"El obispo no está actuando para salir en los periódicos"

Demetrio Fernández: "Llamarla Mezquita, sólo Mezquita y siempre Mezquita me parece mal"

"Ahora más que nunca se ve que la Iglesia no es un parásito sino la principal bienhechora de la sociedad"

Redacción, 20 de marzo de 2011 a las 08:46

 

Tal día como hoy, hace un año, Demetrio Fernández tomaba posesión como obispo de Córdoba. En este tiempo transcurrido, el prelado ha sido noticia en numerosas ocasiones, algunas de las cuales en contra de su voluntad, porque considera que salir en los periódicos no forma parte de su trabajo. Pese a esta circunstancia, el fin de la era Cajasur o su artículo sobre la denominación de Mezquita o Catedral son algunos de los asuntos en los que Fernández ha intervenido. Aunque no le gusten los protagonismos mediáticos, el obispo afronta cara a cara las situaciones más comprometidas y siempre tiene un pronunciamento que en absoluto se caracteriza por la corrección política. Lo entrevista J. Cabrera en el Dia de Córdoba.

-¿Qué balance hace de este primer año en Córdoba?

-Muy positivo, claro. He conocido la Diócesis un poco mejor, aunque no del todo porque es muy grande. He visto con mis propios ojos que está muy viva.

-¿A qué conclusiones ha llegado? ¿Qué es lo que más le ha impresionado?

-He constatado en primer lugar la realidad del Seminario, que está muy bien planteado, como pasa con la Pastoral Juvenil y Vocacional. Es una constatación muy gozosa. He visto también un laicado muy importante, con instrumentos de formación y cursos permanentes. Esto hace que la Iglesia de Córdoba esté muy viva. He visto un voluntariado de Cáritas muy abundante, con obras muy importantes de caridad y de asistencia a los necesitados.

-¿Es Cáritas la respuesta de la Iglesia a los efectos de la crisis en la sociedad?

-Cuando todo falla ahí está Cáritas. Eso es muy importante y la gente confía en Cáritas, porque sabe que una limosna dada a Cáritas no va a ser empleada de manera corrupta sino que de verdad va a atender a los pobres. Cáritas se ha ganado a pulso esta credibilidad. En este momento de crisis, y para algunas familias de crisis extrema, Cáritas es su tabla de salvación. Esto no es una cosa improvisada, sino una tarea constante de la Iglesia que en los momentos difíciles, como éste, hace que se vea en quien se puede confiar.

-¿Cáritas tiene un límite?

-Cáritas es la caridad de los fieles y eso no tiene límite, sino que es urgida y estrujada según la necesidad. Como el trabajo es de voluntariado, cuanta más necesidad hay, más gente se apunta a esta tarea.

-¿La Iglesia rentabiliza esta buena imagen de Cáritas?

-La realidad concreta es la que es y ahora más que nunca se ve que la Iglesia no es un parásito sino la principal bienhechora de la sociedad. En barrios como Ciudad Jardín, cualquier persona que tenga necesidad de comer hoy va a Cáritas, acude a la Iglesia católica, sea cristiano, no creyente, musulmán, sea lo que sea. En la parroquia recibirá atención, acogida y prestación de estas necesidades elementales. ¿Que este aspecto de la Iglesia se quiere silenciar? A la Iglesia lo que le interesa es hacer el bien y esto aflora cuando llegan estas situaciones.

-Volviendo a este primer aniversario, ¿qué hechos le han impactado más?

-Lo más bonito para mi ha sido visitar cada una de las parroquias, que es la tarea del obispo y son acontecimientos que no suelen salir en los periódicos. No he tenido un solo día libre desde que llegué y estoy muy contento de no haberlo tenido. Y no es noticia porque es mi trabajo.

-¿Es homogénea la Diócesis de Córdoba?

-No, es diferente. Es homogénea desde el punto de vista eclesial, pero no lo es en su geografía, el carácter de su gente. Eso se ve claramente. La ciudad sirve de puente entre unos y otros.

