19.03.11

S. José, padre de Cristo

A las 12:19 AM, por Eleuterio
Categorías : General

José y Jesús

En san José concurren muchas circunstancias que lo hacen especial. El trabajo que llevó a cabo a lo largo de su vida y que tanto significaría para Jesucristo, la fe que mantuvo, la fidelidad a Dios que supo cultivar a pesar de las circunstancias adversas por las que pasa su vida, la entrega a María y a Jesús… son aspectos que demuestran que aquel carpintero era de buena madera.

Y José, de la familia de David, también era padre. Adoptivo, pero, al fin y al cabo, padre.

Fue elegido por Dios para llevar a cabo una labor muy importante en la vida de una persona: transmitir unos conocimientos (basándose en la importancia de la laboriosidad en la vida de una persona), ser amoroso con la descendencia, tener en cuenta al hijo según qué clase de persona sea; ser, en definitiva, padre que cuida a quien Dios le ha dado.

Como padre cumplió la misión que le había encargado el Ángel del Señor. Así, por ejemplo, lo llevó a Jerusalén para la purificación (Lc 2, 22) o huyó con él, y María, a Egipto cuando se le avisó de que así lo hiciera o se estableció, tras tal episodio, en Nazaret o, también, llevo a Jesús cada año a la Ciudad Santa cada año para celebrar la pascua.

José tuvo que mantener una relación con Jesús como la de cualquier padre de la época con un oficio bien determinado. Tuvo que instruir a Jesús en muchas cosas, enseñarle a trabajar en la carpintería y, seguramente, también tuvo que corregirle sin por ello desconocer quién, en realidad, era aquel niño que crecía “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52) tras haber manifestado su verdadera filiación cuando, por decirlo así, se “perdió” (para encontrarse) en el Templo a la edad de 12 años.

Además san José fue custodio. Por eso guardó con cuidado y vigilancia a Jesús y ejerció de tal hasta que subió a la Casa del Padre, seguramente antes de que su hijo adoptivo diera comienzo, con su bautismo en el Jordán, a su vida pública y manifestara, con sus hechos, lo que aprendió de su padre José.

A este respecto, san Alfonso María de Ligorio nos dice “¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?” pues al igual que Jesús tuvo que aprender mucho de su padre adoptivo también José hizo lo propio de aquel niño que se le entregó.

Y ahora, para terminar, de las letanías a san José tomo lo siguiente:
Descendiente ilustre de David.

Lumbrera de los Patriarcas.
Esposo de la Madre de Dios.
Custodio purísimo de la Virgen.
Padre defensor del Hijo de Dios.
Solícito defensor de Cristo.
Jefe de la Sagrada Familia.
José justísimo.
José castísimo.
José prudentísimo.
José fortísimo.
José obedientísimo.
José fidelísimo.
Espejo de paciencia.
Amante de la pobreza.
Modelo de obreros y artesanos.
Gloria de la vida doméstica.
Custodio de Vírgenes.
Amparo de las familias.
Consuelo de los menesterosos.
Esperanza de los enfermos.
Patrono de los moribundos.
Protector de la santa Iglesia.
Padre de nuestra Familia.

Son, éstas, características que bien definen a quien, ante la turbación que le produjo el embarazo de María sin saber cómo, se manifestó fiel a la voluntad de Dios y supo ser padre, modelo, consuelo, patrono…

S. José, Padre de Jesús, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán