21.02.11

 

La semana pasada se ha dado otro caso de fallecimiento de un testigo de Jehová por la negativa de los adeptos de este grupo a recibir transfusiones de sangre alegando motivos bíblicos. Ha sucedido en la provincia argentina de Rosario, y condensamos aquí las principales informaciones publicadas por el medio digital Notiexpress.

El fallecimiento

El testigo de Jehová argentino Camilo Zampini, que había sufrido un accidente de moto, murió el pasado 15 de febrero en el HECA (Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, Rosario, Argentina). Los médicos habían aconsejado que recibiera sangre pero su esposa se había negado aludiendo cuestiones religiosas. La hermana había presentado un recurso judicial para solicitar que le realicen todo lo necesario para salvarle la vida

La víctima es un hombre de 36 años que el pasado 11 de febrero, por la tarde, circulaba en moto por Ovidio Lagos al 3600 cuando se le cruzó un perro y chocó. El accidente lo dejó en grave estado por lo que fue internado en el HECA. Al arribar al efector municipal los médicos intentaron descomprimir un coágulo en su cabeza y luego aconsejaron una transfusión. Pero su esposa aseguró que tanto ella como su marido eran testigos de Jehová y no aceptaban esa práctica. Incluso presentó un escrito en donde la víctima declaraba sus intenciones de no recibir sangre.

La hermana del hombre no estaba de acuerdo. Presentó un amparo judicial para que se le practicara la transfusión, pero cuando la Justicia autorizó el trámite ya era tarde, ya que la víctima tenía muerte cerebral.

El secretario de Salud Municipal, Lelio Mangiaterra, explicó que en estos casos, cuando los adultos se niegan a ser transfundidos, la ley los avala. El Estado interviene amparos sólo cuando se trata de niños.

Polémica en el hospital

Libia Zampini tiene 35 años. El 15 de febrero se encontraba en el HECA esperando un milagro que salvara la vida de hermano, Camilo Orlando, de 36, que está casado y es padre de dos hijos. Según relató Zampini, el viernes 11, cerca de las 15 horas, su hermano circulaba en moto por Ovidio Lagos al 3600, cuando al parecer se cruzó con un perro y chocó. El siniestro, que es investigado por agentes de la comisaría 13ª, lo dejó muy malherido, por lo que el hombre terminó en el HECA.

Según explicó Zampini, en el hospital le abrieron la cabeza y lograron descomprimir el cerebro, y ante la pérdida de sangre los médicos sugirieron transfundirlo. Pero no fue posible, ya que la esposa de Zampini, Claudia, de 35 años, presentó un escrito en el que el hombre aseguraba que no quería transfundirse.

Libia Zampini sostiene que el papel es confuso, que tiene distintos colores de tinta, espacios en blanco, y es poco legible, y asegura que no se acredita la firma de él. Por esos motivos, la mujer presentó en Tribunales, pero el juez correccional que estaba en turno se declaró incompetente y la causa pasó al juzgado civil de Paula Sansó.

La magistrada ordenó que los peritos forenses evaluaran la situación de Zampini y autorizaran la transfusión, pero según explicó la hermana de la víctima el estado de salud de su hermano ya se había tornado irreversible. En medio de los nervios, la situación se tornó compleja en el hospital para Libia, ya que según contó a El Ciudadano y en la comisaría 13ª, varios testigos de Jehová comenzaron a amenazarla y agredirla.

Situación legal y administrativa

El secretario de Salud municipal, Lelio Mangiaterra, explicó que en casos como los de Zampini la ley es clara. Es que en la segunda mitad de 2009 fue promulgada la norma de protección a los pacientes, que otorga autonomía y decisión al enfermo. “Si ellos en uso de sus facultades indiscutibles, en un momento previo a una enfermedad, hacen una declaración ante escribano en la que consta que no quieren recibir transfusiones, queda vedada la posibilidad, sobre todo en adultos”, destacó Mangiaterra.

