ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 22 de febrero de 2011

Santa Sede

El Papa: en Cuaresma, redescubrir el valor del Bautismo

Cardenal Sarah: “Esta es la aventura que el Papa nos propone”

Mundo

Fallece Bernard Nathanson, abortista que se volvió pro-vida

México: arzobispo condena los actos de violencia en Oaxaca

España: Anglicanos y católicos reconocen mutuamente el bautismo

Para que haya buenos sacerdotes es necesario formar buenos seminaristas

Estados Unidos: Un grupo musical crea la fundación "Abbanuestro"

Irlanda: gesto público de petición de perdón a víctimas de abusos

Análisis

Candidatos al sacerdocio, fragilidad afectiva y dirección espiritual

Testimonio

Cuba: "La Iglesia es la única institución neutral en política"

Documentación

Mensaje del Papa para la Cuaresma 2011

Intervención de la presidenta de Manos Unidas

Reconocimiento recíproco del bautismo entre anglicanos y católicos en España


Santa Sede


El Papa: en Cuaresma, redescubrir el valor del Bautismo
Mensaje del Pontífice para la Cuaresma de 2011
CIUDAD DEL VATICANO, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La Cuaresma es una ocasión preciosa para redescubrir el sentido y el valor del Bautismo, recordó el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Curesma de 2011, publicado por la Santa Sede el martes.

En el texto, con el tema “Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado” (Col 2,12), el Pontífice nos invita a vivir la cuaresma con un “camino de purificación en el espíritu,para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor”.

“Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo”, observó, destacando que el hecho de que en la mayor parte de los casos este sacramento sea recibido por los niños, “pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas”.

“La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia los mismos sentimientos que Cristo Jesús, se comunica al hombre gratuitamente”.

El Pontífice explicó que “un nexo particular” vincula el Bautismo a la Cuaresma “como momento favorable para experimentar la Gracia que salva”.

En este sacramento, de hecho, “se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos”.

“Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana”.

Camino de virtud


 

“Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la 'tierra', que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo”.

A través de la práctica tradicional del ayuno, de la limosna y de la oración, “expresiones del compromiso de conversión”, la Cuaresma nos enseña “a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo”.

El ayuno tiene para el cristiano “un significado profundamente religioso : haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro 'yo', para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos”.

“Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo”.

Del mismo modo, se aprende a resistir “ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida”.

“El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir”.

“¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro?”.

La práctica de la limosna, por tanto “nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia”.

Escucha de la Palabra

“Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios?”, pide el Papa en su Mensaje.

Por esto, recordó, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, la Iglesia “nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él”.

Meditando e interiorizando la Palabra de Dios para vivirla cotidianamente, se aprende “una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo”.

La oración permite también adquirir “una nueva concepción del tiempo”.

Esto último, de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia “simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro”, mientras que en la oración se encuentra “tiempo para Dios”, “para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna”.

En resumen, constata Benedicto XVI, el itinerario cuaresmal consiste en el “hacerme semejante a él en su muerte”, “para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida”: “dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo”.

“El período cuaresmal-concluye- es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo”.

Por Roberta Sciamplicotti. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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Cardenal Sarah: “Esta es la aventura que el Papa nos propone”
Presentación del mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma del 2011
ROMA, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org) - “Esta es la aventura que el Papa Benedicto XVI nos propone”, explicó el cardenal Robert Sarah, durante la presentación esta mañana en el Vaticano del mensaje de Benedicto XVI para la próxima Cuaresma.

“Queridos amigos – declaró el presidente de Cor Unum –, ¡Dios nos ha destinado al amor! Por esto debemos nutrir el poder del don de la vida divina en nosotros, que se nos ha dado en el bautismo. ¡Está al alcance de la mano! Esta es la aventura que nos propone el Papa para esta Cuaresma. En Pascua, cuando recojamos lo que hemos sembrado, el “hombre viejo” que hay en nosotros será sepultado. Así, mediante la gracia divina, podremos levantarnos y ser criaturas nuevas”.

“¡La invitación papal no es una utopía!”, subrayó el purpurado, indicando que en su mensaje de este año, el Papa ofrece “una brújula” para esta “aventura”.

Subrayó tres elementos del mensaje que constituye, afirmó, un “gran regalo” del Papa “para reavivar la vida sobrenatural que nos ha sido dada por el bautismo”.

El primero de ellos es que el Papa ofrece un comentario al evangelio de cada uno de los cinco domingos del tiempo de Cuaresma. “Haciendo así, desea hacernos experimentar un encuentro personal con Cristo, respuesta a los deseos más profundos de la persona humana y del mundo”.

En segundo lugar, este encuentro con Cristo “se manifiesta en las obras concretas de misericordia”. El cardenal Sarah recuerda que Benedicto XVI, gracias a los dones recibidos de los fieles, ha hecho llegar casi dos millones de dólares a la reconstrucción de Haití, para iglesias y escuelas. “Hay que renunciar al egoísmo”, por “un amor al prójimo en necesidad”, subrayó, animando a participar en las campañas caritativas de esta Cuaresma.

En tercer lugar, explicó el purpurado, el Papa propone el tiempo de Cuaresma como un “camino”, un momento “para hacer fructificar la semilla plantada en el bautismo, que refleja toda la existencia de cada ser humano, vivida entre la resurrección de Cristo y la de cada uno de nosotros”.

“Este supremo ofrecimiento de comunión con Dios en la eternidad conforma la vida presente, tanto a nivel social como individual”, añadió.

Como testigo de esta caridad concreta, el cardenal Sarah había invitado a participar en la presentación del mensaje a Myriam Garcia Abrisqueta, presidenta de “Manos Unidas”, asociación caritativa española que en 50 años ha promovido 25.000 proyectos en 60 países.

La presidenta García Abrisqueta subrayó que “la caridad activa nace del bautismo”, y que “Manos Unidas” es un movimiento católico “nacido del genio femenino”, para “favorecer el desarrollo integral y auténtico de los pueblos en vías de desarrollo”, así como para “luchar contra el hambre de pan, el hambre de cultura y el hambre de Dios”.

Por Anita S. Bourdin


 

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Mundo


Fallece Bernard Nathanson, abortista que se volvió pro-vida
Tras perder la lucha contra el cáncer, ha muerto a los 84 años
NUEVA YORK, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- El doctor Bernard Nathanson, ginecólogo líder pro-abortista, que cambió su punto de vista sobre el aborto y que después se convirtió al Catolicismo, murió el pasado lunes a la edad de 84.

Una vez líder del movimiento pro-abortista, Nathanson fue el primero en dar un discurso en la Primera Conferencia Nacional sobre las leyes del aborto en 1969, y el mismo año fundó la Asociación Nacional para derogar las leyes del aborto, conocida como NARAL Pro-choice de América.

Nathanson calculó que fue responsable de 75.000 abortos. Él personalmente organizó 5.000 procedimientos, incluido uno para la novia de su propio hijo, antes de cambiar su punto de vista sobre el aborto en los años ‘70.

Nathanson escribió en su autobiografía que el desarrollo de la tecnología de ultrasonido, que le permitía ver imágenes de bebés no nacidos, influyó en su cambio de mentalidad. Pronto se volvió un vehemente activista pro-vida, famoso por su declaración de que el aborto es ”el holocausto más atroz de la historia de Estados Unidos”.

Hizo dos documentales muy influyentes sobre el aborto: “El grito silencioso” (1984) y “El eclipse de la razón” (1987). Escribio “Aborting America” en 1979, año en que él practicó su último aborto, y publicó su autobiografía en 1996, titulada “La mano de Dios: un viaje de la muerte a la vida, por el doctor Aborto que cambió de opinión”.

Nathanson se describió  a sí mismo como un judío ateo, que se convirtió al catolicismo en 1996 con la ayuda del sacerdote John McCloskey del Opus Dei. Fue bautizado ese año por el cardenal John O’Connor en la catedral de San Patricio de Nueva York, en la fiesta de la Inmaculada Concepción.

“Nathanson fue una figura de referencia en el movimiento pro-vida”, dijo el padre McCloskey a ZENIT. ”Su conciencia lo condujo, médico judío y ateo, a admitir la evidencia que muestra científicamente que la vida del niño no nacido lo es desde su concepción, y debe ser protegida desde la concepción hasta su muerte natural”.

