ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 8 de marzo de 2011

Santa Sede

El Papa responderá en televisión a preguntas sobre Jesús

El sacerdote debe convertirse a su propia identidad

Mundo

Obispo de Estados Unidos denuncia injusticia contra el matrimonio

La crisis de Libia exige una respuesta europea coordinada

Los obispos colombianos piden más igualdad para la mujer

Cardenal Tauran: “No existe un cristianismo sin la cruz”

¿Qué pastoral juvenil plantear en el sureste de Europa?

México: Nueva edición del Festival juvenil ¡Resplandece!

Actualidad

Aumentan en 15% los seminaristas ordenados en España

Análisis

España: Crisis y oportunidad de cambio (1)

Reportaje

Nuevo obispo en Guinea Ecuatorial

Entrevistas

Juego, ecología y trabajo según san Josemaría Escrivá

Foro

La fertilidad natural, signo de un nuevo feminismo “ecológico”

Documentación

Mensaje a los Sacerdotes de la Congregación para el Clero


Santa Sede


El Papa responderá en televisión a preguntas sobre Jesús
El Viernes Santo, en el programa de Rai Uno “A Sua Immagine”
CIUDAD DEL VATICANO, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El próximo 22 de abril, Viernes Santo, el Papa Benedicto XVI responderá a tres preguntas sobre Jesús en el contexto del programa televisivo de la televisión estatal italiana, Rai Uno, “A Sua Immagine” (A Su Imagen, nd.t.).

Las preguntas podrán ser enviadas al sitio web de la transmisión y depués serán seleccionadas. La entrevista al Papa se grabará pocos días antes de su emisión.

En una entrevista concedida a Radio Vaticano, el presentador de “A Sua Immagine”, Rosario Carello, explicó que la iniciativa nació de la valoración de que “el Viernes Santo es un día particular y, hasta hace algunos años, también la televisión se daba cuenta de esta diferencia con una programación que inducía al menos a la reflexión”.

“Se ha perdido este sentimiento”, comentó Carello, indicando que “hoy el Viernes Santo televisivo es un día como los demás para todos los canales: incluso hay peleas, chismes”.

Por este motivo, “A sua immagine” ha querido “recuperar este histórico programa que era 'Domande su Gesù' (Preguntas sobre Jesús, n.d.t.), para volver a colocar en el centro de la tarde de ese día, en la misma hora que la muerte de Jesús, el caso de Jesús”.

“La idea era: son muchas las preguntas sobre Jesús que llegan de los telespectadores, que ya encuentran en el estudio interlocutores para responder, pero sería extraordinario si fuese el propio Papa, que es tan atento a la escucha y al diálogo, quien respondiera. Qué bonito sería si el público pudiese hacer preguntas y fuese el Papa el que respondiera”confesó Carello.

“Los parecía una locura pensarlo. Pero veíamos en el estilo del Papa Benedicto algo que nos inducía al menos a proponer esta idea: la propusimos y he aquí que el Papa aceptó”, añadió.

Benedicto XVI, prosiguió, se da cuenta de que “si conocemos poco a Cristo – y le conocemos poco, lo afirma él mismo en el prefacio al primer volumen de 'Jesús de Nazaret” – le amamos poco y poco podemos creer en Él”.

El Pontífice, a través de una vasta actividad – dado que está a punto de salir el segundo volumen de “Jesús de Nazaret” y se sabe que hay un tercero en preparación –, “está empeñado en hacer descubrir quién es Jesús, o incluso mejor, la verdad de la correspondencia del Jesús evangélico con el Jesús histórico”.

La idea de poder interpelar al Papa, subrayó Carello, tuvo en seguida un gran éxito, tanto que la gente, habiendo sabido de la propuesta, están ya empezando a “inundar de preguntas” la redacción.

“Las leeremos todas e intentaremos comprender si prevalecen algunos interrogantes sobre otros. Las que parezcan más fuertes, las más presentes, pero también las que sea capaz de abrir un debate más fuerte las llevaremos al Santo Padre”.

El presentador de “A Sua Immagine” afirmó que uno de los aspectos del Papa Benedicto XVI que más le impresionan es “la claridad”.

El Papa, de hecho, “consigue expresar conceptos, que son a menudo complicados de por sí, de forma tan sencilla, pero al mismo tiempo satisfactoria, que el cerebro los entiende y el corazón se siente animado por ellos”.

“Es un grandísimo don de este Papa que, creo yo, poco a poco todo el mundo empieza a descubrir”, subrayó.

“Dado que la televisión habla a todos, esta ocasión del Viernes Santo será una demostración extraordinaria de esta capacidad, de este don que el Papa tiene y que pone constantemente a disposición de la Iglesia y del mundo”.

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El sacerdote debe convertirse a su propia identidad
Carta del cardenal Mauro Piacenza a los sacerdotes para Cuaresma
ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El sacerdote debe ser un “trozo de Evangelio viviente que todos puedan leer y acoger”, y para hacerlo debe experimentar hasta el fondo la experiencia de la conversión, de la “conversión a su propia identidad”.

Así lo afirma el cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, en una carta dirigida a los sacerdotes de cara a la Cuaresma.

“¡Debemos convertirnos en aquello que somos!”, escribió el purpurado. “La identidad, recibida sacramentalmente y acogida por nuestra humanidad herida, nos pide la progresiva conformación de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestras actitudes, de todo cuanto somos a la imagen de Cristo Buen Pastor, que ha sido impresa sacramentalmente en nosotros”. Y “¡Es en la Eucaristía que el Sacerdote redescubre la propia identidad!”.

Según el cardenal, “un mundo descristianizado necesita de una nueva evangelización, pero una nueva evangelización exige Sacerdotes 'nuevos', pero no en el sentido del impulso superficial de una efímera moda pasajera, sino con un corazón profundamente renovado por cada Santa Misa”.

Importante sobre todo, “es la conversión del ruido al silencio, de la preocupación por el “hacer” al “estar” con Jesús”. Pero también la conversión a la comunión, que se realiza “redescubriendo lo que realmente significa: comunión con Dios y con la Iglesia, y, en ella, con los hermanos. La comunión eclesial se caracteriza fundamentalmente por la conciencia renovada y experimentada de vivir y anunciar la misma Doctrina, la misma Tradición, la misma historia de santidad y, por lo tanto, la misma Iglesia”.

“Estamos llamados a vivir la Cuaresma con un profundo sentido eclesial, redescubriendo la belleza de estar en una comunidad en éxodo, que incluye a todo el Orden sacerdotal y a toda nuestra gente, que mira a los propios Pastores como a un modelo de segura referencia y espera de ellos un renovado y luminoso testimonio”.

Nos debemos convertir también en “la participación cotidiana del Sacrificio de Cristo sobre la Cruz. Así como Él dijo y realizó perfectamente aquella sustitución vicaría, que ha hecho posible y eficaz nuestra Salvación, así cada sacerdote, alter Christus, es llamado, como los grandes santos, a vivir en primera persona el misterio de tal sustitución, al servicio de los hermanos, sobre todo en la fiel celebración del Sacramento de la Reconciliación, buscándolo para sí mismos y ofreciéndolo generosamente a los hermanos, juntamente con la dirección espiritual, y con la oferta cotidiana de la propia vida en reparación por los pecados del mundo”.

La Iglesia y el mundo, en definitiva, tienen necesidad de “sacerdotes serenamente penitentes delante del Santísimo Sacramento, que capaces de llevar la luz de la sabiduría evangélica y eclesial en las circunstancias contemporáneas, que parecen desafiar nuestra fe, se vuelvan en realidad auténticos profetas, capaces, a su vez, de lanzar al mundo el único desafío auténtico: el desafío del Evangelio, que llama a la conversión”.

“A veces -concluyó- la fatiga es verdaderamente grande y experimentamos ser pocos, con respecto a las necesidades de la Iglesia. Pero, si no nos convertimos, seremos cada vez menos, porque sólo un sacerdote renovado, convertido, “nuevo” se convierte en instrumento eficaz, a través del cual, el Espíritu llama a nuevos sacerdotes”.



 

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Mundo


Obispo de Estados Unidos denuncia injusticia contra el matrimonio
Dice que la posición del Presidente Obama es una amenaza para la democracia
WASHINGTON, D.C. martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El arzobispo Timothy Dolan de Nueva York denunció la “alarmante y grave injusticia” que supone la orden del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, al Departamento de Justicia de la Nación para poner fin a su defensa del matrimonio.

La instrucción del Presidente para detener la defensa de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA) fue anunciada el pasado 23 de febrero por el fiscal general de los Estados Unidos, Eric Holder.

El arzobispo Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, realizó una declaración como respuesta a este anuncio, y también mandó un mensaje personal a Obama sobre este movimiento del gobierno.

“El matrimonio, unión entre un hombre y una mujer como marido y mujer, es una institución particular e irreemplazable”, afirmó el arzobispo.

También dijo, “sólo un hombre y una mujer tienen la capacidad de traer niños a este mundo”.

“Junto a esta capacidad está la responsabilidad”, afirmó el prelado, “que la sociedad históricamente refuerza con leyes que vinculan a las madres con los padres y a su vez con los hijos”.

Afirmó que “contrariamente a la declaración del fiscal general, la DOMA no hace distinciones en las personas basadas en su 'orientación' o 'inclinación' sexual”.

“La discriminación injusta contra cualquier persona está siempre equivocada”, admitió el arzobispo Dolan. “Pero DOMA no es una 'discriminación injusta'; sino que simplemente afirma y protege el inalterable y probado por el tiempo significado del matrimonio”.

“La sugerencia de que esto equivale a la definición de 'discriminación' es manifiestamente falsa y representa una afrenta a los millones de ciudadanos de este país”, dijo.

Sentido común

El arzobispo continuó: “Esta decisión no supera la prueba del sentido común”.

“No es 'discriminación' decir que un marido y una mujer tienen una única y singular relación que dos personas del mismo sexo, o parejas de hecho, sencillamente no pueden tener”.

“No es 'discriminación' decir que tener un padre y una madre beneficia a los hijos”, añadió.

“Proteger la definición de matrimonio no es sólo permisible, sino que es actualmente necesario como cuestión de justicia”, afirmó el prelado.

Hizo hincapié en que “tener leyes que afirmen la vital importancia de las madres y los padres -leyes que refuerzan, en vez de socavar, la idea de que los niños deberían ser educados por sus propios padres y madres- es esencial para una sociedad justa”.

“Estas leyes estas siendo atacadas implacablemente”, advirtió el arzobispo Dolan.

Afirmó que “la posición actual de la administración no sólo supone una grave amenaza para el matrimonio, también lo es para la libertad religiosa y para la integridad de nuestra democracia”.

El arzobispo continuó: “nuestra nación y nuestro gobierno tienen el deber de reconocer y proteger el matrimonio, no de manipularlo y redefinirlo, ni caricaturizar las profundas creencias de muchos ciudadanos llamándolo 'discriminación'”.

“En nombre de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, expreso mi profundo desacuerdo con la reciente decisión de la administración”.

El prelado concluyó, “pido a Dios para que [el Presidente] y el Departamento de Justicia hagan la elección correcta para llevar a cabo su responsabilidad constitucional, defendiendo la irreemplazable institución del matrimonio, y de esta manera protejan las futuras generaciones de nuestros hijos”.

En la red: Texto completo: http://www.usccb.org/comm/archives/2011/11-043.shtml



 

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La crisis de Libia exige una respuesta europea coordinada
El Jesuit Refugee Service pide una acción decidida
ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Frente a la grave situación que se está viviendo en Libia, es necesaria y urgente una respuesta coordinada de la Unión Europea (UE).

Es lo que ha declarado, en un comunicado difundido este martes, el Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (Jesuit Refugee Service, JRS), acogiendo “favorablemente las iniciativas y las declaraciones anticipadas por algunos gobiernos europeos desde el principio de la crisis de Libia”.

El encuentro de los ministros de Exteriores de la UE del 10 de marzo y el Consejo Europeo del 11 de marzo, afirma el texto: “son los lugares más apropiados para promover una acción mayormente coordinada”.

“Además de asegurara que se tomen medidas concretas para frenar la violencia en Libia y para garantizar la distribución de constantes y adecuadas ayudas humanitarias”, el JRS dirige una llamada urgente a los gobiernos de la UE, sobre todo con dos propósitos.

Antes que nada, pide que se “identifiquen a los solicitantes de asilo y a los refugiados atrapados en Libia” y se les ofrezca “una oportunidad de reasentamiento en los Estados de la Unión”.

En segundo lugar, exhorta a desarrollar un “plan de emergencia para gestionar la llegada espontánea en Europa de refugiados y emigrantes, que comprenda la plena activación de la Directiva de Protección Temporal (2001/55/CE), en el caso de que las llegadas sean numerosas y la suspensión del reglamento de Dublín con referencia a los reenvíos a Italia y a Malta.

El JRS recuerda también que “la respuesta no debería estar limitada a los ciudadanos libios y a los trabajadores inmigrantes”, porque “es importante no olvidar a los casi 11.000 refugiados presentes en el país”.

De hecho, mientras tanto los trabajadores inmigrantes de Libia están siendo evacuados por los propios Gobiernos y por las Organizaciones Internacionales para las Migraciones, “los refugiados no tienen adonde ir” y “son particularmente vulnerables a la violencia”.

En los últimos días, el JRS ha sabido de “ciudadanos sub-saharianos inocentes que fueron golpeados, apuñalados y algunos asesinados porque se sospechaba injustamente que eran mercenarios a sueldo por Ghaddafi para asesinar a libios”.

Desde mitades de febrero, casi 180.000 personas huyeron de Libia, y miles de refugiados llegaban cada día a Túnez y Egipto.

“No se puede esperar que los países del Mediterráneo sean los únicos que se tomen la responsabilidad de proteger a estos refugiados”, declaró el JRS.

“En momentos de crisis, las Naciones europeas están llamadas a demostrar su compromiso por la tutela de la dignidad y de los derechos humanos”.

La Convención sobre los Refugiados de 1951 está basada, de hecho, sobre el principio de compartir la responsabilidad. “Si los Estados eluden tal responsabilidad, son los refugiados los que pagan las consecuencias”.

“Los Gobiernos europeos deberían estar en condiciones de aliviar los sufrimientos de los más vulnerables”, concluyó el JRS.


 

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Los obispos colombianos piden más igualdad para la mujer
No bastan las leyes, se necesita un cambio de mentalidad
BOGOTÁ, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Con motivo de la fiesta del Día Internacional de la Mujer, la Conferencia episcopal de Colombia, publicó ayer una carta en la que focaliza el rol de la mujer y busca sensibilizar para que las conquistas legales obtenidas se transformen en un cambio de mentalidad que lo reconozca en la vida diaria.

El documento redactado por la Secretaría nacional de Pastoral Social recuerda que “el reconocimiento de los derechos de las mujeres en Colombia nos permite darnos cuenta que no es suficiente con tener los mecanismos legales si no estamos preparados como ciudadanos y ciudadanas para buscar el goce efectivo de los mismos en una mirada global, es decir que nos incluya a todos y a todas”.

La campaña sobre el día internacional de la mujer este año, se titula “20 años de camino hacia la equidad de género en Colombia” debido a que la fecha coincide con las dos décadas de la promulgación de la actual Constitución. 

Secretariado Nacional de Pastoral Social quiere así brindar pautas “para generar una reflexión sobre cómo avanzar hacia el logro de una auténtica equidad entre hombres y mujeres en Colombia, como aporte a la construcción de gobernabilidad local y nacional para caminar hacia la paz”.

“La Constitución Política de 1991 – indica el documento - favoreció algunos avances en materia de reconocimiento de derechos para las mujeres. Si bien no constituyen un nivel ideal, al menos, constituyen un primer paso en el avance en este tema”. 

Por ello considera que la coincidencia de las fechas puede servir para “visibilizar los logros, las dificultades y los retos que vive la sociedad  para conseguir que las mujeres alcancen el pleno reconocimiento de sus derechos en igualdad de condiciones que los hombres en todos los aspectos de la vida pública y privada”.

Lo que se traduce en “una mayor participación en la construcción del mundo desde la mirada y la actuación femenina, pues su aporte, brinda una riqueza que da la integralidad capaz de transformar y enriquecer todos los espacios sociales”. 

El documento reafirma dicho concepto citando a Juan Pablo II cuando en 1995 en el mensaje para la Jornada Mundial de la paz afirmaba: “Las mujeres tienen pleno derecho a insertarse activamente en todos los ámbitos públicos y su derecho debe ser afirmado y protegido incluso por medio de instrumentos legales donde se considere necesario”.

Logros importantes

El documento analiza algunos logros importantes de Colombia a través de la Constitución, como: proclamarse como un Estado Social de Derecho; reconocer derechos ambientales, políticos, culturales y étnicos de todos los ciudadanos y ciudadanas, incorporando mecanismos reales para su aplicación. El énfasis en la familia, priorizando la vida como valor fundamental y excluyendo la pena de muerte.

También reconoce novedosas formas de actuación de los ciudadanos; creación de instituciones; reconocimiento de los derechos de poblaciones y sectores tradicionalmente marginados, un pacto de paz sin precedentes en Colombia, “producto de un acuerdo de voluntades entre las diversas fuerzas sociales”.

No faltan entretanto –señala el documento- demasiadas reformas a la Carta Magna, lo que es considerado un signo de inestabilidad. Además la aplicación y alcance de la Constitución son afectados por problemas como la corrupción administrativa, el narcotráfico, la violación de los derechos humanos y la vulneración del derecho internacional humanitario por parte de organismos estatales y no estatales.

“De ahí que sea imperativo regresar a las bases de la Carta Política para lograr resolver los graves problemas que afronta el país” exhorta el documento,  teniendo como objetivos dar condiciones dignas de vida para todos, mayor equidad, superación del conflicto, reparación a las víctimas “a fin de afianzar la democracia para alcanzar el estado social de derecho”.

Avances en favor de la mujer

Por lo que se refiere a la mujer el documento indica diversos logros, que apoyan su autoridad, la erradicación de la violencia de género e intrafamiliar, una cuota de acceso a los cargos públicos; el la propuesta de mejorar su calidad de vida, favorecer la equidad entre hombres y mujeres incluso rurales, igualdad de oportunidades y un Observatorio de Asuntos de Género permanente. Erradicar la discriminación de la mujer creando además una “Mesa Interinstitucional para Erradicar la Violencia contra las Mujeres".

Por ello se considera “que el ejercicio de la ciudadanía compete tanto a los hombres como a las mujeres” respetando la equidad pues por motivos estructurales muchas veces no se respeta “el valor o la riqueza de los aportes de unos y otras en igualdad de condiciones”

El documento concluye invitando a reflexionar “de manera conjunta (hombres y mujeres), sobre cuál debe ser el camino que necesitamos recorrer como personas, como familias y como sociedad para alcanzar una equidad real que otorgue derechos, deberes, oportunidades, responsabilidades, tanto para los hombres como para las mujeres de forma que se reconozca y se viva plenamente la dignidad humana”.

Y recuerda las palabras de Juan Pablo II en la Carta a las Mujeres con ocasión de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Pekín en 1995: “Expreso mi admiración hacia las mujeres de buena voluntad que se han dedicado a defender la dignidad de su condición femenina mediante la conquista de fundamentales derechos sociales, económicos y políticos. 