“En los menores es distinto: como dependen de un mayor, nosotros lo que hemos hecho cuando los padres se niegan a tratarlo es un amparo ante la Justicia, que siempre ha sido favorable”, dijo Magiaterra, aunque aclaró que este tipo de casos no son frecuentes. “En el caso de los adultos, nosotros no podemos hacer nada, pero algún familiar puede hacer un amparo y el juez es el que decide”, explicó.

“Es similar a los pacientes que tienen una enfermedad terminal y piden ante escribano que no se haga más nada. Es ley y tienen derecho a ejercerlo”, destacó. Sobre el caso de Zampini, el funcionario explicó que la mujer profesaba la misma religión que su marido y avaló que no fuera transfundido. De todos modos aclaró que el estado del paciente siempre fue muy grave.

Denuncias posteriores

La muerte de Camilo Orlando Zampini fue consecuencia de un traumatismo encéfalo craneano. Sin embargo, la negativa de la esposa de la víctima a que se le realizara una transfusión ya que el hombre era testigo de Jehová, derivó en varias causas judiciales.

En un principio, la hermana del hombre fallecido, Libia Zampini, había presentado un recurso de amparo para permitir que le practicaran la transfusión, permiso que, según los médicos, llegó demasiado tarde. Pero, además, Libia denunció, frente a la Fiscalía 10, a su cuñada, Claudia Mariel Contardo Sánchez, y a otros miembros de la congregación, primero por amenazas contra su persona, luego por abandono de persona. En tanto, desde la congregación religiosa a la que pertenecía Zampini, justificaron su postura de negarse a ser transfundidos. Y agregaron que la ley ampara las decisiones individuales de las personas a someterse o no a una determinada práctica médica.

Los profesionales se encontraron con la oposición de su esposa, también adherente a la congregación de testigos de Jehová, quien se amparó bajo la ley de protección de los derechos de los pacientes promulgada en 2009.

Ante la negativa de la viuda, la mujer denunciante intentó presentar “un recurso de amparo en un juzgado de Rosario, pero el juez se declaró incompetente”, dijo Libia, que luego acudió al juzgado de la jueza Paula Sansó, quien “de inmediato libró una orden para que le realicen la transfusión de sangre”. Según el relato de la mujer, “los médicos dijeron que ya era muy tarde y que mi hermano tenía muerte cerebral y hoy a las 6 de la mañana finalmente murió”, detalló.

Por eso, Libia decidió denunciar a su cuñada ante la Justicia por abandono de persona y muerte agravada por el vínculo, ya que para sus familiares, la vida de Camilo podría haberse salvado de haber recibido la transfusión. Se suman a esta causa las ya denunciadas amenazas recibidas por la hermana de la víctima. Si bien aún “no puedo contar nada por secreto de sumario”, Libia relató al diario El Ciudadano que se presentó ayer por la mañana frente a la fiscalía número 10 a raíz de todos los hechos sucedidos en los últimos días, “que tienen muchos blancos, muchas cosas fuera de lugar”. Ahora, espera que los médicos forenses le realicen pericias por presuntos golpes en el brazo que tiene Libia para que una vez en el juzgado, sus denuncias puedan hacerse públicas.

La secta explica su postura

El integrante del comité de enlace entre los testigos de Jehová y los centros de salud, Alejandro Ocampo, defendió la postura de Zampini y explicó que lo más importante a destacar en este caso es que el problema no es la opinión de los familiares, sino lo que el paciente dejó establecido previamente. Y agregó que se puede discutir en muchos casos si la sangre es necesaria para la continuación de la vida y según la situación puede haber muchas opiniones médicas, “pero en el 98 por ciento de los casos el tema se resuelve sin sangre. Son muy pocos los casos en los que la sangre es imprescindible para preservar la vida”. Además, destacó que Zampini murió como consecuencia del golpe que recibió y no por la falta de sangre.

Sobre el basamento religioso para no recibir sangre, Ocampo explicó que está contenido en el Concilio de Jerusalem. “Los hombres de mayor edad se reúnen y sostienen que hay que abstenerse de ídolos y de sangre. Un precepto que se le había dado a Noé, que decía que se podía alimentarse con carne pero no con sangre. Lo que viene a hacer ese concilio es cuestiones universales que debían ser tenidas en cuentas”, destacó Ocampo. “En ésa época no había transfusiones de sangre, pero se le daba a la sangre un valor casi místico. Se pensaba que la sangre podía mejorar a la persona que tenía epilepsia, los gladiadores tomaban su sangre porque pensaban que le daba vigor. Había algunos usos de la sangre, pero no el terapéutico de ahora. La documentación periodística de la época daba cuenta de la postura de los cristianos sobre la sangre que sostiene que no debía ser utilizada para el cuerpo. Esa es la fundamentación bíblica”, destaca el religioso.

Sobre la postura de recibir o no sangre, Ocampo aclaró que es una decisión individual de cada religioso. “Porque cuando uno decide hacerse testigo de Jehová está optando por una forma de vida, que puede aceptar o no. Aquellos que participan, es porque han acordado principios básicos. Los familiares de esta persona que no son creyentes, no entienden que no es una decisión que puedan ratificar o rectificar”, agregó.

En tanto, el ministro de la congregación Alejandro Varela mostró un documento como el que presentó la mujer de Zampini en el HECA. “El Testigo de Jehová tiene la precaución de hacer una directiva anticipada de su voluntad y firmarla ante un escribano para que tenga validez. Todos lo hacemos porque sabemos que podemos atravesar alguna situación compleja. El escrito da la posibilidad de nombrar a un apoderado, la esposa era la apoderada de Zampini y los médicos decidieron respetar la decisión del paciente. Pero en el caso que la esposa no opinara lo mismo, y el paciente hubiese presentado el papel lo que vale es la voluntad del paciente. Lo único que puede modificar esa decisión es algún proceso judicial”, destacó.

Por otro lado, los adeptos destacaron que la jueza no llegó a pronunciarse sobre el amparo que presentó la hermana de la víctima, ya que cuando llegaron al hospital Zampini ya tenía muerte cerebral por lo que el caso devino en abstracto. Y afirmaron que ellos, en el caso de estar enfermos no creen en una sanación; recurren al médico y a un hospital, pero consideran que dentro de la medicina hay alternativas a la transfunsión que se pueden aplicar y que ellos recomiendan en éste tipo de casos.

Reacción del centro hospitalario

El director del HECA, Néstor Marchetti, aseguró que “se trata del caso de un adulto resguardado por una ley”. “El paciente tenía traumatismo y hundimiento de cráneo”, explicó el director del hospital, y señaló que ante el consejo de los médicos de realizar una transfusión de sangre “su esposa se negó porque dijo que era testigo de Jehová e incluso mostró documentación por escrito que avalaba esa decisión de su marido”.

Marchetti explicó que “en estos casos que abarcan a adultos que manifiestan su voluntad o hay un pedido de un familiar si la víctima está inconsciente, hay que respetar esa decisión porque incluso existe una ley que está aprobada, que los ampara”.

Es más, explicó que “se trata de personas que no admiten ningún elemento sanguíneo proveniente de otro organismo y ellas han difundido esa normativa en todos los centros asistenciales del país para que sea respetada”.

El médico señaló que en el hospital “este tipo de situaciones suelen darse, aunque no frecuentemente con esta gravedad”; y explicó que “se trata de pacientes en los que se utiliza como alternativa un tratamiento con eritropoyetina, un estimulador de médula ósea que se usa como sustituto para que el organismo produzca glóbulos rojos. Pero en cuadros de mucha pérdida de sangre la respuesta no es inmediata, como en el caso de las transfusiones”.

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