15.03.11

Sectas en el País Vasco y propaganda institucional

A las 1:13 AM, por Luis Santamaría
Categorías : General

 

Una amalgama de ¿religiones? Con este cuestionamiento directo titulaba ayer, 14 de marzo, nada menos que el diario El País en su edición de Euskadi, un artículo firmado por Kerman Romeo, en el que se informa de que un reciente libro sobre minorías de culto, auspiciado por el Gobierno vasco, incluye varias “sectas", según expertos.

La inclusión en un libro sobre minorías religiosas, auspiciado por el Gobierno vasco, de algunos grupos de “nueva espiritualidad” que expertos españoles consideran sectas junto a cultos como el budismo o el Islam ha sorprendido a estos estudiosos en materia de prevención de la manipulación psicológica.

La obra Pluralidades latentes da cuenta de 214 minorías religiosas existentes en Euskadi, que van desde el cristianismo ortodoxo o el Islam hasta el contactismo -un movimiento que promueve el contacto con extraterrestres-, el paganismo vasco, o el grupo Amalurra, que fue fundado por Irene Goikolea como un centro de vida comunitaria y meditación, y que, sin embargo, se ha visto involucrado en varios conflictos, acusado de manipulación y destrucción psicológica, como recoge brevemente el libro.

“Es un auténtico baturrillo. Damos pábulo a cualquier cosa. Se mezcla sin ningún criterio objetivo a grupos diversos, dando la impresión de que todos son idénticos. Además, no aparecen grupos judíos, que sí los hay. ¿Decimos cultos minoritarios por no decir que también hay sectas?”, se cuestiona Juantxo Domínguez, presidente de la Asociación para la Prevención de la Manipulación Sectaria RedUne y parlamentario de Ezker Batua entre 1994 y 1998 en la Cámara vasca. “Dentro del libro hay grupos muy respetables junto a otros que tenemos el derecho a criticar”, añade.

Desde RedUne y Largantza, la Asociación de Ayuda a las Víctimas de Grupos de Manipulación Sectaria, que también preside el ex parlamentario, Domínguez afirma haber comprobado que “detrás de la supuesta nueva religiosidad hay un auténtico potingue de formas de actuar poco clarificadoras”. Una mezcla que se traduce en que varios de los grupos que aparecen en el libro -elaborado por la Fundación Ellacuría, el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe y Pluralismo y Convivencia- forman parte del “listado de grupos sectarios” elaborado por RedUne.

“Tenemos claro que nuestro libro se basa en todo lo anterior. Una cosa es espiritualidad y otra religión”. Saioa Bilbao, de la Fundación Ellacuría y miembro del equipo de redacción del libro, sostiene que los trece movimientos de “nueva espiritualidad” que se enumeran son un anexo aparte, desligado de las minorías religiosas. Sin embargo, se incluyen en el mismo capítulo que éstas y bajo un epígrafe que versa: Otras religiones y movimientos minoritarios.

De hecho, una persona de la asociación Amalurra acudió a la Fundación Ellacuría disconforme con la explicación que el libro aporta sobre su grupo. “En principio, ni habíamos considerado incluir este tema” [sobre “nueva espiritualidad"], indica Bilbao. Según explica, ha sido una labor del franciscano Joxe Arregi, “que habrá visto esta realidad y la ha recogido”, aclara.

¿En qué momento una minoría religiosa se convierte en una secta? En España, a diferencia de otros países europeos como Francia o Alemania, no existe ninguna lista pública oficial de grupos coercitivos y muchos de los colectivos que aparecen en la web de RedUne son totalmente legales. “No es de recibo que haya grupos que están registrados como entidades religiosas en los que no se respetan los derechos cívicos de las personas”, sostiene el ex parlamentario.

José Miguel Cuevas, profesor y autor del libro Sectas: cómo funcionan, cómo son sus líderes, efectos destructivos y cómo combatirlas, abunda: “El problema es que en el registro de actividades religiosas figuran muchas sectas”.

El libro vasco, cuyo prólogo está escrito por la consejera de Justicia, Idoia Mendia, incluye, en el apartado de “nuevos movimientos de espiritualidad”, a 13 grupos a los que dedica una descripción más somera de la que destina a otras creencias, como el cristianismo ortodoxo o el Islam. No obstante, a modo de conclusión, los autores apuntan: “A más de uno le rondará el término secta en relación a alguno de estos movimientos. Sin embargo, esta denominación está llena siempre de trampas. (…) Nadie la aplica a movimientos mayoritarios, sino sólo a grupos minoritarios. (…) Evidentemente, debemos estar vigilantes ante todo mecanismo sectario (…) Pero sólo podrá ser calificado de secta aquel movimiento que, de manera sistemática, incurre y promueve este tipo de acciones delictivas”.