 

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Cardenal Tauran: “No existe un cristianismo sin la cruz”
Misa en sufragio del Ministro paquistaní Shahbaz Bhatti
ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- “No existe un cristianismo sin la cruz”, y esta misma es a su vez sede de la “auténtica esperanza”, afirmó el cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el pasado domingo cuando presidió una Misa en sufragio de Shahbaz Bhatti, el ministro paquistaní asesinado el 2 de marzo.

“La cruz nos empuja a dar nuestra vida por los hermanos”, recordó el purpurado en la homilía de la celebración, que se desarrolló en el Colegio Pontificio San Pedro Apóstol de Roma. “Nos recuerda que el amor es más fuerte que el odio”, “nos ayuda a comprender mejor que hay más alegría en el dar que en el recibir”.

“La Cruz significa que Dios es siempre más grande que nosotros los hombres, y sobre todo que la vida es más fuerte que la muerte”, añadió.

En Jesús crucificado, prosiguió el cardenal, “descubrimos también un poco de la inmensidad del amor divino que redime. La cruz nos revela el rostro misericordioso de Cristo, que nos abre siempre el camino de la esperanza”.

Actuar

“Ser cristianos es hacer siempre una elección”, recordó: “entre la luz y las tinieblas, entre la fe y la ley, entre la vida y la muerte, entre el Dios revelado por Jesús y la sabiduría humana, entre servir y dominar”.

“No se trata sólo de escuchar la Palabra de Dios, de recibir los sacramentos o de adquirir un buen conocimiento”, porque Jesús “desea que el 'decir' se acompañe con el 'hacer'”.

“Si nos contentamos con ser cristianos sólo sociologicamente, o peor, cristianos cuya vida sea contradictoria con lo que decimos de Jesús, entonces correremos el riesgo de escuchar un día: 'fuera de aquí, no te conozco'”.

Para el cardenal, “la vida luminosa de Shahbaz Bhatti” supone un ejemplo: “eligió a Cristo como salvador, a la Iglesia como madre, cada ser humano como hermano. Fue coherente hasta el final. Su vida fue y será para siempre una vida inmolada, un sacrificio ofrecido a Dios”.

“Ya que, desde niño y como hombre, Shahbaz ha dejado que Jesús crucificase su mirada y abriese su corazón, no tuvo ningún miedo, incluso tuvo la valentía de servir a sus hermanos cristianos y no cristianos, a su país, ofrecer sus servicios a la Iglesia, arriesgando su propia vida”.

“Debemos dar gracias a Dios por haber puesto en nuestro camino a este auténtico 'mártir', es decir 'testigo' de la fe cristiana, que supo 'decir' y 'hacer'”.

“Si Jesús dijo 'Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo' (Jn 10,18), Shahbaz Bhatti pudo decir: 'No tengo más que decir, ¡dedico mi vida a Jesús!'”.

Testigo ejemplar

“No existe un cristianismo sin la cruz”, recordó el cardenal Tauran.

“El mensaje evangélico molestará siempre. Pero el amor de los cristianos por todos será siempre luz, consuelo y solidaridad en medio de la violencia”, indicó.

“No faltarán nunca cristianos capaces de llevar la luz del Evangelio en su persona, sin destruirlo, sino purificándolo”.El purpurado recordó las dos eucaristías celebradas en Islamabad y en Lahore, el pasado noviembre.

“El domingo 28 de noviembre, el ministro Bhatti vino a saludarme al aeropuerto de Lahore y me dijo: 'Sé que me asesinarán. Ofrezco mi vida por Cristo y por el diálogo interreligioso'”, confesó.

En este contexto, el cardenal Tauran exhortó a la solidaridad con los católicos pakistaníes, a los que ha pedido que hagan llegar “un mensaje de comunión en la fe, la esperanza y la caridad”.

“A menudo se sienten solos, sin protección. Esperan mucho de la comunidad internacional”, añadió.
Del mismo modo, pidió a Dios que se entendiese mejor que significa “dar la propia vida por los hermanos”.

“En el fondo -concluyó-, el pecado, el misterio del mal que parece dominar el escenario del mundo, tiene, quizás, simplemente la función de dar a Dios la alegría de perdonar, y nos exhorta a ser, en los caminos de la vida donde Jesús nos precede, heraldos de su presencia, convencidos de que de Él recibimos ahora la reconciliación, para ser a la vez reconciliadores de los hombres con Dios por medio de la Cruz”.

 

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¿Qué pastoral juvenil plantear en el sureste de Europa?
Los presidentes de los episcopados de la región se reúnen en Chipre
NICOSIA, martes 8 de marzo de 2011(ZENIT.org).- “Arraigados en Cristo, firmes en la fe. La pastoral juvenil en el sureste de Europa”, fue el lema del XI Encuentro de los presidentes de las Conferencias Episcopales del sureste de Europa, que se desarrolló en Nicosia, Chipre desde el 3 al 6 de marzo invitados por monseñor Youssef Soueif, Arzobispo de Chipre de los maronitas.

Las Conferencias Episcopales representadas eran siete: Albania, Bosnia y Herzegovia, Bulgaria, Chipre, Grecia, Rumanía y la Conferencia Episcopal Internacional santos Cirilo y Metodio, junto a las diócesis de Chisinau (República de Moldavia).

Han participado también el Nuncio Apostólico de Chipre, monseñor Antonio Franco, el patriarca latino de Jerusalén, su Beatitud Fouad Twal, el Observador permanente d ella Santa Sede en el Consejo de Europa en Estrasburgo, monseñor Aldo Giordano y varios expertos.

El encuentro ha tenido momentos de oración y de encuentros con las diversas comunidades católicas locales, con los consagrados y con los jóvenes. Ha tenido, además, una dimensión ecuménica con la visita al Metropolita Georgios de Pafos y la comunicación del Metropolita Isaías de Tamassou sobre la realidad de los jóvenes ortodoxos en Chipre.

Los participantes se han encontrado con el Presidente de la República de Chipre, Dimitris Christofias. La reunión, recuerda un comunicado emitido al final del encuentro, ha sido también “una ocasión para recordar y confiarnos a la misericordia del Señor, al obispo Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, que solía participar en estas reuniones, bárbaramente asesinado el pasado junio”.

Del mismo modo, “los participantes han querido expresar su solidaridad y comunión con la Iglesia de Turquía y con todas las Iglesias que sufren”.

Invitación a los jóvenes

La parte temática ha sido desarrollada a partir de las intervenciones de Eric Jacquinet, Responsable de la Sección de los jóvenes del Consejo Pontificio para los Laicos, y Francesco Pierpaoli, director del Centro Juan Pablo II de Loreto, que han seguido los informes de las Conferencias Episcopales.

Al final del encuentro, los participantes han podido dirigir a los jóvenes católicos del país de sureste europeo un “llamamiento urgente”, recuerda la nota final.

“Queridos jóvenes católicos, aunque si estáis en minoría en vuestros países, ¡no os desaniméis!”, escriben los participantes. “No estáis solos en vuestra creencia y esperanza en Cristo. Una inmensa marea de jóvenes espera en Cristo, ama a Cristo y confía en Cristo”.

“Conocemos vuestras dificultades”, reconocieron. “Dificultades de familias destruidas, dificultades para encontrar un trabajo estable, dificultades derivadas del 'eclipse del sentido de Dios' en la sociedad a la que estáis llamados a vivir, dificultades a causa del mal ejemplo de algunos adultos”, “dificultades derivadas del vivir en una sociedad que durante décadas ha sido dominada por ideologías totalitarias y por el ateísmo práctico y teórico que que envenenan los ánimos”.

A pesar de estos obstáculos, subrayan, “tenemos una inmensa confianza en vosotros, en vuestra innata generosidad, en vuestro rechazo a adecuaros pasivamente a la moda de los tiempos, en vuestra sensibilidad a los sufrimientos de los demás, en vuestro sentido de la justicia para la búsqueda de la paz, en la sed por la verdad que os caracteriza”.

“Todo esto... puede representar y ser una fuerza de renovación de nuestras comunidades. Podéis convertiros en la levadura, que da sabor a nuestras comunidades cansadas y a veces desmotivadas”.

Recordando que los jóvenes viven “en una sociedad multicultural, multirreligiosa y multiétnica”, los participantes invitaron a “testimoniar la invitación de Cristo a difundir el amor por todos los hombres, más allá de cada religión o cada ideología”.

“Estáis llamados a perdonar los errores que vuestros padres han realizado, a superar con la mansedumbre de Cristo, trágicas situaciones que han marcado el pasado. Estáis llamados a cumplir lo que, la generación que os ha precedido, quizás no ha sido capaz de cumplir: el diálogo fraternal con vuestros coetáneos de diversas religiones o confesiones cristianas; la colaboración por la justicia y la paz”.

“Vuestro testimonio de cristianos se convertirá en vuestro compromiso misionero en una sociedad donde la violencia y el odio parecen caracterizar la cultura de nuestro tiempo”.

En cuanto al tema inspirador de la JMJ de Madrid, “Radicados y fundados en Cristo, firmes en la fe” (cfr. Col 2,7), “quiere decir basar toda nuestra vida en la persona de Cristo”, señalan los participantes en el encuentro.

“Se trata de la totalidad de la vida y no la parcialidad de nuestras experiencias; se trata de los verdaderos cimientos sobre los cuales se basa toda la vida del hombre; es una visión, una elección, una actitud, un proyecto de vida, un modo de vivir”.

El bautizado, de hecho, “está llamado a ver en su bautismo un signo de pertenencia a la persona misma de Cristo”.