“De forma paralela”, añadió, “después de muchos años de investigación recibió el don de la fe católica”.

Lo presentaron al bautismo el ya fallecido padre Richard Neuhaus, el padre Paul Marx y monseñor William Smith. Su madrina fue la activista pro-vida Joan Andrews-Bell.

“Nathanson dedicó el resto de su vida a viajar sin descanso por el mundo para difundir el mensaje pro-vida, sea de manera escrita que oral”, dijo el padre McCloskey. “Creo que su doble conversión se verá como un punto de inflexión en la lucha que nos lleva a un fin definitivo del aborto en Estados Unidos, y esperamos que en el resto mundo”.

Nathanson al morir, deja a su mujer Christine y su hijo.

Por Karna Swanson. Traducción del inglés por Carmen Álvarez

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México: arzobispo condena los actos de violencia en Oaxaca
“Algunos no quieren que se descubra la verdad ni la corrupción”
OAXACA, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org El Observador).- El arzobispo de Antequera-Oaxaca, monseñor José Luis Chávez Botello, emitió un comunicado sobre los hechos de violencia que se han suscitado en la capital del Estado de Oaxaca, envuelta en un conflicto entre las autoridades civiles y los grupos de maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

El prelado mexicano señaló que “una vez más, los hechos violentos de esta semana nos gritan que algunos no quieren el bien de la sociedad, no quieren sumarse a impulsar una etapa mejor para Oaxaca, no quieren que se descubra la verdad ni la corrupción”.

“La sociedad necesita conocer la verdad sobre estos hechos violentos para saber a quienes apoyar y a quienes reprochar; tanto el Gobierno como el Magisterio requieren el apoyo sentido de la sociedad pero solo en lo que abona a la justicia, a la unidad y al bien común. No se vale exigir conocer la verdad y quedar indiferentes sin apoyar a quienes la buscan y la defienden; sería también una vergüenza solapar la corrupción y la violencia con la impunidad”, dijo monseñor Chávez Botello en su comunicado.

El fin de semana pasado grupos del magisterio enfrentaron a autoridades policiacas dañando personas, a la economía local y al turismo; también fueron dañadas diversas iglesias antiguas de la provincia de Antequera-Oaxaca, con un inestimable valor artístico y litúrgico

Ante estos hechos, la Iglesia católica, en voz del arzobispo Chávez-Botello, subrayó que “es a la sociedad a la que deben presentar disculpas quienes la han dañado destruyendo el patrimonio cultural, pisoteando los derechos de terceros o permitiendo impunidad pero, sobre todo, ofrecer disculpas con la enmienda de actitudes destructivas y reiterativas. Es un llamado a todos para revisarnos, corregirnos y para mejorar”. 

“Una señal clara de que queremos el bien de nuestra sociedad, sería erradicar toda expresión de violencia física, mental, emocional y verbal por parte de todos; no permitir incitadores provocadores ni intolerantes represores, no tolerar vándalos delincuentes ni autoridades revanchistas. Si queremos todos el bien de Oaxaca, nadie debe cobijar pensamientos, discursos, actitudes, acciones o personas que denigran la armonía, la dignidad, el respeto, la justicia y la paz. No se puede exigir lo que no se está dispuesto a dar” señaló el arzobispo Chávez Botello en la parte medular de su comunicado. 

Oaxaca es una entidad ampliamente visitada, sobre todo por turistas europeos y estadounidenses, sin embargo, “la violencia, a diferentes niveles, por años ha significado para Oaxaca uno de los costos más caros, inútil y pernicioso en lo económico, en lo moral y en lo socia”, señaló monseñor Chávez Botello, quien añadió que “no pocas veces la violencia suele ocultarse en la mentira y, a veces, es alimentada por la corrupción. La búsqueda auténtica de paz social siempre se manifiesta en un proceder apegado a la verdad y a la justicia más que a discursos, gritos o fuerza física; esto nos exige a todos ser más responsables, propositivos, proactivos y constructivos”. 

Finalmente, el arzobispo de Antequera-Oaxaca expresó que “la violencia y la corrupción no llegan solas, sus propagadores son hombres y mujeres concretos sin valores y sin escrúpulos. La violencia y la corrupción no se erradicarán en Oaxaca solo hablando de ellas o quejándonos; llegarán hasta donde quiera la sociedad pero requieren un verdadero compromiso-pacto de todas las fuerzas y sectores de la sociedad. El gobierno tiene un deber irrenunciable pero la sociedad tiene la palabra decisiva, la última palabra”.

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España: Anglicanos y católicos reconocen mutuamente el bautismo
Culmina un largo camino de diálogo entre la CEE y la Iglesia Reformada Episcopal
MADRID, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Monseñor Adolfo González Montes, obispo de Almería y presidente de la Delegación para las Relaciones Ecuménicas de la Conferencia Episcopal Española, y el obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal, Carlos López Lozano, firmaron hoy una Declaración conjunta por la que ambas Iglesias reconocen mutuamente la validez de su bautismo.

En la Declaración (ver www.zenit.org/article-38362?l=spanish) ambas reconocen mutuamente el bautismo “siguiendo las pautas del diálogo teológico anglicano-católico, reconociendo con agradecimiento nuestra fe común en Dios nuestro Padre, en nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu Santo, y nuestro bautismo común en la única Iglesia de Dios”.

Afirmando que el diálogo ecuménico “ha ayudado a afianzar la convicción del carácter fundamental del bautismo en la obra de la edificación de la Iglesia”, con este gesto los firmantes quieren “dar cumplimiento a las recomendaciones de que este reconocimiento goce de una expresión autorizada”.

La Declaración no se manifiesta sobre la diferencia acerca de la naturaleza sacramental de la Confirmación. “Esta diferencia no afecta al reconocimiento de la sacramentalidad del Bautismo y a su administración válida”, añade el documento.

Además, este documento tiene validez sólo en España y para ambas Iglesias.

La firma se realizó en la sede de la Conferencia Episcopal Española, en presencia del obispo católico de Vic, monseñor Roman Casanova, y un representante del arzobispo de Canterbury. Posteriormente, tuvo lugar, en la catedral anglicana de El Salvador de Madrid, un acto de acción de gracias, con un solemne “Te Deum”.

Con esta declaración, similar a las firmadas ya por numerosas conferencias episcopales en todo el mundo, se concluye en España un largo camino desde que comenzaron los contactos entre católicos y anglicanos, en la década de los 80.

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Para que haya buenos sacerdotes es necesario formar buenos seminaristas
Algunas conclusiones del curso sobre la formación espiritual en los seminarios
ROMA, martes 22 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- ¿Cómo obtener resultados positivos en la formación espiritual de los seminaristas? ¿cómo hacer para que los candidatos al sacerdocio tengan mayor claridad vocacional? ¿son el subjetivismo y la secularización un reto o un desafío para las nuevas generaciones de sacerdotes?

Estas y otras preguntas fueron discutidas en el curso de la semana de estudio La formazione spirituale personale nei seminari. (La formación espiritual personal en los seminarios n.d.t) que se realizó del 7 al 11 de febrero en el centro de formación sacerdotal de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma.

El evento contó con la presencia del cardenal Zenón Grocholewski, prefecto de la Congregación para la educación católica de la Santa Sede.

Rectores de seminarios, directores espirituales y otros formadores provenientes de diversas diócesis, contextos culturales y eclesiales pudieron intercambiar ideas, sobre cómo formar mejor a quienes serán los sacerdotes de las próximas generaciones.

Algunas intervenciones

Monseñor Francesco Cavina, de la secretaría de estado vaticana, en su ponencia sobre las primicias eclesiales en los candidatos al sacerdocio, se refirió a los nuevos desafíos que enfrentan actualmente los seminarios: mientras que anteriormente muchos sacerdotes crecían en familias numerosas, en un ambiente católico y descubrían su vocación a una temprana edad, ahora pertenecen a familias pequeñas, muchas veces de padres divorciados, donde no necesariamente han recibido una formación católica y donde su opción la han hecho en una edad ya madura.