Críticas de ex-adeptos

Un antiguo miembro de Amalurra que prefiere mantenerse en el anonimato afirma sentirse “indignado” por la inclusión de este grupo dentro de un libro de minorías religiosas con el que colabora el Gobierno vasco. Amalurra, creada en 1992, cuenta con casas rurales en las que celebra sus ritos en Granada, Barcelona y Artzentales (Vizcaya), centro que dispone de la Q de Oro de calidad que entrega la Oficina Española de Turismo.

“Amalurra no es un culto, es feudalismo. La gente no quiere hablar porque tiene miedo a Irene Goikolea -actualmente reside en California- y a las represalias. Nos hemos ido de Amalurra más de 30 personas. ¿Por qué no han hablado con nosotros antes de incluirlo en el libro? ¿Qué es esto de poner a todos dentro del mismo saco? La gente lo que quiere es olvidar. A eso no ayuda este libro”, lamenta.

Un colaborador de RedUne explica que “las sectas tratan de infiltrarse en las instituciones para darse una pátina de respetabilidad”. Según indica, la inclusión de algunos grupos en Pluralidades latentes que “no son minorías, sino sectas destructivas” con el sello del Ejecutivo es un “grave error” y podría contribuir a “la captación de más gente”.

En este sentido, un antiguo miembro de la asociación Brahma Kumaris, declarada de Utilidad Pública por el Ministerio del Interior en 2001, que prefiere no revelar su identidad, asegura: “No me sorprende, porque los grupos sectarios siempre aprovechan cualquier oportunidad para limpiar su imagen colándose en las instituciones”. Esta fuente concluye que “es muy difícil probar lo que hacen las sectas”.

No obstante, Juantxo Domínguez destaca la voluntad del Gobierno, como asegura Mendia en el prólogo, de que este libro sirva como motor para futuras actuaciones institucionales en las que, en este caso, “el Gobierno vasco podrá contar con nuestra colaboración".

La “latente pluralidad” de Euskadi: 214 minorías

96 comunidades y centros de culto de cristianismo reformado y evangélico, 32 de Testigos de Jehová, 24 dedicadas al Islam, nueve Adventistas del Séptimo Día, siete de cristianismo oriental y ortodoxo, 15 comunidades y centros de culto budistas, nueve de fe bahái y dos Iglesias de la Cienciología. A esto se suman siete iniciativas de diálogo interreligioso y 13 grupos denominados por el libro como de “nueva espiritualidad".

Kerman Romeo da algunos datos de los grupos más controvertidos incluidos en el libro:

- Amalurra. Fundado en 1992 por Irene Goikolea como un centro de meditación y contacto con la naturaleza, el grupo nació con el fin de crear una vida comunitaria. Disponen de centros en Artzentales (Vizcaya), Granada y Barcelona. Se han visto envueltos en conflictos judiciales bajo acusación de manipulación psicológica.

- Brahma Kumaris. Este colectivo, que se financia mediante aportaciones voluntarias, se creó en la India en los años 30. Promueve, según indican, practicar la meditación para deshacerse de hábitos perniciosos y lograr un mundo mejor. Declarados grupo de Utilidad Pública por el ministerio del Interior y con estatus consultivo en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, abogan por la dieta vegetariana. De hecho, en su web indican que “algunos de los animales más fuertes del mundo son vegetarianos estrictos”.

- Contactismo. Movimiento con mayor seguimiento en los años 80 pero sin continuidad. Promueve el contacto con extraterrestes, ángeles y otros seres. Uno de los líderes de este movimiento, Lice Moreno, residió en Navarra.

- Movimiento de Emilio Fiel. El donostiarra Emilio Fiel creó en los 80 la Comunidad del Arco Iris, de espiritualidad oriental. A finales de esta década se disolvió y Fiel se ligó a tradiciones indígenas aztecas y a prácticas chamánicas.

- Movimientos indígenas americanos. Grupos que se reúnen para hacer baños de sudación y practicar la “búsqueda de la visión”. Existe una corriente surgida en la Amazonia brasileña y otra mexicana, en la que se consume la peyote, una droga con efectos psicodélicos.

- Movimiento cristiano gnóstico universal. El Instituto Gnóstico de Antropología está registrado en el ministerio del Interior como asociación. La gnosis es “la esencia de todas las religiones y tradiciones espirituales del pasado”, “solo visible a los Iniciados”, “la doctrina secreta de los Caballeros del Temple y su búsqueda del Santo Grial”, según indican en su web.

- Movimiento sintergético. Terapia alternativa de medicina no reconocida de manera oficial que cree en la bioenergética como método de curación.

- Paganismo vasco. En Euskadi, el colectivo Sorginkoba, asociación registrada, se dedica al estudio, práctica y recuperación de las creencias autóctonas de Euskadi. Se compone de personas que se identifican con el paganismo como fe propia.