“Aquí -concluyen- se vive el encuentro con Cristo-joven que llama a los jóvenes a seguirlo y a convertirse en sus discípulos y profetas de su evangelio en el mundo de hoy”.


 

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México: Nueva edición del Festival juvenil ¡Resplandece!
Organizado por los capuchinos y otras asociaciones
GUADALAJARA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Los Hermanos Menores Capuchinos, en colaboración la archidiócesis de Guadalajara, México, dinámica juvenil Lolek y otros movimientos y organizaciones juveniles, convoca el encuentro ¡Resplandece! 2011, para el 12 y 13 de marzo.

"¡Resplandece! --informa a ZENIT Néstor Wer- es un festival juvenil de crecimiento en la fe y formación de valores, dentro de un ambiente festivo, que ayude al joven a reflexionar sobre las propuestas de felicidad que la sociedad actual le hace, así como la forma en que él mismo está viviendo su vida".

El objetivo, añade Wer, "es motivarlo a que se comprometa a vivir su vida con responsabilidad para con el mismo, los demás y la sociedad, así como descubrir que él es el protagonista de su vida y del cambio que anhela".

Este año, el festival ¡Resplandece! presenta novedades: "Se generará un ambiente dinámico, en el que provoquemos que el joven use el mayor número de sus sentidos; para esto aprovecharemos las bondades de la tecnología, como multimedia, manejo de luz y sonido, video, entre otras, que conjuntaremos con teatro y el desempeño de expositores especialistas, para involucrar al joven. Todo esto con la idea de crear un nuevo concepto que mantenga al joven en interacción y continua participación".

Aunado a lo anterior planean "una sección de pabellones, donde distintas comunidades religiosas, grupos o movimientos laicales, asociaciones civiles, etc".

Así mismo se proponen extender su propuesta a los jóvenes, así como un pabellón de artes, un área de eventos alternativos, donde puedan apreciar una exposición de arte, escuchar un concierto de música o una exhibición de danza, entre otras cosas.

El lugar de celebración es el Colegio Anáhuac Chapalita. Zapopan, Jalisco.

Para inscripciones y reservas, entrar en la página www.resplandecefest.org y acceder a la sección de registro.


 

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Actualidad


Aumentan en 15% los seminaristas ordenados en España
La Conferencia Episcopal ofrece material para el Día del Seminario
MADRID, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- España se prepara a celebrar la jornada dedicada a los seminarios – el próximo día de San José – con una alegría: un significativo aumento del número de seminaristas ordenados del 15%.

Con el lema tomado de Benedicto XVI, "El sacerdote, don de Dios para el mundo", la Conferencia Episcopal Española (CEE) hece pública una importante reflexión teológico-pastoral sobre esta indispensable figura de la misión eclesial.

En la presentación de la jornada, la CEE recogiendo palabras de Benedicto XVI, opta este año por el lema “El sacerdote, don de Dios para el mundo”.

Recuerda palabras del Papa, en su visita a España en noviembre pasado, citando a algunos grandes santos como san Juan de Ávila, patrón del clero secular español, que contribuyeron “al renacimiento del catolicismo en la época moderna” y que siguen inspirando hoy el camino del futuro.

El cartel de la campaña muestra la figura de Cristo, hecha de un mosaico de fotos de seminaristas, sacerdotes, e imágenes del mundo en el que llevan a cabo su ministerio, para expresar que el sacerdote, otro Cristo, es un don de Dios para el mundo.

Como el día de San José no es fiesta civil en toda España, desde hace veinte años la Jornada del Seminario se celebra el 19 de marzo o el domingo más próximo. La Iglesia ha conservado para la festividad de San José el carácter del día de precepto.

La CEE informa que, en el curso 2010-2011 hubo un aumento del 14,83% en el número de seminaristas ordenados. Se pasó de 141 en 2009 a 162 en 2010. También hubo un incremento en el número de seminarios, tanto mayores como menores.

El número de seminaristas, en 2010-2011, es de 1.227. Se produjo un leve descenso del 3% respecto al curso anterior y la cifra está ligeramente por encima de la que había hace dos años, en 2009, cuando el número total era de 1.224.

"La exigencia en la selección y el cuidado del discernimiento vocacional, a los que llamó con especial énfasis el Papa durante el Año Sacerdotal, siguen siendo criterios de actuación en los seminarios españoles, conscientes de que el ejercicio del ministerio requiere un esfuerzo constante para poder ser, de una forma adecuada, don para un mundo necesitado", afirma la CEE.

Entre los materiales que ofrece la campaña en favor de los seminarios, se ofrece una interesante reflexión teológico-pastoral. Comentando el lema, la reflexión afirma que "quizá sea hoy más que nunca necesario afirmar que el sacerdote representa para el mundo una acción de Dios en la que se refleja su predilección amorosa por los hombres".

Subraya la reflexión que nos encontramos en "un mundo 'de-sacerdotalizado'". "No parece que ni la sociedad ni la cultura contemporánea contemplen en la figura del sacerdote un bien necesario para el funcionamiento del tejido social".

"Hoy en día, el presbítero es considerado por una mayoría de bautizados no practicantes como una especie de 'funcionario' cualificado, que presta un servicio religioso en momentos cruciales de la vida como el nacimiento, el matrimonio o la muerte", constata.

"Para un número creciente de ciudadanos que se manifiestan indiferentes en materia de religión, el sacerdote carece de significación pública alguna", señala, mientras que "los miembros de otras religiones lo consideran un representante oficial de la Iglesia".

Aunque "para un número no desdeñable de cristianos practicantes, con diversos grados de compromiso, el sacerdote se muestra como guía espiritual, mediador del encuentro sacramental entre Dios y el hombre, animador de la comunidad, de los ministerios y carismas que la constituyen. El sacerdote preside la Eucaristía, momento festivo y gozoso en el que se hace actual la salvación acaecida en la muerte y resurrección de Cristo, y visibiliza el rostro misericordioso del Padre en el sacramento de la penitencia".

"Esta fragmentación de significado social, cultural y religioso de la figura del sacerdote constituye un fenómeno relativamente reciente que discurre a la par del proceso de secularización en el que estamos inmersos", explica.

La reflexión constata que asistimos al surgir de una generación que --recordando las clásicas novelas del siglo XX sobre la vivencia sacerdotal- "no logran simpatizar con el drama interno que asola a sus protagonistas, sacerdotes atenazados por la duda, la responsabilidad ante el pueblo cristiano y un reverencial temor de Dios".

Esta ausencia de empatía, añade, "refleja el desvanecimiento de un 'mundo' familiarizado con la cosmovisión cristiana y sus elementos constituyentes, situación que conlleva un 'extrañamiento' creciente ante la figura del sacerdote".

"El 'mundo' diseñado en Occidente durante el siglo XX, marcado por las guerras mundiales y el delicado equilibrio entre las grandes potencias, es un mundo labrado a partir de un puñado de ideas que portan en sí el legado de una larga incubación filosófica y teológica”.

“Principios como la emancipación, la lucha o la liberación, con sus variados adjetivos o genitivos –lucha obrera, emancipación de la mujer, liberación sexual–, han guiado la actividad humana y la búsqueda espiritual del hombre del último siglo. En los albores del tercer milenio, una idea sobresale como herencia de este devenir cultural entre los nuevos mitos que sustentan el contrato social: la idea de 'progreso'", explica la reflexión.

Una idea de progreso que es "uno de los elementos basilares de la cultura en la era de la técnica y es, en gran medida, consecuencia de ella".

Cita a Benedicto XVI advirtiendo en repetidas ocasiones sobre una "ideología del progreso", versión secular de la esperanza escatológica, y de las dificultades que esta estación cultural genera para la vivencia de la fe cristiana, que se ve sustituida por una "fe en el progreso"".

"El 'mundo' que emerge de esta visión se ve privado de un horizonte escatológico", denuncia la reflexión. "El sacerdote es sustituido, en cierto modo, por el gurú, el maestro de relajación o el personal-trainer", apostilla.

Y se pregunta si estamos ante "un sacerdocio 'de-mundanizado', como reacción defensiva ante un contexto hostil.

"La tentación del repliegue hacia el interior afecta sobremanera a los sacerdotes, quienes han sido objeto de un progresivo exilio de los ámbitos de la cultura y de la incidencia pública".

"Una funesta consecuencia del 'anticlericalismo' –actuado en diversos ámbitos y con intensidad variada–, ha sido no solo la difusión, sino también la interiorización en no pocos ministros, de un errado convencimiento según el cual el sacerdote no debe sostener discurso alguno en la construcción del espacio público", denuncia haciendo autocrítica.

"Su ámbito de acción se limita a la esfera de lo privado y de lo confesional. Este arrinconamiento no procede de una voluntad directa, sino que es la consecuencia de una organización del mundo basada en la ideología del progreso. El espacio público es ocupado por el libre mercado, los valores económicos y la carrera desenfrenada por el poder".

"El encuentro con Cristo y el amor son acontecimientos de la vida humana que quedan fuera de la organización cívica. Y, sin embargo, son los eventos fundadores de una existencia auténtica, de los que el sacerdote se hace eco con su propia vida entregada a la causa del Reino", subraya.

Aporta, desde la historia de la Iglesia, la dilatada nómina de figuras sacerdotales que "han contribuido a forjar síntesis y visiones de vida que permanecen como un tesoro inmaterial de la humanidad: Ambrosio, Agustín, Tomás de Aquino, Bartolomé de las Casas, Erasmo de Rotterdam, John Henry Newman, etc".

Para articular concretamente este tipo de presencia, sugiere algunas vías concretas.

El sacerdote puede ser hoy un verdadero "regalo" de Dios al mundo "si se atreve a desvelar su lógica aplastante, guiada por la autoafirmación y el poder".