El prelado presentó algunas estadísticas en las que se ve cómo actualmente, muchos de los nuevos seminaristas provienen de grupos juveniles parroquiales o diocesanos, movimientos eclesiales, o de las jornadas mundiales de la juventud.

Por su parte Enrique da Lama, de la facultad de teología de la universidad de Navarra, se refirió al tema del acompañamiento espiritual, de la necesidad de la amistad, de la conciencia como ese sagrario interior de la mente y el espíritu.

También se refirió al tema de la soledad en la que vive el hombre actual y advirtió el peligro que trae el confundir la dirección espiritual con un ambulatorio psicológico. Aclaró que es indispensable ver al hombre en su unidad bio – psico espiritual.

Da Lama dijo que la dirección espiritual debe centrarse en “el valor de la amistad, el respeto a la soberanía de la propia conciencia y la acción del Espíritu Santo”, más que limitarse a un simple acompañamiento o a consejos esporádicos.

Para Paul O’ Callaghan, profesor de teología dogmática de la Universidad de la Santa Cruz, señaló que la vida espiritual del sacerdote se forja especialmente en el seminario.

Medios para la formación

Los conferenciantes insistieron en la necesidad de acudir a documentos como la Pastores dabo vobis de Juan Pablo II y la Carta a los seminaristas de Benedicto XVI.

Los participantes tuvieron la oportunidad de dialogar sobre el tema la relación con los superiores o formadores a quienes decidieron llamar educadores, aclarando que quien forma es el Espíritu Santo.

Dijeron que el principal enemigo de la vocación al sacerdocio, más que los puntos de desacuerdo con las autoridades es la doble vida o la hipocresía.

Dirección espiritual y fragilidad humana

En el curso también se trató el tema la fragilidad afectiva y psíquica con dos intervenciones de monseñor Jose María Yanguas, obispo de Cuenca (España) y el psiquiatra Franco Poterzio respectivamente.

Ambos se refirieron al desafío de la inmadurez de los adolescentes y jóvenes (narcisistas, débiles, tristes e inestables) la cual se prolonga en adultos inconstantes y dependientes. Temas que frecuentemente deben afrontarse también en los seminarios.

La manera de romper este círculo es procurar en los candidatos al sacerdocio “la armonía interior y exterior del hombre que ha integrado razón, voluntad, sentimientos y apetitos” sin descuidar la corrección, cuando sea necesaria.

Durante el último día del curso fue dedicado a la formación a la plena madurez espiritual los asistentes y expositores pudieron concluir que algunos medios para enfrentar este reto son la oración y la caridad pastoral, que ayudan a construir personalidades “estructuradas en torno al sentido oblativo de la vida, practicando constantemente las virtudes a través de criterios claros y con un corazón felizmente centrado en Cristo”.

Por Carmen Elena Villa


 

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Estados Unidos: Un grupo musical crea la fundación "Abbanuestro"
Los "Son by Four" de Puerto Rico actúan gratuitamente en comunidades
ARECIBO, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Los integrantes del grupo musical católico Son by Four se preparan a celebrar el primer año de cantar gratis a la familia en las comunidades, con el nacimiento de su fundación Abbanuestro.

De acuerdo con el vocalista Jorge Montes, todo comenzó con un concierto gratuito en la cancha bajo techo de Ciales. Desde entonces, ofrecen todos los terceros martes de mes las noches de música para la familia, abiertas a todo público, en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Ciales. informa a ZENIT Vivian Maldonado del Obispado de Arecibo, Puerto Rico.

Según Montes, el propósito es “dar un mensaje que inspire al ser humano en estos momentos de tanta violencia, tanta soledad”.

La fundación Abbanuestro pretende inspirar al ser humano a alcanzar grandes logros personales, familiares y sociales partiendo del mensaje de Jesús.

Producen de forma gratuita el programa radial Son by Four Radio, transmitido por Católica Radio 88.9 FM, los miércoles, a las 8 pm.

También, se transmite internacionalmente por Radio Católica y Radio Magníficat en Nicaragua, Radio Paz en Miami y la red mundial de EWTN, llegando a millones de hispanos en más de 160 países como Estados Unidos, Argentina, España, África y Cuba.

Vía internet transmiten por sonby4radio.com

Abbanuestro también ofrece retiros, charlas y conferencias para todas las edades.

Para información: http://www.youtube.com/watch?v=gwt5o6lrqc4.

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Irlanda: gesto público de petición de perdón a víctimas de abusos
El arzobispo de Dublín lava los pies a un grupo de víctimas
DUBLIN, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La Iglesia está en deuda con las víctimas del abuso sexual del clero que se negaron a guardar silencio, incluso cuando se enfrentaron a la incredulidad, dijo el arzobispo de Dublín.

El arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martin, dijo esto el pasado domingo cuando celebró una liturgia de Lamento y Arrepentimiento en la Concatedral de Santa María, en el marco de su vistia apostólica a la archidiócesis de Dublín.

Durante el servicio, que fue preparado en su mayoría por víctimas, el cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston, y monseñor Martin lavaron los pies a un grupo de personas que habían sufrido abusos de distintas maneras.

El cardinal O'Malley es uno de los delegados apostólicos designados por el Papa.

En su homilía monseñor Martin reflexionó: “Una vez alguien me recordó la diferencia entre disculparse o decir lo siento y por otro lado pedir perdón. Puedo tropezarme con alguien por la calle y decir 'lo siento'. Puede ser significativa o una fórmula vacía. Cuando digo 'lo siento', depende de mí”.

“Cuando pido perdón sin embargo esto ya no depende de mí. Estoy en las manos de otros. Sólo vosotros podéis perdonarme, sólo Dios puede perdonarme”, afirmó el prelado.

“Yo, como arzobispo de Dublín y como Diarmuid Martin, permanezco aquí en silencio y pido perdón a Dios y también le pido por estos primeros pasos de perdón de todos los supervivientes de abusos”, añadió.

Valentía

El arzzobispo habló de otro silencio: que es “una falta de coraje y de verdad”.

“Hoy hay hombres y mujeres en esta catedral a quienes quiero expresar nuestra inmensa gratitud por el hecho de que ellos no permanecieron en silencio”, dijo. “A pesar del daño que les ha supuesto ellos han tenido el coraje de hablar publicamente, de hablar, hablar, hablar, una y otra vez, con valentía con determinación, incluso a la cara de los incrédulos y de los que rechazaban”.

Dijo que la Iglesia en Dublín y la Iglesia del mundo entero está en deuda con estos supervivientes.

“Algunos de vosotros en vuestro dolor e indignación habéis rechazado a la Iglesia que una vez amastéis, pero paradojicamente vuestro abandono puede haber ayudado a purificar la Iglesia, a través del reto de afrontar la verdad, para salir de la negación y reconocer la maldad que ya se ha hecho y el daño que ya está hecho”, reflexionó el arzobispo Martin.

“Os invito a seguir hablando”, añadió. “Todavía hay una largo camino en este viaje de la honestidad antes de que podamos merecer verdaderamente el perdón”.

La cruz

El prelado de 65 años de edad también reflexionó sobre el silencio de Jesús en la cruz, marcado por sus palabras finales, incluyendo su afirmación del perdón a uno de los ladrones crucificado con él.

“Este perdón no es un perdón barato”, afirmó el arzobispo. “Uno de los ladrones se burló de Jesús, no reconoció este acto de injusticia que se estaa llevando a cabo. El otro reconoció su propia culpa y este reconocimiento le abrió la puerta al perdón”.

“Nadie de los que compartieron la responsabilidad de lo que sucedió en la Iglesia de Jesucristo en esta archidiócesis puede pedir perdón a los que fueron abusados, sin reconocer la injusticia cometida y el propios fracaso por lo que ha tenido lugar”.

“Nos reunimos bajo el signo de la cruz que nos juzga pero que en último lugar nos libera”, añadió.

El arzobispo Martin definió esta liturgia como “sólo un primer paso”.

“La archidiócesis de Dublín no volverá a ser la misma,” dijo. “Siempre tendrá esta herida dentro de ella. La archidiócesis de Dublín no podrá descansar hasta el día en que la última víctima encuentre la paz”.

