Un millar de estudiantes acude a la misa en desagravio en Somosaguas

César Franco muestra su "indignación" y "repulsa" por la "profanación de la capilla"

Puestos en libertad los cuatro detenidos por la "performance" de la pasada semana

Jesús Bastante, 18 de marzo de 2011 a las 16:06
 

(Jesús Bastante).- No llegó la sangre al río. Apenas un conato de discusión entre una decena de estudiantes y varias personas mayores por la "ocupación" del párking anejo a la capilla del campus de la UCM en Somosaguas, donde este mediodía se llevó a cabo una misa en desagravio por la profanación llevada a cabo la pasada semana. Una misa presidida por el obispo auxiliar de Madrid, César Franco, y que se celebró con tranquilidad. La masiva afluencia -más de un millar- hizo que centenares de personas -en su mayor parte estudiantes, aunque también se vio muchas personas mayores, y algún que otro famoso, como María Teresa Rivero- siguieran la ceremonia al aire libre y a través de la megafonía.

Franco llegó con bastante antelación a la capilla, donde no pudieron entrar los medios de comunicación que se agolpaban en los alrededores. Aunque se preveía un tumulto, los servicios de seguridad de la Universidad apenas tuvieron trabajo. El grueso de la protesta contra la misa, situada en la facultad de Políticas, finalmente optó por no provocar enfrentamiento alguno, más preocupados por los cuatro jóvenes detenidos por la Policía y a quienes se puso en libertad tras prestar declaración.

En su homilía, el obispo auxiliar de Madrid mostró su "indignación y repulsa" por la "profanación de esta capilla". "Al mismo tiempo, pedimos al Señor que convierta hacia sí el corazón de quienes lo hicieron y recapaciten sobre su conducta y actitudes blasfemas, que han herido hasta lo más hondo nuestras creencias religiosas". Al levantar nuestras manos al cielo suplicamos la paz del corazón para perdonar a los autores de estas graves ofensas contra Cristo y su Iglesia".

Franco explicó que "la profanación de un lugar de culto atenta, según la mente de la Iglesia, contra uno de los elementos más sagrados de nuestra fe". "Cualquier persona con un mínimo sentido ético, aun sin poseer la fe religiosa, sabe que un templo debe ser respetado por todos los hombres", añadió.

Por eso, "con profundo dolor", ha señalado, "lamentamos y reprobamos que esta pequeña capilla, lugar de culto y oración, que ofrece a los universitarios la posibilidad de encontrarse con Cristo en la eucaristía diaria y en la liturgia de la Iglesia, haya sido profanada con blasfemias, ataques a la Iglesia y a su Magisterio y con gestos y actitudes indignos de la persona humana". Para el prelado, todo ciudadano, "aun sin participar de la fe cristiana, está moralmente obligado a respetar las creencias ajenas en virtud del derecho de libertad religiosa, propio del ser humano".

"En una sociedad libre, plural y democrática existen cauces de diálogo y de debate para manifestar las propias opiniones y discrepancias", concluyó Franco, quien incidió en que quienes llevaron a cabo esta acción "no representan al conjunto de la juventud universitaria, que, con generosidad y esfuerzo, se dedica al estudio con la mirada puesta en una sociedad mejor".