13.03.11
El "odium fidei" en la España actual
Primer domingo de Cuaresma. El demonio existe y tienta a Jesús, quien lo vence y a lo largo de su vida pública cura a muchos poseídos por el diablo.
En la psicología actual existe la posesión diabólica. Es una enfermedad que lleva a realizar actos impropios de una persona mentalmente normal.
Hoy me pregunto si existen más endemoniados, de lo que nos creemos. Basta ver la cantidad de gente que ha entrado en la profanación de la capilla de la universidad Complutense. Y los actos y las maneras de comportamiento que han tenido.Miro hacia atrás unos pocos años, al inicio de la Transición, los actos de gente endemoniada, o los conocían la familia del enfermo, o los medios de comunicación no los reflejaban, o no se alimentaba el odium fidei desde balcones, publicaciones, cátedras, carteles, o logias más o menos secretas.
Observo desde siete años hasta hoy y encuentro el alimento del odium fidei, clave de la base diabólica, en leyes, en discursos, en debates, en mesas redondas, en libros, y en las propias ideas sibilinamente inyectadas en la ingeniería social que venimos padeciendo.
La traducción práctica de esto es el renacimiento del anticlericalismo en formas duras y groseras; en el odio a lo sagrado, concretado en la Cruz de Cristo; en la profanación de lugares y objetos de culto católico; en el robo de la libertad individual en aras de la conquista de un borreguismo fácilmente domesticable y manipulable; en la lista de prohibiciones memas y en la intromisión de la intimidad personal, diciendo que ellos, los padres de la ideología, piensan por y en nosotros.En este proceso juegan un gran papel los medios de comunicación social. Lo hacen de varias formas. Una novísima es reescribir la historia cercana con programas que cuentan los contenidos de los últimos ochenta años con una marcada intención de desfigurar los hechos y los acontecimientos, tratando de desenterrar abuelos perdidos en la niebla del tiempo; intentando ganar guerras que perdieron los que perdieron; y legislando tan sectariamente que se descubre que apesta a partidismo desde kilómetros de distancia.
Como tenemos un pueblo que no lee nada; solamente se contenta con tragarse lo que sale de la televisión dándolo por correcto, el resultado lo estamos viendo, porque dentro de estos productos documentales, o seriales televisivos el odium fidei se cuela gota a gota en la sangre del espectador, quien lo toma al pie de la letra.
¿Veremos más actos diabólicos como el de la universidad Complutense?.
Esperemos que no. Pero esta sociedad tiene todas las papeletas para que vuelva a tocar y repetir lo acaecido, pues las logias no paran de alienar y enajenar a los más jóvenes, carne de cañón para todo el proceso de ideologización demoníaca.
Tomás de la Torre Lendínez
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