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Análisis


Candidatos al sacerdocio, fragilidad afectiva y dirección espiritual
Entrevista con monseñor José María Yanguas, obispo de Cuenca

ROMA, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La formación en los seminarios con sus desafíos y características actuales, la importancia del acompañamiento espiritual y temas como las fragilidades física y afectiva fueron algunos temas que se trataron en el curso La formazione spirituale nei seminari que se realizó en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma del 7 al 11 de febrero pasados.

El obispo de Cuenca (España) José María Yanguas, intervino en este evento académico sobre el tema de la fragilidad afectiva. Sobre este tema ZENIT lo entrevistó.

* * * * *

- ¿Cuáles deben ser los pilares de la formación espiritual que deben primar actualmente en los seminarios?

Monseñor José María Yanguas: Este período tiene como fin preparar a los candidatos para continuar en la Iglesia la misión de Jesucristo, Buen Pastor, siendo colaboradores de los Obispos. Los sacerdotes son, radicalmente, cristianos, llamados a realizar una misión que precisa de una previa “capacitación”, la ordenación sacerdotal, particular configuración con Cristo sacerdote y Pastor.

La primera tarea, pues, en la educación de los seminarios es formar buenos cristianos, es decir educar en las virtudes, humanas y cristianas, comunes a todo discípulo de Jesús.

- ¿Y cuáles son esas virtudes?

Monseñor José María Yanguas: Un candidato al sacerdocio debe procurar adquirir virtudes como la sinceridad y la sencillez, con un rechazo instintivo a la doble vida, de todo lo que es falso, inauténtico, postizo; el espíritu de trabajo; el sentido de la amistad, sincera y abierta, sacrificada y generosa, fundamental para vivir el sacerdocio dentro de un presbiterio y en el seno de una comunidad; el espíritu de servicio, necesario para quien ha de darse incansablemente a todos; la reciedumbre de ánimo y la capacidad de sufrimiento, el “aguante”, podríamos decir, para no doblarse ante las dificultades y los obstáculos, para saber trabajar a largo plazo sin esperar fáciles éxitos inmediatos y no desanimarme ante posibles fracasos.

Además, es claro que el candidato al sacerdocio debe tener la necesaria formación teológica y moral, canónica, litúrgica y pastoral; poseer experiencia viva del Dios que se nos revela en Cristo y que se cultiva en el diálogo vital de la oración personal, pública o privada; sentido sobrenatural que lleve a enjuiciarlo todo a la luz de Dios; afabilidad y sentido de paternidad que moverá a tratar a todos con sincera y madura cordialidad; optimismo sobrenatural que infunda en los fieles alegría y confianza.

También, sentido de responsabilidad, creatividad y espíritu de leadership de quien se empeña, de mil maneras, en servir la Palabra de Dios a sus hermanos, en acercarles a las fuentes de la gracia que son los sacramento, en guiarlos por los caminos de una vida auténticamente cristiana. No son las únicas “virtudes” de la formación sacerdotal por la que usted me pregunta, pero estas no deberían faltar.

- ¿Cuál debe ser el papel del director espiritual durante la formación de los seminaristas?

Monseñor José María Yanguas: Se trata ciertamente de un papel fundamental. De una parte se ocupa de la vida y de la formación espiritual en el seminario, que tiene lugar mediante charlas, retiros, meditaciones, lectura de libros, entre otras. De otra, el director espiritual es guía espiritual de los candidatos. Estos le abren su alma, haciéndole partícipe de su vida interior, con el fin de que pueda orientar, iluminar, corregir, abrir horizontes, aclarar dudas, proponer metas, animar a veces, moderar otras.

Se trata, pues, de una labor que toca lo más íntimo y personal de cada uno. Es tarea que requiere, pues, una delicadeza extrema, de manera que los candidatos se sientan acogidos, comprendidos, apreciados; precisa de humildad y sentido de Iglesia para no formarlos a la propia imagen y semejanza; pide respeto por las peculiaridades de cada uno en la seguridad de que no hay dos almas iguales y de que no existen recetas de indiscriminada aplicación universal; fortaleza para saber corregir cuando sea necesario; ciencia moral y conocimiento de la vida espiritual; atención a lo que Dios puede pedir a los distintos candidatos, esmero para facilitar su sinceridad, prudencia para llevarlos por un plano inclinado, paciencia para acompañar los ritmos de crecimiento, a veces tan distintos, de cada uno…

- ¿Y en lo que se refiere a la fragilidad afectiva, de la que usted habló en el evento académico en la Universidad de la Santa Cruz?

Monseñor José María Yanguas: Este asunto no es algo específico de la formación sacerdotal. La fragilidad, la inmadurez, la inconsistencia de ánimo es algo presente en muchos de nuestros jóvenes y adolescentes. Se manifiesta como falta de armonía entre las esferas intelectual, volitiva y afectiva de la persona, creando inestabilidad, cambios frecuentes de estado de ánimo, conductas guiadas por las “ganas”, incumplimiento de los compromisos adquiridos, desilusiones tras repentinos entusiasmos, estados depresivos sin más razón que los pequeños e inevitables fracasos, incapacidad para mantenerse o resistir ante los obstáculos, dificultad para tomar verdaderas decisiones. Las personas afectivamente frágiles necesitan estar en el centro de la atención, ser reconocidas y estimadas y confunden fácilmente sentimiento y amor verdadero.

- ¿Se trata sólo de una cuestión de sentimientos?

Monseñor José María Yanguas: Desde luego que no. Esta es la inadecuada integración del mundo afectivo en la totalidad de la persona, mientras que la madurez personal, en cambio, es fruto del armónico desarrollo de las capacidades propiamente humanas. La inmadurez afectiva no es cuestión sólo de la esfera de los sentimientos, supone seguramente inmadurez intelectual y volitiva.

Si el variado mundo de los sentimientos y afectos, frecuentemente confuso, prevalece sobre la inteligencia y la voluntad, se cae necesariamente en el sentimentalismo, permitiendo que sean los sentimientos quienes decidan sobre la verdad o el error y que sean ellos el único motor de nuestros actos. La razón pierde capacidad de discernimiento, y la voluntad se debilita. La vida de la persona queda así en poder de los sentimientos, variables, cambiantes, a menudo superficiales, siendo así que necesitan más bien ser dirigidos por la inteligencia, y gobernados por la voluntad.

Si el sentimentalismo invade la vida de piedad, ésta correrá un gravísimo riesgo apenas falten los sentimientos, experiencias o afectos que las sostienen. Se confunde equivocadamente con ellos y corre su misma suerte.

- El director espiritual debe procurar encaminar al candidato hacia una vida afectiva madura, ¿qué características presenta ésta?

Monseñor José María Yanguas: Una vida afectiva madura exige una visión del hombre que responda a su verdad sin reduccionismos, dualismos o visiones parciales. Requiere el conocimiento del verdadero ordo amoris, de la escala de bienes que merecen ser amados. Pero pide también fuerza, voluntad, capacidad para poder seguir y vivir ese ordo.

- ¿Qué características del tiempo actual pueden propiciar que se de la fragilidad afectiva que tanto toca al hombre de nuestro tiempo?

Monseñor José María Yanguas: Esta se ve favorecida por un ambiente en el que se reniega de las verdades absolutas, de los valores fuertes, de los modelos de conducta; una cultura ambiente en la que la distinción entre el bien y el mal es incierta, donde lo verdadero se confunde con lo útil o práctico; en la que “todo es del color del cristal con que se mira”. Eso hace que resulte imposible una auténtica educación o formación: no existen modelos, falta una idea precisa de lo que significa ser hombre.

La dificultad se agrava si el esfuerzo, el empeño y el sacrificio que exige toda educación no gozan de buena prensa porque el placer se ha convertido en norte y fin de la existencia. La búsqueda espasmódica de placer nos pone en presencia del hombre animal de que habla san Pablo, incapaz de comprender las cosas de Dios, débil, esclavo de sus pasiones.