El sacerdote es "regalo" de Dios al mundo "cuando se empeña en las actividades típicamente eclesiales, esto, es cuando edifica y acompaña a la comunidad eclesial. Los hombres y mujeres que constituyen esta comunidad también viven en el tiempo presente, con problemáticas y desafíos idénticos al resto de individuos que componen la sociedad en la que se hace presente la Iglesia".

El sacerdote es "regalo" de Dios al mundo "cuando a través de su existencia concreta, su estilo de vida, sus gestos y palabras, contribuye a desvelar el rostro trinitario de Dios; cuando su 'mundo personal' rezuma misericordia, hospitalidad, entrega".

El sacerdote es, por último, "regalo" de Dios al mundo "cuando reza por él, cuando hace memoria en su oración de la conflictividad inherente al mundo, de las víctimas de las guerras, del injusto reparto de los bienes, de los desastres naturales, etc".

Para saber más y descargar los materiales que ofrece la página de la Conferencia Episcopal Española: http://www.conferenciaepiscopal.es/index.php/dia-del-seminario.html

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Análisis


España: Crisis y oportunidad de cambio (1)
Carta Pastoral de los obispos vasco-navarros para Cuaresma
PAMPLONA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Cada año, los obispos del País Vasco y Navarra (España) publican una carta pastoral conjunta, al principio de la Cuaresma, en la que hacen una reflexión amplia sobre algún tema de actualidad.

Este año, la carta se titula “Una economía al servicio de las personas. Ante la crisis, conversión y solidaridad”, y está dedicada a analizar las causas y las consecuencias de la crisis económica, así como a hacer recomendaciones a las comunidades cristianas en estos momentos difíciles.

En la primera parte de la carta (capítulos 1 y 2), los obispos trazan los rasgos que caracterizan la presente situación, mientras que en la segunda (capítulos 3 y 4), ofrecen indicaciones a los fieles y a “las personas de buena voluntad”.

Ante todo, los obispos advierten que la crisis actual no es un problema meramente político o económico, sino que insisten en las “tragedias personales” de miles de personas y de familias que han perdido su empleo o las ayudas sociales, o que ven en peligro sus viviendas y sus empresas.

“No podemos esconder la cabeza frente a lo que está ocurriendo, ni, mucho menos, mirar para otro lado frente al sufrimiento de tantas personas”, afirman, sino que hay que “reflexionar sobre la situación presente, tratar de entenderla y enjuiciarla, iniciar una profunda conversión para cambiar lo que sea necesario y, sobre todo, ejercitar la solidaridad con las personas que sufren las consecuencias”.

En este sentido, afirman que la crisis actual, “con los ojos de la fe” debe entenderse como un “tiempo de gracia”, una “oportunidad de cambio y de mejora”. “Debemos preguntarnos si la manera en que vivimos y el modo en que han evolucionado las finanzas y la economía son saludables y convenientes”.

Los obispos recuerdan que la situación actual “es de emergencia, porque se ha evitado afrontar algunas cuestiones importantes”, entre ellas “la falta de control de los movimientos y de los nuevos instrumentos financieros, la ausencia de una adecuada valoración del riesgo, y la búsqueda de beneficios a corto plazo basados en una industria financiera sobredimensionada”.

Dinero fácil

“También en algunos países europeos, y entre ellos España, una parte anómalamente elevada de su crecimiento económico se ha debido a una situación de dinero fácil y de boom inmobiliario. Curiosamente, aunque el sentido común hacía ver que tal situación era insostenible, se creó un estado psicológico de euforia que impulsó una 'huída hacia adelante'”, señalan.

Esta “euforia injustificada” fue seguida repentinamente por “una igualmente injustificada situación de pánico, que hizo que en la segunda mitad de 2007 se 'secaran' los mercados financiero e inmobiliario, con gravísimas consecuencias para la economía real”.

“Más de un experto ha calificado la inexplicable 'huída hacia adelante' como una respuesta al miedo a quedarse atrás: 'si todo el mundo gana, ¿por qué no yo?' – explica el documento –. Ello ha producido una aceleración de la espiral de endeudamiento y de riesgo”.

“Es verdad que tanto la codicia como la corrupción están en el origen de la crisis, pero la fragilidad humana, expresada por su racionalidad limitada y por su falta de autocontrol, ha desempeñado un papel desencadenante fundamental”, añaden los obispos, citando a expertos.

Para los obispos, una de las claves de la crisis ha sido el “crecimiento exagerado” del sistema financiero”, que “no ha guardado relación con el conjunto de la economía”.

“Sus consecuencias han resultado desastrosas al haberse desencadenado una espiral de causas y efectos, que hace muy difícil salir de la crisis: colapso financiero, parón industrial e inmobiliario, sequía de inversiones en bienes y equipos, alto y rápido incremento del desempleo, fuerte contracción del consumo, brusca caída de los ingresos fiscales, déficits presupuestarios inasumibles y, como consecuencia, una diferencia creciente entre los recursos disponibles y las medidas necesarias de protección social”.

“Esta cadena, aparentemente técnica, tiene, sin embargo un final claramente identificable: la tragedia de muchas personas y familias que han perdido su trabajo y sus ingresos, ven con angustia la disminución e incluso desaparición de las ayudas sociales, resultan expulsadas del sistema económico y corren el riesgo de serlo del sistema social”, advierten.

Además, ponen en guardia contra “el encarecimiento de los alimentos y de las materias primas ligado a la crisis”, que “ha sumido en una situación insostenible a millones de personas en los países más pobres del mundo, amenazando su misma supervivencia”.

Otra de las claves ha sido la falta de “reglas adecuadas para regir el mercado global, especialmente el financiero”, así como la de “instituciones con capacidad suficiente para garantizar su buen funcionamiento” y, finalmente, la falta de ética.

“Una teoría excesivamente permisiva con los mecanismos propios del mercado ha favorecido un relajamiento de las más elementales normas técnicas que guían la asunción y evaluación de riesgos; pero, a su vez, esa relajación no ha sido exclusivamente técnica, sino también propiciada por una serie de comportamientos que manifiestan graves fallos morales”.

En este sentido, citan unas palabras de Michel Camdessus, anterior director del Fondo Monetario Internacional: “esta crisis financiera es realmente también... y posiblemente ante todo, un desastre ético”.

Aprender la lección

Por ello, los obispos insisten en que la crisis debe ser “una ocasión de revisión y mejora que no puede ser desaprovechada”, evitando “tratar de volver cuanto antes a la situación anterior, como si nada hubiera pasado”.

“Este riesgo está mucho más extendido de lo que pensamos y puede limitar en gran medida la oportunidad de mejora”, advierten.

“El segundo riesgo consiste en pensar que la situación puede resolverse con medidas de política económica, tales como una mejor regulación de los mercados, una revisión de los métodos de evaluación de riesgos, un grado mayor de cobertura por parte de los bancos y, en su caso, las necesarias medidas de ajuste estructural”.

Sin embargo, “la crisis actual denota quiebras económicas, éticas, antropológicas y culturales sobre las que es necesario reflexionar en profundidad”.

Economía ética

Una de las primeras cosas que hay que revisar, afirman los obispos, son los principios en los que se basa la economía, que son “el bien común, el destino universal de los bienes y la solidaridad”.

El bien común, explican, “debe ser responsabilidad y objetivo de cada persona y grupo social y no sólo de los poderes públicos”, por lo que no cabe “que cada agente social, se rija por sus propias lógicas e intereses”, dejando que sean los poderes públicos los que “garanticen una especie de arbitraje y compensación de intereses”.

Tal receta, aseguran, “es el mejor camino para el conflicto, la confrontación y, en último término, la quiebra de la sociedad”.

Respecto al destino universal de los bienes, los prelados recalcan que “en una cultura como la nuestra, en la que se da por supuesta la propiedad privada de los bienes, es del todo necesario recalcar que dicha propiedad no es de carácter absoluto sino funcional”.

“Nadie puede tener cerrada la vía a los bienes necesarios para vivir dignamente. Y dado que todas las personas somos iguales en cuanto a dignidad, todas debemos disfrutar de idéntico derecho a acceder a dichos bienes y a poseerlos y administrarlos sin menoscabo del bien común”, afirman.

Sobre la solidaridad, afirman que tiene su base “en sentimientos y anhelos profundos, que responden a la verdadera naturaleza humana: la llamada a construir una familia humana sin excluidos de ninguna clase; la puesta en práctica de la igualdad humana radical; la búsqueda de la armonía con los demás, que expresa la dimensión social y entrelazada de toda vida humana”.

¿Mercado sin ley?

Según los obispos, esta crisis “ha demostrado que el mercado, dejado a sí mismo, no solamente puede resultar ineficiente, sino acabar promoviendo prácticas inmorales y generar un desastre global”.

No se trata, afirman, “de negar lo que de beneficioso y necesario tiene el mercado; sin embargo, no es cierto que lo mejor para el bien común sea dejar que el mecanismo del mercado obre con entera libertad sin ninguna interferencia de ningún tipo”.

“Nunca ha existido ningún mercado tan libre ni perfecto, ni podrá existir, por la sencilla razón de que los mercados están operados por personas y grupos, sujetos a sus propias debilidades e intereses”.

“Aunque sólo fuera por esto, el recto juego del mercado debe ser garantizado por los poderes públicos, que deben impedir toda práctica dañina para el bien común”.

Olvidar a la persona

Otro de los puntos que hay que revisar es la falta de participación de la persona en el entramado económico: aunque la actual economía “está basada principalmente en la iniciativa privada”, y “las organizaciones son casi unánimes al afirmar que su principal capital son las personas”, este principio encuentra “serias dificultades para llevarlo a la práctica”.