-¿Ha tenido tiempo para planificar sus proyectos de futuro?

-Todavía no. Es prudente que el obispo al llegar conozca la Diócesis, sus colaboradores, los sacerdotes, los laicos. Ya vendrá el momento de pensar en proyectos. La Iglesia lo que hace es continuar la obra de Jesucristo y el trabajo que se hace es bueno, en muchos campos es muy bueno, y hay que prolongarlo. Llegarán nuevas iniciativas, pero se canalizarán al paso del tiempo. El obispo no tiene un mandato de cuatro años, viene para toda la vida y tiene por delante el tiempo que Dios quiera. No hay prisas en hacer un programa electoral.

-En el ámbito civil eso se llama continuismo.

-Todos los ismos son malos. Es continuidad. La Iglesia lleva 2.000 años sirviendo a la sociedad y lo hace en fidelidad a su Señor en comunión unos con otros y en servicio a los fieles.

-¿Le interrumpió su trabajo el final de Cajasur?

-No, porque era un asunto que cuando llegué estaba resuelto y lo que hubo que hacer era esperar a que se resolviera del todo. Me lo encontré resuelto, gracias a Dios.

-¿Incluso la decisión de última hora de acogerse al FROB?

-Las de última hora las he tomado sobre la marcha y en las circunstancias concretas, pero fundamentalmente estaba todo orientado y no he tenido que intervenir para nada, porque le correspondía a los patronos y al Cabildo.

-Durante siglo y medio ha sido el pulmón económico de la Diócesis. ¿Se va a notar a partir de ahora?

-Creo que Cajasur, ahora BBK, seguirá siendo el pulmón de la ciudad. La sociedad como tal no ha perdido nada. Esto ya lo dije cuando se acusaba a la Iglesia de que había tirado la caja al río. Son dramatismos que no son verdad, porque a día de hoy, cuando ha pasado la tormenta, BBK-Cajasur está más fuerte que nunca y es una de las entidades que mejor impulsará la economía de Córdoba.

-¿Y de la Iglesia?

-La Iglesia, en principio, lo que tiene que hacer es servir. Mientras ha sido necesario lo ha hecho. ¿Que ahora no hace falta que sirva? Pues se pasa página. La Iglesia en este sentido no pierde nada, propiamente hablando, porque su tarea es servir .

-Pero está representada en la nueva fundación.

-La nueva dirección de BBK ha considerado que la Iglesia es una fuerza social. Me parece acertada la consideración, pero no es un trato de privilegio, sino que la Iglesia en Córdoba a día de hoy, ciertamente, tiene una presencia y los dirigentes de BBK-Cajasur han considerado que esa presencia debe ser tenida en cuenta. Parece que tienen buen criterio.

-¿Son buenas las relaciones con su presidente, Mario Fernández?

-Sí, le he saludado una vez. Fui a felicitarle porque me parecía que era lo oportuno y prudente desearle lo mejor en esta nueva etapa al servicio de la sociedad de Córdoba. Sí, son buenas las relaciones.

-Su presencia en los medios de comunicación en este último año, en muchas ocasiones, ha estado protagonizada por declaraciones que han levantado cierta polvareda, como la homilía del día de la Sagrada Familia sobre los gays o el artículo sobre el uso del término Mezquita. ¿Estaba premeditada esta puesta en el ojo del huracán mediático y social? ¿Midió las consecuencias?

-Es difícil medir todo eso. El obispo hace un servicio a otro nivel que de vez en cuando sale en los periódicos. El obispo no está actuando para salir en los periódicos y cuando no sale, mejor. No es su objetivo salir en los periódicos ni vive de eso. Vive de su tarea. En aquel punto de la Mezquita no pedía que se suprimiera. Cuando los periódicos han dicho que yo pedía que se suprimiera es que no han leído el artículo que escribí, al cual me remito.

-¿Entonces?

-Lean el artículo. No digo más. Está escrito y publicado. Allí digo lo que digo, no lo que dicen que he dicho, porque normalmente estas cosas se hacen a partir de un titular. Cuando lean lo que he escrito se darán cuenta de lo que he dicho. Es el periodismo normal; ir a las fuentes. En el tema éste de la Mezquita es importante leer el artículo.

-¿No le molesta que se le llame Mezquita?

-No. En el artículo está dicho. Lo que se extrapoló es que les molestaba que yo la llamara Catedral. Pero si es que es Catedral desde hace ocho siglos. Lo que me extraña es que les asuste que se llame Catedral si lo es desde hace ocho siglos. Llamarla Mezquita, sólo Mezquita y siempre Mezquita me parece mal. Es Catedral, antigua Mezquita, lo mismo que hay mezquitas que son antiguas basílicas cristianas, como las de Chipre, Damasco o Santa Sofía. A ver qué periodista se atreve a decir allí que aquello es una iglesia cristiana. El templo emblemático de Córdoba es una Catedral que fue construida como Mezquita. Sólo faltaba que cerráramos los ojos a eso. En la homilía de la Sagrada Familia no hice más que recordar la doctrina de la Iglesia, la que el Papa propone y la que la Iglesia enseña.

-¿Cómo valora la aportación islámica al edificio?

-Evidentemente es una obra magna. Es una de las maravillas del mundo. Eso lo entiende cualquiera. Es una obra que ha sido salvada gracias a los cristianos, porque el rey Fernando impidió que la destruyeran y porque desde hace ocho siglos el Cabildo la ha conservado hasta hoy. Otros edificios parecidos están en el suelo. Si éste está en pie es gracias al Cabildo y a la Iglesia que lo ha mantenido. La aportación islámica es preciosísima y me siento muy a gusto cuando entro por esos arcos en la Catedral.

-¿Cómo reclamo turístico qué es lo que viene a ver el visitante?

-El edificio, claro. Es uno de los motores del turismo y de la economía en Córdoba. Es uno de los lugares más visitados de España, según dicen los que entienden de eso y me parece que con razón. No conocer la Catedral, antigua Mezquita de Córdoba, es ignorar la cultura española en parte. Es un punto de referencia importante para la Capitalidad de la Cultura de 2016, porque es un templo único.

-¿Cómo son sus relaciones con las autoridades civiles?

-Son muy buenas con aquéllas que han entablado relación conmigo.

-¿Hay alguna que se haya negado?

-No. Estoy diciendo que con quienes han entablado relaciones conmigo son muy buenas, como por ejemplo el alcalde. Vino a mi toma de posesión, nos hemos visto en distintas ocasiones, nos saludamos amablemente siempre que nos vemos. Imagino que habrá otras muchas autoridades, pero todavía nos las conozco. Cuando pasen cinco años ya los conoceré a todos y sabré cómo se llama cada uno.

-¿Qué opina sobre la reapertura de una puerta en el Patio de los Naranjos para que todas las hermandades puedan hacer estación de penitencia en la Catedral?

-Está claro por parte del Cabildo, que es el promotor de que eso sea así, y por parte del obispo, que lo ha dicho ya públicamente. Lo que pasa es que a nosotros nos gusta observar todos los sacramentos, todos los pasos, para que no se haga precipitadamente ni atropellando a nadie ni a nada de lo anterior, sino integrándolo todo. En este sentido, todo son trámites burocráticos que no dependen de la Iglesia y que hay que respetar. Son trámites normales. Hay que pedir permiso, tiene que haber una anuencia por parte de instancias a las que hay que escuchar, nos pedirán informes y se les darán.

-¿Va a mejorar globalmente el edificio con esta intervención?

-Va a mejorar sobre todo el tema de las cofradías y de las hermandades. Es muy importante y están deseando hacer su estación de penitencia en la Catedral. Cualquiera que sea de Córdoba entiende que para entrar y salir una procesión no se puede hacer por una puerta. Así se puede hacer un recorrido interno y hace que todo sea más fluido y más fácil. Creo que será un gran motor del turismo en esos días, que es lo que le interesa a muchos lectores.