- Resulta un desafío este factor para la formación de los actuales seminaristas…

Monseñor José María Yanguas: Así es… Por ello necesario proponer a los candidatos al sacerdocio con renovado vigor el modelo de Cristo sacerdote, Buen Pastor; motivarlos con esa imagen, de manera que a su luz adquiera sentido toda la tarea de formación, de forja de la propia personalidad.

Habrá que mostrar con claridad el ordo amoris, el orden de los bienes que hay que amar y realizar. Será imprescindible fortalecer, enreciar la voluntad de los candidatos, ejercitarlos en la “paciencia”, en la capacidad de sufrir por lo que se ama, por lo que merece nuestro esfuerzo, empeño y sacrificio. Convendrá poner en contacto a los candidatos con figuras verdaderamente sacerdotales que hayan encarnado y encarne el ideal sacerdotal de amor y entrega total a Dios, de esperanza y optimismo, de alegre pasión por las almas, de positiva visión de fe…

Por Carmen Elena Villa


 

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Testimonio


Cuba: "La Iglesia es la única institución neutral en política"
Entrevista a Teresa Galbán, miembro de las Damas de Blanco
SAN FELIÚ DE LLOBREGAT, lunes, 21 febrero 2011 (ZENIT.org).- Según Teresa Galbán, hermana del excarcelado político Miguel Galbán, en Cuba, la Iglesia es la única institución fiable para los cubanos por neutralidad política.

Para Teresa, enfermera especializada en Neonatología, con 23 años de experiencia, el huelguista de hambre Guillermo Fariñas vive gracias a la mediación de la Iglesia, y del cardenal arzobispo de La Habana Jaime Ortega. Se siente desterrada, en un país que la ha acogido bien en sus ciudadanos, pero burlada por promesas incumplidas de los gobiernos cubano y español. No tiene trabajo – gracias a los defectos si no algo peor – de la burocracia de ambos países.

Teresa Galbán ha concedido esta entrevista en exclusiva a ZENIT, en la que relata su trayectoria como miembro del movimiento de mujeres familiares de presos de conciencia conocido internacionalmente como Damas de Blanco.

--¿Cuándo decidió entrar en las Damas de Blanco?

Teresa Galbán: Cuando mi hermano fue detenido yo no entendía nada en asuntos de política ni de ley. En las afueras de Villa Marista en La Habana, sede del Cuartel General de la policía política del régimen, comencé a comunicarme con muchos de los familiares de los que se encontraban detenidos en ese tenebroso sitio. Nos encontrábamos allí en las visitas que eran todas las semanas con una duración de diez minutos. En aquel momento hablábamos y nos observábamos, yo divisaba a algunas muy bravas, eso me fue dando a mí también un poco de valor.

De esa forma comenzamos a relacionarnos, entendí que por querer expresar libremente no se debe encerrar en una prisión a un ser humano, y mucho menos sancionarlo a largas penas de cárcel.

Hablaron conmigo desde que se crearon las Damas de Blanco, pero me era difícil concurrir a sus actividades, producto de que tenía una niña pequeña que en estos momentos tiene nueve años, y vivía a 55 kilómetros de la capital, sitio donde se comenzaron a efectuar.

A esto se le une luego la situación con mi madre que, debido a que no comprendía el encierro injusto de mi hermano, a que no lo podía ver, porque se encontraba en una cárcel que estaba a doscientos kilómetros de nuestro lugar de residencia, determinó hacer todo lo posible por no seguir viviendo en esas condiciones.

Se le une a que la represión del régimen en los territorios fuera de La Habana era mayor. En ocasiones sobresaliendo a todos estos inconvenientes participabas en los Tes Literarios y en otras actividades. Posterior al fallecimiento de mi querida madre, ocurrido en octubre de 2008, comienzo a hacer acto de presencia en la iglesia de Santa Rita, con la dificultades ahora del transporte de regreso que en Cuba es muy deficitario, y más un domingo.

Estos impedimentos relatados nunca me impidieron denunciar mi preocupación por las condiciones infrahumanas, entre las que se destaca falta de iluminación, agua, higiene, mala alimentación, así como los malos tratos que estaba recibiendo mi hermano por parte de los directivos, del oficial de la seguridad del Estado, y de los guardias penitenciarios de Agüica.

--¿Cuál ha sido su experiencia en este movimiento?

Teresa Galbán: Recuerdo los Tes Literarios, los cuales se celebran todos los días 18 de cada mes en casa de Laura Pollán, nuestra sede. Allí hablábamos de los presos, de su situación, se leían cartas, poemas que algunos de ellos nos escribían, se tomaban acuerdos de próximas actividades, orábamos y nos dábamos ánimos unas a otras.

Era admirable en el sentido de que nosotras nos consolábamos unas con otras, compartíamos las cartas de nuestros familiares, y nos transmitíamos fuerzas. Ese dolor a la vez formó un grupo, que todas nos hicimos amigas. En medio de este sufrimiento tuve la posibilidad de familiarizarme con excelentes personas, muy aguerridas, como Laura, su hija, Julia Núñez, Bertha Soler, Loyda Valdés y Reyna Luisa Tamayo, Mirian Leyva, Darelys Velázquez, Yamilka Morejón, Amanda Hernández e Iraida de la Riva, a quienes admiro y estimo mucho.

Otras de las anécdotas buenas que también recuerdo es cuando caminábamos por las calles de la Quinta Avenida, aledaña a la iglesia de Santa Rita, recinto donde nos reunimos todos los domingos, para pedirle a la Virgen defensora de las causas imposibles que intercediera por la libertad de nuestros familiares. Y sentimos voces que nos decían “son muy valientes, sigan adelante, estamos con ustedes”. Además, cuando teníamos noticias sobre la salida de algunos de nuestros familiares de la prisión.

Vivencia triste el sacrificio de Orlando Zapata Tamayo, que en paz descanse. Lo vivimos paso a paso con mucho tormento, el momento de que Reina Luisa [la madre del preso muerto por huelga de hambre, cuya muerte desencadenó el proceso de excarcelación de prisioneros de conciencia en Cuba], con mucho dolor nos enseñó la camiseta manchada de sangre de las golpizas que le dieron a su hijo asesinado; este instante nunca lo conseguiré olvidar.

-¿Cree que los cristianos las han apoyado? ¿En qué medida?

Teresa Galbán: Qué mejor ejemplo que la misión que encabezó el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, que intermedió ante el Gobierno de Raúl Castro, no sólo para lograr la liberación de 52 presos políticos de la llamada Primavera Negra de 2003, sino también cuando las Damas de Blanco estaban siendo acechadas a la salida de la iglesia de Santa Rita por las fuerzas de Seguridad del Estado y turbas envilecidas de “Perros Callejeros” (personas de la peor calaña).

Ahora son hombres libres y Guillermo “Coco“ Fariña está vivo, gracias a la intervención de la Iglesia católica, a la cual agradecemos como el único organismo que dentro de la isla no responde a ninguna tendencia política.

En mi caso, desde el primer momento de la detención de mi hermano, abrigué el apoyo moral, espiritual y solidario de la parroquia de mi lugar de residencia, “San Julián de los Güines”, tanto de su sacerdote como de los feligreses. Además de las religiosas de las Hijas de la Caridad, quienes disponían de un centro en mi municipio.

-¿Cuál es el objetivo máximo de las Damas de Blanco?

Teresa Galbán: El objetivo de las Damas de Blanco, que son un grupo de mujeres, que se visten con el color de la paz, visitan las iglesias y caminan por las calles de La Habana semanalmente, es exigir al gobierno comunista de los hermanos Castro, la libertad de sus esposos, padres, hermanos e hijos, arrestados injustamente en la famosa redada conocida como “La Primavera Negra de Cuba”.

-¿Cómo se ha encontrado en España y qué apoyos ha recibido?

Teresa Galbán: Estoy viviendo en San Feliú de Llobregat, Barcelona, al lado de mi hermano, mi esposo e hijas, y demás familia, gracias a Dios. El destierro es triste, sueño con el día en que mi patria sea libre y poder regresar a ella, donde todos los cubanos podamos vivir en paz.

Hemos encontrado desde el momento que llegamos muchas muestras de apoyo y respaldo manifestado por el pueblo español hacia nosotros, y por la causa de la libertad y democracia en Cuba, eso nos regocija. Fueron más de siete años y medio soportando todo tipo de represalias por parte de las autoridades políticas de la Isla.

