15.03.11

Complutense

 

Hace unos días (el 10 de marzo), una horda de bárbaros presuntamente de izquierdas tuvieron la perturbadora idea de causar malestar a la Iglesia católica profanando de una forma un tanto curiosa un recinto sagrado en la Universidad Complutense de Madrid (España).

La foto que ilustra este artículo es significativa de la intención: se ataca a la Iglesia católica en la persona de Benedicto XVI del que se predica que es un nazi cuando está más que demostrado que su actuación en el ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial fue la que fue, obligado y totalmente falto de culpabilidad. Eso, sin embargo, no les importa lo más mínimo porque lo que pretenden es zaherir al Santo Padre y, de paso, hacer lo que hicieron.

Aquí lo que pasa es que concurren una serie de circunstancias que, todas juntas, apuntan a que se ha cometido un delito (o más): hubo premeditación (aparecieron, días antes, pintadas en los muros de la capilla); también hubo publicidad porque todo lo grabaron para luego ponerlo en un blog, a disposición de su escaso caletre; también concurrió alevosía porque no pudo haber defensa por parte del lugar (entraron como les dio la gana).

Algo breve: artículo 525 del Código Penal español vigente:

1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.

Todo coincide: tipo penal y conducta de los sujetos activos del delito. Además, existen imágenes más que de sobra para identificar a más de un individuo que allí dentro.

Por otra parte, no vaya a creerse que aquí lo que importa es el desnudo de las individuos que allí aparecieron sino, más que nada, el dónde y el por qué.

Desnudarse, todo hay que decirlo, no está mal si se hace en el lugar apropiado para eso. Así como nadie puede ir desnudo por la calle porque sería detenido de inmediato sí puede hacer tal cosa en, digamos, una simple playa (ya no nudista sino cualquiera para ciertas partes del cuerpo) Y eso porque a nadie le puede importar, ni siquiera molestar, que así se actúe.

Pero cuando concurren el dónde y el por qué y ambos tienen un objeto que no es legal, que no es admisible y que no es presentable… entonces la cosa cambia mucho y lo que podría ser una exhibición muy propia de tiempos descreídos pero libertarios, se convierte en provocación clara en contra de la Iglesia católica y un insulto a las creencias de millones de españoles y de creyentes católicos de todo el mundo.

Importa, por tanto, que fuera en una capilla e importa que se hiciera profiriendo palabras en contra la Iglesia católica. Todo eso importa y no debería olvidarse fácilmente porque ya son demasiados los casos que se van acumulando de ataques a Iglesias (con intento de quemarlas), rotura de imágenes y de cruces y cosas por el estilo.

Todo esto nos retrotrae a un tiempo más que pasado de la historia de España pero no olvidado. Al parecer los mismos que incurrieron antes en los mismos desmanes no lo han olvidado, según hacen y demuestran con sus hechos y por ellos los conoceréis, dijo Jesucristo.

Por cierto, la capilla está en el edificio de la Facultad de Psicología que sería el sitio ideal para que visitaran a algunos de los profesionales que allí trabajen.

Lo digo porque parece que manifiestan síntomas claros de no estar en sus cabales por hacer ostentación innecesaria de sus fobias que, a lo mejor, podían vehicular de alguna otra forma.

Eso les serviría como disculpa porque si no es así…

Eleuterio Fernández Guzmán