"La gente de la tierra es gente sana, gente buena"

Eusebio Ignacio Hernández Sola ya es el nuevo obispo de Tarazona

41 obispos lo acompañaron en su ordenación episcopal

Redacción, 20 de marzo de 2011 a las 08:24

 

La hermosa y amplia iglesia del antiguo monasterio cisterciense de Santa María de Veruela acogió en la mañana del sábado 19 de marzo, festividad litúrgica de San José, la ordenación episcopal de Eusebio Ignacio Hernández Sola, ya nuevo obispo de Tarazona. "Caritas in veritate" es su lema episcopal. De origen navarro, próximo a los 67 años, monseñor Hernández Sola es navarro -natural de Cárcar-, jurista y fraile agustino recoleto y desde 1975 servía en la Curia Romana, en la Congregación para los Institutos de Vida Consagradas y las Sociedades de Vida Apostólica y cuyo actual prefecto, el arzobispo brasileño Joao Braz de Aviz, concelebró en la eucaristía.

Presidió el arzobispo secretario de la Congregación de Obispos, Manuel Monteiro de Castro, anterior nuncio en España. Los otros obispos principales coordinantes fueron el actual nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, y el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, metropolitano de Tarazona. Asistieron otros treinta y ocho obispos, entre ellos todos los que pertenecen a la Orden de Agustinos Recoletos en países como Brasil, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, México, Perú y Panamá. Miguel Miró, nuevo prior general de la Orden, participó igualmente en la celebración.

Estuvieron asimismo presentes otros antiguos obispos de Tarazona como el arzobispo emérito de Toledo, cardenal Francisco Álvarez; el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi; el obispo auxiliar emérito de Toledo, Carmelo Borobia; y el actual prelado de Córdoba, Demetrio Fernández, hasta el 19 de marzo administrador apostólico de Tarazona, diócesis de la que fue obispo de enero de 1005 a marzo de 2010.

Precisamente la ceremonia comenzó con unas palabras de despedida del anterior obispo. Seguidamente intervino el nuncio Fratini, y la homilía, centrada en la figura de San José, fue pronunciada por monseñor Monteiro.

Tras la lectura de la bula papal con el nombramiento, y mientras cantaban la letanía de los santos, comenzó el rito de la ordenación episcopal: imposición de manos, imposición del libro de los evangelios, unción con el santo crisma, entrega de los evangelios, del anillo, de la mitra y del báculo pastoral y entronización en la cátedra o sede como obispo de la diócesis de Tarazona.

Especialmente emotivo fue el instante en que monseñor Eusebio Hernández Sola dio la comunión a su anciana madre, que asistió a la ceremonia junto a su familia. El nuevo obispo, antes de su alocución, dio la bendición al pueblo recorriendo la nave de la iglesia. En sus palabras, el nuevo prelado destacó a la familia como uno de sus objetivos pastorales prioritarios así como a las personas más débiles y necesitadas por las causas que fueren.

Hernández Sola aseguró haberse sentido "bastante sereno. Pensaba que iba a estar bastante más nervioso pero no ha sido así". Explicó: "Recordé la responsabilidad que asumo pero confío en Dios y en los colaboradores, y veo que la gente de la tierra es gente sana, gente buena, así se puede llevar juntos el peso de la responsabilidad". Para él, su principal reto "es la evangelización, que conozcamos a Jesús, porque toda alegría pasa si no tenemos a Jesús dentro, que es el que da alegría, sin los vaivenes de la vida".

Como uno de los objetivos pastorales prioritarios, el nuevo obispo ha destacado la familia, "célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia, centro donde se instauran relaciones interpersonales, ricas de interioridad y de entrega gratuita". "Si queremos construir una sociedad sana, próspera, creadora de bienestar y de paz, la tenemos que fundamentar en la familia, donde se forja el joven, el hombre y la mujer, el futuro de la sociedad", ha añadido.

"Dentro de mis preocupaciones pastorales -ha continuado- reservaré siempre un lugar preferente a las personas más débiles y vulnerables, a los niños, los jóvenes, los pobres, los enfermos, los ancianos, los emigrantes, los que se encuentran solos, los que han perdido el sentido de la vida, los que se sienten marginados por la sociedad, los desempleados, los que sienten la soledad del espíritu, los que sufren especiales dificultades en el cuerpo o en el espíritu".