“El problema de fondo estriba en que el éxito de la actividad económica se mide en términos de rendimiento económico o beneficio, y, por tanto, su búsqueda lleva naturalmente a convertir a las personas empleadas en “factores de producción” al servicio de dicho éxito”.

Ya la encíclica Quadragesimo anno de Pío XI, recuerdan, subrayaba “la conveniencia de que la participación de todos los que forman parte de una empresa se extendiera a la propiedad, la gestión y los beneficios”, una doctrina “en la que han profundizado tanto el Concilio Vaticano II como el papa Juan Pablo II”.

Desarrollo: no ideología, sino vocación

Los obispos apuntan también a una concepción errónea del desarrollo, que en sí es algo bueno, convertido en ideología por encima de las personas.

Para los obispos, “es imprescindible reflexionar sobre la noción misma de progreso y desarrollo para evaluar su práctica actual y reorientarla de manera positiva. Para ello, es necesario enraizar dicha noción en la base misma del ser humano, para evitar así que se conviertan en una ideología a idolatrar”.

“En primer lugar, el desarrollo debe ser entendido como vocación, lo que lo remite a su fuente, que no es otra que el Dios que nos ha creado a su imagen y semejanza. Esa vocación radical es la que nos mueve a crear condiciones cada vez mejores para el pleno desarrollo de nuestra dignidad”.

Una segunda nota del auténtico desarrollo, añaden, “es que abarca a toda la persona. En general, el desarrollo suele medirse por los indicadores de la calidad y el nivel de vida material; sin embargo, el ser humano está caracterizado por sus facultades racionales y su naturaleza espiritual”.

El tercer aspecto, subrayan, “es que el desarrollo lo es para todas las personas”. Frente al “escándalo de las disparidades hirientes”, las exigencias del bien común, del destino universal de los bienes, de la participación y de la solidaridad “hacen que no se pueda hablar de auténtico desarrollo si éste no se concibe desde su propia raíz como un movimiento en el que deben participar y del que deben beneficiarse por igual todos los países y todas las personas”.

En cuarto lugar, el desarrollo “ha de ser sostenible”, afirman, señalando que “aún ha de avanzarse mucho por el camino de las medidas políticas que impidan que el deterioro se agrave y faciliten la recuperación, en lo posible, de un medio natural equilibrado”.

“Tales medidas no serán suficientes si, especialmente en los países más ricos como es nuestro caso, no revisamos nuestro modo de vida personal y familiar, y nuestros hábitos de consumo. No podemos seguir instalados en una cultura de la abundancia y del “usar y tirar”, como si todo pudiera ser reemplazado sin límite”, advierten.

“Finalmente, hay que descubrir que el núcleo del verdadero desarrollo se encuentra en la caridad”, alegan, citando la frase del Papa Benedicto XVI, “La sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”.

Superar el individualismo

Los obispos concluyen su análisis reflexionando sobre el individualismo: “uno de los logros personales y sociales más importante de la modernidad ha sido el de la progresiva afirmación y autonomía de la persona”.

Sin embargo, esto “encuentra su lado oscuro en el avance también progresivo de una cultura individualista, en la que cada persona se erige en centro de la realidad y tiende a convertirse en la referencia clave de su propia existencia”.

El individualismo, explican los prelados, “tiene importantes consecuencias en el campo ético. Una de ellas es la distorsión de la relación entre libertad y responsabilidad. En términos muy simples se podría expresar como 'nadie puede decirme lo que debo hacer' y 'yo no soy responsable de los efectos de mis actos'”.

En este sentido, citan al filósofo Ricoeur, afirmando la dificultad de los hombres actuales “para reconocerse no sólo como autores de sus actos, sino como responsables de las consecuencias de esos actos, en particular cuando han perjudicado a otro; es decir, cuando en última instancia han añadido algo al sufrimiento del mundo.”

Esta cultura, advierten, “socava las bases mismas del bien común y de la solidaridad, y fomenta un modo de comportamiento nefasto a medio plazo; quienes estamos satisfechos, porque nos va bien, buscamos mantener y mejorar nuestra situación, con poco miramiento por los que viven social y económicamente descolgados”.

“Hemos de preguntarnos muy seriamente acerca de nuestra participación en esta cultura, que está íntimamente unida al individualismo. ¿No es cierto que, tal como ocurrió en nuestra anterior crisis de los años 80 del pasado siglo, corremos el riesgo de dividirnos gravemente entre los afectados y los no afectados por la crisis? ¿No es cierto que tratamos de mantener nuestros niveles de satisfacción mientras hay mucha gente a nuestro alrededor que lo está pasando muy mal? ¿No es cierto que tal actitud no hace sino complicar los problemas y agravar las perspectivas de futuro?”

Por otro lado, apuntan “vivir en el cambio constante está adelgazando las bases y la densidad de nuestra cultura y nuestra ética”.

“No es de extrañar que, en esta nueva cultura, los compromisos sean cada vez más precarios y a menor plazo, y las creencias y pensamientos de carácter recio, universal y unificador del ser humano y de su actuar tengan una menor vigencia práctica”.

En este sentido, subrayan la importancia de “redescubrir y fortalecer los principios y valores de la vida social: la verdad, la libertad, la responsabilidad, la honestidad, la participación, la justicia, el bien común, la solidaridad y la paz”.

“Tales principios y valores ni pueden dejar de ser sólidos ni reducirse a meros ideales teóricos que no se traducen en virtudes prácticas de comportamiento individual y social. La crisis nos lo ha demostrado”, concluyen.

[El análisis de la segunda parte del mensaje será ofrecida en el servicio de ZENIT de mañana miércoles]

El documento puede encontrarse en: http://www.iglesianavarra.org/wp-content/uploads/2011/03/Carta-pastoral-Cuaresma-Pascua-2011.pdf

Por Inma Álvarez


 

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Reportaje


Nuevo obispo en Guinea Ecuatorial
Monseñor Juan Nsue Edjang Mayé estudió en Tenerife y Toledo
MALABO, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Acaba de ser nombrado este 19 de febrero nuevo obispo para la diócesis de Ebebiyin Juan Nsue Edjang Mayé. El nuevo prelado estudió en Tenerife y Toledo, España.

Se rompe así la costumbre por la cual la mayoría de los obispos ecuatoguineanos han pertenecido a los misioneros hijos del corazón inmaculado de María, o claretianos, por una cuestión histórica, ya que esta congregación religiosa proporcionó misioneros a este territorio en la época de la colonia y sigue con una importante presencia en el país ecuatorial africano.

Guinea Ecuatorial es el único territorio de habla predominantemente española – aparte de las lenguas autóctonas – que hay en África, aunque la política de integración del gobierno de Obiang Nguema en la zona económica francófona de los países limítrofes ha impulsado en los últimos años el estudio del francés.

Sus lazos con la antigua metrópoli continúan a través de numerosas organizaciones de voluntariado, órdenes y congregaciones religiosas que desarrollan una gran labor social y educativa, y una generosa ayuda de la cooperación española, de la que no siempre se sabe el destino final.

El país cuenta con una democracia formal, puro maquillaje, y un Gobierno que se perpetúa en el poder, con la protección de gobiernos extranjeros interesados en la comercialización de su petróleo y yacimientos minerales.

El nuevo obispo tendrá a su cargo una diócesis en el continente – a diferencia de la de Malabo, en la isla de Bioko – con una superficie de doce mil kilómetros cuadrados y un población de 204.000 habitantes, de los que son católicos 164.000; con 33 sacerdotes y 89 religiosos. En Guinea Ecuatorial todas las dimensiones son a pequeña escala, no hay más que mirar su tamaño, junto a relativamente gigantes vecinos como Camerún.

Monseñor Juan Nsue Edjang Mayé nacido en Mikomeseng-Kie Ntem el 9 de noviembre de 1957 - cuando Guinea Ecuatorial todavía no había alcanzado su desastrosa independencia de 12 de octubre de 1968, que dió paso a un dictador sanguinario, Macías, al que derrocó su sobrino, actual mandatario –, fue ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1995 e incardinado en la archidiócesis de Malabo.

Fue párroco de la catedral de Malabo, ecónomo de la misma archidiócesis, y director espiritual y formador en el seminario interdiocesano de La Purísima de Bata.

La página oficial del Gobierno ecuatoguineano daba la noticia este 28 de febrero subrayando que será el cuarto obispo de la diócesis de Ebebiyín (o Ebibeyín). Especifica que la diócesis estuvo más de tres años sin obispo, desde el fallecimiento de monseñor Alfredo María Oburu, en agosto de 2006.

La diócesis estaba a cargo del administrador apostólico Juan Matogo Oyana, obispo de Bata. "Se trata de una noticia muy esperada por los cristianos católicos de la diócesis", afirma refiriéndose al anuncio vaticano.

El nuevo obispo de Ebebiyín, Juan Nsue Edjang nació en Akok-Yebinveñ, Micomeseng, el 9 de noviembre de 1957, e ingresó en el seminario de Banapá en 1986. Fue ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1995, en Malabo.

Realizó estudios eclesiásticos en Tenerife y en el Instituto Superior de Estudios Teológicos de San Ildefonso de Toledo, España, obteniendo la licenciatura en Historia Eclesiástica con la tesina “Jerónimo Mariano de Usera. Historia Antigua de la Iglesia de Guinea Ecuatorial".

Previamente a su designación, ejerció como párroco de la catedral de Malabo, ecónomo diocesano, y director espiritual del seminario mayor interdiocesano de Bata. Posteriormente fue reclamado por el arzobispo de Malabo a la curia diocesana donde alternaba con la atención a la parroquia de Sácriba y se encargaba también de la comunidad cristiana de Alegre.

