4.03.11

Jane Russell

 

Me impresionó un librito-entrevista de María Simma que leí hace años. María tuvo (murió en 2004) frecuentes revelaciones particulares y la «dolorosa» misión de acompañar y redimir almas del purgatorio, que no pudiendo merecer ya en su estado, acudían a ella para que supliese.

Las historias son variadas, pero muchas tienen en común el insatisfecho cumplimiento de la última voluntad del difunto: actos de restitución de fama y propiedades, de reparación y de amor y de Amor. Desde entonces me gusta contar conversiones y vidas ejemplares, tienen ese no-se-qué de Verdad, precisamente por sus sombras, que las convierte también en legados de restitución, reparación y amor y que llegan a dar sentido a una vida.

La de hoy es de ese tipo. He puesto la tirita antes de la herida, para malpensados, y es que la «cultura de la vida» se ha convertido en un encabritado caballo hacia Damasco del que se sirve el Señor para sacudir conciencias. Lo hemos comprobado con el recién fallecido Dr. Nathanson, o en vida con Antonielli, Paul Shenck, Raquel Welch, o la «atea de remate».

El martes murió Jane Russell, y la prensa se ha limitado a destacar lo mismo que C. Mejía Godoy «son tus perjumenes mujer, los que me sulibeyan», que, aun siendo evidente, no es lo más destacable de esta extraordinaria actriz (El forajido, Rostro pálido, Los caballeros las prefieren rubias) y sex-symbol de los 50′.

Una vida accidentada, se sometió a un aborto con 18 años y en la «operación» perdió la capacidad para tener hijos. Tiempo después, arrepentida, adoptó a tres hijos, y con la experiencia fundó la World Adoption International Agency, que ha ayudado en más de 40.000 casos. Tres matrimonios, caída en el alcoholismo, consiguió salir gracias a su fe. Cayó y se levantó, una y otra vez:

«Sin fe, nunca lo habría hecho», comentó unos meses después de la muerte de su tercer marido. «No sé cómo la gente puede sobrevivir a todos los desastres de la vida sin fe, sin conocer que el Señor nos ama y se preocupa por nosotros y tiene otro plan»

En una de sus últimas entrevistas, cuando le pidieron un consejo para aquellos que querían dedicarse al cine en Hollywood dijo:

—Si un cristiano está pensando entrar en la industria del cine, ¿qué consejo le daría?

Russell: Buena suerte, cariño

—¿Y si aún asi quiere?

Russell: Bien, adelante, hazlo, ¡por amor del Cielo!. Pero no tienes por qué romper los mandamientos del Señor en ello.

No fue católica, ni perteneció a ninguna denominación, pero se consideraba cristiana y activista provida, algo que debería ser un pleonasmo pero que, desgraciadamente, no lo es. Así quería ser recordada.

En lugar de flores para su entierro, la familia pidió que se donase el dinero al Care Net Pregnancy and Resource Center de Santa María (una red de centros para el cuidado de embarazadas, y que ha salvado muchas vidas). Descanse en paz.