16.02.11

Rouco-Sistach, fin de ciclo

A las 5:29 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Obispos españoles
 

Lo anunció ayer José Manuel Vidal en Religión Digital. En la próxima asamblea general de la Conferencia Episcopal Española se producirá la reelección del cardenal Rouco como presidente, cosa que todo el mundo sabía, y el cardenal Sistach ocupará la vicepresidencia, en un movimiento -esto ya no lo dice claramente Vidal- pergeñado por el primero. De esta manera, y dado que ambos cardenales están al borde de la renuncia por edad, la elección de vicepresidente deja de tener el cariz de plataforma de lanzamiento para la sucesión del propio Rouco al frente de la CEE dentro de tres años. Se da por hecho que el Papa esperará a que se cumplan esos tres años para aceptarles la renuncia.

Aunque el cardenal Rouco seguirá ejerciendo de cabeza visible -no orgánica- de los obispos españoles, es evidente que su influencia en la Iglesia en España empieza a menguar. Por ejemplo, ya no es tan decisivo como antes a la hora de los nombramientos episcopales. El cardenal Re, con quien tenía una magnífica relación, ya no es prefecto del dicasterio para los obispos. Y, sobre todo, hay en Roma otro cardenal español, Cañizares, que tiene ya mucha más mano en esa cuestión. Por si fuera poco, para disgusto de los obispos españoles que aprecian tanto a uno como al otro, las relaciones entre los dos grandes cardenales españoles de la última década -sin desmerecer al resto- son malas. De hecho, al menos uno de ellos no tiene el menor pudor en dejar clara esa realidad a todo el que se le acerca. Eso puede tener consecuencias poco deseables para el resto de la Iglesia, pues cuando dos grandes trenes chocan, las vías pueden quedar atascadas durante mucho tiempo.

Pero mientras el cardenal Cañizares trabaja para lograr su regreso a España dentro de tres años, cosa nada segura si, Dios lo quiera, Benedicto XVI sigue vivo, acá se moverán todas las piezas necesarias para abordar el post-rouquismo. Estemos muy atentos a los movimientos que van a tener lugar en la próxima asamblea. Por ejemplo, la salida de Mons. Jesús Sanz Montes de la comisión para la vida consagrada puede llevar aparejada su entrada en la ejecutiva. De hecho, mis fuentes me dicen que va a producirse dicha entrada. Siendo el arzobispo más joven de España, quizás sea pronto para pensar en él como sucesor del cardenal Rouco dentro de tres años, pero a nadie se le escapa que don Jesús está llamado a ser uno de los líderes más importantes de la Iglesia en España para las próximas dos décadas. Está por ver si su sucesor en la comisión responsable de las relaciones entre obispos y religiosos es el obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, el obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo, o un tercer candidato de consenso.

La salida de Mons. Carlos Osoro de la próxima ejecutiva no significa que quede descartado para ser el primer presidente de la CEE tras el retiro del cardenal Rouco. Ahora bien, como siga recibiendo apoyos mediáticos y eclesiales de dudosa ortodoxia, sus posibilidades serán nulas. Lo mismo le ocurre, pero a otro nivel, al obispo electo de la diócesis menos poblada de España. El resto del episcopado español tiene muy en cuenta aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres”. Idem de idem le ocurre a Mons. Juan del Río. Cuanto más le encumbran algunos, menos posibilidades tiene de ser encumbrado fuera del arzobispado castrense. Por más que José Manuel Vidal insista, el episcopado no está dividido por la mitad entre dos sensibilidades. Hay una sensibildiad que todavía pesa bastante más que la otra. No hace falta que diga cual. Y de aquí a tres años no hay nombramientos episcopales suficientes como para que la balanza se incline hacia el otro lado.

Una cosa sí creo segura. Como en todo fin de ciclo, los próximos años no traerán gran actividad visible. Documentos impactantes, pocos, por no decir ninguno. Habrá mucho movimiento entre bambalinas, pero algunas comisiones, como la de doctrina de la fe, me temo que quedarán sujetas a hibernación. Nada de notas que sean mediáticamente polémicas. El cardenal Rouco, que hoy por hoy vive por y para la JMJ, quiere retirarse tranquilamente. Y el cardenal Sistach es el paradigma del hieratismo ante los problemas heredados de la crisis postconciliar.

Luis Fernando Pérez Bustamante