Será el cuarto obispo de Ebebiyín. El primero fue el monseñor Ildefonso Obama Obono, actual arzobispo de Malabo; el segundo, Juan Matogo Oyana, obispo de Bata, y el tercero, el fallecido Alfredo María Oburu.

La Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial, en su página web, informa que el obispo de Bata informó al primer ministro Ignacio Milam Tang, sobre los preparativos de la Iglesia católica para los actos de consagración del nuevo obispo de Ebebiyín. El obispo puso al jefe del Ejecutivo al corriente de las actividades educativas que lleva su diócesis en la Región Continental, tanto en lo que respecta a la formación de jóvenes, como en la construcción de nuevos centros de formación.

La ciudad de Ebebiying, al noroeste, es la capital de Kie-Ntem. La provincia limita al sur con la provincia de Wele-Nzas, al norte con Camerún, al este con Gabón y al oeste con la provincia de Centro Sur. La ciudades principales son Ebebiyín, cuya catedral de estilo gótico, construida en 1950, fue recientemente restaurada, y Micomeseng, segunda ciudad de la provincia.

En su página web para Guinea Ecuatorial la congregación de san Antonio María Claret recordaba el 1 de marzo que el actual arzobispo de Malabo fue el primer obispo de esta diócesis, desde su creación el 15 de octubre de 1982, tras la primera y única visita apostólica de Juan Pablo II a Guinea Ecuatorial, el 18 de febrero de ese año. La elección del nuevo obispo se anunció un día después de cumplirse 29 años de dicha visita.

La consagración episcopal, según la página claretiana, podría ser el próximo 7 de mayo en Ebebiyín. Antes de esta fecha el nuevo obispo tendrá que ir a Roma para los preparativos inmediatos, entrevistarse con Benedicto XVI y orar en la tumba de san Pedro.

En Guinea Ecuatorial los misioneros claretianos tienen encomendadas siete parroquias: en Malabo, Santuario Claret; en Lubá, Nuestra Señora de Montserrat; Annobón, Inmaculado Corazón de María; Bata, San Carlos Lwanga de Ntobo; Kogo, Nuestra Señora del Carmen; Niefang, María Reina; y Nkué, San Francisco Javier.

En el país, con un 93,52% de católicos, sólo hay una provincia eclesiástica: la archidiócesis de Malabo, la capital; y las diócesis de Bata y Ebebiyín. La diócesis de Ebebiyín tiene su sede en en la ciudad Ebebiyín y es sufragánea de la de Malabo. Fue creada a partir de la diócesis de Bata, en la parte oriental del país, sobre las provincias de Kie Ntem eWele Nzas y está dividida en diez parroquias.

Por Nieves San Martín


 

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Entrevistas


Juego, ecología y trabajo según san Josemaría Escrivá
Habla Rafael Hernández Urigüen, autor de un libro sobre estos temas
SAN SEBASTIÁN, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El descanso, el juego, el medio ambiente y el trabajo como medio para santificación son temas que el fundador del Opus Dei trató en varias ocasiones. El profesor Hernández Urigüen, capellán de la School of Management Assistants en San Sebastián, España, responde en esta entrevista a ZENIT sobre estos aspectos lúdicos y ecológicos de san Josemaría Escrivá de Balaguer.

Rafael Hernández es sacerdote, profesor y capellán en la escuela ISSA (School of Management Assistants), centro situado en San Sebastián, perteneciente a la Universidad de Navarra. Han pasado por ella 3.000 graduados al cabo de los años en el campo de los negocios y la asistencia de dirección.

El volumen se titula “Juego, ecología y trabajo. Tres temas teológicos desde las enseñanzas de san Josemaría Escrivá” (Editorial EUNSA)

-Al Opus Dei se le relaciona con el trabajo. Usted en cambio saca a la luz  la dimensión lúdica en san Josemaría Escrivá.

Dr. Hernández: San Josemaría siempre contempló el trabajo como la materia habitual de santificación para los laicos que siguen a Jesús de Nazaret, principalmente en los años de vida oculta, más o menos treinta, trabajando como artesano.

Pero fíjese: Jesucristo es el Hijo que trabaja con la plena libertad de quien ha recibido todo de Dios Padre. El Señor afirma que el Padre trabaja constantemente y que Él – Jesús – sólo hace lo que ha aprendido de esa actividad de la Primera Persona. El trabajo, entonces ya no es un signo de esclavitud o condena fastidiosa por el pecado original, sino una actividad en la que los que se identifiquen con Jesucristo pueden realizar todo con el gozo de los hijos y de las hijas de Dios.

Quien goza con lo que ejecuta está viviendo ya una dimensión lúdica: puede pasarlo bien incluso en su esfuerzo. El esfuerzo es un reto que supone activar los resortes de las virtudes y de la creatividad

San Josemaría insistía con su vida y enseñanzas que los bautizados mientras se ocupan de sus quehaceres son contemplativos en medio del mundo.

La tesis que sostengo en el libro es que la dimensión lúdica puede y debe entreverar el trabajo cotidiano del hombre y de la mujer.

-¿Entonces son tan importantes para él descansar y divertirse como trabajar?

Dr. Hernández: San Josemaría aconsejó siempre alternar el trabajo con el descanso, y dispuso que los fieles de la Prelatura aprendieran a compaginar una actividad laboral exigente y seria, con momentos de reposo: deporte, excursiones, conversación familiar, cultivo de las lecturas, hobbies…. Fomentó siempre la libertad plena de sus hijas e hijos espirituales, animándoles a ser siempre ellos mismos y desarrollar al máximo la personalidad de cada uno sin clichés ni moldes uniformadores.

Pero además, el sentido de la filiación divina llevaba a san Josemaría a fomentar el buen humor entre todos y a desdramatizar las situaciones. En la lucha espiritual ponía imágenes de la gimnasia, el deporte. De hecho existen filmaciones de sus catequesis en las que representa como nadie ante miles de jóvenes y otras personas el gesto de los saltadores de pértiga en las olimpiadas. Hablaba de la deportividad como actitud que traduce a lo humano la virtud teologal de la esperanza.

Insistía en que la vida espiritual, incluso la lucha ascética, no consiste sólo en evitar la caída, sino en levantarse una y otra vez cuando se ha fallado. Llegaba a definir la vida interior como “comenzar y recomenzar”.

Cuidó siempre del descanso de los demás incluso con consejos prácticos. Por ejemplo a alguien intelectual muy estresado podía recetarle: -“Tú dedícate unos días sólo a remar, lee Tintín (u otro comic), reza tres ave Marías por la noche y procura dormir mucho y bien”.

Por supuesto que sabía cómo todas aquellas personas que le seguían eran personalmente muy exigentes en su trabajo y servicio diario a los demás, y que después de un período descanso regresaban con renovada energía.

--¿La ecología preocupaba realmente a san Josemaría Escrivá de Balaguer?

Dr. Hernández: En el libro Juego, ecología y trabajo… su segundo capítulo desarrolla unas pistas de cómo la enseñanza de san Josemaría aporta ideas muy novedosas para expresar el mensaje cristiano con el lenguaje ecológico, y también para iluminar el problema medioambiental desde una espiritualidad que en expresión suya permite “devolver a la materia su noble y original sentido”. 

Sus escritos implican toda una teología de la creación y la redención en la que se afirma que “el mundo es bueno, porque las obras de Dios son siempre perfectas, y que somos los hombres los que hacemos malo al mundo por el pecado” (Conversaciones, 70).

También he descubierto en sus textos los estilos de vida cristiana que favorecen el cuidado del medio ambiente: modos concretos de vivir la sobriedad sin dejarse llevar por el consumismo, cuidado de los objetos que se usan evitando que se estropeen innecesariamente, y la “naturalidad”. Esa expresión del santo siempre me ha fascinado porque fomenta una aceptación sapiencial de la naturaleza y del modo de desenvolverse los cristianos de la calle acordes con el especio y el tiempo sin estridencias.

Otros textos fascinantes de san Josemaría aluden a su modo de celebrar la Misa. Estaba convencido que al celebrar la Misa: “Están presentes todas las criaturas de Dios —la tierra y el cielo y el mar, y los animales y las plantas—, dando gloria al Señor la Creación entera”.

Otra imagen que utilizo frecuentemente se refería al testimonio y acción de los cristianos laicos en medio de un mundo manchado tantas veces por el pecado: nosotros tenemos que seguir en medio de este mundo podrido; en medio de este mar de aguas turbias; en medio de esos ríos que pasan por las grandes ciudades y por los villorrios, y que no tienen en sus aguas la virtud de fortalecer el cuerpo, de apagar la sed, porque envenenan. Hijos míos, en medio de la calle, en medio del mundo hemos de estar siempre, tratando de crear a nuestro alrededor un remanso de aguas limpias, para que vengan otros peces, y entre todos vayamos ampliando el remanso, purificando el río, devolviendo su calidad a las aguas del mar.

-¿Qué aportación teológica realiza Escrivá de Balaguer?

Dr. Hernández: En mi opinión, de primer orden. Aunque él no se propuso hacer teología expresamente, su carisma y sus enseñanzas aportan ideas que siempre iluminan, como he expuesto anteriormente, los problemas de la historia, siempre partiendo de la luz original: santificarse a través del trabajo y de las circunstancias ordinarias del cristiano en medio del mundo.

Una visión muy positiva del mundo y de las realidades humanas que estimulan al hombre y a la mujer bautizados, sin salirse de ese mundo, a completar la tarea que Dios nos encargó respecto a la Creación.

-¿Qué sería el materialismo cristiano según el fundador del Opus Dei?