En relación al apoyo, estamos agradecidos al Gobierno español por habernos traído a este país con varios familiares. Lastimosamente, después que pisamos tierra, no hemos contado con ningún contacto con las autoridades oficiales, nos colocaron a la merced de una ONG, la Cruz Roja Española, la cual manifiesta desconocer lo que nos aseguraron en La Habana funcionarios del Consulado español, ante de subir al avión que nos trasladó desterrados a la madre patria [España].

Todos los días nos levantamos aguardando que el Gobierno medite su posición y nos exhiba lo contrapuesto a su actual proceder.

-¿A qué le gustaría dedicarse profesionalmente y cuáles son los obstáculos que encuentra?

Teresa Galbán: Me gustaría dedicarme a mi profesión de enfermera, a la cual le he consagrado 23 años de mi vida, de ellos 14 como especialista en Neonatología.

En estos momentos no he podido homologar mis estudios porque las autoridades cubanas sólo me enviaron el Titulo y la Certificación de Notas, los cuales están legalizados ante el propio Consulado español en La Habana. Nos exigen además en este país el Plan de Estudios. Llevo varios meses en la expectativa de qué respuesta oficial va a tener esta situación.

En la actualidad, lamentablemente, no he contado con ninguna propuesta de empleo, ni de estudios de formación, ni dentro de los establecimientos sanitarios privados.

Por Nieves San Martín

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Documentación


Mensaje del Papa para la Cuaresma 2011
Cuaresma, tiempo bautismal

CIUDAD DEL VATICANO, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma de este año, que ha sido hecho público hoy en rueda de prensa por el cardenal Robet Sarah, presidente del Consejo Pontificio “Cor Unum”.

* * * * *

Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado” (cf. Col 2, 12)



 

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.

El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.

Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf.Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.

El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).

En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma"» (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.

Vaticano, 4 de noviembre de 2010

BENEDICTUS PP XVI

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Intervención de la presidenta de Manos Unidas
Durante la presentación del Mensaje del Papa para esta Cuaresma
CIUDAD DEL VATICANO, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Por su interés para los lectores de lengua española, ofrecemos la intervención íntegra de la presidenta de la asociación caritativa española Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, hoy durante la rueda de prensa de presentación del Mensaje del Papa para la Cuaresma 2011.

* * * * *



 

Antes de nada y con absoluta humildad, quiero dar las gracias al Señor por estar aquí para la presentación del mensaje de Su Santidad Benedicto XVI a la Iglesia universal para la preparación de la Cuaresma de 2011. Es para Manos Unidas un gran honor que el Pontificio Consejo Cor Unum nos haya elegido en esta ocasión para acompañarles y lo hago con la alegría y emoción que me produce poder compartir el tesoro de nuestra fe con Ustedes...

Como señala el documento, la Cuaresma es un tiempo para reavivar - para vivir de nuevo o vivir más intensamente - la gracia del Bautismo en nosotros. De la fuente del Bautismo brota el agua de la caridad - del amor gratuito y desinteresado - que a través de tantas asociaciones caritativas de la Iglesia distribuye los dones, bienes, ansias de justicia y talentos de los fieles entre los más pobres de todo el mundo. Y yo querría dar testimonio de esto.

El hombre ha sido creado por Dios con una inmensa dignidad y nos ha hecho hermanos unos de otros, hijos suyos, por esa condición también nos ha dado un corazón sensible a las necesidades de los más próximos a nosotros. Nos ha dado un corazón COMPASIVO, (que tiene la capacidad de moverse con auténtica Pasión por el otro...) Es teniendo en cuenta esta vinculación de hijos de Dios, este ser ungidos y elegidos por el Bautismo, y este ser regalados con el don del Amor como podemos explicar el nacimiento de Manos Unidas, pues nació como compromiso que brota de la vocación cristiana.

Las mujeres de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, hace algo más de 50 años, lanzaron un grito de atención hacia el hambre en el mundo. En una hermosa expresión del "genio femenino" en la Iglesia, hicieron público un manifiesto en el que se unen de forma magistral su deseo natural de mujeres y la acción del amor de Dios en ellas. Así se ven movidas, por su naturaleza y como madres, a dar y proteger la vida; y como mujeres católicas llamadas por Jesucristo, "a dar testimonio de un amor universal y efectivo por la familia humana".[1] Como consecuencia de este manifiesto, las mujeres de la Acción Católica Española iniciaron "la Campaña contra el hambre", que llegó a ser Manos Unidas.

Ellas no podían permanecer tranquilas viendo el sufrimiento de los hombres que vivían y morían sin el derecho a la dignidad plena a la que habían sido llamados.

Y se pusieron a trabajar con verdadero espíritu de sacrificio y servicio para hacer posible que en España hubiera una conciencia mayor de amor al prójimo. Nunca pensaron que estaban haciendo algo distinto a lo que les exigía su condición de hijas de Dios y así seguimos pensando hoy en día.

Ya desde el principio entendieron que tenían que luchar contra el hambre de pan, el hambre de cultura y el hambre de Dios. Que lo tenían que hacer desde la sensibilización y la educación de nuestra rica sociedad, sin olvidar la importancia de lo pequeño, desde las acciones domésticas hasta la cooperación con los organismos internacionales y hacerlo, al mismo tiempo, a través de acciones concretas de desarrollo, donde la dimensión del amor siempre estuviese presente, pues siempre, desde nuestro origen, hemos pensado que el autentico desarrollo se da donde la persona es amada.

Desde entonces, esta asociación ha ido creciendo y hoy es una hermosa realidad, en la que participamos miles de hombres y mujeres. Siempre unida a la Iglesia, en la que nació y a la que pertenece.

A través del tiempo hemos ido fortaleciendo una espiritualidad profundamente eclesial, porque queremos servir a la Iglesia, queremos ser instrumento para llevar la verdad de Cristo y del Evangelio – al mundo - a través de la misión que la Iglesia en España nos ha encomendado: favorecer el desarrollo integral y auténtico en los pueblos en vías de desarrollo, unidos a los que de un modo u otro participan de nuestro trabajo, apostolado y servicio.

De este modo, esta organización de la Iglesia en España ha podido estar al lado de hombres y mujeres de más de 60 países a través de unos 25.000 proyectos de desarrollo.

Me gustaría insistir en que lo que hace posible nuestro trabajo en tantos proyectos y países - colaborando con misioneros, Cáritas locales, órdenes religiosas, ONG locales u organizaciones de base - es la vida bautismal que se desarrolla en las comunidades cristianas, pues nuestro trabajo tiene mayoritariamente su origen en la gratuidad que aportan miles de voluntarios distribuidos en delegaciones diocesanas, y en las pequeñas colectas hechas por fieles en parroquias y colegios de toda España, en una infinidad de pequeños gestos de personas que, como la viuda del evangelio, dando lo poco que tienen, lo dan todo. [2]

En efecto, Manos Unidas es una institución formada por voluntarios, puesto que, aunque hay profesionales que trabajan con nosotros, el peso de la responsabilidad lo llevamos los seglares que de modo gratuito, con sencillo espíritu de entrega, colaboramos como voluntarios en todos los campos en los que es necesario estar presente para llevar a cabo la misión encomendada. Podemos decir con alegría que en todas las parroquias, arciprestazgos y diócesis hay voluntarios que, según sus capacidades y posibilidades, aportan su tiempo, sus conocimientos, su sacrificio. Así nos unimosa todas las personas de buena voluntad que comparten nuestro sueño de compromiso gratuito, especialmente en este año 2011, que la Unión Europea ha consagrado a los voluntarios y que marca el décimo aniversario del Año del Voluntariado de las Naciones Unidas.

Con espíritu de fe y con una gran confianza en la Divina Providencia, Manos Unidas ha ido fortaleciendo la espiritualidad de sus voluntarios enraizada en nuestro Bautismo que nos hace ser testigos de un amor más grande, el amor de Dios por el hombre. Un amor que se expresó y materializó en la encarnación del Verbo, asumiendo la condición del hombre, pero que no se conformó con eso, sino que se quiso identificar con aquellos que menos tienen: "tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recogisteis, estaba desnudo y me cubristeis…" [3]

Esta es la consecuencia de los que el Santo Padre llama "la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo" [4] Es un claro ejemplo de la caridad operante que nace del bautismo. Es la caridad que no se pierde en un acto emocionalmente intenso, pero fugaz; sino que es sostenida por la Gracia en el tiempo.

