22.03.11

 

Arturo García quiere dedicarse a la política. Y en vez de meterse en uno de los partidos ya establecidos, ha tenido el valor de fundar uno nuevo. Lo cual estaría muy bien si don Arturo no fuera sacerdote. Pero resulta que lo es y entonces no puede dedicarse a la política. Puesto ante la tesitura de elegir entre el sacerdocio y la política, ha optado por esta última. Señal de que no valora en gran medida su sacerdocio.

En un tiempo en el que la causa habitual para que un sacerdote abandone el sacerdocio tiene más que ver con la incapacidad para guardar el celibato, resulta cuanto menos peculiar que un cura “cuelgue los hábitos” por la política. De todas formas, los que conocen a Arturo García ya se olían que algo así podía ocurrir. Porque además de ser párroco, este hombre ejerce la abogacía en el ámbito civil. O sea, es, o era, un cura “obrero” moderno. En vez de currar en la fábrica, curra en el bufete. Aunque, para ser justos también es cierto que no ha llegado todavía al extremo de presidir el consejo de administración de una caja de ahorros, .

Cuando un sacerdote no entiende que debe dedicarse a tiempo completo al servicio de Dios y de su Iglesia, lo normal es que acabe secularizándose. Y lo que cabe preguntarse en este caso es si Arturo García ha tenido alguna vez claro lo que es el sacerdocio.

Mons. Sanz Montes intentó evitar lo inevitable. A ningún obispo le gusta quedarse sin uno de sus curas. Incluso aunque fuera tan peculiar como este cura-abogado. Pero a decir verdad, es mejor que haya pocos curas pero entregados a su labor, que muchos en plan asalariados a tiempo parcial. En otras palabras, que aunque no debemos alegrarnos por lo ocurrido, tampoco es plan de lamentarlo en demasía.

Ni sé ni me importa cuáles son los ideales del partido de Arturo García. Se presenta para las elecciones autonómicas en el Principado de Asturias y yo allí no voto. Tendría su gracia que su ideología política no fuera conforme a la doctrina social de la Iglesia, pero lo que realmente me extrañaría es que sí lo fuese. Lo cierto es que esta salida de pata de banco no es de ida y vuelta. Es decir, si don Arturo, como es de imaginar, no consigue que el revuelvo mediático que le da fama ahora, sirva para conseguir ser diputado autonómico, su regreso al sacerdocio está descartado. La suspensión a divinis la tendrá encima de la mensa en cuanto formalice su presentación en las listas electorales. Y el proceso de secularización va justo después.

Y, por cierto, tengo la “sensación” de que la Iglesia en Asturias nos va a dar más noticias “interesantes” en los próximos días. Pero todo a su debido tiempo.

Luis Fernando Pérez Bustamante