Dr. Hernández: En el libro se comenta ampliamente esta expresión original de san Josemaría. La predicó en el Campus Universitario de Pamplona durante la mañana del 8 de octubre del año 1967. Estas son algunas de sus expresiones: “El auténtico sentido cristiano – que profesa la resurrección de toda carne – se enfrentó siempre, como es lógico, con la desencarnación, sin temor a ser juzgado de materialismo. Es lícito, por tanto, hablar de un materialismo cristiano, que se opone audazmente a los materialismos cerrados al espíritu” (Conversaciones con mons. Escrivá de Balaguer, 115).

En unos párrafos anteriores, él mismo explicó su sentido: “No hay otro camino, hijos míos: o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca”.

Por Miriam Díez i Bosch

Más información: http://www.eunsa.es/index.php?pagina=1&id_libro=1554&codigo_materia=&nombre_materia=&seccion=libro&plantilla=libro

Vídeo: http://www.eunsa.es/videos/videos.php

 

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Foro


La fertilidad natural, signo de un nuevo feminismo “ecológico”
 

 

Por Angela Maria Cosentino*

ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La contaminación representa uno de los problemas que afrontar porque influye en el medioambiente, como también en la salud del hombre y de la mujer. Las iniciativas que se anuncian (reducción de las emisiones por parte de industrias, medios de transporte, viviendas) comportan la asunción de nuevos estilos de vida orientados a una “conversión ecológica”, en respuesta al mandato que ha recibido el hombre de ser guardián y responsable de la creación. Comenzando por sí mismo.

Sin embargo, en referencia a la responsabilidad procreativa, es poco visible la reflexión sobre el efecto ecológico devastador de las hormonas anticonceptivas liberadas en el ambiente desde hace 50 años, que contribuyen, entre otras cosas, a la infertilidad masculina en Occidente por la disminución de espermatozoides, como documenta un informe de la Federación Nacional de Médicos Católicos [1]. También sobre la mujer, probablemente por intereses económicos e ideológicos, algunos efectos de la píldora anticonceptiva se ocultan, como también informaciones correctas sobre las alternativas naturales modernas [2].

Aunque no se hayan cumplido las promesas de felicidad anunciadas por la liberación sexual [3], no aparece el coraje de admitirlo y de reconocer, después de más de 40 años, la urgente actualidad de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, en su llamada a no separar el aspecto unitivo de la sexualidad al procreativo. Además, primero la anticoncepción y después la fecundación in vitro han manipulado no sólo la fertilidad sino que también el modo más adecuado de concebir el ser humano y de respetarlo en su preciosa y ontológica dignidad. Esta invitación, después retomada por el futuro beato Juan Pablo II, también hoy nos pide reflexionar sobre la fertilidad no como enfermedad de la que liberarse o derecho al que pretender a toda costa, sino como don y responsabilidad, que libera porque se es responsable de la misma.

La fertilidad, valor humano y social que conocer y custodiar desde la juventud, con los métodos naturales, no se contrapone al amor y a la vida, sino que es un signo biológico de una irreducible diferencia sexual y de una necesaria complementariedad para una riqueza recíproca. El Nuevo Feminismo, a la que nos llama Juan Pablo II, mira a la mujer con esperanza y estupor, porque ella es capaz de “acoger”la humanidad y de contribuir a la recomposición de la separación artificial entre sexualidad y amor, entre amor y vida, que una cultura intolerante con el creador, ha creído “conquistar”, ignorando de esta manera la ecología ambiental y la ecología humana. También Benedicto XVI exhorta al compromiso con una ecología del hombre que respete el derecho a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural, para evitar que la conciencia común, perdiendo el concepto de ecología humana, pierda con ella, también el de ecología ambiental.

“Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas. El libro de la naturaleza es uno e indivisible, tanto en lo que concierne a la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra, el desarrollo humano integral [...] Es una grave antinomia de la mentalidad y de la praxis actual, que envilece a la persona, trastorna el ambiente y daña a la sociedad”. [4]

Cincuenta testimonios de mujeres (parejas) y de su fecundidad, expresada también además de la fertilidad biológica, marcada por nuevas y viejas esclavitudes (píldora, fecundación artificial, maternidad subrogada o vientres de alquiler...) lo documentan con optimismo por la vida [5].

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1) P. J. M. S. Castellvì, L’Humanae vitae. Una profezia scientifica, L’Osservatore Romano, 4 de enero 2009 ( sintesi).

2) Los Métodos Naturales son métodos diagnósticos para localizar los días fértiles y no fértiles del ciclo, en base a los indicadores biológicos directamente relacionados con los hormonales. Es importante aprender los modernos Métodos Naturales ( Método de la Ovulación Billings y Métodos Sintotérmicos) de profesionales.  www.confederazionemetodinaturali.it

3) L. Scaraffia, presentación del volumen Custodi e interpreti della vita ( Lateran University Press, 2010), PUL, 18 febrero de 2011.

4) Benedicto XVI, Encíclica Caritas in veritate, 51.

5) Angela Maria Cosentino, Testimoni di speranza. Fertilità e infertilità: dai segni ai significati, Cantagalli, Siena 2008.


 

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*Ángela Maria Cosentino es bioética y delegada de la Confederación Italiana de los Centros de Regulación Natural y Fertilidad en el Foro de las Asociaciones Familiares. 

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

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Documentación


Mensaje a los Sacerdotes de la Congregación para el Clero
Para la Cuaresma 2011
ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el Mensaje a los Sacerdotes para esta Cuaresma del cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, que ha sido hecho público hoy en español.

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MENSAJE A LOS SACERDOTES

Cuaresma 2011

 

S. Em. R. el Cardenal Mauro Piacenza

Prefecto de la Congregación para el Clero

Queridos hermanos en el Sacerdocio,

El tiempo de gracia, que se nos ofrece para vivirlo juntos, nos llama a una conversión renovada, así como siempre nuevo es el Regalo del Sacerdocio ministerial, a través del cual, el Señor Jesús se hace presente en nuestras vidas y, por medio de ellas, en la vida de todos los hombres.

Conversión, para nosotros Sacerdotes, significa sobre todo conformar cada vez más nuestra vida a la predicación, que cotidianamente podemos ofrecer a nuestros fieles, si de tal modo nos transformamos en “fragmentos” del Evangelio viviente, que todos puedan leer y acoger.

Fundamento de una tal actitud es, sin duda, la conversión a la propia identidad: ¡debemos convertirnos en aquello que somos! La identidad, recibida sacramentalmente y acogida por nuestra humanidad herida, nos pide la progresiva conformación de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestras actitudes, de todo cuanto somos a la imagen de Cristo Buen Pastor, que ha sido impresa sacramentalmente en nosotros. 

Tenemos que entrar en los Misterios que celebramos, especialmente en la Santísima Eucaristía, y dejarnos plasmar por ellos; ¡Es en la Eucaristía que el Sacerdote redescubre la propia identidad! Es en la celebración de los Divinos Misterios donde se puede descubrir el “como” ser pastores y el “qué cosa” sea necesario hacer, para serlo verdaderamente al servicio de los hermanos.

Un mundo descristianizado necesita de una nueva evangelización, pero una nueva evangelización exige Sacerdotes “nuevos”, pero no en el sentido del impulso superficial de una efímera moda pasajera, sino con un corazón profundamente renovado por cada Santa Misa; renovado según la medida del amor del Sagrado Corazón de Jesús, Sacerdote y Buen Pastor.

Particularmente urgente es la conversión del ruido al silencio, de la preocupación por el “hacer” al “estar” con Jesús, participando cada vez más conscientemente de Su ser. ¡Cada acción pastoral tiene que ser siempre eco y dilatación de lo que el Sacerdote es!

Tenemos que convertirnos a la comunión, redescubriendo lo que realmente significa: comunión con Dios y con la Iglesia, y, en ella, con los hermanos. La comunión eclesial se caracteriza fundamentalmente por la conciencia renovada y experimentada de vivir y anunciar la misma Doctrina, la misma Tradición, la misma historia de santidad y, por lo tanto, la misma Iglesia. Estamos llamados a vivir la Cuaresma con un profundo sentido eclesial, redescubriendo la belleza de estar en una comunidad en éxodo, que incluye a todo el Orden sacerdotal y a toda nuestra gente, que mira a los propios Pastores como a un modelo de segura referencia y espera de ellos un renovado y luminoso testimonio.

Tenemos que convertirnos a la participación cotidiana del Sacrificio de Cristo sobre la Cruz. Así como Él dijo y realizó perfectamente aquella sustitución vicaría, que ha hecho posible y eficaz nuestra Salvación, así cada sacerdote, alter Christus, es llamado, como los grandes santos, a vivir en primera persona el misterio de tal sustitución, al servicio de los hermanos, sobre todo en la fiel celebración del Sacramento de la Reconciliación, buscándolo para sí mismos y ofreciéndolo generosamente a los hermanos, juntamente con la dirección espiritual, y con la oferta cotidiana de la propia vida en reparación por los pecados del mundo. Sacerdotes serenamente penitentes delante del Santísimo Sacramento, que capaces de llevar la luz de la sabiduría evangélica y eclesial en las circunstancias contemporáneas, que parecen desafiar nuestra fe, se vuelvan en realidad auténticos profetas, capaces, a su vez, de lanzar al mundo el único desafío auténtico: el desafío del Evangelio, que llama a la conversión.

A veces, la fatiga es verdaderamente grande y experimentamos ser pocos, con respecto a las necesidades de la Iglesia. Pero, si no nos convertimos, seremos cada vez menos, porque sólo un sacerdote renovado, convertido, “nuevo” se convierte en instrumento eficaz, a través del cual, el Espíritu llama a nuevos sacerdotes.

Confiamos este camino cuaresmal, a la Bienaventurada Virgen María, Reina de los Apóstoles, suplicando a la Divina Misericordia, que sobre el modelo de la Madre celeste, nuestro corazón sacerdotal se vuelva también “Refugium peccatorum”.

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