Nuestro trabajo, en las instituciones de Caridad de la Iglesia, de modo discreto y seguramente secundario, no pretende otra cosa que ayudar al hombre de hoy a encontrarse con ese Cristo muerto y resucitado, para que descubran que todos, cada uno en su situación concreta, sin distinción de raza, sexo, color, cultura, edad, formación, están llamados a vivir la vida de Cristo.

Manos Unidas, con el resto de instituciones de la Iglesia que se dedican a la caridad, puede ayudar al hombre de hoy abriendo caminos por los que encauzar sus buenos propósitos, sus deseos de servicio y su auténtica vocación. La caridad, nos ha dicho el Santo Padre, es "es el mejor testimonio de Dios en el que creemos y que nos impulsa a amar. [5]

Cuando en el corazón del hombre se fomenta el desprendimiento, el servicio, la generosidad, el deseo de entregarse al prójimo, se está fomentando el rechazo de esa vida que quedó enterrada con el Bautismo que es la vida de pecado y de autosuficiencia que se mantiene en nuestro interior.

Termino estas palabras que se me ha pedido dirija con motivo del comienzo de la Cuaresma de este año dando gracias a Su Santidad por sus enseñanzas que nos ayudan a todos a poner de nuevo las cosas en su sitio, a redescubrir la necesidad de vivir el Evangelio con sencillez y humildad, pero también con generosidad y entrega. Su última Carta Encíclica sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad, Caritas in veritate ha sido un nuevo aliento en nuestro trabajo diario por hacer de este mundo algo más hermoso, donde Cristo se pueda hacer presente.

Espero que esta Cuaresma nos traiga el fruto deseado: la Resurrección y la Vida Eterna que el Señor ha ganado para todos en la Cruz, en su sacrificio redentor.

Pongo a disposición del Señor, el trabajo de todos los que estamos al servicio de la CARIDAD, nuestras Manos y Corazones Unidos.

Muchas gracias.

_______________________

1 Manifiesto de la UMOFC. 2 de julio de 1995

2 Cf. Mc.12, 41-44

3 Mt 25, 35ss

4 Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010

5 DCE 31

[Texto publicado por el Vatican Information Service]

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Reconocimiento recíproco del bautismo entre anglicanos y católicos en España
Declaración de la Conferencia Episcopal Española y la Iglesia Española Reformada Episcopal
MADRID, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación, por su interés, la Declaración de Reconocimiento Recíproco del Bautismo entre la Conferencia Episcopal Española y la Iglesia Española Reformada Episcopal, que ha sido firmado hoy en Madrid.

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Confesamos un solo Bautismo para el Perdón de los Pecados”

1. La “Conferencia Episcopal Española” y la “Iglesia Española Reformada Episcopal”, asociada con su propia identidad eclesial a la Comunión Anglicana, conscientes de que el bautismo común es el primero y principal vínculo que une a los cristianos y que puede ayudarles a superar las divisiones que todavía los separan [1], no han dejado de alentarse al recíproco reconocimiento del bautismo. Lo hacen siguiendo las pautas del diálogo teológico anglicano-católico, reconociendo “con agradecimiento nuestra fe común en Dios nuestro Padre, en nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu Santo, y nuestro bautismo común en la única Iglesia de Dios” [2]

Lo hacen asimismo conforme a la doctrina de la Iglesia, que reconoce desde los tiempos apostólicos la legitimidad del único bautismo válidamente administrado. Conscientes asimismo de que el diálogo ecuménico ha ayudado a afianzar la convicción del carácter fundamental del bautismo en la obra de la edificación de la Iglesia [3] , al reconocer recíprocamente el bautismo que los une en Cristo, quieren dar cumplimiento a las recomendaciones de que este reconocimiento goce de una expresión autorizada [4].

 



 

Significado del bautismo

2. La única Iglesia, nacida del costado de Cristo dormido en la cruz [5], se manifiesta en el único bautismo, que eleva al hombre a la vida sobrenatural y por ello es llamado nuevo nacimiento (cf. Jn 3,3), fundamento de toda la vida cristiana y pórtico de la vida en el espíritu que abre el acceso a la participación eucarística [6]. El bautismo “es la incorporación a Cristo, el Crucificado y el Resucitado; es la entrada en la Alianza Nueva entre Dios y su pueblo” [7] mediante el cual los bautizados adquieren la común dignidad de cristianos y se incorporan a la comunidad de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo y templo del Espíritu Santo.

3. Nuestro Señor Jesucristo conoció un bautismo practicado como medio de purificación ritual, y acudió a las aguas del río Jordán para ser bautizado por Juan, su Precursor, siendo señalado por él como “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). “El que no cometió pecado” (1 Pe 2,21) quiso descender al agua para significar el lavado de nuestras impurezas, “cargando sobre sí nuestros pecados” (1 Pe 2,24).

4. Por el bautismo le es dado al cristiano participar sacramentalmente en la muerte y resurrección de Jesucristo, muriendo a todo pecado, original y personal, y resucitando a una vida nueva; de suerte que por el bautismo los cristianos son sumergidos en la muerte liberadora de Cristo y, crucificado con Cristo el «viejo Adán», y vencido el poder del pecado, los bautizados ya no son esclavos del pecado, sino libres, para que, totalmente identificados con la muerte de Cristo y sepultados con él, reciban, aquí y ahora, una nueva vida por el poder de su resurrección (Rom 6,3-11; Col 2,13; 3,1; Ef 2,5-6) [8]. Este sacramento del bautismo, que siempre invita a una conversión constante, es mandato de Jesucristo, que después de su resurrección envío a sus apóstoles a evangelizar bautizando para la salvación: “Id por todo el mundo y proclamad a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, será condenado” (Mc16,16; cf. Mt 28,19-20).

5. El bautismo, sin embargo, no está cerrado en sí mismo como acto sacramental, sino que constituye el inicio de la vida cristiana, dando cauce a su pleno desarrollo gracias al don del Espíritu Santo, que marca a los bautizados con su sello, e implanta en sus corazones la prenda de su herencia en calidad de hijos e hijas de Dios [9]; y nutre la vida del cristiano, alimentando el desarrollo de la vida de gracia con el alimento de la palabra de Dios (cf. Mt 4,4) y del don sacramental del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, entregado por nosotros (cf. Lc 22,19-20; 1 Cor 11,24ss).

6. Creado por Dios a su imagen y semejanza (Gn 1,26) y caído en el pecado por su desobediencia (Rom 5,19), por el bautismo el hombre es liberado del pecado original en el que ha nacido, recibe el perdón de todos los pecados personales y por la obediencia de Cristo, “a quien Dios entregó a la muerte por nuestros pecados y resucitó para ser nuestra salvación” (Rom 4,25), obtiene la salvación y recibe aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido [10].

7. El bautismo significa el «paso» y realiza la «pascua» mediante la cual Dios misericordioso “nos ha trasladado del dominio de las tinieblas y nos traslada al reino de su Hijo querido del que nos viene la liberación y el perdón de los pecados” (Col 1,13), y nos ha despojado del hombre viejo y “revestido de la criatura nueva, creada a imagen de Dios en orden a una vida verdaderamente recta y santa” (Ef 4,22-24; Col 3,9-10) [11].

Administración del bautismo

8. En obediencia al mandato de Cristo, la Iglesia, desde la época apostólica, administró el bautismo como medio de salvación que Dios ofrece a los hombres (cf. Hech 2,38; 8,16; 10,48; 19,5). El mismo san Pablo fue bautizado (cf. Hech 9,18; 22,16), al igual que eran bautizados cuantos se convertían personalmente a Cristo, e incluso familias enteras, incluyendo los niños junto con los adultos (cf. Hech 16, 15; 1 Cor1,14-16). Esta doble práctica de la Iglesia apostólica fue seguida por la Iglesia antigua durante los primeros siglos, si bien el bautismo de adultos, que sigue a la profesión de fe, preparado por el catecumenado que conducía a él es la práctica común de modo general hasta la difusión del cristianismo dando curso normal al bautismo de niños [12].

