituye los valores del cristianismo por los suyos. Dios se convierte en una hipótesis inútil y en un competidor al que hay que evitar e, incluso, eliminar. Es el eclipse del sentido de la vida. El hombre cae en la tentación prometeica y se cree señor de la vida y de la muerte".

Y es que, ara Fisichella, "la crisis actual es crisis de Dios", porque hoy "se admite la religión, pero no se admite a Dios ni a la Iglesia". Tanto es asi que, hoy en día, "Dios no es negado, es desconocido".

De ahí que la función de la nueva evangelización sea "hacer a Dios creíble en el mundo", porque el mundo de hoy necesita testigos creíbles del amor y espacios sagrados. Y puso el ejemplo de la Sagrada Familia, el templo de Gaudí que Fisichella convirtió en el icono de su dicasterio.

Porque "la belleza de la Sagrada Familia sabe hablar al hombre de hoy" y es un templo plenamente integrado en Barcelona. "La Iglesia para la ciudad y viceversa, porque la ciudad sin la Iglesia estaría privada de algo esencial".

Ante esta situación, el prefecto vaticano concluyó con una llamada a la esperanza y a comprometerse con el mundo de hoy. "Porque a los cristianos no nos está permitido ni la ignorancia ni el miedo. Es tiempo de abrir de par en par las puertas"

Un sabio salesiano

Antes de la llegada de Rino Fisichella, cuyo avión aterrizó con dos horas de retraso, intervino el profesor salesiano Franco Lever, decano de la facultad de comunicación social de la Universidad Pontificia salesiana de Roma. Con una ponencia moderna, corta, con sendos documentales, atractiva y novedosa. Una gozada.

Comenzó señalando sin ambages que "la comunicación pertenece al núcleo de nuestro ser cristiano". Y, después, explicó la aparición del ordenador como el momento de "salto cualitativo" equiparable al momento del surgimiento de la escritura. Porque, con él, surgió la convergencia de lenguajes y un nuevo espacio, la Red, que es un nuevo continente, una nueva dimensión de nuestra vida.

La Red "restituye a la gente la alegría y la posibilidad de ser comunicadora", en ella se puede reflexionar juntos y en ella hay un nuevo espacio "para la gratuidad, el servicio y la colaboración en un momento en que todo parece correr tras el dinero".

Estos nuevos lenguajes, según el profesor Lever, "nos pueden ayudar a descubrir un nuevo rostro de Dios". Porque, "nunca antes hubo una capacidad comunicativa como la nuestra". Con todo tipo de información, música, imágenes y arte. Y todo junto y al alcance de un clic. De ahí que el profesor concluyese: "Es un sacrilegio que no utilicemos por ejemplo el arte para hablar de nuestro Dios".

Según Franco Lever, Internet "está modificando la manera de comunicar". En ese sentido, denunció que la Iglesia sigue centrada en el mensaje, en garantizar el mensaje y en la cultura del libro. Cuando "el libro conserva lo que ha pasado, pero hoy o revisamos el contenido del libro o traicionamos a la gente"

Y remachó: "Si nos dedicamos a repetir lo dicho por las anteriores generaciones, estamos cometiendo una traición y vamos camino del desastre". Y puso un ejemplo concreto de esa actitud. "Hacemos catecismos y pensamos que ya está. Madre Teresa es el catecismo de hoy. Tenemos que comunicar lo que somos y lo que hacemos", porque "la comunicación es una propuesta de vida". Y concluyó: "Jesús no escribió, construyó comunidad y convivió con la gente".