9. La Iglesia administró el bautismo a los niños y defendió su legitimidad, afirmando la iniciativa de Dios en la liberación del pecado, que por su carácter universal (cf. 1 Tim 2,4) alcanza también a los niños, que nacen también con “una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original” [13]. El niño, en efecto, “nace en un mundo quebrado y participa de su ruptura”. De esta suerte, “los niños necesitan también el nuevo nacimiento del bautismo” [14]. Es por medio del sacramento de la regeneración por el agua y el Espíritu Santo como la promesa y exigencia del Evangelio se hacen realidad en los niños que son bautizados. Esta doble práctica del bautismo, de adultos y niños, por su propia legitimidad no es ni excluyente ni disyuntiva. El bautismo de niños “subraya la fe de la comunidad y la que el niño comparte con sus padres” [15] y ha de desarrollar con su ayuda y la de sus padrinos (padrino y/o madrina) [16].

Sobre la validez del bautismo

10. La validez del bautismo depende del correcto empleo del agua y de las palabras que acompañan el acto bautismal, así como la intención del ministro de hacer aquello que hace la Iglesia al bautizar siguiendo el mandato de Cristo [17]; y la intención de quien pide el bautismo personalmente, si es adulto [18]; o de quienes presentan a un niño al bautismo. Como el bautismo es un lavado, es administrado con agua derramada sobre la cabeza del bautizando (bautismo por infusión), o mediante su inmersión en la fuente bautismal. Aunque la inmersión puede expresar la participación en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, ambas formas son plenamente válidas. La aspersión colectiva no garantiza la validez, por la dificultad de realizar plenamente el simbolismo bautismal, si bien la aspersión puede servir de evocación litúrgica del bautismo válidamente recibido [19]. Al elemento material del agua, se une para la validez la invocación trinitaria «en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mt 28,19) por parte de quien administra el bautismo [20].

11. «La fe insuficiente de un ministro respecto al bautismo nunca ha hecho inválido el bautismo. Debe presumirse siempre la intención suficiente del ministro que bautiza, a menos que existan razones serias para dudar de que ha querido hacer lo que hace la Iglesia». [21] Aún cuando el bautismo de niños no requiere el acto de fe personal del bautizando, la validez del bautismo de niños se justifica por ser presentados al bautismo por sus padres o tutores con la garantía de la promesa de “educar a los niños en la fe cristiana dentro de la Iglesia y con su cooperación”. [22] Las promesas bautismales que se exigen de las personas adultas, en el caso del bautismo de niños son hechas, en nombre de los infantes, por los padres y padrinos, los cuales garantizan el crecimiento de los mismos, dentro de la Iglesia, en el conocimiento y seguimiento de Cristo [23]. Si no existe garantía de su educación cristiana, debe diferirse el bautismo y no debe otra Iglesia o Comunidad eclesial administrarlo.

12. El bautismo válido es en sí mismo un acto sacramental irrepetible [24]. La Conferencia Episcopal Española y la Iglesia Española Reformada Episcopal evitan siempre cualquier acto litúrgico que pudiera interpretarse como una repetición del bautismo [25], salvo que se trate del bautismo «sub conditione». Éste se confiere sólo ante la duda de que se haya dado un bautismo verdaderamente válido por razón de la materia o utilización del agua, de la invocación trinitaria o fórmula utilizada, o bien sobre la intención del que bautiza o del que recibe el bautismo. El principio de verificación de la validez de un bautismo consistente en la observación de todos los elementos que lo constituyen. Cuando existen fundadas dudas sobre la práctica bautismal de una determinada Iglesia o Comunidad eclesial, se ha de investigar dicha práctica antes de emitir un juicio sobre la validad de su bautismo [26].

13. La verificación de la práctica bautismal que ha de resolver las dudas existentes debe contar al menos con los siguientes elementos:

― Certificación del bautismo debidamente diligenciada por la Iglesia o Comunidad eclesial que haya administrado el bautismo de cuya validez se duda y cuya identidad se certifica, consignando en la certificación el libro o registro de donde se extraen los datos, firma y sello, si existiere en el acta o registro del bautismo.

― La forma de bautizar de acuerdo con los libros litúrgicos de la Iglesia o Comunidad que bautiza.

― La consulta a la autoridad eclesiástica superior, si fuere necesaria.

Si persiste la duda tras la investigación, el bautismo «sub conditione» nunca significa una reiteración sino la seguridad de la validez [27], debiendo explicarse al interesado el significado de este bautismo, que se administrará privadamente.



 

La Conferencia Episcopal Española y la Iglesia Española Reformada Episcopal, firmantes de la presente Declaración, que conservarán en sus respectivos archivos, reconocen el mismo y único bautismo válidamente administrado y recibido. Con esta Declaración manifiestan el acuerdo existente “en que el bautismo cristiano se realiza por el agua y por el Espíritu Santo” [28].

La Declaración no se manifiesta sobre la diferencia acerca de la naturaleza sacramental de la Confirmación. Esta diferencia no afecta al reconocimiento de la sacramentalidad del Bautismo y a su administración válida.

Con este reconocimiento recíproco del único bautismo, expresión del impulso del movimiento ecuménico, manifiestan al mismo tiempo su vivo deseo de que todos los bautizados en Cristo vivan como cristianos la común dignidad bautismal y se reconozcan como miembros de la Iglesia, que es su Cuerpo, y hermanos en el mismo Señor.

Madrid, 22 de febrero de 2011

Fiesta de la Cátedra del Apóstol San Pedro



 

POR LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

Adolfo González Montes

Obispo de Almería

Presidente de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales



 

POR LA IGLESIA ESPAÑOLA REFORMADA EPISCOPAL

Carlos López Lozano

Obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal

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NOTAS

1 COMISIÓN DE FE Y CONSTITUCIÓN, Bautismo, Eucaristía y Ministerio (Lima 1982) [BEM]: Bautismo, n.6. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el Ecumenismo (1993) [DE], n. 92; cf. Catecismo de la Iglesia Católica [CCE], n.1271.

2 COMISIÓN PREPARATORIA MIXTA ANGLICANA-CATÓLICO ROMANA, Relación de Malta (1968), n.1. Cf. COMISIÓN INTERNACIONAL ANGLICANA-CATÓLICO ROMANA, Relación final (1981), prefacio e introducción, n.1.

3 JUAN PABLO II, Carta encíclica Ut Unum sint, n.42.

4 BEM: Bautismo, nn.15-16. DE, n.94; IIª ASAMBLEA ECUMÉNICA EUROPEA DE IGLESIAS (Graz 1997): Recomendación 1.1.

5 VATICANO II, Constitución sobre la sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium (1963), n.5.

6 CCE, n.1213.

7 BEM: Bautismo, n.1.

8 BEM: Bautismo, n.3.

9 BEM: Bautismo, n.5.

10 MISAL ROMANO: Prefacio VII dominical del Tiempo ordinario.

11 BEM: Bautismo, n.4.

12 CCE, n.1247,1252; BEM: Bautismo, n.11.

13 CCE, n.1250.

14 CCE, nn.1250, 1256.

15 BEM: Bautismo, n.12 y comentario.

16 CCE, nn. 1254,1255.

17 CCE, n.1256.

18 Código de Derecho Canónico [de la Iglesia Católica Romana] (1983), can. 869 §2.

19 DE, n.95a, nota 105; cf. BEM: Bautismo, n.18.

20 CCE, n.1240; BEM: Bautismo, n.17; DE, n.93.

21 DE, n.95b.

22 BEM: Bautismo, n.11.

23 Cf. catequesis sobre el bautismo del Libro de Oración Común: Primer Oficio de Instrucción.

24 BEM: Bautismo, n.13.

25 CCE, n.1272; BEM: Bautismo, comentario al n.13.

26 DE, n.95c.

27 DE, n.99d.

28 BEM, n.14.

[©Conferencia Episcopal Española]

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